—¡Ugh! ¡No! Fuck, fuck, fuck, fffaaaaaah! —va a llegar gritando y desnuda.

¿D-Desnuda? Vamos, y luego dicen que es Aziraphale el poco sutil. ¡Pues es que se estaba cambiando de ropa!

—Shhhh! —le calla Aziraphale tapándole la boca.

Ella se calla al cabo de unos segundos, temblando.

Bien... bien a ambos.

Aziraphale la está medio abrazando... mirándole a los ojos con la mano en su boca. Un poco asustado con los gritos y todo este asunto de... o-o sea ¿de verdad está DESNUDA? Traga saliva.

—Ugh... —protesta ella un poco.

—Pero ¿qué haces? —le pregunta él completamente descolocado con todo esto.

—¡Te he dicho que no estaba lista!

—¿Aziraphale? —Sandalphon toca la puerta con los nudillos.

Aziraphale aprieta los ojos sin contestar.

—¿Estás ahí? Estoy oyendo gritos...

—Mmmm... ¡Intento dormir! Deben ser los vecinos.

—No son los vecinos, viene de aquí... ¿Te están atacando? —Sandalphon empieza a abrir la puerta.

Bollocks —protesta Crowley, toma la manta echándosela por encima al círculo y luego se hace serpiente metiéndose entre los girones.

Aziraphale suspira, pensando que quizás deba forrar este cuarto de corcho, si las cosas van a seguir así... Frunce el ceño tomando el pomo de la puerta.

—Eh! —la abre el un poco de golpe—. No puedes abrir la puerta así.

Sandalphon mira dentro porque la verdad todo abajo está un poco oscuro y solitario y vacío... y le da un poco de miedo que vuelvan a venir los demonios y todo eso O sea, al que tienen que matar es a Aziraphale, ¿qué pasa si lo confunden con él?

—Necesito dormir, Sandalphon... mira, sé que es aburrido esto para ti, de verdad... y que preferirías no hacerlo, pero... no puedo cambiarlo todo solo porque estás aquí. Es normal que se escuchen ruidos, estamos en una zona concurrida de la ciudad.

—Creo que... debería estar aquí contigo. Puedo aprender a dormir también.

—No, no puedes aprender a dormir conmigo en una misma cama.

¿Alguien ha oído alguna vez reírse a una serpiente?

—¿Por qué no? Ni siquiera creo que vaya a moverme mucho.

—Porque no. En la tierra hay ciertas reglas sobre cercanía e intimidad y uno no duerme en la cama de nadie a menos que tenga otras intenciones —le mira—. Pero me parece una excelente idea que intentes aprender a dormir. Abajo para que nadie interprete nada malo de nosotros dos, está ese sillón tan cómodo donde se sentó Gabriel. ¿Sabes qué necesitas?

—Gabriel dijo que estuviéramos juntos.

My dear Sandalphon... gracias por la propuesta pero de verdad no estoy listo para estar tan juntos. Basta con estar bajo el mismo techo... o es que llevas tanto tiempo en el cielo que ahora la tierra te da... ¿miedo? Créeme, son mejores tiempos estos que las últimas veces que has estado aquí.

—Solo voy a subir aquí el sofá y ya está —lo hace.

—No —lo baja.

—Eso no es un problema de intimidad, solo quiero estar aquí y leer la biblia. Podrías leerla conmigo.

—No voy a leer la biblia. Léela tú, ahí abajo. Bastante es que tengamos que compartir casa. Hablo en serio, Sandalphon, no podemos estar en el mismo cuarto.

—No entiendo por qué, ¿cómo prefieres dormir a leer la biblia de nuestro señor? —frunce el ceño.

—Necesito dormir, es una necesidad. Física.

—Los ángeles no necesitan dormir.

—Bueno, tal como te diste cuenta mientras intentaban calcinarme en el fuego infernal... yo no soy del todo un ángel a estas alturas. Así que yo me iría con bastante cuidado de lo que necesito o no necesito hacer... Hablamos mañana.

—¡Espera!

What?! —protesta con la puerta a medio cerrar.

—Es que... siento una presencia. Todo... todo esto apesta a... maldad.

—Abre la ventana para que ventile...

—Es que... ¿y si nos están acechando?

—No pueden entrar, es terreno sagrado. My dear, en serio... necesitas calmarte.

—El otro día entró ese...

—Y lo echaron, ¿no? No va a volver hoy... se lo pensará.

—Hasta mañana —vuelve a intentar cerrar la puerta.

—¡Espera! Es que entonces éramos dos y estábamos los dos juntos abajo...

—Sandalphon, si gritas, bajaré. Ahora vete —pide intentando suavizar el tono y fallando miserablemente.

Algunas serpientes tienen algunos métodos para advertir de lo peligrosas que son, por ejemplo, las pequeñas serpientes venenosas sudamericanas tienen escamas de brillantes colores, algunas ranas también utilizan ese método.

Pero hay un caso particular, que es la serpiente de cascabel. La serpiente de cascabel norteamericana tiene unas escamas especiales al final de la cola que al agitarse hacen un sonido concreto. Es un sonido peligroso, que advierte de una muerte invisible e inesperada, en esencia el sonido del desierto.

Crowley no es una serpiente de cascabel, pero sí es capaz de hacer un sonido parecido, no en esencia lo que sería la vibración de ondas sonoras, pero un sonido sordo, que no se sabe de dónde viene, tal vez de sus escamas frotándose contra las tablas de madera y la manta, mezclado con un pequeño siseo sutil que VATICINA lo mismo. Desierto.

—E-Esa manta se está m-moviendo... —Sandalphon la señala con un dedo.

—Pues si ese es el caso, ¡mejor vete! —protesta cerrando la puerta

—Pero... ¡Aziraphale! —protesta desde el otro lado de la puerta. Es que se jala los pelos.

—Buenas noches, Sandalphon. Relájate.

Crowley se vuelve humana otra vez, mirándole desde dentro de la manta con sus ojos amarillos medio muerta de la risa.

—Cielos... —protesta Aziraphale absolutamente histérico con Sandalphon. HISTÉRICO. Está a punto de matar a alguien y miren que cuando Aziraphale llega a esos límites es peligroso!

Que va, si está así cada cinco segundos. ¡No! El que siempre está así es Crowley.

—¿Te acerco la espada?

—No me tientes, serpiente —susurra tratando de respirar profundamente—. ¿Puedes cerrar la puerta de alguna forma que no pueda abrirla? Voy a morirme aquí o a matarle, no sé cuál. Quiero... ¡quiero que viva aterrado! De hecho quiero que... me odie lo bastante como para volverse al cielo pronto.

Crowley chasquea los dedos y le pone un pestillo a la puerta.

—Oh, esa es una idea excelente.

—Podrá abrir igual, pero quizás le cuesta un rato caer en la cuenta de cómo. Aziraphale se pone las manos en la cabeza, todo agobiado.

—¡Quería dormir aquí en mi cama! —protesta.

—Todos, TODOS sabíamos que eso no iba a pasar.

—Pues claro que no iba a pasar.

—O sea, Principality Aziraphale, con seis mil años de aval frustrando a media humanidad... Él es solo un amateur.

—No seas... ¡No! ¡Ugh! ¡Nadie está pensando en eso más que tú!

Crowley se ríe

—¡Y con Sandalphon! —protesta en un susurro.

—¿Cuál es el problema?, es bastante sexy.

—Chica... voy a empezar a tomármelo personal eso...

Ella se vuelve a reír.

—Shh... —le pide, sonriendo un poco igualmente.

—Pues no sé porque te enfadas, si se te parece —intenta reírse menos fuerte pero es que la cara que pone el ángel con la boca abierta del todo.

—Voy a gritarle que venga a ayudarme porque hay un demonio en mi cuarto...

—Eh, ¡venga ya! Aunque ya quisiera ver cómo le explicas el círculo de invocación.

—¿De verdad te parece que me parezco a Sandalphon? —se cruza de brazos

—Sí, claro. Gemelos.

—Odio a todo mundo, tú incluida —Aziraphalele hace los ojos en blanco y se sonroja, porque en toda su historia no había odiado tanto a tanta gente como los últimos días.

—Ala... ¿Me deleitaras con algún insulto de los buenos?

—No, ya bastante mal me siento con toda la lista de mentiras que le dije a Gabriel en el coche.

—Oooh —la carita de pena.

—No me chantajees... —protesta un poquito extendiendo las manos hacia ella—. Ven.

Crowley se levanta, envuelta en la manta... Y cuando pone el pie sobre la linea del límite el suelo exterior le quema un poco la planta y los dedos, lo aparta corriendo. Aziraphale parpadea.

—Ugh... ¿Cómo de grande has hecho... esto? —protesta mirando alrededor.

—Oh... ¿Por? ¿Ahora resulta que el tamaño importa? —pregunta mirándola... y vale, no es que solo quepa de pie justita, pero debe tener máximo metro y medio de diámetro.

—SIEMPRE —cejas cejas.

Aziraphale se sonroja un poco, más por la cara que por el significado de lo que está diciendo.

—Pero qué pasa... ¿no puedes salir o qué?

—Claro que no y menos en suelo consagrado.

—¿No creíste importante decirme eso cuando hice el círculo? —pregunta un poco en protesta, torciendo la boca—. ¿Cómo te vas de aquí? ¿Tengo que hacer algo o puedes irte en cualquier momento?

—¿Ahora quieres que me vaya?

—¡No! Solo... me da miedo que no puedas salir de aquí si el... ehm... arcángel que tengo de compañía llegara a entrar —de hecho se levanta, acercándose el al círculo.

—Sí, sí que puedo irme... aunque si no cierras el círculo puedo volver.

—Vale, entonces no me preocupo —se le acerca un poquito y vacila porque... vamos, si saben que está desnuda, ¿verdad? Aunque traiga una manta.

—Aunque me cuesta...

—¿Estar aquí te cuesta? —pregunta poniéndole las manos en los brazos con suavidad.

—Volver una vez me voy —le toma de los codos y tira de él. Vale, vale... se le acerca del todo, abrazándola.

—Entonces no te vayas... —se sonroja... y sonríe un poquito, porque la cercanía. Solo te falta reírte jijiji, DIOS MIO con tus niveles de encandilamiento.

Crowley le abraza de vuelta y se acerca a besarle porque es que antes se ha ido en mitad de. Y aunque para ella no era... nada nuevo, sí era importante y no es como que no le afecte.

Él no es quien se lo va a impedir, claramente. Cierra los ojos y le devuelve el beso sonriendo completamente en él, porque hace rato, en el restaurante, se ha ido a mitad de.

Ella le mete las manos en el pelo y le acaricia la cara. Haciéndole sonreír un poquito en el beso, y sonrojar un poco también, porque estas caricias así en la cara y en el pelo le gustan un poco más de lo que seguramente está permitido que le gusten las cosas bonitas que vienen de un demonio, acariciándole la espalda con suavidad. ¿Cómo vivieron seis mil años sin hacer esto? No se lo explica... Y ya, ya sabe que no es por culpa de Crowley, ¡no es necesario recriminárselo!

Por supuesto, si Aziraphale no está sujetando la manta... está en el suelo, porque lo que la demonio...

Oh, la manta... pues, quizás medio la está sujetando entre prensada contra su cuerpo y con las manos a la espalda de ella, de manera completamente accidental. Es decir, la dichosa manta va a caerse en cualquier momento.

El caso aquí es que a ella le da igual. Aunque sí que tiene frío. Estas cosas siempre le dan frío.

¿Los besos le dan frío? Porque a Aziraphale NO le dan frío en lo absoluto.

No, las invocaciones y exorcismos y posesiones y esas mierdas.

En algún momento es que Aziraphale la aprieta más contra él, bajando la mano de su espalda hasta su cadera... vale su culo. Adiós manta en el culo. Hola piel. Lo siento, va a darte más frío por lo visto. Mueve un poco el beso de sus labios a buscar besarle el cuello.

Crowley gira un poco la cara hacia él, ojos cerrados y luego hacia arriba para que llegue mejor a hacer eso, con algunos soniditos perdidos entre los "Aziraphale"

Cielos... si haces eso el sibarita Aziraphale no va a poder pararte en lo absoluto. ¡Es que está diciendo su nombre!

Es que... no le suena bien llamarle angel haciendo esto.

Sacrilegioso.

Nah. Vago, más bien... en la línea de poco concreto. Ella aún cree que es un apelativo general.

Aun así, a Aziraphale le gusta que le llame ángel, la verdad. Pero igualmente en este momento está encantado con cómo le está llamando por su nombre. Vamos... va a besarle cada centímetro del cuello a ver en dónde dice más bonito su nombre.

Ella sigue atrayéndole hacia sí y pasándole las manos por el pelo y lo que va a pasar es que Sandalphon va a volver a subir porque... estás inundando de amor toda la calle. Vamos que ni que fuera un adolescente. ¿Estará Aziraphale teniendo un sueño de esos?

No está inundando... ¡Ugh! Sí, si está inundando, maldita sea, ¡pero Crowley está poniendo de su parte! Solo te advierto, Sandalphon, como les veas, van a tener que matate.

Pues no es como que pueda sentir dos fuentes diferentes de amor, o sea... Aziraphale lo ha dicho, no es como que él mismo pueda diferenciarlas, qué va a diferenciar Sandalphon.

Vale, igualmente Aziraphale no puede evitar inundar al universo entero de amor, sinceramente, pero se ha olvidado de absolutamente todo. Hasta susurra un "Crowley" contra el esternón de ella.

—¿Aziraphale? — Así que Sandalphon toca la puerta otra vez con los nudillos. El mejor método anticonceptivo del mundo... Sandalphon. Aún más eficaz que tener un niño pequeño. Si no hubiera gastado su fuck de la década...

Crowley tiene de sobra para todos.

Aziraphale tiene que hacer un... GRAN esfuerzo para... detenerse y dejar de frotarse un poquito contra ella, porque lleva un rato frotándose un poquito contra ella mientras le besa todo lo que tiene a su alcance, lo siento.

Ella le abraza más fuerte mirando a la puerta también. Puede que ahora sí le lance fuego infernal si abre la puerta.

—Aziraphale, estoy sintiendo... ¿estás bien?

Vamos a decir que el flujo ilimitado de amor se debería neutralizar con el flujo de poco amor hacia el arcángel.

—Y-Yes —es que intenta que esto suene adormilado... y suena bastante como un gemido.

Crowley le mira de reojo con ese tono. Aziraphale se muerde los labios porque el mismo lo ha notado. ¡Pero es que no es tan simple!

—Estás... estás inundándolo todo de amor. ¿Estás teniendo un sueño de esos raros? —pregunta Sandalphon, nervioso.

Aziraphale hace los ojos en blanco, y por una maldita vez, ni siquiera se lo piensa.

YES. ¿Ahora eso es pecado también?

—Sí que lo es. ¿Quieres que te ayude a rezar?

—No e-es un sueño de esos. No quiero que me ayudes. ¡Déjame solo!

—¿Cómo vas a no querer rezar? Ya estás en bastantes problemas...

Crowley le hunde la cara en el cuello, eso sí.

—Es amor, no lujuria, Sandalphon. Nada que sea amor implica problemas —levanta una mano y le acaricia el pelo sin realmente saber si está haciendo algún sentido lo que dice.

—Qué bonito —susurra Crowley burlona.

Shut up... —susurra Aziraphale tirándole un mechoncito de pelo suavecito. Ella se ríe un poco, suavecito contra su cuello.

—No estoy seguro de eso... —asegura Sandalphon—. Si estás soñando con un demonio...

Necesita Crowley enseñarle a beber a Sandalphon. Urgentemente.

—T-Te garantizo que no estoy soñando con ningún demonio... —tiene un escalofrío con la risa de Crowley en su cuello, y baja la mano por su espalda, pensando que... es que esto es un desastre. Esto a lo que le está orillando el cielo, es un DESASTRE.

—Desde luego sueños no son... —susurra la demonio.

—Mmmm... —Sandalphon no parece muy convencido

Please, Sandalphon...

—Es que no entiendo...

—¿Qué es lo que no entiendes? ¿Que quiera yo a alguien? ¿Y qué sueñe con la persona a la que quiero? E-Es perfectamente... inocente —Te estás metiendo en unos líos, Aziraphale...

—Sí.

—¿Entonces qué? —es que quiere besar a Crowley, quiere más que besar a Crowley—. ¿No sería peor... que no sintieras amor venir de mí?

—No, claro que no —responde el arcángel.

—Sandalphon... es mi tiempo libre. Déjame querer en mi tiempo libre —Aziraphale le da un beso a Crowley en la cabeza.

—¿Tiempo libre?

—Pues es la noche, es mi hora de dormir —aprieta los ojos.

—Pero no estás durmiendo —responde Sandalphon.

Naughty —añade Crowley.

—¡Lo estaba hasta que has venido a importunarme! —aprieta los ojos y... es que... sí, se siente naughty. ¡Y lo peor es que se siente mucho menos culpable de lo que debería por ello!

Sandalphon vacila un poco.

—Lo pondré en mi informe —replica finalmente el arcángel.

—¡Dudo mucho que alguien me riña por sentir amor! —asegura con voz bastante segura y fuerte antes de... ir a besar a Crowley otra vez, por Dios. Que le besa de vuelta, claro y ahí va la oleada de amor de nuevo.

Cuidado Sandalphon, que quizás te ahogue o se te lleve la corriente.

Ojalá. Y lo revuelque por el suelo haciéndole caer por las escaleras dando vueltas.

De cabeza. Ojalá se descorporice en la primera noche.

Eres horrible, angel.

¡No lo es! ¡Es que él es un fastidio! Venga, olvídate de Sabdalphon y acércate más a él que no estás lo bastante cerca. Sonríe en el beso, porque es que a pesar de todo esto, gracias al cielo que Crowley está aquí.

De hecho, ahora que ha recuperado un poco la consciencia, lo que hace es chasquear los dedos y que la cama se mueva hasta quedar la mayor parte posible sobre el círculo para poder tumbarle y ella sobre él. Sigue dentro del círculo. Técnicamente.

Lo que quieras. Aziraphale sonríe como el idiota que es. Más oleadas de amor. Creo que va a inundar Soho entero.

Aunque el sonido de la madera pesada arrastrándose sobre el suelo de madera que cruje no ayuda a que Sandalphon crea que duerme... y menos ligado a la oleada de amor tan repentina, venga que ni se había ido de la puerta.

Ugh. ¿No te ibas a caer de cabeza y matar?

En tus sueños. Sí, esos que en realidad no tienes.

Pues quizás Gabriel esté especialmente interesado en este informe... Quizás Sandalphon se dedique a escribir fanfiction.

Aziraphale se acerca al oído de Crowley y le susurra un sendo "I love you SO much" repentino. Estoy segura de que la cama rechina además.

Pues claro que rechina. Crowley se muerde el labio y se detiene un instante con eso. #Reaccionesinesperadas

Aziraphale le mira, sonriendo, ella le sonríe con sus ojitos de amor.

El ángel levanta la mano y le acaricia un poco la cara, quitándole un mechón de pelo, rebelde como ellos dos, de los ojos.

—Hay que... acabar —le recuerda Crowley.

Aziraphale asiente, poniéndose nerviosito por un instante y a pesar de todo pensando que esta es mejor manera de acabar eso que en un restaurante de comida India. Siempre se podía confiar en el plan inefable.

Se acomoda un poco, para que Crowley esté sentada del todo sobre él y le da un beso en la mejilla.

Crowley le desnuda de un chasquido de dedos y se acomoda.

Cejas levantadas por un segundo, antes de sonreír más. Vale... solo ellos dos. SOLO ellos dos. Sin NADA que les separe. Sonríe dándole otro beso en la mejilla, tomando le la mano y entrelazando sus dedos.

—Yo, Aziraphale... —susurra, en su oído.

—Yo, Crowley —susurra de vuelta cerrando los ojos y dejándose arrullar por el sonido de su voz como si fuera una canción de cuna. Como accionado por un interruptor, la sensación del conjuro en marcha se hace presente de nuevo.

—Te tomo a ti, Crowley... —le acaricia la mejilla un poco con la nariz.

—Te tomo a ti, Aziraphale —es una sensación en su pecho, un poco asfixiante y difícil de describir, es como si estuvieran envueltos en una luz amarilla, como si hubiera una vibración extraña a su alrededor, como ese sonido sutil y sordo que hacen los filamentos de las bombillas viejas al ponerse incandescentes que aumenta a medida que aumenta la potencia

Aziraphale le aprieta un poco la mano, mirándole, poniéndose un poco más serio.

—Como mi esposa —agrega con seguridad y perfecta convicción.

—Como mi esposo —se echa atrás abriendo los ojos para mirarle directamente a los suyos.

—Y prometo serte fiel en lo próspero y en lo adverso —sonríe, sin desviar la mirada.

—Y prometo serte fiel en lo próspero y en lo adverso —sonríe de vuelta.

—En la salud y en la enfermedad —le acaricia la espalda.

—En la salud y en la enfermedad —se acerca más tocándole la mariz con la suya

—Amarte y respetarte, todos los días de mi existencia —recarga la frente contra la suya.

—Amarte y... —vacila, sonriendo con los ojos cerrados otra vez—. Sí, bueno, claro... respetarte. Ejem. Todos los días de mi existencia.

Aziraohale se ríe, porque tenía que... hacer lo que tenía que hacer, desde luego... el chiste fácil. Ella se ríe también pues porque si no lo hacía no... era ella.

Y es que... ya está. Fin. Aquí acaba la historia. fueron felices y comieron perdices.