—¿Qué mierda pasa?
—Ehm... L-Lord Belcebú... ese demonio...
—Yes? —la mira, y traga saliva pensando... LE HA DESCUBIERTO.
—¿Le conoce?
—¿Y-Yo? C-Claro —¡Claro que le ha descubierto! ¡Cómo no iba a descubrirle si es OBVIO! Dagón frunce más el ceño.
—Están diciendo que quiere matarla.
—¿Ma... tarme? Ehh... ¿sí?
—Dicen que usted va a convertirle en un duque del infierno.
Belcebú se sonroja.
—N-No voy a... ¡Claro que no! Ugh!
—Como aún no ha anunciado los resultados y los nuevos nombramientos.
—Ya, ya... no. E-Ese demonio... solo... está de paso.
—Pero está ahí diciéndole qué hacer y presentando con usted.
—¡No me está diciendo que hacer ni presentando conmigo! ¡Está castigado!
—¿Castigado?
—Sí, le ha puesto a ayudarme de castigo.
—Eso no parece un castigo en lo absoluto.
—¿Quieres tú ser la que lo tenga que hacer a la próxima? —la reta cruzándose de brazos.
—Bueno... suelo ser yo quien lo hace —se rasca la cabeza.
—Pues hoy te liberé... pero aquí parece que no se puede hacer feliz a nadie.
Dagón se humedece los labios porque lo que tiene miedo es que la sustituya y le quite el poder.
—¿Quieres anunciar tú los bloody resultados del año?
—N-No...
Ojos en blanco y Dagón carraspea un poco porque es que lo otro que tiene que decirle es súper absurdo.
—I-Igualmente... este demonio está de paso y dudo que vuelva.
—Algunos dicen... es absurdo, pero... algunos dicen que podría ser un infiltrado.
—W-What?! I-Infiltrado?!
—Al principio creíamos que se referían a ese de blanco, pero ha resultado ser el demonio Crowley. Pero algunos dicen que huele como... a bien.
—Wh-What?! No. ¿No! Créeme, he estado cerca de él y apesta. ¿No será otro?
—Ya les he dicho que era absurdo y que usted se habría dado cuenta.
Se sonroja con eso porque mira que ha costado que se dé cuenta y ahora lo has dejado solo en mitad del infierno rodeado de demonios.
—C-Claro que me habría dado cuenta, no sean estúpidos —le busca con la mirada.
Está hablando con alguien puede que sea Aziraphale... si no les ha encontrado, con Lucifer.
—Igualmente voy a... diles que no es un infiltrado.
—Eh... sí, claro. Es que nadie parece reconocerle y como además va vestido...
—V-Vestido... ¡e-es un disfraz! Y si le reconocen es Baransky.
—Me refiero a que va a juego con usted.
—No va a juego conmigo ¡no seas ridícula!
—Pues...
—Debe haber más demonios vestidos así.
Dagón la mira con una ceja levantada porque ella no les ha visto. De repente se le oye reír otra vez de esa forma en la que nadie aquí se ríe, haciendo que Belcebú apriete los ojos y se gire a las risas.
—Tengo que... —levanta un dedo... y ahí va hacia él. UGH! Joder, Gabriel.
—P-Pero... —Dagón se queda ahí con un palmo de narices.
Lo siento Dagon pero... contra Gabriel no tienes ninguna posibilidad.
Ya, ya... Pues ahí está Gabriel riéndose con Lucifer, porque dice Crowley que ellos se han escondido.
Belcebú frunce el ceño y ahí va con ambos, porque maldita sea, ¡te van a atrapar, idiota!
Nah.
Eso dices tú.
—Ehm... pésima noche —saluda con esa voz plana, zumbante, de nada me interesa.
Ambos se vuelven a ella, Gabriel para de reírse un poco, Lucifer ligeramente incómodo.
—Veo que se divierten.
—Sí, le estoy explicando cómo jugar candy crush y como enviar vidas a otros jugadores que conoces —explica Gabriel.
—¿Y eso es sumamente gracioso? Te he escuchado reír al otro lado del bloody infierno.
—Bueno, es que sus caras... —señala a Lucifer.
—Claro, claro, sus caras... ¿y tú? Pareces tenso —Belcebú mira a Lucifer.
—N-No, mylord.
—Menos mal. Bransky... ven conmigo.
—Tú haz... pruebas con eso —Gabriel le guiña un ojo a Lucifer, no sé por qué, levantando la mano hacia ella para que se la tome y le guíe entre la gente.
Belcebú mira a Lucifer... fulmina a Gabriel... no le toma la mano sino le arrastra tomándole del brazo. Él se deja arrastrar levantando la mano y saludando a Lucifer un poco.
—Would you stop?!
—Stop what?
—¡Deja de llamar la atención!
—No estoy llamando la atención, ¿porque todos insistís en eso? —levanta una ceja.
—¡Porque lo haces!
—Mmmmmm...
—¡Estás ahí riéndote como loco! ¿Estás bien?
—¿Tampoco puede... podemos reírnos? Claro que estoy bien.
Belcebú le frunce el ceño porque no le ha gustado NADA lo que ha dicho Dagón... y vuelve a mirarle, pensando que joder, es que como es que no se dio cuenta antes, ¿¡y cómo es que nadie más se ha dado cuenta?!
—Vale, vale... igualmente —levanta las manos inocentemente.
Ella se sonroja otra vez cuando le mira a los ojos porque... maldita sea, se ve guapo con barba. Le suelta el brazo del todo y carraspea.
—¿Qué hablabas con Luci... fer?
—Le enseñaba a jugar Candy Crush, te enseñaría pero a veces ni siquiera sabes cómo hacer una vide... ehm... O sea, quiero decir que es lo único que yo sé hacer al teléfono. Me enseñó... hum... Gabriel. Eso es. Seguro él ya te ha enseñado.
Belcebú le fulmina un poco, porque además es tonto y cree que ella es tonta... y lo es, porque... ugh, ¡cómo podía creerle hace rato estas cosas tontas!
Sí, claro, ahora suena tonto.
Se sonroja porque además hace rato no le parecía en lo absoluto tonto sino completamente con sentido.
—G-Gabriel me enseña otras cosas más útiles...
—¿Cómo cuáles? —levanta las cejas.
—Cosas sobre... el afecto físico y... —se sonroja un poco y no le mira.
—Oh... E-Esas cosas. Ya... —carraspea—. ¿Y cómo vas con... uhm... eso?
—¿¡C-Con qué?!
—El... ya sabes... a-afecto físico.
Belcebú se revuelve un poquito y él la mira de reojito.
—¿A qué te refieres c-con... i-ir con eso? E-Es decir... ¿que si... lo echo de m-menos?
Gabriel vacila unos segundos porque no era exactamente eso pero... vale, por qué no.
—Sí.
—Pues é-él dijo que no... quería. Así que... —Carraspea un poco más y no le mira.
—¿Y cómo... llevas eso? O sea, tú sí que quieres.
—Supongo que da lo mismo lo que yo quiera si... el idiota no quiere, no. Tampoco voy a... rogarle —Hace los ojos en blanco y se cruza de brazos.
—Me parece que él teme más una violación, por eso usa...
—Eso no tiene gracia si es una bloody fucking violación de mierda. No voy a violarle, para ello me acuesto con... contigo.
Gabriel se sonroja.
—¿No crees que se enfadaría si hicieras eso? Quiero decir... porque yo no... o sea, a mí no me pasaría nada, ni ... sería una violación, claro, porque... siendo yo un demonio pues ya no habría el problema del pecado y eso... —explica sin mirarla. Claro, claro, como demonio no tendrías ningún problema y podrías acostarte con ella... sí.
—Es que no quiero violar a bloody nadie, lo único que quiero es... ugh... quisiera encontrar la forma d-de estar así con él sin que él se sintiera culpable o sin que fuera pecado.
—Pero es que no es él quien decide qué es pecado y qué no.
—Pero no puede ser que una cosa tan... bonita —se sonroja—. Ni siquiera es algo asqueroso y-y carnal... e-es... Ugh. ¿No predican tantas mierdas del amor us-ellos?
—Bueno, sí, claro... obviamente el problema es la parte carnal.
—¿Y que no es esta una bloody forma de demostrar esa mierda del amor?
—Sí, pero de todas las que hay, esta es justamente la que es pecado.
—Igualmente, Gabriel parecía decidido a eliminar cualquier forma, no solo esa.
—Eh... bueno, eso se debe a... esto —señala al infierno.
—¿A qué?
—¿No les has oído a todos? A mí me ha parecido un poco reiterativo.
—¿Qué? ¿Que todos vayan tras de... él? No lo van a hacer.
—¿Te parece que no? La conclusión de que quien le haga caer obviamente conseguirá algo grande e importante parece ser fácil de deducir. Tú podrías llegar a ella también, aunque digas que no te beneficiaría.
—Para ser un demonio, pareces dar por sentado demasiado fácil el... afecto —Belcebú suspira, mirándole de reojo.
—¿Q-Qué?
—Entiendo que Gabriel piense que... puedo hacer que caiga y... perder ese afecto sin ningún problema. De hecho quizás sea lo mejor, que lo piense así —se mira los pies
—Perderías ese afecto, desde luego —carraspea.
—Lo sé y seguramente él piensa que no me importaría perderlo porque soy un demonio. Pero... tú no eres él y tú sabes que... —se mira las manos porque, UGH.
—¿Qué?
—Bueno, tú sabes que no es del todo cierto lo que ellos creen.
—Ehm... S-Sí, sí. Claro.
—No es que no... sintamos cosas o solo sintamos cosas feas como suponen —ojos en blanco—. Que ellos sean imbéciles por pensar que somos tan distintos no quiere decir que lo seamos. Sí que podemos sentir a-afecto y... dolor y... bueno. No sé. Quizás yo... fui un poco...
Gabriel levanta las cejas a la mención del dolor
—Pensé que podía solo tirármelo y que yo sería mucho más peligrosa para él de lo que era para mí. La verdad no me extraña que lo piense.
—Dolor.
—Ojala hubiera sólo tomado un látigo y me hubiera dado con él —Se sonroja un poco, sin mirarle.
—N-No creo que quisiera...hacerte daño.
Ella le mira un instante de reojo él no la mira.
—Nah, en efecto, no es muy su estilo —se humedece los labios—. Pero me hizo recordar que... es verdad, porque iba él a... Querer.
—¿Querer qué? ¿Quererte?
—Ugh... —aprieta los ojos y le toma de la mano—. Quizás solo debería estar orgullosa de ser... la peor cosa que le ha pasado al Arcángel Gabriel en su existencia...
Es que le pasa el afecto de nuevo nada más le toca, sin ni pensar, ella le aprieta la mano con fuerza al sentirlo.
—Y él me diría, "no es algo de lo que estar orgullosa..." —le imita la voz, entrelazando sus dedos
—Nah, fuck it, sí que lo es —le sonríe y se lleva su mano a los labios para darle un beso en los dedos.
—Estás absolutamente loco —sonríe con eso.
—¿Por?
—Porque lo estás... —le abraza del cuello. Él la toma de la cintura otra vez.
Le va a dar un beso. Es inminente, maldita sea.
Vas a meterte en un LÍO.
Ugh
No por él, él te va a besar de vuelta, pero... estás besando a alguien en mitad del infierno. Todo el mundo se va a detener y dar un paso atrás, haciendo circulito. O sea... es que... acabas de demostrar tu... debilidad, frente a todos los demonios del infierno.
Shush! Déjenla disfrutar su beso. Mierda. Al menos no es Gabriel.
Pues tienes unos... treinta segundos de gracia.
Le besa veinticinco... y en el veintiséis nota que coño es lo que está haciendo, separándose de golpe.
Gabriel parpadea un poco casi yéndose tras ella, que le mira a los ojos, porque hay EXCESIVO silencio para ser el infierno.
—E-El beso de... la muerte.
—W-What?
Hace cierta cara de agobio... la verdad no sabe bien que, ejem, demonios hacer. Ayudaría que te cayeras al suelo y fingieras tu muerte.
Ya pero... es que no sabe qué tiene qué hacer. La verdad, le estas asustando. Tú y todo el silencio.
Lo siento pero... necesita resolver esto. Chasquea los dedos y le aparece en la librería de Aziraphale que es el único sitio en la tierra que se le ocurrió ahora mismo.
Gabriel parpadea un poco y luego protesta frustrado al reconocer dónde está.
Lo siento, lo siento pero es que... ha entrado en pánico.
No, si él también.
Y creo que ahora si van a intentar matarla y comérsela viva.
Ugh. Y además se ha dejado ahí la inútil de Aziraphale que a saber dónde se ha escondido todo el tiempo.
¡Está esperándote!
Esperándole.
Aziraphale está esperando a que dejes de hacer el idiota y puedan salir enteros del infierno. Ah, pero no tenías que besarla enfrente de todo el infierno.
¡Le ha besado ella!
Blablablá... ¡Igualmente tú eras el encubierto! y ahora están encerrados ahí en la trifulca.
Y ella no le ha descubierto.
Sí que le ha descubierto.
Espera... ella no le ha descubierto y estaba besándole... ASÍ. ¿¡Qué se cree que hace besando así a un demonio cualquiera!?
¡Te ha dicho la frase que tú le dijiste! Te ha dicho que estás absolutamente loco ¡Pon atención!
¿Qué él le dijo?
Él le escribió eso después de que ella fuera al cielo.
Ah, pero eso es porque ella está loca.
¡Él también! Bajo al infierno en Halloween. ESTA LOCO.
Claro que no.
Ya tendrán esta conversación... Si logra organizar al infierno otra vez.
El caso es que él tendría que volver ahí abajo a por Aziraphale.
Suerte, me parece que el infierno sigue aún cerrado. Pero puedes intentarlo si quieres y ver la masacre y el incendio que va a ser el infierno en las próximas horas. Quizás Belcebú abra las puertas a ver si alguno de los demonios se larga a otro lado.
Desde luego, a Crowley y a Asmodeo, me parece que les falta tiempo.
Espero, con Aziraphale. Pero en efecto, De hecho Asmodeo seguro estaba fumando en la puerta en plan... en cuanto se abra me largo.
Nah, a ella la dejan dentro a que siga buscando su número de la rifa, que lo está buscando desde que lo "ha perdido". Sobre todo en la boca de Crowley.
Eso sí que lo creo. Debe estárselo buscando en las muelas en un rinconcito, a ver si no estará en esta... Oh, no, bueno a ver esta... quizás detrás de tu amígdala derecha.
Ya, ya... en una caries.
Seh, algo así.
Aziraphale sonríe en el beso sin poderse creer que pese a estar en este lugar putrefacto y feo uno pueda sentirse tan bien y feliz. Habían encontrado un buen rinconcito, Crowley lo había limpiado bastante gracias a sus exigencias (la pared estaba pegajosa y olía a orines) y... llevaban un bueeeen rato besuqueándose ahí con risitas tontas
No había sido fácil...los estándares de Aziraphale.
Como si Crowley los tuviera muy distintos.
Pues un poquito menos picky.
Igualmente Aziraphale había dejado sus estándares regulares arriba en la tierra... Vaya, imposible esperar mucho del infierno.
Ya, ya, claro.
Ahem. Pero quita esa mancha de ahí y limpia la pared más. Ugh... aún huele mal.
Ojos en bloody blanco.
Bueno, en algún punto termino satisfecha por lo visto. ¡Ha dicho que se sentía bien y feliz!
Ya, ya, pero ha costado.
Bueno, eso te pasa por salir con un ángel picky.
Pues de eso se queja. De todos modos cuando empieza el barullo más fuerte, Crowley se separa y la cínica de Aziraphale tiene a mal protestar.
—Wait, wait. Algo ha sucedido.
—¿A-Algo?
—Pues... mira todo el mundo.
Ella parpadea... porque la verdad te estaba mirando ahora mismo a ti y a tus ojos amarillos... se relame un poco y mira alrededor.
—U-Ugh... ¿qué habrá pasado?
—No lo sé... —tira de ella un poco apartándola de la turba
—Las probabilidades de que Gabriel... Él es infinitamente peor que yo... ¿podemos ir a buscarle?
—Pensaba en largarnos pero... vale.
—Acordé con él que no nos iríamos sin... el otro —se muerde el labio.
—Sigh...
—Le digo que si quiere quedarse se quede él solo.
—¿No crees que si quisiera quedarse solo habría bajado aquí solo desde el principio?
—P-Pues... —aprieta los ojos—. Asumiré que si ha pasado algo gordo no querrá quedarse y punto.
—Vamos a ver si le vemos, supongo que vendrá por ti para irse.
—Espero...
—No pareces muy convencida...
—No, no, si lo estoy. Solo espero que esté bien y Belcebú no haya... ¡Yo qué sé!
—Vamos a ver qué ha pasado.
—¿Alguna idea de que pudo pasar? ¿No es... el baile o no sé qué otra tradición... desagradable que hagan aquí? —Se pone su capucha otra vez.
—No, la verdad es que no veo nada.
—¿Y si preguntamos?
Crowley mira alrededor buscando a alguien que parezca... que podría haberse enterado de algo y es que todos parecen u desastre, la verdad, unos borrachos, otros gritando, otros cuchicheando. Mira, esos cuchicheantes quizás.
Crowley aprieta los ojos porque lo que quisiera es irse no intentar hablar con los demonios medio borrachos. Igual se acerca a los que parecen más sobrios.
—¡Eh! ¿Qué está pasando?
Pocos chismes corren tan rápido en el infierno como estos...
—Lord Belcebú parece... estar aflojando las piernas.
—¿Por?
—Ella no parece estar siguiendo el plan de los ángeles, está liada con el demonio ese que nadie conoce...
Crowley levanta las cejas.
—Decían que él la había envenenado... —agrega el primero. Aziraphale querría MATAR a Gabriel.
—No la ha envenado, estúpidos. Era un ángel de incognito y ella va a ser más puto fuerte ahora, estáis todos locos. ¡Nos largamos!
—Más... what? ¿¡Más fuerte?! ¿Ángel? —pregunta el demonio confundido. Aziraphale mira a Crowley por decir eso, asustándose un poco y tratando más que nunca de parecer un demonio malo malísimo... Casi se le ve la aureola.
—¿Vas a cuestionarme a MI?
El demonio traga saliva y da un pasito atrás, negando con la cabeza... pero el otro sí se le acerca a Crowley, sin reconocerle del todo.
—¿Qué? ¿Tú qué información tienes o qué?, ni sabías que pasó con Lord Belcebú
—Mira, de hecho hasta me da igual. Yo me largo. ¿Qué ha pasado con el "demonio" con el que está liada?
—Creo que le ha desaparecido o... matado o yo qué sé. Quizás se han muerto los dos, decían por ahí que Leviathán quería tomar el control de todo.
—Buena suerte para Leviathán. Igualmente prefiero no estar aquí cuando pase.
—¿L-Le ha... d-desaparecido a dónde? —se atreve a preguntar Aziraphale.
—Pff... debe estar ahogándose en el lago de azufre hirviente... yo qué sé —contesta el demonio y Aziraphale palidece debajo de su capucha.
Crowley se gira y toma a Aziraphale del brazo para llevarsela. Ella se deja, la verdad, sin ninguna dificultad, terriblemente preocupada.
—¿Lo ves? Ya no está aquí. Vámonos.
—¿¡Y si le ha matado?!
—Como sea, no está aquí, VÁMONOS.
—S-Sí, sí. Vámonos... —le abraza un poco el brazo—. Dime por donde ir... Dios, por favor que no le haya matado...
—¡No reces! —protesta en un susurro.
La ángel aprieta los labios porque... ¡es que lo ha hecho en automático!
Igual tira de ella más fuerte y ahí va detrás, prácticamente echando el bofe porque Crowley corre bastante rápido y él no la suelta hasta que están fuera.
Aziraphale se sienta en una banca en el parque o se recarga en una pared porque Dios mío cuanto hemos corrido...
—¿Estás bien?
Mira que para no necesitar respirar parece que sí necesita respirar un poco... asiente y le mira de reojo, echándose un poco al frente. La verdad, creo que tiene un poquito un ataque de pánico mezclado.
—¿C-Crees que... crees que...?
—Ve... a ver.
—S-Sí, sí. Van... van a culparme. Nadie más... nadie sabía.
—What?
—Nadie sabe que bajamos al infierno así.
—Nadie sabe que tú lo hiciste tampoco.
—Ya, pero... Es que no puede haber desaparecido Gabriel.
—Pues sube a ver. No creo que ella lo haya matado, a no ser que no supiera que era él.
—Podía no saber que es él... también. Creo.
—Mira... No quieres estar en el infierno en mitad de una rebelión. Tampoco quiero yo. Esto va a durar unos días y... como entenderás ella no está ahora como para que le pregunte. Así que o fingimos que no sabemos nada de todo esto o... vas a buscar a Gabriel al cielo, das la alarma y que hagan lo que tengan que hacer.
—Voy, voy... voy. Vale. Voy a buscarle.
—Te esperaré en casa —suspira.
Ella asiente y es que está tan distraída que es casi capaz de irse vestida de demonio... igualmente se le acerca para abrazarle porque es un DRAMA.
La abraza de vuelta porque... le da igual que se muera Gabriel pero si a ella le afecta... JODER.
Ajem... no sé qué tanto le afectara, quizás no tanto, quizás sí, pero causaría CON MO CIÓN.
—Si realmente no está... no sé qué va pasar.
—Escúchame, avisa a quien tengas que avisar y sal de ahí, ¿vale? No te metas.
—Van a llamarnos a todos... Es que... No ha pasado eso desde... No, no, no... No quiero ni imaginarlo. Subo y vuelvo pronto. Tú... no bajes al infierno, ¿vale? Pase lo que pasa tampoco te metas en ese lío.
—Es un trato —le tiende la mano.
Ella se la toma y se le acerca por un beso. Dios mío, Aziraphale, PARA CON LOS BESOS. De ahora en adelante será pecado darle más de una n cantidad de besos al día a tu marido. Pecado MORTAL.
Él la besa de vuelta contra esa nueva norma de los besos.
Ojos en blanco.
