Bueno... ¿Te he dicho TODO lo que os ODIA Crowley?

Un poco. A Aziraphale no debería odiarle.

En fin, que Crowley te ODIA mientras se esconde en el infierno detrás de alguna esquina.

Ni siquiera tiene una mesa aquí o algún lugar al que ir a esperar sin parecer sospechoso y encima se han cargado su entrada. Aziraphale se ha cargado su entrada espectacular.

Quizás veas a Belcebú sentada por ahí, en su trono infernal, chasqueando los dedos para poner unas cuantas velas más...

Ugh... ¡Aziraphale no ha hecho nada!

La verdad, Crowley opina que ya empieza a haber suficiente fuego aquí abajo. Y eso que esto es el infierno. No pueden incendiar el ja-ja infierno. ¿No? De todos modos ni borracho se acerca a hablar con ella. ¡Si ya sabe que quiere matarle!

Pues quién sabe, pero Belcebú está completamente distraída, con la mirada bastante ida y aún más cara de aburrida de lo que habitualmente tiene, pero está bien que no... se le acerque o sí. En realidad... sería un lío particular que te le acercaras, distinto al que esperas.

Lo puto malo es que está paseando por ahí... aun no se ha disfrazado porque le da un poco de vergüenza y no quiere que todos le paren para decirle cosas, va con el teléfono jugando al candycrush yendo de un lado a otro fingiéndose muy ocupado y por lo visto tiene que ir a fingirse ocupado a ese bloody lado, como si el infierno midiera veinte putos metros cuadrados nada más.

—¿Qué haces aquí?

Sigue andando, no le habla a él. En realidad... es Hastur. Ah, se detiene y le mira.

—Oh... te han soltado.

Es que se le oscurece aún más la mirada y da un pasito hacia él.

—¿Qué hay?

—Vas a pagarme esto...

—Anda ya —levanta las manos en son de paz—. Solo estoy aquí por los festejos —chasquea los dedos y... se pone su disfraz—. ¿Ves?

—Me parece perfecto que estés aquí —sonríe de lado.

Ha estado un rato peleando su disfraz o más bien peleando para el que quería que fuera su disfraz le quedara bien. Al final Aziraphale ha estado todo el día y no le ha dejado probar suficiente pero... bueno. Chaleco de terciopelo blanco, camisa celeste, abrigo crema... pajarita... ejem. El pelo aun lo lleva rojo y corto porque no le convencen los rizos.

What?! ¿De qué se ha disfrazado? ¿¡De Aziraphale?!

Sigh... sí.

Cie. Los. Hastur parpadea y parpadea otra vez.

—What the hell...

—Es una broma —se encoge de hombros—. Los ángeles dan bastante miedo, ¿no es eso?

—No dan el más mínimo.

—Será que no conoces a muchos.

—Tu mariquita no da ningún miedo —La verdad ni sabe qué quiere decir eso de mariquita, pero escuchó a alguien referirse a Aziraphale el otro día como tal, así que le ha parecido buena idea.

El suspiro y los ojos en blanco de Crowley, pensando que no la ha visto gritar irritada o hambrienta.

—Quiero que sepas que no he olvidado a tu angelito.

—De eso ya me he dado cuenta, pero igual podría presentarte a algún amigo. ¿Conoces a... Sandalio se llamaba el que bajo aquí con él?

—No hablo de eso, imbécil... un día de estos, quizás hoy... voy a desaparecerlo para siempre, y tú solo vas a poder lloriquear por los rincones como haces.

—Claro, de hecho, ¿por qué no vas a buscarlo a la tierra? Hoy voy a estar aquí, así que tienes camino libre. A Belcebú va a encantarle

—No, hoy es Halloween y soy un duque del infierno y desde luego que lo que tengo que hacer es estar aquí en el infierno, idiota. No voy a irme.

—Pues por eso. Vas y bajas con su cabeza. Una entrada espectacular.

—Claro, y tú vas a darme esa idea... No soy idiota... —le toma del brazo—. ¡Lord Belcebú!

—¿Y qué...? ¡Ugh!

—Lord Belcebú, ¡mire a quien he traído a su asquerosa presencia! —tira de él con bastante fuerza. Pues que va a hacer más que dejarse, aunque intenta que le suelte un poco. ¡Joder! Al menos no le arrugues el abrigo.

Lord Belcebú hace los ojos en blanco cuando escucha los gritos, girándose a Hastur y parpadeando al ver a Crowley, se humedece los labios y gira la mirada, sin verle. Es que Crowley no se atreve ni a protestar demasiado.

—C-Crowley —Belcebú vacila, la verdad.

—Lord... Belcebú —sonrisita tensa, hace una reverencia pequeñita y levanta una ceja al verla disfrazada de general nazi, sin comentar nada... Aunque con cierta curiosidad de si se va a enfadar de que otro "demonio" vaya disfrazado como ella.

Belcebú es que... no quiere que le pregunte sobre Gabriel y teme que lo haga. Carraspea y le mira de reojo.

What the hell haces aquí a esta hora? —pregunta tensa.

Ah, ya claro "¿ya no... ehm... quiere matarme?" pregunta clave sobre Gabriel

—Eh... bueno, siempre digo que tengo... inconvenientes y todo eso pero hoy... no. Así que... aquí estoy —sonrisa nerviosa, se encoge de hombros balanceándose un poco con las caderas sin notarlo.

Ella le mira... y nota que se ha disfrazado. De puto ÁNGEL.

"Pero podríamos subirnos todos a por uno rapidito a ver si disuadimos un poco ciertos comportamientos" añade Crowley para sí mismo en cuanto a los comentarios referidos a Gabriel.

Belcebú se humedece los labios pensando que claramente no se ha disfrazado de Gabriel. Parpadea, desviando la mirada.

No, no se ha disfrazado de Gabriel. Eso seguro, aunque Gabriel le da más miedo, pero esto es como un poco... ehm... ironically.

Y es que... no quiere pensar en a Gabriel. Tampoco quiere pensar en el imbécil de Crowley y su estúpido ángel de mierda que sí le quiere y si quiere estar con él.

—¿No va a... encerrarle? ¿Le pongo en el calabozo? ¿No quiere matarle, Lord Belcebú? —pregunta Hastur hasta sonriendo un poco sintiéndose el niño más listo de la clase por haberle traído.

—Joder —protesta Crowley intentando que le suelte un poco.

—Lárgate, Crowley. No quiero verte —decide ella.

—Claro, sin problema —insiste el para que Hastur le suelte.

—P-Pero, Su... Bajeza, yo escuché que... —Hastur balbucea incrédulo, frunciendo el ceño.

—¿A caso estas sordo, Hastur? —protesta Crowley.

Shut up! ¡Mire de qué se ha disfrazado! ¡Está de ángel!

—¡Es irónico!

—¡No! Es una vergüenza para todos nosotros con ese atuendo ridículo... "Ñañaña, I love an angel..."

Oooojos en blanco de Crowley, aunque se sonroja un poco y Belcebú BUFA. Crowley la mira y piensa en Aziraphale diciéndole que está preocupada y comiéndole el coco con que pobrecita... y con que les beneficia que ellos dos... y con qué tan triste que está Gabriel y que otras mierdas.

Tal vez debería decírselo. O advertirla, "Eh, que tal si... sin motivo aparente, somos un poco indulgentes hoy con el cielo en la gran fiesta del infierno, por... cambiar."

—No quiero escuchar esas mierdas —protesta ella para Hastur, zumbando más que de costumbre.

"¿Qué tal si hoy fingimos que hay ángeles entre el público? Como juego, ¿eh? Podríamos fingir que yo soy uno de ellos, claro, no uno de verdad"

Y... luego que se entere. De algún modo. Y SABRÁ que él lo SABÍA desde ahora. Y ACTIVA Y CONSCIENTEMENTE se puso del lado del cielo y no les advirtió. JODER.

Claro y volverá a querer matarte. Aunque ahora mismo, Belcebú suspira cansadamente mientras Hastur vuelve a alegar una estupidez sobre Crowley y el ángel imbécil.

¿Cómo podría... decirle sin... decirle? Porque obviamente decirle implica que descubran a la IDIOTA DE AZIRAPHALE QUE NO DEBÍA BAJAR.

Y darle la espalda a tu marido que confío en ti.

Por eso se ha disfrazado como él para llamar la atención de los demonios y porque si alguien le descubría siempre había algunos idiotas que creerían que se referían a él y no al de verdad.

—Hastur, deja que se vaya y cállate —vuelve a protestar ella sin mucho ánimo.

Y es que noooota, nota que está ahí con ese ánimo... joder, porque tenía que venir Aziraphale a comerle la cabeza y a hacerle sentir mal ahora.

—Ehm... él está... está de malas también. Triste y whatever —carraspea un poco y mira a Hastur de reojo.

—¡Yo no estoy triste! —protesta Hastur que cree que habla de él.

Belcebú parpadea una vez... y mira a Crowley. Frunce el ceño.

Whaaat?!

Crowley traga saliva, dando un pasito atrás y se encoge de hombros.

—No sé qué ha pasado, solo sé lo que... me han contado.

What are you... —empieza Hastur otra vez y lo siento querido. Chasquido. Hastur desaparece.

—¿Qué coño es lo que te han contado?!

—Que está de mal humor. Gritando y... bueno. Por lo visto por una llamada de teléfono que no fue bien.

A Belcebú se le oscurece la mirada porque... a saber qué significa eso. Nada. Le ha bloqueado el teléfono incluso.

—Me he aburrido de él. Eso ha pasado.

—Oh... Ya... ya veo —asiente—. No la molesto más entonces —"Mejor, porque solo me estoy metiendo en esto porque Aziraphale es pesado de cojones" añade para sí.

—¿Qué sabes de esa llamada?

—¿Eh?

—¿Que mierda te han contado? ¿Ha sido el bloody ángel tuyo?

—Ehm... S-Sí —¿aburrida? ¡Ja! Sí, claro—. Estaba con ella comiendo cuando... pasó. Y dijo que volvió de un humor de perros. Es todo lo que sé.

—¿¡Estaba con quién comiendo?! —se tensa frunciendo el ceño

—Pues con mi ehm... Aziraphale. O sea, no que sea mi nada que... bueno, creo que se llama así... ejem —parlotea.

—¿¡Estaba teniendo una bloody cita con ÉL?!

—De trabajo.

Ella sigue frunciendo el ceño, pero parece un poco menos alterada.

I-I-I... don't care —responde y se revuelve un poco, mirando al salón. Y pareciera cualquier cosa menos que no le importa, la verdad—. Esto ha sido una idea mala, y obviamente yo he decidido que... tenía cosas mejores que hacer.

—Sí, l-lo... entiendo. Son desesperantes y hay que ser un poco insistente a veces. Siempre he dicho que esto no fue fácil. Solo que bueno, al final... pues... tal vez... valga un poco la pena y... o sea, por... el espionaje y todo eso.

Ella se humedece los labios y vuelve a desviar la mirada y es que esta es justo la conversación que no quería tener con Crowley, y quería tenerla por igual. Porque es que Gabriel ha dicho clarito que no quiere.

Y también te está diciendo clarito que no está tan bien y tranquilo con esa decisión.

—¿Esto te ha pasado a ti alguna vez?

—¿Eh? ¿El qué?

Le mira porque claramente no quiere decirle exactamente cuál es el problema. Crowley sonríe nervioso.

—M-Me refiero a... p-por lo que dices de que vale la... p-pena insistir. ¿Has tenido que hacerlo?

—Ah, sí, lo que más.

—Y te ha dicho que ya... hmmm n-no... Bueno... que mejor n-no... que... no. Hmmm...

—Miles de veces.

Really?! ¿Y... que no quiere? —parpadea.

—Nada. Todo lo que se puede no querer, alguna vez ha dicho que no lo quiere.

Ok. Ok. Ok.

Pues lo siento, pero así es.

Belcebú deja de estar desparramada en el trono y se echa al frente, mirándole interesada. Crowley cambia el peso de pie.

—¿¡Y qué has hecho?! ¿Cómo lo has hecho? Él dice que te quiere todo el tiempo y no se siente culpable además y...

—Ya...

—¿Cómo has hecho?

—Pues... siendo paciente e insistiendo e insistiendo y haciéndole el caso justito a sus quejas.

—¿Aunque diga que no?

—Pues si dice que no... Bajas un poco el ritmo y le das un poco de tiempo y... sigues.

Ella le mira, como si acabara de explicarle algo así como el fuego o la rueda. Crowley se encoge de hombros.

—O sea, es que va a decir que no a todo. Todo el tiempo. La cuestión es no violarle pero... es que a veces, si es por ellos nunca va a pasar nada.

Belcebú se muerde el labio con eso, poniendo ojitos de esperanza.

—Es que si yo hubiera tenido que creerme todos sus noes... probablemente hubiera tardado como seis mil años en llegar esto... —fíjate, justo lo que pasó.

—¡Seis mil años!

Carraspea un poco y se encoge de hombros sin mirarla, ligeramente sonrojado.

—Ugh... no. No, no sé si podría esperar seis mil bloody años, joder con los ángeles. Yo... pensé que esto era más definitivo.

—¿Definitivo?

—Pues... que si no quería era que realmente... no quiere.

—Mmm... Bueno, eso puede ser también

—¿No has dicho que hay que insistir? —frunce el ceño.

—Sí, sí... pero... o sea, tampoco hay que... forzarle. O bueno, tal vez sí, al final son ángeles y nosotros demonios.

—No voy a violarle ni a hacerle nada que realmente no quiera.

—Entonces... —se encoge de hombros.

—Hmm... —se lo piensa, esto de... insistir más—. Ha dicho que me hablará y me ha bloqueado en el teléfono.

—Bueno, se habrá puesto nervioso.

—Pero... pff... Él no se pone nervioso. Bueno si pero... — Cosas que nunca pensaste harías en tu vida, Crowley. Estás consiguiendo mucho más de lo que ha conseguido Aziraphale en este tema.

—Claro que se ponen nerviosos. Todo lo relativo al infierno les pone los pelos de punta.

—Yo no parezco ponerle los pelos de punta.

—Tal vez... sería hora de... —es que se le muere el chistecito solo—. Ehm...

—¿De qué?

—P-Pues de... ponerle... un poco... ehm... n-nothing.

—No entiendo. ¿Ponerle un poco de qué?

Carraspea.

—L-Los pelos de... punta— o lo que no son pelos, añade para si. Belcebú levanta una ceja.

—¿Cómo?

—Ehm... me refiero a... darle dolor de cabeza, ponerle en problemas. O sea... que...

—Molestarle...

—Sí.

—Ya hice eso... bueno antes. De hecho creo que si le puse los pelos de punta, estaba enfadado —sonríe de lado—. Pero de ahí vino todo eso. No sé, ¡son incomprensibles!

—Estoy seguro que no ha dejado de pensar en usted. Eso es bueno.

—Yo... no... ehm... estaría tan segura —se sonroja.

—¿Por?

La verdad, no tiene idea de por qué piensa eso, ni siquiera sabe si o piensa de verdad, solo... está extremadamente nerviosa con este tema. Crowley inclina la cabeza.

—Yo no he pensado... t-tanto en él

—Mejor —La mira porque eso sí que no se lo cree—. Es bien sabido que el que piensa más en el otro es el que está más jodido.

Belcebú se sonroja porque... es que no ha pasado más de media hora sin que piense en él, y eso le jode.

—Pff... Debe ser él, porque claramente yo no tengo esos problemas.

—Por eso mismo, esto es como con los humanos, me parece.

—¿En qué aspecto?

—En que como más enamorado está uno, más piensa en el otro.

Belcebú aprieta los ojos sintiendo una punzadita en el corazón y es que... si hubiera ángeles por ahí ya estarían notando cosas.

—¿Tú estás enamorado de tu ángel? —te reto a que respondas eso sin equivocarte.

—Eeeeeh... —abre y cierra la boca unas cuantas veces haciendo soniditos indescifrables. Belcebú le mira con interés, un poco sonrojada —. Eh...uhm... nnnn...

LA mirada penetrante.

—N-N-Nah, no... Demasiado.

—No... Demasiado.

—N-Nah...

—P-Pero sí estás enamorado de él... No es nada más que estés... jugando con él.

—Pues es que no lo... estoy.

—¿No estás qué?

—E-Enamorado. O sea...

Belcebú frunce el ceño. Lo siento, Crowley, esta conversación es compleja.

Joder si lo es. Va a acabar bloody deshidratado del sudor frío. ¿Y esta pajarita tiene que apretar tanto?

—¿No estas nada enamorado? —pregunta sonrojándose levemente.

—Nah, es una... es... ehm... estoy solo... sacando provecho.

Belcebú entrecierra los ojos, inconforme con esa respuesta.

—D-Desde luego yo también.

—E-Entonces hay que... aguantarle algunas cosas con más motivo.

—C... Claro.

—Y dejarle hacer antes de volver a la carga.

—Dejarle... hacer.

—Pues respirar.

—Ya... ya. Ya. Sí, eso hago. Igualmente tampoco estoy tan interesada en verle ni nada —se echa atrás otra vez en su trono, mirándole de reojo—. ¿Qué te ha dicho tu ángel?

—Ehm... que... está de mal humor todo el tiempo. Enfadado y con menos paciencia de lo normal.

—Es... un idiota —responde sonriendo de ladito.

—¿Idiota?

—Que está enfadado... a saber por qué. ¿No te ha dicho el ángel?

—No, solo cree que fue por una... llamada telefónica porque empezó a estar así al volver.

Belcebú se revuelve porque no, no fue una llamada telefónica. Fue el que ella estuviera ahí, y él no quería... nada. Estaba enfadado porque subiera al cielo, estaba enfadado porque ella estaba ahí y no parecía... tener ningún interés de nada más. Aprieta los ojos.

—Ehm... estaba yo ahí afuera del restaurante.

—Oh... ehm... vaya —vacila porque de verdad DE VERDAD no quiere saber todo esto ni quiere ser ahora el bloody confidente de Belcebú, pero...—Y... ¿Q-Qué pasó? —pregunta tardando un poco en preguntarlo porque parece que ella quiere contárselo a pesar de todo.

—Me dijo que no quería nada más y que parara.

—Oh... supongo que... está siendo un poco rápido todo.

Ella se cruza de brazos frunciendo el ceño.

Are you going too fast? —Crowley proyectándose.

—Pues yo diría que no, llevamos... siglos de trabajar... en... bandos opuestos y de... bueno... yo qué coño sé. ¿A qué bloody velocidad querría ir él?

La cara de "Aaaaay"

—¿Es que qué espera que haga? ¿Que... no le hable nunca? ¿O que solo le hable? O que... yo qué sé. Quizás quiere volver a lo que teníamos antes. O quizás no quiere volver a nada, dado que el muy idiota me bloqueó en el teléfono.

—Estará... a veces, si se sienten culpables de lo que hacen, deciden ser un poco más drásticos.

—¿Tu ángel hace eso también? —es que la verdad, esta conversación le está siendo sumamente útil.

—Oh, sí... son muy de blanco y negro. O sea, de repente no les pasa nada y casi son ellos los que te tientan a ti y de repente no quieren ni hablarte porque les llevas por el mal camino.

Belcebú levanta las cejas porque es TAL CUAL le pasa.

—A momentos te seduce él y repentinamente es como si uno estuviera haciéndolo todo.

—Exacto y además es como que te culpan hasta de lo que hacen ELLOS.

—Claro, como si uno fuera el causante de todo lo que hacen con premeditación cuando uno está haciendo... lo que puede. Además hacen... cosas raras.

—¡Sí!

—Y sueltan esa... cosa. Debe ser una de esas mierdas angelicales.

—Espere, ¿o qué cosas raras?

—Pues eso que... eso que... se siente.

—¿Eh? ¿El qué?

—Algo que hace... cuando está cerca... cuando te toca que... hace que sientas como...

—Ah, él... ehm... sí.

—¿El tuyo también lo hace?

It is... L-Love. Yes. No lo controlan. O sea, a veces sí, pero...

Belcebú se sonroja, porque es lo que más le gusta de Gabriel.

—Ugh.

Normal, aunque lo de Gabriel es afecto.

Uuuuuugh. Esa mierda.

—Esa cosa de mierda angelical que... ugh.

—Es... sí, bastante asqueroso —no la mira.

—Absolutamente...—ella tampoco le mira a él, sonrojándose más.

El momento incómodo.

oOXOo

Aziraphale vacila porque... qué entrada tan más fea... no que no la hubiera visto más de alguna vez, habitualmente dese los brazos de Crowley y de salida, cero preocupado por mirar el paisaje. Se revuelve un poco, nerviosita.

"Lasciate ogni speranza, voi ch'entrare"

—Siempre tan agradable venir al infierno... —comenta sarcástica Aziraphale, arrugando la nariz.

Gabriel ni atención presta al escrito de la puerta. Deberías haber venido en los viejos tiempos, cuando el perro de tres cabezas. Joder, eso sí era impresionante. El perro de tres cabezas y el barquero ciego.

—¿Estás nervioso?

—Un poco —confiesa—. ¿Tú no?

—Mucho.

Mano a la cabeza, confortándole un poco. Ea, ea. Ella le mira de reojito porque... ese pat pat siempre le da más miedo que otra cosa.

—Todo va a ir bien —asegura poco interesado—. ¿Sabes a dónde hay que ir ahora?

—Creo que sí... —sí que lo sabe porque Crowley se lo ha dicho—. Aunque el infierno es laberíntico.

—Ya, bueno. Es básicamente espirales.

—¿En dónde está la oficina de Belcebú? —pregunta mirándole de reojo para ver qué tanto conoce el infierno.

—Hacia ahí —señala sin dudar—. Pero no es a dónde vamos.

—Lo sé, solo... me dio curiosidad. ¿Es bonita?

—Nada aquí abajo es bonito. Mira por donde pisas.

Cosa más difícil, imposible, cuando uno trae una bolsa en la cabeza, por más agujeros que tenga. Aziraphale se repega un poco a Gabriel cuando... empieza a haber demonios y gente penitente caminando por aquí y por allá. Este lugar es horrendo.

—¿P-Por?

—Suele haber charcos de cosas pestilentes y a veces hay agujeros y cosas raras.

—Ugh... —mira casi en su totalidad hacia el suelo y un poco adelante—. Es aquí... a la izquierda, creo...

—¿Aquí? ¿Seguro? —le mira.

—E-Es... un pasillo largo que se hace angosto y huele a azufre, ¿no?

—Como todos —igual gira.

Ella le sigue y alguien les sigue también, haciendo un poco de ruido y consiguiendo que Aziraphale casi se repegue a Gabriel del todo.

Gabriel se detiene, mirando a quien viene.

¿En serio? Aziraphale no se lo puede creer. Se esconde igual un poco tras él. Pues es que...

What? —pregunta el demonio que viene, que no tiene un diente y huele especialmente mal. Gabriel se aparta para dejarle pasar.

—Vamos bien para lo de Halloween, ¿no?

—Nadie va bien, what the fuck, dude? —Lo ve con cara de incredulidad.

—Me refiero a que si es por aquí.

Are you... new?

—¡No! No, no, no... Pero hace mucho que no venimos. Parece que han cambiado algunas cosas.

—¿¡Aquí?! Dude...

—Sí.

—El hall está para allá —señala hacia medio pasillo, y luego sigue caminando—. Arsehole.

—Oh, Dios te... —se detiene a sí mismo, es la fuerza de la costumbre y carraspea un poco

Aziraphale palidece y el demonio sólo tiene un escalofrío pero sigue su camino.

—Ugh... procura no mencionar a Dios.

—Ya lo sé, ya lo sé, se me ha escapado.

—Venga, igual es una victoria, ¡no te ha reconocido!

—Vamos para allá antes de que estén todos y no tengamos sitio —hace un gesto con la mano, porque sí, cree que pues... probablemente no haya sitios asignados y algunos lleguen un poco tarde, al fin y al cabo esto es el infierno y son un desorden.

—Aún no es hora ¿o sí?

—No, pero si llegamos antes serán otros dos los que no puedan entrar —claro porque tu crees que te cuentan en la entrada o algo. Vas a flipar cuando veas que de hecho hay como... cinco sillas y si alguien más quiere una tiene que IMPROVISAR.

—Sí, sí... vamos. Cuidado, parece haber excremento ahí, no lo pises.

Gabriel da un salto apartándose porque ODIA este sitio. Además, aunque aún no está de muy buen humor como para disfrutar su ropa negra, estos zapatos le gustan. Dices "estos zapatos me gustan" como si tuvieras algunos bloody zapatos que no te gustaran.

Lo odias pero igual has bajado aquí a verla.

Esta es una misión de espionaje, no vamos a verla a ELLA.

—Podrían limpiar algo de vez en cuando... —protesta Aziraphale sin que le parezca raro que Crowley comparta el odio con Gabriel.

—Aparentemente no lo hacen porque "esto es el infierno, no se supone que tenga que ser cómodo" —responde poniendo un poco de voz en falsete con las justificaciones que le dan a él.

—Crowley lo odia.

—Bienvenido al club —protesta.

—Mira, ahí parece haber más luz...

—Vamos a acercarnos... —se dirige hacia ahí y es que ya me los imagino llegando y que solo estén Belcebú y Crowley y a Crowley dándole un INFARTO, pero naaah.

Debe haber tres demonios más y Hastur, que está en el calabozo. Otra vez.

Pobre hombre.

El problema es que una vez dentro, a Gabriel no le interesa hablar con ningún otro demonio que no sea ella y ella está ahí hablando de ti con Crowley.

Pero tampoco quiere acercarse a hablar con ella, de hecho le da un pequeño vuelco el corazón al verla

Que Aziraphale siente... aunque rápidamente se distrae con... wait a moment. ¿De qué está... es... ese... Crowley?

Sí, ese es Crowley. Mira el pelo rojo y las gafas de sol inconfundibles en combinación con el abrigo blanco.

Aziraphale se SONROJA debajo de la capucha al ver a Crowley disfrazado de... es genérico, ¿verdad? Un disfraz de "ángel".

Sí, claro, espera que se gire y veas la estúpida pajarita de cuadros escoceses.

¿Es una burla esto o qué?, ¡la pajarita! Hasta se lleva la mano al cuello.

¡No empieces a sacar conclusiones, Angel!

Saca conclusiones, todas las del mundo, con esa pajarita.

¡No saques conclusiones! Bastante vergüenza le da llevarla y que todos le vean así de ridículo. El año que viene vuelve a venir de Scary Poppins como cuando cuidaban de Warlock.

¿Vergüenza?

Pues sí, porque es el outfit con menos estilo... de hecho, no merece ni ser llamado outfit.

Gabriel se acerca a otro demonio random de por ahí odiando un poco llevar el estúpido mismo disfraz que Belcebú. Porque parece que lo llevan. ¿Lo habrá sabido? ¿Será una indirecta para decirle que... son obvios y les ha reconocido? Carraspea un poco junto al demonio random.

—¿Tienes el programa de los festejos? —really, Gabriel...

—¿El… what?

—Pues el papel donde pone las actividades y quién participa para saber qué hay que hacer y dónde hay que ir.

—¿Hablas de una sentencia? —Como si le hablara en chino. Le mira si entender.

—¿Cómo sabes qué hay que hacer ahora? —le mira intensamente. El demonio da un pasito atrás.

—Esperar.

—¿Hasta cuándo?

—Hasta que ocurra algo.

Gabriel se humedece los labios. Bienvenido al infierno.

—¿Algo cómo qué?

—Algo, a que lleguen todos y Lord Belcebú empiece.

—Pero va a ser la hora en como diez minutos. ¿Por qué no están aquí todos?

—Pfff, what the hell!?

—¿Qué?

—Esto no empieza hasta tarde, who the fuck are you?

—¿Entonces por qué todos dicen que va a empezar a las doce?

—¡Pues porque empieza a las doce! —el demonio frunce el ceño.

—Pero si no hay nadie aquí, no va a empezar a las doce.

—Pues no te quejes conmigo, quéjate con Lord Belcebú.

La mira un instante y luego se vuelve al demonio.

—Estoy harto de decirle que la organización de esto es un desastre.

—¿Y más o menos que mierda esperas que yo haga...? Who the fucking hell are you? —el demonio le mira de arriba abajo.

—Pensaba que a lo mejor éramos más protestando... aunque no creo que te haga ningún caso a ti.

—Aquí no se puede protestar... y ella no hace ningún caso a nadie.

—¿Entonces porque me dices que proteste con ella?

Aziraphale piensa que Gabriel... Dios mío, ¿qué pretende? ¿Armar una revuelta en el infierno después de estar ahí cinco minutos?

—¡Porque a mí también me caga y no puedo hacer nada!

—Es un desastre —asiente y sonríe un poco.

Well, fuck, sí que lo es.

—Por lo menos ella es mona —se vuelve a ella sonriendo y ahora Aziraphale si debería sentir un poquito de oleadita, que le hace levantar una ceja, porque sí que está prestándole total atención esta vez.

—Hmmm... ¿Mona? Really? Es... bastante sádica y completamente injusta.

—Una cosa no quita la otra.

—Ehh... really? —el demonio la mira—. Bueno, ya sabes lo que dicen últimamente...

—¿Qué dicen?

—Oh, come on... que no es nuestro tipo el que le gusta.

—Ah, ya...

—Trae ahí ese asunto con eeeeel bloody Arcángel Gabriel. El Otro día hasta la vieron sonriendo.

—Ah, ¿sí? ¿Cuándo?

—Hoy claramente no, parece que se cayó al lago de azufre.

—Oh... ¿en serio? ¿Te ha dicho algo?

—¿A mí? Nah, pero dicen que ha estado rara, mira todos los adornos y las velas y... Pff.. hasta parece el puto cielo en navidad.

Gabriel mira alrededor.

—Te aseguro que no parece el cielo en Navidad para NADA.

—¿Vas allá con frecuencia? —le mira.

—¿Qué? Sí, claro... es decir... Nooo, no. No.

—¿Sí o no? Joder, no me digas que estás saliendo con uno de ellos tú TAMBIÉN.

—Eh... sí, claro. ¿No era una... asignación?

—Ya, bueno, pfff... Sí, pero es OBVIO que solo es un pretexto.

—¿Un pretexto?

—Para hacer sus cosas con el ángel sin verse imbécil.

—Mmmm... Pero está el otro, el demonio Crowley...

—Ya, bueno, pero no es lo mismo que haya uno a que seamos todos. No sé, yo digo. Dicen que es la conquista del cielo o algo así, a mi me parece un poco imbécil.

—¿Por qué?

—Pues como vamos a conquistar al cielo así, ¡es absurdo! Nos van a conquistar a nosotros con su puto amor de mierda.

—¿Te da miedo el amor de los ángeles? —levanta las cejas.

—¿A ti no?

—Sí, sí, claro.

—O sea, quién sabe lo que puedan hacer con él, pero ¡claramente va a ser algo demoníaco!

—Será más bien algo angelical.

—¿Y eso te parece una cosa del infierno? O sea es que cuando la calidad de la mierda... sube, estamos jodidos.

—Pero de algún modo vosotros podéis controlarlo.

—¿Controlar qué?

—Lo que... sentís de vuelta y como os afecta.

—No entiendo... ¿Nosotros quienes? ¿Tú eres diferente?

—Eh... sí, un poco, porque no soy de... Europa. De hecho te he dicho antes que estaba con un ángel también, ¿conoces al Arcángel Azrael?

—No en persona —le mira a los ojos—. ¿Tú sí?

—Es mi pareja. Mi ángel.

—¿¡El Arcángel Azrael?! Whaaaat?

Gabriel sonríe con una sonrisa peligrosa.

Whoa! —se la cree, se la compra.

El ángel sonríe más, tan orgulloso... y pensando que así joderán un poco a Azrael, que bien que lo merece. Tan cabrón.

—¿Y qué? ¿Qué es o qué? Bloody hell, todo mundo está haciendo estas cosas raras...

—¿Pues qué es de qué?

—¿Qué tal te va? ¿Sí es como... todos dicen?

—No estoy seguro de qué sea lo que todos dicen.

—Pues así de estupidizante.

—¿Te parezco yo estúpido? —Esas preguntas, Gabriel, que no estás en el cielo...

—Pues... ¿quién no? —sonríe un poco, de lado. Ojos en blanco del ángel.

—Debe ser que sí lo es, que estoy súper enamorado y en un tórrido romance.

—Pues es lo que me acabas de decir —el demonio se ríe.

—Ahí tienes tu respuesta, entonces. ¿Vas a ir tras de un ángel, tú?

—Pues... quizás no sería mala idea, solo por probar. Al menos son puntuales, ¿no?

—Sí, eso sí —se ríe. Gabriel haciendo AMIGOS en el infierno.