Tengo que decir... bueno, no sé qué opine Belcebú de todo esto, pero debería sentir una contracción en el universo.

U-Una... oh. Oooh. Más de uno va a morirse en esta escena.

Seguida del... silencio sepulcral repentino que solo un Arcángel. En mayúsculas. Seguido de un sequito porque no bajamos al infierno solos ni de puta coña, ni que estuviéramos mal de la cabeza. Consigue al entrar a una sala. Solo por ser... por su presencia.

Belcebú, que estaba un poco idiotizada con Crowley besando al ÁNGEL de esa forma, parpadea con el silencio y casi en cámara lenta es que gira la cara... y levanta las cejas al ver a... a... e-es... e-e-es...

Todos parpadean sin saber porque de repente han sentido la necesidad de callarse hasta que solo se oyen los asqueados pasos de Gabriel metiendo sus zapatos en un estúpido charco enorme de quien puto sabe de qué. Otra vez.

—¿Qué está pasando aquí?

Belcebú chasquea los dedos. Lo primero. Antes que cualquier otra cosa. Y solo por si acaso.

Crowley se va a caer de frente al suelo dado que Sandalphon y Aziraphale han desaparecido de golpe. No angels, no crime.

Anda. Ya. (Crowley pregunta a dónde los ha mandado, mirando alrededor, efectivamente de rodillas en el suelo)

La verdad, desde luego que no les ha desaparecido del todo. No para siempre, pues. Solo les ha devuelto a la tierra. A la mitad del parque en el que suele correr Gabriel que es el único puto lugar que se le ha ocurrido en este momento.

Bien, gracias, eso está bastante bien.

De hecho está JODIDAMENTE bien para ellos. Lo sentimos, sé que no es tan divertido como dejarles aquí a balbucear excusas, pero... bastantes líos tiene con Gabriel en este momento. Los suficientes como para ponerse de pie, completamente histérica y tartamudear frente a todos los malditos demonios del infierno. "G-Gabriel"

El nombrado suspira, dando ya por perdidos sus zapatos y andando hasta el... escenario para poder verla de frente, con su séquito detrás, mirando a todos lados bastante acojonados hay que decirlo. De hecho ya bastante ridículo es que haya desaparecido a los ángeles culpablemente.

—¿Por qué estaban mis hombres aquí retenidos? —pregunta frunciendo el ceño.

—¿Qué haces aquí? —pregunta estúpidamente

—He tenido una corazonada. Y no me he equivocado, por lo visto.

Ella abre y cierra la boca un poco atrapada, la verdad.

What the fuck, Gabriel! —bien, realmente muy útil argumento.

—No me has respondido.

—¡Si tú les mandas a matar a los míos, no sé qué coño esperas! Fuck! ¿Podemos hablar de esto en otro bloody sitio?

—Ya van dos veces que... —empieza y hace un gesto que indica que vaya a la puerta entonces. Belcebú bufa pero... ahí va.

—¡Es absurdo además que bajes aquí con tanta gente! Coward...

—¡Estabas en mitad de una ejecución pública!

De todos modos hay como un millón de protestas entre el público porque que mierda de espectáculo ha sido este. ¡Nadie se ha tirado a ningún ángel ni nada!

—Ninguna bloody ejecución pública. Son tan dramáticos siempre... —Belcebú fulmina a la audiencia y es que ELLA ESTÁ FRUSTRADA TAMBIÉN, ¿¡vale?! Podría tirarse a Gabriel aquí... de hecho debería. De hecho lo haría ¡SI CROWLEY LE HUBIERA DICHO COMO!

El séquito se apelotonan todos uno poco unos contra otros porque los demonios... dan bastante miedo así en general gritando y protestando.

—Manda a tu estúpida gente arriba.

De hecho igual y alguien tiene la idea de gritarle a Belcebú justamente la idea de que sea ella quien se tira a Gabriel y esto vuelve a ponerse interesante. Al final a los demonios les da igual quien haga qué, si es Crowley o es Asmodeo o es ella. La cosa es que alguien... lo haga.

What the fuck!

Alguien le grita a Crowley que se tire a Gabriel también porque les ha parecido un poco demasiado decir que lo haga ella. Ejem. Claramente quien lo ha dicho la otra vez no estaba pensando.

—V-Ves lo que... ¡Yo no voy al bloody cielo a armar revueltas! —zumba un poco hacia Gabriel tratando de no descorporizarse y solo estar roja como un semáforo—. SILENCE!

Justo cuando todo el mundo iba a empezar a corearle a Crowley... Que por cierto, sigue ahí en el suelo flipando con todo el mundo y... con lo que acaba de pasar. Más con lo que acaba de pasar por cierto... esperando el momento en que todos se vayan y le dejen para subir a la tierra porque ¡es IMPERATIVO hablar con Aziraphale después de esto!

Creo que casi hasta podrías ir ahora. El problema de Belcebú es que una vez que todos se callan... y la miran... Incluido Gabriel con una ceja levantada. Ella sigue ahí bajo el foco, sin saber que decir.

—E-El... demonio Crowley iba a hacer u-una demostración. Eso e-es todo.

Gabriel mira a Crowley, que traga saliva y sonríe un poco, seguro de que se está perdiendo de algo importante aquí pero... es que ni sabe cómo ha llegado, ella estaba... pues con los chicos en el muro nuevo ese que estaban haciendo al norte de las islas...

—Pues que la haga. No me parece mal —decide Gabriel cruzándose de brazos.

—Y has venido tú a echarlo todo a perder y... ¿q-qué...? No.

—¿No? —la mira—. ¿Vas a hacerlo tú?

What?! D-Desde luego que... Buff. ¡No! Necesitaría un ángel para empezar —Abre los ojos como PLATOS y se sonroja.

—Que desgracia que no haya ninguno presente... —alguien comenta sarcásticamente con la voz de... otro, porque igual nos da miedo. Probablemente la voz de Hastur. Belcebú hace los ojos en blanco.

—Tú te descorporizarias con la pura idea...

Gabriel suspira porque igual no va a prestarles un ángel para que hagan... quién sabe qué públicamente. Belcebú le mira, nerviosa, porque esperaba que alegara un poco eso último mientras cruza los brazos y levanta la nariz.

Lo que pasa es que Gabriel no va a responderle aquí para que se sienta con la necesidad de callarle la boca y realmente hacerle quien sabe qué. No ha traído bastante séquito para defenderse de todo esto, que está aquí todo el infierno y por mucha inmunidad diplomática... sabe que ella no va a dejarse humillar frente a como cien mil demonios. Aunque nadie parezca creerlo, él también prefiere menos público.

Belcebú mira a los demonios de reojo porque esta posición igualmente es... compleja.

—Vamos a dejar algo claro... no puedes bajar aquí así. Con todas estas "almas puras", sin siquiera avisar —puntualiza —. Yo no subí al cielo por Crowley con medio infierno.

—Yo no bajé la primera vez.

—Ni siquiera tenías idea. En segundo bloody lugar... —da un pasito hacia él.

—Tampoco tú tenías idea que teníamos a Crowley.

Well, Ehm... Shut up... en segundo lugar... la próxima vez que bajes con todos ellos, nos los vamos a quedar. A todos.

Gabriel sonríe de lado con eso y ella le fulmina porque... es que está medio maldito infierno mirando.

Ya, ya... pues no digas esas cosas o llévatelo porque va a empezar a soltártelas. Yo solo aviso, no lo voy a poder parar siempre.

—En tercer lugar... si no quieres que empiecen a atacarles, mándales arriba. Y deja de lloriquear —agrega y se sonroja—. Y vamos a mi fucking despacho.

—Como ya te he dicho en varias ocasiones que no sabrías ni por dónde empezar conmigo aquí —igual hace un gesto al séquito para que se relajen y luego uno a ella para que pase delante otra vez.

—Empezaría por el puto principio... estoy segura que te morirías del terror al primer mensaje entregado al Diablo así que... —levanta la nariz otra vez y sale delante.

—¿Por? —la sigue.

—¿Por? Esto no es el cielo y no irías a dejar notitas a la mujer para decirle que está embarazada. Aquí las cosas son serias —chasquea los dedos en cuanto llega a las escaleras convirtiendo el teatro en la serie de lúgubres pasillos habitual.

—No dejó ninguna notita. Me mandó a mí personalmente a hablar con ella.

—Cosa que sigue haciéndome gracia —le mira de reojo.

—Por lo menos nosotros no perdimos al niño por once años.

—Solo lo mataron ustedes mismos...

—Se sacrificó, por sus iguales.

—Claro, esa es la versión oficial una vez pasaron las cosas y ya le tenían en la cruz. "Lo hizo por que quiso". Ja. Estaría aquí de haberlo hecho por qué quiso.

—No seas básica. No quería morir. Dio su vida por ellos.

—¿Básica? ¿Me llamas a MÍ, básica?

—Tú estás reduciendo esto al absurdo como si no entendieras la diferencia entre sacrificio y suicidio.

—Tú lo estás poniendo como algo admirable cuando sabes tan bien como yo que en el fondo todo esto solo les sirvió para crear más papeleo

—Dios mío dame paciencia —reza porque es que...

—¡Admítelo! Tú mismo odiabas la idea de toda una religión nueva desde el principio... que lo esté poniendo ahora en palabras y diciendo en voz alta y te incomode y no puedas aceptarlo es una cosa, pero en el fondo sabes que tengo razón.

—Claro que no, esto estaba escrito desde el principio. Solo fue una prueba a la humanidad como tantas otras se hicieron.

—No es como que hayas recibido un mucho mayor porcentaje de almas desde que ocurrió... así que no es que sirviera de nada —asegura abriendo la puerta del despacho con un chasquido. Respira con una poca de tranquilidad. Y es que... esta era una de esas discusiones idiotas que mantenían un resultado invariable. Perfecta para salir huyendo del nido de demonios. Iban a semi destrozar el infierno hoy, seguro... demasiadas frustraciones. Para todo el puto mundo. Mira de reojo a Gabriel.

—Igual no estamos aquí por eso. —aparta una silla y se sienta yendo a subir un pie sobre la rodilla contraria cuando ve el estado lamentable de sus zapatos... y no quiere obviamente estropear también sus pantalones.

Alguno podría preguntarse porque no resuelve el asunto con chasquido de dedos y santas pascuas, pero primero, los ángeles no van por ahí haciendo milagros mundanos de ese calibre. Son una preciada y escasa arma de Dios que hay que controlar y además, no va a perder la oportunidad de ir y lloriquear infinitamente sobre lo duro que es su trabajo y aprovechar para comprarse como cinco pares de zapatos nuevos.

Y segundo, no le gusta bajar aquí, así que, que siga teniendo que sufrir estas cosas es la excusa perfecta para obligarla a ella a subir cada vez.

Cierra bien la puerta a sus espaldas y se pregunta para que ostras hace eso si igualmente no va a...a nada. Aclarándose la garganta y notando que la ropa de Gabriel y Gabriel mismo iluminan esta habitación mucho mejor que sus focos. Hace los ojos en blanco.

—Virgen santa con este sitio —protesta igual. Lloriqueo, lloriqueo.

—No empieces con tus rezos que el cielo no es mucho mejor.

—Mira el estado de mis zapatos, ¿es que nunca limpiáis aquí abajo?

—Evidentemente no cuando tenemos la posibilidad de echarte a perder unos zapatos cada vez que bajas.

Ojos en blanco y ella sonríe un poquito sin notarlo.

—Los cargaré a vuestra contabilidad.

—Eso si que no. Los seres como tú bajan al infierno bajo su propio riesgo. Es una de las cláusulas —frunce el ceño.

—Regalo de empresa —continúa.

—Regálatelo a ti mismo —le mira fijamente—. Dime mejor... ¿qué haces realmente aquí?

—¿A ti qué te parece? —acaba por subir el pie de todos modos y apoya el tobillo en su rodilla.

—No has venido a rescatarles.

—¿Ah, no?

—Ni siquiera estaban en peligro. Bueno, sí. Bueno... no aún.

—Les tenías aquí retenidos... ¿Crees que eso se ve bien en el cielo? Ya sé perfecto lo que va a pasar ahora.

—¿Qué?

—Me van a pedir vacaciones. Y Sandalphon va a negarse a volver a bajar a la tierra.

—Si me hubieras permitido terminar...

—¿Ahora resulta que YO te detuve?

—¡Has venido aquí y desde luego lo has detenido todo!

—Yo no he detenido una sola cosa que hayas hecho en tu vida.

Belcebú DIFIÉRE.

Gabriel le mira con cara de "Sí, hablo de lo del otro día."

WTF.

Pues metió un grito porque se asustó, no para que parara.

Belcebú tiene que ir a recoger su mandíbula al suelo, denle un minuto.

Gabriel se espera tomando algo de por encima de la mesa y observándolo con desinterés, jugando con ello.

—¿M-Me estás diciendo que debí c-continuar? ¿Pese a todo?

—Por lo visto, eso habría hecho que no me pidieran vacaciones... ¿Qué les ibas a hacer?

—N-Nada que doliera, pese a los gritos que... pegaron.

—Entonces no veo porqué no.

—Claro, pero has venido a interrumpirlo todo —se levanta, más que por tener alguna intención... porque está histérica

—He venido a ver qué estabas haciéndoles y a sacarles de aquí, sí.

—¿No querías a ese ángel muerto? —le da la vuelta al escritorio otra vez y se recarga en el mueble.

—Desde luego, pero te los llevaste a los dos. No podía volver a fingir no saber qué ocurría.

Hace los ojos en blanco porque ella nunca pidió a Sandalphon aquí...

—Estábamos probando una teoría —le mira de arriba a abajo pensando que ese cruce de piernas le hace... accesible.

—¿Cuál? —se balancea un poco talón punta al notar que le mira las piernas.

—Un ángel no cae... por tener contacto físico con un demonio —le pone la mano en el tobillo.

—¿Y? —mira la mano—. Eso ya lo sabíamos.

—Carnal. Sexual —le pone la otra mano en el zapato, Gabriel le mira a los ojos, ella traga saliva, pero no se quita.

—¿Lo dices por lo que leímos el otro día?

—Me pareció un tema importante a investigar con un ángel al que das por perdido —sigue con la mano en su tobillo.

—Así que en vez de estar intentando matarlo estás jugando a los experimentos sexuales...

—N-Nadie dijo que era en vez. Y n-no veo que tengas algo tan grave en los zapatos.

Gabriel se incorpora bajando el pie al suelo y tomándola de la muñeca en un revuelo. Belcebú levanta las cejas sin esperárselo, levantando la cara.

—A eso... podemos jugar todos —la mira con intensidad y... bueno, él no puede dar un impulso sexual con las manos, pero seguro puede mandarle una sensación cálida como cuando tienes frío y tomas una bebida caliente, o te metes en una bañera calentita.

Belcebú traga saliva y créanme... la sensación caliente con esto, que si qué hay una muy muy intensa, se extiende de la muñeca hasta otras partes de Belcebú. Pasan solo unos segundos, le toma de la corva de la pierna, con la mano que no tiene atrapada y la levanta, empujando con fuerza la silla para tirarle de espaldas contra el suelo.

Por supuesto que se cae de espaldas, poniéndose en guardia casi inmediatamente. Con un grito otra vez, porque desde luego que le ha asustado otra vez.

Por supuesto que ella se deja caer sobre él, poniéndole una mano en el pecho para no literalmente caérsele encima tan torpemente.

La toma de la cintura.

—Todos —susurra y ahí va el impulso sexual directo al pecho de Gabriel, por culpa del pánico.

Aprieta las piernas y tensa todos los músculos quedándose sin aire entre todo. El problema... es que la tonta de Belcebú no tiene NI IDEA de qué hacer ahora... aunque le parece que el ángel se ve tan estúpidamente antojable...

Él la sigue sosteniendo de la cintura habiéndose hecho daño en la cabeza, así que aprieta los ojos y se lleva una mano a la nuca para curarse.

—¿Qué estás haciendo? —protesta aun con los ojos cerrados.

Ella da un saltito cuando levanta la mano y creo que aprovecha que la tiene ahí para sostenérsela, mirándole bastante atentamente. ¿Qué putas parece que está haciendo? Le mira otra vez con eso

What the hell...

—¿Qué? —entrecierra un poco los ojos.

—¿Q-Qué clase de pregunta estúpida es esa? —pregunta... en un zumbido general, bastante fuerte.

—Una que se le hace a alguien que hace cosas contradictorias.

—¿Qué cosas contradictorias? —pregunta, y es que hasta la respiración acelerada tiene.

—¿Tú qué crees?

¿Sabes lo que no es tener idea? Le mira, respirándole encima. ¿Se refería a tirarle y... excitarle a la vez?

Gabriel le sigue mirando porque tampoco es como que él... tenga mucha.

Crowley había besado a su ángel. Se le acerca, respirándole encima de los labios prácticamente.

Se le acelera el corazón y cierra los ojos... Y una turba de demonios básicamente que creo que han acabado borrachos, no es muy difícil imaginar cómo, entra en tropel al despacho.

¡Mono! ¡Gabriel siendo mono! Vale, vale... vale. Belcebú tiene tres infartos y medio.

Alguien grita "eh! Un ángel sigue aquí!" Y literalmente todos se giran a por Gabriel.

Bueno, vale, si un demonio puede tener colmillos, trescientos ojos, cola, sacar fuego por la boca y a la vez inspirar terror hasta a los demonios más valientes... es Lord Belcebú.

Vale, la turba nota repentinamente el error fatal que han cometido y como... solo pasaban por aquí, señor, buenas tardes. Por si acaso necesitaba algo... ¿No? ¿Seguro? Perfecto, tenga usted muy buenas tardes y ojalá se divierta. Sí, claro que ahora volvemos a poner la puerta en su sitio y limpiamos un poco.

Defendiendo al puto Gabriel de los cojones, maldita sea. Creo que hasta retumba el cielo con el gruñido que pega. ¡Pero esto no está bien! No debía de... ¡no tendría por qué!

Gabriel está tras ella con las alas de fuera, porque se ha asustado. Otra vez. Arreglándose la ropa y el pelo.

La bella y la bestia, explicación gráfica. Lo que es no tener temor de nadie, Gabriel... Aunque nos quieras contar que te has asustado.

So nice. Carraspea un poco.

Hay además como mil moscas en el despacho a las que espanta con bastante poca delicadeza.

Belcebú aún mira a la puerta casi como si estuviera esperando que la terminaran de arreglar alguien no sabe qué decir, aunque tiene una repentina idea brillante. Se gira a él y... se muere del sonrojo.

—Mmmm... Esto ha sido bastante interesante —sonríe.

Vale, olviden la idea La sonrisa la estupidiza otra vez.

—Ehm... bueno —suelta con tono de "si tú lo dices"... aunque aún zumba.

Gabriel guarda las alas otra vez. Belcebú se humedece los labios y es que ella está... despeinada, una parte del sombrero le humea, la ropa toda arrugada... vamos, un desastre en general y ni te ha tocado. Bueno... Ejem... es culpa de ahuyentar a los demonios. Se aclara la garganta.

—¿Quieres que te lleve al cielo o... podrás subir solo? —eso debía sonar menos... con doble sentido.

El ángel levanta una ceja e inclina un poco la cabeza con eso, sonriendo.

—Creo que voy a elegir... que me lleves.

Coward... —susurra sonrojándose un poco más. Igualmente le mira de arriba a abajo... y se pregunta si no va a... decir nada más ¡o algo!

—Uno pensaría que sería más cobarde rechazarte.

Wh-Wh-What? ¿Exactamente de qué bloody fucking manera sería eso más cobarde?

—Bueno, podría implicar tenerte miedo, de algún modo.

—¿Y no me lo tienes?

—Mmmmno.

—Se llama inmunidad diplomática... no es por otra razón —asegura sin mirarle, pensando que acaba de defenderle de todo el infierno, utilizando TODAS sus armas. Vamos. Pero es de verdad que no van a matar al Arcángel Fucking Gabriel estando ella ahí. Solo por puta conveniencia.

—Ah, claro. Veo que no todo el mundo goza de ella.

—Quiero asumir que tú no me vas a retener desnuda en una plancha e hierro en el cielo... —suelta... sin pensar. Y luego lo piensa. Y se sonroja en quinientos tonos de rojo.

—Hombre, si me lo pides así...

—¡Nadie te está pidiendo nada! —chillonea.

—Pues suena tremendamente específico para ser un comentario al azar.

—¡Hablo de Crowley! Así le tenían... ¡Me lo han contado!

—Y aun así me gusta tu forma de pensar.

El triple parpadeo.

—Vaya, cosas que nunca pensaba que iba a decirle a un demonio —se sorprende a si mismo Belcebú hace los ojos en blanco.

—E-Ehm... bueno, si te gusta podemos...

—Mjm?

—C-Continuar o-o... repetir —se aclara la garganta.

—¿Continuar? —le mira de reojo. Belcebú vacila pensando... coño, sí, ¡continuar lo que hacíamos!

—¿N-No?

Gabriel le mira con cara de "Ah, ¿pero estábamos haciendo algo?"

¡Joder!

What the fuck, Gabriel!

—Sí, eso nos preguntamos todos.

W-What?!

—Qué es lo que te pasa. Qué es lo que quieres.

Belcebú le mira con la boca abierta ante esa pregunta. Vamos, que ¡era perfectamente obvio, tanto lo que le pasaba como lo que quería!

Gabriel se detiene a la puerta del infierno y le sonríe.

—Si no lo sabes... es que quizás no valga tanto la pena.

Levanta una mano y se la pone cerca de la cara, sin tocarla. Sonriéndole.

¡Ugh! Las sonrisas tenebrosas de Gabriel.

En realidad no, para nada.

¿No? Vale. Aún peor. Belcebú se mueve un poquito hacia su mano, como atraída por un imán, dando un micro pasito.

Se la pone en la mejilla y le cura la cara nada más con el tacto, otra vez con esa sensación de calidez y cercanía.

Belcebú cierra los ojos, permitiéndose esto por un instante, porque... no ha sentido ni calidez ni cercanía antes de hoy, en demasiado más tiempo del que puede siquiera recordar.

Es amor, lo que le está insuflando es amor bastante puro y no adulterado. Y potente porque es el Arcángel fucking Gabriel.

El corazón de Belcebú late como bomba a punto de explotar... ni siquiera sabe cómo es que no se ha descorporizado aún, seguramente porque es el bloody Belcebú, el "Señor de la Gran Morada", el "Señor del Abismo" y el "Príncipe de los demonios". De un solo movimiento, se acerca a Gabriel, le toma de la cintura y salta con él, sacando las enormes y colosales alas de murciélago que tiene y levantando el vuelo.

Oooookeeeei...

No tiene idea de qué putas hacer con nada de lo que acaba de pasar. La verdad, la verdad, la verdad, creo que le está llevando al cielo. Así en plan... Ugh. Quédate aquí y hablamos en... mil años.

Nadie. O sea, Gabriel solo le estaba dando las gracias.

Ya... ya. Amor. Eso estaba dándole Gabriel. Y Belcebú acaba de acordarse de lo que es el amor. De hecho puede que... esté abrazándole un poco culpablemente mientras le sube al cielo…

Yo sé que es un poco sobrecogedor porque... no suele hacerlo nunca nadie por ti y además este es un bestia con bastante más poder del que cree (y eso que no creo que nadie se lo tenga más creído que él) pero...

Todo esto es... o sea es que ¡Gabriel! Se abraza a ella asustado de nuevo. Belcebú aprieta los ojos porque es calientito y está abrazado a ella.

—Mmmm... ¿Todo bien? —pregunta después de unos instantes

Vale, deja de abrazarle como si la vida le fuera en ello en cuanto habla por lo menos ahora entiendes porque Crowley no puede solo... tirárselo frente a todo el infierno.

Ugh. Ni siquiera le ha dado tiempo a pensar nada de eso.

—Y-Yes. ¿Por qué lo preguntas?

—Oh, por nada... —mira hacia abajo.

—¿No has subido nunca volando al cielo?

—No desde que tenemos escaleras.

—P-Pensé que estarías... q-que estarían m-muy... ocupadas. Yo qué sé. Shut up.

—Ah, sí... la hora punta —se burla.

—Bueno, quería aire, ¿vale? Shut up...

—¿Te... has puesto nerviosa?

—¿T-Te lo has puesto tú? —siempre buena idea responder con una pregunta.

—No.

Ella traga saliva.

—Puedo volver a hacerlo.

—P-Puedes. No me importa. No estoy nerviosa.

Gabriel cierra los ojos y va a volver a hacerlo, todo él, no solo la mano.

Por Satán...

Porque sabe que se siente bien y... no lo va a soltar, ¡hombre!

—Q-Qué... ¿qué coño es lo que ha-haces? Ni siquiera sé qué es, antes lo lo habías... he-hecho nunca.

—¿Lo odias?

—¿P-Para eso lo haces? ¿Para qué lo odie? —Aprieta los labios. Maldita sea.

—No. Es afecto.

—Bloody hell...

—Es adictivo.

—¿Adictivo?

—Sí. Irremediablemente.

—Qué va. Será puto adictivo para los humanos. Ni creas que voy a volverme yo adicta a tus mierdas —igualmente le aprieta un poco más contra sí... no sea que se caiga y se lo cobren como nuevo. O sea solo es por eso, nada más.

Va a seguir con ello hasta que le suelte.

Joder. Joder, joder... joder.

Sí... lo bueno es que es fácil acostumbrarse.

Y adictivo.

De la hostia

O sea, es verdad... es completamente adictivo.. Maldita sea. Va a medio lanzarle en el cielo en cuanto lleguen.

Unbearable?

Maldita sea, un poco sí.

Too much? ¿Te estas empalagando en un momento? Lo bueno es que te va a durar la sensación un par de días a este paso.

Sí. O de meses. O de años.

Aterriza soltándole así literalmente. Pum. Como en uno de los balcones. Y dando un par de pasos atrás con cara de... ugh.

Él la mira, levantándose y arreglándose la ropa otra vez.

—Ehm... Well...

—Gracias, Belcebú.

Shut up! No quería que los trozos de ángel ensuciaran mi oficina —le mira y vacila un poco.

—Puedes volver a por más de esto... cuando lo requieras.

La cara de asco que hace, junto con sonrojo.

—O a por la mesa. Lo que se te antoje —asegura girándose para ir adentro

—No requiero... no... fuck off! ¡No he hecho nada porque lo requiera! —protesta girándose y lanzándose al vacío de golpe.

Gabriel sacude un poco la cabeza y se quita una pelusilla invisible de la chaqueta con su sonrisa, yendo hacia dentro.

Tan puto ancho.

Exacto

Belcebú tiene que ir a sentarse unos malditos minutos antes de volver al infierno. Con la piel de gallina y el corazón aun súper acelerado... porque MALDITA SEA con Gabriel y su puto... calor y su... sonrisa imbécil y... su afecto de mierda!

Lo siento, pensamos que estaba siendo demasiado... poco angelical. Si sirve de consuelo, está usando sus poderes para el mal, así que...

¿Para el mal?

Frustrar a Belcebú es bastante maligno.

Estás jugando con fuego, sí. Aunque hoy le has parecido muy mono.