Crowley toma aire y lo sueeeeeelta otra vez con los ojos cerrados, intentando calmarse. Se quita las gafas y se limpia la cara en el lavamanos lo primero, porque lo quiere es que no la vea llorar.

Luego hace un milagrito invocando un recipiente en el que va a mear como un litro de meados porque no sabe cuánto es que tiene que mear, sentada en cuclillas.

Aziraphale debe estar llorando a moco tendido al otro lado de la puerta así de BUAH! Es más, hasta puede que lo oigas. El ángel solloza y todo, sacando un pañuelo del bolsillo

Le oye y pone un poco los ojos en blanco. En serio, angel, no quieres ver esto. Cuando cree que hay suficiente, deja el recipiente en el mármol y abre la puerta.

Se le echa encima, abrazándole

An... what?

—¡No te enfaaaaaaades!

Menos mal que lo ha dejado en el mármol o lo ibas a volcar.

—No me enfado...

—Sí te enfadas, me has echadoooo.

—Solo quería... no querías ver esto.

—No me odieeeeees.

—No te... —ojos en blanco—. Sí te odio porque mira que cosas me haces hacer —pat pat en la espalda igual.

Va a buscar darle un beso el muy dramas, mira que suerte tienes que hasta un beso te llevas.

Vaaaale, pues beeeeeso.

Ojos en blanco. Igual se separa bastante pronto.

¡No le está pasando nada!

—¿Qué ha... qué ha pasado con el palo? ¿Has meado?

—No, solo tengo meado aquí en el bote, ni sé dónde están los palos.

—Oh... están en el coche.

—Pues ve por ellos.

Aprieta los ojos y es que... ir al coche y traerlos con un milagro es prácticamente lo mismo... cuando el señor no tiene llaves del coche.

—Voy por ellos si me abres el coche.

Ojos en blanco y con un chasqueo de dedos tiene la bolsa en sus manos.

—Than... Ehm... bueno. Bien.

—¿Qué hay que hacer? ¿Los metemos todos ahí dentro como si esto fuera una... fondue? —hace gesto con las manos. Aziraphale arruga la nariz.

—Pensé que tenías que hacer pis EN el palo.

—Bueno, pues he hecho un coctel. A ver, trae uno.

Aziraphale abre la caja y se lo pasa.

—Quizás solo necesites remojar l punta en pipí —explica sacando la hoja de instrucciones

Crowley rompe el paquete y el prospecto porque no cree en el packaging, por lo visto.

Aziraphale parpadea. Vale. No leemos la instrucciones. Le mira sin haber esperado eso aún con las manos en posición de sostener el prospecto, pero sin nada en ellas.

Y luego mete lo que hay dentro, que no sabemos ni si tiene tapa, dentro de los meados como si fuera una patata dipeada en salsa barbacoa. Si suelen tener tapa.

—Oh... parece un bolígrafo blanco.

—¿Y ahora qué? —lo saca como bien bien untadito.

—Si hay dos rayas... creo.

—¿Dónde?

—Yo qué sé, a ver... búscalas.

Crowley le da unas vueltas sin saber, el ángel se le acerca a mirarlo junto con ella.

—Ehm... ¿eso no es como una... tapa?

—¿Tapa?

—Quita esa parte azul —gesto con la mano, pero le abraza de la cintura.

Se humedece los labios porque chorrea un poco ahora y ahí va

—¿Qué dice?

—No dice nada, es como otro... palito.

—A ver, dame —se lo quita de la mano arrugando la nariz porque... está mojado.

—¡No! —intenta apartarlo para que no lo toque porque está mojado.

—¡Dame! Solo es... pis tuya. He tocado cosas peores —se lo quita igual... o intenta quitárselo.

—Pero habrá que... mojarlo de nuevo o...

—Si me hubieras dejado leer las instrucciones —protesta apretándola un poco contra sí.

—Pues léelas, estarán por ahí.

—Las rompiste —le mira... y le da un besito en la mejilla.

—Y ya son ilegibles para siempre —ojos en blanco—. Igual va a ser un lío peor si las lees todas.

—¿Crees que no puedo leer y entender unas instrucciones? —pregunta mirándole

—Creo que escriben estas cosas más para los abogados que para ayudar a los usuarios

—¿Abogados? Creo que las escriben para demonios testarudos.

—Sí, abogados, para cuándo la gente los demanda por efectos secundarios o porque "en el prospecto no ponía que no funcionaba en mascotas, la metí en el meado de mi gato, dio positivo y luego me gaste miles de libras en todo lo necesario para gatitos. Nunca tuve gatitos, señoría."

Aziraphale se ríe un poco con ese comentario.

—Ya me veo yo discutiendo esto con su señoría respecto al huevo —le acaricia un poco la espalda, porque ahora la está abrazando y... aunque no es calientita, está cerca y hace rato se ha asustado. Además de que la ha hecho llorar.

—No te rías, es en serio, ¡yo he propiciado un par de esos! A todo esto el gato era macho.

Aziraphale se ríe un poco más.

—Pequeño factor sin importancia —le acacia la espalda un poquito más y levanta la mano, para quitarle los lentes.

—Bueno, en el caso de los gatos sí es un poco relevante —se le apoya encima más.

—Pues esta cajita blanca debería de tener dos rayitas... y así dejaríamos de preocuparnos.

—Trae, a lo mejor no lo he metido suficiente —se lo quita y lo vuelve a sumergir como una galleta en el té.

—Creo que hay que esperar un minuto... —le mira... y hunde un poquito la nariz en su cuello—. O cinco. O diez.

—Tenías más, ¿no? ¿Los ponemos todos juntos?

—Traje seis. Pongamos... cuatro.

—¿Y los otros dos?

—Son por si estamos haciendo algo mal —explica volviendo a mirarle, abrazado a ella.

—¿A qué te refieres? —gira un poco la cara hacia él.

—No lo sé, pensé... hacer un milagro para pruebas para serpiente —vacila antes de darle un besito en los labios súper rápido.

Vacila un instante olvidándose de cualquier comentario súper ingenioso y agudo que fuera a hacer. Mira lo que le estás privando al mundo con tus... ¡besos!

Aziraphale le sonríe... y le da otro beso. Un poco menos rápido y con los labios entreabiertos

¿De qué lo ha privado? ¿De... comentarios ingeniosos?

¡Sí! Shame on you, angel!

Está cero preocupado. Le da otro beso.

Ugh. Así sí que va a pasar otra vez lo que no tiene que pasar y tendrá que mear de nuevo.

Ugh.

Pueeees...

Vale, vale, no.

Si le quitaras las manos de encima durante cinco minutos...

—A ver... —se separa un poquito—. Pongámoslas ahí antes de que... ¿cuánto dura la pis en buen estado?

—Trece minutos con treinta y siete segundos —responde tan segura.

—Te lo estás inventando —la suelta del todo antes de que sigan criticándole, aunque sonríe un poquito de lado.

—No, es empirístico.

—¿Empírico? Ni puedes saber eso si ni siquiera haces pipí con frecuencia.

—Eso he dicho —asiente sonriendo.

Aziraphale le mira y sonríe un poco embobado distrayéndose de sacar otra prueba de su caja.

—Puedo saber cosas aunque no las haga normalmente, soy muy lista —levanta la nariz.

—Si que lo eres, pero esto te lo inventas —se ríe.

—¿Por qué me preguntas entonces?

—Por si sabías o la olías con la lengua. ¡Yo qué sé!

—No voy a meter mi lengua ahí, una cosa es lamerte a ti el...

—Crowley! —le interrumpe todo sonrojado.

—Pues aunque te escandalices.

—No me... no lo... no has... ¡E-eso!

—Oh, sí que lo hice —sonríe.

—Ugh —se sonroja más pero se le escapa la sonrisa—. Shush! No se habla de esas cosas. Lo qué pasa en la intimidad...

—¿Quién le ha contado a la chica?

—¡No esos detalles! ¡Si no que estábamos casados!

—Y lo que veníamos a hacer aquí.

—Ugh, pero Crowleeeeey...

—Has sido tú quien le ha dicho —da una vueltecita dentro del baño mirando alrededor.

—P-Pues... Vale, bórrale la memoria y ya. Es más, ¡que ni se acuerden de nosotros!

—Vamos a ver como... va todo.

—Ten —le da otras cinco barras con ciertos cambios y tapas de diferentes colores.

Pone las manos para sostenerlas y levanta las cejas.

—He traído todas las marcas que había

—Pues... pongámoslo dentro de eso y... a ver qué pasa —traga saliva.

—Alguna ha de funcionar... espero.

Crowley los saca todos de los envoltorios y los va poniendo dentro como si fueran las gambas de un coctel. Aziraphale le mira hacer.

—Ahora hay que esperar unos minutos —anuncia el ángel.

Ella se pasa una mano por el pelo teniendo un momento de "si hace tres semanas me hubieran dicho que estaría aquí haciendo esto me hubiera muerto de la risa"

Ya... ya. Aziraphale se mira al espejo y se acomoda la pajarita.

Crowley le mira de reojo a través del espejo, un poco de arriba abajo y se le escapa una sonrisita.

Además se estira un poco la camisa y el chaleco y hasta se gira levemente para verse de perfil. Créeme, él se hubiera creído menos hace tres semanas que estaría aquí habiéndose rebelado contra el cielo y... ahora hasta casado contigo.

Tan mono y presumido.

Mira quien lo dice. La mira de reojito a través del espejo, ella le sonríe.

—Estás muy guapo —le asegura nada más porque... ha sentido la necesidad de decírselo. Él se sonroja sin esperarse eso, aunque sonríe de vuelta.

T-Thank you —susurra girándose a mirarla, también de arriba a abajo—. Tú estás muy bonita también.

Crowley se ríe un poco así por la nariz en un gesto suavecito.

—Aún tengo la sensación de que todo esto es un poco... surreal. Como si en cualquier momento fuera a abrir os ojos y... descubrir que lo que tengo es un trabajo horrible en el cielo, en vez de esto en la tierra.

—Y eso que todo esto está siendo bastante pesadilla —comenta ella cruzándose de brazos. Él se humedece los labios y se recarga en el lavabo, tan derechito.

—Al menos... estamos juntos —se sonroja un poco con eso, mirándose las uñas, que no tiene tan bien manicuradas como quisiera con todas la actividades de los últimos días.

—Sí... en ese aspecto podría mejorar también.

—¿Mejorar? —la mira de reojo y ella sonríe de ladito porque le está molestando—. Pues... siempre podemos declarar diferencias irreconciliables —hace morritos.

—Oh, ¿podemos?

—Pues... —se lo piensa un poco más—. Igualmente tú dices que nadie va a considerar válido nuestro matrimonio, así que esto va solo de que me convenzas a mí. Así que... ¿qué tan irreconciliable es irreconciliable?

—Completamente.

—Hmmm... ¿Ni siquiera un poquito reconciliables?

—Bueno, si haces un muy muy gran esfuerzo —se le acerca, descruzando los brazos y tomándole de las solapas.

—Un muy muy muy... —la mira hacer, sin impedírselo, pero si traga saliva poniéndose un poquito nervioso como siempre con la cercanía.

Ella mueve las manos por encima de su pecho, aplanándole la ropa y acariciándole.

—¿Después de tanto esfuerzo, que diferencia reconcilias? —pregunta cerrando un poquito los ojos con el cariñito.

—Pues depende de en qué te vayas a esforzar.

—Ah, ¿soy yo el que se tiene que esforzar?

—Sí, eso he dicho, si tú haces mucho mucho mucho esfuerzo.

—Pensé que quien haría los esfuerzos eras tú... —el cínico. Le pone las manos en la cintura.

—Pues te has equivocado de cabeza a los pies —palmaditas sobre el pecho y sonrisita de lado.

—¿Y... qué tipo de esfuerzos son los que necesitaría hacer? —pregunta humedeciéndose los labios.

—Depende de la diferencia que quieras reconciliar —susurra acercándosele.

—P-Primero tendría que saber la-la-las... diferencias —es que le mira con unos ojotes.

—En ese tema tú eres el especialista —cierra los ojos, hablándole casi sobre los labios.

—Mmmm... —es que tira un poco de ella hacia él.

Se acerca más pero intenta no besarle porque está descubriendo que esto tiene cierta gracia, él la abraza poniéndole una mano en la espalda, con los ojos aún bastante abiertos.

—T-tú... e-eres mi demonio... u-un demonio —corrige.

—Oh... ¿el tuyo?

—T-Tú has dicho que... e-eres de mi equipo —se humedece los labios y asiente un poco.

—¿Y qué equipo es ese?

—El nuestro... —susurra mirándole los labios. Creo que ni siquiera sabe que está diciendo, podrías sacarle información ahora.

—¿Y cuál es el nombre?

—N-Nombre... ¿F-Fell?

Se ríe y le da un besito rapidito.

—P-Puede llam... —se calla con el besito con cara de idiota.

—Mjm?

—Ehh... ¿q-qué decía?

Crowley se ríe otra vez porque es muy mono. Aziraphale parpadea, mirándole a los ojos un segundo sin saber de qué se ríe y le da otro beso porque antes no podía y ahora siiiií.

Aziraphale cierra los ojos. Es que me lo pierdes. La aprieta un poco más contra sí.

Y ahí pueden estar un buen rato hasta que Anathema golpea la puerta haciendo que peguen un BUEN menos Aziraphale. Crowley se asusta más del salto de Aziraphale que de la puerta.

—¿Todo bien ahí dentro chicos? Lleváis un buen rato.

—Sí. Sí. Sí, sí, sí... sí. Sí. Sí. SI! Sí. Si. T-Todo... Sí. Todo bien. Sí.

—¿Seguro? ¿Ya tenéis los resultados?

Tan seguro como trece síes...

—Ehm... no... no sé. No sabemos —Aziraphale separa un poquito a Crowley de ella, apretando los ojos.

Ella se pasa una mano por el pelo y se gira al espejo volviendo a arreglarse el maquillaje. Aziraphale la mira... y se sonroja, pensando que, dios mío de su vida, con los besos Crowley le tienta hasta el infinito.

—¿Queréis que os ayude? A veces esto es un poco confuso.

—Ehh... quizás sea buena idea, sí.

Crowley chasquea los dedos para pasar el pestillo y dejarla entrar con esa respuesta. Así que la bruja empuja un poco la puerta y mete la cabeza pidiendo permiso.

—Pasa. Pasa.

—Gracias... —mira alrededor y le sonríe a Aziraphale, quien se sonroja un poquito, la verdad.

—E-Ehm... están ahí todas puestas. ¿Cuándo nos dicen qué pasa?

—Pero chica, ¿cuánto has bebido? —pregunta Anathema levantando las cejas al ver la fuente de meados con todos los palitos dentro.

—Ah, ¿crees que debería hacer más?

—Oh... cielos. Quizás debas beber algo...

—No, ¡no! Ni siquiera sé cómo has hecho todo eso.

—Ah, no ha sido muy difícil en realidad. Me ha costado más parar...

—Oh. Bueno supongo que entre más mejor, ¿no? —Aziraphale mira el bote.

—Digamos que... digamos que está bien, vamos a ver... ¿dónde están los prospectos?

—¿Ves? Te dije que necesitábamos los prospectos

Ojos en blanco de Crowley para ambos, aunque sigue por ahí atrás fingiendo que nada de esto le importa.

—¿Qué tenemos que buscar? —pregunta Aziraphale, mirando a Crowley de reojo.

—Pues en los prospectos pone como interpretar los resultados... —toma una de las cajas que hay por el suelo.

—¿No son todos iguales?

—No, cada fabricante hace una cosa diferente —busca uno para emparejarlo con el respectivo test, sacándolo de los meados con dos dedos y cara de asco.

—Oh... a ver —Aziraphale se agacha recogiendo varias de las cajas... Crowley, para ser tan minimalista y ordenado esto es un desastre.

—Crowley, quizás podrías ponerle unos guantes a Anathema...

Crowley les mira hacer sin decir nada, nerviosa.

—Gracias, Anathema. Dinos cuál es el... resultado.

—A ver, según esto esta es... —empieza Anathema y Crowley la para con un grito desgarrado de "espera".

Anathema se vuelve a ella un poco sorprendida y Aziraphale pega un salto.

—¿Qué? ¿Qué pasa? ¿¡Qué?! —pregunta a Aziraphale mirando a Crowley todo agobiado.

Crowley se humedece los labios un poco paralizada sin saber que decir porque... hasta ahora esto era solo una feliz posibilidad. Pero que pasaba si realmente... REALMENTE. Aziraphale le toma la mano, entendiendo sus nervios y su histeria al verle la cara así toda agobiada.

—V-Va... seguramente va a ser negativa.

—Y si... Y-Y si...

—Bueno, tranquila, no es el fin del mundo —intenta calmarla Anathema.

—Si es positiva, haremos un plan. Siempre hemos conseguido hacer un plan, incluso en los peores momentos... tú eres experta en esas cosas. Crowley se humedece los labios—. N-No vas a no querer lo que sea que... creemos juntos, ¿verdad? —sigue Aziraphale mirándole de reojo.

Ella traga saliva, el ángel cambia el peso de pie.

—¿C-Crowley?

—Ehm... chicos... —interviene Anathema mirando el prospecto y la prueba de embarazo respectivamente.

Aziraphale mira a Crowley aún, sin girarse a Anathema. La demonio le sostiene la mirada a él sin mirar a la bruja tampoco.

—Esto tiene que estar... mal, no es un negativo... ni un positivo —comenta la chica aun con la prueba y el prospecto uno en cada mano.

—E-Eh?!

—Mira... según esto tendría que haber dos líneas paralelas pero... —se lo muestra. Aziraphale estira la mano hacia ella.

—Dónde tendrían que estar dos líneas para... ohhh...

Crowley se asoma a mirar también.

—Oh... esto es... ¿qué es esto? Es un dibujito.

—¡Es una serpiente! —chilla Crowley—. ¡Te dije que iba a ser un huevo!

—Oh... dios mío.

Shitshitshitshitshitshitshitshitshitshitshit…

—Pero... pero... o sea ¿tienes un huevo adentro? ¿Uno de verdad?

Shitshitshitshitshitshitshitshitshitshitshitshit—sigue, dando vueltas de un lado a otro.

Aziraphale aprieta los labios, y cierra los ojos... juntando las manos.

—¿Y este que significa, que vais a tener un caballo? —pregunta Anathema mostrándoles otro. Aziraphale abre los ojos dejando de rezar

—W-What?

—U-Un... ¿qué? —Crowley se gira a ella dejando de maldecir.

—¿Caballo?

Anathema se lo muestra a ambos.

—Primero que todo, eso no es un caballo, es un unicornio y no salen de un huevo. Mi amigo Shem me lo explicó, se necesitan dos de ellos para hacer más unicornios. Por eso están extintos —replica Crowley, considerándose eminencia mundial en el tema desde el diluvio universal.

—El caso es que si ese significa que vas a tener una serpiente, este significa que vas a tener un caballo.

—Unicornio. ¡Y no seas ridícula! ¡Me niego a parir un unicornio!

—N-No entiendo. No entiendo —Aziraphale niega con la cabeza mirándoles... a uno y luego al otro.

—Los unicornios, angel —explica, seguro esa es la parte que no entiende y le interesa entender, Crowley... por lo menos es la parte que ella puede manejar ahora mismo—. Necesitas dos para hacer más.

—No. No-No... o sea... e-eso... ella... ello. El huevo.

—Mira, según este será un pirata —comenta Anathema mirando otro.

—¿Un pirata? No entiendo. No. No entiendo —ya entendimos, Aziraphale.

—¿Estás seguro que estas cosas funcionan? —pregunta Crowley intentando imaginar a una serpiente pirata. Porque no va a ser un unicornio. Y punto. Aunque a lo mejor tiene un cuerno.

—Pero no podemos tener un pirata y una serpiente y un... quizás es uno por cada vez que...

—¿U-Uno p-por c-cada v-vez?

—Ah, mira, y desde luego, el clásico, adorable y entrañable racimo de uvas —sigue Anathema mirando otra.

—¡¿No podemos tener uvas! No. No, no... esto... hay algo mal aquí, ¡seguro! ¡No es que Crowley sea un árbol!

—¿A caso dices que vas a querer menos a las uvas que al pirata o al unicornio? —protesta Crowley.

—Bueno, eso siempre será mejor que una Épsilon o un señor egipcio haciendo así —pone un poco de postura de jeroglífico mostrándoles otra—. Anda y en esta hasta hay un arcoíris.

—No he dicho nunca que vaya a querer menos a nadie, ¿eres tú el que no me ha podido decir si va a querer a alguno siquiera!

—¡No podemos tener todas estas cosas! ¿Cómo vamos a tener un arcoíris? ¿Cómo vamos a tener una épsilon? ¡Ni siquiera es algo tangible! ¡Es una especie de... concepto abstracto matemático o una cosa de esas!

Aziraphale aprieta los ojos.

—Ahora tú tampoco quieres un arcoíris ni una épsilon, ni un egipcio

—Ojalá solo nos hubiéramos comprado un pato. Yo no quería nada de todo esto. Solo estaba ahí en una mesa de hierro en el cielo a punto de ser desintegrado y dije, venga, vamos a ponerle un poco de dramatismo a esto.

Aziraphale le mira. Sí, se refiere a cuando te obligó a besarle.

—¿Tú no... querías nada de todo qué exactamente?

Crowley señala las pruebas de embarazo que ahora parecen estar reproduciéndose y están por todos lados.

—Pues haberlo pensado antes... —frunce el ceño, porque está entendiendo todo mal. O a lo mejor no—. Me hubieras regalado un pato, quizás, ¡o con el patito de goma podía haber sido suficiente!

—¿Sí sabéis como funciona un embarazo, verdad? —les detiene a los dos Anathema.

—Sí, ¡funciona de tal forma que Crowley no quiere el producto bajo ningún concepto! —protesta Aziraphale todo digno, levantando la nariz.

—¡Pues no es como que tú lo quieras tampoco!

—¡Solo si son unas uvas! ¡No tengo problema alguno con un huevo! ¡Aunque no veo la prisa!

—No, pero un unicornio es perfecto. O un arcoíris.

—Un arcoíris tampoco lo quiero... es raro. ¿Por qué íbamos a tener un arcoíris? —chillones un poco—. ¡Esto es confuso!

—Si es un arcoíris desde luego será porque sale a ti —se queja ella.

Anathema lleva como veinte minutos en plan facepalm con ambos, cosa que a nadie le extraña.

—¿Sabes qué noto? Que si es un hijo y se parece a ti te parece menos grave. Pero si se parece EN ALGO a mí, no lo quieres.

—Claro, porque las uvas son claramente un reflejo absoluto de mi misma y… mi incipiente alcoholismo.

—¡Estoy hablando en serio! ¿¡Y si no es un huevo y si es un ángel que?! ¿Eh?

—Pues claro que va a ser un ángel, idiota, ¡no va a caer antes de siquiera poder hacer algo malo!

—¡Y por eso no lo quieres!

—¡No lo quiero porque va a ser un problema tremendo!

—¡No! ¡No lo quieres porque te da vergüenza!

—¡¿Qué vergüenza me va a dar!?

—¡La que te doy yo cada vez!

What? —chilla un poco menos porque está notando que esto ahora va por otro lado.

—Si vas por ahí con un niño con ojos amarillos, que se haga serpiente como tú sería... malo, pero aceptable. Pero si tienes que ir por ahí con una bolita blanca y rosadita que saque burbujitas del dedo en forma de corazón, ¡vas a morirte del asco!

—¿Pero qué dices?

—¡La verdad! ¡Y lo sabes! ¡Ni siquiera lo estás negando! ¡No querrías un bebé como yo!

—Ni siquiera puedo creer que esto sea lo que piensas —ahora ya no está gritando en lo más mínimo.

Y lo qué pasa... es que el también está asustado. Entre todo lo que pasa y la idea del huevo, no había querido ni pensar en... que este potencial niño, pues... también sería hijo de él, claro y podría parecérsele. Había imaginado otras cosas, pero no esa. Mira a Crowley con el corazón en un puño y casi instantáneamente se da cuenta de algo terrible en ese planteamiento, que, si acaso es posible, le hace palidecer tanto que casi se hace transparente como Gasparín.

—N-No. V-Vas a quererle y a... considerarle cool solo porque e-en eso se parecerá a ti... no importa que tan rosado y rubio sea, TÚ no vas a tener un problema —susurra y hasta da un pasito atrás, llevándose las manos a la cara, cayendo en la cuenta de que el problema... sería ÉL (Siempre eres tú el complicado. Aziraphale)

—¿Qué estás diciendo?

—¿Y-Y si yo lo... y-y si... m-me da envidia? O c-celos... Dios mío.

Angel —se le acerca con el ceño fruncido y lo toma de las solapas ahora sí empujándolo contra la pared. O la puerta. O lo que haya.

Él le deja hacer, tomado un poco por sorpresa y obligado a mirarle a los ojos con la cercanía.

—Estás en pánico. Cálmate.

—T-Tú vas a quererle incondicionalmente... ¿y si yo soy horrible con él? —pregunta sinceramente gracias a estar colgado de las manos de Crowley.

Le besa. Así... con profundidad, el beso que querías antes, con seguridad y firmeza.

Gracias a dios. Aziraphale busca asirse a ella como puede, devolviéndole el beso con mucha angustia, tomándole de la ropa con los puños.

Está en eso un buen rato entonces hasta que le note relajarse.

Y yo lo lamento por Anathema que debe estar con cara de... ehhhh. Sí, la verdad es que sí, está ordenando las pruebas de embarazo de una y otra forma intentando darles intimidad.

Tarda un poquito, pero la firmeza y seguridad de Crowley ayudan bastante. Poco a poco Aziraphale relaja los puños hasta terminar abrazando a Crowley con suavidad.

Crowley se separa un poquito y le toma de las mejillas para que no se vaya, con la frente en la suya, mirándole aún muy seria y fijamente.

—Lo vas a querer. Lo vas a querer porque eres un ángel y eres puro amor. Quieres a todas las criaturas de este mundo, incluso las que no se lo merecen y él o ella se lo va a merecer más que nadie jamás. Lo vas a querer porque me quieres a mí, porque es una manifestación física de nuestro amor y porque me niego a que no lo hagas. Sea un ángel, un demonio o un racimo de uvas. Y nunca vas a tener celos o envidia porque cuando lo veas vas a entender que cada vez que me veas a mi jugando o hablando o cuidándole lo sentirás como un acto de amor mío hacia algo nuestro y por extensión, hacia ti mismo. No puedes sentir celos de que te quiera a ti mismo.

Aziraphale la mira y la escucha con tremenda atención, asintiendo suavecito a todo lo que dice. Porque Crowley, como siempre, es tremendamente razonable. Y siempre, SIEMPRE tiene razón en estas cosas y es muchísimo más rápida que el para entender las cosas complicadas de la vida, como ésta.

—Y va a ser súper cool como yo y súper desquiciante como tú y le vas a leer todas las noches y tan pronto como empiece a hablar va a pensar que tú eres el ser más inteligente de este mundo y yo soy completamente idiota y te va a admirar como te admiro yo y te va a imitar en todo lo que hagas...

—No, no, no... Va a imitarte a ti. Yo soy el aburrido que solo se sienta y lee... ¡Tú haces cosas divertidas como pegar monedas al suelo! —levanta las manos y se las pone en las mejillas y se le llenan los ojos de lágrimas ahora.

—Y al principio va a ser duro y vas a detestarlo y vas a sentirte culpable por detestarlo y... no tengo ni idea de cómo vamos a lograrlo... pero NO podemos no hacerlo. No seas tonto, ¿quién quiere pegar monedas al suelo cuando puede correr una aventura en un barco pirata o en una escuela de magia o rodeado de monstruos o salvando al mundo sin levantarse de su asiento?

Anathema la verdad, quisiera tener entre sus trucos de bruja el de la desaparición sigilosa... se humedece los labios por ahí atrás con todo esto preguntándose si carraspear o no.

Aziraphale se ríe un poco con eso último, mirando a Crowley con ojos de absoluto amor y ella le sonríe un poco también con ojitos de corazón

—Cualquier niño sería feliz sólo con UN paseo a toda velocidad en el Bentley.

—Y con alguien que le deje comer más dulces de los que puede imaginar.

—Y con que le dejen una y otra película de las que te gustan.

—Y le elijan los mejores cuentos, especialmente a su gusto.

—Y la ropa... ¡y los peinados! ¡Tú vas a encargarte de eso!

—¡En eso no hay discusión posible!

Aziraphale se ríe un poco, acariciándole la cara.

—Y no va a oír tus cosas de música hasta que sea mayor... de pequeño solo Mozart.

—Pues voy a hacer que le guste solamente la música oscura de Mozart. La reina de la noche.

—Nooo.

—Siiiiií —se ríe y Anathema decide carraspear ahora.

Aziraphale ni se acuerda de que están en su casa, vamos. Crowley da un salto como si acabara de materializarse ahí en su baño ¡Mira que os lo tiene dicho que no le invoquéis por las buenas! Que no cuesta nada una llamadita de teléfono primero.

Aziraphale se sonroja un poco dándose cuenta de que están aquí. Así. Y Anathema sigue aquí.

—Ehm... bueno. El caso es que... no es así como funciona esto —explica ella como si no acabara de pasar todo esto. Aziraphale se acomoda la pajarita.

—¿A-A que te refieres?

Y si Crowley sigue con vida es un milagro. ¡MIRA TODO LO QUE HA DICHO!

Ehm... ha sido monísimo, opina Aziraphale, pero vamos a hacer como que no paro por ahora.

Es que nadie la ha avisado, ¿cómo es posible que pasen estas cosas?

—Esto os dice si está o no... Encinta, no lo que vais a tener. No creo que debáis preocuparos por las uvas o los arcoíris ahora mismo... —explica—. Aunque más bien eso parecía una metáfora —añade en un susurrito para si misma—. El problema es que no es una respuesta clara. Es un "tal vez" en una pregunta de "sí" o "no".

—¿No es que si? —Aziraphale parpadea.

—No. No es que sí... ni que no. Es... todo lo contrario.

—Oh... oh...

—O sea, que estamos como al principio —protesta Crowley.

—No, de hecho... no —asegura Aziraphale a quien le parece que todo lo que ha pasado hace unos minutos ha valido cada momento—. Pero no entiendo que ha pasado con las pruebas.

—Pues... —Anathema vacila porque no está muy segura

—¿Me estás diciendo que si tú haces pis en una o lo hago yo van a salir dibujitos?

—No... no lo creo. Yo no, al menos. Pero tú...

—Pero esto es... —bufa un poco porque de alguna manera esperaba poder resolver esto ya, y con una negativa. Ahora no estaba seguro de querer eso o no ¡pero quería estar seguro ya!—, ¿como podremos saberlo?

—Pues hay... más formas no tan ortodoxas, pero ¿qué tal un médico?

—No, un médico no es opción —Aziraphale niega con la cabeza

—Vale, vale... —carraspea—. Dejadme ver que... encuentro.

Thank you, dear... —Aziraphale le sonríe y mira de reojo a Crowley.

Anathema sale del baño respirando por fin.

Lo sentimos, chica.

Es que...

No, no, sabemos que debe haber sido duro. Si tan solo vieras good omens te parecería más agradable.

Bueno... ha visto algunas partes.

No las apropiadas para disfrutar este show particular, por lo visto.

Ella shipea más AnathemaNewt.

Alguna lógica tiene, poca, pero pues...

Pues... es que si ella no los shipea...

—¿Todo bien? —le pregunta Newt al verla pasar por el pasillo.

—Están...

—Ajá... —se levanta cerrando el libro que estaba leyendo y acercándose a ella.

—Probando las pruebas de embarazo.

—Ohh... ¿y qué tal?

—Mal, están saliendo cosas raras.

—Ugh... raras... ¿cómo raras?

—Como un unicornio donde debían salir dos líneas.

Newt parpadea.

Un whaaat? —se ríe—. You're shitting me!

—No, no... Es en serio. Así que ahora he asistido a una clase magistral sobre porque están extintos y como se reproducen los unicornios.

—¿Los... unicornios? ¿Ahora están extintos? Oh... ¿tienen algo que ver... ellos? Come on! —se ríe más—. Has estado ahí dentro un montón, ¿te estaban explicando?

—Entre otras cosas —suspira.

—Y... ¿qué les falta? ¿Ya han terminado? ¿No han pensado en mejor ir al doctor y dejar que tú... no te traumatices para siempre?

—Ir al doctor no es una opción, así que vamos a tener que probar otros métodos.

—¿Que otros métodos?

—Métodos caseros.

—¿Y tú cómo sabes?

—Pues porque soy una bruja, Newton. Esto es lo que hacemos.

—Ohh... ¡Eso también! Cielos, el trabajo de una bruja es... bastante amplio. ¿Quieres que te ayude a algo?

—La verdad, sí.

—Dime a qué y con gusto lo hago —le sonríe.

—¿Puedes traerme los cuarzos?

—¿Los grandes o los chicos?

—Todos.

—Vaya... vale. Subo por ellos. ¿Algo más?

—El libro también, por favor —le sonríe.

—Vale. Libro y cuarzos —sonríe también —. ¿Todo... bien?

—Sí, sí. Voy a hacer más té. ¿Quieres?

Asiente y sonríe.

—Todos tus amigos son raros como estos dos o... —le pica un poco.

—No —ella le mira con cara de "por lo menos yo tengo amigos".

—Oh, venga... en realidad, no me quejo en lo absoluto. Mira que contenta te pones cuando hay que usar el libro.

Anathema le echa una mirada de circunstancias pero se sonroja un poco. Newt sonríe de lado y se encoge de hombros.

—Anda, vamos a ver si averiguamos si están o no... embarazados.

—¿Te los imaginas... haciéndolo? —arruga un poco la nariz

—¿Hablas de... sexo? Uy... —sonríe de lado negando con la cabeza—. Que va, no creo que lo hagan hagan.

—Pues no la va a dejar embarazada si no lo... hacen HACEN.

—Pero... ¡Nah! O sea seguro ellos se reproducen de otras formas, ¿no? O sea...

—Me estás, literalmente preguntando por el sexo de los ángeles.

—Pues es que no deberían de tener sexo ¿o sí? ¿No es como pecar?

—Pues... en general sí, pero están casados.

—¿Casados?

—Eso me ha dicho Aziraphale.

—Ohh... oh! Entonces es... o sea ¿llevan en esto desde siempre? Bueno... ugh. Venga, seguro lo hacen como una vez cada cinco años o algo así.

—Puedes preguntarles... nos ha invitado a cenar la próxima semana.

—Ohhh... ¡Oh! ¡No les voy a preguntar! Ugh. Pero... ¿a dónde vamos a cenar?

—Pues no me ha dicho dónde... supongo que a su casa

—Esto es... bueno, puede ser interesante, ¿no? Ver cómo viven los ángeles...

—¿Crees que sea en el cielo?

—Oh, ¿¡en serio?! No sé, eso sería genial... siempre y cuando podamos volver —valora después de levantar las cejas.

—Hombre, eso espero.

—No creo que nos dejen ahí arriba, pero sería... ¡sería súper divertido! Ahora quiero ir.

—Pues díselo cuando vuelvan. No sé que deben estar haciendo ahora.

—Oh... ¿Crees que puedan estar haciendo algo raro?

—Qué sé yo...

—Bueno, quizás los... inspiramos —se sonroja un poco.

—Sí... es posible —nosotros o el otro demonio... añade para si misma.

—P-Por cierto... eso de hace rato. Fue genial, ¿eh?

Anathema sonríe un poco y niega con la cabeza.

—Pues sí que lo fue. Inesperado, pero estabas... bueno. Ehm. Puedes repetirlo cuando quieras —se sonroja más—. Voy por las cosas

—Gracias por darme permiso —le guiña un ojo. Él se ríe un poco, sonrojándose

—¡No que lo requieras!

—Por lo visto sí.

—No, no... ¡No he dicho eso! Si... ¡tú puedes hacer lo que quieras cuando quieras! —como si no fuera obvio... Ella se ríe—. Vale, vale... ¡Ya no me meto en más líos! —decide girándose sobre sí mismo y yendo escaleras arriba y ella se va a hacer te.