Crowley le mira y pone los ojos en blanco, yendo a buscar su ordenador.
Cuando vuelva, va a estar leyendo un libro.
Uno de los miles que se ha traído...
Sí. Esta casa ha mejorado considerablemente con esto y además ahora está sentido y quiere ignorarte a propósito.
Y que ahora están por maldita sea todos bloody lados. Antes ha ido a buscar algo de alcohol y ha encontrado un par en el armario de las copas. Y hasta detrás de las botellas.
Por el suelo, en las sillas, en el cajón de la cucharillas. Empieza a temer que los haya unos dentro de los otros. que si abre uno, de dentro van a salir cinco o seis más y a caerse por ahí.
De hecho había trocitos de papel hasta en el azucarero que ha sacado para hacerse un bloody té porque NO PUEDE TOMAR ALCOHOL Y TODO ELS CULPA DE AZIRAPHALE.
¡La invasión!
¡Por todos los infiernos! Hasta la mesa donde pone generalmente el portátil pare redactar informes que mantiene INMACULADA está ahora invadida bajo una montaña de papeles en todos lados. ¡Solo encontrar el portátil le va a llevar más de una hora!
Qué exagerado... ¡una hora! Qué absoluta inutilidad.
Y después de vaciarla y de cagarse en él todo lo cagable, ala, ahora siéntate y redacta un informe: "Sobre cómo se seduce y enamora a un ángel. Por A.J. Crowley. Una lista detallada y contrastada de acciones con resultados cotejados."
"Lo primero es imprescindible que el ángel no sea un IMBÉCIL que se ofenda por TODO y te deje la casa llena de MIERDA y encima espere que PONGAS UN ESTÚPIDO HUEVO. Claro, como él no tiene que poner ashfkaskjkjakashkauak"
Vale, lo borra todo. Título incluido.
¡No se ofende por todo! Él podría el huevo si fuera necesario.
Y así vamos a estar... piernas estiradas bajo la mesa, resbalándose por la silla mirando el documento de word en blanco un rato.
Vamos a ver que hay en la nevera. Nada.
Fuck this. Un rato de Instagram.
Piernas recogidas, subidas a la silla, con su tacita de té super protegida entre las manos. Hoja en blanco.
Vamos a ver que hay en la nevera. Nada.
Fuck this. Un rato de Twitter.
Piernas por encima del reposa brazos, tirada sobre la silla mirando el techo, jugando con un lápiz en la boca. Hoja con una sola línea "Odio hacer reportes".
Vamos a ver que hay en la nevera. Nada.
Fuck this. Un rato de Facebook.
De pie, dando vueltas por el cuarto haciendo movimientos con las manos palmas juntas, dedos estirados y murmurando formas de explicar eso. Hoja en blanco.
Vamos a ver que hay en la nevera. Nada.
Fuck this. Un rato de Snapchat.
De nuevo a la silla, sentada en el suelo con la espalda apoyada en ella. Hoja con varias líneas repetidas una tras otra "A lot of work and a lack of play makes Anthony a boring guy"
Vamos a ver que hay en la nevera. Nada.
Fuck this. Nueva búsqueda de google sobre huevos. Y serpientes. Y como comer calcio. Por lo menos no hay que lamer paredes. Ese bloody cartel se le iba a aparecer en sueños... y Belcebú iba a matarla.
Deberías irle a pedir ayuda a Aziraphale, de verdad.
No va a ir a pedirle ayuda a ese tonto engreído bueno para nada que solo sabe quejarse. Va a hacerse otro té. Con leche, porque por lo visto eso es lo que tiene estúpido calcio.
Ahora se lo encuentra en la cocina. Sentado. Leyendo. Ignorándole. Se ha pasado un BUEN rato intentando averiguar qué mierda hace, no crean que no.
¡Jum! Pues ella tampoco va a ni mirarle, volviendo al ordenador.
Aziraphale le mira de reojito cuando pasa, y aprieta los ojos cuando sale. UGH. ¡Por qué le castiga de esa forma con el látigo de su desprecio!
¿Y si toma un reporte antiguo y cambia algunas palabras? ¿Qué tal este de las teorías conspiratorias sobre que el hombre no llegó a la luna? Ese le quedó de puta madre. Además aún tenía que terminar el de que la tierra era plana y que las vacunas eran un engaño de las farmacéuticas.
Venga, lo de la tierra plana... alguien tendría que haberle dado un Publisher por esto como mínimo. Era una puñetera obra de arte.
Aziraphale se levanta... y se acerca al cuarto donde está Crowley.
Lo de las vacunas no acababa de gustarle, porque estaban muriendo niños y todo eso, ni siquiera había sido su idea, pero ahí abajo se corrían solo con esa clase de cosas y de tanto en tanto no estaba mal para acallar rumores sobre que es blanda y todo eso.
El ángel le mira... y pasa por enfrente de la puerta, yendo a otra cosa. Vale, vale. Pues nada. Va a ir a sentarse al sillón y que se olvide de él las próximas seis horas.
Tan ofendido.
Ah ¡pues sí! SÍ! Si ya no le quiere y no quiere su ayuda ¡pues NADA! ¡Y claro que estaban muriendo niños inocentes!
El problema es que no podía usar esos reportes como plantilla porque esto no tenía nada que ver con eso. Se mete bajo la mesa con el portátil a tomarse el té y desde que ha leído que las serpientes tienen mucho frío durante el embarazo, como que le ha dado frío, así que se envuelve completa en una manta ahí abajo.
Sigue procrastinando un buen rato leyendo sus otros informes y acaba viendo videos de gatos en Youtube. Esto es como lo de los grandes éxitos de Queen en el coche. Cualquier lista de reproducción de videos de Youtube acaba en un video de gatos a los veinte minutos.
Por cierto, sí, ha pasado por el video tutorial de un sudamericano antes de eso, porque es una ley de internet. Si no hay un video tutorial de un sudamericano en youtube, es que lo que quieres hacer NO SE PUEDE HACER. Y punto.
Después de un laaaargo lapso de tiempo vuelve a estar el portátil sobre la mesa y ella estirada también sobre la mesa, a su lado. Ahora toma lógica lo de tener la mesa clínicamente vacía para esta actividad.
Va a la nevera a abrir la puerta y mirar el interior sin tomar nada por vez ochocientas doce y se vueeeelve con su portátil, otra vez sentada en la silla con las piernas estiradas.
El CASTIGO. Esto le DESQUICIA a Aziraphale, creo que está escribiendo a mano tu reporte.
Es que además, esto es estúpido, ¿para qué quiere un reporte detallado? ¡Que le pregunté y ya! Nunca le pide... o sea, siempre le piden reportes pero son sobre todo para archivar en el registro y ya está.
IYa... ya. Pero si no lo empiezas no lo vas a acabar nunca. Además Belcebú JUSTO ESTE sí que lo va a leer.
Sí, o sea... después de todo ese rollo de Gabriel parecía que ella estaba como muy insistente con esto. Tal vez en vez de dar un reporte sobre lo que había hecho con Aziraphale, debería escribir algo que funcionara con Gabriel. Tal vez eso los distraería a ambos lo suficiente para que los dejaran a ellos y su huevo en paz.
Eso SÍN DUDA sería mucho más útil y te lo agradecería Belcebú mucho más que el que le dijeras qué le funciona con Aziraphale.
Pero para eso necesitaría saber que funcionaría con Gabriel. Probablemente algún tipo de kink mega raro rollo... eso de comerse la mierda de otros o de esos a los que le iba el sexo con ancianos.
Joder.
La verdad, le hace gracia imaginárselo así y se ríe ella sola.
Nueva búsqueda de google, Kinks sexuales más rar... no. NO. Mejor no, ni siquiera ella es tan idiota.
Gracias a Dios.
Aziraphale... La verdad, se ha empezado a picar con lo que lee, y termina por levantarse a buscarse una copita de vino porque no se puede disfrutar un buen libro sin una copita de vino.
Y cuando pasa por la habitación que está ella, ahora haciendo un dibujito idiota de algo, le mete un susto porque se supone que está trabajando.
—Angel!
La verdad... es que se detiene un microsegundo, y no la voltea a ver... sigue caminando otra vez.
—Angel! ¡Te estoy hablando!
Ojos en blanco, pero vuelve... y es que sigue con los ojos en el libro.
—Mmmm?
—Estoy cansada de trabajar todo el día, ¿vamos a cenar por ahí? —pero que morro tienes si ni una línea has escrito.
Vale... es que... no puede. Levanta la vista y se le escapa un poco la sonrisa sin poder evitarlo.
—¿Has terminado ya? —pregunta.
—S-Seh, bueno... más o menos... me quedan un par de detalles pero...
—¿Puedo leerlo?
—Ahora no. Después, cuando volvamos.
—¿A qué hora nos vamos? —Y es que es complejo enfadarse con ella cuando le invita a cenar fuera.
—Ahora —se levanta.
—¿A dónde vas a llevarme? —que quede claro que esto es una cita y tú me vas a llevar.
—Pues... es un poco demasiado cínico ir al Soho, pero... ¿Algún lugar que quieras ir? —estira los brazos y se pone los zapatos que se ha quitado en algún punto, acomodándose la falda.
—De querer, ya sabes a dónde quiero ir... pero por qué no vamos a...
—Me apetece comida india —se va hacia la entrada.
—¡India! Está el Dishoom —cierra su libro y lo pone en el escritorio de Crowley... yendo tras ella que busca por ahí un pintalabios rojo y se pinta los labios frente al espejo que tiene ahí para verse antes de salir.
Vale, eso NO se vale.
Claro que se vale.
No después de rechazarle fervientemente. Aziraphale aprieta un poco los labios porque sí que se ve bonita, y con esos atuendos despampanantes... debe estar haciéndolo a propósito para intentar tentarle. Pues... no iba a obtener nada. Se arregla su pajarita al cuello estirándose un poco el chaleco y abotonándose el saco.
—Ugh... ven —protesta haciendo muecas con los labios y frunciendo el ceño.
—¿Qué? —la mira un poco... inseguro
—Ven, ven... acércate —se gira a él y hace el gesto.
Da un pasito hacia ella, que se acerca y le roba un beso rápido, dejándole la marca del pintalabios. Luego se vuelve al espejo y sonríe mirándose.
—Ya está, me había puesto demasiado —se lo guarda en el bolsillo de la chaqueta, poniéndosela y luego se pone las gafas de sol. Dejando al ángel atontado que no veas.
—D-Demasiado... —repite.
—Vamos —le abre la puerta
—D-Detrás de ti —hace un gesto con la mano, sin limpiarse los labios aún. Muy mono que vas a ir por el mundo así...
Ella se encoge de hombros y sale delante. Él sale detrás, mirándole de reojo. Al pasar a su lado porque igual es Crowley quien cierra.
De hecho, solo chasquea los dedos para cerrar.
Ojos en blanco. Y... le daría la mano. Pero ahora estamos en modo ni nos conocemos, no me toques... así que Aziraohale entrelaza una de sus manos con la otra, caminando hacia el elevador con la espalda recta.
—Entonces... ¿Indio?
—Sí, lo que a ti se te antoje... Crowley. Casi nunca se te antoja nada así que...
—Pero me gusta el picante.
—Vale, vale... lo que se te antoje —Le mira de reojo.
—¿Todo bien?
—Pue... bueno. Sí, supongo que sí.
—¿Supones? —le mira de reojo.
—Pues me odias a ratos y a ratos... ¡No!
—De hecho es algo bastante constante.
Ojos en blanco.
—No, hoy estás siendo especialmente... así.
—¿Así? —sale del ascensor andando hacia atrás para mirarle.
La mira... y la verdad piensa por un momento que quizás está demasiado sensible con todo lo que ha pasado. Ella le sonríe porque se ve muy mono con sus labios manchados de rojo.
—¿Sabes? Olvídalo —le sonríe un poquito—. Podemos... volver a lo de siempre. ¿Qué has puesto en tu reporte entonces?
—Mira, justo de eso quería hablarte —se vuelve hacia adelante.
—No vayas a caerte con esos tacones haciendo esos bailes...
Hace un movimiento de cadera aún más exagerado como respuesta.
—¿Qué querías contarme entonces? —pregunta sonriendo de lado.
—El caso es que... después de ir a tu librería y ver que estaba abierta —se acerca al coche.
—Y recibir mis libros... Gracias.
Ojos en blanco por el asunto de las gracias, metiéndose al lado del conductor. El ángel se sube a su lado, en su lado
—El asunto es que pensé entonces que tal vez en el cielo habían descubierto mi misión real y habían decidido que era un peligro potencial tenerte ahí... y te habían hecho subir de urgencia sin ni dejarte cerrar la librería.
—Ohhh... ¿¡Y?! ¿¡Qué hiciste?
—Pues bajar a ver a Belcebú para que me dejara subir a ver si estabas ahí.
—Oh... ¿estabas ahí?
—¿Ahí?
—Pues bajaste al infierno estando... yo ahí.
—Ah... ehm... sí —vacila.
—La próxima vez voy a poner un letrero... Oh, por cierto, Hastur se quedó mi teléfono
—Ya se lo quitaré... o te daré otro, total, para el caso que le haces.
—¡Ahora le hago más! Bueno, ¿y qué pasó con Belcebú?
—Está... muy interesada en esto. Mucho.
—En... ¿qué exactamente?
—En lo que estoy haciendo contigo y en como reaccionas tú. Estuvo preguntándome durante casi una hora.
—Querrá burlarse de mí —Aziraphale el centro del universo.
—Claro que no, tú le importas una mierda.
Los ojos azules le miran de reojo... en realidad, prefiere importarle una mierda a Belcebú, que no importarle una mierda.
—Entonces querrá burlarse de ti.
—No estaba riéndose cuando le explicaba.
—¿No? ¿Entonces?
—Sé que vas a reírte de esto, pero... escúchame con atención —pide empezando a aparcar mirando hacia afuera.
—¿Aja?
—Me pidió muchas muchas veces e insistió de manera muy clara que... —hasta para un momento y le mira—. No le hiciera esto a Gabriel.
—¿Hacerle qué? —pregunta frunciendo el ceño.
—Lo que te hago a ti. Por eso se lo dije a Hastur luego.
—¿Qué me haces a mí? —Le mira aún con el ceño fruncido.
—Obviamente fastidiarte —responde sarcásticamente—. ¡Seducirte, angel!
—Ugh! ¿¡Qué tiene que ver Gabriel con eso?!
Crowley se baja del coche cerrando la puerta y se sube a la acera. Aziraphale se baja también, mirándole hacer.
—¿Por qué crees que podría estar Lord Belcebú, príncipe del infierno, tan preocupada de que yo no sedujera a Gabriel?
—¿Gabriel podría enfadarse? No lo sé...
—¿En serio? ¿Crees que a Belcebú le preocupa que el bloody Gabriel se enfade? —anda con él a su lado—. Para eso entonces no habría cambiado mi misión de matarte a seducirte.
—No lo sé. Es extraño. Podría querer más bien que le seduzcas a él... —arruga la nariz solo de pensarlo
—No quiere que lo haga, bajo ningún concepto, es lo que repitió un millón de veces y ya viste como le gritó a Hastur.
—Menos mal.
—Eso no te hace pensar...
—¿Que esto podría ser peor? Sin duda. ¡Imagina que tuvieras que seducirle a él! —la mira repentinamente bastante asustado con la idea.
—Sí, bueno, no. En por qué. O sea... es que hasta Hastur concluyó que era mejor idea. O sea. Puestos a seducir a un ángel, no te ofendas, pero Gabriel podría conseguir mucha más información y ellos no entienden que... es decir, creo que creen que yo podría hacer esto con CUALQUIER ángel.
Aziraphale traga saliva. Era obvio. Era EVIDENTE. ¡ESE era el paso siguiente! No sabe cómo no se le ha ocurrido antes. Se detiene de caminar.
Crowley se detiene también girándose a mirarle.
Podía concebir muchas cosas horribles, a estas alturas eso incluía que el cielo le pidiera que matara a Crowley. Pero esto. ESTO. Podía ser mucho, MUCHO peor. Palidece. Sandalphon. Quizás le mandaban a seducirle a él.
—Lo entiendes, ¿verdad? —le mira porque necesita la confirmación de que no está loca.
Quizás ya se lo habían pedido. Quizás por eso esto de anoche. Quizás por eso las negativas. Quizás para eso le había traído a un lugar a cenar.
"Ehhh... Angel. Verás, es que lord Belcebú me ha pedido que ahora tú ya no seas «Ángel...», sino alguien un poco más útil... y pues... bueno, lógicamente siendo Lord Belcebú, tengo que hacerlo y..."
¡Es que el repentino pánico ciego! Vacila. Y tarda un poco en sonreír súper falsamente y asentir. Vale. Vale. Al menos las cosas habían vuelto un poco a la normalidad y el infierno estaba haciendo cabronadas mucho peores que el cielo, gracias.
¿Eso es lo que te alivia?
¡Pues algo tiene que aliviarle!
—Es... sé que suena... Quiero decir, que sé cómo suena —interviene Crowley—. Y yo tampoco me lo creía, pero... de verdad, es que tú no viste todo lo que llegó a preguntarme.
La verdad... se abraza un poquito a sí mismo pensando que suena horrible. HORRIBLE. Y que no sabe... no quiere saber. Quizás para eso había Gabriel enviado a Sandalphon. Y era otra vez una idea maldita sea, estúpidamente brillante. Aunque la verdad... ¿Sandalphon? Vamos, había ángeles mejores. Quizás no había sido idea de Gabriel... porque él no sabía de la seducción. O... quizás si sabía y el único idiota que creía que no sabían era él. ¿Podría sentarse en algún lado? Estas noticias eran JUSTO las noticias que habían inventado el cordial "¿por qué no te sientas?"!
—P-Pidamos mesa...
—Eh? Sí, claro, claro —responde un poco distraída pero al menos que Aziraphale estuviera tan en shock como ella la hacía pensar que realmente no estaba... proyectándose a si misma o algo así en lo que tal vez quisiera que pasara para que alguien entendiera porque debían dejarlos tranquilos o quien sabe qué en su mente enferma y rara que para ser sinceros, ni ella misma entendía la mayoría de veces.
Es que... una semana. Una bonita semana de besos eternos, abrazos y caricias secretas. Y placer. Aprieta los ojos. NUNCA debía haberle dejado hacer nada de eso y no estarían en este lío. Debía haberlo negado rotundamente y haber impedido fervientemente que Crowley contara esto en el infierno. Y es que la pura idea de Crowley llamando "Angel" a Sandalphon y besándose contra un estante de su librería le HORRORIZA. ¿Y-Y Crowley había dicho que si además?
Crowley pide mesa para dos, a poder ser... bastante dentro. Ejem. El carmín en los labios de Aziraphale da una ligera idea al camarero de lo que quieren así que hacia ahí los dirige. ¡Pronto sería el carmín en los labios de Sandalphon!
—Entonces, estaba pensando... —sigue Crowley, una vez los sientan—. Ella no está en realidad interesada en un informe sobre esto, si no sobre lo otro. Así que tú que le conoces más podrías ayudarme a pensar cosas que pudieran funcionar.
¿Y que había de su huevo? ¿Le iba a contar a Belcebú que era de Sandalphon? Parpadea con eso y le mira a los ojos.
—W-What? —susurra. Ahora tenía que ayudarle a hacer un informe sobre que podría funcionar ¿¡para seducir a otro?! ¡Y con los antecedentes de Sandalphon en Sodoma y Gomorra! Es que se abraza a sí mismo otra vez.
—Venga, es que ya sabes que si es por mi... voy a empezar a escribir burradas sadomasoquistas y aunque la idea de darle esas ideas al príncipe del infierno me parece hilarante solo por ver qué pasaría, prefiero conservar mi pellejo después de eso. Así que vamos a imaginar que tú eres Gabriel... ¿qué tendría que hacer?
—¿Ga-Gabriel?
—Sí. Esto es con Gabriel.
Es que va a caerse de la silla y a mantenerse en el suelo. En posición fetal.
—¡¿Aziraphale!?
¡Al menos el golpe le duele un poco más momentáneamente que el corazón rodó con esta noticia! Crowley mira alrededor
—Levanta del suelo, ¡estás montando un espectáculo!
—Pues como no voy a montar un espectáculo... ¡Mira lo que me estás diciendo! —no vayan a ayudarle, en lo absoluto..
—Venga, no es para tanto —le tiende la mano—. O sea, el tipo es horrible y yo tampoco lo trago, pero... Creo que a la larga puede beneficiarnos. Especialmente a ti. Seguramente si logramos esto, te retirarán la orden de matarme.
Aziraphale traga saliva antes de tomarle la mano y le suelta excesivamente rápido en cuanto se levanta y baja la mirada.
—Si realmente funciona con Gabriel, podría ser lo que estábamos esperando para salir del foco —sigue argumentando Crowley—. ¿Te imaginas? —sonríe.
El ángel aprieta los ojos sentándose otra vez.
—No. No te imagino. Perdona. Quizás estoy... —y es que si se imagina. Serían el dúo más espectacular en la historia.
—Bueno, sí, es un poco... —arruga la nariz y se ríe porque aunque está acostumbrada al asunto ángel/demonio y no le parece asqueroso eso en sí, no dejan de ser... Gabriel y Belcebú.
—Un poco... ¿¡un POCO?!
—Pues sí, pero... venga —se encoge de hombros y les traen una cerveza a cada uno—. Tiene cierta gracia.
Aziraphale le mira con la boca abierta.
—¡La tiene! —se defiende—. No te vas a poner quisquilloso otra vez con todo eso del cielo y el infierno después de... esto —protesta un poco señalándose a sí misma y luego a él.
Vale. Vale. VALE. Aziraphale se empina media cerveza de un trago. Crowley levanta las cejas. ¡Es que mira las cosas que le dices!
—No te voy a dar de mi cerveza cuando luego te pique la comida... —advierte porque somos pocos y nos conocemos mucho.
—¿¡Y no habías dicho que con Gabriel justamente era un no rotundo?! ¡Por todos los cielos!
—Sí, bueno, pero... yo no pongo las reglas, ¿sabes?
—ODIO las reglas —Debe ser la primera vez en la historia que lo dice. Crowley levanta las cejas.
—Aunque ya sabes que me encantan tus actos de insubordinación...
—¡Es que no puedo creer que estés tan tranquila con esto! —se queja.
—Pues es que creo que dentro de lo malo... esto no es para tanto y a la larga hasta podría beneficiarnos.
—Muy a la larga y no sé de qué forma. ¡Seis mil años para llegar hasta aquí!
—La verdad es que sí es un poco raro que sea justo ahora, pero... —hace una pequeña pausa y el ángel la mira a los ojos—. Pero no importa. Are you in?
Traga saliva
—Venga, no voy a poder hacer esto sin tu ayuda —le sonríe y le tiende la mano, insistiendo.
Aziraphale mira la mano de reojito y luego su sonrisa y vacila un poquito porque sabe que si le toma la mano no hay manera de decir que no.
—¿V-Vas a... —mueve la mano un poquito hacia él—. Seguir confraternizando conmigo?
Crowley echa la mano atrás un poco porque lo que le preocupa es... el huevo. O sea, y si... ¿y si esta vez no se lo había puesto pero le hacía uno más adelante? Aunque si ya se lo había hecho... ya qué más daba.
El ángel abre los ojos en asombro con ese movimiento de mano y quita su propia mano de encima de la mesa. ¡Es que ahora... iba a irse a confraternizar con otro ángel!
—No como chica —decide finalmente. Y por cierto. Chasqueo de dedos. Cervezas sin alcohol. Aziraphale parpadea con lo del sexo y le mira otra vez a los ojos.
—¡Esto no tiene que ver con sexo! Tiene que ver contigo y conmigo y con... —le mira sin saber qué demonios hace chasqueando los dedos—. ¿Qué haces?
—Algo que debí hacer antes, pero te me escapaste. Supongo que tuviste suerte, favorito de Dios.
Los ojos azules le fulminan porque no tiene nada de favorito de Dios que tu... otra mitad ¡decida que quiere ir a seducir a otros ángeles!
—¿Sabes? Quizás si necesito escucharlo para hacer esto.
—¿Escuchar qué?
Aziraphale baja la mirada y se revuelve.
—¿No estás haciendo un poquito mucho drama? —interviene de nuevo Crowley con toda su reacción. Y esa era otra vez... Suspira.
—Voy a lavarme las manos —decide sin mirarle poniéndose de pie.
Le mira y se encoge de hombros, sacando su teléfono.
Va a ir a encerrarse a un baño cinco minutos, la verdad. Mientras Crowley juega candy crush... y sinceramente, mira alrededor antes de ver si acaso hay por ahí algún pokemon, ya que está sola.
No te estás enterando de una mierda de lo que le pasa a Aziraphale.
La verdad, no.
Aziraphale pelea un rato contra si mismo en el baño. Crowley pide comida para los dos, aunque no sabe qué le apetece pero bueno, seguro se lo come igual.
Y cuando sale de su cubículo y se lava las manos es que se mira al espejo y nota los labios rojos pintados. Se queda ahí un poco embobado unos instantes... y piensa que, ¿saben qué? Pues no. No se quedó con su espada y no va a darles a Crowley, no importa cuánto quiera Belcebú que haga lo que sea con Sandalphon. Sale del baño muy decidido a la mesa.
Ella sigue ahí, jugando con el teléfono.
Es que va a venir a Aziraphale y le va a meter un beso, pero UN BESO.
¡Oh! Oh, vale. A quién le importa si no consigue cazar... whatever, ni sabe lo que estaba cazando.
