Ladies and Gentlemen!

Es momento de que la dulzura llegue, es momento de dejar salir la ternura de nuestros personajes. Serán ellos quienes hablen sobre sus propios sentimientos.

It's showtime!

Aclaración: Ranma 1/2 no me pertenece. Es propiedad de Rumiko Takahashi. Yo solamente pido prestado sus personajes para poder escribir mis historias que se podrán leer a continuación.

Aclaración: Con estas historias no estoy cobrando por ninguna ganancia o regalía. Solo escribo para el entretenimiento de todo público pidiendo permisos al autor. Cualquier aclaración, pueden escribir en los comentarios su opinión al respecto.

Aclaración: Recuerden que esta historia es un fanfic, historias ficticias escritas de fans para fans, algunas cosas pueden cambiar y otras más se pueden agregar. No siempre los personajes contienen las mismas personalidades. Por favor, si no les gusta, abstenerse de comentarios ofensivos y/o negativos.

Día 1: Emociones y sentimientos

Cuando sus ojos se encuentran, no pueden evitar el fuerte sonrojo en sus rostros que prefieren desviar la mirada. Cuando sus manos se rozan con curiosidad, su corazón no puede evitar golpear su pecho con tanta fuerza que se miran de reojo creyendo que el contrario pudo ser capaz de escuchar aquello. Al final, era una sonrisa tonta la que aparecía en sus rostros como sus manos se tocaban con ternura. Pequeñas risitas nerviosas soltaban como dejarse llevar a ese suave viento que hacia danzar sus cabellos y acariciaba sus rostros con ternura.

No necesitaban las palabras cuando sus acciones decían más que ellos.

Cuando Ranma Saotome y Akane Tendou se encuentran solos, no pueden evitar tener aquel nerviosismo que escala por sus espaldas y que provoca aquel calor en sus mejillas. No pueden evitar sentirse de ese modo, aunque sabían que era culpa de algo más, de algo que su corazón les dictaba y ellos simplemente deseaban obedecer. Porque ambos sabían que lo que estaban haciendo, no era nada malo. Lo que ambos hacían, era sacar aquella desconocida ternura que guardaban en lo profundo de su ser y mostrarla solo a la persona indicada que se encontraba a su lado.

Era un gran alivio que tanto Ranma como Akane, fueran los únicos en mostrar aquel afecto, aquel cariño escondido. Agradecían que su persona indicada era el otro. Un pequeño secreto que siempre guardarian al menos hasta que llegue el momento de salir a la luz.

Preferían primero hacer caso a lo que su corazón les pedía y pensar en las consecuencias después. Aunque eso realmente no importaba, no tenían que pensar en ello cuando se encontraban disfrutando del ahora.

Aprovechaban aquel tiempo a solas, sin las constantes interrupciones de las personas que suelen llegar a molestarlos y arruinar aquel momento después de la escuela, cuando el sol está apunto de esconderse y el cielo nocturno aparece. En un lugar tan alejado del mundo como secreto para evitar invitados no deseados. Un lugar donde solo ellos existen y sus sentimientos pueden hablar por si solos. Momentos tan mágicos como únicos para ellos en el instante que las pequeñas estrellas empiezan a danzar exclusivamente para aquellos dos seres que se dejaron guiar por una fuerza desconocida que los había llevado a su lugar secreto.

Descubrieron aquel lugar de pura casualidad en una tarde donde se perdieron en su camino de regreso a casa, llegando a ese lugar, pudieron sentir aquella paz y tranquilidad que pedían con desesperación para poder aclarar sus pensamientos como sentimientos. Al final, decidieron quedarse y sentir como todas aquellas preocupaciones se alejaban de ellos y dejaban florecer lo desconocido de sus corazones. Fue a partir de ese momento que juraron regresar a su escondite secreto donde podrían ser ellos mismos sin que nadie los molesten.

La emoción de entrelazar sus dedos, con cierta timidez que provoca que sus corazones quisieran explotar en ese momento, mientras un cómodo silencio los acompañaba, era lo más tierno que podían sentir. Los sentimientos que los hacía sentirse tan abrumados y tímidos por no saber como actuar, solo era cuestión de dejarse llevar y olvidar lo que sucedía a su alrededor.

No importaba nada cuando se encontraban encerrados en su burbuja. Solo eran ellos contra el mundo.

Una gran bocanada de aire podían tomar y soltar el mismo en un largo suspiro del que no podían evitar sonreír.

Mientras Akane recarga su cabeza en el hombro contrario, Ranma no puede evitar pasar su brazo por la espalda de ella y atraerla un poco más a él. El sonido sincronizado de sus corazones, el suave respirar como el tierno calor que se encargaba de colorear sus mejillas, todo era tan perfecto, todo era tan único, todo era para ellos. El manto nocturno que los cobijada y las pequeñas estrellas danzando por ese tierno escenario, olvidaban que se encontraban en tierra pues creían que se encontraban entre las nubes.

Sentirse relajados como amados, era lo único que necesitaban para poder terminar bien el día antes de obligarse regresar a casa donde todos los esperaban para seguir con la misma rutina de todos los días donde se odiaban como perros y gatos que no soportan ni verse en pintura, cuando realmente, era todo lo contrario.

Lo sabían muy bien.

Ese fuerte sentimiento que acompañaba sus acciones, no era otra cosa más que el cariño como el amor que crecía cada vez más entre ellos.

Un amor que mantenían oculto de los demás porque así lo podían disfrutar mejor. Un cariño tan único y especial que solo disfrutaban de ese modo.

Con su Ranma.

Con su Akane.

Deseaban estar así para siempre.

Deseaban que nadie llegara a interrumpir su mágico momento en su escondite secreto.

Pero el constante recordatorio de que debían regresar a casa y guardar las apariencias por el momento, era algo que les molestaba tanto que preferían no hablar de ello cuando se encontraban en ese cachito de tierra que les pertenece. No había porque pensar en ello, no había porque molestarse cuando la realidad después se encargaría de golpearlos en el momento que su burbuja se truene.

No poder decir libremente sus sentimientos, era algo que aplastaba su corazón. No era justo tener que esconder los mismos con tal de proteger a los demás.

Akane no pudo evitar entristecer ante aquel pensamiento pero poco duro su tristeza cuando sintió la suave caricia de Ranma a sus cortos cabellos. Era su forma de consolarla.

Gracias a que habían estado pasando tanto tiempo en ese lugar, habían llegado a un punto donde no necesitaban verse para saber como se encontraba el otro. Aquellos sentimientos que estaban marcados en sus rostros y que aprendieron a leerlas como estar preparados cuando había algo más que los molestaba. Aquellas pequeñas acciones que los hacía sentir débiles, sabían a la perfección como tranquilizar al otro y otorgarle aquella seguridad, aquel cariño que necesitaban. Sabían como abrazar cuando las lágrimas estaban al borde de sus ojos como sabían que decir para hacerle saber que todo estaba bien.

-Algún día -Menciono Ranma.- Algún día todos ellos entenderán que solo importa lo que nosotros queremos -La abrazo con un poco más de fuerza, Akane escuchaba ese suave palpitar.- Y dejaremos de escondernos

-Solo importa lo que sentimos -Susurró Akane. Alzo el rostro y sonrió con ternura.- ¿No crees emocionante que si alguien nos atrapa, estaremos fritos?

-Eso no importa -Sonrió Ranma.- Mientras antes sepan lo que siento por ti, todos podrán dejarnos en paz

-Si es que no empiezan una pelea campal donde toda la ciudad será destruida -Soltó un pequeño suspiro.- Son demasiado idiotas que realmente me lo imagino

-Pero sin duda, nuestros padres estarán felices de ello

Ambos jóvenes no dudaron en soltar pequeñas risitas. Sabían que aquellas palabras se convertiría en realidad y estarían listos para entonces. No eran débiles, eran fuertes y enfrentarlos, era pan comido.

Una vez que sus risas se detuvieron, se miraron con atención en aquella suave brisa que los había empujado para estar más juntos. Subieron sus manos a las mejillas contrarias mientras sus rostros empezaban acercarse como sus ojos empezaban a cerrarse con suavidad. El cálido aliento, la suavidad que los envolvía, todo era parecido a un sueño que tuvo que ser interrumpido en el momento que escucharon ruido a sus espaldas y Akane tuvo que separar a Ranma con un golpe al pecho.

Sonrojada, miro a sus espaldas para encontrarse con un adorable perrito que solo paseaba por ahí antes de irse corriendo ante aquel llamado de su dueño.

Ranma miro de mala gana al pequeño animal que se fue por donde había llegado, por su culpa, estuvo a punto de caer al pequeño lago que se encontraba en su escondite secreto. Soltó un suspiro y alzó la vista al cielo. La luna empezaba aparecer en su escenario principal, ambos volvieron a cruzar miradas en ese momento. Sabían lo que significaba.

Con un poco de tristeza, empezaron a tomar sus cosas, sacudirse un poco de la tierra y el pasto como dar una última mirada antes de alejarse de aquel mágico lugar. Era así como prometían regresar para el día siguiente.

Empezaron a caminar en silencio donde un pequeño puchero molesto aparecía en Akane y del que Ranma no dejaba de verla, la entendía a la perfección, de igual manera estaba molesto por aquella interrupción. Dio unos pasos adelante para detenerla. Miro al chico delante de ella un tanto confundida, Akane se detuvo para observar a Ranma mirar a un lado y luego mirar a otro, no entendía porque se habían detenido hasta que sus ojos se abrieron con sorpresa.

Ranma había besado con suavidad su nariz que sus mejillas se pintaron de rojo inmediatamente.

-Te prometo que algún día dejaremos de escondernos -Hablo con seguridad con aquella gran sonrisa en su rostro mientras le señalaba.- Algún día, Akane Tendou, así que no comas ansias que todo el mundo lo sabrá

Dio media vuelta y se alejo de ella totalmente despreocupado. Pero sin que nadie se diera cuenta del fuerte sonrojo que se encontraba en sus mejillas por lo que había dicho y hecho. ¿En qué estaba pensando? Simplemente se había dejado llevar para tratar de consolarla pero fue cuando la dura realidad lo golpeo y se dio cuenta que estaban en un lugar donde todo el mundo podía verlos.

Akane no podía con el calor que se instalo en sus mejillas. Mordió con un poco de fuerza sus labios antes de sentir aquella vergüenza de la que no sabía como o donde esconderse. Una pequeña ira que empezaba a escalar por todo su cuerpo hasta cubrirla en su totalidad que solo existía el color rojo en su cuerpo.

¿Qué hubiera pasado si alguien los hubiera visto?

Sería el fin para la vida tranquila que se estaban acostumbrando a vivir.

-¡Ranma!

Grito con molestia y empezó a correr para alcanzar al nombrado que de igual manera, empezó a brincar y correr para evitar ser golpeado por la mochila de ella mientras trataba de disculparse pero era imposible con aquella gran sonrisa que era imposible de ocultar mientras seguía incrementando aquella furia con sus típicas burlas.

Un gran escándalo se formo en su camino a la casa donde todos ya esperaban ver aquella pelea típica discusión de la que ya estaban acostumbrados y más cuando escucharon los gritos de una Akane realmente molesta. Aquella típica pelea de la que no podían dejar de reír al saber que sería la chica quien ganaría al final. Pero para ambos jóvenes, sólo era aquella fachada que tenían que hacer para seguir guardando las apariencias.

Estaban seguros.

Algún día, ya no tendrían porque esconderse.

Algún día podrían mostrar sus sentimientos sin que llegue una guerra de por medio.

-¡Por favor Akane! -Gritaba Ranma desesperado.- ¡Con la mesa no!

Solo esperaban que ese día llegará pronto.

Por qué era cansado.

Y muy doloroso.

¡Muchas gracias por leer!

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Atte.: AnZuZu Dragneel

Fecha: Lunes 24 de Julio de 2023