—Awwww... —suelta Asmodeo. Haciendo entre los dos que Crowley pierda toda su postura de "a mí me da igual, solo son tres palabras, desde que sé hablar que sé decirlas, porque no significan nada. Soy demasiado guay para dejarme llevar por sentimentalismos"

Y la verdad es que Aziraphale querría matar a Asmodeo. De hecho puede que chasquee los dedos y le calle del todo, yendo a besar a Crowley.

Ella le besa de vuelta sintiéndose mejor y este sería un bonito momento para que Anathema y Newt bajaran.

Pues venga, ¿por qué no? Que no pare la fiesta. Al final, Anathema subió a por... uno rapidito por culpa de Asmodeo. Seguro que ya están.

—Oh... ¡Oh! —suelta Newt que ha bajado delante, al mirarles.

—A esto me refería —susurra Anathema.

—Pero... Crowley no era un...

—Te lo he dicho.

–Ya, ya... solo pensé que... y el otro era gay, ¿no?

—Eso pensábamos todos... y no.

But... o sea, pero ¿es una chica?

—No creerás que solo lleva una peluca.

—Pues podría ser... yo qué sé. No le veo ni la cara.

—E-Ehm... Aziraphale? —le llama Anathema, el nombrado pega un SALTO, empujando a Crowley, que si no sale volando es porque se le agarra en el último segundo.

Ugh! No, ¡mejor cáete!

No. Se van a caer los dos, por torpes.

¡Ugh! Aziraphale además encima de Crowley, para protestas del demonio.

—Ay, ay... ay! Crowley! —protesta Aziraphale igual

Bollocks!

—¿Estáis bien? —pregunta Anathema.

—No. Ay ¿E-Estas bien? —pregunta Aziraphale.

—Sí, claro, me encanta que se me caigan encima noventa y tanto quilos de ángel cuando además estoy... —no sé gracias a quien, pero se detiene a si misma.

—No, perdona... yo... —se le intenta salir de encima, desde luego, levantándose lo mejor que puede para dejar de aplastarla—. ¿Te he lastimado?

—No, no... —suspira.

—¿Algo te duele? Puedo... arreglarlo —la mira preocupado—. Pero si no me hubieras jalado así, no me habría caído

—Calma, calma... Estoy bien.

—Ehm... Aziraphale, entonces... por qué no vienes conmigo, te enseño los libros y todo eso por si quieres llevártelos —propone la bruja.

Newt se acerca a ayudarles a levantarse.

—Sí, sí, sí... gracias, querida —asiente un poco Aziraphale tomando la mano de Newt y aprovechando para saludarle. Crowley se levanta también con una sonrisita forzada.

Hello —le saluda Newt observándola.

Otra sonrisita, por todos los infiernos, que mal se te da la gente. Newt da un pasito atrás y Asmodeo se le acerca ahora a él. Mira que bien, así estará entretenido.

Algo, sí. Para susto de Newt.

Aziraphale le sonríe a Crowley antes de irse detrás de Anathema. Crowley le mira y le hace... una mueca rara y fea. Solo le hace sonreír un poco más. Sí, para eso lo ha hecho.

—Perdona que llegáramos así, Anathema. Y más aún que mandáramos así los libros —se disculpa Aziraphale.

—Hubiera agradecido una llamada la verdad... pero me quedé preocupada, ¿va todo bien? —pregunta ella sinceramente.

—Hmm... No mucho, no.

—¿Qué ha ocurrido? No se va a acabar el mundo otra vez, ¿verdad?

—No. ustedes están a salvo... solo es el cielo.

—¿Qué ha sucedido?

—Nos han... ordenado matarnos el uno al otro.

—¡Oh! ¿En serio?

—Sí. De hecho pregúntale a Madame Tracy... ha sido un desastre —suspira.

—Pero es horrible, pensaba que ibais a rebelaros contra ellos y todo eso.

—Es horrible y evidentemente no vamos a hacerlo. Pero...

—¿Aja?

—No es como que podamos hacer algo distinto a solo... tratar de que nos quiten esa orden.

—¿Negaros a cumplirlas?

—Hmm... Es difícil. Más de lo que crees. Yo... puedo caer del cielo. Crowley puede sufrir tortura eternamente.

—Oh... vaya.

—Pero a ella... le han encargado otra cosa.

—¿A parte de matarte?

—En vez.

—Ni siquiera sé cómo se mata un ángel. ¿No sois como inmortales?

—Hay... ciertas formas, no muy claras ni específicas. Sí, sí pueden desaparecernos para siempre.

—Cada día se aprende algo.

—Es horrible.

—¿Por eso están aquí los libros?

—Para ayudarme a matarle me han mandado un compañero y... han desarmado mi librería.

—¿Tu compañero?

—Desgraciadamente, sí... le pareció que los libros ahí no eran lo bastante sacros y empezó la quema así tipo Nazi en Berlín. Verás, quizás te parece un poco exagerado. De hecho lo es un poco. Vamos, no mucho... porque yo en otro momento he pensado así, pero deja te explico un poco cómo funciona este asunto del cielo y el infierno. Como podrás imaginar somos polos opuestos que no nos entendemos muy bien, y... para mi gente... bueno, la gente del cielo. Los seres celestiales, las cosas sacras están muy bien, al igual que... las cosas puras, impías, limpias. Como los querubines, o los coros celestiales, las biblias, las bonitas imágenes con angelitos de mejillas sonrojadas... y para el infierno, técnicamente, todo aquello santo, bendito y sacro está mal... y no solo mal, sino horrible, detestable y digno de... destrucción. Pasa exactamente lo opuesto con las cosas demoniacas, sacrílegas o perversas. Para el cielo son terribles, unos pecados mortales... y para el infierno... bueno, parte del trabajo diario. El asunto es que hay un montón de cosas en el medio... difíciles de catalogar.

—Aja...

—Y yo suelo coleccionar libros con ese tipo preciso de... cosas. Cosas difíciles de catalogar. Cosas que... no son buenas, ni malas. Son... cosas como ustedes, los humanos —sonríe —, y generalmente son cosas que al cielo le dan miedo.

—Pero...

—¿Ajá?

—¿Quemar libros no es un poco exagerado?

—Si haces un poco de memoria en cómo ha ido la historia general de la humanidad... recordarás que, bueno, quemar libros es de lo menos drástico y exagerado que han hecho los míos.

—Lo sé, soy descendiente de brujas.

—Se asustan con facilidad... —explica... deseando pensar que sea suficiente. Le echa una MIRADA—. No las brujas... hablo de los míos —levanta las manos—. Yo no tengo problemas con las brujas.

—No, si el problema es que eso te parezca una justificación.

—No lo es, es horrible. Pero ellos... Buff... son... cuadrados y difíciles de convencer de cualquier cosa —Aziraphale aprieta los ojos—. Y sigo... justificándolos. Perdona.

—Es decir, que no voy a ir al cielo yo ya lo tengo asumido desde pequeñita, pero que podais tener ahí a asesinos, violadores, pervertidos, pederastas... y no a personas que piensan de modo diferente es un poco bestia.

Aziraphale se humedece los labios y suspira, mirándola.

—E-El cielo no pone las re... —se detiene a si mismo porque iba a decir lo que toda la vida ha dicho. TODA la vida. Aprieta un poco los labios

—Y no digo que tú seas así ni es por criticar tu trabajo. No creas que el otro lado me parece muy lógico tampoco.

—No lo... no lo es. Vamos a decir... cada parte hace lo que cree que debería hacer... sin tener ni idea. Supongo que es lo que Dios llama libre albedrío.

—A pesar de que técnicamente no os corresponde a vosotros juzgar.

El problema además es que él está enfadado y decepcionado del cielo, y eso... es un problema.

El problema es un problema.

Sí ¿Algún problema?

Vale, vale. Ninguno. Nos gustan las aliteraciones a las seis de la mañana.

Gracias. Lleva toda la vida respondiendo a estos problemas éticos con bastante seguridad (y cinismo), con el mismo tipo de respuestas, algo simples. "No es que se llegue al cielo por no pensar lo que se debe pensar, son las acciones en la tierra lo que importan. Quien va al cielo o al infierno lo hace justamente" Pero ahora mismo ni siquiera está seguro de que el cielo sea el bando bueno, pese a que el infierno es claramente el malo y eso le hace sentir... mal.

—Lo importante es hacerlo bien aquí. Ni el cielo ni el infierno deciden nada al final de los días, por más que ambos juzguen. Es Dios quien decide el camino —explica y ahora se siente que suena un poco como Sandalphon. Lo que le hace arrugar tremendamente la nariz.

—Ya...

—Ugh, eso suena fatal, ¿verdad?

—Un poco sí.

Aziraphale se encuentra, con un poco de terror, pensando "¿qué diría Crowley?"

—Ehhh... um... ahh... —sí, Crowley vacilaría ADEMÁS, no le imites esa parte. Anathema levanta una ceja—. Yo estoy seguro de que Dios tomará en cuenta tu colaboración en frenar el Apocalipsis, por ejemplo, por más que ambos cielo e infierno no estén muy interesados en recibirte justo por lo mismo.

—Soy una bruja, Aziraphale —le mira fijamente.

—Bueno, si consideramos que Juana de Arco está ahí arriba... y Teresa de Jesús es incluso una santa... me parece que cualquier bruja tiene posibilidades.

—¿Y Agnes?

—Ehh... —la mira con cara de... ¡Agnes mató a medio pueblo con ella! ¡Porque la sentenciaron a muerte!

—Exacto —responde Anathema como si eso lo resolviera todo.

—Ummm...

—Bien... estos son los libros. Estas cajas son las que hice y todos estos aún falta meterlos... la verdad, no creo que quepan en el coche

—Oh... ¡Mira! ¡Mi primera edición del Principito! —sonríe porque además, estos son los libros que Crowley conscientemente decidió rescatar. Anathema sonríe un poco.

Aziraphale abraza al principito metiendo la nariz en una de las cajas

—¡Y Hemingway! ¡Oh! ¡Y Agatha Christie! ¡Ja! ¡Lo sabía! ¡Siempre le gustan estas historias! ¡Oh! Y este libro tiene un error de impresión, ¡mira!

—Ehm... no consiste en que deshagas las cajas.

El ángel la mira y se sonroja un poco, culpablemente, con los libros en los brazos.

—Perdona... perdona. Crowley hará que quepa todo en el coche, no te preocupes por eso.

Sí... o lo mandará directo igual que los mandó aquí. Ejem.

—Bien... me ha sorprendido un poco que ahora sea...

—S-Solo somos... Ehm... conocidos —se excusa, sonrojándose, pensando que va a decir algo del tipo "tu pareja". Ella levanta una ceja porque iba a decir mujer.

—Estabas... besándola antes.

—Ahm... —abre la boca, atrapado—. Ehh... y-yo... e-es que... E-Es su nueva misión

—¿No teníais que mataros?

—Ehh... Sí. Sí, pero a Crowley le cambiaron a misión a la mitad. A-Ahora tiene que ha-hacer... b-bueno eso que... eso que viste. Ejem, ejem —guarda los libros en las cajas sin mirarla, ROJO como un tomate

Kill you... softly?

Kill me... Oh... Bueno, no lo había pensado así —aprieta los ojos sonrojándose más—. E-Ehm... más bien es... bueno... —se ríe un poquito.

—Y tú le estás dejando, desde luego. Haciendo un buen esfuerzo.

—S-Sí... es... bueno, ehm... no es una actividad que uno suela hacer, pero... —se humedece los labios.

—Ya... Entiendo pues que como ángel tengas que decir eso.

—¿A-A qué te refieres? —la mira.

—Supongo que no está muy bien... ¿o sí?

—N-No —desvía un poco la mirada—. A Menos que sea por los motivos correctos.

—Y estar enamorado no es...

—¿E-E-Enamorado? —Aziraphale levanta las cejas. Anathema levanta una ceja y él vacila un poco, sonrojándose más—. Ohh... ehm... oh.

—En fin... si necesitáis ayuda...

—¿E-Es TAN notorio? Todo el mundo lo sabe. TODO mundo lo sabe, no entiendo, realmente... pensaría yo que no es TAN obvio.

—¿Qué? Desde luego que es obvio.

—O sea entiendo que los ángeles lo sientan, pero tú... tú no sientes eso, ¿o sí?

—¿Sentir qué?

—El amor. ¿Se nota tanto sin sentir nada? —vacila un poco—. Bueno, supongo que...

—Pues solo hace falta veros, si hasta os acabáis las frases el uno al otro.

—Bueno, eso podría explicarse con mucha convivencia... vamos, ¿si uno no estuviera viendo... con esa... idea?

—¿Qué quieres decir?

—Que no es que cualquiera que nos viera por ahí pensara... eso. No que tenga nada de malo. En... en realidad es bastante bonito. O sería. Vamos... al final somos un demonio y un ángel y... esas cosas no se pueden, claro, es... por qué habría yo de querer a un demonio —agrega, SÚPER tarde. Aziraphale, de menos esfuérzate un poco.

—Cualquiera que os vea piensa eso. Punto —Anathema se le acerca y le toma de los hombros.

—¿Q-Qué? ¿Qué es una cosa que no se puede, y una aberración y... algo espantoso?

—¡No! Nadie sabe que sois un ángel y un demonio, lo que piensan es que sois pareja.

—Supongo que es que no tienen idea de que es... algo que no debería ser. La verían con menos normalidad de saber un poco más... Aunque, si puedo confesarte algo a ti, te diré que... si lo somos. De hecho... r-recientemente nos...

—Es que es una cuestión de cómo interactuáis

El ángel la mira a los ojos y es que tiene TANTAS ganas de contárselo a alguien que se alegre un poquito al menos.

—N-Nos acabamos de... c-casar.

—¿De verdad? —levanta las cejas. Él asiente un poquito, y se le humedecen los ojos levemente, mientras sonríe.

—A-Algo muy... solo ella. Y yo. Y...

—Felicidades —le sonríe sinceramente.

El ángel sonríe también, aliviado y se limpia un ojo. La bruja abre los brazos para abrazarle.

—Venga, sé que no nos conocemos mucho, pero...

—Yo lo sé, yo lo sé... —la abraza casi al instante—. Discúlpame. Solo estamos aquí molestándote y contándote un montón de cosas que seguramente no te interesan en lo absoluto...

—Claro que sí —le abraza con fuerza porque le parece que este pobre muchacho necesita mucho apoyo moral. Sí que lo requiere, sí.

—Ha sido todo difícil últimamente y C-Crowley... un día dije que quizás te pediría espacio para poner unas cosas si todo se torcía y...

—Venga... venga... —pat, pat.

—No era mi intención molestarte... he dicho en serio lo de venir a cenar, es lo menos que podemos hacer —se separa, porque vamos que tampoco se trata de agobiar mucho más a esta pobre chica.

—Está bien —le sonríe. Él se limpia del todo los ojos porque... es un dramático, en términos generales.

—Asmodeo no sabe. Ten cuidado con Asmodeo. De hecho... Newton debería tener cuidado también, no es un demonio de fiar —y te lo digo ahora que lo hemos dejado hace una hora a solas con ellos.

—Venga, pero no llores...

—N-No. No lloro. Solo... han sido muchas cosas últimamente y creo que... estoy un poco sobrecogido. Debes pensar que estoy loco —saca un pañuelo del tamaño de Rusia y se limpia los ojos. Decididamente debe pensar que están locos TODOS y mira que ella está acostumbrada a las locuras

Anathema le da unas palmaditas más a la espalda con una sonrisita forzada. Él le sonríe un poco también, sonrojándose al notar la sonrisita forzada.

—Ehm... tengo una cosa más que preguntarte.

—¿El qué?

—ES una pregunta algo... comprometida. Solo quiero saber si algún día te ha pasado que pienses que...

—¿En casarme? No

Aziraphale niega con la cabeza.

—Ehm... no me vas a preguntar sobre sexo, ¿verdad?

—Ehh... bueno, un poco sí.

—Mira, entiendo que ese tema te preocupe siendo tú un ángel y pues el estereotipo dice que él... ella... Crowley debe saber cómo hacer eso como un humano y seguramente quiera hacerlo contigo...

—No... no. E-eso ya lo... —se sonroja un montón—. Ehm... ya. No. Más... m-más bien... e-es cuestión de... hablo de las implicaciones de ello.

—Oh... ¿y cómo es eso?

—¿A-Algún día has pensado que... e-estas encinta?

—No, no, espera... como es... o sea... ¿cómo tiene sexo un ángel? —es que ahora le da curiosidad.

—¿C-Cómo?

—O sea, se supone que sois...

—¿A... ja?

—Puros. Y asexuados, me parece.

—Bueno... Ehm... habitualmente, estando en el cielo... si lo somos —cambia el peso de pie.

—¿Y aquí... no?

—Pues aquí soy un humano... en un cuerpo masculino.

—Ya... veo. Y... funciona como... o sea, siempre pensé —en los últimos dos minutos en los que se me acaba de ocurrir esto—. Que sería como... como esas muñecas de las niñas.

—¿Cuáles muñecas? —pregunta parpadeando.

—Esas de plástico que NO son... anatómicamente correctas.

—Oh... oh. No. Bueno. No... en una enorme proporción de cosas somos... en su mayoría... a ver, no. No tenemos ninguna necesidad física de nada.

—Aja... Pero tú comes. Casi te has comido la caja de galletas entera ahí fuera.

El ángel se sonroja un poco.

—Y nos has invitado a cenar.

—Podemos comer, beber y... dormir. En realidad, podemos hacer todo lo que hace un humano.

—Y... consumar el matrimonio, por lo visto

Aziraphale se sonroja de un rojo semáforo brillante.

—E-Ehm... e-ella podría... ella cree que... podría estar encinta —cambia el tema.

Excuse me, sir. What the fuck?

—¿Q-Que?

—¿Podéis...procrear?

—Sinceramente no lo creo.

—¿Qué sale de la mezcla entre un ángel y un demonio? ¿Un... humano?

—No sé. No. No sé. Un ser divino, supongo. No creo —aprieta los ojos pensando en el huevo.

—¿Divino? Como... ¿otro ángel porque los demonios nacieron como ángeles?

—Más aun considerando al otro padre. Bueno a la madre. Crowley tendría un ángel como hijo seguro —sonríe un poco.

Anathema le mira sin entender eso, estáis otra vez en los chistes locales.

—Él es... un demonio bueno —explica—. Compre unas pruebas de embarazo. ¿Has usado alguna vez una?

—Ehm... no. Suelo tomar pastillas, pero ¿una prueba de embarazo funcionará con... lo que sea que...?

—¿Pero qué hay que hacer? Me han dicho qué hay que mear en el palito.

—Y esperar... sí.

—Y después leer lo que dice... o las rayas o... algo, ¿no?

—Exacto.

—¿Algo más que tenga que saber?

—No creo que funcione con ella, la verdad.

—¿Por?

—Bueno, ya no es del todo efectivo con mujeres normales y está pensado para ello... lo más seguro es ir al médico y que... miren ahí dentro.

—No. Imposible —niega con la cabeza fervientemente pensando en el huevo.

—¿Por?

—Pues... e-es que recuerda que no somos seres normales. Podría... no... tener un hijo por los métodos convencionales.

—Precisamente por eso... Aunque no sé a qué te refieres, no es como que lo vaya a... vomitar o algo.

—No. No... Es que no. Y si tiene... Yo que sé, algo distinto ahí dentro.

—Pues lo más probable es que lo tenga.

—Pero la prueba de embarazo es buena idea... —traga saliva—. Mira, yo no creo que lo esté. Y servirá para que seguro salga negativa.

—O sea, lo que digo es que... tal vez.

—Tal vez... ¿qué?

—Tal vez, aunque podríais tener un falso positivo o... siendo como... siendo... vosotros. Un falso negativo.

—¿Hay algún otro método? —Aziraphale aprieta los ojos.

—O sea, es que me parece que estas pruebas lo que detectan es si la mujer... si... hay cierta hormona al mear. A lo mejor ella ni siquiera la tiene esta hormona.

—Pero es una mujer... ¡y debería tenerla! —lloriquea—. Tampoco tiene... los problemas habituales femeninos. Es decir, es que seguro que no lo está, solo quiero que le diga el palo que no —¡y no es por lo que creen! Es porque Crowley está estresada—. Se estresa mucho cuando piensa en el tema.

—Probablemente le dirá que no, lo que digo es que no sé si eso sea... cierto.

—Bueno, lo peor que podría pasar sería que... dijera que no y... luego nos diera la sorpresa.

—Sí.

—E-Es que... ¿y si pone un huevo?

—Un... ¿qué?

—Bueno, Crowley es... una serpiente. Imagina que...

—Pero... pero cómo va... o sea... es que los órganos de los animales ovíparos...

—Pues porque él es una serpiente.

—Eso ya lo he entendido, pero es que entonces es aún peor.

—¿P-Por?

—¡Pues porque todo esto hormonal es para test en mamíferos!

—Seguro con un milagrito puedo hacer que funcione para... Crowley es un mamífero... casi siempre.

—Acabas de decir que es una serpiente.

—Sí, tiene sangre fría y todo

—Es que...

—¡Es que debe funcionar! ¿Hay hormonas viperinas?

—La verdad, no tengo ni idea de cómo es un embarazo de una serpiente.

—Espero que muy bonito —SOLO TÚ dices eso, Aziraphale.

Anathema abre la boca para decir algo al respecto de ese comentario pero... no. No hay nada absolutamente que decir sobre ello cuando se alcanzan estos niveles de surrealismo.

—Sé que lo más probable es que no sea así y mejor... pero voy a decirte algo. Crowley sería un padre excelente... aunque sea un demonio. No pienses que no sería así.

Ella le mira no muy convencida pero vale, si él lo dice...

—Yo por otro lado... —se muerde el labio.

—¿Tú?

—No creo que fuera yo un buen padre —O sea ¿vas a contarle TODOS tus miedos a esta niña?

—¿Por?

—La verdad creo que lo único que tengo de positivo para esta actividad es... ser un ángel. pero bueno, igual dudo mucho que esto pase.

—¿Por qué dices eso? —le toma las manos.

—No, no es una cosa mala propiamente —le sonríe un poco nervioso—. Solo... Crowley es paciente con los niños y le gusta enseñarles... a veces cosas un poco dudosas, sí, pero los niños le quieren. A mí... suelen odiarme.

—¿Odiarte por?

—Bueno no odiarme odiarme, excepto esa vez de la magia... pero sí. No, no... no tengo la paciencia no la habilidad... Aunque con Warlock no fue tan mal pero... es que el que lo cuidaba era Crowley. Quizás por eso no lo quiere...

—¿Warlock?

—Un niño al que cuidamos muchos años por pensar que era el anticristo. Es una historia larga, Crowley era su niñera y yo el jardinero.

—Mmm... Yo creo que es normal tener miedo y estar preocupado por esto.

—Tampoco quiero pensar mucho en ello porque seguro no... no va a pasar. ¡No que quiera que pase!

—No suenas...

—No, no, de verdad que no quiero que pase. Sería todo demasiado complejo. Pero Crowley es tan mono con los niños... —sonríe de lado—. En fin... no te quito más tiempo, llevo todo el rato hablando de mí.

—No pasa nada, es divertido —le sonríe.

—Divertido... —sonríe un poco de vuelta y suspira—. Creo que Crowley me MATARÍA si supiera que te he contado todo esto.

—¿Por?

—Todo esto le daría un montón de vergüenza y diría que es completamente impropio de un demonio.

—¿El qué? ¿Tener un hijo?

—Enamorarse, casarse, tener un hijo...

—¿Y sí es propio de un ángel?

—T-Todo lo que es amor lo es —Aziraphale doblando las nooooormas—. V-Vamos, no lo de... no necesariamente así, no con un demonio, pero incluso los demonios son obra de Dios.

—Bueno, son... ángeles caídos, ¿no?

—Sí... aunque a veces creo que necesitaban trabajadores en el infierno y a algunos los eligieron un poco al azar.

Levanta una ceja porque es suena sacrílego no, lo siguiente.

—En fin... vamos a... vamos afuera. Ya te contaré qué pasa con el palito.

—Vale...

—Tú y Newton... ¿todo bien?

—Sí, sí, no te preocupes.

—Algo que necesites de nosotros... ¿Algún milagro?

Se humedece los labios pensando en eso y él le sonríe.

—Crees que...

—¿Ajá?

—No debería... pedirte esto.

—Bueno, yo tampoco debería contarte esto. Así que...

—Crees que podrías... hacer que el... manuscrito que quemamos no...

—Aja... —Se humedece los labios, mirándola a los ojos.

—No sé... hubiera quemado —inclina un poco la cabeza con una sonrisita.

—Oh... ¡Oh! —Aziraphale levanta las cejas—. Bueno... hmm... ¿Lo quieres de vuelta?

—Bueno... no todo el tiempo. Tal vez no lo consultaría como antes pero... sí creo que fue un poco drástico quemarlo.

—¿Lo quemaste con fuego normal?

—Sí, claro.

—Nada de fuego infernal o algún otro fuego conjurado.

—Cerillas de caza brujas.

—Vaya que tú también te has lucido con la pareja encontrada, my darling —se ríe un poco.

Ojos en blanco pero sonríe un poquito. Aziraphale suspira... y chasquea los dedos.

—Supongo que es parte de la gracia.

—No debería admitirlo pero... sí que lo es. Mira ahí atrás —le señala la mesa, encima de las cajas.

Anathema se gira y la verdad es que no veo por qué no esté el libro ahí.

Porque es un pliegue de papeles... aunque... si puede hacer eso así, ¿por qué nunca lo hizo con el libro de Agnes hasta que Anathema se lo olvido? XD

¿Quizás hasta se lo empaste? Es que maldita sea con los milagros son siempre un problema. O sea se me ocurren razones super rebuscadas pero es que tampoco se me ocurren razones para que no... O sea es que maldita sea con la falta de reglas.

Ya... ya. Bueno, pues que esté ahí.

Aun así puede no estarlo. Puede haber un libro que tenga las profecías de Aziraphale

¿Las... profecías de Aziraphale? Claro que Aziraphale no hace milagros gratuitos... quizás por eso no consiguió el libro pero los nazis estaban a punto de matarle... Pero también lo estaban en la bastilla y no... Claro que en la bastilla sí se hablaba con Crowley.

Quizás no hace milagros gratuitos para él pero si para la chica que ayudó a parar el bloody Apocalipsis y que además de alguna manera contribuyó a salvarles la vida

Entonceeeees ¿Cuáles serían las profecías de Aziraphale?

Unas súper dramáticas y equivocadas porque no escribimos drama.

Seguro, SEGURO. Las exóticas y hedonísticas profecías por de A. ¿por qué no se escribir profecías?

Hedonísticas suena tan bien y luego todo tiene que ver con estúpidos cupcakes.

Crepes.

Whatever. Seguro esos también.

Bueno, en realidad, ahora también tiene que ver con besos

Oh, vaya. Espero que no se refiera a los de Hershey o como se llame.

Oh... esos también. De caramelo.

Sigh.

Y de Crowley. Aunque esos debe llamarlos de otra forma deben ser... tentacioncillas demoníacas.

Really? ¿No había un nombre más ridículo? ¿Algo que no sonara como de Ned Flanders?

Hmmm... estaban todos ya bastante ocupados

Ya... Bueno, entonces... Profecías. Sí... ahí están, empastadas y todo. Anathema parpadea y corre a por ellas abrazándolas.

—¡Newt no debe enterarse de esto!

—Ay... ¿Estás segura? —Aziraphale sonríe al ver la reacción aunque suspira.

—Sí, él dirá que las queme de nuevo, así que ni una palabra. ¡Promételo!

—No, no... no te preocupes. Yo no diré nada, te lo aseguro, solo me preocupa que es un secreto bastante gordo.

—No te preocupes por eso. No voy a obsesionarme —asegura yendo a esconderlas

—Eh... Anathema, dear. ¿Podrías... darme una copia?

—¿Una copia? ¿para?

—Ehm... tenerla. ¿Recuerdas que soy anticuario?

—Creo que estaría más segura si solo existiera una copia...

—Oh... —se humedece los labios porque la quiere. Quiere la copia—. ¿Podría al menos leerla? E-Es que...

—En... unos días, ¿vale? Ta la traeré cuando vayamos a cenar.

Toma aire porque no quiere y porque seguro se le olvida, pero sonríe un poco falsamente y asiente.

—Gracias.

Ella asiente. Tus ojitos de cachorro no funcionan con todo el mundo.

Maldita sea.