Belcebú le fulmina y otra vez, en un solo movimiento, le tiene con las manos en el pecho, planchado contra las plantas del laberinto.

—Mira idiota, yo no sé qué es lo que piensas que hago o no, pero CLARAMENTE hago más que tú.

Gabriel levanta las cejas con eso, mirándola fijamente.

La verdad no sé si Aziraphale y Crowley se hayan o no caído del hombro de Belcebú. Puede que estén revoloteando por ahí

Seguramente, Crowley con las cejas levantadas sin esperarse todo esto tan... así, la verdad, él pensaba que estaba todo mucho más verde.

Aziraphale le mira de reojo porque... no sabe que hacen, pero esto es completamente distinto a lo que habrían hecho ellos dos en casi cualquier momento de la historia.

Lo que es no tener miedo de tus superiores. Crowley se le acerca un poco, revoloteando.

—Así que deja de solo poner esa cara bonita y... y...

—Mira... querida, la que está volviéndose loca con todo esto hasta ahora, eres tú, así que algo estaré haciendo y hasta bastante bien diría yo.

Es que el corazón se le va a salir. Le mira con el ceño fruncido y un poco azorada con esa conclusión. Gabriel le sonríe de ladito porque que no responda...

Oh, dear... — Aziraphale susurra con todo esto.

—No me estoy volviendo loca, idiota, solo me desesperas —le empuja con bastante fuerza contra las plantas como para dejarle ahí metido, y se separa.

—Uuuh... —susurra Crowley.

Fuck! —Belcebú se pasa las dos manos por el pelo y la verdad es que querría convertirse en una bonita nube de moscas y largarse de aquí.

Gabriel se humedece los labios dentro del seto un instante antes de salir y quitarse las ramitas a chasquidos.

—No entiendo lo que... quiere Gabriel —confiesa Aziraphale.

—¿A qué te refieres?

—No sé si ella le gusta o no —mira a Crowley de reojo.

—Pues... ¿qué sientes?

—Amor... pero...

Yes?

—No sé. No... no sé si Gabriel... la... No sé si es solo de ella. Lo cual me asusta. ¿Y si la estamos lanzando a... las garras de Gabriel?

—¿Solo de ella?

—No sé. ¿Qué tal que es solo de Gabriel? —Aziraphale le mira preocupado, porque no acaba de entender lo que pasa—. La verdad parece que es él, él es... ilegible.

—¿Por? ¿Es porque es un Arcángel?

—No, es porque Gabriel no... a ver, se ve que está cómodo con ella y con esto. Tremendamente cómodo. Y de alguna manera, obviamente, algún afecto si le tiene, pero...

Crowley se acerca a revolotear frente a Gabriel, analizándolo. Aziraphale le sigue... intentando sentirle y sonriendo un poco hacia Crowley revoloteante, porque mira que mono es.

¿Y saben que va a pasar? Que Gabriel no va a verles, pero va a sentir la peladura de amor venir de ellos. Y cómo crea que...

Así que... aunque no... no sabe qué hay ahí, mira a Aziraphale directamente de repente y le pega EL SUSTO, no es por nada, haciendo que hasta suelte un chillidito. Haciendo además que Belcebú, que si le escucha, se gire otra vez hacia ellos. Crowley se gira a ella también a ver qué le ha pasado.

Aziraphale está mirando a Gabriel a los ojos, temblando (Y Dios, comiendo palomitas)

—¿Qué pasa? —Crowley se acerca..

—M-Me está... m-mirando... —susurra, palideciendo. Crowley se gira a Gabriel y efectivamente nota que les mira directamente.

—P-Pero... no puede... no puede vernos, ¿no? ¿O sí?

Belcebú, que está detrás de ambos, mira a Gabriel. Solo le falta que les vea, sinceramente.

—N-No debería —Aziraphale le busca la mano a Crowley. Él se la da, porque es que sigue mirándoles muy fijamente.

El tacto de Crowley y el miedo no ayudan a que Aziraphale sienta menos amor. Otra oleada.

—G-Gabriel —Belcebú intenta llamar su atención. Gabriel frunce un poco el ceño y luego mira a la demonio—. ¿Qué pasa? —pregunta ella.

—Hay... algo. Aquí.

—¿Algo?

—Sí. No sé el qué. Siento... algo.

Aziraphale tira de Crowley para largarse.

—¿¡Sientes qué?!

—Hay algo... —estira la mano intentando...

—Tenemos que irnos. LEJOS —casi suplica Aziraphale a Crowley.

—No puede vernos —insiste Crowley porque les busca pero no consigue alcanzarles.

—¡Pero sabe que algo va mal!

—Ya... —Crowley se gira a Belcebú—. A lo mejor si alguien le distrajera...

Belcebú ya se ha acercado un poco, la verdad. Gabriel se vuelve a ella.

—¿Que intentas moviendo los brazos como loco?

—Pues saber lo que es.

—¿Qué va a ser? Si no hay nada, solo estamos tú y yo —asegura Belcebú, mirándole con el ceño un poquito fruncido.

—Desde luego no eres tú.

—Pues no sé qué estás oyendo o viendo, pero solo puedo ser yo.

—Estoy sintiendo amor —ala, ahora vas y le explicas eso.

La cara de Belcebú debe ser un poema. Gabriel levanta una ceja un poco retador.

—N-No entre en pánico, Mylord—pide Crowley con eso. En un susurrito.

¡Un poco tarde!

Ya... ya.

¡Todo culpa del maldito ángel gordito al que ahora mismo quiere reducir a cenizas!

No vas a contrarrestar el amor con oleadas de odio...

La verdad es que, antes de querer matar a Aziraphale, la pura mención del amor le da a Belcebú una punzadita en el corazón.

Wait... ¿cómo sabe que no es ella? —pregunta Crowley a Aziraphale.

—No lo sabe, no puede saberlo, pero él cree que no... Que ella no puede sentir amor. Es un demonio.

—¿Eso es lo que te pasaba a ti?

—Los primeros tres minutos... hasta que hablamos. Después siempre ha estado esta sensación a tu alrededor... que...

Crowley se sonroja.

—Muchas veces pensé que era solamente mi propio amor por ti lo que sentía...

La verdad es que Belcebú está tan convencida como Gabriel de que ella es incapaz de amar. Lo que siente por él, según ella, es lujuria y atracción física... y nada más. Y es que, estando en el infierno, era difícil querer cuando no había muchas cosas queribles a su alrededor... y Gabriel no solía ser tampoco muy querible... hasta que lo era. Hasta que le abrazaba y volaba con él al cielo y él le curaba la cara y le agradecía y hacía eso raro con... ella, de envolverle con calor. Ya se había convencido ese día de que eso era seguramente asqueroso afecto.

Él se lo dijo. Le dijo que era afecto.

Pues más aún para convencerse. Afecto. El maldito afecto se sentía bien.

Igualmente, Gabriel, que ya estaba un poco en plan "¿algo que decir en tu defensa?" Se detiene porque ahora acaba de sentir otra oleadita de afecto... distinta a la otra.

—S-Seguramente eres tú y tú estúpido afecto... eres el único aquí que puede hacer esas cosas —responde Belcebú.

—No soy yo...

—Pues tampoco puedo ser yo, yo no siento esas tonterías. ¿No estás sintiendo ese afecto tuyo ahora?

—No. Ha sido solo un instante.

Belcebú le mira y otra vez, vuelve a desear saber como conseguir ese afecto, que al parecer no ocurre todo el tiempo.

—Bueno, es igual, ¿no? Qué importa. Quizás alguien más pasaba por aquí o algo. Al otro lado de estas paredes hay otros caminos. Quizás una parejita tonta de enamorados iba por ahí.

Gabriel la mira no muy seguro de eso, pero bueno.

—¿Cómo eliges cuando sentir afecto? —pregunta Belcebú de la nada.

—No lo elijo —responde empezando a andar otra vez, manos a la espalda.

—¿Entonces solo sientes afecto cuando lo amerita? —pregunta y él la mira. Ella se encoge de hombros nerviosa otra vez—. Es decir... es que siempre pareces muy seguro de lo que se puede o no se puede hacer como si pudieras controlarlo.

—Lo siento cuando lo hay, es como un olor, se huele cuando hay.

Belcebú aprieta los labios

—Pero no puedes elegir no sentirlo sí lo hay. Es decir, sacarlo. Echarlo. Como sea. Me refiero a tu tenerlo, no a que alguien a tu alrededor lo... sienta.

—Ah... te refieres a darlo.

—Eso ¿Eso si puedes elegirlo?

Aziraphale se acerca a Crowley, volviendo a saltar a su lado del hombro.

—Sí, claro —sonríe.

—¿Eso es verdad? ¿Tú me elegiste a mí? —pregunta Aziraphale a Crowley, sonriendo.

Belcebú se humedece los labios con esa respuesta, un poquito decepcionada con ella, sin siquiera darse cuenta de ello.

—¿Y a quién quieres?... y no me digas que solo a Dios porque eso es ridícula y no te creo.

—¿Elegirte? —pregunta Crowley un poco descolocado.

—¿Elegiste a quien querer y me elegiste a mí? O fue accidental.

—¿Q-Qué?

Aziraphale le mira y Crowley se sonroja.

—O de haber podido elegir...

—No sé qué quieres decir

—Hablo de quererme... lo que ha preguntado Belcebú a Gabriel.

—Pero... es que no sé qué quieres decir con elegir.

—Si elegiste quererme u ocurrió así.

—Pues... c-claro que... o sea...

—¿Claro que me elegiste? —pregunta sonriendo.

—Pues...

—¿Aja?

—Pues claro que elegí.

Thank you —Aziraphale sonríe.

—What?

—Por elegirme.

—Ugh.

—Aunque me hagas Ugh... Es lindo ser elegido para eso.

Ojos en blanco.

—¿Crees que no? —pregunta Aziraphale revoloteando un poco a su alrededor, sonriendo igualmente.

—¿Y qué quieres? ¿Qué te diga que a ti? —responde Gabriel finalmente.

What? Ugh! No he dicho eso, imbécil.

Se ríe un poco

—¿Por qué querría ahí que un Arcángel me quisiera? Ugh! Ni que fuera yo Crowley.

—Eh! —protesta Crowley.

—Aziraphale no es un Arcángel —replica Gabriel, ¿en serio? ¿Eso es lo que te preocupa?

—Pero es un ángel, ¡da lo mismo!

—En realidad tiene ciertas ventajas y a ti no te quitaría nada, así que ¿Por qué no?

—¿Cuáles ventajas? —pregunta Belcebú en protesta y es que.. se sonroja porque si que le ha gustado ese asunto del afecto del otro día.

—Pues el favor de alguien en el cielo... cierto poder... Cierta protección. El... afecto, que ya te dije que es adictivo. ¿Cómo llevas ese asunto?

—¡Por supuesto que para mí no es adictivo! ¡Soy un demonio! No me interesa tampoco tú poder. No hay demonio que tenga más poder que yo...

—No en el cielo... tal vez Crowley tenga cierto poder ahora que tú no tienes y te... plante cara.

—Excuse me? ¿¡Que bloody poder tiene Crowley?! —frunce el ceño.

—Pues él sí tiene a un ángel enamorado de él.

—Quizás deje de tenerlo pronto —Belcebú frunce más el ceño—. ¡O quizás yo tenga a uno pronto!

—Ah, ¿sí? ¿Y eso cómo?

—Puedo hacer lo que él hace con uno que sea mío y ya.

—Oh, ya veo... Así que vas a subir al cielo y a seducir a uno de mis ángeles.

Belcebú parpadea y le mira fijamente con cara de... really?! Gabriel levanta una ceja.

—N-No precisamente.

—¿Entonces?

Belcebú busca con la mirada a Crowley y a Aziraphale por un poco de ayuda. Crowley la mira sin saber muy bien... o sea, es que parece tonto.

—Dile, dile que él —la alienta Aziraphale.

—Alguien como yo merecería a un ángel de mayor jerarquía.

—Oh... así que no uno de los míos, si no... Otro Arcángel. Creía que te daba lo mismo.

¿¡Otro puto arcángel?! Really? Belcebú no puede creer lo que oye.

—¿Sabes qué? Sí, Gabriel, lo que quieras pensar. OTRO bloody Arcángel.

—Deduzco entonces que el problema sí es directamente conmigo.

—¡El problema eres tú! —protesta Belcebú.

—Sí, eso ya lo he deducido yo solo.

—Tan listo. ¡Has deducido todo mal!

—¿Qué es lo que he deducido mal?

—¡Has requerido veinticinco intentos!

—Supongo que vas a decirme al menos a quien tienes en mente.

Belcebú le mira, de verdad, sin creer lo que escucha.

—Quiero decir... son seis, sin contarme a mí. No es que haya muchas opciones.

—Gabriel... ¿No es fucking evidente?

—No.

—Tranquila, mylord, todos son así de... imbéciles a veces. No lo hacen a propósito. Creo.

—Nadie hace nada a propósito, ¡pero esto si es evidente!

—¿Eh? —pregunta Gabriel con eso—. ¿Lo dices por Sariel? —añade. Belcebú traga saliva.

—¿De qué me hablas? No lo digo por... serás... ¡tonto!

Ojos en blanco de Gabriel.

—¡No quiero nada con el bloody cielo! —Es que quiere sacudirle. Hace aspavientos.

—Ugh, es imposible hablar contigo.

—No es imposible hablar conmigo, es que en este tema pareces... ¡idiota!

—No más que tú que solo te contracides.

Va a saltarle encima otra vez y a apretarlo contra la pared de plantas.

—No me estoy contradiciendo, imbécil, ¡estoy siendo más clara que el puto amanecer desde tu oficina!

—En lo absoluto. Primero no quieres saber nada de nadie en el cielo, luego quieres seducir a un ángel, ahora has vuelto a decidir que no...

—Porque ya te dije que... que tú... fuck! —le aprieta con FUERZA contra las plantas... y se acerca.

—Al contrario —frunce el ceño intentando apartarla—. Dijiste que había un problema conmigo.

—¡Eres TÚ!

—E insistes.

—¿Pues es que que quieres? ¿Que te lo deletree?

—Que seas consistente.

—Eres. Tú. Tú. TÚ.

—¿Yo qué? —la densidaaaaad porque en su mente esa frase es "eres tú... el que tiene el problema"

—El idiota —protesta Crowley.

—Bésale —es Aziraphale el que lo dice. Mátalo, Crowley.

Crowley esta de acuerdo, o lo besas o lo matas para que no sufra.

Yo pensaba en matar a Aziraphale pero veo que no le parece tan mal a Crowley.

Belcebú traga saliva y... se le acerca a Gabriel, para besarle.

Vamos, lo que nos parecía es que Crowley... le iba a matar porque nunca hubiera pensado que... esa sería la recomendación.

Sin que Gabriel se lo espere... dice él. La verdad, debe ser el único. Crowley se va a sujetarle la cabeza al Arcángel solo por si acaso se le ocurría hacerle la puta cobra que es lo que nos faltaría.

Menos mal. Belcebú cierra los ojos y aprieta los labios contra los de Gabriel que no reacciona, no se aparta (ni queriendo) pero tampoco se mueve.

¿No reacciona? Jo. Der. Belcebú se separa cuando lo nota. Asustada.

No, está básicamente flipando.

¿¡Qué coño vas a estar flipando?!

Pues...

Belcebú le mira al separarse. Gabriel parpadea mirándola también.

—O-Oh... —susurra ella al verle la cara, porque esto NO es lo que esperaba.

El Arcangel baja las cejas y se humedece los labios... eso es relamerse, querido.

—E-Ehm... —Belcebú se separa un poco, vacilando porque no, no esperaba... esto. Imaginaba... que Gabriel tendría un poco más de sangre en las venas.

—Vale... vale. Vale.

—FUCK... —es lo único que termina Belcebú por decir.

—¿Eh?

Belcebú espera algún tipo de señal de que esto... no ha estado mal, por más segundos de lo que es sano esperar. Lo que nos deja claro que si algo si son los demonios... es pacientes.

Gabriel, la verdad... chasquea los dedos y deja de estar metido en un seto.

Claro. ESO de todo es lo más importante.

Pues a vosotros os da igual pero... No le gusta acabar lleno de ramitas.

Es que están pasando otras cosas infinitamente más relevantes. Belcebú se separa de él un par de metros, mirando el suelo.

—Ehm... Bien... gracias —sentencia el ángel, vacilando un poco.

—¿Gracias? What the bloody... What... —protesta Crowley que también está un poco indignado con esto.

Belcebú... es que entiende CLARAMENTE que esto... ha sido un TREMENDO error de cálculo de su parte.

En realidad se equivoca. Tal vez Aziraphale debería notarlo.

¿Sí? ¿Hay... algo que sienta Gabriel que Aziraphale pueda sentirle sentir?

Sí. No sé el qué, pero algo. Aunque no sé si sepa que viene de él.

Aziraphale vacila un poco, porque hay algo... algo que ha cambiado en el aire. Mira a Gabriel. Mira a Belcebú. Mira a Gabriel.

Belcebú sigue por lo pronto en el trauma ¡¿Qué coño hace aquí?! Y vestida así y... siendo tan absurdamente obvia. Con Gabriel que...

Ugh, Crowley cada vez quiere matar AUN MÁS a Gabriel, cuando pensaba que no podía odiarle más... y la verdad, tiene un instante de revelación en el que decide que... tal vez sería bueno desaparecer de aquí, porque Belcebú la va a tomar con ellos dos... SEGURO.

Oh, sí. Están en el ojo del huracán... pero a quien va a querer matar es a Aziraphale que le dijo que le besara.

—Ehm... A-Angel —susurra Crowley acercándosele sigilosamente.

—Algo ha cambiado... lo siento —le explica Aziraphale en un susurrito, aún intentando el averiguar quien es, temiendo un poco que sea solo Belcebú.

—Sí, nuestra bloody suerte como no desaparezcamos de aquí antes de...

Aziraphale le mira de reojo.

—Oh, pero ¿vamos a dejarla aquí... así? —le mira un poco apenado con Belcebú y luego recapacita—. Ehm... tienes razón. Let's go.

—Es que... va a pagarla con nosotros.

—Y es el príncipe del infierno. Dios mío, yo le he dicho que le bese. Vámonos, ¡vámonos!

—Bien... dentro de las cosas que no esperaba... —comenta Gabriel pasándose el pulgar por las comisuras de los labios.

Belcebú... es que no entiende ¡como no iba a esperarlo!

—Ni te lo tomes tan en serio —responde ella con voz neutra pensando en cómo salir de aquí sin que parezca que esto le importa tanto como le está importando en estos momentos. La realidad, es que estaba sintiendo cosas. Muchas más de las que sentía habitualmente.

—Y siguen las contradicciones.

Otra punzadita en el corazón... esto era un error. Y más allá de la vergüenza de cometerlo, el ridiculo de hacerlo y la preocupación de que iba a decir todo el mundo si Gabriel les contara esto... Ugh, sentía algo más que no era agradable y no acababa de entender que era. Ni siquiera era enojo, eso le era familiar. Era más... ¿frustración? No.

—¿Qué coño esperas que te diga? —responde algo agresiva.

—Pues algo que sea coherente...Aunque seguramente eso es esperar demasiado.

—Me daba curiosidad, ¿vale? Y eras el único ser celestial a mi disposición.

—Oh, curiosidad. Bien, eso suena más como... algo lógico.

—Me sorprende que sepas qué es la curiosidad. Tú no pareces sentirla jamás —casi le escupe, apretando los ojos. Decepción. Eso era.

—Desde luego eso es algo mucho más común en... vosotros.

—Pero tú... el día que bajaste al infierno —le mira, él la mira también—. Tú tampoco estás haciendo ningún sentido.

—¿Por?

—¡Estás haciendo cosas! ¿Que mierda es eso del afecto? ¡Y me has invitado una cita! ¡Y les has puesto a coger frente a ti! Y ahora... fucking thank you?!

—¿Cuál es el problema de todo eso?

—Que eres puto frustrante y no tengo idea de qué quieres, pero claramente NO es lo mismo que quiero yo, así que...

—Mmmm...

—What the fuck!?

—Supongo que sería más fácil saberlo si supiera lo que quieres tú.

—¿Pero qué más bloody quieres saber? —protesta Crowley que… por lo visto no se han ido. La curiosidad de los demonios. Aziraphale debe estar tirando de él.

Belcebú se sonroja al oír a Crowley, que le impide Aziraphale un poco en plan... dos segundos más y nos vamos.

—¿Qué quieres? ¿Qué te viole para que te quedes ahí inmóvil como un idiota y al terminar me digas... "en efecto, esto no es lo que quiero"?

Gabriel abre la boca un poco como un pez con esa respuesta.

—Quizás lo haga, no tengo absolutamente nada que perder.

—Bueno, en efecto, que me violes no es lo que quiero.

No fucking wonder! —protesta sonrojándose más —. ¿Entonces qué putas quieres?

—Preferiría que fuera algo que hiciéramos de mutuo acuerdo, a ser posible.

El parpadeo LENTO de Belcebú.

—Pre-Pre... te... w-what?!

—Tal vez si no fuera completamente caótico, desordenado y a cuento de nada no me tomarías por sorpresa y no me quedaría yo inmóvil —añade.

—No está... no... es... alright —¿eso incluía los besos? fuck, los ángeles son LENTOS. Crowley opina que NI TE IMAGINAS—. C-Cómo es que...

—Mjm?

—Define "a cuento de nada".

—Pues repentinamente sin que... nada amerite ni... indique que... era momento de eso.

—Ehm... ¿y cuando es... ?

—No lo sé. No así... de repente.

—¿Quieres que te avise con tiempo?

—Eso estaría bien.

—Y no vas a quedarte inmóvil como un idiota.

Ojos en blanco.

—¿Voy a... Ehm... besarte?

—Oh... otra vez. Ehm. Bien, veamos —se detiene de andar.

Belcebú vacila porque era un poco broma.

Bueno, ahora ya no.

Ya, ya... le mira un poco en pánico.

Crowley mira a Aziraphale porque... ¿lo ves, Angel? Cinco minutos. Un poco lento pero... vale, dentro de lo medianamente aceptable.

—Nadie nunca me propuso besos... —ojos en blanco de Aziraphale.

—¿Disculpa? Te propuse llevarte a casa e iba demasiado rápido.

—¡Pues llevarme a casa implicaba obviamente la consumación del acto carnal! Y nos hubieran matado por ello... de hecho no sé cómo es que no nos han matado aún.

Belcebú mira a Gabriel dando un micro pasito hacia él.

—Porque ellos también quieren, está claro.

Gabriel la mira, esperando.

—Visto lo visto, hasta Gabriel quiere. Pero es lo que te digo, las formas importan.

—Blablablá.

Belcebú... es que no sabe hacer esto si no es agresivamente. ¿Quieres... que sea dulce, Gabriel?

Sí. No lo hagas como si solo fuera una excusa para fastidiarle que te saliera un poco torpe

Ahora resulta que el sádico loco quiere que sea dulce... Lo qué hay que ver.

Él no se considera un sádico loco.

Belcebú se sonroja más, créeme, es que esto no es fácil.

—¿Y bien? —sin presión...

Menos aun cuando Gabriel parece que... va a concederle el puto honor. ¡Pero si se lo está pidiendo!

—O quieres que sea puto rápido o quieres que sea puto lento —protesta ella, nerviosa, igualmente plantándosele enfrente.

Ojos en blanco. Y Aziraphale debería, más que nadie, empezar a sentir algo raro... y fuerte.

—Mírame —le ordena Belcebú, con bastante autoridad. Gabriel lo hace.

Aziraphale, que ya estaba discutiendo otra vez con Crowley sobre Gabriel, se calla, girándose a ellos dos y llevándose una mano al pecho.

Belcebú traga saliva y se pone de puntas, tomando a Gabriel de la corbata y tirando un poquito de él. Lo siento, esto es lo más suave que vas a obtener.

Gabriel está emanando el afecto para ella otra vez, para que lo sienta nada más acercarse, nada más tocarle. La rodea de la cintura para sostenerla.

Lo que quieres es que se envicie de tu afecto, eh!

Sí.

Lo que consigue Gabriel es que ella... sonría un poco, ABSOLUTAMENTE EMBOBADA.

—Esto... es... raro —susurra Aziraphale.

Crowley parpadea un poco porque... está lo bastante cerca para sentir también el afecto que desprende y es un poco raro porque Gabriel le cae mal.

—N-No entiendo qué...

Belcebú le pone la otra mano en el pecho y se le recarga encima, queriendo tener más superficie con la qué tocarle. Atraída y completamente atrapada en él. Entreabre los labios y le captura la boca de un solo movimiento.

—Es Gabriel... —susurra Aziraphale, repentinamente seguro de ello. Él sí la besa esta vez y la sensación de afecto se intensifica como por veinte veces más.

—Dios mío... —susurra Aziraphale. Puto Gabriel, eres un peligro (Eso solo lo piensa)

Belcebú nunca antes ha sentido esto, pero DECIDIDAMENTE, en general, todo esto dista mucho de ser la lujuria que imaginaba hasta ahora.

La verdad, también está poniendo nervioso a Crowley, que tiene que físicamente detenerse a si mismo de acercarse a por más.

Aziraphale tiembla un poco y le aprieta a Crowley la mano, tirando de él.

—Vámonos.

—P-Pero...

Please —y es que creo que no es la primera vez que él siente esto venir de alguno de ellos. Probablemente del mismo Gabriel.

—Es que... —es que es atrayente. Si alguna vez tus celos estaban justificados...

Ella misma se siente un poco culpable por no ir y adorar a Gabriel. Pero... solo con mirar a Crowley le... da horror lo que está haciendo el Arcángel. Chasquea los dedos a la desesperada apareciéndoles al otro lado de Inglaterra.