Ella misma se siente un poco culpable por no ir y adorar a Gabriel. Pero... solo con mirar a Crowley le... da horror lo que está haciendo el Arcángel. Chasquea los dedos a la desesperada apareciéndoles al otro lado de Inglaterra.
Crowley parpadea con eso... especialmente con la sensación de vacío al salir del... radio de acción.
—W-W...
—¿Qué? ¿Querías quedarte? —Aziraphale le mira.
—Y... —le mira, un poco culpablemente.
Ella frunce el ceño, porque sabe la respuesta. El demonio carraspea.
—Pues vuelve ahí si quieres —le suelta la mano.
—¿Qué era... qué... qué fue... eso?
—Vuelve y averigua, ¡anda! —protesta —. Gabriel... es infinitamente más poderoso que yo.
—¿Qué significa eso? —mira hacia el lugar de donde venía y vacila, la verdad. Aziraphale frunce más el ceño.
—Que si... vuelves ahí... —traga saliva. Él le mira, recomponiéndose un poco, lentamente—. Es... no sé qué hacía, pero lo han hecho antes. Vuelves ahí y no saldrás jamás. ¡Y no puedo creer que quieras volver con Gabriel!
—Era... era como... una... sensación.
—Control... son los mejores en hacerlo.
—¿Control?
—Love.
—L-Love?
—Love. Affection. Si crees que el cielo no usa eso para conseguir cosas...
Crowley parpadea unas cuantas veces y Aziraphale suspira, aún también un poquito afectada por esto.
—Eso...
—Y ahora tú lo has sentido... y no vas a olvidarlo.
—¿Eh? —le saca de su tren de pensamiento. Aziraphale se cruza de brazos, enfadada uuuuna vez más, con Gabriel—. ¿Qué significa que no lo voy a olvidar?
Aziraphale se humedece los labios, mirándole de reojo, él la mira intensamente porque está pensando otra cosa.
—Pues... eso que hace es adictivo. Como una marca... vas a querer más siempre.
Crowley se humedece los labios y mira hacia ahí otra vez. Aziraphale se gira a él.
—Estás pensando en volver.
—¿Q-Qué? —se sonroja, atrapado.
—Estás pensando en volver ahí... con él.
Crowley traga saliva, porque... un poco, sí.
—No tienes NADA a qué volver ahí. ¡Nada! Solo es... una sensación. Él no te quiere, no te valora no te... piensa. Ni siquiera sabía que estabas ahí
—Pero... —vuelve a mirarla a ella.
—¿No hay nada que hayas hecho conmigo que se sienta mejor que... esto?
—¿Tú me hiciste eso también?
—No... No creo. No sé hacerlo —Aziraphale le mira. Crowley frunce un poco el ceño—. E-Eso solo significaría que no me quieres por... ser yo... sino porque te obligué a hacerlo —susurra, aún mirándole.
—Exacto.
La ángel da un pasito atrás, la verdad, interesada en sostenerse de algo para no caerse. ¿Y si lo había hecho sin darse cuenta? Esa sería la PEOR maldición posible. Quizás solo por eso un demonio podía haberse enamorado de ella. Porque había hecho trampa. Por eso le había seguido por seis mil años... no porque fuera agradable o diferente o especial... sino solo porque era un maldito ángel que podía obligar a alguien a quererle.
—E-Eso sería... decepcionante.
—Terrorífico.
—Justo como actúa el cielo... se debe querer a un ángel solo por ser un ángel —agrega ella y se cubre la cara con las manos.
—Pero no hay forma de asegurarlo.
—Seguramente... —empieza y es que hasta le tiembla la voz—. Seguramente es así. Seguramente solo estás aquí por eso.
Crowley aparta la mirada, nervioso y luego vuelve a mirarle. Aziraphale está colapsando. Creo que va a sentarse en el suelo. Ahí en medio de la nada que es a donde les ha traído.
Crowley cambia el peso de pie.
—Solo estás aquí porque... el cielo decidió hacerme una droga para ti. Es el modus operandi perfecto. No hay nada más...
Es que... qué va a hacer el demonio si no creerte, da un pasito atrás, ella le mira, con genuina tristeza, él traga saliva y Aziraphale se pone a llorar desconsoladamente.
—A-Angel...
Solloza con esa palabra. Él traga saliva otra vez y aprieta los ojos vacilando porque quiere acercarse pero...
No es verdad. NADA es verdad. Solo le han obligado a estar ahí, por decenas de cientos de años.
—Yo si te quiero a ti... —susurra tapándose la boca y los ojos, entre sollozos.
—P-Pero...
—No quiero ser un ángel, Crowley... no quiero ser un ángel si es esto lo que hago... no quiero.
Se le acerca, arrodillándose a su lado.
—Yo no quería hacerte esto... ¡Yo no sabía! No sé arreglarlo.
Crowley le pone la mano a la espalda para confortarle y es que ell llora y tiembla, aterrada.
—Venga... venga.
Se le echa un poco encima sin poder evitarlo y él suspira y abre los brazos abrazándole pero es que no es lo mismo. No si sabe que esto... lo hace solo porque... inconscientemente le obliga. Aziraphale se tensa y se separa un poco, queriendo que le abrace, desde luego... pero no así. Crowley le mira un poco desconsolado.
—No... no. No tienes que hacer nada que no quieras o que no harías si yo no fuera... la cosa horrenda que soy.
Él baja las manos y aparta la mirada, sin saber qué decirle, ella de limpia los ojos con las manos.
—Creo que... solo hay una cosa por hacer. Si existo... estarás eternamente encadenado a esta cosa falsa que tienes conmigo.
Crowley parpadea un par de veces.
—Ya, ya... suena todo esto fatal —saca su pañuelo y se suena estrepitosamente.
—¿Y qué planeas?
—Quizás sería liberador... para todos.
—¿El qué? ¡No vas a suicidarte!
—No. Tú vas a matarme.
—¡No!
—Crowley...
—No. ¡No! Ni hablar. Estas haciendo un drama.
—Sí... pero esta vez lo amerita.
—Igualmente. Igualmente... igualmente —se levanta.
—No puedo vivir en un mundo en el que solo me quieres porque hago que me quieras, forzadamente. Menos aún cuando yo... —vacila un poco y se sonroja—. Yo te quiero libremente. Es... enfermo. E injusto para ti.
—B-Bueno... y qué si es... ¿y qué si es forzado? Yo... no lo siento forzado.
Ella le mira otra vez con tristeza.
—Y si a... a mí no me importa, ¿por qué iba a importarle a nadie más?
—Pero lo es, es falso, es irreal. Es triste —se limpia otra vez los ojos
—Mmm...
—Solo estás aquí porque... te he forzado a estarlo. Y seguir así implica que te seguiré forzando y... cada vez que sienta algo por ti sabré que lo que tu sientes es...
—Pero es que yo lo siento. Es que... que sea falso no lo hace menos... real.
—Es una cosa horrible... saber que estoy forzándote a... que sientas eso —se abraza las piernas.
—Pero...
—Y cada vez que... has hablado conmigo o me has besado. Mis besos... todo ese amor que... hice que te casaras conmigo.
Es que Crowley vuelve a tragar saliva.
—Debes querer irte de aquí... lejos —le mira a los ojos.
—No... no quiero —hace una pausa—. Bueno, un poco sí que quiero.
—Lo entiendo... creo que lo vas a hacer. Tarde o temprano.
—Pero es que no me voy a ir si estás diciendo que quieres morirte.
—Es que... esto es peor que tener que matarte.
El demonio vuelve a sentarse y a mirarse las manos.
—Nunca había querido dejar de ser un ángel. Siempre me has hecho sentir especial... diferente —le mira de reojo.
—Lo eres. Por eso te quiero. No porque me hayas obligado a nada...
—Eso creíamos —niega con la cabeza y se le acerca un poquito.
—Pero...
—No quiero que no sea así... no quiero que me quieras porque te he obligado.
—Es que... tampoco podemos estar seguros.
—Hay una cosa de la que yo si estoy seguro —sentencia Aziraphale, Crowley la mira—. Si esto pasó, yo no... lo hice intencionalmente.
—Es que... es que a lo mejor...
—¿A lo mejor que? ¿A lo mejor no lo hice? Tú... ¿has sentido conmigo lo que sentiste hoy? —le pone una mano en la pierna y se le acerca más.
—Pues... no lo sé. Pero tampoco podemos estar seguros...
—Si te vas... ¿qué vas a hacer? —Niega con la cabeza y suspira.
—No me quiero ir.
—No sé cómo parar... no sé cómo arreglarlo. Ni siquiera sé si... podemos seguir como hasta ahora. ¿Vas a sonreír? ¿Vas a verme todos los días con sospecha? ¿Vas a... pensar cada vez que algo no te gusta que soy yo manipulándote?
Crowley vuelve a mirarse las manos.
—Quizás deberíamos volver a donde estábamos. No tan cerca... ni tan lejos. Donde estés seguro de que puedes escapar.
—¿Q-Qué?
—¿Qué piensas? —le mira a los ojos.
—No entiendo eso de escapar.
—No sé... me imagino a mi como a algo de o que no puedes escapar, ni aunque quieras. Como un influjo horrible que no te permita irte.
—Mmmm...
—Y si entre más tienes, más necesitas... Quizás quieras mantenerte un poco lejos.
—¿Entre más tengo más necesito?
—Pues... eso es lo que hace el cielo. Ese... influjo divino. Esa necesidad de ser parte, de tener su aprobación y su afecto.
—Mmmm...
—No lo sé, Crowley... —confiesa—. No sé cómo funciona, ni sé cómo hacerlo ni sé cómo parar ni sé... cómo hacerte sentir menos asustado.
—Es que... Necesitamos saberlo. ¿No hay nadie a quién le puedas preguntar? ¿Alguien en el cielo?
—Quizás Daniel pudiera ayudarme... o quizás si le pregunto a Gabriel —Aziraphale suspira.
—A lo mejor... es que necesitamos saberlo.
—Necesitamos saber que no es eso.
—Gabriel... va a tener que ser Gabriel entonces.
—Pero... tú has... sabido siempre que lo ángeles podíais hacer eso.
—Yo he visto a ciertos ángeles del cielo hacerlo... —niega con la cabeza—. Es decir, al final, es... un poco la forma en la que uno convence a los humanos de hacer el bien, es... ese influjo, ese poder. Pero ese absoluto magnetismo de Gabriel...
—E-Es que...
—Dime que piensas... aunque sea horrible. Me imagino qué... debes estar suponiendo.
—Pues es que hasta ahora... hasta que yo no lo he sabido, nunca lo habías dudado.
—Ni siquiera sabía que podía ser posible, ni siquiera lo había pensado —creo, Aziraphale, que para variar, te estás ahogando en un vaso con agua. Extiende la mano y le toma una a Crowley.
—Es que tiene que haber una manera de saber
—Podríamos... empezar por lo básico. Solo tú sabes lo que has sentido con Gabriel y puedes saber que sientes conmigo —Le aprieta la mano.
—Pues es que... es parecido.
—Crowley... —Aziraphale aprieta los ojos.
—Pues es que... A lo mejor si volviéramos con Gabriel un poco...
—¿Volver con Gabriel? Para sentirle... —Aziraphale se limpia los ojos ooootra vez.
—S-Sí o sea... P-Para... ehm…
—¿Si yo pudiera hacerte sentir eso la mitad de bien, no crees que estaría intentando hacértelo sentir ahora mismo?
La única idea que tengo ahora mismo es que no me quieres... al menos no por ti mismo y lo único que estás pensando tú es ir a los brazos de Gabriel a SENTIR lo que el té está haciendo sentir.
Crowley aprieta los ojos porque... no es cierto pero... sí lo es. Sí es verdad que se le había acelerado el corazón ante la expectativa de volver ahora mismo con Gabriel.
Aziraphale se limpia los ojos otra vez. ODIANDO a Gabriel.
—¿Quieres ir con Gabriel? Ve.
—N-No...
—¡No puedo creer que después de todo este tiempo estés dudando! —Aziraphale hace los ojos en blanco.
—No estoy dudando —aprieta los ojos porque... joder, es que esto es difícil. Es que sabe SABE racionalmente que no quiere a Gabriel, pero su corazón opina que quizás no es ... taaaan malo como siempre había creído.
Aziraphale le mira... y es que no puede con esto. La última venganza de Gabriel... sin siquiera quererla. Hacer que el ser al que amas dude de ti y le conceda a él la gracia de la duda.
O-O sea es que... pues Gabriel ya estaba besando a Belcebú, seguro ella lo mataba pero... pues es que seguro lo ha juzgado mal y si es en realidad abierto de ideas e inteligente como Aziraphale. Al que había costado miles y miles de años aceptar esto.
—Sí estás dudando... —concluye el ángel después de unos momentos, asqueado—. Estás dudando de mi y mis buenas intenciones contigo y estás queriendo volver a ver a Gabriel. Fantástico.
—No estoy... no... ugh.
—Voy a matarlo.
Crowley intenta respirar y ordenar sus sentimientos pero es que... Aziraphale mira al cielo un segundo, sintiéndose extremadamente perdido y abandonado.
—Esto... tiene que pasarse —sentencia el demonio.
—O quizás simplemente has decidido cambiar de modelo... a uno mejor y más poderoso —replica el ángel.
.
—¿Y tú qué? ¿Eres inmune o qué?
Ella niega con la cabeza.
—¿Entonces?
—Me costó salir de ahí, pero una vez lejos... creo que llevo muchos años aprendiendo de cierto demonio... al que por lo visto he perdido.
—¡No me has perdido! —chilla. Ella se muerde el labio porque ahora mismo no es lo que siente—. Solo necesito... recomponerme un poco. Estoy bien.
La ángel hace una mueca.
—Tienes miedo de mí... y crees que toda la vida has vivido en un engaño. Y siento el mismo amor que he sentido siempre... seguramente esta vez no por mí. Sino por GABRIEL. Pues... Gabriel no va a dejar de ser quien es... y si le prefieres a él sobre mí porque yo te hago no sé qué en la cabeza, no sé qué supones que te esté haciendo él... pero que sepas que a él no le importas una mierda y para mí... —se limpia los ojos otra vez con furia—. Oh, God.
—No... no quiero... no le quiero a él.
—Ah ¿no? ¿Y a qué quieres volver? —Aziraphale le mira, frustrada.
—No quiero... volver —baja la cabeza y utiliza toda su fuerza de voluntad racional para decir eso.
—Me lo has propuesto hace cinco minutos.
—Solo un... poquito, a ver si... a ver si Lord Belcebú está bien —Traga saliva y... sonríe un poco porque esa parece una buena excusa. Venga, ¡es una buena excusa! La mirada de Aziraphale.
—En momentos como este me pregunto... por qué regalé la estúpida espada
—¿Eh?
—Con gusto atravesaría a Gabriel con ella de un lado a otro como si fuera una aceituna.
Crowley le mira unos instantes y luego se ríe un poco. Por un momento Aziraphale pensó que iba a defenderle.
—No puedo creer que ese imbécil no me esté dejando disfrutar esto.
—Oh... le ha llamado imbécil al nuevo amor de su vida —responde tan amargadamente, aunque... sonríe un poquito de lado igual.
—Ugh, shut up.
—No puedo creerle que ahora... quieras verle. Es un... es... Ugh!
—En serio, ¿cómo me deshago de esto?
—Yo qué sé... quizás podrías intentar insultarle como siempre o recordar las cosas por las que habitualmente le odias. ¿Te recuerdo que Gabriel pretendía matarme? ¿O me ordenó matarte? O ya se te olvidaron las cosas horrendas que ha hecho... Es que sólo imagina por un segundo que repentinamente yo estuviera encantado con Hastur, Crowley...
—Pero si lo estás, todo el tiempo.
—Sobre todo cuando me tira los dientes... —se acuesta boca arriba en el suelo, mirando al cielo—. Crowley...
—Bueno nadie ha dicho que esto no sea un poco masoquista también.
—Es eso lo que te atrae de Gabriel, ¿verdad? Lo sabía.
—Por supuesto —responde tan sarcástico. Ella le mira de reojo y suspira—. Angeeel —protesta—. Estoy siendo sarcástico.
—Tengo miedo...
—¿De qué?
—De... mi y de Gabriel. ¿Y si te causa esto cada vez que lo ves? ¿Y si le prefieres a él? ¿Y... si de verdad solo me quieres por esto...?
—Pues...
Aziraphale estira una mano hacia él una vez más.
—Es que hay que ver cómo funciona realmente —deja que le tome la mano.
—Esto es... como tener un juicio por algo que ni siquiera quería hacer. El juico del principado Aziraphale por seducir al demonio Crowley en contra de su voluntad y luego resistirse a él por seis mil años, para finalmente ceder a la tentación y ver cómo el Arcángel Gabriel le roba su afecto.
Tira un poco de él entonces, mientras habla, para que se le acerque. Crowley se echa sobre ella.
—Estoy seguro que me hiciste algo de eso, si no de qué iba yo a estar con alguien así de melodramás.
—¡No es ser melodramas! —sí lo es... al menos admítelo—. Me declaro completamente inocente de todo eso, ¡incluyendo de ser melodramas! — Le mira igual con los ojos hinchaditos y rooojos, acariciándole la cara con suavidad.
—Otra prueba de culpabilidad.
—¿Declararme inocente? —le toca un poco los labios—. Eso puede que funcione en el infierno, pero nosotros los seres celestiales nos declaramos inocentes cuando lo somos.
—El incluir ser melodramas en tu alegato es lo que te lleva a la ruina.
—I love you, Crowley —Sonríe un poco.
—Oh, no hagas eso, ¡pérfida bastarda! Sé lo que intentas.
—No solo lo intento...
—Ugh.
—Me hace gracia pensar que tú eres el demonito inocente al cual el pérfido bastardo seduce para hacerlo peor.
—¡No va a así!
—Con mis oscuras artes del amor... te enamore a primera vista y tú, inocente corderito, no pudiste defenderte.
—¿¡Quién dice que fue a primera vista!? —si al menos no te sonrojaras al decir eso...
—Pues si yo hice no sé qué...debo haberlo hecho a la primera.
—No fue a la primera.
—Entonces no hice yo nada.
—Si fue hace un par de... ehm... meses.
—Mentiroso —Ojos en blanco.
—No miento. Tres máximo.
—Mientes con todos los dientes... y cada vez estoy más convencido de que yo no hice nada. De haberlo hecho no estarías todo el rato diciendo lo insoportable que soy y el mal gusto que tengo.
—Eso no tiene nada que ver ¡eso es tener bloody ojos en la cara!
—¡No lo es!
—Además, que sí hicieras es la única explicación para esto.
—¿De no haber hecho nunca te hubieras enamorado de alguien como yo?
—Es OBVIO.
Ella saca el labio de abajo.
—Y peor aún si haces eso. —protesta, pero no la mira porque de peor aún nada. Funciona que ni hecho a medida.
—Eso es lo que pensaba...
—¡Pues no lo hagas! —la mira y frunce el ceño.
—Pues... nunca me pareció especialmente nada como para no poder gustarte.
—Wait, wait.
—What?
—Vamos a... intentarlo.
—¿Intentarlo?
—A que lo hagas. No puede ser muy difícil. Debe ser parecido a lo que yo hago para excitarnos. Como... curar. Solo que... no curándome si no...
Aziraphale suspira y le mira a los ojos.
—¿Qué? Es la manera. Sabremos si realmente era algo que hacías o no inconscientemente.
—En realidad... es buena idea. Solo... si lo hacía, que yo creo que no lo hacía, no te... —hace una pausa y baja el tono—... please
—What?
—No te enfades y te vayas para siempre.
—Solo si sí prometes suicidarte, ha sido una mala idea intentar disuadirte antes —le sonríe.
—Shut up... —protesta cerrando los ojos y sonriendo un poco. Todo es más simple cuando están cerca y juntos.
Crowley le toma las manos para que las ponga en su pecho. Ella lo hace, ojos cerrados aún.
—quizás lo he hecho cuando hacemos el amor...—No creo que le salga a la primera, pero creo que quizás Crowley si puede sentir algo raro en su pecho... muy poquito—. Quizás si me besas...
—Mmmm... —el problema de besarle es que no va a prestar atención a otra cosa.
—O si me dices cosas bonitas —nada tonta, la ángel.
—No necesitaba tanta preparación, Gabriel.
—Yo no soy Gabriel... ¿Sientes algo? —pregunta acariciándole un poco el pecho y tratando de... sentir y transmitirle eso con las manos.
—El permanente y vergonzoso olor de alcohol en tu aliento.
—Ojalá tuviera aliento alcohólico... todo esto sería considerablemente más simple —protesta Aziraphale—. ¿Nada?
Niega.
—A ver, deja... me concentro más...
Crowley cierra los ojos concentrándose en sentirlo también. Ella le mira a la cara, con cuidado, notando el nacimiento del pelo, la arruguita de la frente que se le hace por fruncir el ceño.
Aziraphale sonríe de lado, dejándose a si misma sentir amor por él. Dejarse ir un poco. El demonio traga saliva porque algo sí que siente.
—A-Ahí, eso. Retenlo.
Era muy fácil querer a Crowley... MUY fácil. Era alguien que se hacía querer, pese a esa fachada dura y mala. Siente su propio corazón calentarse. Pero... esto no era afecto. Era amor, bastante puro e incondicional. Ella sabía distinguirlo. Amor por lo que Crowley era, por lo que hacía, lo que decía. Cómo lo decía... cómo se veía, cómo le miraba, o le hablaba, o le sonreía de lado con esa mueca tan... suya.
—I-Intensifícalo —pide sujetándola de la cintura, temblando un poco.
Cada vez que aparecía donde no lo esperaba, cuando se sentaba a mirarle comer y le hacía una broma. Cada copa de vermouth o... cada beso. El primer casi beso... en el coche en las Vegas. En el cine... en la librería. Su tina...
Quizás Crowley pueda sentir como si subiera el volumen... más y más intensamente.
Hacer el amor.
—Ngk... —de hecho, lo siente.
Es que el mismo Aziraphale lo siente. Su propio amor. Como cuanod siente el de Crowley en el aire.
—¿L-Lo sientes? —pregunta suavecito.
—S-S...
—Es... amor. MI amor.
—Intensificalo más.
Aziraphale siente cómo le late su corazón humano con fuerza El de Crowley también, solo quiere saber qué tan fuerte puedes hacerlo, en realidad le tiemblan las rodillas.
Intenta hacer lo que le piden y solo concentrarse en ello, en... el amor. Ahora mismo le daba un poco de miedo mostrarle todo lo que sentía por él... piensa en... que realmente es todo lo que tiene. Cuando detuvo el tiempo. Cuando le ha dicho que le quiere. Debe intensificarlo BASTANTE, temblando un poco. Por favor... no te asustes.
Si se asusta, la verdad, pero no sabe si soltarla o apretarla más fuerte
La cosa es que... no puede pararlo así como... así.
Crowley decide acercarse más y echársele encima, escondiéndose
Quizás Gabriel puede hacer esto sin recibir nada a cambio, pero Aziraphale... se aferra a Crowley... buscando sentir su afecto.
Lo que pasa es que no sé si está muy en control de nada.
¿Lo has sentido? Tan intenso como es ¿Te gusta? ¡Te asusta? ¿Lo habías sentido antes? ¿Me quieres tu de vuelta? Este soy yo... tan transparente y cegador como lo soy. Más desnudo que desnudo en el cuerpo humano. Porque no puedo mostrarte el amor de manera más... completa, intensa. Y la verdad, no tiene IDEA de cómo es que Gabriel puede hacer esto así, con cualquiera, en cualquier sitio.
—C-Crowley? —es lo único que atina a susurrar, temerosa.
—Nnn uf... —sí, estoy vivo. Pero no sé puede decir mucho más.
—Lo siento... —vuelve a susurrar, y es que la verdad, ella tiembla también.
—Es... está bastante... b-bien.
—¿Lo habías... sentido así? ¿T-Te... gusta? ¿Te asusta?
Es muy difícil de describir lo que siente Crowley Veamos... Es... como el aprés le.
Es decir... sí que debe sentir amor.
Completamente. Aunque sí está un poco asustado porque suele ser todo... menos y le cuesta lidiar con grandes cantidades. No sabe qué hacer.
Eso relaja bastante a Aziraphale. Y la verdad... ni siquiera piensa demasiado en si es obligado o no en este momento. Quizás deberías decirle que te asusta... qué te asusta. Ah, eso es lo que te asusta.
Sí y no. Es que no... es que no puede con ello, no sabe gestionarlo.
Pero lo que le asusta no es que esto le obligue a quererle o algo. Igualmente quizás... deberías hablar de ello con Aziraphale que además... sigue irradiando amor sin saber bien cómo pararlo
No. De hecho eso no... Crowley se va a meter dentro de su camisa. O del vestido si aún lo lleva.
Esto... así como lo has sentido, es lo que suelen sentir los ángeles cuando estás cerca. Aún lleva el vestido y es chica.
Pues debajo de la falda.
¿Cómo serpiente?
Tal vez.
—¿Estás bien? —pregunta Aziraphale intentando... cerrar a la llave. Resulta que es más complicado hacer eso que abrirla.
Se le enrolla en las piernas.
Le deja hacer, sin protestar, aun sintiéndole ella a él y sonriendo un poco.
Y le va a hundir la cara donde no debería hundir... nada (sin permiso)
Dios mío. Vale, va a pegar un saltito sin esperarlo. Y espero que le hayas puesto ropa interior cuando le vestiste.
Sinceramente, no sé sí lo hizo, pero no está pensando en eso.
Todos esperamos que no, la verdad. Igualmente Aziraphale se mete un buen susto.
O sea, esto es como cuando ves un peluche súper mono y tu primer instinto es estrujarlo para que deje de ser mono. O sea, no para que deje de serlo propiamente, pero el instinto sigue siendo estrujarlo. No me extrañaría que estuviera haciendo el equivalente serpentil de llorar de lo sobrecogido. O sea, es que necesita sacar todo esto. No porque sea algo malo, si no porque es mucho de golpe y no sabe qué otra cosa hacer.
—C-Crowley... ¿e-estás... bien?
Asiente... ahí dentro. Se te nota que estas bien. Todo un portento de la bienestidad, eres tú.
Vale. Se te prohíbe inventar más palabras a mí alrededor PARA SIEMPRE.
Esa última fue terrible. Especialmente porque existe la palabra bienestar.
—A-Aun estoy... Intentando parar. L-Lo siento...
Niega ahí abajo porque no pasa nada. O sea, él lo ha pedido
—¿Ha sido... demasiado? ¿Te he... asustado?
¡No va a admitir eso! But... yes, you are a bit too intense for him, angel.
—L-Lo siento...
Niega otra vez porque... no pasa nada, per nota como poco a poco va bajando, así que saca de ahí la cabeza.
Aziraphale le mira con los ojitos aún hinchados, pero sonriendo un poquito. Mete la cabeza otra vez con esa cara.
—Jooo —Aziraphale se ríe un poquito igual, porque mira que mono es Crowley.
Se mueve bajo la falda y ella le deja, poniendole una mano encima.
Nota la mano y vuelve a salir. Le vuelve a mirar con esa cara.
No se mete de nuevo bajo la falda pero sí se echa contra su pecho. Levanta un brazo y le hace cariñitos en la cabeza con un dedo
Se mueve, acomodándosele porque eso sí que le gusta, ella sonríe sin parar, extendiendo un poco la zona de cariños.
Se mueve otra vez y se vuelve humano de nuevo porque las serpientes no hacen bastantes soniditos.
—Mmmm... hello —mano en el pelo, aún sonríe.
—Nnnn.
—¿Estás bien?
Asiente, ella le mira a los ojos.
—Hubiera querido que... de mostrarte eso de forma tan evidente, fuera en un lugar mejor... y sin que estuvieras asustado y...
Crowley suspira y ella suspira también, acariciando el pelo.
—¿Lo habías sentido antes? —susurra
Asiente.
—Ohh... —traga saliva—. ¿Muchas veces?
—Nunca asi de fuerte —niega en un susurro.
—E-Es amor... es lo mismo que yo siento cuando estás.
—W-What?
—No te he mostrado algo que no sienta... es solo lo que siento por ti.
—¿Así de intenso m-me sientes?
—No todo el tiempo, no —Aziraphale se humedece los labios. Crowley se esconde otra vez porque eso significa que... ¡Algunas veces sí! ¡Quizás más!—. La única diferencia... es que tú no puedes evitar que yo lo sienta...
—Ugh! —no estás ayudando.
—Pero...
Le mira de reojito temiendo lo que le va a decir.
—Eso hace que estemos a mano —sonríe.
—¡Que va!
—No puedes acusarme de obligarte a algo, si lo que tú sientes es lo mismo que siento yo.
—Sí, si a lo que me obligaste es a esto.
—Yo no te he obligado a nada, my Darling.
—¿Cómo sabes qué no?
—Porque sentir lo que alguien más quiere no te obliga a quererle.
—¡Pues mira lo de Gabriel!
—Lo de Gabriel no duraría...
—¿Por?
—Después de mostrarte esto... pienso que no hay manera en que tú me correspondas con tal intensidad solo por obligación. O... quizás seas tú el que me ha obligado a quererte.
El demonio se separa un poco y hace un gesto de "¿en serio?" Arrugando un poco la nariz.
—Es que tú haces lo mismo conmigo que yo contigo... mostrarte afecto. Eso es igual para ambos lados.
—No lo hago.
—Quizás no por gusto, pero eso no es mi culpa... yo no hice las reglas.
—Pero es que no lo hago.
—Lo haces, my love... gracias a Dios.
Es que tiembla. Aziraphale le mira.
—No puedo creer que sea yo ahora el que te tiene que convencer de que sé que me quieres.
—¡Pues tú eres el que hace esas cosas! —sigue protestando.
—Igualmente nadie parece prestarle demasiada atención a tu amor más que yo —Aziraphale le sonríe.
—Eso que tú sepas.
—No te enfades porque sé que me quieres... —Le acaricia el pelo.
—Ugh, muy creído te lo tienes igual.
—Lo que yo no puedo creer es que sea Justo después de que yo te muestro lo que te he mostrado que tú empieces con estas... inseguridades —Aziraphale se ríe.
—¡No es que esté inseguro!
—¿Sobrecogido? ¿Ahogado?
Se esconde otra vez como respuesta.
—Siempre tan dramático... —le aprieta contra ella.
—Esto no te quita lo insoportable
—Igualmente estás preso de mi amor así que no puedes irte muy lejos —suelta tan cínicamente, riéndose otra vez.
—Si pretendías sonar romántica y poética debo decirte que te has equivocado estrepitosamente.
—Yo que esperaba sonar como todo un dandy... —creo que Aziraphale aún no se entera de que es una chica, se ríe otra vez.
—¿Con esos pechos, my lady?
—Oh... es verdad. Ehm... —se ríe—. Los olvido. Olvido en general este cuerpo.
—Estás guapa con este vestido —sonríe un poco. Ella se sonroja un poco.
—Debo verme desastrosamente, entre todo lo que he llorado y estar acostado aquí en el suelo. Oh, debería decir acostada...
—Bueno... sí.
—Igualmente... ¿te parezco guapa con este vestido? —sonríe sinceramente —. Lo puedo hacer mi vestido de diario.
—Hasta que te coman la comodidad... y los lazos.
—Ugh... Es tan difícil cambiar de ropa.
—¿Difícil?
—Encontrar algo que sea perfecto, cómodo, que se vea bien, que sea apropiado para todo.
—Lo que es difícil es no cambiar.
—A mí no me lo parece... —sonríe de lado—. No sé cómo es que tienes tiempo para pensar casi todos los días que cosa distinta y novedosa ponerte.
—No es pensar, es una cuestión de cómo me siento o qué me apetece.
—Tú siempre me pareces muy guapo.
—Pues claro.
—Mira quien se lo tiene creído ahora.
—No es tenérselo creído cuando es cierto.
—Es verdad... ¿Qué tal... vas con el asunto de Gabriel? —Se levanta un poco y le da un besito en la frente.
—Bien... ya me... da igual —se revuelve un poco. Aziraphale frunce el ceño.
—Mmm... No me mientas, demonio.
—No miento —ojos en blanco.
—¿Vamos a verles a ver en qué acabaron? —pregunta mirándole con atención. ¡Es una trampa!
—Oh... —sonríe un poquito.
—Fuck —susurra un poco desconsolada
—W-What?
—Después de todo esto... a quien quieres ver es a él —cierra los ojos.
—¿Q-Qué? ¡No!
—Estás más entusiasmado por irle a ver que por cualquier otra cosa —le empuja un poco, para que se baje de encima suyo y levantarse.
Crowley se aparta y le mira.
—Tienes dos opciones... ¿vale? O vas a buscarle y a sonreír como idiota tras él... o vienes conmigo de vacaciones —se limpia la ropa con dos chasquidos.
—¿Q-Qué?
Le mira seria y va a irse, Crowley. Tú maldita vacilación no ayuda.
—Ve con él, entonces... —replica tan enfadada, y chasquea los dedos.
—No! —el grito desgarrado.
La verdad... es que Aziraphale no está ya ahí. Pero no ha tenido corazón de realmente irse. Así que ha aparecido solo a unos cuantos metros detrás de Crowley.
—Ugh, joder —protesta y él sí desaparece. Aziraphale suspira... apretando los ojos y abrazándose a sí misma chasqueando los dedos otra vez y reapareciendo en el maldito laberinto.
