De todos modos va haber pasado un rato. Un BUEEEEEEEEN rato. Puede que hasta Dagón ya se haya enterado de quién ha subido al cielo.

Dios mío, un BUEN rato. Probablemente Belcebú se haya olvidado ya de que Gabriel puede intentar llamarla.

Que poquito le dura la fe

Es. Un. Demonio. No tiene fe. Como casi todos los demonios.

Fe, esperanza y caridad.

No tiene ninguna de esas tres, hombre. Desde luego.

Ya, ya

Pero la llama. Vale... contesta bastante rápido como siempre.

No sea que no lo haga, ya que ha dicho que ya no lo esperaba.

¡No, porque siempre le contesta rápido! ¡No es sólo esta vez!

Vale, vale. Es porque es él en general y ella una desesperada.

¡No! Un poco sí pero... ¡no! Es porque si no se queeeeeja.

¿Y contesta diciendo algo o solo se lleva el teléfono al oído creepymente?

Hello —esa voz apagada y aburrida.

Hello, tú.

—Oh... E-Eres tú.

Yes, ¿no has visto mi número en la pantalla?

—No... —mentiraaaaa

—Te estoy llamando como siempre, ¿has vuelto a borrar mi número?

—Ehm... no, no. Solo... estaba atenta a otra cosa.

—Bueno, de todos modos no sé qué estás planeando, pero que sepas que va a ser un desastre.

—¿Perdona?

—No podrías haberte equivocado más con Miguel y la verdad, yo tampoco me fío de esto.

—¿Miguel?

—Ella ni siquiera ha accedido.

—¿De qué me hablas, Gabriel?

—De tus enviados del infierno.

—¿Qué te han dicho?

—Nos han invitado a salir.

—¿¡A-A salir?! What?! ¿Quién? ¿A ti? ¿A dónde?

—Han dicho que me llevarían a un lugar a comer que me iba a encantar, que era una cuestión de diplomacia. La verdad... sigo muy muy escéptico de todo esto.

—¿A TI? What the... tú no... ¡tú no! What the fuck, Gabriel!

—El caso es que les he dicho que tenía algo importante que atender, pero han insistido mucho y creo que si has vivido todos estos años como demonio sin arrepentirte, tal vez no te pase nada por una noche más.

—No vas a... what the fuck!? ¡No vas a ir a comer con no sé quién! ¿¡Quién te ha pedido eso?!

—Mefistófeles. Está aquí conmigo.

—Dile a... ponlo al teléfono.

—¿Qué? No, está en la mesa, no quiero que sepa que te he llamado a ti.

—Está en la... —es que va a matarle—. ¿Dónde estás?

—En la tierra, en un lugar de comida.

—¿En qué fucking lugar de fucking comida en la fucking tierra? —es que se le escucha el enfado. Debe estar sacando fuego por los ojos desde YA

—¿Cómo voy a saberlo? En el centro de Londres, cerca de Picadilly circus.

—Vas a saberlo porque has ido tú ahí. No puedo creer que... ¡y menos aún que hayas ido a un bloody lugar de comida! ¡Y con él! ¡Que le hayas dicho que sí, y hayas ido!

—Estoy intentando saber lo que queréis.

—Sabes perfecto qué es lo que... sabes perfecto que NO es con... fuck! FUCK!

What? ¿Me lo vas a decir tú?

—Gabriel... ¿En dónde demonios estás? Dime el nombre del sitio o te juro que...

Se acerca a la mesa y se le oye hablar con alguien y luego se vuelve al teléfono. Belcebú tamborilea los dedos en el escritorio.

—Se llama Hawksmoor, creía que tú habías organizado esto.

—Es... ya sido... un malentendido. Bloody hell! ¡A esta gente le das la mano y te agarran el pie los muy hijos de puta!

—¿Disculpa?

—No te muevas de ahí.

—Está bien.

—Voy para allá... solo... No te vayas con ninguno. No beses a ninguno. No... No te acerques mucho a nadie.

—¿Qué? —hasta se ríe un poco.

—No sabía que... Ugh... Yo cómo iba a saber que ellos...

—¿Que ellos qué? ¿De qué va esto?

—¿Qué más te ha dicho Mefistófeles?

—Mmmm... Un par de cosas. Que seguro esto iba a gustarme, que era una ofrenda de paz.

—¿Que... qué? No. No... No. Fuck. Not you! ¡Es que no se puede ser tan imbécil!

—¿Me estás llamando imbécil?

—¡No! —protesta haciendo los ojos en blanco—. Espérame ahí, ¿quieres? Procura... ¿¡No pensaste, no sé, en algún momento... llamarme en vez de seguir conviviendo con todos los demás sin más?!

—¿Y qué estoy haciendo ahora? No es como que esté en peligro, ¿o sí? ¿Es este un triste intento de matarnos otra vez? —pone los ojos en blanco.

—¿Te parece a ti que... no he tenido oportunidades de matarte ya de haber querido? Es decir... No. No es un bloody intento de matarte. De hecho no quiero matarte ahora mismo ni tengo ninguna intención... Lo que quiero es...

—Mmmm... Me fiaría de ti en otras circunstancias pero la verdad es que no me fío.

Belcebú hace los ojos en blanco.

—No te vas a fiar más de ellos que de mi ¿o sí? —pregunta ya caminando hacia la salida apropiada.

—No me fío de ninguno, pero tengo como defenderme.

—Seguramente, seguramente... ya voy para allá.

—Espera. No quiero que vengas.

What?!

—No quiero que sepa que te he llamado, ya estoy teniendo bastantes problemas contigo.

—¿¡Y te parece a ti que ir con Mefistófeles de Cita a un restaurante no es un bloody problema?!

—La verdad, Miguel parecía muy impresionada con esto, ha llegado a la conclusión que no es algo contigo si no en general con todos los demonios, así que ha entendido fácilmente el asunto.

—Quizás deba explicarte con manzanitas entonces que eso es justamente lo que pretendía yo al decirles a todos que hicieran eso, Gabriel.

—¿El qué?

—Es una fucking excusa creíble de que no somos tú y yo, es algo generalizado.

—Pues ahí lo tienes.

—Pero eso lo sabes tú, no lo saben ellos. Tú o estás con ellos y ellos creen que... les estás dando... que vas a darles...

—¿Podrías relajarte un poco? No está pasando nada.

—¡No está pasando hasta que pase! ¡Sabes lo que quieren!

—¿Qué quieren?

—Pues... ¿Qué te parece que quieren de Miguel?

—Sea lo que sea, fue una mala idea mandar a Lucifer por ella.

W-W-WHAT?!

—Ya sabes que no se llevan muy bien...

—Y-Ya sé que... fuck, what the hell están haciendo ahí?! —es que vuelve a protestar, apretando los ojos—. ¡Y ustedes!

—Pues justo eso te pregunto, el caso es que Miguel no ha querido venir, así que he tenido que ir yo solo con ellos dos.

What the FUCK! —Belcebú es que... ahora ya no camina, ahora corre hacia las escaleras.

—¿Qué te pasa? Suenas alterada.

—Me estás diciendo que... estás tú solo ahí con Mefistófeles y Lucifer y ellos están siendo amigables contigo y prometiéndote que todo estará bien.

—Sí. Pero no es ningún drama, todo va a estar bien. No van a hacer nada raro.

—No, no... No. No. Gabriel.

—¿No, no, qué? Cálmate.

—No voy a calmarme, ¡mira dónde estás!

—Es solo comida, creo que han oído de Aziraphale y creen que a todos nos gusta.

—Solo comida. ¡Eres el colmo!

—¿Y ahora qué te pasa?

—¿Vas a acostarte con ellos? ¿Es lo que quieres?

—¿Qué? ¡Claro que no!

—Seguro ellos quieren... Ugh.

—Eso no lo hace menos pecaminoso. Voy a tener que confesaros a todos

Belcebú frunce el ceño. Ahora resulta... que ella es "como todos". A todos los va a confesar... Y va a hacer penitencia con todos. Va, va...

Aiiiiix no seas tonta.

¡Pues!

Sí los quiere confesar y redimir a todos, pero porque él no está pensando en eso del modo en el que tú.

Pues vale, vale... todo como quiera *se cruza de brazos*

—Claro... confesarnos a todos. Me parece fantástico que quieras fucking confesarnos a todos. Yo voy a ir a pecar entonces con todos los ángeles

—No servirá de nada confesarte si no te arrepientes —frunce el ceño

—Pues yo pensaba arrepentirme, desde luego, pero como tú tienes otros planes con otros demonios...

—No puedes esperar que no intente salvar las almas corruptas de otros demonios también.

—Claro, Gabriel. Muy bien. ¡Salva todas las almas de todo el mundo que quieras! —protesta enfadada.

—En fin, ¿Es esta una maniobra de distracción de algún tipo?

—quizás debería dejar que pasara lo que tiene que pasar... —Belcebú bufa un poco.

—Porque verás, puedo controlar perfectamente a dos demonios. Incluso a más, pero no es muy buena idea estar distraído y dejarles conspirar.

—¿Puedes?

—Por supuesto que puedo.

—¿Me estás diciendo que no me necesitas?

—Te estoy diciendo que esto no va a funcionar. Es un plan abocado al fracaso desde la concepción.

—Me encantaría saber exactamente cuál es el "plan" Según tú.

—Pues ¿Qué es lo peor que pueden hacerme? Intentar distraerme con comida para luego... ¿Qué? ¿Raptarme y llevarme al infierno?

—Tú y yo teníamos un plan, ¡Un plan que no incluía a más demonios! Y nadie va a... —se humedece los labios.

—Lo sé, por eso te estoy llamando.

—Estoy yendo.

—Esto va a ser tan discreto y poco sospechoso —suspira, sarcástico.

—¿Y tú crees que acabar secuestrado en el infierno va a ser más discreto y sospechoso?

—Pues tú sabrás lo que les haces hacer a tus empleados.

Se muerde el labio porque no quiere admitir que esto no lo ha mandado ella pero igualmente... aprieta los ojos.

—Sea como sea... Me están esperando, así que... Hazte el sorprendido cuando me veas.

—Oh... ya veo. Bien.

—Ahora te veo.

Gabriel cuelga el telefono y suspira volviendo a mirar a los otros dos demonios en la mesa, hablando entre ellos con cara de no saber muy bien qué hacer con toda esta situación y especialmente con Gabriel. Creo que nunca pensaron que iban a conseguir que accediera alguno de ellos.

Y menos aún Gabriel. Y esperen... a que llegue su novia.

Gabriel vuelve a sentarse en la mesa y les sonríe a ambos con su sonrisa de tiburón.

—Ehm... bueno. ¿Todo bien? —pregunta Mefistófeles.

—Sí, claro... sigo un poco intrigado con todo esto igualmente.

—Ah, no deberías estarlo tanto. Es en son de paz.

—No he dicho que esté preocupado.

Lucifer se humedece los labios con eso mirando a Mefistófeles de reojo.

—I-Intrigado, intrigado. Ehm... pero todo va a estar bien.

—Entonces... ¿qué es lo que esperáis de todo esto? —Gabriel se echa para atrás en la silla.

—Bueno... invitarte a comer y una bebida... que nos relajemos.

—¿Por qué?

—Dicen que a los ángeles os... gusta comer —explica Lucifer.

—Al parecer, mucho —añade Mefistófeles.

—Mmmm... Supongo que corre el rumor sobre el principado Aziraphale en el infierno. Un par de interesantes intervenciones recientemente, ¿no es así? —junta las puntas de los dedos.

—Ehhh... bueno, un poco sí.

—Ya veo. En realidad resulta ser que él es el único que come. Me parece.

—¿No son todos Los Angeles? —Mefistófeles parpadea.

—No, cada ángel es diferente, él siempre ha estado destinado en la tierra.

—Y... ¿eso hace que él coma y tú no?

—Pues... ¿vosotros coméis?

—Ehm... no.

—Sin embargo, dicen por ahí que el demonio Crowley lo hace.

Really?! —Mefistófeles arruga la nariz.

—Ah, yo lo había oído —asiente Lucifer.

—¿Y ustedes lo han probado?

—No así —responde Gabriel.

—Este puede ser un buen momento.

—Si la probamos todos... —asegura Mefistófeles y arruga un poco la nariz—. Podrías probarlo tú y Lucifer.

—Tú eres el que le ha invitado —protesta Lucifer.

—Ugh... Bueno, sí él la prueba yo la pruebo.

—El caso es que la probáis vosotros dos —sentencia Lucifer.

—Mmmm... Yo no como si no comemos los tres —decide Gabriel.

—¡Ugh! Ya está... tendremos que comer los tres —protesta Mefistófeles—. Si a Crowley no le ha pasado nada, sobreviviremos.

—Pero es que... —Lucifer vacila porque lo del agua bendita...

—Sí le hemos traído a comer... hay que comer

—Le has traído tú.

—¡Le hemos traído los dos!

Gabriel levanta una ceja con lo poco organizado que está siempre el infierno.

—Venga, ¿qué es lo peor que nos puede pasar? —pregunta Mefistófeles

—Bueno, sabes cómo va eso del... mejunje asqueroso.

—Ya pero... no es como que cocinen con eso ¿o sí?

—¿Cómo voy a saber?

—No, si... lo hicieran... ¡Alguien nos habría advertido!

—¿Quién?

—Pues yo qué sé, ¿Crowley?

—Crowley es inmune.

—¡Ugh! Pues no, nada de mierda bendita.

Gabriel sonríe de lado con los problemas que tienen los dos.

—Y desde luego, la comida se bendice antes de comerla —les comenta el ángel—. Se agradece a Dios por los alimentos.

—No bendigas nada —protesta Mefistófeles un poco escandalizado.

—No puedo comerlo si no lo bendigo.

—¿¡Por qué no podrías?!

—Podría estar maldito.

—¿Me estás diciendo que si comes algo maldito te mueres o algo?

—Prefiero no arriesgarme.

—Pues nosotros maldecimos nuestra comida cuando la traen igual que él la bendice y ya está.

—¿Y hay suficiente con eso? —pregunta Lucifer no muy convencido.

—No lo sé... tú pruebas primero.

—No pienso probar yo primero.

—Hombre— Mefistófeles hace los ojos en blanco—. Pues así no vamos a llegar a ningún lado. ¿No puedes tú desbendecir algo? O saber si está bendito —pregunta a Gabriel.

—Mmmm... desde luego.

Mefistófeles le mira con los ojos entrecerrados

—Pero yo no voy a confiar en ti... obviamente —protesta y... deben de sentir los dos un escalofrío porque acaba de entrar Belcebú, con ceño fruncido.

—¿Por qué no? —Gabriel parece inmune a los escalofríos.

—Porque podrías matarnos sin problema.

Belcebú camina hacia ellos leeeentamente, pero cada centímetro de suelo que tocan sus pies se calienta y casi arde como el resto del infierno.

—Técnicamente... sí.

—Como nosotros a ti... —susurra Mefistófeles mirando a Lucifer de reojo que le da un codazo porque se supone que no deben decirle eso. Así no podrán... ¡Nada!

Mefistófeles aprieta los labios y... ahí está. De la nada. Belcebú se personifica al lado de ambos. Mientras Gabriel levanta una ceja mirándoles a los dos. Sonríe de lado cuando la identifica.

—V-Volviendo al tema —sigue Lucifer, que no la ha visto.

—L-Lucy... —susurra Mefistófeles.

—Pongamos que tuvieras que... digamos... —vacila Lucifer sin hacer caso.

—Lucy...

—¿Qué? ¡Habrá que preguntarle!

—Ehm... L-Lord...

—O sea, a parte de la comida, pongamos que tuvieras que... elegir a uno de nosotros.

—¿A uno de vosotros? —repite Gabriel, sonriendo.

Belcebú no se mueve. Ni habla.

Y-Yes... w-well.. just in case —susurra Mefistófeles.

—Creo que voy a decir... la dama —Gabriel le sonrie a Belcebú y ella se sonroja y carraspea.

Lucifer se mete un SUSTO. En realidad todos se asustan a todos un poco, aunque Belcebú sigue ahí, al pie del cañón, frunciendo el ceño.

Gabriel no está asustado, la verdad.

Casi a todos. Belcebú se sienta, junto a Gabriel, que la mira de reojito, dejándole espacio. Lucifer está pálido. No nos extraña. Mefistófeles también los está.

Hello.

—Gabriel —saluda ella—. Mefistófeles. Lucifer.

—L-Lord...

—Belcebú —acaba Gabriel.

—Que sorpresa encontrarles —es que zumba completamente mientras habla, con voz bastante plana.

—Ah... no sabía que usted... —sigue Lucifer vacilando y mirando a Mefistófeles de reojo.

—Eso noto, que definitivamente no sabes nada. Pero le han traído aquí, que es lo que importa —se cruza de brazos—. ¿Qué van a comer?

—Aun no decidíamos —sigue Gabriel—. Creo que los humanos tienen estas... listas de la compra o algo así donde apuntan la comida que quieren.

—Listas de compra —repite ella mirándole de reojo y sonrojándose, dejando de mirarle—. ¿No te dan una hoja de donde elegir?

Y él qué va a saber si no sabe la diferencia entre una librería y una biblioteca y tiene a un empleado en una hace centurias.

—En esa mesa había unas personas leyendo unos panfletos —Lucifer intenta ayudar y congraciarse con Belcebú sin saber aún porqué parece más enfadada de lo normal.

—¿Y ustedes no los leyeron?

—No. Podemos quitárselos —propone Lucifer.

Y Gabriel pone los ojos en blanco porque no van a empezar a estar robando con él ahí.

—Como empecéis a cometer crímenes, el que se irá seré yo.

—Pedirlas, podemos pedirlas —interrumpe Belcebú haciendo los ojos en blanco—. No sean bestias... ni tu exagerado.

—Pídelas amablemente. Por favor y gracias —Gabriel la mira de reojo retándola un poco.

—Pfffff —se burla Lucifer de esa idea. Solo de imaginar a Belcebú diciéndole "por favor" a un humano. O diciendo "Por favor" en modo alguno.

—Róbalas —responde ella mirándole.

—Esta actitud solo va a comportarle más latigazos luego, señorita —advierte Gabriel. Podrías decir eso en un tono de voz que sonara un poco menos a "sí, es un rollo sexual".

Gabriel mira alrededor de todos modos intentando identificar a alguien que... trabaje aquí, cosa que no está muy seguro de cómo hacer.

Un chico se le acerca mientras Belcebú mira a Gabriel con la boca absolutamente abierta con ese comentario, sonrojándose del todo y... teniendo un escalofrío y dándole una patada por abajo de la mesa.

Gabriel da un salto sin esperarse eso cuando estaba a punto de hablar con el chico que se acercaba.

Shut up! —protesta un poco Belcebú en un susurro.

Él la mira y supone que le da vergüenza que los otros dos sepan que va a hacer penitencia, así que sonríe un poco.

—No hay nada de qué avergonzarse, es una práctica común.

What... no es... shut up! —se sonroja más. Sí, sí está avergonzada, porque está pensando en el asunto sexual de esto, desde luego.

—E-Ehm... —Mefistófeles mira a Lucifer de reojo porque... ¿están hablando de lo que cree que están hablando?

Lucifer también carraspea un poco y la verdad, es que se imagina a Gabriel dándole latigazos a Belcebú y... todo le parece súper incómodo. Gabriel se vuelve tan tranquilo al camarero, sonriendo.

—Queremos comida.

Belcebú no quiere mirar a nadie conocido así que mira también al camarero.

—¿Qué les traigo? —pregunta el chico—. ¿Ya han visto el menú?

—No, pero si es buena la buscaré en Netflix. De todos modos queremos comida humana que no esté maldita... —mira a los otros tres—. Ni bendecida.

—Ehh... ¡Aquí no vendemos nada maldito! —asegura el chico un poco confundido—. ¿O a que se refiere? Está todo muy bueno. El chef sugiere el rib eye.

—Bien, bien —asiente—. ¿Lo veis? nada maldito —añade.

—¿Cuatro platos? ¿Qué quieren beber?

—Alcohol —suelta Mefistófeles para sonar genial y conocedor. Gabriel le mira con cara de... no me fío mucho, pero vale, ¿por qué no?

—Ehm... ¿Vino? Tengo uno de la casa. ¿Su esposa bebé también? —pregunta el camarero.

—¿¡Qué!? ¡No! No, no, no —empieza a protestar el ángel por el obvio error y se ríe un poco, sonrojadito porque si no se lo dice a él, él piensa que sí.

El mesero le pregunta a Lucifer en realidad, mirándole por la posición que tienen uno frente al otro, levanta las cejas cuando ve que responde él.

—Oh, vale, sin copa para la señora.

—Exacto, ella es menor —añade Gabriel. El padrote pederasta.

El mesero parpadea y Belcebú frunce el ceño, aún en shock del asunto de la esposa... y ¡más aún de que Gabriel no lo corrija!

—¡N-No soy menor! —lo más importante a corregir, sin duda.

—Mira tú tamaño, claro que eres menor —le pone una mano en la cabeza.

—No seas idiota.

Pat pat pat

Ningún Pat Pat. Le da un codacito no muy fuerte.

Aparta la mano y Belcebú le fulmina un poco aunque sigue sonrojadita.

—Eh... y ustedes... dos... —empieza Mefistófeles

—Gracias, Dios te bendiga —responde Gabriel al camarero suponiendo que esto ya está.

El chico les asiente pensando que son un grupo muy raro pero yéndose a pedir las cosas. No van a traerte copa, Belcebú... lo siento. Seguro puedes beber la de... cualquier otro de la mesa.

De la de Gabriel, desde luego.

Ehm... bueno, hay varias opciones más pero...

Lucifer se humedece los labios y mira a Mefistófeles porque esto aún es un poco raro, no se había dado cuenta de que se llevaban así.

—No creo que nosotros dos debamos preocuparte, Mefistófeles —evita Belcebú bastante agresivamente y él iba a preguntar algo y... Oh. Ok.

—O-Oh... pero... —se atreve a murmurar Mefistófeles, venga, ayúdale un poco Lucifer.

—L-La verdad —empieza este.

—E-Es que...

—Todo el mundo habla y...

—Hay algunas... historias

—Pero nosotros no las creemos... como es evidente —Lucifer le recrimina un poco a Mefistófeles.

—Ahm... Ehm... No la... No, no, claro que no la creemos, pff... —Mefistófeles mira a Belcebú nerviosa

—Hablaremos luego —murmura Belcebú.

—Lo que e-es importante es... —balbucea Mefistófeles.

—¿Qué es lo que dicen? —pregunta Gabriel.

—Uff... —responde a Mefistófeles sin saber que decir.

—P-Pues que... —vacila Lucifer.

—L-Lo deben haber oído ya.

Belcebú aprieta los ojos.

—Solo cosas sobre... ehm...

—U-Ustedes.

—Sí.

—Ehm... bueno... nada muy...

—Raro, o sea, todo muy...

—Extraño.

—¿Nada muy raro, todo muy extraño? —pregunta Gabriel.

—Ugh

—Es un buen lema... —murmura Belcebú.

—Me refiero a-a algo muy común entre... bueno, estas cosas que uno no espera pero...

—No estáis siendo muy específicos —protesta Gabriel.

—Ugh... —Mefistófeles mira a Belcebú.

—Pues que... lo de Crowley. Todo el mundo habla de eso.

—¿Eso que tiene que ver con nosotros?

—Ehm... es por lo que pasó en el infierno que al final Crowley no lo hizo.

—¡Ni nosotros tampoco!

—Pero teníamos que... o sea... los demás... —Lucifer mira a Belcebú.

—Pero nosotros... ¿¡De dónde sacan?!

—P-Pues, Lord Belcebú, el otro día le rescató...

—¡No le RESCATE! —protesta ella y el mesero viene a traerles las copas y la botella de vino.

—¿Rescatarme?

—¡No te rescaté!

—Lo hiciste. ¿Cuándo?

—Cuando Crowley casi hizo... —empieza Lucifer.

—En el infierno, sí —aclara Mefistófeles.

—Mmmm... —Gabriel se lo piensa.

—Iban a comerte vivo.

—Así, que para que lo hicieran ellos, preferiste hacerlo tú —reflexiona el ángel.

—¿Ha-Hacerlo yo? —eres tan bestia, Gabriel. Es que el ultrasonrojo especial, solo para ti. Imaginándose el BESO

—Comerme vivo —aclara, por si acaso.

—¿T-Te comió vivo? —pregunta Mefistófeles más incrédulo que malévolo.

—En un sentido figurado...

Belcebú piensa que... no, en realidad fue todo menos figurado

—Oh, ¿figurado? —pregunta Mefistófeles.

—Bueno, si fuera en sentido literal probablemente me hubiera descorporizado.

—¡No te comí de ninguna forma! ¡Ugh!

—Mmmm...

—No sé a qué te refieres pero... —protesta ella.

—¿Mjm?

—¿Cómo dices tú en sentido figurado? —pregunta Mefistófeles.

—Pues... hombre, es obvio que no como comer comida. No como la comida que van a traer ahora.

—¿Entonces?

—¿Podrías dejar de hacer preguntas idiotas? —protesta Belcebú.

—No te voy a explicar cómo se hace eso, obviamente —responde Gabriel.

Lucifer mira su copa y la verdad es que no es la primera vez que toma alcohol. Sinceramente, Belcebú tampoco pero a ella nadie le está sirviendo por que el hombre este tan grande y serio ha dicho que era menor

—En un minuto viene la comida, señor.

Belcebú mira a Gabriel de reojo.

—Gracias, muchacho.

—¿¡Cómo se hace qué?! —pregunta Mefistófeles y Belcebú aprieta los ojos.

—Nada que tengas que hacer tú.

—Pero no dijo que... —ahí va Lucifer.

—¡No dije nada!

—Sí, dijo que... —Lucifer mira a Gabriel de reojo y piensa que no quiere que él lo sepa—. Oh, c-claro. Nada. En absoluto.

Belcebú mira a Gabriel de reojo, nerviosa con TODO.

—No hablo de eso que dije... que no dije... ¡Lo que dices que dije!

—¿Qué?

—Estas en un error.

—Ehm... vale.

—Lo que crees que dije. O es de lo que hablamos.

—Entonces...

—E-Es otra cosa.

—¿Cuál?

—E-El habla de... discutir.

—¿Eh?

—Cuando dice me lo c-comí —se sonroja—. Habla de discutir. Acaloradamente —agrega.

Gabriel la mira y más se acalora ella.

—De ser menos cabezota discutiríamos menos.

—¿Me estás llamando cabezota?

—Lo eres. Irracional.

—No soy irracional.

—Hasta sentimental, a veces.

What the hell, Gabriel!

Mefistófeles mira a Lucifer de reojo. Lord Belcebú, ¿¡sentimental?!

—No soy... yo no... ¿De dónde sacas eso?

—De que a veces te da por tener apego por cosas muy raras.

—¿¡A qué cosas tengo apego?!

—A cosas —sonrisita, oleadita de afecto. Belcebú traga saliva.

—C-Cosas... —Y seguro, seguro tú sientes su oleadita de afecto. Maldita sea.

—Las abejas.

—No son abejas.

Gabriel se ríe.

—¡Ugh! ¡Lo haces a propósito!

—Un poco —confiesa encogiéndose de hombros y toma su copa.

Ooojos en blanco con todo y sonrojo. Mefistófeles mira de nuevo a Lucifer que le mira también, ¿no como que... sobran aquí?

Sí... esto es RARO. Belcebú mira a Gabriel tomar su copa y levanta una ceja algo retadoramente. A ver. Bebe.

—En el nombre del padre...

—Shut up! —Belcebú se la quita de la mano

Gabriel se ríe otra vez, pero no se lo impide. Lucifer levanta las cejas y tiene que preguntarle a Mefistofeles si van a compartir copa.

Mefistófeles se encoge de hombros mientras Belcebú le da un trago largo al vino e igual arruga la nariz porque hace mucho rato que no bebe y esto no está dulce.

Seguro tiene un regustito picante porque ha empezado a bendecirlo. Para colmo... aunque lo siente caliente, lo cual no es menos sexy.

—¿Qué? ¿No te gusta? —ahí va Gabriel a quitársela para probarlo.

—Sabe caliente —le mira a los labios—. Y a algo que seguro a ti te gusta.

Gabriel se lo lleva a los labios probándolo con un "¿a ti?" desinteresado y susurrado.

Casi podría saltarte encima ahora mismo por un beso.

Esa sería una buena forma de cotejarlo.

Sí... no sé si fuera bien recibida, pero... sería útil, sí. Belcebú se aclara la garganta.

¿Bien recibido por quién?

¿Por... los demonios? ¿Gabriel? ¿El mundo sano? ¿Por la misma Belcebú? ¡No puede saltarle ahí y besarle!

No, claro.

Pero ganas no le faltan. Se escurre un poco en el asiento, mirándole de reojo y carraspeando.

—Por lo visto, sí —responde Mefistófeles.

Lucifer tiene que probar de su propia copa mirando a Mefistófeles de reojo, sin notarlo caliente o... raro.

El vino. Lo que está pasando es como para que suene la música de expediente X ininterrumpidamente.

Mefistófeles toma la suya y hace lo propio y la verdad es que tose escandalosamente. Todo el mundo le mira

—Esto es... Ugh... ¡Raro!

Belcebú mira a Gabriel de reojo por el veredicto...

—No sabe mal.

—¿No? Nada... caliente o picante o... ¿nada? —se le acerca un poco, poniéndole una mano en la pierna de manera tan sutil que ni ella lo nota.

—No... —prueba un poco más a ver si es que no...

Ella le hace un cariñito tan enormemente cínica

—Mmm... a ver —toma la copa de su mano, haciendo toda una sarta de roces.

La mira de reojo con todo eso y ella se sonroja un poco pero le da un trago más al vino.

—Creo que es culpa tuya —asegura ella, soltándole del todo y poniéndose derecha, desinteresada.

Él levanta la mano y le hace un cariñito en la mano, sin cortarse un pelo. Bueno, ella si le mira como si... o-o sea... el sonrojo extremo... girando la cara y haciéndose la loca

—¿Esto era lo que querías?

—Ehm... no —responde mirándole y olvidando bastante que están los otros dos ahí.

—¿Entonces?

—Aún así, no me parece mal esto —gira la mano intentando hacerle un cariñito ella—. Vamos... fuera de tener que soportarte.

—¿Dónde está la novedad en eso?

Ella se ríe un poquito, mirándole de reojo. Él le guiña un ojo. El sonrojo absoluto. Lucifer tiene que parpadear. Varias veces. Tiene que haber visto mal. SEGURO. Y Mefistófeles tiene que carraspear sin poder evitarlo, incomodo.

—Uhm... Lord Belcebú...

Ella sonríe un poquito igual con el guiño, mirando a Mefistófeles casi como si estuviera de buen humor, aunque un poco sobresaltada de que estén ahí.

Gabriel se vuelve a él tambiem sin saber si le han visto hacer eso. Coño, Gabriel, hay un chino en Rusia que no te ha visto, porque el pobre hombre es ciego y estaba de espaldas. Pero todos los demás sí te hemos visto. Ni siquiera estás intentando ser discreto.

—E-Ehm...

—Bueno, a lo mejor nosotros podríamos irnos —propone Lucifer. Justo lo que pensaba Mefistófeles

—Pero si me habéis invitado vosotros —Gabrieeeeel

Belcebú te odia. Pero te odia. Le mira con cara de INCREDULIDAD.

Lo sabemos. Él le sonríe. Creo que le gusta fastidiarla expresamente.

Belcebú frunce el ceño porque... es que ¡está es una cita perfecta! Se humedece los labios pensando que ella puede echarles cuando quiera, en realidad... pero maldita sea, se va a ver FATAL si les echa así. Le vuelve a poner la mano en el muslo, esta vez con intención.

—Sería grosero irse... —coincide ella.

—Sí, bueno, pero... somos demonios, o sea, siempre hacemos cosas groseras, eso está bien. O sea, mal. Y por eso es bueno... o sea, malo.

Belcebú les mira a uno y luego al otro y hace un gesto de VÁYANSE. Así... "sutil". Lucifer mira a Mefistófeles esperando que se levante

—Ehm... bueno, fue un placer verles a ambos —Mefistófeles tiende una mano a Gabriel que pone un poco los ojos en blanco pero le tiende la suya.

Well... fue un gusto... —Belcebú se revuelve un poco. Luego se la aprieta a Lucifer porque... why not.