—¿Q-Q-Qué? —susurra sin estar seguro de lo que acaba de oír o más bien sin poder creerlo.

—¿Ya han pasado diez minutos? —pregunta el otro hombre levantando la toalla.

—Lo digo por... vamos... considero que podría ser un buen seguro.

—¿S-Seguro?

—Es perfectamente incorrecto matar a tu esposo... ¿no?

—Oh... ¿van a casarse? ¡No tenía ni idea! —el hombrecito

—Ehh...

—P-Pero... —vacila Mr. Todd

—Oh, ¡claro! ¡Su esposa! —exclama el hombre

Aziraphale se humedece los labios ahora un poco nervioso con todo esto. Mr. Todd aprieta los ojos porque este tipo le está cargando mucho.

—No sé porque piensas que... si acaso algo fuera a importarles en esa línea... iba a ser justo eso.

—Porque es una cosa importante —Aziraphale le mira de reojo.

—Lo es, pero creo que eso solo haría peor el escándalo.

—No me lo parece, no tienen por qué saberlo. Y una vez hecho no se puede deshacer.

—¿Si no lo saben de qué sirve como seguro?

—Porque es... una institución. Crea una unidad y es indisoluble... vamos a ignorar la parte de la fecundidad. Y es ante los ojos de Dios.

—Es un SACRAMENTO, Aziraphale. Y es entre un hombre y una mujer.

—Eso dicen las reglas, pero el plan de Dios... —bufa un poco con eso, apretando los ojos.

—Es lo que te van a decir, si intentas refugiarte en ellas. Además... Vamos a ver, no estoy muy familiarizado con el rito, pero me parece que se hace en uno de esos... edificios vuestros en los que me duele estar... rodeados de las... cosas... esas —pone los dedos en cruz para explicarse—. De muñequitos de acción vestidos de judíos y de comics de quince metros hechos al óleo. Y aunque no sea así. Insisto que primero hay que pasar por el resto de sacramentos. La bañera de la desintegración, el pan de la acidez eterna...

—Tú fuiste una vez un ángel, Crowley.

—Y luego perdí los privilegios.

Aziraphale aprieta los labios porque esto sigue sin parecerle una mala idea y no esperaba... del todo que Crowley reaccionara a ella de esta forma.

—Está bien.

El otro hombre los mira de reojo, la verdad. Mr. Todd aprieta los ojos porque si antes ya quería pasar la noche con él...

—No, no está bien.

—Era solo una idea, Crowley.

—Y-Ya lo sé, pero aun así...

—Quizás tu idea era mejor. Dejar enfriar las cosas, luego intentar matarnos.

La mirada

I am too soft —murmura apretando los ojos—. Y... estás complicando a vida de Mr. Todd.

—No soy yo quien está ahí proponiendo... Cosas. Y de todos modos de eso trata una posesión diabólica.

—Vale, vale... —cierra los ojos otra vez. El hombre sigue mirándoles sin atreverse a decir nada, la verdad—. ¿Entonces?

—No lo sé...

—Quizás deberíamos pensar opciones para matar el uno al otro... —Ajem, o podrías decirme que vaya a tu casa o algo así. Aprieta los ojos con esa idea.

—Creo que... voy a ir a ver al... tipo ese, comosellame, el de las brujas.

—Vas... ¿vas a ir a verle? Vale.

—Es mi... contacto. Podría tener algún dato o información útil sobre como matar a un ángel al que no le afecta el fuego... aunque es posible que si encuentro ahí ese ángel igualmente tenga yo que... atacarle, aunque no sea con fuego del infierno si no uno prácticamente igual a ojos expertos pero... no letal. Uno como el de su espada llameante... o tal vez debería probar atacarle con agua bendita, a lo mejor ya no es inmune a ella.

—Lo del agua bendita no es mala idea, ciertamente. Ya había yo pensado lo de quemarte con fuego... podría ir yo ahí... ¿qué día? Los miércoles no puedo porque juego canasta.

—¿En serio? "Los miércoles no puedes porque juegas canasta" —repite burlón.

—Pues lo siento... no voy a dejar la canasta por eso. ¿No querías tú que jugara cartas?

—De... todos modos yo tengo algo también el miércoles.

—¿Qué?

—Algo. No importa. ¿Jueves entonces?

—¿Qué cosa? ¿Vamos a vernos antes?

—Cine. No lo sé.

Ojos en blanco.

—Vamos, no es que yo te quiera ver —agrega el ángel un poco tarde.

—Pues tienes canasta...

—Vaaaale, la cancelo —ojos en blanco otra vez

—No, no... yo estaré en el cine.

—¿En cuál cine? —pregunta con eeeeese tono de irritación.

Se ríe porque el tonito y está tentando a decirle uno que no es. Pero no es tan idiota.

—Vamos, no que me importe... de hecho seguro que NO querría nunca ir a ver las películas que tú has de elegir —lo veo encantado con John Wick—, seguro son esas horrendas de acción con miles de muertos y un montón de ruido nada más.

Parpadea porque este es el demonio que insiste que TIENES QUE VER "Sounds of music" y que canta "La la land" y que le gustan "Las chicas de oro"...

—Eh... sí, claro. De hecho, el cine de terror... —busca su teléfono para mirar la cartelera y recuerda que este no es su cuerpo, haciendo drama.

—¿De TERROR? ¿De verdad? —el horror

—Seh, de profecías y del fin del mundo.

—Bueno, pues vas a ir solo. Ojalá sea en los cines estos que están por aquí.

—Bien. Iba a decirte de ir a comer, pero ya tienes una relación lo bastante rara con tu barbero barra prometido.

Aziraphale se ríe un poco conforme habla, aunque cuando dice barra prometido, se sonroja yn poco y baja la mirada, dejando de reírse.

—El barbero tendrá que buscar un lugar nuevo.

—Andaaa no te pongas intenso —protesta cuando nota que deja de reírse.

—¡No estoy intenso! Estoy... diciéndole al barbero que... —es que le mira y lo que pasa es que quiere pasar TODO el tiempo con él, lo último que quiere es ir a casa—. Tengo hambre.

—Ya lo sé, pero no nos vamos a arriesgar a esto, además a mí se me acaba la fuerza...

—Está bien, está bien. Ve. Y nos veremos desafortunadamente... el día que nos matemos uno al otro —Se humedece los labios.

—Exacto. Happy last day of your life.

—Igualmente... —Sonríe de lado y se ríe un poquito quitándose del todo la toalla de encima.

Mr. Todd cae desmayado en el suelo cuando el huésped abandona su cuerpo. Aziraphale se levanta rápidamente

—Cielos... cielos. Ayúdeme! —tan escandalizado, esperando que el hombre bigotón... Que está aún ALUCINANDO.

Ahí va a despertar a Mr. Todd con un milagrito, con la mano en el pecho. Mr. Todd toma aire como si llevara cuarenta minutos sin hacerlo, porque de hecho, Crowley no lo hacía.

Aziraphale le ayuda un poco, y le sienta.

Y Crowley vuelve a su cuerpo en su cama. Permitidle cinco minutos de shock porque Aziraphale. AZIRAPHALE. Mr. "Vas-muy-rápido-para-mí,-Crowley." Mr. "A-los-de-mi-lado-no-les-gustará-que-me-quede-en-tu-casa", Mr. "Confraternizando-con-el-enemigo.", Mr. "Somos-amigos-pero-no-amigos" ... le acaba de pedir que se case con él. Aunque solo sea por un bloody seguro.

Recupera su anillo. Se lo vuelve a poner con una sonrisa tonta. ¡Hoy ración doble de fertilizante para todas! ¡Invita la casa! Sinceramente a las plantas casi que aún les da más miedo esta actitud.

Aziraphale... no puede creerse aún habérselo pedido. El caso es que el miércoles... Va a ir, no al cine sino... al... ese lugar que vende relojes. La joyería esa que está junto al cine a eso de las cinco, ¿será buena hora? ¿Las seis?

Sinceramente, creo que Crowley lleva en el cine desde las diez de la mañana, tal vez más tarde porque como le gusta dormir, no cree en las mañanas.

Como no sabe ni siquiera dónde es que va a verle...

Tú entra al cine, él te encontró en la bloody bastilla, te encontrará aquí.

Pero, ehm... decide que quizás sea buena idea entrar a los... baños del cine a lavarse las manos porque los otros están muy sucios y...

Los baños, en serio.

Pues qué va a hacer si no, ¿comprar palomitas?

Entrar a una BLOODY SALA DE CINE donde ESTE OSCURO y PASEN UNA BLOODY PELÍCULA hasta puede ser una peli MALA y así no habrá CASI NADIE

Después de unos segundos deambulando por ahí... porque no entra al baño, ese era el pretexto inicial. ¡Son tan histéricos y van tan rápido para él!

UGH.

Decide que vale... Vale. Si va a venir, ¿verdad? ES decir... ¿Qué tal que no viene por cualquier causa? ¿Qué tal que va a otro cine?

¿Qué es lo peor que te podría pasar? ¿Qué vieras una estúpida película por una vez en tu vida? No te va a sorber tu cerebro de intelectual.

Se plantea la posibilidad... de irse, pero tiene TANTAS ganas de verle, que hace un día consideró que quizás el reloj estaba yendo en reversa.

Tiene la buena idea de ir a la taquilla y... contarle a la chica de ahí todo un rollo sobre el teniendo estrés post traumático y queriendo una sala donde haya poca gente. Aún no está viendo ninguna, querido.

¡Por todos los infiernos, ángel! No le cuentes tu vida a todo el mundo que a nadie le importa.

Al fin, la chica le cuenta de una peli romántica... Que acaba de empezar, pero ya van a quitar porque en efecto, no tiene mucha gente.

Ya la ha visto.

Crowley? CIE. LOS.

Sí, seguro las ha visto todas, viene aquí a menudo.

Bueno, Aziraphale no. La verdad vacila sin saber si comprar dos boletos o uno pero vale, acaba comprando solo uno y yéndose a la sala solito.

Crowley tiene pase VIP y eso que este cine ni tiene categoría VIP.

Vale, pues... busca un lugar en la sala que ya está apagada, pero apenas está pasando los avances y anuncios.

Todos los demás los imaginamos besuqueándose en el cine como dos adolescentes, salvo él, que lo que quiere es sentirle cerca. Escuchar que le llame angel. Que esté ahí, junto a él, susurrándole cosas al oído. Quizás abrazándole como el otro día en el Bentley, abriendo demasiado las piernas en su butaca, desparramado en ella.

Sonríe un poquito solo de pensarlo, eligiendo un lugar medio en el centro de la sala de cine que, en efecto, está vacía. O sea vamos, que no tiene más gente.

Pues nada, disfruta de la peli.

¿De verdad no va a venir? ¿o estaba ahí dentro?

¿Quién es el histérico ahora?

Vamos, que si está obviamente va hacia él. Dejen de molestarle que está histérico. ÉL. A su... modo ¿Está o no está?

No, no está ahí.

Entonces sí que se sienta ahí en medio, derechito, manos juntas.

Pero ya vendrá, su sentido viperino no es tan inmediato. Es más como "siento un idiota cerca... ¡espera! ¡Es mi idiota!"

Aziraphale cierra los ojos y respira profundamente intentando calmarse un poco y sentir si hay alguien por ahí que... arruine el ambiente, pero la verdad es que, el ambiente de la sala es apacible y bastante feliz. Debió comprar un helado.

Palomitas.

Y Palomitas para Crowley.

Habrían hecho un efecto dramático cojonudo porque para eso las quiere Crowley, no para comerlas.

¿Las palomitas? ¿Las quiere para hacer efectos dramáticos... En los silencios?

No. Pero imagina... la GRAN serpiente acercándose arrastrándose por el suelo de la sala, vuelve a la forma humana sentado a su lado con un brazo en el respaldo de Aziraphale y un tobillo sobre la rodilla contraria, sonriendo detrás de las gafas de sol. ¿Y que hace Aziraphale con las palomitas?

Las lanza por los aires.

Exacto, en una ola preciosa y un efecto dramático cojonudo.

Bueno, pues... si haces eso lo que vas a llevarte es solo un buen grito agudo.

¡Anda ya!

Sin ducha de palomitas ¿¡Es eso lo que ocurre o no?!

Pues sin ducha de palomitas, desgraciadamente.

—Ahh! —este ni siquiera se molesta en que la descripción del grito sea "un grito altamente masculino".

—Shhh, angel. Esto es como una biblioteca, se ha de estar en silencio.

—Crowley! —susurra... en un grito. Grita susurrantemente. Bueno… Entienden. Girándose a él.

—Shhh —le mira de reojo sonriendo.

Sonríe. Genuinamente sonríe y se le recarga un milímetro encima o quizás dos. O tres.

No existe en la faz de la tierra o en el resto del universo posición que invite más a que se le eche encima.

Lo termina por hacer, no hay más. Dos manos sobre el pecho además, porque... está mirándole.

Crowley pasa los brazos sobre su espalda y le aprieta contra sí. Se le recarga del todo encima poniendo la cara en su pecho.

—Buenas tardes.

—Por todos los demonios... —le aprieta otra vez, cerrando los ojos y la verdad, queriendo besarle otra vez porque... bueno, no ha dejado de querer pero además es que las noticias recientes...

Han pasado demasiadas cosas. Sí. Aziraphale le hace un suave cariñito en el pecho. Casi nunca se tocaban... y por alguna razón, estar aquí, sobre él, parecía el único lugar posible.

—¿Cómo me encontraste? —susurra.

—Estaba por la zona... fue casualidad.

Se ríe un poco dejándose caer casi completamente sobre él. Un poco más y va a estar casi sentado sobre ti.

De hecho, Crowley se mueve para quedar más cómodo porque se está clavando los reposabrazos. Haciéndolos desaparecer de un chasquido de dedos.

No ayudas a que esté más lejos de ti.

No pretende.

Y es que todo su gesto y su mirada indican claramente... que le ha echado un montón de menos.

—Crowley... —Es lo más que alcanza a decirle, cerrando los ojos. ¿No eras tú el intelectual elocuente, Aziraphale?

Va a hacerlo. En serio. Llegado este punto ya da igual si no dice la frase adecuada justo antes.

Ay... No nos digas que nos ponemos nerviosos

—¿Estás bien? —susurra... ¿es esa la frase adecuada?

No hay una frase adecuada, se acerca y cuando está ya como a milímetros un demonio aleatorio aparece en pantalla.

Aziraphale... es que perdón, no se entera. Ni de que le va a dar el beso ni del demonio.

—Crowleeeey —resuena por todos los altavoces del cine con sonido Dolby Soround Atmos Envolvente HDMI JFK 4K 5G 4WD ABS Dirección Asistida Pirolisis BBC Intel Core Expecto Patronum Lagarto Spock.

Va a darles un infartó si eso es posible. Aziraphale piensa que es el diablo en vivo y el directo.

Como accionado por un botón, Crowley rueda hasta que ambos caen al suelo y se pone de pie de un salto sonriendo de forma casual, como si no acabara de tirar al suelo a noventa kilos de ángel para esconderlo detrás de las butacas del cine.

—¿Qué hay, chicos? —saluda con un gesto de cabeza, a06compañado de la cadera para corregir su postura intentando esconder su nerviosismo.

Aziraphale se hace bolita debajo de la butaca, sin entender de buenas a primeras lo que ocurre. ¿Están aquí? ¿Es la pantalla? ¿Alguien barre alguna vez debajo de los asientos del cine? Una palomita con buen aspecto te saluda desde ahí.

—¿Qué estás haciendo, Crowley? —pregunta el demonio en el papel de la chica independiente, feminista, divertida, inteligente, creativa, sensible y atractiva-pero-no-en-exceso que no necesita ningún hombre protagonista de la película.

—Perdiendo el tiempo, por lo visto —agrega Hastur en el papel de chico guapo que desde luego le queda como anillo al dedo. Casi no se nota el cambio.

—Ehm... —traga saliva—. ¿Documentarme? —propone.

—¿Aquí?

—Ehm... bueno, es que no es tan sencillo, tengo que encontrar maneras más... creativas de hacerlo, ya que el fuego infernal no funciona. Y no hay mucho escrito sobre cómo matar a un ángel, parece ser algo que... Nadie en su sano juicio haría.

—Se te dio una lista con posibles ideas...

—Sí... ya. Ese documento. Una lectura apasionante, en serio, me atrapo desde la primera palabra. Mis felicitaciones al escritor.

—¿Has intentado alguna ya?

—Bueno... estoy... preparando algunas cosas. Pero la mayoría de los planes son —aspira aire con los dientes cerrados—. Ya... sabéis...

—¿Qué? —pregunta Hastur que seguramente ha propuesto más de alguno.

—Ahm... ¿algo con... fuego? —intenta porque en realidad no tiene ni idea de qué propuestas hay, ni siquiera ha pasado de la primera frase y las diversas y creativas formas de escribir Aziraphale. De hecho, está seguro que alguna de ellas era el nombre de un medicamento para la gastritis.

Pero el caso es que los conoce, los conoce muy bien. Y sabe lo densos que pueden llegar a ser y con su filosofía suele ser "si no cabe, no lo fuerces. Trae un martillo más grande"

—De todas las opciones, ¡con fuego!

—Quiero decir... con agua bendita. A lo mejor ahora es uno de los nuestros y sí le afecta eso ya que lo otro no —cambia de idea.

—No te será difícil de conseguir ahora —responde el otro demonio.

—Eh... no, no. Claro. Pero... ¿quién tiene tiempo de ir a la iglesia, de todos modos? —sonríe un poco con su propio chiste.

—Así que no has intentado nada aún... a Belcebú no va a gustarle esto.

—El día que a Belcebú le guste algo haremos una bloody fiesta—murmura—. Mira, yo siempre he sido un poco sui generis y siempre tenemos esta misma discusión con los tempos de las cosas, pero al final los altos cargos quedan satisfechos con mi trabajo, así que...

—Más vale que lo hagas pronto, Crowley —le corta Hastur.

—El infierno espera, Crowley... —añade el otro demonio.

—Pues no es como que tenga nadie alternativa —murmura frunciendo el ceño.

Aziraphale le pone una mano en la pantorrilla con suavidad y se mete un susto porque se había olvidado que estaba ahí abajo.

¡Cómo se va a olvidar que está tirado en el suelo!

¡Pues está teniendo problemas ahí delante!

Igual los otros dos se desvanecen.

—No voy a poder ver una película entera en mi vida —protesta dejándose caer sobre las butacas de un modo excesivamente melodramático.

—No estaba viendo la película... ¿ya se han ido?

Sonríe mirando en la pantalla como la protagonista se pelea con el chico súper atractivo y sexy pero insensible solo interesado en el sexo, el cliché deportivo muy masculino de turno y la belleza física aunque con un lado dulce y romántico que solo la anteriormente citada protagonista podrá hacer aflorar tras una serie de eventos desafortunados y semi absurdos con un toque cómico-dramático.

—No.

—¿Cómo es que me estás respondiendo a mí?

Crowley se ríe y se encoge de hombros, tendiéndole la mano para ayudarle a levantarse. Ahí viene el proceso de levantarse con cierta dificultad y sacudiéndose la ropa.

—Ugh!

—Por lo menos no te han visto...

Aziraphale se sienta, derecho esta vez y en su sitio. La verdad... es que aún le tiemblan las piernas.

—¿Estás bien? —le mira cuando lo nota.

—No lo sé... —sonríe un poco nerviosamente—. Creo que igualmente no vamos a poder repetir esto nunca —se ha asustado tú angelito.

—¿El qué? ¿Esconderte bajo un asiento?

—Vernos aquí —responde con esa sensación repentina de estar haciendo todo mal.

Ojos en blanco con la sensación de que han retrocedido como diez siglos con esta estupidez.

Aziraphale se sonroja un poco tratando de evitar mirarle y aun pensando que está ahí junto a él y hace cinco minutos estaba casi acostado encima suyo. Exactamente como quería y exactamente como no debía.

—Habrá otros sitios. Londres es muy grande y de todos modos el mundo no se limita a esta ciudad —responde el demonio.

—Van a encontrarnos... siempre.

—Ya te lo dije, no se trata de que no nos encuentren, si no que dejen de buscarnos.

—Tienes que intentarlo pronto. Y muy en serio.

—Sí... sí, ya lo sé.

—Me cuesta esta parte del plan inefable de Dios... —susurra bastante desconsolado.

Crowley le mira de reojo. Aziraphale mira a la pantalla y... descubre que no tiene IDEA de quién es quien

That's me in the corner. That's me in the spotlight. Loooosing my religion —susurra sonriendo de ladito. ("Ese soy yo en la esquina, ese soy yo bajo el foco, perdiendo mi religión")

I am certainly not losing my religion! —el tonito de indignación de sieeempre. Aunque la verdad, le hubiera gustado ser un poco más sincero al decirlo

Oh, yes, you are. Pero... es curioso. Recuerdo otro momento... en el que los muertos tenían que ser otros... que te resultaba como más fácil defender la inefabilidad.

—Ugh... —le mira de reojo.

—Es una actitud muy... angelical.

—No, en realidad tienes razón —es que ahora le haces sentir culpable.

—¡Anda ya! ¡Solo te estoy molestando!

—Un buen ángel debería confiar en el plan de Dios y... —es que aprieta los ojos—. Es que el plan de Dios no puede ser que te mate a ti.

—Si algo he aprendido del Armagedón, es que el plan inefable no es necesariamente el plan obvio.

Aziraphale sonríe un poquito de lado porque... en eso tiene razón. Crowley carraspea un poco porque él nunca defiende el estúpido plan.

—Quizás el plan sea demostrar cómo es que... ambos somos necesarios. Y ambos debemos prevalecer.

—O tal vez no haya un plan y las cosas solo pasen porque... bueno, la gente toma decisiones.

—No, no... No. Hay un plan. Pero no podemos entenderlo.

El demonio bufa un poco y se cruza de brazos. El ángel sonríe de lado un poquito más.

—La parte buena... es que todo es parte del plan. Incluso esto.

—Entonces no puede hacer realmente nada malo. Todo lo que hagas será parte del plan, sea lo que sea —le mira de reojo.

—Por lo visto eso incluye... simpatizar un poquito con el enemigo.

—¡Simpatizar!

—Un poquito.

—Un... poquito. Ahora resulta.

—Pues no sé qué estás pensando tú... Pero, bueno, es innegable que las circunstancias nos han llevado a tener cierta... simpatía.

—¡Es que no puedo creer que me estés diciendo esto así!

—¿Esto cómo? —le mira nerviosito, de reojo porque sabe a qué se refiere.

—No, no, está bien... colega de profesión. Hace dos días quería casarse conmigo pero ahora esto es cierto grado de simpatía, por lo visto ni siquiera uno muy elevado.

Aziraphale abre la boca y gira la cara hacia él, sonrojándose con lo de quererse casar.

—Pues... Igualmente no... Igualmente no has querido así que...—tan infinitamente ofendido, hasta levanta la nariz.

—Pues admito que como intento de asesinato está bastante logrado, pero no lo voy a poner tan fácil.

Aziraohale le mira otra vez de reojo, esta vez un poco más ofendido de verdad.

—No puedo creer YO que estés diciendo eso.

—¿Y qué te crees que pasaría si no mi muerte? —sonríe.

—Pues... La verdad, era un plan perfecto. Mataba yo dos pájaros de un tiro... la salvaguarda, y... el asesinato a la vez —asegura ahora para picarle, aunque hace morritos igualmente con la respuesta, que coinciden con cierta música medio trágica de la película, obteniendo un bonito efecto melodramático que le queda perfectamente bien al carácter del Ángel.

—Si vas a presentarlo al cielo como intento, por lo menos sé decente conmigo e invéntate que había champagne y que estábamos en un lugar un poco más bonito.

Champagne... mira que te he refinado los gustos

—No por mi... es tú estilo.

—Anda, ahora no le dirás que no te gusta. Está bien, lo tomaré en cuenta: planes para matar y/ casarme con Crowley deben incluir champagne.

—Añade también el Ritz en esa lista al menos, no la barbería ridícula a la que vas.

—¡Tendría muchísima más gracia matarte en una barbería! ¡Y no es ridícula! Tú porque solo chasqueas los dedos...

—¿Y eso por qué?

—¿No recuerdas Sweeney Todd?

—Ehm... ¿es un amigo tuyo?

—Oh, sí. El barbero diabólico de la calle Fleet. A mí que me gusta simpatizar con el enemigo... —se ríe

Crowley parpadea un poco porque no recuerda que haya ningún otro demonio así... aposentado en Londres con una barbería en Fleet. Tal vez debería pasarse por ahí más tarde. A saludar.

—Él me agrada más que tú, de hecho...

—La barbería no estaba en Fleet. O sea, eso es donde los juzgados.

—Quizás es con quien juego canasta los miércoles.

—¿Y por qué no vas a su barbería?

—¿Puedes concentrarte en lo importante? —medio protesta porque no está teniendo el efecto deseado—. Es un musical.

—¿Lo importante es un musical?

—Es un barbero demoníaco que es mi amigo.

—¿Y si sois tan amigos porque vas a una barbería en Wardour? eso es lo que pregunto.

—Ugh.

—De todos modos, si sabes que los míos han mandado a alguien más...

—Es un musical. Sweeney Todd, el barbero demoniaco de la calle Fleet.

Crowley parpadea un par de veces.

—Espera ¡Hablas de... ficción!

—Aunque por lo visto puedo confraternizar con otros demonios sin que tengas problemas —sonríe de lado—. Sí, en esta ocasión hablo de ficción.

—Puedes intentarlo. A lo mejor encuentras alguno que no sea desesperante —se encoge de hombros—. Y de todos modos para lo que confraternizar implica...

Aziraphale le mira de reojo con el comentario pasivo agresivo.

—Justamente es lo que digo yo. Para lo que implica...

Crowley le mira de reojo porque... pues sí, justo de eso se está quejando. Aziraphale carraspea.

—¡P-Pues...! No es mi culpa que...

—Aunque... —empieza Crowley a la vez y le mira—. ¿Eh?

—¿Aunque qué?

—¿No es tu culpa qué?

—L-Las circunstancias... ¿aunque qué?

—¡¿Qué circunstancias?!

—De la... manera de... simpatizar.

—¿No son tu culpa?

—¿Insinúas que si?

—Pues... en parte.

Aziraphale le mira de reojo y le sonríe un poquito porque... perfectamente sabe que en una gran proporción, si no son aún más cercanos, es su culpa. Vamos, que decididamente no hay necesidad de admitirlo. Se aclara la garganta.

Crowley le mira porque... ¿De quién coño va a ser culpa si no? Y de repente... revelación infernal. Se queda parado con la boca abierta como un pez. Aziraphale parpadea.

—¡Espera!

—¿Qué?

—¡Yo he visto esa película! Es la de... es... es la de... —hace gestos con las manos en el cuello como si se lo cortaran. Aziraphale se ríe.

—Vaya, ¡hay película! Hubiera yo empezado por ahí.

—Pero es un poco... es... ¿Esas cosas te gustan?

—Bueno, tiene cierto humor negro... es solo una historia —claro que le gustan

—Vaya con la mosquita muerta... —la sonrisa, tan impresionado.

—Es una historia rara, sí, pero refleja a la naturaleza de la humanidad —Aziraphale introduce el pretextado intelectual.

—Ya... claro — se baja un poco las gafas para verle bien. Aziraphale hace una sonrisita nerviosa—. Try the priest... —susurra cantando burlonamente. ("Prueba el sacerdote")

—¡Es solo una historia! —mueve las manos intentando defenderse, aspavientos, por lo visto. Crowley se ríe.

The hiiiills are aliiiive... —canturrea él también, de vuelta, la canción de "Sounds of music".("Las colinas cobran vida…") Crowley levanta las cejas.

—¿La has visto?

—No me has llevado a verla —se encoge de hombros—. Pero...

—No te he llevado porque no te gustan las películas... y porque dejaron de ponerla en el cine hace como un millón de años.

—Hay un musical.

—¿Por qué? —es una pregunta de perplejidad REAL

—¿Porque todo siempre es mejor en el teatro?

—No, no es verdad —suspira.

—Igualmente tampoco la he visto, pero hubo uno de esos anuncios visuales en la estación del autobús —explica sonriendo de lado con la absoluta desolación de Crowley, que le mira de reojo sin acabarle de creer—. Pero, ¿sabes una cosa? Ahora que estamos aquí...

—No sería el momento perfecto para que... —le busca la mano.

—¿Aja? —se gira a él. Aziraphale junta su dedo medio con el pulgar.

—Anda... solo toma un chasquido y te prometo que la veré... —ejem, especialmente si me abrazas y eso...

—Mmmm...

—¿Cuántas veces estamos ya sentados dentro del cine incluso?

—Casi nunca, porque estoy recordando porque nunca te llevo al cine

—Y eso es... ¿por? —aún se atreve a preguntar. Aziraphale, no has visto ni siquiera dos segundos seguidos de película. Y ya no hablemos de cuánto tiempo has estado en silencio—. ¡No me riñas por hablar! —agrega anticipándose—. Perfectamente bien puedes ver y comentar a la vez

—Claro, claro... —se ríe.

—Anda, quiero ver este asunto de montañas vivas...

—Vale, vale... Puppy eyes.

—¡Ningún Puppy eyes! —sonríe y se le recarga otra vez un poquito encima—. Podrías, quizás, aparecerme unas palomitas también. Y un té—. Y no te ha pedido sushi porque no confía en tu sushi.

—Estará servido el señor... —protesta igualmente apareciéndole todas esas cosas.

Thank you, dear —tan cínicamente, se acomoda un poco mejor en la butaca—. Y estas butacas podrían ser un poquito más cómodas...

—Segundo motivo para no llevarte al cine —las convierte en un solo sofá

Aziraphale sonríe y Crowley piensa que deberían estar haciendo esto en su casa. Solo toma un chasquido...

—Ahora me dirás que no te gusta estar cómodo. De hecho no te creo que te sientes en estos asientos así como están sin ningún tipo de extra comodidad...

—Ah, ¿no?

—Tú, ¡el hombre que lo resuelve todo con un chasquido!

—El asunto aquí son las quejas insistentes.

Aziraphale aprieta los labios un poco regañado y Crowley se ríe.

—Tú también te quejas en los actos de magia —susurra—. Y no solo son quejas. Ella es bonita... y... hay monjas.

—Shhh.

—Mira que monas las monjitas...

Oooojos en blanco

—Una novicia, Crowley... really? —le mira de reojo, sonriendo más

—¡Tú mira la película! —protesta un poco.

—Adorable... —susurra sonriendo de oreja a oreja

—Eres muuuy pesado.

—Shhh... No me interrumpas y mejor canta —se le recarga un poquito más.

—¿¡Que yo te interrumpo?! —tan indignado. Se mueve un poco también y cada vez está Aziraphale más tumbado sobre él y menos verticales los dos de manera terriblemente natural y sin notarlo... intenta convencer al público Aziraphale.

—Pues los gritos que me pegas. Eso no es cantar... canta.

—¡No pienso cantar!

Quieres ojos de cachorro, ahí los tienes. Crowley aprieta los ojos.

—Hmm... bueno —tan falsamente resignado.

—Un gran poder conlleva una gran responsabilidad. ¡No lo utilices para el mal, angel!

—Pedirte que cantes no tiene nada de maldad, my dear demon. Menos aun cuando son estas canciones tan dulces —le mira de reojo, sonriendo un poco con esa carita angelical que tiene.

—¡No! Para, ¡no voy a cantar! ¡No me estás dejando ver la película!

—Ohh... Así que ella es una novicia demasiado distinta a lo esperado...

Crowley pone los ojos en blanco y se sonroja un poco.

—Y la mandan a... ¡Oh, Crowley!

—¿Qué? —te va a arrancar la cabeza.

—Nada, nada... —la sonrisa enorme, se le echa aún más encima si es posible.

El demonio se humedece los labios y se vuelve a la película.

Goodness...

Crowley le mira de reojo.

—Todos esos niños... no me extraña que el padre usara un silbato.

Oooojos en blanco. No responde. Aziraphale aprieta los labios otra vez, un poco frustradito, solo porque no le ha respondido. Una microfrustración.

Crowley sigue intentando ver la película.

Aziraphale también la está viendo... pero es que es laaaaarga. Vamos, como si leer fuera más rápido. Sigue molestándole entonces con pequeños y agradables comentarios sobre la película.

O sea es que cuando baile con el Capitán va a estar EN CAN TA DO porque ese baile es como la cosa que baila él. La verdad, es que... cuando empieza a notar que ella tiene esos sentimientos por el capitán. ESOS sentimientos por el capitán, es que mira de reojito a Crowley sintiéndose perfectamente identificado.

—Ehm... el servicio vocacional... Es verdad que requiere vocación. A veces cambia... —susurra bastante más enfrascado en la película de lo que parecería. Crowley aprieta los ojos—. Ohh... oh! ¡Es que mírales!

Ok. Suficiente.

—Y... ve... ¡ese baile! ¡La tensión que ellos dos tienen!

Crowley lo toma del cuello de la camisa y da un golpe en el sofá saltando. Dándole completamente la vuelta echado ahora sobre él... muy cerca.

Las cejas de Aziraphale casi podrían saludar a Gabriel sentado en su escritorio y el CORAZÓN podría marcarle el ritmo a Julie Andrews. Aunque si cantara a esa velocidad... sonría ridícula.

—¿Por qué... sigues... hablando...? —sisea sobre él.

—P-P...

Esto tendría más efecto si no llevara las gafas ¿¡Qué haces con las gafas ADENTRO del cine, Crowley!?

¡Están en público! Y le quedan de miedo.

Sí a todo eso. Igualmente está Aziraphale planchado, mirándole las gafas porque aunque habitualmente a la luz del sol se le ven los ojos a través de ellas, especialmente a esta distancia... pues... aquí a oscuras. No.

—P-Pues... e-es de... l-la... película —susurra

—Las películas se ven en silencio... —vuelve a sisear.

Asiente, con los labios apretados y no lo ve, pero Crowley le mira los labios una vez ya se le ha pasado la irritación. Aunque sí se humedece los suyos.

Estas tan cerca. Es que baja un poquito la mirada hacia ellos y la verdad, por puro instinto, deja de apretar la boca.