A lo mejor Crowley podría despertarse un poco ahora.
Claro, claro, para Belcebú que se despierte y ugh, todo en el infierno hoy es tan... ugh. Volver al trabajo, los demonios y las quejas de todos. Belcebú prefiere ir a comprar cosas para el Halloween. Sinceramente ya ni quiere matar a Crowley.
Mejor.
Ya, sí, bastante conveniente. Igualmente Aziraphale... quizás debería advertir a Crowley que Gabriel parece tener instintos asesinos desde que recibió una llamada misteriosa y por tanto quizás Belcebú haya redoblado su ánimo por matarle.
De hecho decíamos de despertarlo porque...
¿Ajá? La verdad como Crowley no le hace ni mierda de caso, no va a decirle
Pues porque Aziraphale está en el archivo un poco en pánico, buscando nombres posibles de demonios muertos que haya matado el cielo pero que puedan revivir. Fuck yeah... De hecho justamente Crowley... puede ayudar. Dado que los archivos del cielo, por más ordenados que estén, son como... infinitos. Lo que no le hace gracia a Aziraphale es tener dos horas para esto.
Crowley le escribe en respuesta haciéndole pegar un buen salto porque no hay nadie más en el archivo y está nerviosa y los teléfonos no son lo suyo. Noooo puede evitaaaaaar sonreír en anticipación. Porque ¿quién más le va a escribir sino él?
"Hey cutie"
La sonrisa de tooooonta que pone. Ya hasta se le olvidó que Gabriel está enfadado. ¡Le ha llamado cutieeeee!
Aziraphale está escribiendo.
Azirpahale está escribiendo.
Dios mío, puede volver a dormirse y despertarse cuatro veces. Va a ponerse una peli.
"Acabamos de volver al cielo. Gabriel me ha asignado una misión secreta que no te puedo contar para no ponerte en peligro. Hemos ido por ropa, a Gabriel le ha gustado mucho una chaqueta de cuero y la he apartado para que Belcebú se la compre, aunque ahora no estoy seguro de que esa la mejor idea. Ahora te cuento. Luego hemos ido a comer al restaurante de Luigi que está en Lexington y Silver street al que le cambiaron la carta y te dije que quería ir, ¡tiene una nueva lasagna vegetariana!, ¡y no sabes la delicia de Schiacciata Alla Fiorentina, tienes que probarla! No he bebido. Me ha costado mucho, porque me ha traído una copita del de la casa que ya sabes que es el bueno, no tan seco... al final me ha traído una soda italiana mejor, de cereza"
Aziraphale está escribiendo.
"Perdona si no pongo todos los acentos y signos de puntuación. Se ponen solos pero no siempre y no entiendo por qué."
"Uf... ya ni me acordaba que te había escrito, ángel. Te llamo?"
"Pensé que Bel besó podría regalarle la chaqueta para Navidades, porque casi le da un patatús al verla. De hecho, creo que lo ha pasado, demasiado bien comprándose ropa, pero esta ni siquiera se atrevió a probársela. Me preocupa, porque le han llamado mientras yo cenaba y, creo que era ella, ha salido y ha estado hablando un buen rato, y cuando ha. Sí. Llámame"
"Vuelve su"
"Ben cebo"
"Belle lob"
"Bel ceño"
"Esta cosa no funciona"
"¡No puedo escribir el nombre, lo ha escrito bien arriba y ahora no se deja!
"Tu jefa"
Esta muriéndose de la risa y no puede llamar. Dale un minuto, pero te llama.
Oh, qué bonito. Contesta entonces además sin querer, aun intentando escribir, así que puede que le escuches teclear.
—Angeeeel.
—Ohh... ¡oh! —le cuelga sin querer.
—Ugh —le vuelve a llamar. Vale, esta vez le contesta bien.
—Hello.
—Hombre...
—¿Qué?
—Ha costado.
—Lo mismo digo, te escribí hace hoooooras —medio protesta, aunque se recarga en el archivero y sonríe.
—Estaba dormido... y ahora me has jodido la peli.
Levanta las cejas y Crowley sonríe.
—Uso innecesario de las malas palabras. ¿Por qué habría de haberle hecho... algo así a tu película?
—Porque mientras me hablas no puedo verla.
—¡Tú me hablaste a mí! —protesta un poco—. De hecho ni siquiera debería hablar contigo, estoy sumamente ocupado haciendo una cosa que me ha pedido urgente Gabriel, que además parece estar de un humor de perros.
—Oh, si quieres te cuelgo y te pasas la siguiente hora y media escribiéndome un solo mensaje con la palabra Belcebú.
—No, no... si no he dicho eso. Ugh. Esta porquería no sirve, es el teléfono. ¡Primero lo escribió bien solo sin hacer tonterías! Crowley... necesito información del infierno. ¿Qué tan bien se conocen entre sí?
—¿Quiénes?
—Todos ustedes... y Belcebú a ustedes. ¿Sabe quiénes son todos? O... de repente se encuentran a alguien ahí abajo y no tienen idea de quién es.
—Ehm... ¿Qué? ¿Quieres decir cuando... alguien cae?
—Hmmm no. Quiero decir en general.
—No entiendo a qué te refieres.
—Quiero saber si Belcebú puede reconocer a cualquier demonio o no.
—Sí, claro que puede.
—¿Cómo?
—Pues ve a alguien y sabe si es un demonio.
—¿Cómo lo sabe?
—Pues porque lo sabe ¿Cómo lo sabes tú?
—Pues más bien sé cuando alguien no es un humano propiamente y ayuda... el resto. La cara, los gestos, los ojos... La ropa.
—Pues ahí lo tienes.
—Pero no es eso precisamente lo que te estoy preguntando, my dear boy... Es... ¿Se sabe los nombres de TODOS los demonios del infierno?
—Mmmm... pues no sé si conoce a cada demonio por su nombre.
—O pudiera pasarle, a ella o a cualquiera, que de repente alguno no les fuera familiar pero...
—Si me estas preguntando si reconocería a un demonio por la calle para saber si es un demonio. Sí, si me estás preguntando como para saludarle, no.
—Te estoy preguntando cuando fue la última vez que te encontraste a un demonio que en tu vida habías visto.
—Eh... no lo sé.
—Ugh, no es algo que pasa frecuentemente, entonces.
—No, eso seguro. Ni siquiera somos tantos.
—Cielos...
—¿Qué?
—Eso es un problema.
—¿Por?
—En realidad no debería decírtelo, Crowley... no quiero arriesgarte. Solo espero que salga bien.
—¿Arriesgarme?
—Sí, es esta misión nueva de Gabriel... Ya bastante es este asunto de que Belcebú quiera matarte como para que Gabriel quiera matarte también. Solo... ¿sabes de algún par de demonios que... sean realmente poco importantes y... a los que no hayas visto en milenios?
—Por ahora no ha venido por mí.
—Creo que ha peleado aún más con Gabriel.
—Qué bien...
—Él está enfadado, así que tengo que hacer esto bien. ¿Alguna idea?
—Es que... no es como que yo lleve la cuenta.
—Ya... ya. Es que no encuentro a ninguno... ¿te suena Maricha? ¿U Ördog? Hmm... Yo insisto que sería más fácil con algo inventado.
—Eh... en serio, angel, ¿Me estás preguntando a mí por los nombres de... gente?
—Uuuugh... solo necesito saber si eso es un problema tuyo o es un problema general del infierno.
—Probablemente si les viera les... ehm... sabría que hicieron. Si hicieron algo importante. Sigo sin entender de qué va esto.
—Pero seguro hay demonios que no han hecho nada importante... quizás es que tú solo estás pensando en los que llaman la atención, yo hablo más como de demonios... poco importantes.
—Pues... ¿Es porque te están acosando o qué?
—No... No. No. Pongamos que quisiera escribir una historia.
—Eso nunca sale tan bien como quieres.
Nada nunca sale tan bien como quiere Aziraphale.
Ya, pero creo que ya nos hemos enfrentado a ese escenario antes.
Ya, ya... seguramente ha si do un escenario SUPER trágico.
Y recurrente.
Y completamente frustrante.
A lo mejor Ozzy se comió alguna de esas y aun peor, porque Crowley puede decir "ya sabes que yo no leo, así que no lo he leído" pero ese imbécil seguro tuvo que darle una OPINIÓN.
Seguro... y creo que dejó de escribir para siempre. Se está quejando aquí.
Ya veo... que se joda, por idiota.
Ugh.
Jum. Bueno, el caso es que... Nada de novelas.
—Bueno, es... una tarea que me pidió Gabriel y parece ser CRUCIAL.
—Esto sería más fácil si supiera para qué es.
—Lástima que no pueda decirte, my love. Tengo que estar en una hora en su despacho.
Crowley se sonroja un poco con eso
—¿Tú qué vas a hacer? Creo que me dejará bajar en varios días... como una semana.
—Una bloody semana enteraaaaa —lloriquea—. Escápate.
—Trataré de escaparme antes. ¿Tú qué vas a hacer?
—Dormir. Y ver películas. Vacaciones de todos.
—¿Toda una semana?
—Ya, es poco tiempo, pero...
Aziraphale hace los ojos en blanco
—¿Ni siquiera vas a salir a asustar a los niños en Halloween?
—Oh... ugh... esa... mierda.
—¿Cual mierda?
—Tal vez me quede aquí dando mandarina y pasta de dientes a los que pidan caramelos
—Ohh... ¿No tienes tú... cosa en el infierno?
—Nah, paso de ir. Y más con Lord Belcebú de culo.
—Ohh... —la DECEPCIÓN.
—What?
—Nada, nada... quizás sea lo mejor...
—¿El qué?
—Nada, nada... creo que debería irme —sigue sonando desconsoladita.
—Mmmm...
—Tengo que acabar esto y... —es que la verdad entiende que no quiera ir.
—¿Y qué vas a decirle?
—No sé, cualquier demonio... es igual —ha perdido casi todo el interés en el evento.
—¿No era súper importante que no le conociera y no sé qué?
—Ya, sí... que Belcebú no le conozca. Supongo que si medio invento dos no querrá matarnos.
—¿Por qué iba a querer mataros?
—Pues si sabe... mmm... es igual. Aunque quizás si no vas...
—¿Aja?
—¿Ya es un hecho consumado que no vas?
—¿Qué más da eso?
—Si es así, te lo cuento.
Vacila un instante.
—Sí —miente.
—¿Me lo prometes?
—Seh, seh
—Porque no puedes cambiar de parecer cuando te diga, Crowley, es IMPORTANTE.
—¿Por?
—Porque Gabriel me mata. Me lo prometes, ¿verdad?
—Sí, sí, vale.
—Vamos a ir al Halloween en el infierno.
—¿Que... qué?
—A una misión encubierta.
—No.
—Sí.
—¡No! ¿Estás loca? ¡Me niego! ¿¡Cómo vas a ir al infierno en puto Halloween, estará ahí todo el mundo?!
—No es pregunta, es la misión. Va a ir Gabriel también... y necesito ir encubierta. Si tú no vas quizás podría decir que eres tú si me pongo un buen disfraz. ¿Qué disfraces suelen usar?
—No vas a ir de mí. No vas a ir. ¡Estás embarazada! ¡Lord Belcebú está de morros y Hastur te tiene ganas desde el verano! ¡Ni de coña!
Aziraphale se sonroja con el asunto de estar embarazada llevándose la mano al abdomen.
—No sabemos si lo estoy y no es pregunta, no puedo negarme.
—Vale, dile que vas de mí y yo iré en tu lugar.
—No.
—Yo bajaré con él, en cualquier momento pides ir al baño o así y damos el cambiazo, yo acompaño a Gabriel y tú te quedas a dar caramelos o a comértelos o a lo que sea.
—No, no. Se va a dar cuenta, Crowley. Vamos a ir disfrazados y... Belcebú no va a hacerle daño. Necesito saber de quién, ayúdame a pensar eso.
—¿Por qué iba a darse cuenta? Le diré que estoy muy metido en el papel.
—Porque sabe cómo soy y me prohibió expresamente hablar contigo JUSTO por eso. ¡Lo prometiste!
—No te puedo dejar ir al infierno tu sola en bloody Halloween, ¡no estamos hablando de que quieras ir a bailar al club!
—¡Has dicho que tú no bajarías!
—Cuando no sabía que tu jefe estaba LOCO.
—Ah, venga Crowley, sabes que lo está desde siempre y ya sé que es una locura pero…
—¡No ASÍ de loco!
—Llevo a Gabriel, Belcebú no va a dejar que nos hagan nada... me lleva a mí porque dice que conozco el infierno.
—A Gabriel tal vez no le haga nada, pero a ti...
—Gabriel no va a dejar que me hagan nada —esa te cuesta trabajo creerla hasta a ti—. Crowley, no tengo opción. Quizás lleve unas dagas por si acaso y no voy a soltarle. Si esto sale bien y él se convence de que el infierno no está intentando ningún plan de conquista contra nosotros dos...
—Joder, es que parece que ya hayas caído, ¡vas a bloody infierno más que yo!
Aziraphale se muerde el labio con esa declaración, tomada del todo por sorpresa de la forma además de decirlo. Ya has caído suena a... algo inminente que va a ocurrir.
—No te hacen una fiesta en la visita número cien, ni hay un bloody carnet de miembro del club de amigos del infierno con descuentos de mierda.
—¿Y tú te crees que yo quiero ir cada vez? ¿O que lo paso bien? ¿O que quiero caer.., ya?
—¡Pues no vayas!
—No puedo negarme sin consecuencias.
—Deja que vaya yo en tu lugar, ¡No tienes que negarte!
—Es que va a saberlo. Va a saberlo SEGURO. Si tú no vas y yo no soy yo, va a saberlo. Esto y todo lo demás que hemos hecho. Darling, no es para esto que te he dicho... necesito tu ayuda. Además no creo que me deje bajar de aquí así que la logística tampoco es factible.
—¿Porque iba a saberlo? Solo te disfrazas de mí y antes de entrar dices que necesitas ir a la librería, yo te espero aquí y tú te quedas aquí y voy yo, ni siquiera hace falta intercambiar cuerpo.
—¿Y tú crees que me va a dejar? Dios, es que no debí haberte dicho... Como se entere me MATA. Me condena a vivir en el cielo.
—Pues en el baño de un restaurante o algo así. ¡No se va a enterar!
—Si se va a enterar... una cosa es unos minutos, otra es pasar días con él. Ya he bajado al infierno como tú... y he salido de ahí andando y les he impresionado a todos. Puedo hacerlo otra vez.
—Diremos que eres muy buen actor.
—Crowley... ayúdame a hacer lo que sí tengo que hacer...
—Excepto porque yo voy a bajar como yo mismo. Joder. De veras no quería ir a esto.
—Me has dicho que no irías. Me has PROMETIDO que no irías.
—Estás LOCA tú si crees que no voy a ir sabiendo esto.
—No debí decirte.
—Si no me lo llegas a decir soy yo el que te mata.
—Por favor no digas nada, ni hagas nada raro, ni actúes como si yo estuviera ahí. Gabriel espera que digas cosas horribles. Tampoco... digas las peores.
—What?
—Lo que quiere demostrar son las cosas horribles que dicen cuando no estamos, que demuestran que... me estás... bueno, que yo soy tonto. Y que tienen un plan.
—Eso... eso va a pasar.
—Ya le he dicho que es obvio que cuando no estamos no van a decir cosas bonitas...
—Y lo... del plan.
—¿Qué?
—Que eso del plan... es algo que... o sea... es una excusa.
—Espera... Crees que en Halloween Belcebú se plante ahí y les diga las causas por las que está seduciendo a... Gabriel.
—Ehm... sí. De hecho, es un plan de todo el infierno ir a seducir ángeles.
—Dios mío. Es que va a... va a pensar que esto tuyo es parte de ese plan y que lo de Belcebú también.
—Es lo que se va a decir en el infierno, o sea, no creerás que vamos a decir que... es algo incontrolable y una debilidad.
—Lo que yo esperaba era que no dijeran nada, porque les da vergüenza.
—Claro que se va a hablar de ello, si es el tema estrella.
—Esto es un problema para todos. Gabriel no va a estar feliz —lloriquea.
—Yo ya te lo advierto para que no hagas drama.
—Si aún tiene algo con Belcebú, va a darle miedo oír eso y va a pararlo y obviamente... Va a querer que nosotros paremos, va a recluirme en el cielo, va a hacer de ti un demonio triste y solo y amargado y dejarás de ser suavecito y lindo.
—¿Qué drama estás montando?
Aziraphale hace una mueca porque esperaba quejas de ser suavecito y lindo, lo cual implica que debe estar REALMENTE preocupado porque vayan al infierno.
—Eso mismo digo yo... todo va a estar bien.
—No parece que sea eso lo que dices.
—Quizás eso es lo que más debería preocuparnos... más que el bajar o no bajar. El convencer a Gabriel —suspira.
—Es que quien tiene que convencerle es ella.
—¿Entonces qué dices? ¿Que no hagamos nada y dejemos que todo siga su curso?
—Pues... ¿Qué quieres? ¿Advertirle que sabes que vamos a venderlo así? ¿Que yo le diga a Belcebú para que ella cambie el discurso?
—No... quizás no. Pero es que... —se muerde el labio.
—¿Aja?
—Nothing, quizás estoy exagerando —La verdad quiere admitir que le tiene miedo a Gabriel pero ya bastante le han reñido hoy por quejarse de todo.
Crowley no te riñe por quejarte de todo con él.
Pero la está riñendo un poquitoooooo.
Nah.
Igualmente pone una vocecita de esas de, sí qué pasa algo y no estoy exagerando.
—¿Queeeé?, venga.
—Gabriel me da miedo... me da miedo que se enfade.
—Pues es que... se va a enfadar y ella también, ni te creas que no.
—Ya está enfadado.
—Entonces ya llegamos tarde a resolver esto.
—No le agrado.
—¿Y a quién le importa? Él tampoco nos gusta a nosotros.
—Todo el tiempo me regaña por todo y dice que me quejo todo el rato cuando no lo hago.
—Es un imbécil.
—No deja de decirme que ya he fallado muchas veces. No creo que... me perdone otro fallo. Necesito que esto salga bien.
—¡Pero es que no depende de ti!
—Él cree que sí.
—Pero como va a depender de ti los planes del infierno y lo que haga Lord Belcebú.
—Me ha dicho que quizás ustedes pueden sentir amor a voluntad.
—¿A voluntad?
—Es decir, como ya no puede negar que Belcebú siente amor por el, ahora dice que lo hace a voluntad. Y que seguro tú haces lo mismo.
—Anda ya —pone los ojos en blanco.
—Él la ha curado en el cielo... no sabe que he sido yo el que la ha apuñalado.
—Pues mejor que así siga.
—No la he matado... —sonríe un poco porque no se lo había dicho así—. No sabes el alivio cuando me contó eso.
Crowley suspira un poco sonriendo porque solo él se alivia con algo asi.
—Ojalá pudiera ayudarles... —suspira también.
—Es que si te metes y sale mal, claro que se va a enfadar contigo —se humedece los labios vacilando.
—Igualmente se va a enfadar conmigo. Pero si me meto y sale bien, Gabriel quizás entienda un poco mejor lo que tenemos... y nos deje en paz por tenerlo. Y quizás también deje de pensar que soy un demente depravado y asqueroso.
—Como ya ha pasado...
—¿No crees que valga la pena siquiera intentarlo? Me ha dicho que no tiene NINGÚN sentimiento hacia ella, pero... creo que solo los oculta.
—Es que creo que no hay posibilidad que salga bien.
—Entonces quizás debamos hacernos a la idea de que esto ha sido muy bonito, pero... —suspira.
—Lo que hay que hacer es conseguir que no te pase nada a ti, me da igual si ellos se matan o no.
—¿De verdad no alcanzas a ver que si no están ellos juntos no nos van a dejar estarlo a nosotros?
—Llega un punto, en el que de verdad creo que ni aunque lo estén.
—Vale... está bien —suspira con eso, mirándose las manos.
—¿Así que cual es el plan?
—Hacernos pasar por dos demonios disfrazados, bajar e ir lo visto escuchar como ustedes tienen un plan para conquistar el cielo a través del amor y yo soy el primer imbécil que cayó en el plan.
—Dos... demonios.
—Sí. Disfrazados.
—Disfrazados... —repite.
—¿No se disfrazan en Halloween?
—Sí, sí...
—¿Como de qué?
—Es una estupidez, nadie se esfuerza demasiado, los que lo hacen dicen que es porque así pueden infiltrarse entre los humanos y todo eso. Se echan unas cuantas flores sobre asustar a niños y emborrachar a adolescentes en las fiestas. Incluso sobre sacrificios y hacer a niñas jugar a ser brujas.
—Oh... ¿entonces no hay que esforzarnos mucho con el disfraz? Yo pensaba ir de vampiro. Gabriel iba a ir de apicultor.
Crowley parpadea con eso.
—¿No?
—No sé si alguien sepa...
—¿Qué?
—Qué son esas cosas.
—¿Un vampiro? ¿De qué se disfrazan si no?
—Normalmente de cosas así como... medio idiotas y bíblicas a veces. Los más listos. Hay muchos que no se disfrazan de nada.
—Ugh... Gabriel tenía razón entonces.
—¿En qué?
—Basta con disfrazarnos de demonios...
—Podríais disfrazaros de vosotros mismos, de hecho. Hay algunos Gabrieles a veces. No es lo más común, porque nadie lo pilla mucho y no les gusta ir de ángeles pero...
Aziraphale levanta las cejas.
—¿Alguien va de Gabriel? Really? Estando la cosa cómo está podría ir de Aziraphale e intentar seducirte.
—Eso... no les va a convencer —igual se sonroja.
—¿No? ¿De qué no les voy a convencer?
—También hay algunos que van de Dios o del Diablo. Más del Diablo que de Dios.
—Gabriel podría ir del diablo. Pero dudo que se atreva.
—Y algunos van a veces de Lord Belcebú si son unos lameculos.
—Gabriel quería ir de Belcebú.
—No creo que sea una buena idea que llaméis demasiado la atención.
—Entonces disfraces de algo bíblico así tipo... Caín y... Judas Iscariote.
—Exacto.
Aziraphale suspira.
—Vale... ¿y qué demonios crees que debemos decir que somos?
—Invéntate algo y fingid ofenderos mucho cuando nadie os reconozca. Algunos os dirán que claro que se acuerdan, así que utilízalo en tu favor.
—Más o menos había pensado eso. Eso de ofendernos es buena idea. Tú... trata de portarte lo más tranquilo posible con nuestra presencia ahí —sonríe.
—Sí, claro, es lo que tiene la ansiedad crónica.
—I love you, darling —Aziraphale se ríe un poquito con eso.
—Ugh. Te odio. Voy a bajar yo disfrazado de ti.
—Really?
—No.
—Ya me parecía a mí... ¿De qué vas a ir?
—No lo sé, de nada, posiblemente. Igual nadie entiende nada.
—Pensé que era más divertida esa fiesta.
—¿Por qué crees que no quiero ir? O sea, lo sería más si conocieran más cosas sobre la cultura popular de la tierra y eso, pero no.
—Un día debemos hacer una fiesta de disfraces nosotros —decide—. En fin, darling, tengo diez minutos para estar en la oficina de Gabriel.
—No ignores el teléfono.
—Si ve que lo tengo va a regañarme... o peor aún; a quitármelo. Cualquier cosa, nos vemos ahí.
—Ugh.
—Ya lo sé, ya lo sé...
—Pues vale, ni que me importe
—A mí si me importa... —susurra porque tiene miedito la verdad—. Te responderé, lo prometo.
—Blablablá. Whatever. Si te escribo, será.
—Escríbeme.
—Ya veremos, voy a ver películas.
—¿Te has enfadado? —Aziraphale suspira.
—No —tan seco.
—Si te has enfadadooooo, no te enfades. I love you so, soooo much.
—Yo no —refunfuña.
—¿Ni un poquito?
—No.
—¿Ni si te digo lo dulce que eres y lo mucho que me gusta tu pelo entre mis dedos?
—No lo soy.
—Y lo completamente feliz que me haces.
—Shut up, te voy a colgar.
—Y todo lo que pienso en... comerte.
Crowley se sonroja con eso, vacila y suelta algunas onomatopeyas y sonidos de serpiente avergonzada. Aziraphale sonríe de lado porque era la idea... Es que es tan monooooo.
—U-U-Ugh...
—Y voy a estar en el infierno mirándote y queriendo saltarte encima y hacerte cosas.
—W-whatever. ¿Crees que yo no?
—¿Eso es que tú también? Quizás podamos... irnos a esconder tras un recodito a besarnos.
—¿En el infierno?
—¿No te atreves?
—No, si no quieres que te descubran.
Hace una mueca porque solo es una... fantasía. Aunque no ocurra.
—Quizás pueda hacer que grites que me amas en el infierno. No dudes de mis capacidades.
—Brillas un poco cuando eso pasa, así que sigue siendo posible que te descubran.
—W-What? —parpadea.
—Ciao! —sonríe.
—¡No! ¿¡Cómo que brillo?! —protesta.
—Como resplandeciendo.
—¡Que va! A ti te brillan los ojos y se te pone enorme lo amarillo
—¡Eso es mentira!
—No lo es y cada vez sonríes cuando terminas.
—¿Y eso qué?, t-tú también...
—¿Sonrío? No me extraña, me encanta.
—Ugh...
—¡Y a ti también te encanta! —se ríe un poquito.
—Que idiota eres —protesta—. No te voy a decir que te quiero hoy.
—Eso es súper cruel.
—Más cruel es que no me dejes ir a mi al infierno.
—No debí decirte.
—Te hubiera matado. ¿Cómo voy a reconocerte?
—Espero que no lo hagas.
—¿Y cómo voy a besarte tras una esquina?
—¡No beses a nadie hasta cerciorarte de que si soy yo!
—Si no puedo reconocerte no sé cómo lo haré...
—Llevaré un traje negro... y los labios pintados de negro... como medio infierno.
—Pues vaya...
—Y una flor blanca en el ojal.
—Oh, ¡come on!
—¿No te parece forma suficiente?
—Van a comerte...
—Entonces llevaré un garfio en vez de mano en la muñeca izquierda. Y un parche en el ojo.
—Vale, vale, vale...
—Y un letrero que diga "Propiedad de Crowley"
—¡Ni se te ocurra!
—¿Te daría vergüenza? —se ríe.
—N-No —sí—. Pero igualmente...
—"Crowley es mío", entonces.
—¿No te ibas?
—Ugh, sí, me voy —Igual se espera a ver si le dice algo bonito. No, eso no pasa. Joooo. Vacila, sin colgar—. B-Bueno...
—¿Aja?
—P-Pues yo... Ehm... Te... te... —vacila un poco y se sonroja levemente —. Te veo luego.
—Ciao.
Debes oírle refunfuñar un poco.
—Adiós —pero no cuelga.
—¿Queeeé?
—¡Ya lo sabes! —protesta un poquito y sabiendo que lo sabe, además.
—Te he dicho que no te lo voy a decir.
—¿Por qué?
—Porque te vas a meter en eso.
—¿Tú te crees que yo quiero? ¡No puedo creer que me estés castigando doble!
—Sí que quieres porque no me dejas que vaya yo.
—Ya te di todas las razones, de hecho la única cosa por la que sí quería la he echado a perder
—Encima, que no fuera yo.
—No, que fueras y no supieras que estábamos ahí.
—Claro, quién no querría gritar en la ejecución pública de su marido solo para descubrir que lo ha hecho al llegar a casa.
—E-Ejecución.
—Encantador, ¿no?
—¡No va a haber ninguna ejecución! Yo lo que quería saber era que decías de mí en mi ausencia, pero ya me lo imagino —vas a llegar tarde, Aziraphale.
—Escucha... escucha que acabo de acordarme. Es parte de los... es parte de los festejos y todo eso.
—¿Ajá?
—Van a daros lotería... es muy importante. Es una lotería para ejecutar a alguien, es como una ruleta rusa de mierda. Es como una... tradición. No podéis negaros a tomarla... pero podéis trucarla.
—What?!
—Lotería.
—¿Una lotería que quien gana... lo ejecutan?
—Sí.
—¡Dios mío con el infierno! ¿Y cómo lo truqueas?
(Eso le va a salir a Gabriel SEGURO. Piensa Belcebú con terror)
—Pues cuando sale el numero ganador haces un milagro y cambias el tuyo.
—Eso... va a ser un problema.
—Si es que lo tienes ¿Por qué va a ser un problema?
—No puedo hacer milagros ahí abajo.
—¿Qué? ¿Cómo qué no?
—Porque no
—Pero... ¡joder!
—No se puede y punto. Puedes... hacerlo por nosotros —Ejem, puedes hacer que le salga a Gabriel, de hecho. Sería buena venganza con Belcebú.
—¿Quieres bajar ahí... sin poder hacer milagros? ¿Es que estás TONTA?
Aziraphale suspira
—Así baje ya una vez siendo tú... tú tampoco podías hacer milagros en el cielo, según creo.
—¡Pero yo no pretendo subir al cielo sin que lo sepas!
Subiste sin contarle... Por cierto.
Iba con Belcebú! No de incognito. Y para eso él lo subió sin decirle!
No, fue... con Azrael y por accidente.
¡Pues fue un accidente!
Seh, pero no se lo ha contado.
—¿Te estoy contando o no? Please, haz esos milagros.
—No bebas ni comas ABSOLUTAMENTE NADA. No lamas las paredes. No lamas nada. No toques nada. Muévete lo menos posible, habla con la menor gente posible y largaos cuanto antes.
—¿Lamer las paredes?
—No te preocupes, habrá carteles para recordarte eso.
—Nunca he pensado en lamer las paredes para nada ¿Suele haber comida? ¿Y si salgo en la rifa?
—Te callas y le cambias el número a cualquiera que puedas. Y si no sales ve con cuidado porque muchos idiotas no piensan en trucar la papeleta e intentan darle el cambiazo a... a cualquiera como tú.
—¿¡Le cambio el número cómo?!
—Pues le quitas su papeleta y le das la tuya.
—¿¡A un pobre demonio desconocido para matarlo?! —Es que les va a pasar, a cualquiera de los dos.
—A cualquiera que no seas tú, Angel. ¡Cualquiera!
—¡Pero eso es casi como matarle!
—No, eso es casi como salvarte a ti mismo.
—A costa de matar a alguien.
—Solo si ese otro no es tan idiota como para quedarse el número.
—Ugh. Rezaré para que no me salga... ni a Gabriel. Seguro si le sale a Gabriel detendría todo y Belcebú le... salvaría.
—¡Ni se te ocurra rezar!
—¿Por?
—Huele raro, van a notarlo.
—Por cierto, tenemos que oler a demonio.
—Esta es una misión suicida de la hostia.
—Lo es. ¿Alguna idea?
—Tienes aun... mi pijama por ahí, ¿no?
—¿Aquí en el cielo? No tengo nada, pero puedo traer algo de ropa tuya. Y para Gabriel... quizás una corbata.
—Si no... es que... yo qué sé échate un poco de azufre por encima. Y no te pongas esa... cosa, Ols pice.
—¿Qué cosa?
—La colonia de mierda esa que usas —y que a veces le echaba a mis almohadas. Callaos—. No quiero ni saber cómo se llama —porque he dicho mal el nombre a propósito y lo sé, porque se perfecto como se llama.
—Old spice.
—Whatever. Hasta el nombre es de mierda.
—Tú hueles a algo también.
—Yo no huelo a demonio, así que no vale.
—Mmmm depende.
—Ningún otro demonio huele como yo
—Desde luego, tú hueles bien —sonríe.
—Es... shut up, no te lo voy a decir. Usa azufre o algo que huela como el culo y ya —probablemente es Chanel n°5. Sí, incluso cuando es un hombre.
—Ohhh... el misterio de Crowley —guarda los papeles que estaba revisando—. Debe ser algo bonito.
—No importa. Angel, esto es muy serio. Tenéis que ser convincentes. Escríbeme si se te ocurre algo más que no sepas cómo hacer.
—Está bien... azufre entonces. Necesitamos una alimaña.
—Ah, eso... hay casi de todo ya pillado.
—Gabriel quería abejas.
—Elije cualquier insecto de mierda y di que es uno específico de cualquier isla de... ¿abejas? Creo que no hay nadie que sea una abeja
—¿Un insecto raro? ¿Una hormiga? Yo le he dicho que las abejas son el animal más importante del planeta.
—Creo que tampoco tenemos ninguna hormiga. ¿Sabes? No estoy seguro. Elije una serpiente que te guste y yo te sigo el rollo.
—Oh, vale.
—Bueh, que sea una abeja si quiere allá él.
—¿Y yo una serpiente?
—Sí. Yo no sé ni cual soy así que puedes ser cualquiera y yo diré que soy otra.
—Yo sería una blanca y benigna.
—Vale, claro, súper demoníaco eso.
—Ugh, una pitón.
—Vale. Vale. Yo... ehm... soy una cobra. Vale. Algo así. Una vívora. Yo qué sé. Vale.
—Una víbora que parece temible y... no lo es.
—¡Sí que lo soy!
—I love you.
—Ugh. Idiota, yo a ti no.
—Una boa constrictor eres tú, solo por pensar en cómo me abrazas mientras duermes —Aziraphale se ríe igual.
—No, yo soy venenoso
—Siendo que a mí me has MORDIDO... no.
—No tiene nada que ver.
—Seré una black mamba.
—No has dicho... vale.
—¿O una pitón? Una gruesa como yo.
—Da lo mismo, en serio, nadie te va a preguntar.
—Vaaaaie, vale. ¿Algo más que deba sacar?
—¿Sacar?
—De tema o algo.
—No hables con nadie.
—¿Y si me hablan?
—Asientes, sonríes y respondes con monosílabos.
—¿Así hablas tú con ellos?
—No, pero yo tengo experiencia en esto y tú no. Y vas a empezar a decir "repámpanos" o a hablar de la idiosincrasia de la convexión de la democracia esotérica en el antiguo régimen anticonstitucional monárquico ruso o cualquier otra mierda similar y te van a dar todas las bloody papeletas de la ejecución. Así que ver, oír y callar.
—¡No siempre hablo así!
—Ya, claro.
—¡Puedo no hablar así si no quiero!
—Se te va escapar...
—Ugh. Vale, hablar poco —protesta sonrojadita.
—Poco o nada.
—¡No puedo no hablar con nadie! Aunque con quien me interesaba hablar era contigo.
—Conmigo tampoco puedes hablar demasiado.
—Ya no tiene tanta gracia si sí sabes quién soy, la idea era escuchar lo que decías cuando no te oigo.
—Pero si ya sabes lo que digo, es lo que le dije a Asmodeo.
—Que soy inocente y atarantado y te aprovechas de mi por eso... ya, ya.
—S-Sí —se humedece los labios.
—Ugh, quizás no debería defenderte en el cielo.
—Uhm...
—Pero es que en el cielo sí saben... y en el infierno no.
—¿Qué saben?
—Que te quiero, yo no puedo ocultarlo como Gabriel. Así que si no te defiendo quedo como más tonto aún. Esto debe ser tu culpa, ¡es realmente el plan perfecto!
—Lo que pasa es que si en el infierno se enteran a mi se me meriendan. Contigo solo se burlan.
—Ya lo sé... aunque no solo se burlan. Todo esto va justamente como iría si el cielo tuviera razón. Es un callejón sin salida.
—No me hagas drama, que no paras de decirme todo lo bueno que soy, así que no debe irte tan mal.
—¡No me regañes por quejarme tú también! Y no me va mal contigo, sí que vale la pena, pero es que...
—Anda, anda... —se ríe.
—Ugh, ¡son todos imposibles!
—¿Todos quienes?
—¡Todos ustedes los que me regañan todo el tiempo sin razón!
—Ahora resulta...
—Si me quejo será porque tengo algo de que quejarme.
—O vicio.
—¡Suenas igual que Gabriel! "Ugh, otra vez quejándote de que te tortura el infierno."
—¡Yo no he dicho eso!
—"Ugh, te quejas de vicio."
—Pues lo haces.
—No siempre, ¡son quejas válidas! Y ya podría empezar a "quejarme" de otras cosas que les avergüencen a todos.
—¿Cómo qué?
—Como que ciertas cosas te dan tanta vergüenza que me impide sugerir algunas actividades en la cama que quisiera probar.
—¿Perdona?
—No quieres que me queje de esas cosas.
—Es que no sé ni de qué me hablas.
—De que no sé si te escandalizarías —y este es el MEJOR momento para sacarlo.
—¿Pero escandalizarme por qué?
—Pues porque te da vergüencita ¡ya lo sé!
—¡Pues dime el qué!
—Pues si te digo... que quiero que me llames de cierta forma o que quiero esposarte... o probar una de las cosas que venden en esa tiendecita —y le llamas tiendecita, así con tu vocecita tan mona, solo para que suene menos pervertido—, que está a una calle de la librería...
—¿C-Cuándo me escandalizado por algo así? —vacila intentando sonar lo menos escandalizado posible a pesar del escándalo.
—Ahora mismo, si te estoy oyendo.
—¡No estoy escandalizado!
El suspirito porque el gritillo escandalizado. Está escandalizado porque crees que se escandaliza.
—Quizás no deberíamos hablar de esto aquí, mejor lo hablamos la próxima vez que estemos solos... —Y ahora te dejará con la duda eterna.
—What? ¡No!
—Va a regañarme Gabriel...
—¡Al menos dime el qué!
—¿El que qué?
—¿¡Qué es lo que crees que me escandaliza?!
—Pues ciertas... actividades o ideas.
—Ejemplos, Angel, ¡Ejemplos!
—Pues te sonrojas con cosas y haces esos soniditos —empieza a caminar a la salida del archivo.
—¿Pero qué cosas?
—Pues aquel día que te dije que mejor de espaldas y con el espejo... dejasate de funcionar varios segundos, darling.
—P... b-b... p... d... ngk
—A esto me refiero. Justamente...
El demonio vacila con algunos soniditos más. Aziraphale sonríe porque le gusta cuando se pone así, y se lo imagina perfecto sonrojadito.
—S-Shut up. ¡Lárgate ya!
—Piensa en ello... —pide con una risita.
—Voy a colgar.
Más risitas.
—Ugh! —le cuelga. ¡Malditos!
Es tan mono.
¡No lo es! Callaos. Y se avergüenza más porque Aziraphale dice esas cosas que por otra cosa.
Cutie. A mí me hace mucha gracia Aziraphale diciendo cosas... bastante subiditas de tono, pero ocupando palabras como tiendecita que para el hacen que todo "suene más inocente". He de decir también que aún pienso que una vez entrados en... kinks. En fetiches, Aziraphale es perfectamente capaz de tener como trescientas ideas que quizás Crowley ni piensa que Aziraphale puede tener.
No que propiamente le escandalicen, pero más bien, que le puede escandalizar un poco que Aziraphale siquiera haya pensado en ellas, o sea Crowley sabe que existen y ni siquiera ha pensado que ello puede hacerse ni remotamente con Aziraphale y un poco culpablemente, Aziraphale ya hasta compró la cosa con la que hacerlas y Crowley en plan: "¿No que YO era el que iba muy rápido?, wtf?"
Porque me da que una vez que Aziraphale cae en el asunto de... vale, esto da placer y lo vamos a hacer, es como... vamos a hacerlo BIEN. Nada de medias tintas. Ahora averiguamos que es lo más placentero para todos y lo ponemos en práctica porque si no es un desperdicio.
Cielos.
Me parece muy de él el... si esto me gusta, voy a sacarle TODO el provecho del mundo sin... contenerme y pues... suerte, Crowley.
Ya, ya... como la comida.
Exacto. Es que en ese sentido es muy blanco y negro el ángel. Me gusta... ME GUSTA. No me gusta, SHOO y esto parece gustarle con Crowley así que...
