—Te vi hoy haciendo algo que no... Sabía que... que no...
Crowley parpadea una vez... y luego otra... y luego otra.
—¿Q-Qué? —casi no le sale la voz.
—Y s-si bien yo vine aquí a comer sin preguntarte... b-bueno... —se revuelve.
Pero... no podía haberle visto, o sea, no se encontraron hasta ahora en el restaurante. ¿Pasó por la bloody librería antes de venir? BLOODY HELL! Pero estaba todo bien cerrado y porqué hacia esas cosas, si estaba claro que si le veían ahí tendría que atacar la bloody... Wait! Y NO ENTRÓ? pero... BLOODY HELL!
Todas las ideas se le vierten a la mente a la vez arremolinándose y casi sin poder separar unas de otras.
¿¡Querías que entrara y te ayudara?!
¡Eso habría estado bien!
¡No funciona necesariamente así! Le mira tener toda esa complicada línea de pensamiento.
¡Pero podría! Se pasa una mano por el pelo... le mira... y la verdad, se sonroja.
No vas ahora a culparle por no entrar después del SHOCK que implicó descubrirlo.
¡Sí que va! ¡Sí que va!
¡Pues no debería!
—A-Al menos podrías haberme... —la pausa. Invitado, lo que quiere decir es invitado.
Gira la cara súper incómodo y le mira de reojo con eso, pero no lo dice. Además, ¿¡cómo te iba a invitar si ni un beso le has dado?!
¡Pues lo mismo dice él! Ni un beso le has dado y ya estás haciendo cosas... esas cosas con su cuerpo. Aziraphale se aclara la garganta.
¡No se suponía que él tenía que saberlo!
Pues eso lo hace aún peor.
Oh, ¡ahora no hagas drama tú!
—I-Igualmente creo que tu intención no era... que... yo lo supiera nunca así que... —agrega volviendo a notarlo.
—Solo estaba... probando —Ya, claro, probando. Cuatro veces. Aziraphale le mira con eso y frunce un poco el ceño.
—¿Probando?
—Pues si tú... o sea, solo era curiosidad. Y estaba claro que tú no ibas a intentarlo..
El ángel le mira fijamente unos cuantos segundos. Él no le mira. Está muy interesado en la botella de sake, hasta la toma para mirar la etiqueta.
—Tenías... curiosidad. Y esperaste al único momento...
—¿A caso había otra opción? Y no es que propiamente estuviera yo... esperando.
—¡Podrías haber hablado de esto conmigo!
Crowley inclina la cabeza y le mira con cara de "sí, claro y podría haber dejado que me atropellaran también, pero los resultados hubiera sido parecidos." Aziraphale aprieta los ojos.
—¿Y qué habrías dicho?
—¡Esa pregunta no es justa!
—Lo que viene ilustrando mi punto...
—¿Qué me hubieras preguntado exactamente, Crowley? ¿Puedo hacer... esto mientras no estás? ¿Puedo... hacer esto contigo? —hace una pausa.
—¿Qué?
—¿Que qué?
—¿Crees que si hubiera pensado que podía... preguntarte iba a querer hacerlo a solas?
Boom.
—Estamos pasando de... comer en el Ritz y... y... —traga saliva y cierra los ojos—. Que me abraces en e-el coche. Y no debería de pasar, pero pasa y...
Crowley aprieta los ojos.
—No se si en las cosas que ves en el cine sea así pero usualmente los humanos primero... —Hace una pausa otra vez, mirándole
—Ugh. No me sermonees con eso.
—¿Sabes a que me refiero? —pregunta intentando mirarle a los ojos, acercándosele un poco.
—Mira, vamos a... olvidarnos de esto —le mira de reojo.
—O-Oh... oh. Vale.
—¿No? —le mira, inseguro y se humedece los labios.
—Sería... lo más sensato —eso es todo menos un si, vale, vamos a olvidarnos de esto
El demonio le mira, incorporado ahora y medio hecho bolita.
—Pero nunca... desde cuando haces lo más sensato, ¿tú?
—Aparentemente... —suelta las piernas y gatea hacia él.
Aziraphale le mira hacer abriendo un poco más los ojos de lo que debería, pero sin moverse.
—Mmm? —hace un minisonidito.
Crowley se quita las gafas dejándolas en la mesa y le mira fijamente a los ojos.
Esto sin gafas es considerablemente mejor. Se humedece los labios, visiblemente nervioso, no va a decir que no.
Se acerca más, obligándole a tumbarse un poco, gateándole por encima.
—C-Crowley... —susurra medio en protesta, pero no se lo impide, ni le quita, ni le empuja, ni le deja de mirar a los ojos.
Las intenciones son claras, créeme, tiene los labios entreabiertos y va directo a donde tiene que ir.
—Aziraphale-san... va a querer a-a... oh...
Crowley se detiene, apretando los ojos. Aziraphale... le empuja un poco intentando salir de debajo de él.
El demonio se echa para atrás bufando con los ojos cerrados apretando los dientes y haciendo drama. Apoyado en la espalda en la pared en postura dramática.
—Ehh... ahm... —es que Aziraphale hasta se pone de pie. Sonríe. Se ríe un poquito... nervioso—. Ehm... Postre. I-Íbamos a tomar... bueno. Ehm... café. O... O no.
—Ehm... d-disculpe la interrupción. Yo... ehm...
Crowley sigue ahí, masajeándose el puente de la nariz con los ojos cerrados. Medio se ríe y todo. Dejando que Aziraphale lidie con el camarero.
—Dos... tartas de crepes de matcha y dos cafés —hace una pausa —. Y un whiskey.
Bueno, por lo menos parece que van a estar aquí un rato más... estuvo a PUNTO de pedir la cuenta y salir corriendo.
Crowley no se atreve a abrir los ojos con el camarero ahí porque... bueno, a Aziraphale le gusta mucho este sitio y solo falta que no le dejen volver a entrar.
El camarero le mira... mira a Crowley. Hace cierta carita y al salir... deja la puerta abierta.
Ojos en blanco. Aunque menos aún se va a enterar que sale, entonces...
Aziraphale se tapa la cara con las manos... lo que acaba de pasar. Y lo que acaba de NO pasar. Esta vez sí que iba a BESARLE. Casi se le doblan las piernas solo con la idea.
Pues nada, ahí están los dos... ojos cerrados. Crowley está medio muerto de risa por lo absurdo y ridículo y frustrante de todo esto y por los nervios. Se pasa una mano por el pelo esperando que Aziraphale diga algo.
—E-Ehm... —se recarga en la pared para no caerse.
Vamos, que ahora seguro le iba a creer que esto era solo pura curiosidad científica. "Veras, Aziraphale, estoy intentando escribir un libro sobre ángeles porque la gente necesita saber si podéis o no tomar Ibuprofeno y cada cuanto tiene uno que regaros... y solo pensé que este era otro dato importante que se podía aportar al estudio... como un... anexo quizás"
No, claro que se iba a creer eso. Por supuesto... suspira. "Veras, Aziraphale, estoy intentando hacer una película documental sobre ángeles porque la gente necesita saber si podéis o no tomar Ibuprofeno y cada cuanto tiene uno que regaros... y solo pensé que este era otro dato importante que se podía aportar al estudio... como un... anexo quizás". Ahora. Ahora sí. Infalible.
Es que Crowley está medio con un ataque de pánico pero no crean que Aziraphale está en el mar de la tranquilidad.
—¿C-Crowley? —pregunta aún con los ojos tapados, solo para ver si no se ha ido. El nombrado abre un ojo para mirarle—. ¿Sigues aquí?
—No, estoy en Alpha centauri.
—Ehm... bueno... te he pedido postre —se destapa la cara y le mira... de reojo un segundito. Nervioso aún.
—Lo he oído.
Aziraphale cambia el peso de pie y... se desliza hacia abajo un poquito.
—Bueno... hm... y-y... ¿t-te dije ya que hablé con... una enviada del cielo?
—Iba a tomar otra cosa de postre, pero está bien. No...
—¿Estás bien? —le mira intensamente.
—Seh, claro —toma las gafas de sol para volver a ponérselas.
—Really? —él sigue sin moverse de ahí, mirándole.
—¿Por qué no iba a estarlo?
Porque él no lo está del todo, de hecho abre un poco la boca en shock con esto.
Crowley se... recupera antes que tú.
Eso vemos... Aziraphale suspira un poco, mirando hacia la puerta... abierta. Quizás se había molestado con él por quitarle de encima.
¡No se ha molestado!
Déjenlo sacar conclusiones y luego arreglarlas. ¿Pero es que qué iba a hacer? Quedarse ahí, en el piso de su restaurante, mientras le besaba... besarle. Iba a besarle. A besarle de verdad. Nunca nadie le había dado un beso como el que le iba a dar Crowley.
—¿Lo... siento?
—¿Qué sientes? —se apoya en la mesa juntando las manos, moviéndose otra vez.
Piensa que... dios mío, ¿¡qué no siente en estos momentos?!
—En este momento... puedo decirte que no siento las piernas aún... —confiesa un poco en broma... un bastante en serio.
El demonio levanta las cejas porque eso no ha sido por lo de antes en la librería, podía caminar bien cuando ha venido hasta aquí.
Por supuesto que no ha sido por lo de la librería, idiota, ha sido porque casi le das un beso.
—Pero tú estás... perfectamente bien.
—¿Y? —le mira de reojo.
Ahí tienes tus ojos de cachorro bien afilados.
Crowley parpadea echándose un poco atrás
Esa hermosa reacción de cada vez, casi como si le hubiera enseñado un cuchillo.
Tú también tendrías miedo si fueras él...
Anda yaaaaa
Oh sí. Hasta traga saliva.
Camina sigilosamente hacia la mesa... y se sienta en un cojín. Esta vez al otro lado de donde está él, con la mesa en medio. Ahora sin mirarle.
—Coward.
Aziraphale le mira con la boca abierta otra vez con esa expresión de sorpresa y Crowley sonríe de ladito.
—¡No es cobardía! Es que... tú estás bien y yo... pues... ¿¡igualmente desde cuando te detienen las cosas?!
—No son las cosas las que me detienen —se ríe y el ángel se emboba un poco.
—Quizás es que yo estoy... tomándome esto demasiado en serio —manotea un poco, modo dramático on.
—¿Tomándote a ti mismo? Desde luego.
—Pues... vale. Vale. Esto es perfectamente normal —se cruza de brazos.
—¿El qué?
—¡Todo! ¡TODO! —la pequeña histeria. Crowley se ríe otra vez—. ¡No te rías! —le lanza una servilleta hecha bolita y es que eso le hace aun reír más—. Crowley!
Cuanto más protestes, peor.
—¡Ugh!
El demonio se calma un poco al cabo de unos segundos.
—Como no pueda volver a este sitio después de hoy, te juro... —aun así, la verdad es que está sonriendo ya un poco.
—Pues necesitas compañía para hacerlo, ya te lo ha dicho —se cruza de brazos apoyado sobre la mesa, sonriendo.
—A ESTE sitio, sí. Necesito conseguir a alguien decente con quien venir.
—Tal vez... ¿tu amigo el barbero?
—Es más que mi amigo... voy a casarme con él.
—Ah, sí, sí... perdona —se echa para atrás y dobla una pierna, sonriendo aun—. Prometido.
Aziraphale se sonroja un poco porque si se veía guapo un rato atrás, ahora se ve más por alguna razón.
—Me vas a invitar al evento, espero.
—No creo que puedas venir, my dear.
—Bueno, seguramente no a la ceremonia, pero el convite seguro tiene barra libre y eso no me lo perdería por nada.
—Y solo por la barra libre. Lo sé —sonríe de lado—. Vale. Lo consideraré. Déjame lo anoto aquí en mi libreta invisible.
—Podría tener yo algún interés no muy honesto en tentar a algunas cosas a uno de los novios. Nada muy espectacular, solo trabajo—le flirtea, mirando a otro lado.
—T-Tentar —se sonroja y es que... la verdad. Si tú crees que tus ojos de cachorro dan miedo, Aziraphale acaba de descubrir una de tus armas secretas.
—Ya sabes... nada muy elaborado. Solo para poner en tela de juicio la solidez del contrato con Dios. A ella le gustan esas cosas —le mira de reojito.
—¡N-No creo que se deje! —se sonroja bastante más y se revuelve un poco.
—Eso habría que verlo —sonríe malignamente enseñando los dientes—. Aunque ya me imagino lo insoportable que ibas a ponerte como le hiciera eso al barbero.
La BOCA completamente abierta del ángel, el demonio se muere de la risa. El otro sigue con la boca abierta... pero ABIERTA.
—Sí, más o menos esa cara me pondrías —le imita un poco abriendo la boca como tonto.
—Pues tú eres un demonio, DESDE LUEGO que no me ibas a tentar a mí a NADA —se sonroja enormemente.
—Uy, que no.
—¡No! Ni ganas
—Claro, claro... ningunas.
—¡Mucho menos de las que crees!
Crowley se humedece los labios y se echa un poco sobre la mesa, acercándosele con un movimiento un poco... serpenteante. Aziraphale levanta las cejas y se sonroja. Si quitarse.
—C-Crowley... —mismo tonito aunque esta vez trae lentes y es menos efectivo.
El demonio se echa más adelante, acercándose más, poco a poco. (Y se sonroja un poco también porque el tonito... y no creas que es de piedra).
El ángel entreabre la boca y sinceramente creo que es posible que peleen por esto en el futuro porque cualquiera que crea que Aziraphale tiene toda la fuerza de voluntad que debería tener un ángel está completamente equivocado pero Aziraphale es quien se acerca y le roza los labios con los suyos...
Ah, bueno, de hecho... Crowley solo se ha acercado sin... nada porque sabía que ya les traían el postre con su instinto viperino.
¡RECONTRACÁSPITA CON EL INSTINTO VIPERINO!
Aunque si se los roza no va a ser él quien se aparte más bien al contrario (Ahora te arrepientes de haber gastado tu "fuck" del siglo con el coche!)
Entra el camarero de nuevo, tal como Crowley pronosticaba y Crowley entreabre los labios un poco al sentir el roce de Aziraphale, cerrando los ojos.
Ugh! Maldita serpiente ¿Alguien se cree que es fácil quitarse de eso? Tal como se ha acercado, TIENE que girar la cara porque... vamos, es que... no.
El camarero está ahí a punto de carraspear.
Y la verdad, no le extrañaría que Crowley se enfadara esta vez. Aziraphale suelta así como una risita exótica, ULTRA nerviosa.
Nah. Crowley se queda un poco paralizado y aprieta los ojos porque estaba SINTIENDO que esto pasaría. Si hasta se había esperado expresamente esta vez... pero en su mente en realidad Aziraphale no iba a... ¡recorrer esos últimos centímetros! Se humedece los labios, vacilando, antes de volver a echarse para atrás hasta tocar con el culo en el suelo.
—Recórcholis... ¡gracias por sacarme la pelusa que tenía en el ojo! —claro, Aziraphale, CLARO.
—Ehm... L-Les... traigo el... hum... postre.
—Ay, ¡gracias! ¡Muchas gracias! —manotea, sin mirar al camarero y se vuelve a reir. El camarero pone los platos en la mesa.
—Siento haberles interrumpido.
—No, no... no... No pasa nada. M-Me... mi... conocido me estaba sacando una pelusa del ojo, claro, porque la tenía ahí desde hace un rato y... ahora ya lo ha logrado, desde luego. ES muy incómodo cuando eso pasa. Ya uno o ve nada. A él le pasa con frecuencia, por eso sabe sacarla... y por eso usa lentes de sol todo el tiempo, hasta aquí dentro y... —parloteo... on
El camarero mira a Crowley, que suspira apoyado contra la pared de nuevo y le hace al pobre chico un gesto de saludo con dos dedos en la cabeza y otra vez la sonrisita falsa.
—Ay, pero qué buenas se ven estas tartas —en serio deberías callarle o matarle—. Muchas gracias por traerlas. Oh, ¡y el café huele estupendo! —lo último que parecía necesitar Aziraphale era café en estos momentos.
—Angel... —le llama Crowley haciendo un gesto para que corte.
Vale, bastante útil. Le mira... cierra la boca. Se sonroja. Aprieta los labios. De hecho esto fue más eficiente aún que un chasquido.
—Bien, ehm... les... dejo disfrutar del postre. Y discúlpenme de nuevo —asegura el camarero haciendo un saludito de inclinación de cabeza antes de salir de ahí.
Sinceramente... si pudiera, Aziraphale GRITARÍA fuck queriendo matar a alguien.
Crowley vuelve a doblar una pierna y a ponerse en postura de "esto no va conmigo" apoyando el codo en la rodilla doblada y llevándose los dedos a los labios como si nada, mirando al infinito.
—L-Lo siento, yo... no sé... e-estabas muy... cerca —susurra.
—Mhm...
—¿P-Postre?
Crowley le mira, con la mano aun en los labios. Aziraphale mete los labios hacia adentro de su boca, mordiéndoselos un poco y mirándole con absoluto afecto, sinceramente. El demonio le sonríe.
—Ven... deberías probarla —sonríe un poquito también, relajándose infinitamente con esa sonrisa.
—Nah, cómetelo tú, lo disfrutas más —se encoge de hombros.
—Pero son dos... voy a engordar.
—¿Y eso que...? Vaaaale, vale —se echa adelante otra vez hacia la mesa para llegar a su postre y a su cubierto—. Vamos a probar.
Aziraphale, la verdad cuando lo ve moverse se pone otra vez muy rectito como si fuera a acercarse hasta su cara otra vez, pero cuando no lo hace respira un poco y... pone un trozo en su cubierto.
—Abre la boca.
Crowley ke mira levantando una ceja.
—Dije abre la boca, no levanta una ceja.
—Mis oídos funcionan perfectamente
—Vale... no abras la boca —se mete el trozo a la suya y le sonríe.
Oooojos en blanco y lo haaaace.
Toma otro bocado y se lo acerca a la boca. El demonio le muerde el tenedor apretando los dientes sin soltarlo. Aziraphale intenta jalarlo, pero no le deja, sonriendo.
—¡Ehhh! ¡No lo muerdas!
Crowley abre más los labios, sonriendo más, pero no lo suelta el ángel tira otro poquito haciendo que se vaya detrás.
Jala un poco más, mirándole de cerca embobadito, así que se va un poquiiiito más.
¡Es que mira que guapo que está!
El comentario aleatorio de repente.
¡Ugh! ¡Déjenle!
Vale, vale... finalmente, suelta el tenedor porque es eso o convertirse en serpiente de nuevo para ir tras él y... bueno. Eso es un poco inconveniente porque seguramente Aziraphale ya está lo bastante tenso con el tema... "me van a betar la entrada al restaurante" como si fuera la gran tragedia griega.
¡Lo sería!
Un drama de proporciones épicas. Como si no hubiera más restaurantes en Londres.
¡No como este!
Ojos en blanco.
A ver a ti que te veten de tus salas de cine favoritas.
Hay muchas salas de cine en Londres. No está ligado emocionalmente a ninguna.
Ojos en blanco. No es comparable. Puede ver la misma película en otra.
Y él puede comer el mismo pescado en otro sitio. Si ni siquiera está cocinado, ¡por Belcebú!
¡No! Este está perfectamente cortado y puesto! Y los chicos le caen bien y... Ugh.
Whatever...
No va a poder volver. Estaba tentado a darle un beso en la mejilla, pero ya basta de iniciativas por hoy.
Ahora resulta que es lo bastante cínico para... "omitir la verdad" a Dios con el asunto de la espada pero no para volver a comer aquí después de esto.
Pues si tan siquiera le hubiera dado un buen beso ahora sabrían algo pero lo que han visto da para poco.
¿Entonces cual es el problema?
Pensaran que es un pobre frustrado. Eso si no puede permitirlo
Lloriqueo, lloriqueo, lloriqueo, buah buah buah.
—¿Te ha gustado?
—Me ha gustado más lo de antes.
—Serpiente tenías que ser —Ojos en blanco. Crowley levanta las cejas sin entender eso—. Las serpientes que comen... comen ratones crudos... o pescado crudo. No crepes.
—No estoy hablando del pescado.
—¿Q-Qué? —se le cae la cuchara así medio dramáticamente y se sonroja.
—En fin... entonces. Mañana. ¿Cómo va a ir eso?
—¿Ma-Mañana? —pregunta sin pensar porque ahora mismo no existía ni mañana ni pasado ni ningún momento más que el aquí y el ahora que Crowley me está intentando besar y diciéndole que le gusta
—Con el caza brujas...
Aziraphale parpadea.
—Ohhh, ya, ya... claro. Uff. Necesitas la protección correcta, Crowley.
—¿Eh?
—El agua bendita.
—Relajate con eso. Lo tengo todo planeado. El asunto es qué vas a hacer tú.
—¿Mañana? Librar la muerte... ¿no? ¿O debo atacarte con algo?
—A eso me refiero...
Aziraphale suspira.
—¿Fuego?
—Si tuviéramos esa espada...—es que no puede.
—¡Te la hubiera ya enterrado en la boca hace muchos años!
Crowley se ríe.
—Es que no tengo idea de cómo matarte —da un traguito a su café y arruga la nariz porque está helado ya.
—Mmmm... ¿con pedantería y aburrimiento? Son tus armas más afiladas.
Aziraphale le fulmina y Crowley se sigue riendo.
—Nunca te aburres conmigo, Crowley
—Ah, ¿no?
—No. En realidad, había pensado... cómo creerían ellos que podrías morir.
—¿Aja?
—Qué caracteriza a un ángel que no tiene un demonio... según ellos.
—¿Aparente bondad intrínseca?
—Producida por...
—¿La gracia de Dios?
—Todo es producido por la gracia de Dios, querido. Hablaba de un sentimiento más terrenal —se ríe un poco.
Ojos en blanco del demonio.
—A-Amor.
—¿Amor?
—Bueno, es... obvio que desde el punto de vista técnico un demonio ya no debería ser capaz de sentir amor, ¿o sí?
—No... nah. O sea, no lo somos —Crowley se sonroja un poco con eso.
—Tú sí lo eres.
—Eh... —gesto vago bastante teatral—. Nah... o sea... —visiblemente nervioso.
—Es difícil no sentirlo... —hace una pausa—. Pero no creo que ellos se tomen la molestia.
—A lo mejor lo confundes con el tuyo, lo estás proyectando en mí y...
—Eso deben pensar ellos —se revuelve un poquito. Crowley carraspea, porque... sí, justo eso le ha dicho antes Miguel—. Si de verdad fuera yo a matarte, Crowley... no iba a hacerlo con una espada llameante.
Crowley traga saliva poniéndose nervioso con eso y sintiéndose de repente más en peligro que nunca.
—Come on! —hace los ojos en blanco—. Llevas miles de años así, no vas a morirte de esto, no seas ridículo —hace un gesto vago con la mano.
—W-Well... y... ¿eso qué... significa? —aprieta los ojos.
—Bueno, no lo sé. Supongo que el mundo no es en blanco y negro como tú bando y mi bando cree... hay una escala de grises. Eso... por un lado.
—Aja...
—Si yo tuviera que... matarte de verdad. Buscaría una forma más... angelical de hacerlo
—¿Consistente en...?
—No lo sé. Claramente el amor no te mata, pero ellos...
—O sea... —aprieta los ojos—. A lo que me refiero es a... ¿qué vas a hacer para que crean que estás haciendo algo y qué debo hacer yo para que crean que funciona?
—Ni siquiera sé si es una buena idea... solo es algo en lo que he estado pensando. Es mucho más complicado que quemarte en la hoguera y meterte en una tina de agua bendita.
—Eso... ya lo veo.
—De hecho yo hubiera pensado... que ellos mismos elegirían una forma más elegante la primera vez. La eligieron la segunda.
Crowley le mira con una ceja levantada porque... maldita sea, sí es una forma mucho más elegante. Pero el cinismo necesario para... admitirlo.
—Una forma horrenda. La peor.
—Eso solo pasa cuando se alían...
—Nos están condenando haciendo lo mismo que hacemos nosotros —aprieta los labios.
—Bueno... en mi caso aseguraban que también tenía que ver con detener el fin del mundo y la guerra...
Aziraphale sonríe de lado.
—Y no vas a creértelo, pero faltarle el respeto a Belcebú y a un respetado miembro de la comunidad angelical.
—Vale, vale —se ríe n poco.
—De hecho, si no estuviera tan mal escrita, disfrutarías mucho con mi sentencia. Hay varias cosas con las que estarías de acuerdo y estoy seguro que podrías sacar ideas para un par más que añadir a tu lista que reprocharme.
—Oh... ¿qué dice? —pregunta interesado.
—Cosas como ser un traidor y hacer demasiadas preguntas... y demasiado "exhuberante", que tengo la ligera sospecha que se referían a "exasperante".
—¿Exuberante? Te tienen envidia —Se humedece los labios e inclina la cabeza
—¿Y quién no?
—Yo. Me resulta muy complejo serlo, pero...
—¡Anda ya!
—A ti te queda como anillo al dedo.
—Y a ti no, claro...
—¿Exuberante? No
—Exasperante.
—¿Te parezco exasperante?
—No me lo pareces, sé que lo eres.
—Siempre dices unas cosas tan lindas —suelta poniendo morritos. Ooojos en blanco y el ángel se ríe un poquito—. Igualmente volvemos al tema de... qué hacer para matarte mañana.
—Exacto.
—Que sea espectacular, además. Y convincente.
—¿Aja?
—¿Cómo lo llevan en los exorcismos y esas cosas?
Crowley aprieta los dientes y aspira el aire hacia dentro.
—¿Puedo matarte con uno?
—No... lo creo pero... sí podrías... echarme de mi cuerpo.
—¿Para después volver a él?
—Pues... depende.
—¿De qué? Vamos, no voy a dejar tu cuerpo bañado en agua bendita... ¿podría tocar tu cuerpo sin ti agua bendita?
—Ehm... Bueno... sí... creo. O sea, supongo que... a la práctica, debe pasar como cuando... —hace un movimiento dibujando un círculo con dos dedos, refiriéndose al intercambio.
—Podría hacerte un exorcismo y sacarte de tu cuerpo y bañarlo en agua bendita...
—¿Pero para qué ibas a hacer eso? —aprieta los ojos—. Todos creen que se supone que soy inmune a ella.
—¡Pues es que la otra es quemarte!
—No creo que mi cuerpo soportara eso sin mi ahí.
—Pues no voy a quemarlo.
—Ya, es que además... —se humedece los labios porque los exorcismos...
—¿Qué?
—Le dije a la... quienfuera que habías descartado los exorcismos.
—Miguel. ¿Poooor?
—Porque... si el agua bendita no me afecta pues eso... tampoco.
—Es que si no te mata lo celestial ni te mata lo diabólico... nada te podrá matar, más que Dios. Eso es lo que... deberán entender.
—Es una buena conclusión a la que llegar.
—Igualmente, en resumen, no tengo nada que hacer contra ti.
—A lo mejor sí podemos probar los exorcismos —aprieta los ojos.
Aziraphale extiende un brazo y le hace un muy suave y rápido cariñito en la cara. El demonio parpadea y el ángel esconde la mano. Es que mira las caras que le pones, apretando los ojos y hablando de exorcismos.
Pues es que... ¡exorcismos!
—No pudieras buscar en... tu teléfono cómo matar un demonio según los humanos. Siempre pueden darnos buenas ideas.
—No.
—Oh, venga, ¿por qué no?
—Porque alguien se olvidó el bloody aparato del demonio en mi casa.
—Ohhh... pero había uno mío por aquí en algún sitio, ¿no?
—A ver, trae —hace un gesto con la mano para que se lo dé.
Se lo busca encima... y milagrosamente lo encuentra. Pues se lo ha dado hace como veinte minutos. Podría haberlo perdido
—Vamos, recuerdo el asunto de las líneas de sal en el suelo... y el palo santo. ¿Al final te hace o no te hace?
—La sal... me condimenta muy bien el suelo. El hierro es lo que... pero tiene que estar puesto ahí para ESO.
—¿El hierro? Pero te he visto con una armadura entera puesta...
—Por eso. Tiene que estar puesto para eso. Con intención, como las herraduras. Nada de que te compras una campanita para la puerta y milagrosamente ya eres inmune a nosotros.
—¿Cómo es que la mitad de las cosas de hierro que yo poseo no han servido jamás para mantenerte a raya? —protesta y... se arrepiente de la pregunta retórica—. Shut up, idiot.
La sonrisita molesta.
—Ni te creas tanto.
—No, no... claro —levanta las manos en señal de rendición.
—Volviendo al asunto...
—¿Aja?
—Una estaca de hierro directa a tu corazón es lo que debería yo de hacer.
—No creo que eso no funcionara también al revés.
—Yo creo que eso funciona bien para descorporizar a cualquiera.
—Lo bueno es que a mi no me van a obligar a hacer tanto papeleo. O bueno, sí, pero si no lo hago no pasará nada.
—No. ¿Y si no te devuelven?
—Para mi es fácil poseer un anfitrión. Eso es lo que hace que los demonios seamos muy difíciles de matar, a pesar de la infinidad de formas que hay...
—Igualmente no me haría ningún tipo de ilusión que... bueno. Vamos a decir que ya nos acostumbramos a esto... —se sonroja.
—De hecho, nunca podrás saber seguro, cuando consumes tu matrimonio con él barbero... si realmente fue con él —responde mirando el teléfono métodos de matar demonios.
—No voy a consumar... no voy... Anthony J. Crowley!
Se ríe un poco pero no se atreve a mirarle.
Si esto fuera una mesa normal ya te habría dado una patada por debajo
¡Ala! ¿Y que hay de la no violencia?
—Ya me parece que tú has consumado bastante todo lo consumable hoy. Como para el siglo entero —no le mira tampoco tomando otro traguito de café con carita de inocente.
—Mira —le ignora las protestas, mostrándole un ritual en el teléfono—. Este funciona. Es una mamada porque no puedo regresar al cuerpo en veinte minutos y luego todo se siente raro, pero si no sellas el cuerpo. Puedo volver fácilmente.
—¿Veinte minutos en los que puedo hacer lo que sea con tu cuerpo? Vale... —asiente mirando el teléfono con atención—. Tendría que comprar un par de cosas.
—No te olvides de la manta —recalca.
—Manta...
—Sí, luego esto deja el cuerpo helado.
—No me extraña, si no te pones calzoncillos —murmura.
—¿Y qué tendrá eso que ver?
—Bien. Pues este será. Aun no me dices que vas a hacer tú —cambia el tema del pasivo agresivo, mirándole otra vez
—No te preocupes, algo indoloro —y estúpido, créeme.
—Thank you —le sonríe.
—Ugh, que no me des las gracias —aprieta los ojos.
—Lo siento, eres un buen demonio... —Hace los ojos en blanco
—Shut up, no lo soy —protesta y Aziraphale sonríe un poquito con eso.
—Please... ten cuidado con el agua bendita.
—Que siiiií.
—Vale, vale... —levanta las manos—. Por... por cierto...
Crowley le mira por encima de las gafas. Aziraphale vacila un poco.
—Íbamos a... ir al cine otro día de estos.
—¿Aja?
—Para... intercambiar el cuerpo de nuevo.
—Supongo que ya no es necesario —se sube las gafas y se echa atrás otra vez cambiando de postura las piernas. La carita que pone Aziraphale.
—Ehm... of course. Desde luego que no... no es nada necesario. Mejor. Porque no quería ir, me había salido otro compromiso y...
—Aunque si quieres ver el final de Sounds of music...
—¿Qué? —Ojos en blanco.
—No la terminamos...
—Si... quisiera verlo. Que no he dicho que quiera... ¿qué?
Crowley se encoge de hombros.
—¿Me estás invitando a... una cita?
—A... A estas alturas... —se sonroja un poco... Aziraphale carraspea y se sonroja en espejo.
—No dije la primera
—Como se enteren que nos vemos y no...
—Olvídalo —Aziraphale aprieta los ojos.
—Pero aun así... —susurra. El ángel le mira—. Lo que digo es que yo ya la he visto.
—Y no vale la pena el riesgo. Ya...
—No seas idiota —ojos en blanco—. Lo que digo es que si tú no quieres verla, pues no tiene sentido, porque yo ya la he visto.
—¿Te estoy preguntando yo por ella o no? —se sonroja.
—De todos modos habrá que decidir el siguiente movimiento tarde o temprano, qué tal que mañana nos vemos con el cazabrujas y luego vemos donde vamos... No te presentes ahí demasiado pronto.
—¿A qué hora quieres que vaya?
—Tarde. Recuerda que en mi caso las mañanas son algo que les pasa a los demás.
Aziraphale suspira.
—Vale... en la tarde será —sonríe un poco, Crowley sonríe de vuelta—. Ha sido una... velada inesperadamente... distinta.
Sonríe más casi a punto de reirse y el ángel si se ríe un poquito pegándosela.
—La podrías tú describir mejor? Ha sido una locura de velada... en la que todo ha salido bastante... ¿mal? ¿Bien? Ni siquiera sé qué decir.
—Tú quédate con lo bueno, yo me quedaré con lo malo y tendremos una repartición equilibrada —le miiiira de eeeeesa manera ooootra vez
El rubio se sonroja un poquito y siente como si le revolotearan mariposas dentro del estómago... seis mil años más tarde ¿y apenas estás permitiéndote que te vuelen mariposas ahí?
—Está vez, prefiero que ambos nos quedemos con lo bueno. Se equilibra solo después del último par de días.
—Excepto por el beso, que me lo llevé yo y es mío —carraspea.
—¿C-Cuál b-beso?
—Exacto, esa es la actitud
—¡No hubo ningún real... beso!
—Lo has pillado. Really.
—¡No hubo ningún beso, Crowley!
—Muy muy bien —sonríe
—Eso no es... ¡no es un beso!
Y en mitad de ese grito vuelve el camarero a ver si... necesitan algo más o qué están haciendo ahora
—Oh, ¡por el amor de Dios!
—Es como si los... invocaras —susurra Crowley maravillado con esto, mientras el camarero mira a uno y otro, por lo menos ahora corre el aire
—¿Todo bien, señores? ¿Necesitan algo más?
—Un poco de espacio —murmura mientras junta las manos. Aprieta los labios.
Así que, regañado, el camarero recoge los platos del postre y el café.
—Lo siento... —susurra mientras lo hace—. Solo estoy... yo...
—Que va, no lo siente. Suele mentir con esas cosas —interviene Crowley.
—¿¡Qué?! ¡No! ¡Yo no miento!
Crowley solo sonríe molestamente con eso.
—No es verdad que yo miento. Lo que el quiere decir es que... estaba quitando la pelusa de mi ojo y le interrumpió.
El camarero le mira porque esas son más explicaciones de las que... bueno, que no lo hacen mejor.
—Cielos... solo... ¿quieres algo más? —pregunta a la desesperada el ángel. El demonio niega.
—De hecho, creo que tendría que salir de aquí yo primero...
Asiente un poquito, así que se incorpora un poco, aun sonriendo.
Crowley se incorpora un poco, aun sonriendo.
Aziraphale asiente un poquito y le mira hacer, de reojo, con cara de desinterés. Tomaría unas cuantas torturas terribles el que admitiera que, de tantas veces que han hablado y convivido... esta era sin duda la vez que menos ganas tenía de que se fuera. Hubiera querido caminar a casa con él y hablar toda la noche. Y quizás que se quedara dormido en el diván y empezar otra vez mañana. Ir al cine y hablar (No en el cine... ejem), y casi besarse otras trescientas veces. Ejem ejem. Se sonroja.
Pero el premio a los años de servicio en vez de ser unas vacaciones era... volver a casa solo. ¡Como si no hubieras hecho eso diario los últimos seis mil años! Se riñe un poquito a sí mismo, venga, no seas dramático. Podría ser peor. Podría de verdad querer matarte.
El demonio se pone de pie definitivamente y sus caderas le llevan hasta la puerta.
—Ehh... goodbye? —este hombre y sus pésimas despedidas!
Crowley le mira desde la puerta y le sonríe, haciéndole sonreír un poco también.
—¿Les pides que me traigan la cuenta?
—Sí, claro.
Aziraphale le sigue mirando y Crowley sigue de pie, vacilando en la puerta, se humedece los labios... nadie sabe por qué no se va.
Aziraphale si sabe por qué no se va. De hecho está empezando a temer que sea su propia voluntad la que le retiene.
Creénos que no. Puede que ayude pero... no.
Aziraphale se limpia los labios con la servilleta, aún con esa actitud de ligero desinterés. El camarero mira a Crowley sin entender qué hace.
Una más y Aziraphale va a chasquear los dedos... y desear no enviarte a un lugar horrible. Eso dice, ejem. No estamos seguros de que sea verdad. Espero.
—Pfff...
—What? —pregunta Aziraphale, dejando la servilleta en la mesa y... levantándose.
—Creía que querías poder volver aquí.
—Yo también —asegura el muy cínico, sin mirarle.
—Vaya...
El ángel saca la cartera y pone sobre la mesa como el doble del dinero que calcule que será la cuenta.
Crowley le sostiene la mirada, Aziraphale se guarda otra vez la cartera, antes de mirarle y sonreír.
—So...
—Yes, dear?
—¿No ibas a esperarte?
—Eso hago. Esperar.
—Bien —mira la puerta y... vacila de nuevo aprentando los ojos y sonriendo más.
Aziraphale se humedece los labios. Es decir, Crowley no puede... ser tan tonto, ¿verdad? Vamos, ¡que él está haciendo el 90% esta vez!
¡Que va a estar haciendo! No está haciendo nada.
—¿Crowley?
Le mira. ¡Vamos, que esto no es tan fácil tampoco, eh!
—Ciao, angel —sonríe y se da la vuelta para irse ahora sí.
¡No! ¡¿Pero cómo puede ser tan tonto?!
—Ugh! Serpiente idiota! —protesta tremendamente frustrado. Pues nada, nada de volver sonriendo como un idiota y pensar toda la noche en él.
Eso quisieras.
¡Va a pensar toda la noche en él pero no va a sonreír como sonreiría!
Eso sí.
Pues que ni crea que nunca más va a volver a pedirle un beso así.
Ya, claro.
Está tremendamente enfadado. Si te tropiezas en la calle sabrás por qué fue.
La VENGANZA. Tranquilo, que bastante problema va a tener porque... bueno, querido, pues nada más llegar a su apartamento, hay una mujer en la puerta.
Oh... sí. La pidió él.
Como te acuestes con ella...
Pues al principio no sabe bien qué hace ahí pero... luego parece que el ángel pretendía pasar una velada interesante. No puede creer el drama que le ha montado antes por estar solo en su librería cuando él...
¡No! ¡Desde luego que no, you idiot!
Ya... ya. Es obvio que no.
Pues si que es obvio. Gracias.
Lo bueno es que... Crowley está de buen humor así que no va a hacer mucho drama por ello. Ni tampoco por el desastre que hay en el teléfono, ¿qué demonios son todas estas notificaciones sobre gatos? Prefiere irse a dormir y lidiar con ello mañana.
Claro. Tú porque duermes.
Exacto
Aziraphale va a llegar a casa a prepararse un té y... A cerrar todo y a quitarse la ropa para mirarse desnudo en el espejo por primera vez en centurias. La verdad se deja los calzoncillos. Bueno, si es que los trae puestos. Seguramente no.
Pues... ¿por qué está mirándose desnudo?
¡Pues al menos quiere saber qué es lo que vio Crowley!
Lo que vió... Fue sin calzoncillos
Ya, ya. O sea... quieren que venga Gabriel cuando se quite los calzoncillos. De hecho puede también que... se mire a ver si tiene todo como debería. Supone que sí, los humanos hacen eso con frecuencia y no les pasa nada.
Aziraphale respira, gracias al cielo. Igualmente... se sonroja un poquito. Vamos, sí era verdad que era su forma humana y en sí no le parecía que estuviera especialmente mal. Ni especialmente bien. Aprieta los ojos volviendo a vestirse.
La verdad ni siquiera sabe cómo es que... o sea sí, vale... en seis mil años uno aprende muchas cosas. No está seguro de poder siquiera y de hecho esta seguro que son de esas tentaciones humanas que no debería tener
De hecho, después de cuatro veces que lo ha hecho el otro...
Eso él no lo sabe.
Casi que dormida deberías tenerla aun.
De hecho puede que lo intente un poco y descubra que no tiene ningún... absolutamente ninguna sensación. Se muerde el labio un poco convencido de que como a Crowley le guste esto mucho... Bueno, Crowley se ha tardado años en comer con él así que el bien puede decir que no le gusta esto y estarán a mano.
Aja... ¿eso le vas a decir?
Es posible, sería lo justo. Es decir, no le parece que tenga nada de malo.
Vale... vale. Va a ser lo mismo. Puedes probarlo, de hecho
Igualmente (ejem), busca un libro por ahí bastante concreto y viejo, que tiene información de métodos precisamente para deshacerse de demonios... y se sienta en el diván suspirando un poco y pensando en todos los acontecimientos del día de hoy y sonríe como idiota, tocándose los labios y abriendo el libro
¿Ves? Eso ha sido beso.
No, no lo ha sido pero ha sido lo más que ha sido. De hecho se siente un poquito culpable por ello, porque realmente no debería besarle.
Pues ibas a hacerlo tú...
Realmente el no debería besarle. Sí. Nadie te está echando la culpa, Crowley. La verdad, de todos modos sonríe como el ángel idiota que es y abraza un poco el libro.
Yo estoy segura que... Crowley va a llegar tarde mañana.
Suspiro. Es del modelo.
No solo porque seguramente Crowley llega tarde por definición si no porque además Aziraphale le ha desencajado todas las alarmas del universo a horarios RAROS.
Ojos en blanco.
Así que le ha despertado un tipo de amazon con una entrega premium de una tabla de surf, algunos objetos de playa y unos esquís. Y la verdad, cada vez le parece más buena idea matarlo.
Ahora será culpa de Aziraphale que Crowley llegue tarde. Ojos en blanco.
Bueno además de tarde... Es que además no le ha dicho la hora, solo ha dicho por la tarde
As always. Puedes ir ahí a tomar el té.
Sí, eso va a hacer pero... Además está nerviosito.
