Vale... Sandalphon, creo que vas a requerir unos tapones de oído para vivir en esta Librería.

Definitivamente, eso no es la radio. Y ayer ya lo oyó y pensó que eran los vecinos pero ahora hay más luz y claridad y... esto no viene de al lado. Viene de arriba. Sube de nuevo a golpear la puerta.

—¿Aziraphale?

Aziraphale te odia, pero vale, vale... es que va a hacer que se detenga. Apretando a Crowley contra sí y tratando, en serio tratando de... que le vuelva el alma al cuerpo. Pero Crowley no se detiene.

Y-Yes? —lo intenta, en serio.

—Aziraphale, estoy oyendo las voces y los jadeos otra vez. Y el amor. Esto no son los vecinos, sé que es tu voz.

—M-Me estoy... vinie —se detiene, apretando los ojos—. viSTiendo.

Otro de esos para que se ven... vista.

—No es eso lo que se oye. No es la radio. Suena a pornografía.

Le muerde el hombro a Crowley para acallar el... gemido.

—¿C-Cómo sabes cómo suena la p-pornografía? —pregunta. No tengo idea de cómo puede preguntarlo en esta situación y es que ella también se... viste cada vez. Y no tiene nada contra lo que acallarlo. ¡En serio no ayudas!

—¡La lujuria es un pecado, Aziraphale!

—E-Es un pecado capital... —Van a MATARLO en el cielo con estas cosas.

—¡Exacto! ¡Y la tuya además es por un demonio!

—N-No. Y-Ya habría caído... —asegura en un tono de voz que suena tan extremadamente lujurioso, Aziraphale, que no entiendo cómo es que puedes ser TAN cínico.

—Favorito de Dios... —susurra ella acariciándole el pelo. No creas que no se siente culpable.

—¡Pues seguramente estás muy cerca de ello!

—E-Eres mi esposa... —susurra, apretando los ojos tanto como está apretando a Crowley, un poco en pánico con las palabras de Sandalphon—. Y eres a quien quiero. No hay nada de malo en esto...

—No lo hay —le besa para quitarle la angustia.

Aziraphale aprieta los ojos y saca las alas abrazándoles a ambos en un capullito. Ella le abraza del cuello y es que Sandalphon va a abrir la puerta otra vez.

Bueno, de todos los momentos... este no es el peor. Al menos tienen una segunda barrera de protección.

I love you... —susurra Aziraphale.

Lo que sí que va a pasar es que Crowley va chasquear los dedos y le va a rociar los ojos con spray de pimienta a Sandalphon haciendo que el otro meta un GRITO sin esperárselo

¡Dios mío, dios mío!

—Y yo a ti, estate por el teléfono —le pide ella separándose.

Perdón, Aziraphale brinca con el grito de Sandalphon, sin esperárselo y sin saber qué le ha hecho. Hasta baja un poco las alas, la verdad, menos mal que le pusiste spray de pimienta pero vale, si escucha lo del teléfono y asiente un poquito

—Vete, vete... —susurra... y le sonríe un poco, la verdad ligeramente preocupado por Sandalphon (LIGERAMENTE, SÍ).

De todo lo que podría haberle hecho... Tampoco le hizo nada taaaaan malo. Igual se vuelve serpiente en sus brazos, para poder bajar de la cama y ponerse en el círculo bajo ella.

Aziraphale le deja hacer levantándose de la cama.

—Sandalphon, ¿estás bien?

Sandalphon aun esta retorciéndose de dolor y del susto ahí a fuera con las manos sobre la cara.

—Perdona, perdona, ¡me has asustado!

—¡Pero qué haces! ¡me has atacado!

—¡Me has asustado! ¡Pensé que eras un demonio!

—Que iba a ser un demonio, ¡si estábamos hablando!

—¿¡Hablando?!

—¡Pues te dije que estabas haciendo cosas lujuriosas ahí dentro con alguien! ¡Te oí!

—No estaba haciendo nada impropio ahí dentro, Sandalphon —tienes lo que haya entre tus piernas semiexcitado aún y EMPAPADO de... diversos fluidos mezclados con los de un demonio. Eres un CÍNICO.

Sandalphon intenta curarse los ojos, pero como no sabe qué es lo que le irrita no acaba de quitarse la pimienta, así que aún no puede abrirlos. Menos mal que no puede abrirlos.

—¡No estabas siendo ni remotamente discreto! ¡Y me has atacado!

—A ver, espera, deja de moverte y te curaré... —igualmente chasquea los dedos para asearse y vestirse.

—¡Ya me estoy curando yo! —protesta enfadado.

—Puedo hacerlo yo... —le ayuda, bastante más efectivamente, el arcángel le mira, aun con los ojos todo rojos—. A ver, ¿un poco mejor? —pregunta sonriéndole un poco y volviendo a pasarle las manos encima.

—S-Sí... ¡Aun no entiendo cómo has podido atacarme!

—¡Estaba durmiendo!

—No estabas durmiendo —le fulmina.

—¿Estás mejor?—Suspira.

—Estaría mejor si no me hubieras echado esto.

—Disculpa, Sandalphon... no debías haber entrado así.

—¿Por qué no?

—Porque las puertas cerradas sirven para evitar que la gente entre así —asegura ahora si todo calmado.

—Porque estabas haciendo algo que sabes que no debías. Ni siquiera sé como lograste meter al demonio aquí.

—Sandalphon... ¿qué estás diciendo? Es imposible que pudiera yo meter al demonio aquí, es terreno consagrado —se persigna.

—Te he oído.

—Vamos a desayunar —se enfila a las escaleras, emanando otra peleadora de amor

Sandalphon le mira ir y luego se mete al cuarto a ver si lo tiene escondido por ahí.

Aziraphale chasquea los dedos un instante antes de que entre al cuarto para "asearlo". Lo que incluye borrar rastro alguno del círculo y dejar todo casi esterilizado.

Vaya con la mosquita muerta. Sandalphon mira la habitación y es que no parece ni que haya dormido ahí. Entrecierra los ojos porque ni siquiera puede ver una radio.

—¡Tengo un montón de hambre! —le grita desde las escaleras bajando con dolor en las piernas y... una sonrisa enorme.

Sandalphon murmura algo antes de bajar tras él.

My dear Sandalphon. ¿Qué te apetece?

—Irme lejos de todas estas locuras. Estás loco. Y cuando todos se enteren vas a ser uno de los caídos tú también. Así que seguramente es una buena idea que te hagas un par de amigos ahí abajo.

Aziraphale toma aire profundamente.

—Mira yo tampoco estoy muy feliz de que estés aquí... pero no es algo que podamos decidir nosotros.

—Aun así, no deberían dejarte estar aquí. Deberian encerrarte en el cielo y no tendríamos todos estos problemas.

—Soy un principado. MI trabajo ES proteger a la Tierra y a su gente. Y soy bueno en ello.

—No sería la primera vez que cambian a alguien de departamento.

—¿Y mandar a quien? ¿A ti? Vamos Sandalphon, de verdad... No nos compliquemos. Estás aquí además para que yo te enseñe...

—No quiero aprender. No quiero que me pongan en tu lugar cuando el demonio te mate —se cruza de brazos en el lindar de la puerta.

—Me mate...

—Todos saben que es cuestión de tiempo.

—Si eso creen todos, ¿qué les preocupa? Solo hay que esperar...

—Pues que no te quieren muerto. Gabriel quiere que matemos al demonio.

—Es lo primero que me quieren, muerto. Lo iba a hacer el cielo —murmura yendo a hacer té

—Si te quisiera muerto no me habrían mandado a mi a ayudarte —se va tras él a ver qué hace—. ¿Cómo lograste escapar del infierno?

—El cielo intentó quemarme, ¡como no van a quererme muerto! E-Escapé... —le mira por encima del hombro—, no voy a decirte, vas a hacer un escándalo y a colocarlo en tu reporte.

—¿Escándalo? ¡Lo que quiero es saber cómo hacerlo yo!

—Al principio pensé que alguien del cielo negociaría mi salida, ¿sabes?

—¿Cómo? Si nadie sabía que estabas ahí.

—El cielo sabe, siempre sabe todo, Sandalphon. Si no me sacaron de ahí fue porque no querían... eso termine por concluirlo después de que me arrancaran varias veces todas las uñas: el cielo quería matarme... si el infierno lo hace por ellos, tanto mejor — toma dos tazas y las pone en su respectivo plato.

Sandalphon se humedece los labios.

—El momento en que te das cuenta de ello... de que a nadie de los que debería importarles le importa si sales de ahí o no, es bastante... particular: Estás en el infierno, completamente a su merced y los tuyos, lejos de hacer lo que tu corazón espera que hagan, lo que quieren es que esto funcione y te mueras —explica sirviendo el té.

—Estás sirviendo a un bien mayor.

—Lo que estoy, es sirviendo el té, aquí en vez de estar muerto en el infierno —le pone leche a ambos, y azúcar.

Sandalphon arruga la nariz mirando el té porque... es que no quiere. Y le mira a el pensando que tal vez debería contarle...

Aziraphale le mira y le sonríe un poco, porque a pesar de todo, es el primer ángel que le escucha contar esto, y está siendo bastante sincero al contarlo. Ehm.. y esta de buen humor.

—En ese momento, que me di cuenta de eso, tuve mucho miedo, y me sentí más solo que nunca... pensé que Dios me había abandonado. Ven, my dear, vamos a sentarnos acá...

El arcángel le sigue aun sujetando el té como si llevara un horrible jarabe de aceite de ricino que tiene que tomarse.

—¿Alguna vez has comido algo?

—No —responde igualmente, pensándolo, porque en otro momento se lo hubieran dicho, pero ahora todos le consideraban el traidor...

—Es extraño al principio, pero te prometo que vas a llegar a disfrutarlo —saca unas pastas de... uno de los cajones si es que siguen ahí y no las han quemado por herejes.

Nah, no las han quemado

Sonríe al notarlo y se come una así medio con urgencia, porque tiene MUCHÍSIMA hambre.

Aun tienes por ahí tu manzana.

¡Es cierto! ¡Su manzana!

—En fin... no creo que tú debas preocuparte de esto. Estoy seguro de que Gabriel iría por ti, o Miguel... incluso Sariel. Es más, yo iría por ti de ser necesario, o lo reportaría —le sonríe

Sandalphon le mira sin en realidad estar seguro de eso.

—No me mires así, desde luego que iría por ti. Solo piénsalo, ¿realmente quieres que el infierno suponga que cuando raptan a un ángel pueden hacer lo que quieran con él sin consecuencias? Nadie quiere eso... excepto si te llamas Aziraphale por lo visto. Si es así, el cielo corre el riesgo y te deja ahí.

—No les importa a quien maten solo hay que matar a alguien.

—Eh?

—Desde luego prefieren que el muerto seas tú

Aziraphale traga saliva porque una cosa era inferirlo y otra oírlo.

—No me mires así, tú eres el traidor.

—No soy traidor

—Sí que lo eres, por eso te quieren muerto.

—Si fuera un traidor de de verdad, Dios me hubiera enviado al infierno —suspira profundamente.

—Nadie está cuestionando los designios divinos, pero eso no te quita que todos saben...

—¿Cual es mi traicion, Sandalphon?—bebe su té esperando que él haga lo mismo.

—Detener la guerra y el apocalipsis —sigue ignorando la comida y el té.

—Yo no la detuve, la detuvo el chiquillo

—Pero lo intentaste. Le dijiste al anticristo lo que hacer.

—Yo tenía que defender la Tierra. Sandalphon, el plan de Dios debía incluir esto o no estaría ocurriendo. Venga, come una pasta.

—Solo lo postpusiste.

—De acuerdo al plan inefable.

—No. El cielo quiere la guerra. Y si no puede hacerla por el apocalipsis pues encontrará otra excusa. O entrará en guerra fría.

—O la hará contra nosotros... —refunfuña

—No. Ese es el plan. Quieren que te maten para tener una excusa.

—¿Van a... hacerle la guerra al infierno cuando me maten a mí? Pero... —le mira.

—Es una excusa para empezarla. Dirán que tiene que protegerse.

—¿Me estás diciendo que esto... es un plan formal?

—Es lo que se habla.

Aziraphale se humedece los labios porque... eso no es del todo malo puede contarle esto a Crowley y que él tenga algo que contar y... está reconsiderando decirle a Gabriel lo de la seducción.

—¿Y para qué quieren que le intente matar yo a él?

—El infierno pidió eso.

—Y ahora le hacemos mucho caso al infierno...

Sandalphon se encoge de hombros porque ni siquiera debería habérselo dicho, mejor si no le cree.

—Bueno, igualmente... —suspira—, trataré de que no me mate a mí, sinceramente, aunque el cielo pueda molestarse.

—Deberías dejarte matar ya.

—¿Tú te dejarías matar? —Parpadea y le mira a los ojos.

—Solo si fuera un traidor.

—Sería un traidor si... no hubiera intentado hacer mi trabajo correctamente, protegiendo a la tierra.

—Sabes que todos te lo consideran, será que te equivocas.

—Aún no te digo cómo es que conseguí salir del infierno...

—Ya te lo he preguntado pero no quieres contármelo.

Aziraphale suspira, porque lo que va a contarle no es tan fácil... además es una mentira. Una más, a la lista de mentiras que ha tenido que decir últimamente, en concreto, intentando salvar su existencia. Mira al cielo, y pide perdón, desde ya, tragando saliva.

—Te lo contaré, pero tienes que beberte el té—señala la taza que sigue intacta.

—Es que no me apetece.

—Gabriel te ha dicho que tienes que aprender a comer.

—Ya, pero no me apetece.

—Esto es lo fácil... si quieres no te lo tomes, pero a la comida vas a tener que comer. Y va a ser sushi...

—¿Qué es el sushi?

—Deliciosa comida japonesa con arroz y pescado crudo —se levanta.

—¿Pescado... crudo?

—Yes.

—Los humanos no comen comida cruda, eso lo sé.

—Pues por lo visto no sabes bien... anda, tenemos que irnos.

—¿A dónde?

—Tengo un MONTÓN de cosas que hacer.

—¿Cuáles?

—Si crees que la vida en la tierra solo es estar aquí, leer, comer, beber y dormir... estas bastante equivocado. Más aún con una librería ENTERA por revivir. Vamos... hay que visitar sitios, hablar con gente

—Hay que ir al cielo, antes que nada.

—No hay que ir al cielo a nada.

—Gabriel dijo que quería los reportes hoy.

—No he escrito el mío...

—Pues deberías hacerlo.

—Tendrás entonces que ir tú a la tienda por cosas mientras lo escribo.

—¡No puedo salir solo!

—¿Por qué no?

—Debiste escribirlo ayer noche en vez de estar... ¡Gabriel dijo que teníamos que ir juntos por si nos atacaban los demonios!

—¿Desde cuándo eres tan miedoso?

—¡Nos contaste que te secuestraron!

—¡No puedo parar de vivir solo por eso! Anda, Sandalphon, ve a la tienda. Está a una cuadra

—No. Prefiero ayudarte con el reporte y luego vamos los dos de camino al cielo.

—Tengo que comer antes de subir al cielo y tú también y ya es tarde.

—¡Acabas de comer!

—¡Un té y tres —o diez —, galletitas no es nada!

—Creo que necesitas poner en orden tus prioridades.

—Sandalphon... te olvidas de que Gabriel te trajo aquí para ayudarme, no a reorganizarlo todo. Llevo seis mil años aquí haciendo un trabajo excelente.

—Yo creo que no. Solo porque a Gabriel le parece más interesante tu parte del trabajo no significa que lo hagas mejor. Y más cuando te dijo que quería un reporte hoy y tú te has pasado la noche haciendo cosas lujuriosas.

—No he hecho ninguna cosa lujuriosa. Más bien me pregunto qué cosas lujuriosas te has estado imaginando tú —le mira y le sonríe bastante bonachón.

—Te he oído. Toda la noche y esta mañana. Había una mujer. No parabas de rezumar amor

Aziraphale se sonroja y la verdad, rezuma amor solo de pensar en ello.

—Nada que contenga amor es lujuria.

—¿Disculpa?

—Amor, puro amor por una persona. Por una pareja. Amor carnal, si fuera el caso... no es desordenado ni incontrolable...

—Desde luego que sí, especialmente si es por un demonio.

Aziraphale traga saliva.

—Nada. Nada con un demonio es solo puro amor no adulterado, es imposible, ellos ni saben de amor.

—Este demonio en concreto sí sabe de amor —es que se le escapa

—El que abusó de ti sexualmente... sabía que lo habías disfrutado. Estás enfermo. ¡Y en vez de pedirme ayuda me echaste!

—No, no... No. No. Lo estás malinterpretando todo —protesta apretando los ojos—. ¡No es así!

—Tú me estás intentando mentir.

—Tú estás revolviéndolo todo.

—Solo intento que hagas lo correcto.

—Sí es verdad que he desarrollado cierto afecto por el demonio Crowley...

—Eso lo sabe todo el mundo.

—Eso no tiene nada de malo. Y si él me quisiera de vuelta... Quizás pudiera yo reformarlo. Neutralizar sus acciones negativas en la tierra. ¿No es eso a lo que venimos?

—¿Cómo te va a querer de vuelta un demonio? ¡No saben querer! Solo te ha sorbido el cerebro para llevarte a todas esas acciones lujuriosas e indebidas para tentarte al mal. Más bien es él quien se está aprovechando de ti y de tu candidez creyendo que podrás reformarle con el poder del amoor —se burla de él con esa última palabra. Aziraphale se sonroja—. Va a hacerte caer, Aziraphale. Una caída estrepitosa. No me digas que no te lo advertí. Ya estás empezando a dejar de ser un ángel.

—No hay ninguna acción indebida... —se humedece los labios—. No me ha obligado nunca a... hacer ninguna acción indebida. Ni siquiera me ha pedido...

—Tentación, Aziraphale, ¡tentación! A eso se dedican ¡Claro que no te ha pedido nada!

Aziraphale niega con la cabeza, aferrándose, pero... Y si Crowley lo está haciendo sin querer... no por dañarle, no, no porque caiga, pero porque está en su naturaleza. Le da un escalofrío.

—No me estoy convirtiendo en un demonio.

—Aziraphale... comes, bebes, duermes, tienes apego a objetos materiales, mientes, haces actos lujuriosos... ¡hasta puedes soportar el fuego infernal! Ni siquiera tienes miedo de otros demonios y le has quitada toda la importancia a los trabajos que se te encomiendan desde el cielo por placeres mundanos y hedonistas.

—No he quitado ninguna importancia a los trabajos que me encomiendan desde el cielo, ¡estoy metido en este lío gracias a ellos!

—Ni siquiera quieres escribir los reportes, no querias pelear en la guerra, no quieres sacrificarte. ¡Detuviste el apocalipsis!

—¡Eso es trabajar para Dios! —chilla bastante histérico y asustado.

—Tú estás rebelándote. Interpretando la palabra de Dios a tu conveniencia. ¡Incluso juzgándola y oponiéndote!

—¡No estoy haciendo nada de eso! ¡Estoy tratando de hacer lo mejor que puedo!

—Y lo peor de todo es que neciamente te opones a arrepentirte para obtener el perdón divino. Estás condenado.

—¡No me puedo arrepentir de estar enamorado de la tierra! ¡NI de la gente, ni de los que la habitan! ¡Es ESA mi misión!

—De todo lo que te he dicho que haces y por lo que deberías arrepentirte, ninguna de esas cosas es por amar la humanidad —se cruza de brazos con el ceño fruncido—. Y sabes bien que esa es una excusa que te dices a ti mismo.

—¿Tú crees que no detuve el apocalipsis por la humanidad?

—No es lo que yo crea, lo que importa.

—Muy bien. Ahora déjame escribir mi reporte sin agobiarme con tus cosas.

Sandalphon le mira fijamente unos instantes y niega con la cabeza porque en su opinión, Aziraphale está condenado y no lo ve. Se va a añadir a su reporte los últimos eventos.

Aziraphale se abraza a si mismo yendo a sentarse a su butaca favorita... si es que aún está ahí.

Sí, hombre, no seas dramas. Una butaca no tiene nada de demoníaco. Tu escritorio también está.

¡Menos mal! Se sienta y suspira, pensando que esto es un desastre... pero él CLARAMENTE no se siente en lo absoluto menos ángel de lo que se sentía antes. Solo se siente un ángel muy frustrado con sus jefes.

Vale, y ahora escribe un reporte pornográfico sobre cómo es que te viole un demonio y danos ideas para escribir, por todos los infiernos.

Aziraphale le pasa la mano por encima al escritorio pensando en lo que Sandalphon ha dicho de apreciar las pertenencias... y luego piensa que ha tenido bastantes escritorios, mesas, sillas, butacas, petates, alfombras, pieles... y cualquier cantidad de cosas "favoritas" en TANTOS años y al final, el tiempo es inclemente y ha tenido que dejarlas ir. Suspira, sacando papel y una pluma fuente de oro que es SU FAVORITA. Diga lo que diga Sandalphon, humedeciéndose los labios.

Te la regaló... ¿alguien? ¿Alguien cuyo nombre empieza por "O" y acaba por "scar, que te jodan, Wilde"?

Sí.

Bloody hell.

Y puede que a estas alturas sea de lo último que queda. No la vuelve a dejar en su escritorio, eso te lo garantizo.

Sandalphon tiene razón. Tira esa mierda.

Igualmente... ¿Saben que el muy cínico cuando se ha vestido se ha puesto el anillo?

No es el anillo lo que te va a hacer caer, ángel. Es la pluma

¡Qué va! Lleva teniendo esta pluma demasiados años como para caer.

Favorito.

¡No es por favorito! ¡Y dejen todos de presionarle con esto! Se humedece los labios ora vez, buscando concentración.

Sandalphon está escribiendo como si no hubiera mañana y se supiera todas las respuestas del examen.

"Reporte de eventos - Principado de Aziraphale" Vamos a decir, que Aziraphale en su vida ha tenido problemas para hacer reportes.

Aja...

Crowley realmente está esperando el fanfiction para usarlo como reporte, ¿verdad?

Sí. Empieza a redactar, ángel. (Sonido de látigo)

"Todas las fechas están escritas en calendario terrestre.

Fitzrovia, Londres. Jueves de Octubre del año 2019. Media tarde."

Aziraphale redacta tranquilamente las directrices generales de lo que ha ocurrido, que si iba caminando, que si ha sentido el golpe, que si ha despertado en un lugar desconocido, frío, húmedo y... bastante infernal. Se recrea enormemente en los apelativos asquerosos del infierno. El problema empieza cuando... tiene que empezar a hacer el relato... ajem, levemente erótico.

En realidad nadie le obliga a hacerlo erótico, puede describirlo de modo clínico como en el trabajo ese que leyó.

Mira a Sandalphon de reojo... y piensa que... va a rezumar amor otra vez como lo describa de la forma en la que lo ha sentido.

Además, se supone que tienes que convencerles que te forzó y no te gustó.

Lo cual es tremendamente complicado a la luz de... el desbordamiento amoroso

Por suerte, Gabriel lo va a leer sin que estés tú delante. Crowley tiene que hacer un bloody POWERPOINT con ronda de preguntas.

Eso ayuda... aunque va a leerlo a la par que el reporte de Sandalphon que seguro va a hablar de los galones y galones de AMOR.

Sí, pero el de Sandalphon va a ser hablando de esta noche y el tuyo se supone que es de cuando el secuestro

Se piensa que... sinceramente, Gabriel puede encontrarle mucho más gusto a las cosas limpias, clínicas y... asépticas, como es él, en general.

Mmmm...Sí, claro... ejem.

Por tanto esa idea del trabajo clínico que leyó (gracias por tenerla), puede ser útil. Si tan solo tuviera aquí sus libros...

Habrá ido a casa de Anathema, puedes tal vez recuperarlo chasqueando los dedos.

Un poco de drama... una vez más, porque su librería, sniff. Y aún tienen que destruirla los demonios, ahora que es suelo consagrado.

Bueno... se humedece los labios y explica cómo es que... los demonios presentes, con un chasquido de dedos, le habían dejado desnudo. A diferencia de como Dios lo trajo al mundo, valga el chiste...

Es que solo con pensar en Crowley ahí... se sonroja un poco pensando que... Hastur sería un leve inconveniente. Pero... los sentimientos de lujuria hacia su marido los tendría igual.

¡Ah! ¡Ahora sí que es lujuria!

Quizás si estaba ya condenado... Quizás Dios estaba haciendo los trámites para echarlo. Aunque Dios no iba a hacer trámites...

¿Qué tramites?

Pues alguno debía haber ¿O era inmediato? Nada en el cielo era inmediato.

¿A quién iba a presentarle DIOS un trámite? ¿A Satán? "Mira, tío, lo siento pero a partir de ahora este es tuyo. Hay que darle sushi tres veces al día y dejarle que se acueste con ese otro o se pone a llorar muy fuerte. No elijas una carta cuando te muestre la baraja si no quieres lamentarlo para siempre jamás y no le des instrumentos de corte porque los pierde. Confía en mí"

La realidad... era que él sabía una cosa, trámite o no, no podía ser un trámite tan lento...

Pues nada, como necesitaba aún más motivos para justificar el cinismo...

Porque el sushi y las crepes le gustaban hacia demasiado tiempo, al igual que las ostras y la gula era tan pecado capital como la lujuria.

Y con el pollo que montaste ayer, la ira.

Y con el asunto de los libros, la avaricia.

Y con lo de creerte mejor que todos los ángeles del cielo, la soberbia.

Y con lo de no escribir reportes, la pereza.

Y... vale, de envidioso te salvas, por lo visto, aunque luego los celos...

Ugh ¡Paren! ¡Si no es examen!

Pero vale, vale... sigue, favorito.

Lo dice el que quería que tirara su pluma fuente por Oscar.

Eh, él es un demonio, se supone que tiene que pecar. Ella. Whatever.

El problema era que... Como siempre, le parecía que ningún otro ángel era mucho mejor que él.

Soberbiaaa.

¡No! Estaba seguro de que a todos les gustaban cosas, querían cosas, les disgustaban otras y se sentían mejores que los otros.

De hecho, ahora nos preguntamos cómo es que teniendo estos sentimientos por seis mil años nadie se siente solo y no hay más parejas.

Ese argumento no nos sirve.

No es un argumento, es una disertación.

Quizás no eran todos iguales entonces. Quizás él sí era el único en sentir esas cosas como Crowley quizás era el único demonio capaz de querer... aunque parecía poco probable.

Demasiado tiempo en la tierra los dos.

Es posible. Igualmente Dios tampoco parecía tan extremadamente descontento con ello.

Aunque a lo mejor los otros hacían parejas tipo ángel/ángel demonio/demonio

Quizás no eran parejas si no conglomerados.

Ya estamos con las palabras raras. A lo mejor no eran dos, eran cuatro o cinco. Como orgías.

A eso nos referíamos. Vamos, es que si los ángeles eran seres de amor y no amaban a los humanos... Amarían a Dios todo lo que quisieran, pero también se tendrían que amar entre ellos.

Lo que sí sabía de seguro era que este amor físico y carnal era... algo de la tierra y si era ese el caso y ellos se habían acostumbrado a comer y a dormir... pues ¿por qué no amar como amaban en la tierra?

Pero en cambio no es que los ángeles se traten entre ellos con amor. De hecho no parecen ser muy amigos entre ellos.

No. Son cordiales. Cuando no te quieren matar...

Pues entre ellos lo son un poquito. No con Aziraphale claramente

De hecho, parece que se llevan mejor los demonios entre ellos o sea... parecía que Hastur y Ligur se llevaban mejor entre ellos que... Uriel y Sandalphon o Miguel.

Es que no hay ni una escena de ángeles ociosos solo conviviendo pero todos los ángeles son unos amarguetas ciertamente. Así que... ¿a quién amaban tanto? ¿A Dios? ¿Y ya?

OK, Crowley, admite que estás haciendo que Aziraphale procrastine a propósito con todas estas disertaciones, solo para demostrar que él no hace los reportes tampoco.

¡No! ¡Si ni siquiera está ahí! Pues es que no los hace, ahora no nos culpéis a nosotros.

¡Los hace más que Crowley! Ahem. Pero es que además tiene que poner ese asunto de... lo que son capaces de hacer con las manos... bueno y resto del cuerpo. Que le hicieron y EJEM odió. Perdonen, diez segundos de Aziraphale muerto de vergüenza.

Espera que oigas al otro contarlo... Aziraphale pregunta cuánto tiene que pagar para estar ahí. Porfi plis.

No te va a gustar.

Quien sabe, quizás le haría reír.

Ah, eso sí.

Bueno, tras mucho sonrojo y estando muy poco convencido es que Aziraphale pone punto final a su ensayo preguntándose si... van a echarle del cielo por ello. Sería el colmo. Expulsado por un reporte y no por el acto en sí. Por el REPORTE.

Todo depende de en qué línea lo hayas escrito.

En una muy aséptica, agregando pequeñas notas de... "era muy incómodo." "Me sentía muy culpable de que el cuerpo me traicionara reaccionando." "En algún punto me puse a rezar."

Finalmente, Aziraphale se gira a Sandalphon guardando el reporte en un sobre grande.

—Listo...