—Fuck, fuck, fucK, fuCK, fUCK, FUCK! —protesta Crowley cuando ya están en la librería, saliendo de su bolsillo del abrigo y volviendo a su tamaño habitual.

El GRITO agudo e histérico de Aziraphale. Ni caso le hace Crowley, dando vueltas, preocupado.

—¿¡Qué haces... qué?! ¡T-Tú! ¿¡Cómo es que...?! Estabas aquí todo el... ¡TÚ! —es que creo que está planchado contra la puerta.

—¿Tú has oído? —protesta el demonio.

—Claro que he oído... ¿t-tú has oído? No debías... oír nada de eso —susurra.

—¡Me cago en el estúpido imbécil y puñetero Arcángel fucking Gabriel de los cojones! —le chilla al techo descargando la adrenalina y la frustración contra las molduras porque hubiera querido poder hacer algo antes pero...

Y es que una parte de Aziraphale. Una no tan pequeña parte de él, se alegra tan infinitamente tanto de que esté aquí... le hace sentir más tibio. Y seguro. Un bastante menos mal que como se sentía hace unos minutos.

Crowley toma aire e intenta respirar para calmarse, después de respirar un par de veces, le mira.

—No tenías por qué oírles... —empieza el ángel.

—¿Cómo iba a no oírles?

—Pues no tenías por qué oír todas esas cosas... horribles. Nadie tenía porque oírlas. Nunca —susurra empezando a sentirse tremendamente rebasado.

—Alcohol. Necesitamos alcohol—da una vuelta sobre sí mismo yendo a buscar—. ¿Quieres chocolate?

—Sí. Aunque... No sé si deberías estar aquí... —camina un poco, sin acercársele del todo, mirando de reojo hacia la calle.

—Estoy puto muerto de frío —protesta—. No, seguramente no, pero no iba a saltar del bolsillo y a recorrer dos kilómetros de ciudad midiendo solo un palmo.

—E-Estás muerto de frío. Lo siento —le pone unos ojos terriblemente culpables y es que NO. Menos mal que no te has ido.

Crowley le mira de reojo porque... la manta. Le dijo que era importante. Y sonríe de lado, preparando chocolate caliente con ron aparentemente. Bueno, ron caliente con... cierto aroma a chocolate más bien.

Aziraphale cierra las persianas una a una, mirándole de reojo.

—Has... ¿oído todo?

—Sí, ¿por?

—Ugh —se sonroja.

Crowley sonríe con esa protesta y le tiende una de las tazas. Aziraphale vacila antes de acercársele, sin atreverse a mirarle del todo a los ojos pero si extiende la mano por su taza.

—C-Crowley, y-yo...

El demonio se la da y luego se deja caer dramáticamente sobre el sofá.

—Han dicho cosas que... —le mira hacer... y sonríe un poquito sin poder evitarlo, yendo a sentarse precavidamente a la silla.

Crowley le mira envolviéndose con una manta de lana escocesa que hay por ahí, tomándose su ron.

Aziraphale quisiera... abrazarle. Sinceramente. No lo hace.

—Muchas cosas. Cosas que no pienso.

—¿Cómo cuáles?

—Cosas sobre... quererte. ¿Te sientes mejor?

Crowley pone los ojos en blanco y le da otro sorbo a su bebida como respuesta.

—Y lo... patético que es —le da un traguito a su bebida... ¡y le hace sentir tan bien! Que se relame los bigotes.

—Ya, bueno, nada nuevo —le mira y le sonríe... porque había ido al cielo, a por él para traerle de vuelta. Y le había dado un beso, aunque técnicamente el beso se lo había dado él a sí mismo, pero... el caso es que hace un par de días estaba diciendo que no eran amigos, ya no hablemos hace un mes... y ahora estaba admitiendo delante de todos los ángeles del cielo, el estar enamorado. Aunque bueno, eso técnicamente también lo había hecho él... Hasta el punto en que era casi ridículo que Aziraphale siguiera negándolo.

O sea, se había metido ahí en su cuerpo y lo había EMPUJADO por el abismo una y otra vez... y aunque estaba seguro de que no había dicho ninguna mentira y que Aziraphale sí estaba enamorado y sí quería besarle, no dejaba de sentirse un... poquiiiito culpable. Especialmente por las palabras duras de esas dos comosellamaran la ángel negra y la del moño interesante.

Aunque Aziraphale lo había aguantado todo estoicamente y sin derrumbarse, con esa valentía y... ahí están los ojos en forma de corazón otra vez mirándole embobadito con su sonrisa de adoración infinita. Y además ahora no lleva gafas.

—Todo ha sido... —le mira un instante de reojito porque la sonrisa que le pone y los ojitos que le echa. Se sonroja más—. U-un verdadero de-desastre.

I... am sorry —se humedece los labios.

—Soy yo el que te ha intentado matar. Tú has hecho todo para intentar no morir —le sonríe un poquito con eso.

Well... you know. Tal vez... podría haber sido un poco menos... —se pone los ojos en blanco a si mismo porque se está bloody disculpando.

—Hiciste lo que... era necesario. Aunque, claro, está pasando exactamente lo que siempre dije que pasaría.

—¿Qué? —se hace bolita dentro de la manta, quitándose los zapatos y subiendo los pies al sofá.

—Que no iba a gustarles. Han... pedido que pare —le mira hacer.

—Ya, bueno, ¿y qué es lo que les gusta? —protesta y se mueve de nuevo tumbándose un poco más y moviéndose en general. Va por dejar la taza en una mesa pero está llena de libros, así que la deja en el suelo empezando apartar los libros.

Aziraphale hace los ojos en blanco.

—Anda, a ver. Te ayudo —se levanta y se acerca a la mesa tomando algunos libros y poniéndolos en otra mesa—. Ya sé que no les gusta nada pero... es que las caras de asco de todos...

Crowley le mira y vuelve a tomar la taza dándole unos buenos tragos y dejándola en la mesa que quería ahora sí. Aziraphale extiende una mano y le toca la frente, el demonio parpadea y sí, aún está frío pero está entrando en calor.

—Aún pareces... cadáver —susurra y, va por su tacita viniendo a sentarse al sillón donde está Crowley. Recto y en una orillita—. No entienden. Nada.

—Aun así preferiría no volver a usar los exorcismos —Crowley recoge las piernas y se da la vuelta para echársele encima a él porque está calentito.

Cielos, ha tardado una milésima de segundo.

Shut up! Tiene frío, ¿vale? Ya ha dicho que esto era una mamada.

—Gabriel quería usarlos más. Ha dicho que funcionaba —Aziraphale se sonroja un poquito pero es que justo a esto ha venido aquí. Levanta el brazo... y no sabe dónde ponerlo.

—Cuando yo descubra cómo realmente matar a un ángel Gabriel va a ser el que va a estar en bloody problemas de verdad —no te preocupes, él sí que sabe qué hacer con tu brazo, se mete debajo.

Le aprieta un poco contra si entonces y sonríe un poquitín.

—No puedo creer... —ni siquiera sabía en qué orden de importancia debían aparecer las cosas en las que no puede creer.

Loosing my religiooon —se burla.

Shut up! Un día van a cansarse en serio. De hecho veo a Gabriel muy muy cerca de ese momento —le mira de reojo y es que... esto. Aquí. Así. Es perfecto—. ¿Estás más calientito?

—¿Y qué te obligaran a hacer? ¿Matarme?

—Impedirme volverte a ver... aberrante, les has oído. Aun así han... pensado incluso en ponerme un compañero-espía.

—Eso sí va a ser un bloody problema como lo hagan.

—Todo es un... problema. Todo. Y seguramente será más cuando noten que has venido aquí y que hablamos o nos vemos —se mueve un poco para acomodarle mejor sobre él, estirándose un poco para dejar su taza en la mesa.

Echa la cabeza atrás haciendo drama y luego se cubre completo hasta la cabeza con la manta porque es un tonto. Aziraphale se sienta otra vez y encuentra una manta arrugada donde debía estar Crowley.

—De hecho, si... si Gabriel va a la bitácora de milagros, voy a estar en problemas severos.

—Insisto que ya estás en problemas severos —asegura la manta.

—Voy a... hacer un reporte e incluir ese milagro en... mi defensa a tu ataque. A ver si cuela —le abraza un bastante mejor ahora que está cubierto con la manta. Ejem. Vamos, porque con la manta no mide dónde está—. Y... No creo que debamos vernos en un tiempo.

Crowley se le echa encima dejándose abrazar, sin decir nada. Se nota que te haces a la idea de no veros en un tiempo.

Aziraphale le aprieta contra sí, pensando en lo que han dicho todos en conjunto. ¿Era de verdad aberrante? ¿Era en serio el primer ángel en la historia en enamorarse de un demonio? ¿Y Crowley el primer demonio en enamorarse de un ángel? Sinceramente... no podía creérselo.

Hasta el mismo Shakespeare había escrito sobre ello. Esto era, de hecho, un clásico. Uno que acababa mal siempre, con venenos y dagas y guerra y... casi todos felices. Mira qué casualidad.

Crowley aun prefiere las comedias. Sueño de una noche de verano... o Mucho ruido y pocas nueces.

Mucho ruido y pocas nueces sería lo ideal, no es por nada. Debería tender hacia ahí... y ridículamente estaban tendiendo hacia los malditos dramas.

—¿Has notado que esto ha salido mal porque... lo hemos hecho demasiado bien?

—¿Eh?

—Hemos hecho esto lo bastante bien como para que casi funcionara, my dear.

—Bueno, yo te dije que funcionaría —abre un poco la manta y seguro puedes ver un poco ahí dentro los ojos amarillos en la oscuridad.

—Ya, ya... esto no puede volver a pasar —se asoma ahí dentro, y la verdad... es que bien podrías invitarle ya adentro de tu manta.

—Debo decir que me acojoné un poco cuando llegó Gabriel y yo no podía regresar.

—Debo decir que yo he estado en un estado continuo de terror y pánico desde que salimos de casa de Madame Tracy.

—Y no explotaste —sonríe de lado.

—Explo... oh! Espera, eso... ese asunto ha sido tremendamente extraño —asegura repentinamente recordándolo y creo que Aziraphale lleva toda la tarde batido de la ropa interior sin darse cuenta.

—¿Extraño? —levanta las cejas.

—Ahora que pienso en ello creo que si hay partes que me explotaron.

—¿Qué? —se aparta un poco para mirarle bien

—Fue algo como nunca había sentido... no fue desagradable, solo... el mundo desapareció un segundo en... una especie de explosión, sí.

Crowley parpadea un poco porque él no... no sintió nada diferente. (Tal vez porque NO ERA TU CUERPO)

De hecho muy inocentemente es que se mira de arriba a abajo... y es que estaban pasando cosas tan horrendas en ese momento que en ningún momento cayó en la cuenta de que tenía... un líquido viscoso en los calzoncillos.

—No... Nadie se había quejado de eso antes —Crowley inclina la cabeza intentando entender.

—Pues... yo he sentido algo sumamente intenso.

—Tampoco es como que yo me haya parado a preguntar —añade.

—Puedo decirte que fue todo menos... desagradable. Quizás tuvo que ver con que estaba tan... preocupado porque no estuvieras vivo siquiera. Aunque te acababa de escuchar en el radio...

—Si hubiera tenido otra opción no lo hubiera hecho.

—Fue mucho menos terrible de lo que esperaba. Aunque cruzaste una línea con ese movimiento de caderas.

—¿Te puse demasiado nervioso? —sonríe de lado.

—No. Casi me dislocas el fémur.

Poor poor you —ojos en blanco.

—Además has empezado a hablar y a decir cosas... que yo no diría —ejem, como que estoy enamorado de ti.

—¿Qué? ¡Si hasta le dije "tickety boo" a alguien! —protesta.

Aziraphale sonríe porque eso fue bastante, bastante gracioso.

—Nadie noto que dijera algo que no iba contigo.

—¿Qué hay de mí? —se ríe un poco.

—Tú no cuentas. Sabías que era yo.

—Estoy seguro de que nos hemos saltado decenas de reglas en las últimas horas —se estira otra vez por su tacita y suspira, sonriendo un poco.

—Bueno, ese es mi trabajo y a ti te pidieron que lo hicieras, de algún modo.

Aziraphale le sonríe un poco porque siempre consigue hacerle ver las cosas de otro modo.

—Sinceramente... mientras Gabriel me hablaba de lo mucho que tenía que detenerlo todo y hacer algo respecto a... ti...

—¿Aja? —le mira.

—Y cuando específicamente me... acusaron de que cualquier sentimiento que yo tuviera hacia tí —ajem, que no amor—, fuera demasiado terrenal... yo... Creo que hoy... estoy un poco sobrepasado con lo que ha ocurrido. Quizás necesito más alcohol —cambia el tema, sonrojándose un poco—. ¿Cómo te sientes?

—Seguro es alcohol lo que necesitas. Yo también.

—Te sirvo, espera... —se levanta, pensando que en realidad lo que había pensado con Gabriel era que si le parecía que estaba siendo demasiado humano por darle un beso y querer a Crowley, iba a venir hasta aquí y a mostrarle exactamente lo que de verdad significaba ser DEMASIADO humano. Abrazándole, besándole y... demostrándole su amor pues... como un humano lo haría. Era una mala idea, la verdad. Aunque a estas alturas ¿podían hacer algo peor de lo que ya habían hecho? Ya le había besado en el cielo frente a todo mundo casi.

Crowley vuelve a moverse y a acomodar la manta porque mira que esto es lo que odia de los estúpidos exorcismos.

—Quizás deberías darte un baño caliente... ¿no te serviría?

—A lo mejor...

—Puedo prepararte uno —le sonríe trayéndole un vasito con más alcohol.

—¿Tienes siquiera un baño?

—Claro que tengo un baño. Antes solía tomar baños de burbujas.

El demonio parpadea un par de veces intentando imaginarle haciendo eso y sonríe de lado.

—Suena como una de... esas cosas que tú harías, sí. Me pregunto cuántos libros se te cayeron ahí dentro antes de decidir dejar de hacerlo.

Curso de imaginación, actividad 01, dificultad: Baja. Imaginar a Aziraphale tomando un baño de burbujas además.

—Más de uno —aprieta los ojos—, créeme. No es un buen lugar para leer.

Se ríe porque ha dado en el clavo.

—Pero es un buen lugar para hacer sopa de demonio.

—Dile a Gabriel que la has bendecido.

—Y que la tina es de hierro.

—Y que te metiste conmigo.

Aziraphale se sonroja terriblemente con eso y Crowley se ríe. El ángel no le mira, ni responde a eso, porque hoy... hoy han pasado demasiadas cosas.

Ya, ya, solo te está vacilando.

No, es que... hoy podría meterese a la tina contigo en realidad. No creo que lo haga, pero podría y eso parece ser algo que no estás tomando en cuenta.

—Ya, y podría aparecer Michael con Uriel a la mitad del baño y morirse de la risa eternamente... pienso que esto está trayendo felicidad al cielo, indirectamente.

—Al final todo van a ser ventajas...

—TODOS van a saber... todo lo que pasó hoy —le hace un gesto para que le siga.

—Y... —se levanta con la manta sobre los hombros.

—Y cada vez me dan menos ganas de subir ahí... —de hecho creo que tiene que vaciar un poco el baño porque tiene unos libros aquí que ha tenido que mover para poner otras nuevas primeras ediciones allá que... bueno. Ya saben cómo funciona.

—Así que el paraíso no es tan paradisíaco —se burla.

Hace una mueca con la boca porque no, y últimamente menos.

—Pues supongo que para algunos ángeles sí que lo es... Gabriel parece muy feliz —asegura al fin abriendo el agua de la tina.

—Yo creo que a Gabriel le va el sado —¿no se te ocurre algo un poco más... sacrílego que decir? Mira un libro de por ahí como si no acabara de decir eso.

—Por el amor de Dios, Crowley. Yo creo que Gabriel nunca tendría ni siquiera un asomo de... deseo por algo.

—¿Ni por la crueldad? Eso es casi peor.

—Yo qué sé... para ser un arcángel, no parece en lo absoluto interesado en... sentirse siquiera un poco mal por hacer sentir completamente miserable a otro ángel. Creo que ni siquiera piensa que es capaz.

—A lo mejor deberías dejarle leer ese libro... el del duque o el marqués o lo que sea.

—¿A ti te parece que además es buena idea que aprenda a sentir placer por ello?

—Por lo menos alguien sacaría algo de ello. Ahora ni siquiera eso.

—Ya, ya...no. No estoy tan feliz con la idea de que él sea feliz cada vez que me hace sentir mal.

—Estoy casi seguro que ya lo es... —empieza a desnudarse debajo de la manta.

—Pero venga, de verdad, creo que ya tuvimos bastante Gabriel por hoy... —mete la mano a la tina confirmando que el agua está lo bastante caliente.

—¿Y qué quieres?

Otros besos, por ejemplo.

—Pensar por un par de horas... que todo va a estar bien —le mira.

—No creo que nadie venga a buscarte de nuevo por un par de horas —le mira, envuelto en la manta y le sonríe.

—Eso creo yo —vacila un poco y se sonroja—. Bueno... te... dejo que te bañes y eso...

Crowley asiente y Aziraphale le sonríe un poquito.

—Me alegra que tu estés bien... y completo —agrega en un susurrito antes de ir a la puerta.

—Gracias a tí.

El ángel le sonríe un poco más, abriendo la puerta y saliendo... y recargándose al otro lado cerrando los ojos. ¿Será que podía quedarse aquí y seguir hablando?

Sinceramente, si no lo haces, se va a quedar dormido en cero coma dentro de la bañera.

—¿Crowley?

—¿Mhm?

—¿Estás ahí aún?

—No, me he ido a Alpha Centauri.

—Lo siento, seguramente querrías dormir, pero...

—¿Pero qué?

—¿Quieres algo más de beber?

—Sí. Y un patito de goma.

—No tengo un patito de goma. Pero... la bebida sí que puedo traértela —sonríe un poco, de lado, humedeciéndose los labios.

—¡¿Qué clase de baño es este?! —protesta como si fuera la peor noticia que podría haberle dado.

—¿Por el pato de goma? Oh, venga ya, no te quejes.

—Es un baño de mentiras.

Shut up... voy a abrir la puerta.

—¿Le anuncias a todos tus objetos inertes lo que vas a hacer? Casi que exageras un poco con eso de la caballerosidad.

—Te estoy avisando a ti —abre la puerta, pero el demonio ni se inmuta, en la bañera, ojos cerrados. Aziraphale se humedece los labios—. ¿Quieres... espuma en la bañera? En vez de patito —no le mira, se nota que no le mira, girando o cara del todo.

—No.

—Vale... vale —le extiende el vasito—. Crowley...

—Mhm?

—¿Puedo sentarme aquí a... acompañarte? Solo... por si necesitas algo —cambia el peso de pie. Y es que lo que no quiere es irse él.

—Eso es un poco raro.

Of... of course —se ríe nerviosito—. No sé qué estaba pensando. Ehm... voy a ir a leer.

—A no ser que realmente te metas en la bañera, entonces no es raro.