Igualmente termina por... conseguir apagarlas todas. Menos mal que estos aparatos son tan amigables. Crowley tan conforme y feliz y orgulloso. Mira cómo es que conseguí todo.

¿Todo qué exactamente?

Pues algunas alarmas que ve por ahí

Claro, claro.

O quizás cancele otras cosas. Las citas en la agenda. Cuidado Crowley... vas a lamentar este día los próximos años.

Mmm... Viendo lo que está haciendo él. Nah. No creo. Ni aun con esas. O sea... ya van cuatro.

¿Cuatro? ¿¡Cuatro veces?! ¿¡En serio?!

Sí. Y esta quinta está siendo sorprendentemente más difícil. Es como si no... Como si ya no.

¡Pues ya no! (¡El infinito escándalo! Vamos...)

Es interesante. No sabía que eso pasaba así. Está siendo esto muy... educativo.

¡Ojalá hubiera sido educativo con tú propio cuerpo! ¡O al menos con el ahí!

¿Cómo iba a aprender cuanto responde el cuerpo de Aziraphale con su propio cuerpo?

Ah... ah. Cielos.

El caso es que después de la quinta, porque es cabezón... ya NO tiene ni ganas y para la respuesta que ha conseguido, no ha valido la pena el esfuerzo.

Seguramente en su cuerpo ahora sentiría un montón de sueño pero... no. Lo que tiene este cuerpo es un montón de antojo de pescado crudo.

Sushiiiiii. Para que te vayas dando cuenta de lo que va a necesitar si haces esto con él.

Todo son aprendizajes. También se conformaría con chocolate, por lo visto. Aunque se niega a mezclarlos por una cuestión de ética.

Puedes hacer un bonito plan que incluya sushi... y chocolate si quieres. Debe tener una nevera por ahí, ¿no?

¿Hay sushi en la nevera? Espera... ¿las neveras sirven para algo más que para el alcohol? ¿Desde cuándo está el cielo encubriéndole esta clase de cosas? ¿Qué otros secretos más quedarán por descubrir allá a fuera?

No creo que haya sushi como tal.

Pues deberías hablar con él un poco a ratos, te sorprendería. Debe haber salmón ahumado en un paquetito.

Vale. Vamos a vestirnos y a ir a cenar como personas civilizadas. Hace gesto de ir a buscar su teléfono para mirar dónde y pone los BLOODY OJOS EN BLANCO.

Regálale uno. Es lo más que puedo ofrecerte.

Aziraphale debe tener un teléfono móvil en algún cajón guardado. Está seguro que lo tiene porque se lo dio él. Era el suyo viejo.

Debe estar ahí usado como pisapapeles

Y no lo iba a tirar porque se lo dio él o porque tenía una foto de unos cachorritos de fondo, cualquiera de las dos versiones es buena.

Quizás lo ocupa de portarretratos si le regalaste una base para que lo cargue.

Chasquea los dedos para meter batería a cualquier cosa que no la tenga y la necesite que haya alrededor, porque está seguro que no la tiene...

Y luego va en busca del teléfono fijo que tiene una... rueda... para... marcar. En serio. Una rueda. De las que dan vueltas. Agradece a Dios que por lo menos no sea un montón de paja y una manta lo que tiene para hacer esto.

Y... maaaaaarca el ÚNICO número de teléfono del mundo que se sabe de memoria sin necesidad de su propio teléfono. Lo marca después de una hora de dar vueltas a la ruedita como imbécil.

¿Qué tiene de maloooo?, ¡venga ya con la ruedita!

Suena dentro del cajón. Bingo.

Ahí lo encuentra, con el mensaje que le mandó hace como cinco días sin leer. Era un pastelito... un emoticono de un pastelito.

Tan mono. Vi un pastelito y me acorde de ti.

No. Él le pidió que le escribiera un mensaje y estaba sentado ahí frente a él, así que le mandó un pastelito. Entra a verlo para que se quede en visto, inclina la cabeza y decide responderse a sí mismo con una copa de wishkey.

Crowley va a dar un súper salto en su casa... porque no hay cosas que piten por todos lados, ¿verdad?

Este creo que aún lo tiene en el bolsillo. o sea se lo saco, se lo volvió a poner.

¿Los pantalones?

Sí. No va a entender.

Ah, pues... nada. El otro está buscando el mejor lugar de sushi del Soho en google maps. Mientras vuelve a ponerlo todo en su sitio a chasquidos de dedo y luego recuerda que no debería hacer eso. Joder. Ni decir palabrotas. Bollocks!

Miguel ya casi estaba sospechando algo... está seguro... Tal vez podría hacer algunas buenas acciones o algo de camino al restaurante.

Varias buenas acciones por favor, querido. Tienes que hacer así como... mil buenas acciones.

Vamos a ver, vamos a ver... buenas acciones... está SÚPER DESENTRENADO de esto.

Una trenza de buenas acciones.

Podría ayudar a una ancianita a cruzar la calle... ¿pero de dónde iba a sacar una anciana que quisiera ir al otro lado de la calle?

Bajar un gato de un árbol... pero para eso también necesitaba un gato. Y obviamente un árbol. Y a poder ser que el gato hubiera llegado ahí por su propio pie si no quería empezar con la cuenta en negativo.

¡No subas al gato para bajarlo!

Está valorando las implicaciones morales de propiciar una buena acción a base de una mala.

Cuando decide conseguirse un look así tipo... mafioso cubano vendedor de droga, todo vestido de lino blanco. Sombrero incluso.

Y salir a la calle... necesita unas gafas de sol también.

Me encanta vestido de mafioso. NUNCA se ha vestido así ¿Y lentes de sol? NO TE PONGAS lentes de sol. ¿Cuándo le has visto con lentes de sol?

Alguien debería decírselo, no se supone que tengas que ser tú en el físico de Aziraphale. ¡Tienes que se Aziraphale!

Esto no es una posesión demoniaca, querido. (Aziraphale además se pregunta cómo es que aún puede caminar después de CAUTRO veces)

(Porque no ha metido nada ahí dentro).

(Me-Meter... wah! ok, no era necesario... Ugh, siempre pregunta sin esperar un trauma de estas dimensiones)

Vale, vale, vale... vuelve a la librería y sale igual... pero con gafas de sol. Y la pajarita. La dichosa pajarita sudada.

No sé por qué considera que la pajarita le baja el tono a tu mafioso-cubano subido style.

Porque no se supone que se vista como cubano con la pajarita. Podría atenerse al estilo clásico de... ¿sabes? Vale. Vale... de verdad. Sigue, querido.

Vaaaaaale, vaaaaaaale. Se pone la bloody gabardinaaaaaa.

Gracias.

Mafioso-cubano-vendedor-de-droga-empollón-exhibicionista style.

¡Como si él no tuviera de por si un atuendo de rock-star-rompe-corazones!

¿Aziraphale? No. Pero es bonito que pienses que sí.

¡No! ¡Habla de Crowley! ¡Y no era un cumplido!

Bueno. El caso aquí es que vamos por bloody pescado muerto.

¿Va a ir al restaurante favorito de Aziraphale?

Va a ir al restaurante favorito de Google maps que puede ser el mismo o no.

Bueno. Puede que le encuentre ahí o no. De hecho quizás esté ahí dentro y pueda elegir si entra ahí o no. Vamos a permitirle el libre albedrío. Porque es que Crowley... en serio se está picando los ojos en su casa y está SEGURO de que... bueno, ehm... Aziraphale no va a ir por sushi, si no le gusta.

Necesitas... aprender a usar los aparatos electrónicos, angel, really.

¿Por? ¿Hubiera encontrado otro sitio de sushi cerca de casa de Crowley?

No, te hubieras podido entretener. Bueno, no nos lieis que estábamos con las buenas acciones.

Ahh... que desgracia. Sí, pero anda, sigan haciendo buenas acciones.

Ahem.

Quizás ha llevado ahí el iPad para verla, ¿eh? O para que alguien le explique, pero sigue, sigue... Baja al gato del árbol. Te vemos aquí.

No va a bajar el gato del árbol. De hecho es increíble lo poco concurridos que están los árboles de Londres. Especialmente de gatos. No va a estarse esperando bajo la lluvia a que un gato idiota haga lo que tiene que hacer.

Uno nunca sabe... pero entonces, ¿qué hermosa acción va a hacer?

¿¡Quién sabe!? ¡Nadie necesita nada!

Ahora resulta que no PUEDES hacer buenas acciones.

¡No es que no pueda, es que nadie necesita nada!

Ya, ya, ya... es cuestión de demanda hacer buenas obras, no hay una sola basurita en el suelo que recoger.

No. Es cuestión de perspectiva. O sea, mira esta rata corriendo a meterse en una alcantarilla de agua corriente. Podría llevas enfermedades y envenenar a media ciudad. Matarla podría ser una buena acción. Pero desde el punto de vista de la rata eso seguramente es de ser un hijo de puta sin corazón.

Recoger basura del suelo, inspirar a un borracho para que vuelva a casa y cambie su vida.

Pues... sí, eso parecerían buenas acciones a priori, pero digamos que desaparece toda la basura del Soho. Toda la basura de Londres... y entonces todos los limpiadores y basureros se irían a la calle. Familias desestructuradas, niños que no pueden ir al colegio, desahucios... además, no es como que Aziraphale se dedicara a ir por la calle desapareciendo basura y... en algo tenía que parecérsele.

En cuanto al borracho... pues podría quitarle la borrachera, claro, pero como podía saber él que esta era una conducta habitual y no una celebración, tal vez solo le había pasado algo bueno al hombre... o quizás se la quitaba y entonces convencía a su mujer de que no era un borracho y ella no se divorciaba de él hasta que a la próxima llegaba a casa a violarla y matarla.

Además, a veces pasaba... justamente eso. Que por naturaleza cualquier acción que intentara emprender acababa por definición desencadenando una serie de desafortunadas consecuencias que desembocaban en un problema peor. Muchas veces hasta creando inconvenientes para sí mismo.

Seguramente a Aziraphale le pasaba lo contrario, reflexiona mientras mira por el teléfono, podría desencadenar una serie de dichas en general solamente con tomar una pequeña decisión. Seguramente en su caso, recoger la basura no solo haría que la ciudad fuera más limpia y bonita, haría que los basureros pudieran irse a casa pronto a cenar con sus familias y a asistir a los cumpleaños de sus hijos... y seguramente el borracho se rehabilitaría aprendiendo al fin como el alcohol estaba destrozando su vida familiar y... a causa de ello había perdido su trabajo, pero ahora se iba a poner a estudiar y a recuperarlo o algo parecido.

Te estamos viendo intentando escaquearte de hacer algo bueno solo para evitar el

Efecto mariposa... además, con un buen argumento. Ugh! Valeeee

Como... esto. Espera un momento. ¿Qué estaba pasando ahora en Twitter? Todo el mundo estaba subiendo videos de la cruz de la catedral de St. Paul girándose como si a Jesucristo le hubiera dado de repente por hacer ejercicios en los anillos.

Y todo el mundo lo estaba achacando a una señal divina de que debían incrementar su fe. ¿Por qué todo el mundo consideraba que si Dios iba a mandar una señal de paz y amor iba a ser haciendo girar la cruz como una brújula sobre un imán?

Nooooo!

Aziraphale parpadea un par de veces sin entender qué le pasaba al mundo y suspira. Esto sería más fácil con el gato. No había forma de estropear un gato bajado de un árbol.

Salvo que el dueño resultara ser un maltratador de animales y el gato estuviera huyendo...

Seguro tú nunca te toparás con uno de todos modos.

En fin, ¿dónde está este maldito lugar de chinos? Da una vuelta sobre sí mismo porque ya debería haber llegado. Mira por la ventana a ver qué está comiendo la gente, ¿debe ser esto?

Le has visto antes... palitos, arroz, lonchas de pescado gelatinoso encima. Crowley está ahí haciendo un esfuerzo sobre angelical por estar desparramado en el asiento y por ver ALGO con las gafas de sol a esta hora. Antes hasta se ha comido ya una servilleta pensando que era una bolita de arroz.

El problema es que Aziraphale no... se reconoce porque es como el último lugar del mundo al que iría él mismo... solo. Y además no está pensando en que ese tío tan guay de las gafas de sol es Aziraphale, primero porque está programado sensorialmente para buscar rizos rubios y ropa blanca para asociarla con él y segundo porque no está pensando en que bueno, se va a ver como él.

Y es tan idiota de entrar igual y que lo sienten... espalda con espalda con la mesa de Crowley.

Entra y siéntate en otra mesa pues... ahora que quieres hacerlo todo solo.

Exacto.

Lovely.

Mientras mira el teléfono y él si se desparrama como es debido.

¡No te desparrames! ¡Con lo que le está costando a él!

No está pensando. Ese es el problema, aunque no es que cuando lo hace esto le salga mucho mejor... le da un golpe con la silla a Crowley en la espalda al hacerlo, pide disculpas y entonces recuerda de sentarse derechito.

Crowley, que sinceramente está esperando CUALQUIER pretexto para hablar con QUIEN SEA, se gira un poco para ver si esto sirve para hacer conversación.

—Es pequeño este lugar, verd...

Aunque Aziraphale sigue con el teléfono. En serio. Más memes sobre cruces giratorias y menos oraciones. Esto es estú... sale de su pensamiento girándose y ahora sí reconociendo la voz y... el cuerpo.

—Oh... fuck.

El... sonrojo de Crowley. Seguido del absoluto azoro. Y un fruncimiento de ceño infinito. Abre la boca para decir algo y se queda así unos segundos sin decir nada hasta que la cierra y se gira a su mesa.

Aziraphale se vuelve adelante también, en tensión, fingiendo que no le conoce de nada... que ni siquiera le ha visto, vamos.

—¿Qué haces aquí, angel? —murmura mirando el teléfono—. No se supone que...

—¿Yo? ¿Qué haces TÚ aquí? —sisea mirando los restos de la comida en su plato.

—Tu cuerpo tiene hambre, ¿no es esto lo que tú haces todo el tiempo? —protesta.

—¿Y desde cuándo te importa lo que hago todo el tiempo? —suena tan irritado y enfadado que hasta parecería Crowley de verdad.

Aziraphale se gira un poco y luego se vuelve adelante otra vez.

—Se supone que tengo que actuar como tú. ¿Ya tienes el agua?

—Desde luego que ya tengo el agua. A diferencia de tú yo he estado haciendo c-cosas u-útiles.

—De todos modos no tenías que venir aquí. ¿A qué iba a venir yo aquí? —ojos en blanco.

—No hay NADA que hacer en tu b-bloody casa... horrible que chilla cada dos por tres.

Aziraphale parpadea varias veces.

—Hay como cinco centros de entretenimiento en mi casa, angel. Con acceso ilimitado a prácticamente cualquier modalidad de entretenimiento imaginable.

—¡No tienes nada que comer y asumí que definitivamente NO vendrías aquí hoy! ¿¡Cuáles centros de entretenimiento ilimitado?! —se gira a mirarle... se sonroja y se da la vuelta otra vez.

—Pues no hubiera venido si no tuvieras hambre todo el tiempo. La tele, la cadena de música, el ordenador, la tablet, la consola...

—¡Es IMPOSIBLE encender la tele! Y todo chilla endemoniadamente cada diez minutos.

—No tiene nada de imposible, es una Bang & Olufsen completamente normal.

—Nada en tu casa es remotamente normal. Ni tú, vamos.

—¿Qué demonios es lo que chilla?

—Aparentemente todo lo que puede chillar.

Aziraphale le mira un poco por encima del hombro sin entender eso.

—Pi pi pi pi pi pi pi! —Crowley imita el sonido muy tenso, mirando adelante.

—¡Ah! Es la alarma de Las chicas de... ehm... de un programa que veo —carraspea volviéndose adelante y cambiando la posición en el asiento—. Ojalá lo compre ya alguien y lo pongan en streaming... —protesta.

Crowley se gira a mirarle ahora y es que es tan mono y dulce que le hace sonreír un poco.

—No necesitas quedarte sordo para ver un programa.

—No me quedo sordo. Solo hay que parar la alarma. Pero a veces me quedo dormido y...

—Claramente eso debe despertarte —le mira... y se sonroja, girándose otra vez.

—Exacto —sonríe jugando con los palillos de madera.

—No tienes un solo libro.

Aziraphale se humedece los labios y se revuelve porque sí los tiene, pero no los has encontrado.

—Claro que no, ¿para qué?

—¡Yo te he regalado libros!

—¿Crees que no lo sé?

—¡Pues no voy a regalarte más!

—¡Menos mal!

—¡Ni libros ni nada!

Se acerca el camarero a la mesa de Aziraphale a ver qué va a tomar y al ver qué están hablando les propone que si quieren sentarse juntos.

—¡No! No queremos. No le conozco. Nunca le he visto. ¡Solo me ha golpeado la silla! —chilla Crowley.

Aziraphale hace una sonrisa falsa. Y es que le da igual lo qué comer, solo quiere... que se le pase el hambre, mira la carta porque además las palabras en japonés no ayudan.

—Un sashimi.

—Un... Sasshsmis —repite con un par de eses más de las necesarias por los nervios y mira a Crowley de reojo a ver si tiene que pedir algo más.

—Camarones tempura. Y una botellita de sake. Del seco.

—Camarones en temperatura y una botellita de saqué seco.

El camarero parpadea un poco y lo apunta.

—Me alegra que esté probando cosas diferentes a lo habitual, Aziraphale-san —asegura sonriéndole.

—Ese soy yo. Un aventurero nato —le devuelve la carta. Crowley se sonroja un poco con ese comentario y el camarero se va, claro.

—¡Deja de decir tonterías! —susurra el demonio cuando se va.

—¿Qué tonterías? ¡Solo he dicho lo que tú!

—¿Un aventurero nato? —le mira de reojo otra vez.

—Por lo visto, estoy siendo innovador hoy.

—Vengo aquí los jueves, no los miércoles.

—Vaya... qué revolución.

Crowley bufa un poco exasperado y Aziraphale se ríe un poco.

—Bueno y... ¿qué has hecho e-esta tarde? —pregunta el demonio sonrojándose considerablemente y girándose a su mesa del todo.

—Nada... ya sabes... estaba en la librería. Tú si que no tienes nada interesante ahí, así que abrí una botella de vino y ¡Oh! vino la... —hace gestos con las manos para indicar como lleva recogido el pelo—. Que es morena. Comosellame.

Michael?! W-What?

—A reñirte. Estuve hablando con ella —hace una sonrisita nerviosa porque aún no está seguro de haber sido del todo convincente.

—¡Cielos! ¿Y qué ha dicho?

—Pues... lo que dijimos, que habían pasado ya unos días y que aún no... Habías hecho nada.

—Oh, ¡Cáspita! ¿Se dio cuenta?

—De... —hace un gesto con los dedos para ilustrar el cambio uno con el otro.

—¡Sí!

—No... No creo, vamos. Soy extremadamente convincente con mi pequeña parte de nice person.

—Y también tienes una bocota.

—Creo que me habría dado cuenta si se hubiera dado cuenta —responde carraspeando porque... sí que la tiene.

—Eso espero. ¿Qué te dijo además de eso?

—Bueno... varias cosas, de hecho —sonríe de ladito.

—¿¡Qué cosas?! —Crowley se gira completamente hacia él.

—Que... —Aziraphale no, sigue hacia adelante.

—Ajá?

—Le dije que habías descartado los exorcismos, porque menos iba a funcionar si no funcionaba el agua bendita.

—Ajá...

—Y le dije que... planeabas intentar ganarte mi confianza para sonsacarme cual era mi punto débil ahora entonces.

—Ay... ajá.

—¿Ay? —le mira de reojo.

—¿Le... pareció razonable?

—Dijo que... —mira lo que hace a ver si está comiendo y de hecho le traen la comida a él.

Con que quieres que se atragante... Está bebiendo sus últimos tragos.

Nah, solo un poco.

—Estás enamorado de mi —sentencia y Crowley se atraganta.

Wh... cof-cof... what?!

—Pues... prácticamente con estas mismas palabras.

—Yo no te... cof-cof-cof... yo no! ¿¡Cómo pudo Michael decirte eso?! —sigue tosiendo un poco, la verdad. Pero se gira a su mesa otra vez.

—Oye, ¡esto está bueno! —sonríe Aziraphale comiéndose el sushi que le apetecía mucho como si Crowley no estuviera montando un drama.

Vamos, le das dos segundos para destraumarse porque Michael le ha dicho... no que no lo sepa, pero una cosa es que lo sepa porque lo sabe y otra es que MICHAEL se lo diga.

Nah, es que está disfrutando de su perplejidad y todo eso fingiendo que no le interesa.

—Por lo visto es tremendamente obvio para todo el mundo... —comenta el ángel.

—N-No es para nada... E-Esto... —suelta el aire, cruzando los brazos y odiando a Michael y a todo el cielo... y sintiéndose culpable por ello, sinceramente. Pero es que, por el amor de dios... habitualmente trataba de NO pensar en Crowley estando cerca de ellos, pero últimamente... parecía imposible.

Aziraphale se gira a mirarle, está todo sonrojado.

—¿Qué le has respondido a eso? —pregunta el demonio y el ángel sonríe.

—Que... no, claro. Es lo que tú siempre dices.

Crowley suspira. Aziraphale le mira de reojo y frunce un poco el ceño.

Thank you... —susurra el demonio un poco desganado.

—¿Qué pasa?

—I'm sorry, Crowley. Todo esto...

—¿Qué?

—Pues seguramente todo este asunto de matarnos el uno al otro tiene mucho que ver con... este asunto.

—Bueno, tiene que ver porque nunca hubiéramos logrado burlar la muerte si no —ojos en blanco.

—¿¡Si... ellos no creyeran que yo estoy e-ehm... bueno, eso...?! —le mira de reojo.

—¿Eh?

—Te refieres a que si ellos no creyeran que yo... ehm... e-estoy... lo que has dicho, ¡que no estoy! ¿Crees que no hubiéramos burlado la muerte?

—Si no fuéramos amigos. Nunca nos hubiéramos cambiado, así que nos hubieran matado.

Crowley le mira intensamente porque una cosa es ser amigos, y otra muy diferente es estar E NA MO RA DO de él.

—Vaaaaale, vale... amigos. Por conveniencia.

—Colegas. Vecinos. Simples conocidos. Lejanos. De hecho apenas si se tu nombre —ojos en blanco. No te preocupes, ya vendrá Miguel a burlarse de que le has dicho que Crowley te quiere de vuelta y fliparás.

—Personas a las que les gusta hacer las cosas solas, eso es —el pasivo agresivo... en acción

—A ti no. Cinco minutos a solas y por lo visto tienes que ir al maldito restaurante... Por lo menos podemos cambiar de nuevo ahora...

—Tú buscas estar a solas, por lo que veo... —sigue en el pasivo agresivo—. Ya... sí, cambiemos.

—¿Que lo busco? —le mira de reojo y tira hacia atrás la mano que tiene más escondida para tomar la suya.

Crowley se la aprieta un poco y Aziraphale le mira de reojo porque era para hacer el cambio.

Ya, ya... eso pensamos todos pero ahí está tan feliz. Hasta le hace un cariñito.

Aziraphale sonríe un poco y se lo devuelve porque parecía súper enfadado hace nada. Lo estaba hasta que le tomaste la mano.

Crowley vacila, volviendo a pensar en lo que ha visto hace un rato... y se humedece los labios para preguntarle. Pero ni siquiera sabe qué preguntarle.

Aziraphale espera a que empiece el cambio, porque ahora le parece un poco anticlimático hacerlo él.

—¿Seguro que estás bien?

—Vamos... vamos a hacer el cambio y luego te explico un par de cosas.

—Vale... —responde no muy seguro. El demonio le aprieta la mano y... ahí va, el cambio de nuevo.

Crowley sacude la cabeza y mueve los hombros una vez en su sitio.

Aziraphale se sienta bien del todo, irguiendo la espalda mueve el cuello un poco y... la verdad, muuuuuuy discretamente se toca la entrepierna para ver si todo sigue en su sitio.

Lo está... lo está. No te lo ha roto. Puede que esté más sensible eso sí.

Se sonroja un poco otra vez ahora que está aquí porque... cielos. Crowley ha hecho cosas RARAS con su cuerpo... (Sin él, vuelve a pensar)

—¿Cuánto has bebido? —pregunta un poco sorprendido.

—Eh... no tanto, venga, solo un par de copas.

—Ya veo, ya veo.

—Tu amiga, que es insoportable.

—No es mi amiga —asegura abriendo y cerrando un poco la boca y moviendo la cabeza y las manos aún—. Bueno...

—¡No me digas! Esa sí que no me la esperaba, aunque con lo fácil que me fue a mi conseguir el título...

—Dudo mucho que tú te hayas hecho más su amigo... —pone los ojos en blanco.

—¿Por qué no? Por lo visto se me da bien enamorar ángeles.

Aziraphale abre la boca y levanta las cejas.

—¡Crowley!

—No lo he dicho yo —levanta las manos en señal de inocencia, sonriendo—. Y no grites así mi nombre que como alguien sepa que estamos aquí vamos a tener que empezar una pelea a muerte.

—¡Vale, vale! —sisea otra vez, apretando los ojos—. Fui a la catedral por tu agua bendita.

—¿A la catedral?

—Sí. A St. Paul.

—Oh... eso explica muchas cosas —sonríe de lado pensando en la cruz giratoria, tomando un poco de lo que fuera que estuviera bebiendo.

Sake.

Vale, está bien... aunque levanta las cejas porque luego se queja de las bebidas fuertes.

—¿Qué cosas?

—¿Qué has hecho con mi teléfono? —pregunta buscándolo.

—Ahh... nada.

—Me refiero a que dónde lo has puesto.

—Debe estar en el pantalón. ¿No? No lo he sacado de ahí. Ohhhh... quizás esté en tu sala —se muerde el labio.

—¿Es en serio? —protesta poniendo los ojos en blanco—. Déjame el tuyo.

—¿El mío? Oh, dear... no tengo ni idea de dónde puede estar el mío. Debe estar en la librería.

—Está en el bolsillo del pantalón de tu nalga izquierda.

Really? —levanta las cejas y ahí se va a buscarlo—. Vaya... mira. ¡Si hasta enciende y todo!

—Sí. Entra a Twitter.

Aziraphale se lo da y Crowley pone los ojos en blanco pero lo toma, el camarero viene a traer otro plato y parpadea al notar que se han cambiado de sitio y están medio girados el uno hacia el otro pero NO han querido ocupar una mesa.

—Aziraphale-san, de verdad le pediría que usted y su amigo se sentaran juntos. Tenemos personas esperando fuera.

—No es mi amigo. ¡Ni siquiera le conozco! —mira a Crowley de reojo—. Pero si nos sienta en una mesa más adentro, puede que nos veamos obligados...

—A confraternizar —acaba la frase Crowley. Ya. Superemos ese asunto.

—Está bien, tengo un reservado que ya pagando... si no les importa moverse a ahí...

—Perfecto —La SONRISA de Aziraphale.

El camarero asiente pensando que así libera dos mesas. Ya sabía que accedería, usualmente el señor Fell es muy amable. Aunque era la primera vez que le veía con un amigo que no fuera de papel.

—Mira, lee —Crowley le pasa el twitter con el hastag que ya es trending topic en Londres #SpinningCross

—Le sigo. El... Mr. Longstockings vendrá ahora.

Toma el teléfono y sigue al camarero... levantando las cejas.

—Ohhh... yo... ¡pero no era un milagro así!

—Pues está causando furor. Espero que no te viera nadie —responde Crowley siguiéndole igual sin hacer caso.

—Ehh... bueno...

El camarero les muestra el reservado japonés tradicional tras el millón de biombos de papel con una mesa baja y cojines.

—Oh, qué bonito. ¿¡Cómo es que no me había ofrecido este lugar antes?!

—Es para al menos dos personas.

Crowley carraspea escondiendo la risa con esa respuesta.

—Oh... pues vale —arruga la boca, entrando y sentándose.

Ahí va Crowley detrás mirando los cojines tan ordenaditos y a Aziraphale sentándose tan rectito en el suelo.

—Hubiéramos comido aquí... tráiganos otra botellita de Sake, por favor, Mr. Hennant —le sonríe.

El demonio se sienta a su lado y nada más pone el culo en el suelo empieza a moverse porque NO. Si ya le cuestan las sillas... estira las piernas. Las recoge. Las pone de lado. Toma los cojines y los pone del otro lado, apoyándose en ellos. Se yergue.

El camarero asiente y se va a por ella. Aziraphale le mira y sonríe de lado.

—Es cómodo esto, ¿no?

Shut up. Debe estar puto consagrado —protesta probando tres posturas más. Aziraphale se ríe.

—Siéntate en un cojín.

—Ya estoy en un cojín —le mira.

—No parece... mira, pon las piernas así —se acerca un poco a él, y le pone una mano en la pierna—. Dóblalas hacia atrás, con el cojín abajo de ti. Recárgate en ellas... y endereza la espalda.

—Mmmm... mejor échate para allá.

—¿Eh?

—Para allá —hace gesto con las manos para que se separe.

Aziraphale frunce un poco el ceño y se separa BASTANTE. Sonrojándose un poco.

Crowley sonríe, acomoda los cojines y se estira sobre ellos con la cabeza en las piernas de Aziraphale, estirando las suyas un poco.

—Tú eres el cojín más blandito.

Aziraphale levanta las cejas y se sonroja un poco más otra vez, aunque... le pone casi de inmediato una mano en el pelo por un segundo.

—¿Me estás llamando gordito? —pregunta sonriendo de lado

—Sí. Exacto. Ahora oféndete pero no te muevas —cierra los ojos.

—Como si tus huesos no se enterraran —Ojos en blanco.

—Ña ña ña ña ña —no se mueve.

—Hmm... Hay una... cosa

—Mjm?

—Estaba yo muy convencido de mi personificación del peor Crowley...

—Y has acabado aumentando la fe de todo Londres. Vas a tener que devolvérmela esta. Por el equilibrio.

—Ya, ya... ya veremos —aprieta los ojos—. Pero, ehm... salí y de ahí. Por cierto, tu coche es desquiciante cuando quiere...

—No me digas...

—No son necesarios esos niveles de sarcasmo, dear.

—Pues es que parece que crees que solo se ensaña contigo.

—Pensaría yo que tú tienes más control... como con tu casa.

—¿Qué demonios te ha hecho mi casa? Solo es un apartamento.

—¡Ser incomprensible!

—No tiene nada incomprensible

—Quizás un día... bueno... no sé. Quizás un día lo comprenda —cambia de idea, aclarándose la garganta—. Saliendo de la catedral...

—Si te pararas a ESCUCHAR cinco bloody minutos no tendrías ningún problema, no te hagas el idiota ahora.

Aziraphale le mira de reojo, Crowley se gira a un lado y al otro todo el tiempo, pero sin apartarse de encima suyo y vuelve el camarero con el sake.

—Es que sí que te escucho, pero son muchas instrucciones complicadas. ¡Al menos pude usar la tablet! —mira al camarero y se tensa un poquito porque... bueno, Crowley está DEMASIADO encima suyo.

El camarero lo deja pensando que desde luego... si algo no son es amigos. Pero que no se conocen AUN MENOS.

—Qué miedo...

—Venga ya, como si tú no hicieras exactamente lo mismo cuando te explico por qué no debes terminar las frases en inglés con una preposición. ¡Las sigues usando!

—¡No vas a comparar esto con la gramática que ni sentido tiene!

—Es exactamente lo mismo. Thank you —le sonríe un poquito al hombre del Sake, esperando que se vaya rápido, él hace un gesto de cabeza y se va. Aziraphale se relaja cuando sale, sinceramente.

—No tiene absolutamente nada que ver —sigue protestando Crowley que no sé si se ha enterado que ha entrado alguien.

—Tiene todo que ver, pero vaaaale, vale. El punto aquí es que saliendo de la catedral... —insiste, un poquito incómodo con este tema—. He... pesnado en venir a... contarte

—¿A contarme? ¿Qué has hecho con el agua bendita, por cierto?

—Está en tu casa. Dentro de una botella de la policía. Dentro de una bolsa de plástico.

—¿Sin termo de tartán esta vez? —pucherito fingido asintiendo.

—Por favor TEN CUIDADO. LA sequé todo lo que pude y... —le mira de reojo—. Yes. Tuve que improvisar. De manera un poco... poco ortodoxa. Pero creo que tu improvisarías más o menos de esa manera.

Crowley le mira desde ahí abajo porque eso suena a que él más o menos se mete a las situaciones con un semiplan y mucha fe y... maldita sea con lo bien que lo conoce.

—Un encuentro con un policía... culpa del coche estacionado ahí, a media calle. Desde luego me parece mucho más simple estacionarse en donde sí se puede, que lo sepas.

—Claro, claro, las primeras veces es fácil pensarlo.

—Así que tú lo pensaste alguna vez...

—¡No!

—¡Ha! —sonríe de lado.

—Las primeras veces que yo tuve que aparcar ni había código de circulación...

—Las primeras veces que aparcaste cuando ya había. ¡Estuviste tentado a aparcar dond SÍ era!

Ojos en blanco y se levanta un poco porque quiere alcohol. Y lo ha olido. Sabe que está ahí. Aziraphale hace así un movimiento de impedirlo... que detiene a medio camino. Ejem.

—¿Qué?

—N-Nada —atrapado. ¡QUIERES que esté ahí acostado sobre tu pierna!—. Voy a pedir un postre... lo que quiero decirte es que fuimos con muchos trabajos hacia Soho.

—¿Y? —se sirve alcohol en un vasito antes de volver a tumbarse, escuchándole.

—Y llegamos a Soho —le vuelve a hacer un semicariñito en el pelo. Muy sutil. Esta vez Crowley sí se entera pero no va a protestar por ello, desde luego.

—No deberías haber venido al Soho...

Aziraphale se detiene. Se DETIENE. Crowley se toma su sake a sorbitos.

—Ohh

—¿Eh? —le mira por encima de las gafas.

—Así que en verdad no querías que fuera al Soho.

—Pues... otra vez, si llegan a vernos... Ni siquiera sé bien del todo cómo voy a supuestamente atacarte.

—No, no. Querías estar solo, sin mí.

—¿Eh? —Vuelve a mirarle. Se le ve... nerviosito. Pone su sonrisa de agobio—. ¿Por qué demonios iba a querer estar solo?

Se le ve... nerviosito. Pone su sonrisa de agobio.

—¿Por qué demonios iba a querer estar solo?

—Eso es justo lo que me pregunto yo.

—Tiene que ver con el asunto de... matarnos

—No.

—¿Cómo qué no?

Aziraphale le mira otra vez. Y es que la única otra explicación plausible era que simplemente él hacía esto diario. Cómo comer. Y tal

Como había hecho él, que había salido a comer sin preguntarle, el había hecho eso...

—Ohh...

—¿Qué? ¡No estoy entendiendo nada!

—Bueno, ya podías haberme dicho que te gustaba hacer... eso.

—No me gusta —ojos en blanco—. O sea, a ratos sí, pero tampoco es...

El ángel se sonroja más porque acaba de notar que una muy pequeña parte de su cerebro se había hecho a la idea de esto a modo muy humano, entre dos personas, siendo una forma obvia de mostrar afecto y amor... como los humanos. Y quizás había deseado un poquiiiiito... esa cercanía con Crowley. Y Crowley, no estaba pensando en ello así.

—O sea, tampoco es lo que haría todo el tiempo. Tú eres peor que yo en eso.

—¿Q-Qué? —es que se tensa lo bastante como para echarse atrás y dejar de hacerle de almohada—. ¡Yo no hago eso!

Se cae contra el suelo dándose en la cabeza, apretando los ojos.

—¡Ni siquiera había pensado en ello! Estaba del todo fuera de mis ideas y deseos. ¡Ha sido tu culpa!

—¿Qué? —se soba la cabeza donde se ha golpeado y se incorpora.

—Solo podrías haberme avisado —replica intentando... racionalizar esto

—Pero si ya lo sabías —frunce el ceño sin entender.

—¿Cómo iba yo a saber que te gustaba... eso? No me habías hablado de ello. ¿Lo... lo haces a menudo con humanos también? Cielos... ¿es parte de tu descripción de puesto dentro del asunto de tentarles? —nótese que no tiene idea de cómo sentirse respecto a esto... otra vez.

—¿Qué? —parpadea—. Estoy hablando de quedarme solo.

—¿Qué? ¡No! ¡No estamos hablando de eso!

—No sé de lo que hablas tú...

—Pero... —parpadea—. Ugh! Olvídalo —gira la cara, sonrojado, incómodo y con nuevas ideas raras en la cabeza.

—No voy a olvidarlo, mira cómo estás. ¿Qué demonios te pasa?

—Te vi hoy haciendo algo que no... Sabía que... que no...

Crowley parpadea una vez... y luego otra... y luego otra.

—¿Q-Qué? —casi no le sale la voz.