—Condones, angel—bromea. Aziraphale levanta las cejas hasta... Dios. Vamos. Ya no solo hasta el cielo.

—¿¡C-Condones?! Pero...

—¿Qué otra cosa iba a poder necesitar aquí?

—P-Para... c-con... p-Por... —vacila un instante y se humedece los labios—. Con quien usas condones a-a... ¿sabes? No quiero saberlo.

—¿No quieres? Mejor —se ríe.

W-What...?

—Quiero decir, es un poco anticlimático.

—¿¡Anticlimático?!

—Contarle a mi marido de mis amantes —muere de risa un poquiiiito nervioso aunque le mira la mano a ver si aún lleva... Aziraphale abre la boca... sí, DESDE LUEGO que lleva el anillo aún. Eso le relaja.

—¡¿Cuáles amantes?!

—Un tipo interesante del Soho. Tiene una barbería. Le conocí en su boda.

—Eres tan infinitamente tonto... Él no es tu amante. Él no te quiere, quiere a... alguien que no debería —se sonroja y se ríe un poco, hace un gesto con la mano.

—¿Y tú cómo lo sabes?

—¡Deja de decir tonterías!

Crowley se ríe.

—Ni siquiera tiene... algo... ¿sabes? ¡ESA es una cosa malévola que sí haces! —le acusa, apuntándole con el dedo.

—¿Cuál?

—Tentarme a esos pensamientos.

—¿Y qué pensamientos tienes?

—E-Esas... inquietudes. Sospechas —se sonroja. CELOS querido, se llaman CELOS.

—¿Inquietudes?

—P-Pues... M-Malestares... c-con...

—¡Malestares!

—M-Me refiero a... qué haces haciéndome pensar... preocuparme por tus... ¡amantes!

—Yo no te he dicho que te preocupes.

—No, pero has hecho tus... artes malévolas para que lo esté.

El demonio levanta las cejas y se ríe.

—Lo estoy diciendo en serio. Tú y tus... movimientos de cadera —le imita un poco—, y tus sonrisitas y esos ojos. ¡Y los besos!

Crowley se le acerca.

Aziraphale da un pasito atrás.

Otro paso adelante del demonio y sonrisita de lado.

Otro pasito atrás del ángel.

Otro hacia él del pelirrojo.

El rubio intenta dar otro, preo choca contra un librero.

Así que el demonio sí lo da y levanta una mano para apoyarse en dicho librero, por supuesto aprisionando un poco al ángel.

Aziraphale traga saliva otra vez y le mira a los ojos sabiendo que maldita, maldita, maldita sea, está perdido.

Crowley sonríe, mirándole porque esa cara de... angustia y deseo a la vez...

Vale, es precisamente de eso la carita que te pone PRECISAMENTE y se humedece los labios. No podrías ser MÁS OBVIO.

Es que le hace sonreír menos maligno y más sincero sin siquiera darse cuenta.

—E-Ehm... —levanta un poco la mano y se la pone una vez más en el pecho.

—No te muevas, tienes algo en la cara...

Aziraphale parpadea sin esperar eso.

—¿A-Algo? —pregunta un poco descolocado. Sin moverse.

—Sí —levanta la mano y se la pone en la mejilla.

—¿Q-Qué tengo? —es que hasta cierra un poquito los ojos con esa mano en la mejilla.

—A mí —responde y se acerca a besarle.

Cierra los ojos azules y esta vez... literalmente, se deja, que le lleve y le bese como y cuanto quiera, haciendo un "mmm" de absoluta y completa satisfacción.

Crowley le presiona contra los libros que seguro presionan a los del otro lado, cayendo al suelo.

Es que... el señor beso que le está dando Crowley, ¡por el amor de Dios! ¿Libro? ¿Qué es un libro?

Oh, sí. Mira, para eso han servido esas gracias de la lengua toda la vida.

Oooooooooojos en blanco. Dejen de hacer que tenga celos. ¿¡Toda la vida con quién?!

Con nadie, toda la vida desaprovechadas. Por el amor de dios, relájate.

Igualmente... debe decir que su lengua hace cosas mucho mejores de lo que pensó que harían. Es decir... está haciendo cosas que no pensó que pudiera hacer con la lengua.

Que... falta de imaginación.

Vamos... sí y no. En realidad, sí que lo había visto jugar con la lengua y el vasito y por supuesto que... no había podido evitar imaginarlo haciendo eso en un plano un poco más... cercano a él. PERO. Es que se nota que nadie más por aquí ha probado esto en vivo. Es mucho mejor lo que pasa a lo que él había imaginado. MUCHO mejor, en general, Crowley aquí cerca y él... es que no sabe cómo es que le está permitiendo hacer todo esto, pero... PERO... Ya hasta se le olvido que tenía una herida en el labio.

Pues Dios debe saber que esta pasando y no ha mandado a ningún ángel de grandes alas y una espada llameante a detenerles... Debe ser que le parece bien. O a lo mejor el encargado de ir tiene otras cosas mejores que hacer en este momento. A lo mejor ni la espada está disponible.

Ya tendrá estas preguntas más adelante... no coman ansias.

Dos siluetas emergen a través del suelo en plan apocalipsis zombie frente a la Librería A. Z. Fell porque hay lugares que no pueden entrar así por las buenas, no me extrañaría que se pudiera hacer algo para evitarlo o hubieran entrado al apartamento de Crowley en vez de picar el timbre. El ángel también tiene esas mañas. A saber si tiene el suelo consagrado o algo raro ocurre.

No lo tiene o no tendría un demonio ahí comiéndole la boca como si no hubiera mañana, eso sí podemos asegurarlo.

Pues qué van a saber los otros si tiene algo raro ahí debajo. En los ángeles no se puede confiar. Vale. ¿Saben? no. Se abre la puerta, porque les han visto...

Es que los ottos dos no se han enterado de que... Dagon mira a Hastur de reojo.

Hastur arruga la nariz como si estuviera viendo a unos blancos conejit... Vale., no, mal ejemplo. Unos bebes con mejillas rosadas. Unas flores en primavera.

Dagon no acaba de creerse lo que está viendo, o sea, es que... no puede ser. ¿No?

Y es que a la vez, no puede llegarse a creer que... o sea está BESANDO... al... Parpadea. Vamos. Vale.

Hasta Hastur tiene que admitir, muy renuentemente, que besar a un ángel podría potencialmente... ser una cosa... ligeramente impresionante. Sí. Y ya habían llegado los rumores desde el cielo de una anomalía... algún tipo de anomalía. Los chismes corren rápido, pero... y es que el ángel este le estaba abrazando. Del cuello.

¿No será que el ángel tiene una pelusa en el ojo? Bastante tremendo es que le esté ayudando a quitarle una pelusa del ojo, pero...

Aziraphale suelta un gemidito otra vez y menos mal que están boca a boca proque si no habría ya soltado un susurrito con el nombre del demonio que tiene enchufadao a la boca. Hastur hasta da un pasito atrás con el gemido.

Y Crowley le acaricia la mejilla y lo atrae hacia si de la cintura con fuerza.

Bueno, vale, a lo mejor no es una pelusa.

Es hasta... hipnótico mirarles, por unos cuantos segundos más, un poco culpables. Ejem. Todo esculpa de Dagon en realidad, que ha insistido en mirarles y no interrumpirles.

Dagon está con la boca abierta porque esto es... bueno, Hastur es el duque del infierno, está claro que él es quien tiene que interrumpir.

Hastur cierra la boca... y la abre otra vez. ES que va a decir Crowley de un instante a otro pero... pero... ¡le está acariciando la cara al ángel!

Dagon hasta inclina un poco la cabeza, porque... es que...

Esto es... TAN antinatural y tan...

Sí. Eso. Antinatural. Desde luego. Eso iba a decir. Ejem.

Absolutamente antinatural y... es que ni siquiera sabía que se podía hacer algo así con un ángel. ¿Qué no su saliva es como... agua bendita que te derrite? Claro... aunque ahora Crowley no se derrite con nada, pero igualmente está seguro que los ángeles son seres... bueno... es que seguramente debía doler hacer eso que estaba haciendo, ¿no? Aunque no parecía...

Doler. Sí. Mucho. Un sufrimiento indecible... ¡INEFABLE! Crowley, el martir.

Dagon hasta mueve un poco la lengua sin darse cuenta porque esto es que... joder.

En serio, que... bueno, ¡es que quizás uno de los dos iba a caerse muerto pronto! Por eso no los detenía. ¿Y estaba ahora el ángel hundiéndole una mano en el... pelo?

Sois tan útiles todos...

Crowley hace una pequeña investida de cadera de manera subconsciente y con la sacudida les cae un libro en la cabeza a Aziraphale y é que Hastur pegue un salto sin esperárselo y Crowley se separe intentando protegerse.

—Crowley! —chilla Hastur saliendo del trance.

Crowley que estaba tapándose la cabeza con una mano y con la otra a Aziraphale, se vuelve a la voz porque están pasando demasiadas cosas a la vez y mete un SALTO porque menos aun se esperaba a estos dos AQUÍ AHORA.

Aziraphale está sobándose la cabeza un poco asustado por el golpe, pensando en si será... ¿Dios? ¿Una señal divina? ¿Gabriel otra vez? Con el grito de Crowley pega un bonito salto a la vez que el nombrado.

Dagon aún estaba con la boca un poco abierta por imitación, parpadea saliendo también del trance.

What... the... —empieza a formular Hastur como pregunta.

Fuck —protesta Crowley a la vez, si lo hubieran ensayado, no les hubiera salido tan bien.

Aziraphale les mira... y le cueeeeeeeeeeeesta unos segundos entender quienes son. En cuanto lo nota da un paso hacia atrás de Crowley, asustado.

Crowley se pasa una mano por el pelo y trata de sonreír como si no estuviera sufriendo un ataque de ansiedad fulminante ahora mismo.

—Estabas... —empieza Hastur mirándole de arriba a abajo.

—H-Hastur... Dagon... que... agradable sorpresa...

—Estabas... —vuelve a repetir, señalando a Aziraphale y Dagon hace un poco lo que hacían con l boca sin darse cuenta porque sigue impresionada.

Crowley mira a Aziraphale de reojo, se sonroja un poco y luego sonríe de lado encogiéndose de hombros a Hastur.

—¿... Quitándole una pelusa? —añade Dagon

Aziraphale está pensando en cual puede ser la forma más eficiente de desaparecer de aquí en este momento. Quizás si prendieran fuego a la librería entera.

Crowley mira a Dagon con cara de "En serio? Are you fucking kidding me?"

—N-No, no parecía. Más bien parecía... —Hastur vacila y pone un poco la cara de... beso.

—Claro que no estaba quitándole una bloody pelusa, ¿qué pregunta estúpida es esa?—tan enfadado.

What the hell? Es... es que es un ángel, Crowley, incluso para ti eso es... —alega Hastur, que insiste en decir que él no está PARA NADA impresionado con esto.

Dagon señala a Hastur y asiente, porque acaba de llamarla estúpida.

—Chicos... chicos... esto es un malentendido... —asegura Crowley—. Vamos... Vamos a salir de aquí y os lo explicaré todo.

Aziraphale se humedece los labios y... da un pasito de lado, mirando a Crowley de reojo, pensando que es materialmente IMPOSIBLE explicar esto como un maldito malentendido. ¿Estaba qué? ¿Revisándole las amígdalas con la lengua?

—¿Un malentendido? —pregunta Hastur volviendo a mirar a Aziraphale y dando un paso hacia él.

Ese es un problema para resolver cuando no estén dentro de la bloody librería y con Aziraphale ahí en obvio peligro potencial ambas cosas.

Aziraphale da un pasito atrás, medio escondiéndose detrás de Crowley con ese evidente paso de Hastur hacia él.

Crowley estira el brazo para que se meta tras él sin poder evitarlo y luego finge apoyarse el un estante como si nada.

What? —pregunta Hastur frunciéndole el ceño a Crowley—. Quiero saber si es de verdad... esto no es un engaño visual de esos de películas que haces, ¿verdad?

—Eh... who?

—El ángel Aziraphale que tienes atrás. Lord Belcebú quiere hablar contigo, Crowley, y... seguramente serías tan listillo como para tratar de engañar a nuestros ojos y que pensáramos que de verdad estabas haciendo lo que dices que estabas haciendo.

Crowley mira a Aziraphale de reojo que parpadea confundido. ¿Debía decir que no... era... él? ¿Que sí? No entendía.

—¿Y qué iba a estar haciendo si no, Hastur? —pregunta Crowley volviéndose al nombrado.

—Pues... no sé. ¿Es o no es el bloody ángel del que todos hablan?

—¿A caso vas a confiar en mí, ya te diga que sí o que no? —el caso es que Crowley tampoco sabe qué será mejor decirle. Hastur frunce el ceño casi como si le hubiera ofendido con esto.

—Desde luego que no. ¡Pero deberías explicarnos!

—Claro. Y desde luego este es un buen lugar. Porque no nos pones unos vasos de agua, angel. ¿O queréis tomar otra cosa? —pregunta taaaan sarcástico y luego se vuelve a Aziraphale—. La mía bendícela como sabes que me gusta —se vuelve a los demonios—. Me encanta ese saborcillo picante como si fuera agua con gas. Sabe a televisión estática.

—¡Vamos afuera! —casi chilla Hastur, dando un paso atrás.

Dagon da un completo paso atrás con la mención del agua bendita, especialmente una por un ángel.

—Vale. Vale. Agua bendita para ti. ¿Alguien más?

—Anda... ¿Ya queréis iros, entonces? —presiona Crowley dando un paso hacia ellos—. Es un poco maleducado con nuestro anfitrión... pero somos demonios, supongo —se encoge de hombros intentando dirigirles a la puerta.

Bloody hell, Crowley! —protesta Hastur y camina hacia la calle con cara de descontento

—Aun no entiendo qué pasa —asegura Dagon siguiéndole. Crowley mira a Aziraphale de reojo, yendo también.

—Claro que no entiende uno que pasa, NUNCA entiende uno que pasa con el bloody Crowley.

Aziraphale da un pasito hacia él... y se detiene a sí mismo, humedeciéndose los labios. Crowley niega con la cabeza sutilmente hacia Aziraphale para que no les siga y luego hace una sonrisa forzada a Hastur.

Hastur mira a Aziraphale intensamente un instante antes de salir por la puerta. Dagon sale detrás como si la librería estuviera inundándose de agua no bendita, sino benditísima.

—¿Qué crees que estás haciendo, Crowley?

La respuesta a eso es mirar a Aziraphale mientras sale sin ver a los otros dos e intentar buscar la manera de mandarle un beso sin que lo noten.

—Eh... —se gira hacia Hastur.

Aziraphale le manda uno de vuelta con carita de consternación y va atrás de ellos a... cerrar la puerta y a espiarles por la ventana, desde luego.

Crowley también se asegura de apoyarse en la puerta bien cerrada para evitar que la abran de nuevo si a caso a alguno se le ocurriera.

—Te crees muy listo, ¿eh? Siempre con estas ideas novedosas que nadie entiende...

—Pero al final a todos les gustan a ahí abajo.

—Ni creas que con algo tan... bloody ANTINATURAL Y ASQUEROSO vas a librarte de los problemas esta vez —le apunta con el dedo.

—Eso ya lo veremos —frunce un poco el ceño—. Bajábamos, ¿no? habeis dicho...

—Ah, sí, eso... bajar... —refunfuña Hastur de hecho, no muy convencido.

—Bien —ahí se va delante ni lento ni perezoso, TAN RARO en él. Pero lo que quiere es largarse de la librería o más bien, que ellos lo hagan.

Hastur mira a la librería, entrecierra los ojos, y... ahí va para abajo Dagon va detrás de los otros dos y la tierra vuelve a su sitio.

Y Aziraphale aprieta los ojos al ver que se van. Esto merecería algo verdaderamente fuerte... pero considerando las circunstancias y la realidad verdaderamente fuerte solo suelta un... ¡Repámpanos!

Pues ahí están abajo, esperando a Crowley. Medio esperándole sinceramente. De hecho, puede que le pongan a hacer fila una larga espera.

Ah... bueno. Se entretendrá lamiendo las paredes. Ah. No, que no se puede. A saber por qué no se puede. O sea... ese cartel... quién vería las paredes del infierno y pensaría "Vamos a lamerlas" si no fuera por ese cartel. Casi parece puesto ahí para que alguien vaya y las lama.

Quizás falta agua en el infierno y las paredes tienen sudor condensado.

Aunque la verdad, últimamente se ha conseguido cosas mejores que lamer.

¡Crowley!

Pues... como sea, pero es verdad y está contento por ello.

Además en el infierno con tu sonrisa idiota.

Sí. Por lo menos él no se ha puesto de nuevo la alianza. Aunque piensa que si Aziraphale pretende llevarla, tal vez él debería también. A lo mejor podría hacer que la de Aziraphale tuviera unos pequeños cuernecitos y una colita acabada en punta... y el suyo podría tener unas alitas y una aureola.

Eres tan infinitamente tierno.

¡No lo es!

Es que es monísisisisisimo.

¡No!

Sí. De verdad. Pero te queremos así. Aziraphale especialmente.

Ugh!

Ya volverán con el tema del casarse. Tarde o temprano.

Callaos. Whatever.

¿Así que él no la trae desde cuándo?

Desde que volvieron. ¡Si está bajando al infierno cada bloody dos minutos!

Vale... vale. Entendido.

Pero lo lleva en el bolsillo desde entonces. Eso y la ficha. A lo mejor los lleva colgados del movil. De hecho, saca su teléfono para jugar Candy Crush mientras espera.

—Crowley! —le grita Hastur una vez más en cuanto saca el teléfono.

Da un salto, ¡Joder! ¡Ni que estuviera lamiendo las paredes!

—Anda, what the hell estás esperando?!

—Pues este. ¿Qué otro infierno iba a estar esperando? —badum tsss. Hastur parpadea sin entender el chiste.

—Belcebú.

—¿Sí? —carraspea un poco.

—Te espera.

—Vaaale —guarda el teléfono con el anillo y la ficha colgando y se levanta de donde le hubieran dejado esperando.

El suelo, desde luego. No hay sillas por ahí, la gente hace fila de pie, ¡obviamente!

Pues el suelo. Chasquido de dedos para limpiarse el culo de lo que hubiera en el suelo.

Que seguro es un montón de asquerosidad. Hastur entra delante de el por la puertecita de la asquerosa oficina de Belcebú.

Dagon está ya ahí con él...la.. zze.

Belcebú se echa atrás, frunciendo más el ceño de lo que habitualmente lo tenía fruncido ya, en un fruncido al cuadrado.

So cute.

—Ehm... Lord Belcebú —saluda Crowley.

—Crowley —la mueca de desagrado.

El nombrado sonríe un poquito, la verdad, solo con la boca. Es más bien un gesto como enseñando los dientes.

—Te escucho... de hecho cada vez escucho tonterías más grandes. Habla.

—Ahm... El caso es que... han... venido a buscarme. Y aunque me encantaría aportar algo a esta encantadora velada, no... No sé por qué.

—Hay rumores, aquí y allá... y al parecer por una vez has tenido una idea ligeramente inteligente...

—Bueno, yo no diría por una vez, pero... no estoy aquí para echarme flores.

Los ojos en blanco de todos los presentes y Belcebú se echa para adelante porque por alguna razón esta vez parece... interesada.

—El ángel. Aziraphale

Hastur cambia el peso de pie ahí atrás. Mira de reojo a Dagon que mira a Crowley con mucho interés también.

—La verdad, no soy muy bueno diferenciándolos unos de otros, este dices que es...

Belcebú le mira con cara de bastante cansancio.

—El que se te ordenó matar... y al que, por lo visto, has seducido.

—Ah, sí... ese.

Belcebú le sigue mirando intensamente. Crowley traga saliva.

—Y bien... ¿no vas a traer esta vez presentación y explicarnos con todo el detalle que sueles explicarnos estas mierdas, cómo es que pretendes hacerlo, cuales son las cosas maravillosas, y... cómo es que vamos a conseguir que el cielo no se entere?

—Eh... pues... Bueno, el proceso está siendo un poco complejo pero... ahí vamos. El caso es que me falta mucha información por cotejar. Por ejemplo... ¿es verdad que somos venenosos si mordemos a un ángel? O sea... ¿alguien lo ha hecho antes?

Belcebú levanta las cejas y hay un murmullito en la sala y mira que ni siquiera hay tanta gente.

—Espera, espera, espera... ¿estás intentando matarle? ¿O solamente seducirle para que actúe como nosotros queremos? Vamos... ¿cuál es el plan?

—La verdad, no... no hay uno muy concreto. El plan principal era matarle, desde luego. Pero sigo sin estar seguro de qué es lo que funciona así que... tal vez conseguir tenerlo de nuestro lado sería otra buena idea.

—Yo una vez mordí a un ángel —asegura Dagón.

What? ¿Dónde mordiste a un ángel? —le pregunta Hastur. Crowley hace un gesto de desagrado sin poder evitarlo pero escucha con atención.

—Pues después de caer, en la guerra... le mordí el brazo y se lo arranqué del mismo mordisco —explica Dagon

Bloody tickety fucking boo of the hell —susurra Crowley para sí mismo porque eso no ayuda en nada.

—¿Estás intentando arrancarle trozos? —pregunta Belcebú a Crowley.

—Eh... envenenarle, más bien —sonríe forzadamente otra vez.

—Envenenarle... —frunce el ceño—. No es la información que tengo, Crowley

—¿Qué... información tienes?

—Que has engañado al estúpido ángel haciéndole pensar que estás enamorado... —se ríe, cosa RARA.

Crowley traga saliva, se sonroja un poco y luego se intenta reír con él lo más natural que puede aunque no le vea la gracia en ningún sitio.

—Todo mundo cree que el muy idiota... CREE QUE... pfff... tengo que admitir que, es bastante buena

Todo el coro de demonios se ríe, vamos a admitirlo muy probablemente sin entender siquiera donde está tanta gracia. Al menos Hastur pero si Belcebú se ríe... hay que reírse también

Una minoria acaba de comprender qué está pasando, o sea... vale, ahora sí tiene un poco de sentido esto. Dagón por lo menos acaba por fin de superar el asunto de la pelusa. Sigue sin tener gracias pero al menos tiene sentido.

—Eh... Sí, exacto. Es... forma parte del... plan —explica Crowley riendo nerviosamente ahora

—Hastur incluso le ha dicho que estabas... muy cerca de él, haciéndole cosas con la lengua. ¿Es cierto eso?

—Es un... hum... aparentemente una forma de afecto humana. Es bastante asquerosa pero funciona, así que creo que voy a tener que sacrificarme y repetirla unas cuantas veces más —finge hacer drama.

—¿Es asquerosa y antinatural —asiente Hastur.

—E hionotizante —añade Dagón sin poder evitarlo por algún motivo.

—¿Pero cómo reacciona el estúpido ángel? —pregunta Belcebú

—Ahm... Bien. Claro. Por supuesto. O sea... mal. Quiero decir... de acuerdo a las expectativas —explica Crowley.

—¿Le gusta? ¿Cómo has conseguido que crea... que... le quieres o qué?

—Bueno... —se encoge un poco de hombros y sonríe forzadamente otra vez—. Ya sabes... Lo del... Apocalipsis frustrado... y... son muchos años de intentar desbaratar sus planes para hacer el bien y... He tenido que verme muy convincente. Mucho. Extremadamente. Pero no hay que olvidar que es todo una estrategia que además él debe ignorar o no habrá servido de nada.

—¿Ignorar?

—Pues he sabido que él también tiene orden de matarme. Y casi lo consigue, la verdad... pero... Bueno, esta es una forma de lograr que no lo haga, así que no puede enterarse que es una estrategia.

—De hecho... he estado pensando, Crowley —explica Belcebú, mirándole—. Y creo que por lo pronto no debes matarlo aún, pero nadie debe saberlo. Quizás podamos usar a ese idiota a nuestro favor, aunque el cielo no le tiene en buena posición. No creo que deban entrarse de que no quieres matarle.

Debe ser la primera vez que no le sonríe forzadamente en... la vida.

—P-Por supuesto, Lord Belcebú, lo que usted disponga, desde luego.

—Lo que necesitamos es que... les traicione, de forma evidente. Enamorarse de ti no es bastante. Algo aún peor. ¿Qué podrías conseguir que hiciera?

—Bueno... ehm... toda clase de cosas, desde luego. Aunque tampoco es bueno que les traicione del todo, o sea, no servirá de nada si deciden hacerle caer. En mi opinión, por supuesto.

—Quizás podrías hacer que se matara a sí mismo. Quizás... si le traicionas —¿qué revistas has estado leyendo, Belcebú?

—¿No era que no debíamos matarle? ¿Que era más valioso como aliado encubierto?

—Aliado es mucho decir... —Belcebú frunce el ceño.

—Eh... —palidece—. N-No me refiero a... aliado ALIADO si no como... bueno, ya sabes... aliado —se encoge de hombros y se mueve un poco nervioso porque lo ha dicho sin pensar.

—Tú tienes que USARLO, para espirales, Crowley. ¿Qué tanto confía en ti?

—Espiarles... ¿Espiar qué?

—Pues... las cosas que hagan —sinceramente yo no me metería mucho en ello, querido.

—Eso es... relativamente fácil —asiente—. Pero, desgraciadamente me va a obligar a tener que... bueno, confraternizar con él y todo eso...

—¿Confraqué? —pregunta Hastur. Crowley aprieta los ojos porque bloody ángel que le enseña palabras raras sin que se dé cuenta.

—Me refiero a... seducirle.

—Bueno, eso ya lo estás haciendo. Y si lo haces bien, eventualmente podremos decirle al cielo que... has robado ya su alma —Belcebú sonríe otra vez.

—Ah... sí, eso. Aunque si lo queremos para espiarles tal vez el cielo no debería saberlo.

—¿Y vas a seguir haciendo eso que hacías hoy? —pregunta Hastur arrugando la nariz.

—No me va a quedar más remedio —sonríe aunque intenta hacer drama—. Es posible que cosas peores.

—¿Peores?

—Sí... buf... —tan sufrido, tú.

—¿Cómo qué? —insiste Hastur.

—Bueno, quién sabe... las muestras de afecto físico humanas son...

—Asquerosas. Más aún con un ángel.

—Desde luego, pero a veces hay que tomar una por el equipo. ¿No es eso? —pregunta girándose a Belcebú. Hastur hace los ojos en blanco con eso, con cara de desagrado.

—Eso es, Crowley, eso es. Al menos has dejado de hacer el imbécil. Quiero reportes aquí semanales y... puedes largarte —Belcebú hace un gesto con la mano.

—Reportes. Desde luego —asiente sonriendo un montón, pensando que le va a pedir a Aziraphale que le ayude a escribirlos solo para morir de la risa y luego hace un gesto para despedirse—. Ciao!

Y, sorprendentemente, le dejan irse (Aziraphale narrando).

Así que ahí se va tan contento, casi saltando. O sea, ahora no solo puede ir y besarle cada vez que quiera, si no que TIENE que hacerlo. Saca el anillo de donde lo lleva colgado del teléfono y se lo pone en su dedo, tan orgulloso.

Un golpe de suerte momentáneo, muchacho. Disfrútalo.