Todo el mundo da un paso atrás y a ver ahora quien es Braginksy... esperemos que sea Gabriel.
De hecho, todo el mundo reza para no ser Braginsky, tal vez incluso algunos miran su número de la rifa a ver si por casualidad, o les preguntan a sus compañeros "yo no me llamo así, verdad?"
De hecho, si había algún Braginsky, ahora ha pasado a llamarse Bansky, ese demonio de la capucha le ha dicho que el nombre estaba disponible porque su jefe es IMBÉCIL.
En efecto... Aziraphale, ojos en blanco.
Finalmente Braginsky da un paso al frente. Belcebú le mira y frunce el ceño.
—¿¡TÚ otra vez?!
Aziraphale querría matar a Gabriel, la verdad. MATARLO.
—¿Me ha llamado, my lord? —se guarda el teléfono en el bolsillo.
Belcebú se levanta, frunciendo más el ceño porque hace rato se le ha escapado.
—Braginsky... ¿de dónde has salido?
—Estaba ahí —señala—. No estaba prestando mucha atención, pero no estoy muy preocupado porque usted tampoco.
Y el asunto con este demonio, que le pone los pelos de punta, es que no parece tenerle el más mínimo temor lo cual es... anormal en comparación con los demás. Incluso aquellos que suelen intentar matarla o que pretenden de alguna manera derrocarla, suelen tener de alguna manera cierto respeto y temor por ella, pero este, parece tan fresco... que le dan ganas de darle una bonita lección. Cosa que pretendía hacer con la silla y que hubiera hecho de no ser por culpa del idiota de Gabriel.
—Te sientes muy pagado de ti mismo, ¿verdad? Parándote aquí a tus anchas, a decirme exactamente lo que te pasa por la cabeza.
—Un poco, la verdad —admite—. Lo siento, no quería perderle el respeto delante de todo el mundo.
—Vaya, seguramente todos los demás demonios te envidian y SEGURAMENTE alguno más pensará que hacer esto no es una mala idea... —se le acerca, mirándole con bastante fiereza, levantando la mano y tomándole de la corbata del uniforme
—Desde luego, puedo asegurarles a todos que lo es —levanta las manos.
Tira de la corbata con plena intención de hacer que se arrodille. Le sigue el movimiento, aunque de rodillas sigue siendo igual de alto que ella más o menos.
Sí, sí, vale Gabriel.
Pues lo es.
—Me parece a mí que eres de ese tipo al que le gusta montar espectáculos... ¿qué tal que te dejamos colgado de los pies?
—Agradecería que no.
—¿Qué es lo que quieres con Gabriel? —pregunta mucho más bajito, mirándole a los ojos fijamente.
Él se humedece los labios sosteniéndole la mirada fijamente y sonríe un poco de lado. Ella frunce más el ceño y le sacude un poco
—Nada, me parece que todos hemos entendido su sentimiento de posesión.
—Ningún. Sentimiento. De. Posesión
Vuelve a levantar las manos y a sonreír en señal de inocencia.
Tenemos una duda. Gabriel suelta amor como fuente y ahora que está cerca de Belcebú... ¿ella debería de... algo?
—Con que sonríes, eh...?—zumba.
Sí, un poco. Aunque es un poco residual, no a propósito.
—Vas ha aprender que con Belcebú y con las cosas de Belcebú uno no se mete.
La verdad, Aziraphale sigue pensando que esto es un DESASTRE y que Gabriel está LOCO de remate.
—¿De veras? ¿Y qué harás? ¿Matarme?
—Hay cosas mucho peores que morir...
—Ya veo...
—¿Qué ves?
Baja las manos y se las pone en la cintura, ella vacila con eso sin esperarlo.
—W-What?
La acerca un poco hacia sí, ella le mira, levantando las cejas porque esto... es familiar y tiene algo de cálido que...
—Mejor acaba esto y hablamos luego en privado.
—E-En... privado —está de lo más desconcertada, tratando de entender quién es este demonio. Temiéndole un poco, pero con mucha curiosidad—. Tienes que decirnos tus planes.
—Tienes que soltarme para eso —oleadita de afecto.
Belcebú traga saliva porque... esa sensación, es INCONFUNDIBLE. Nadie, nunca le ha... nada de eso nunca. Le suelta la corbata de golpe y él la suelta a ella alzándose y dando un pasito atrás.
Belcebú le mira, y frunce el ceño, un poco menos afectada por esto ahora que se ha separado, pero igualmente... confundida.
—De todos modos, aunque agradezco el interés, mis planes no son con Gabriel.
Belcebú se aclara la garganta intentando volver a recuperar la compostura y... eh... fallando un poco.
Gabriel se arregla los puños de la camisa y anda hacia el centro del escenario porque es un bloody showman. Aziraphale vuelve a hacer los ojos en blanco porque le dijo, ¡LE DIJO!
Sí, se lo dijo.
—¿E-Entonces?
—Azrael es el objetivo real, al menos a lo que a mi respecta. Debo decir que no tengo problemas con la competencia, si alguien más decide cambiar de objetivo.
Belcebú hace los ojos en blanco
—Hmm... Azrael...
—No, tú no.
—¿Yo no? —ella levanta una ceja—. Yo puedo hacer lo que quiera
—Hablo de los demás.
—¿Y por qué yo no?
—Creo que no sería buena idea.
—Puede quizás yo piense que si lo es...
—He dicho que no.
—Tú no decides —es que entre más le digas que no, más le parece que debería ser sí, solo por necia.
—No me hagas jugar a la psicología inversa ahora —Ojos en blanco. Porque mira que te conoce a pesar de todo. Otra vez esa... sensación de que hay algo aquí excesivamente familiar.
—Ven.
Se acerca otra vez.
—Párate ahí y no te muevas hasta que esto acabe, que quiero hablar contigo en privado.
—¿Ahí dónde?
—Aquí, a una distancia a la que pueda verte —señala y ahí se va él—. ¿Quién sigue?
Ahí van unos cuantos más de los que faltan. Aziraphale se haaaaaaaace la locaaaa, así que nadie la empuja a salir. Menos mal... Belcebú no va a obligarla si no la ve
"¿Has interrogado al tipo?" Escribe Gabriel desde un rinconcito y luego vacila humedeciéndose los labios. Sonríe un poco a pesar de mis consejos... "No vayas a enamorarte de él ahora" añade. ¡Nadie dijo que estuviera enamorada de ti en primer lugar! ¿Cómo puedes tenértelo tan creído?
Ugh. Belcebú se sonroja.
"What the... no me... ¡no sé qué insinúas!"
"Oh, Dios mío. ¿Es que tengo que bajar ahí ahora?"
Siiiiigh. La verdad es que... debes sentir una oleadita de afecto, Gabriel, solo por la posibilidad de que estés celoso.
La mira, de reojo, acercándose más al trono.
Hasta sonríe un poco de ladito, con ese ridículo anhelo de que de verdad esté celoso.
"Tiene cierto encanto"
A Gabriel casi se le cae el teléfono de una forma un poco aparatosa haciendo que Belcebú le mire con una ceja levantada.
Carraspea un poco dándole la espalda y volviéndose al teléfono, vacilando sobre qué responder.
Ella frunce un poco el ceño y es que... le da más desconfianza natural del encanto que le puede parecer que tiene.
"Ya me imagino, conozco a ese demonio y no creo que se cortara contigo como yo..."
Belcebú hace cara de asco. ¿De dónde va a conocer Gabriel a ese demonio que ella no había visto en su vida?
"Puras ventajas. Quizás me lo tire a él mejor."
"¿Estás intentando ponerme celoso? Porque sé que le gustas"
Hace los ojos en blanco aunque se sonroja un poquito mirándole de reojo otra vez. Él le da la espalda ahora.
No podía decir que no fuera... guapo. Alto, bien formado... con una buena espalda. No le alcanza a ver el culo, pero era apuesto. Se parecía a él en algunas cosas, de hecho.
"¿Desde cuándo sabes tanto de esté demonio?"
"Te he dicho que hace tiempo..."
"¿Es un espía tuyo?"
—What? —grita sin poder evitarlo y luego se lleva las manos a la boca. Belcebú frunce el ceño. "¿Qué? ¡Claro que no!"
Un demonio que en su vida ha visto... aunque no puede pensar en un ángel que no estuviera aquí si cargarse de miedo. Le mira con sospecha.
"¿De dónde sacas que le gusto?"
"Me lo ha dicho él. Ya te he dicho que le conozco."
"¿De dónde coño le conoces tu?"
"No eres el único demonio con quien hacemos tratos en el cielo, pero no es un espía" Añade acojonándose un poco, la verdad.
"Veo que no soy la única en ningún aspecto".
Gabriel levanta las cejas y se gira a mirarla.
"¿Qué tienes? Juntas semanales con él, ¿solo en vez de los martes los miércoles?"
"¿En serio sigues celosa?"
"¿Desde hace cuánto? ¿Desde siempre? ¿Te ves con él en... otro cementerio? ¿O con él no has llegado aún a eso?" Frunce el ceño pensando que, quizás si debiera cuidarse un poco mejor de Gabriel en el futuro.
"¿Qué vas a hacerle si respondo a todo eso?"
Y es que... este demonio de mierda no era ni siquiera alguien importante. No era nadie que hiciera nada relevante... más allá de ser un espía para Gabriel. Como si no tuviera bastante ya con Crowley
"¿Te preocupa? ¿De qué hablan cuando están solos en su junta de los miércoles?"
"De ti"
"Empieza a explicarme mejor... " Un espía en toda la norma.
"No puedo..."
"Ahora resulta" Belcebú bufa. "Había olvidado esas dos palabras, hace como cinco minutos que no me las decías. ¿Esto también te lo prohíbe Dios?"
Gabriel se gira a mirarla fulminándola un poco, ella le mira de reojo y él se sonroja y gira la cara carraspeando un poco.
"Digamos que sí, sabré que le harás daño por mi culpa y no podría perdonármelo."
"Ayer no parecías tan preocupado en hacer daño directamente..." suelta y traga saliva
—Joder —susurra.
"No puedo creer que sigas en plan pasivo-agresivo y CELOSA cuando te he dicho que a él le interesas tú."
Belcebú se humedece los labios
"Yo debería ser quien lo está, ya que a saber que vas a hacer hoy que no has podido subir."
"¿Y no lo estás?"
Él se humedece los labios vacilando. Los líos en los que te metes.
"¿Me vas a dar motivos?"
"Pongamos que... sí" Belcebú se revuelve.
"Ya veo, ¿crees que vas a poder tu jugar a las hipótesis?"
"¿No puedo?"
"No cuando no respondes a las mías."
"Bueno, quizás sí, entonces. ¿Qué vas a hacer al respecto?"
"Nada. No puedo hacer nada con lo que hagas con tus demonios"
"No quiero hacer nada con mis demonios, quiero hacerlo contigo"
Sonríe un poco y ahí vuelve su... afecto pero como para que más de uno se vuelva a él en plan WTF?
Y hace sonreír a Belcebú sin saber del todo por qué, más suavecita. Él se guarda el teléfono, sin decir nada.
Belcebú espera a ver si le responde o no, sonrojándose un poco.
Gabriel la mira durante más tiempo de lo que debería.
Es que además ella debe estar... con este asunto de los sentimientos hacia él, bastante abundantes y antes se han peleado y... Ahora quieres darle un beso, ¿verdad?
Sí.
Belcebú le mira de reojito después de unos segundos de mirada intensa. Él se sonroja y carraspea, girando la cara.
Belcebú vuelve a mirar el teléfono y la fila de unos cuantos demonios que aún tienen que hablar... se humedece los labios nerviosita de que no le conteste. Quizás no debió ser tan... directa
Gabriel la ronda un poco mirando los demonios sin saber qué hacer ahora. Crowley se ha llevado a Aziraphale de la zona en cuestión para que se escaquee de esto.
"Igualmente interrogaré al espía..."
Da un saltito con el mensaje.
"No es un espía."
"Se reúne contigo a hablar de mi a mis espaldas, ¿sí o no?"
"Es... una manera de decirlo. ¿Qué vas a hacerle?"
"Pareces preocupado."
"Un poco sí."
"Poooor?"
"Pues te conozco"
"No le haré nada que no te haría a ti" Belcebú sonríe.
"Eso sí que no me lo creo."
"Ah ¿no? ¿Y eso por?" Belcebú se ríe
"Porque conmigo eres toda dulce, sensible, delicada, comprensiva, paciente..."
—What? ¡No! —protesta al leerlo. Gabriel se ríe y el demonio que hablaba se calla.
—¿No? —pregunta desde el escenario.
—Ugh!
—¿Q-Qué hago entonces?
Ella parpadea porque no tiene IDEA de que habla
—No... sí... haz lo que estabas diciendo.
—V-Vale.
—Bloody hell... ¿ya acaban o no?
—¿Ansiosa? —pregunta Gabriel en un medio susurro a su lado y luego se da cuenta. El salto que pega Belcebú.
Gabriel carraspea y decide ir a mezclarse con la multitud
No, no... no.
Oh, sí.
Belcebú se levanta estira la mano y lo detiene del brazo. Gabriel se... detiene porque... ugh. Sabiendo que la ha cagado. El problema además es que el contacto no ayuda.
—N-No te vas a escapar para la rifa. ¡ES HORA DE LA RIFA!
—¿La qué? —la mira de reojo.
—Rifa.
—Ah, c-claro —finge saber de que va, pensando que debe ser cosa del numero que les han dado antes y que él pensaba que serían los asientos numerados.
—Quizás salgas tú y se resuelva el problema.
—Claro, suelo tener buena suerte en general —le sonríe.
—Esta no sería suerte... —traga saliva volviendo a sentir algo... raro en el estómago con esa sonrisa que ha visto antes.
—¿Por qué no?
Hay un murmullo alrededor de la sala, un par intentan salir y no pueden, hay protestas y otros resignados.
—Ya sabes lo que pasa con el que gana —sonríe
Parpadea porque no tiene ni idea. ¿Qué pasa? ¿Se lleva un premio? ¿Un jamón? ¿Se le perdonan los pecados?
Belcebú chasquea los dedos y en el techo del... horrendo salón en el que están aparece una cuenta regresiva desde el diez, hay una música macabra de fondo.
Gabriel mira hacia el reloj de reojito, porque sigue sin saber qué le pasa al que gana.
Hay un murmullo apanicado en general y todo un revoltijo. Belcebú mira su propio papel, porque aquí nadie va a decir que no son... justos.
Gabriel lo mira un poco por encima de su hombro, preguntándose cómo se va a hacer la rifa, ¿sacarán una bola enorme llena de bolitas con números como la lotería de los humanos? No se atreve a preguntarlo. Aunque esto es un juego de azar y está prohibido en el cielo, así que le da cierta sensación en el estómago estar participando.
Se oye una especie de explosión cuando la cuenta llega al cero y a saber en qué película ha visto belcebú esto... parece de los juegos del hambre.
—¿Feliz año nuevo? —Gabriel se vuelve a ella. ¿En serio no tengo un solo personaje que no haga chistes imbéciles?
Un número en letras negras que se derriten sobre todos los presentes aparece en el techo. Belcebú ni mira su papel porque sabe que no es el suyo, pero mira el del demonio extraño de reojo.
—Si tienes ese número serás ejecutado.
—¿Ejecutado? —la mira.
—Es la lotería del infierno.
Hay un murmullo generalizado en la sala otra vez.
—Entonces creo que... —toma el número de ella y se lo cambia por el suyo. Belcebú sonríe de lado y mira el número... No creo que sea tampoco
—Si fueras el primero que intenta matarme así... —suelta con cierta aburrición, mirando al frente, esperando.
—No estoy intentando matarte.
—Sinceramente, no estoy tan segura. ¿Eres un ángel?
—N-No.
—Spy —susurra —. ¿QUIEN TIENE EL NÚMERO?
Hay unos cuántos gritos lamentos y gente cambiándose números de uno a otro. Hay quien lo está leyendo de cabeza y entrando en pánico
—Aun podemos hacer que lo tengas tú... —esa sonrisa es peligrosa.
—¿Para qué?
—Para que te ejecute.
Gabriel se humedece los labios sosteniéndole la mirada unos instantes
—No sabía que necesitabas un papel para tener permiso de hacer ciertas cosas.
Ella sonríe de lado pensando que... tiene demasiada curiosidad por este individuo como para ejecutarle inmediatamente. Se ríe con ese comentario.
—No, pero siempre causa bastante emoción el saber que pasará...
—¿A caso no eres tú quién decide?
—Es la suerte quien decide... en esta ocasión. Pero no temas... contigo todavía no he terminado. Ya te dije que hay cosas peores que morir ejecutado
Aún siguen los gritos y los intercambios, hay unos golpes por ahí y Belcebú tamborilea los dedos sobre el trono, esperando.
—How lovely.
—Tienes miedo... ¿Cómo has dicho que te llamabas? ¿Barinsky?
—No tengo miedo...
—¿Entonces?
—No tiene ningún sentido que lo cambies por las buenas —traga saliva y vuelve a mirar el número.
—¿Sentido?
—Sentido. La gracia de esto imagino que es así como... el juego de azar. Si lo haces a la fuerza, pierde el sentido
—La gracia es ejecutar a alguien.
—A alguien aleatorio, si no, no harías un rifa. Levantarías el dedo y señalarías al que te cayera mal o te trajera problemas —levanta la mano y señala a alguno—. Y probablemente sus "allegados" se volverían en tu contra.
—¿Tú tienes algún allegado además de Gabriel?
—Sí. Pero me sorprende que eso te parezca poco —se vuelve a ella mirándola de reojito.
—¿Te parece que Gabriel te da inmunidad en el infierno? —Se levanta del trono porque en general tiene que traer al ganador de la rifa, no suele venir por las buenas.
—No, sé que él la tiene, pero no creo que se traspase... lo que si creo es que te da curiosidad a ti y eso puede hacer que... prefieras saciarla antes de desaparecerme —se dispone a ir con ella.
Ella traga saliva con toooda esa conclusión acertada.
—N-No me das tanta curiosidad, podría desaparecerte ahora mismo —levanta la mano y chasquea los dedos.
Traga saliva, nervioso porque justo JUSTO ESO es lo que no queremos.
—No te lo crees ni tú.
Un pobre individuo medio borracho (que milagrosamente no es Aziraphale, ni porque ella esté borracha, sino porque el papel con el número si qué pasó por su mano y Crowley tuvo que cambiarlo), al que el papel le acaba de caer en las manos hace solo unos instantes, es arrastrado por una fuerza magnética hasta Belcebú.
—No. Me. Retes.
Gabriel se aparta un poco porque es que... ¿¡porque está todo cubierto de suciedad siempre!? Hasta los bloody demonios.
—Con lo que te gusta, eso sí sería un desperdicio.
Belcebú le mira de reojo otra vez y es que hay algo excesivamente familiar en él. La forma de hablar... y lo que dice.
Gabriel se humedece los labios y gira la cara, porque si le mira demasiado es que... Y con las cosas que le está diciendo, quizás está siendo demasiado obvio... Pero si supiera como hablar con ella sin flirtearle salvajemente no estaría en este problema desde el principio.
—¿Cómo sabes que me gusta? ¿Te lo ha dicho él? —pregunta ignorando un par de alegatos del demonio a ejecutar.
—Ehm... sí, claro. Él te conoce bastante bien.
—Y tú a él —se sonroja un poco y se aclara la garganta girándose al sentenciado un instante y luego mirando al espía—. Vas a ejecutarle tú.
—No, gracias —sentencia tan serio, casi frunce el ceño y todo.
—No es pregunta.
—Ya lo sé y aun así, no es negociable.
Belcebú le mira de reojo y se humedece los labios, ahora muy segura de que este... es un ángel espía. Gabriel la mira muy serio.
—Extrañas tradiciones las del infierno, ¿no crees?
—No, los juegos de azar muy bestias son un clásico.
—Mira, qué bueno que lo tienes claro —chasquea los dedos otra vez.
—¿Porqué iba a parecerme rato nada de lo que hacéis —vosotros, no yo, que no pertenezco a esta mierda ni ganas—. Aquí abajo como si fuera nuevo? —la verdad un poco preocupado/asqueado porque... es un ángel.
—Hacéis... —repite.
—Ehm... bueno, porque no suelo venir a Halloween.
—No has venido nunca...
—H-Hacia... mucho que no lo hacía, ciertamente.
—Ya, ya... eso puedo notarlo —se gira a mirar el caldero con hierro hirviente que ha aparecido en el centro del escenario.
Traga saliva mirando el caldero también y pensando que el metal ardiendo es un poco... o sea, ¿le va a quemar a un demonio? Inclina un poco la cabeza sin estar seguro de que vaya a ser una muerte muy limpia e indolora. Pone dos dedos frente a sus labios mientras ella está ocupada con el caldero y el demonio y en un murmullo bendice el líquido y se humedece los labios porque ella tampoco debería tocarlo, la verdad. Pero esto es lo más humanitario que puede hacer por él.
Claro, Gabriel y si solo iban a descorporizar a pobre chaval, ahora vas a desaparecerlo absolutamente.
Belcebú tan mona, ahí va a chasquear otra vez los dedos y a echar al demonio al caldero... que debe gritar cien veces más de lo que gritaría normalmente.
El resto de demonios da UN BUEN PASO ATRÁS.
Es que hasta Belcebú da un paso atrás porque esto ha sido mucho más exagerado de lo que pretendía. Carraspea un poco sin estar segura de qué pasa.
Gabriel además intenta mantenerse completamente en aire "esto es lo normal, nada de esto me impresiona o escandaliza, soy el demonio más imperturbable del infierno"
—Ugh... —suelta Belcebú arrugando la nariz.
—¿Demasiado para ti? —la mira de reojo.
—¿Eh?
—Pareces asqueada, tal vez esto es demasiado para ti.
—No es que sea demasiado para mí... es que... me parece que no solo se ha descorporizado
—Oh... —vuelve a mirar a la olla y vacila un poco. Es que eres lo puto peor, eres la personificación de "El camino al infierno está pavimentado de buenas intenciones". Por cierto, que alguien vuelva a poner el contador a cero. Mea culpa, ahora.
—Pero... eso es extraño y no tendría que haber pasado —se acerca un poquito al caldero con cuidado... mira de reojo al resto del infierno, se plantea echar a otro solo para probar.
—NO LO T... —chilla y se detiene a si mismo, carraspeando. Chasquea los dedos y desaparece el caldero y todo su contenido—. No lo toques.
Belcebú se gira a mirarle como si le hubiera salido otra cabeza. Él vuelve a carraspear y se gira como... "Aquí no ha pasado nada. ¿Qué sigue?"
—What the hell was that?
—¿El qué? Anda. Vamos a subir un poco la moral que parece todo el mundo un poco... venga, ¡animaos!
Belcebú frunce el ceño y chasquea los dedos haciendo empezar la música.
Gabriel levanta las cejas y sonríe un poco porque eso parece bastante en la línea de lo que él decía. La música suele ser algo bueno.
—You are... what the fuck? —protesta belcebú mirándole a los ojos.
—What? —¿tú que crees qué puede ser, ángel idiota? Pues que estás ahí haciendo de maestro de ceremonia y capturando toda la bloody atención como estrellita más brillante como SIEMPRE HACES. Se suponía que ibas a ser discreto y mantenerte en segundo plano. Lo habíamos hablado. Lo hablaste con Aziraphale. Teníamos un plan.
Gracias por reñirle, dice Aziraphale.
—What the fuck te crees que estás haciendo, imbécil? ¡Desapareciendo mi bloody caldero como si fueras dueño del mundo! —le toma de la muñeca y tira de él a un rinconcito.
—Oh... Oh —aprieta los ojos—. S-Seguir sus órdenes, por supuesto. Usted me lo ha ordenado —asegura para que le oigan todos.
Belcebú le mira de arriba a abajo con intensidad, frunciendo el ceño.
—No me atrevería nunca a contradecirla —insiste, levantando las manos con inocencia.
—Empiezo a pensar que no te atreverías jamás a no contradecirme —puntualiza Belcebú acercándose a él que sonríe un poquito de lado sin poder evitarlo.
¡No sonrías tanto!
—Estás jugando con fuego —susurra —. ¿Cada cuánto ves a Gabriel?
—¿Por? ¿Te preocupa que me prefiera?
—No te va a preferir —asegura no muy segura.
—Pareces muy segura.
—Tú eres un don nadie y de hecho, me pareces más un espía.
—Y tú has peleado con él antes.
—¿E-Eso te ha dicho? —se sonroja un poco.
—Sí —vacila un poco pero...—. A veces le das un poco de miedo. Él considera que tiene mucho más que perder que tú en esto. Tiene miedo de... caer.
Belcebú se humedece los labios, nerviosa. ¿Qué hace Gabriel hablado de esto con un demonio desconocido? ¿¡Por qué confiaba en él?!
—¿Y él cree que yo estoy intentando que lo haga?
—A veces sí... pero sinceramente, no lo culpo por pensarlo.
—I'm the prince of hell.
—Exactly.
—A mí me conviene menos que caiga de lo que te conviene a ti.
—¿Por?
—Yo voy a seguir siendo el príncipe del infierno si cae. Y voy a tener que tratar con... ellos igual. Él al menos es tratable
—Mmmm... pero te traería mucha fama y ventaja y aun así le tendrías aquí abajo, todo el mundo en el cielo te temería y respetaría.
Belcebú levanta una ceja sin creer eso.
—¿Qué?
—Desconozco si el cielo me temería y respetaría, más bien creo que intentarían venir inmediatamente a desaparecerme. No que me preocupe... y tendría fama de... sí, de hacer que cayera el Arcángel Gabriel, sí... Y le tendría aquí, lo cual sería bastante... ugh. Es que... no va a caer. Bloody hell, si le conoces al menos un poco sabrás que en el fondo de su corazón él de verdad es incorruptible. Él es... genuinamente bueno.
—Ya sé que lo es —tan creído que se lo tiene, estáis todos tan equivocados...
—Aunque... es lo suficientemente poderoso y tiene la bloody confianza de Dios suficiente para hacer realmente lo que quiera sin perder su esplendor. El ángel de Crowley no es ni la mitad de lo que es él... y tampoco lo ha perdido.
—En realidad nadie sabe por qué Aziraphale no ha caído — Ni tampoco sabe nadie porque tu Braginsky, demonio aleatorio, don nadie, te sabes su nombre perfectamente, que no es por nada, ni que Aziraphale no se merezca que sepan su nombre pero hasta Crowley le llama "el ángel"
—¿Quién? Ah, el ángel de Crowley —agrega después de unos instantes.
—Sí.
—Nadie lo sabe ¿Tú tampoco?
—¿Por qué iba a saberlo yo?
—Pareces muy informado de todo lo que pasa en el cielo
—B-Bueno... tengo contactos.
—Yo también y aun así...
—Será que no les escuchas mucho.
—Claro que sí escucho, ¡cómo no voy a escuchar! Bloody hell —frunce el ceño y le mira.
Él sonríe de ladito—. Quizás más bien a ti te diga muchas más cosas de las que me dice a mí. ¿Dónde se ven?
—Aquí, baja a verme.
Belcebú parpadea.
—Baja a bloody verte dónde, no tienes ni siquiera una bloody oficina —alguien empuja a Belcebú por la espalda y casi se cae sobre Gabriel, que la sostiene, desde luego.
Le mira a los ojos, estando así de cerca, sintiendo una... una... algo inexplicable otra bloody vez. Él la aprieta contra si mirando un poco quien ha sido que la ha empujado.
Es un demonio medio borracho que está bailando y dando saltitos. Gabriel suspira y la mira a ella.
—U-Ugh... —se sonroja y le medio empuja.
Gabriel se humedece los labios porque le han vuelto las ganas de besarla, pero luego la suelta. Belcebú carraspea y el ángel se lleva una mano a la nuca girando la cara.
—Hum...
Belcebú le mira, sonrojadita y vuelve a parecerle que... hay un montón de cosas que no encajan. Nunca nadie... la abrazaba así, más allá de Gabriel, un demonio cualquiera la hubiera dejado caerse al suelo...
—Ehm... well.
—W-Who... —vacila, mirándole de arriba a abajo otra vez... y es que... hay algo GENUINAMENTE raro aquí. Eso en la gorra... ¡no era un águila! Era... ¿era un bloody ángel? Le mira con atención el uniforme y nota que difiere del suyo... eso que tenía en el hombro dentro del círculo blanco y la banda roja... no eran swastikas. Y... la cruz. Esa era una cruz cristiana, no una cruz de hierro... y le siente del todo... nadie la abrazaba así y parecía tener toda la información del cielo y llamar a los ángeles por su nombre con tranquilidad y... hacía rato la había tomado de la cintura. Como Gabriel. Y el... esa sensación de afecto que... solo Gabriel. Levanta las cejas al pensarlo. Pero no sé... Gabriel tenía ojos violetas. Y una voz distinta... y... no tenía barba... y...
—Entonces...
Pero coño, que no podía ser Gabriel... se humedece los labios.
—E-Entonces... q-quizás... ¿q-quieres bailar? —pregunta lo primero que se le ocurre.
—¿Bailar? —mira a los que bailan y cambia el peso de pie porque sabe que los demonios bailan, pero los ángeles...
—Venga, vamos más allá —le hace un gesto mientras saca su teléfono para ver si Gabriel le ha contestado... y es que no tiene respuesta desde que... está este demonio a su alrededor. Venga es que... ¿no le ha dicho que fuera al cielo?
Él la sigue, un poco nervioso, mirando como bailan los demás, sin estar seguro que esto sea... ese parece estar en mitad de un ataque epiléptico.
"¿Sigues ahí?" le escribe a Gabriel y mira de reojo al demonio atrás de ella.
A quien le vibra el teléfono y lo saca, claro.
Entre... el teléfono brillante blanco fosforescente medio azulado... y que le acaba de vibrar... Belcebú abre la boca impresionada. ¿De... de verdad?
Gabriel se humedece los labios y es que... está demasiado aquí AQUÍ para contestarle, pero será raro no hacerlo.
¡Pues... sí! Belcebú se mueve, empezando a bailar y haciéndose la que no se entera del teléfono, solo para probar. De hecho dándole un poco la espalda, controlándole de reojito
"Sí, sí" escribe rápidamente antes de volver a guardarlo. Belcebú levanta una ceja sin poderlo creer... cuando siente que le vibra el teléfono. O sea... en serio... podría ser Gabriel. Se humedece los labios mirándole de nuevo. La altura la tenía. El cuerpo. La cara... detrás de la barba... es que... buff. BUFF. Cómo coño es... ¿y qué putas hacía ahí? Y lo que le había dicho... y qué coño... qué ¿¡QUÉ COÑO?!
Gabriel le sonríe, sin moverse.
—Ehm... Así que... ¿esto es lo que llamas bailar?
Y es que esa sonrisa... es... por Satanás, es que ES Gabriel, ¿¡cómo coño nadie se ha dado cuenta?!
Bueno, a ti te ha costado un ratito, la verdad...
Shut up!
Y eso que es tú...
Es que hasta da un pasito atrás, llevándose la mano a la boca por un segundo... Shut up! ¡Que esto es súper raro!
—¿Qué? —Gabriel levanta una ceja.
Ella se... sonroja un poquito... y luego carraspea y... vale, vale, trata de... ignorarle. Vamos, ignorar que es Gabriel. Ejem. Baila otra vez.
—N-No es lo que... tú no te estás ni moviendo, idiot.
—Eh... No, bueno, no... No me gusta mucho hacer esto.
Claro que no le gusta, es un bloody ARCANGEL. ¡Los seres celestiales ni siquiera saben bailar!
—Vamos, p-pero eres un demonio, deberías... —se le acerca y le abraza del cuello?
—Se me da mejor cant... —se detiene cuando le abraza, abrazándola de vuelta.
—¿Cantar? —pregunta... Belcebú, ¿de verdad tienes que ser tan directa con los abrazos y estas cosas?
—Eh... S-Sí —no presta mucha atención porque esto de que le abrace es un poco... ¿ahora resulta que se arrima así al bailar a los demonios?
—Muévete como me muevo yo... —le pide, humedeciéndose los labios un poco—. Y c-cuéntame más de G-Gabriel...
Intenta imitarla un poco, la verdad, no le acaba de salir, pero todo sea porque no le descubran. Belcebú sonríe un poquito de lado... y ahí tienes el AFECTO.
—Ehm... ¿qué quieres saber? —frunce el ceño. No había habido afecto así hasta ahora.
—¿T-Te gusta? —le acaricia un poquito el cuello como siempre hace con él. ¿No podrías ser más OBVIA?
—¿Gabriel? Nah...
—¿Y tú le gustas a él? —inclina la cabeza... y es que ahora quiere besarle. SE ve tan estúpidamente guapo con esa barba... y no puede creer que... estén aquí bailando a medio infierno. Bueno, "Bailando". Para variar él es un poco idiota para eso. A veces se pregunta si no tendrá una escoliosis extraña en la columna o algo que le impide mover la cadera.
—¿Te molestaría que así fuera? —le sonríe, mirándola a los ojos. Ella se sonroja
—M-Me... —piensa en TODAS las cosas que ha dicho hoy... por satanás—, ¿t-tú qué crees?
—Que sí —tira de ella haciéndola girar.
—É-Él es m-mi... novio. Aunque hayamos peleado... —otra vez la... absoluta sensación de afecto, dejando que le dé la vuelta, mira tú... ahora resulta que sabe dar vueltas.
—Es... ¿Qué? —se casi tropieza con eso.
Ella aprieta los ojos y se le esconde un poco en el cuello, soltando el aire. Gabriel. Estaba AQUÍ, abrazándola y bailando con ella. La aprieta hacia si emanando de nuevo el afecto al notar que lo requiere.
Sí que lo requiere... porque pelearon horrible y pensó que nunca más la iba a querer ver ni querer y ha venido aquí... ugh, a espiarla.
—Me dijo que yo te gustaba a ti —decide ir por ahí.
—B-Bueno... No sabía que erais... novios.
—Aunque él me ha dicho que le va a costar trabajo tener... e-exclusividad.
—Bueno, eso ya lo veo con lo que te arrimas —protesta. Belcebú se ríe un poquito.
—Por lo visto él se pretende acostar con más demonios... ha preguntado por Asmodeo, ¿sabes? No veo por qué yo no pueda... —le mira a los ojos.
Gabriel frunce más el ceño.
—¿C-Celoso?
—¿Yo? ¿Por qué iba a estarlo yo?
—¿No te gusto?
—Bueno, sí, pero...
—Quizás sí... supiera más cosas que dice él... y tuviera más seguridad. Él me ha dicho que... debíamos terminar todo —explica... y vuelve a esconderse en su cuello.
—Así que como él te ha dicho de terminarlo todo tú no pierdes el tiempo en intentarlo con un demonio.
—Quizás solo pueda imaginarme que eres él...
—N-No nos... No nos parecemos en nada —Se humedece los labios con eso.
—N-No... pero si cierro los ojos... ¿sabes? Nadie suele abrazarme más que él...
Se tensa con eso. ¿No estará siendo muy obvio?
—¿Qué más te dice de mí?
—Que... —dile algo que tú no le dirías, algo que suene convincente—. Que... t-te quiere.
Ay, cielooooos. El... afecto. Gabriel traga saliva con eso.
—Y-Yo también l-le... quiero —susurra. Belcebú, bloody hell, no eres el bloody príncipe del infierno, el señor de las moscas, el Señor del abismo... que se hace un budín de pan dulce con tres palabritas de Gabriel.
La mira de reojo y hasta tiembla un poco, apretándola más
—Ni siquiera sabía que podía hacerlo.
—¿C-Cómo sabes que lo haces?
Le repega un poco la cara contra ella, porque esto es todo menos fácil. ¡Ugh!
—P-Porque... por primera vez... p-podría... s-sacrificarme... yo si eso le hiciera feliz a él...
UGH UGH UGH UGH. De hecho le empuja un poco después de declarar eso, incapaz de... tenerle tan cerca o mirarle o... ugh.
Gabriel levanta las cejas con eso, dejando que se suelte con el corazón acelerado, ella mira al suelo bastante en pánico, pasándose una mano por el pelo, sonrojada.
—Él no haría que te sacrificaras... ni creo que tu sacrificio fuera a hacerle feliz en algún modo.
—O-Of course... ugh... —aprieta los ojos y se pellizca el puente de la nariz. UGH.
Sonríe y vuelve a acercarse a ella cuando... Dagón se mete en medio.
—My lord...
Belcebu pega un buen salto sin esperársela.
—UGh... what?!
—Creo que tendría que venir un momento.
—What the... what? Why? —la mira, mira a Gabriel de reojo... Que está ahí sonrojado también porque todo esto...—. ¿Qué coño pasa Dagon? ¿Se está incendiando el infierno?
—Eh... sí. O sea, no. O sea, sí. Es decir lo de siempre. Pero tiene que venir.
—Bloody hell... ¿ir a dónde? —ojos en blanco.
—Fuera. Un momento —Dagon mira a Gabriel nerviosa, él se pasa una mano por el pelo.
—Tu... sígueme —le dice a Gabriel.
—Eh... —Dagon vacila porque de hecho no... no. Justo de eso quiere hablarle Belcebú hace los ojos en blanco.
—No te muevas de aquí —mira a Gabriel a los ojos.
—No, claro. Voy por... voy por algo de beber —decide él y ella le salta encima, le toma del cuello de la chaqueta y le agacha hasta ella, con los ojos casi de fuego.
—No. Bebas. NADA.
Gabriel parpadea con eso.
—NADA, me oyes. NADA. Nada que te den, nada que te ofrezcan, nada que te encuentres. Ni siquiera toques las copas.
—Pero si está todo el mundo bebiendo...
—No me importa.
—Mmmm... —vacila un poco.
—No, no, te hablo en serio.
—Vale, vale, nada de beber...
—Ni comer.
—Ni comer...
Le suelta.
—Something else, mummy?
—No te vayas muy lejos: vendré por ti.
Ojos en blanco. Dagón mira a Belcebú con una ceja levantada.
—Ugh... —Belcebú se sonroja y tira de Dagon. Gabriel se queda ahí plantando mirándolas.
