Uuuuf. No, es que ahora... Aamón va a entrar en pánico y no sé si va a hablar con Asmodeo.

Ohh. Podría. Solo advierto que Raguel no... se ha enterado aún de... nada.

Por eso. Esa a es la idea de hablar con Asmodeo.

Así que lo espera en la sala del trono como una hora más tarde, completamente histérico e irritable.

Uy. Ehm... le ha dicho que vaya?

Pues le ha dicho a no sé quién que se lo diga. No sé si se lo habrán dicho o no.

Uhm... va a llegar tarde.

Ya lo vemos, no va a ayudarle.

¿A Asmodeo el llegar tarde? No. Igualmente, llega, vestido de azul marino con un peinado complejo lleno de trenzas

Aamón golpetea algo con los dedos, nervioso.

—Señor Aamón... —Asmodeo hace una pequeña reverencia, haciendo énfasis en el "Señor" con un poco un tono de cierta... burla o respeto, es imposible decirlo.

Está demasiado tenso e irritado para prestar atención a eso y con otras cosas de las que hablar.

—Has tardado. Joder. Déjate de tonterías.

Asmodeo levanta una ceja.

—No hay tiempo, tienes que... ayudarme.

—¿Ayudarte a... ? —pregunta porque Aamón jamás le había pedido ayuda. Él le mira y es que no sabe cómo explicarle esto sin que sepa lo que pretende hacer.

—¿Hay alguna manera de tener... bloody sexo con alguien sin que sepa que se trata de... eso?

—Violarle estando inconsciente.

—No.

—Y por lo visto herido si nos tomamos en serio lo del "bloody".

Ojos en blanco de Aamón.

—¿Quieres tener sexo con alguien que no quiere tener sexo contigo?

—No. Sí. Vale. Sí, digámoslo así.

—¿Por qué no quiere?

—Eso no importa. Tú estuviste con una humana, ¿no? La de... esa del... ¿cómo se llamaba? Bueno, no me importa. ¿Qué hay que hacer?

—Es importante saber por qué no quiere. ¿Quién es?

—No te voy a decir quién es. Obviamente.

—Lo que quiero decir es... puedes seducirle, puedes intentar convencerle... pero no puedes hacer que quiera.

—Lo que no quiero es que sepa que eso... es bloody sexo.

—¿Y qué quieres que crea que es?

—No lo sé, no importa. Otra cosa. Hum... un... ritual de... yo qué sé, para eso estás tú aquí.

—Es que... lo que me... —le mira y entrecierra los ojos.

—¡No te he traído para que pienses fuera de lo que te he pedido que pienses! —le grita haciendo que trague saliva.

—S-Sí, si. Sí. Claro, señor. Solo me pregunto si no sabrá ya lo que es el sexo...

—N-No... no sé si lo sabe. Así que piensa también una manera para resolver eso.

—Sí lo sabe... podría olvidarlo milagrosamente.

Aamón se humedece los labios porque... prefiere no meterse con su mente.

—No. Esa no es una opción.

—¿Ya le has besado?

—Él... ella. Ella lo ha... medio hecho —se toca los labios, sonrojándose.

Asmodeo le mira a los ojos pensando cuarenta cosas que es mucho mejor que no diga, pero era obvio que estaba enamorándose y el mismo Asmodeo podía verlo. Esta mierda no era cómo tengo sexo con alguien, no.

—Bueno, eso es... útil. Podrías repetirlo varias veces... e ir escalando. ¿Qué es exactamente lo que quieres hacer?

—No. Eso... eso no lo puedo hacer. No puede enterarse.

—¿Y qué quieres que haga si no se entera? ¿Asumir que están haciendo otra cosa que no es sexo?

—Exacto.

—¿Es un niño? —le mira a los ojos con cierta cara de desagrado.

—¡No! —arruga la nariz—. Es una mujer.

—¿Es una niña? —hace los ojos en blanco.

—Mmm... vale. Sí, pensémoslo así.

—No crees que... —Asmodeo parpadea.

—¿Qué?

Cambia el peso de pie y le mira de arriba a abajo porque... una niña.

Aamón se sonroja, porque sabe que le está juzgando y esto le preocupa... O sea, le da vergüenza.

Asmodeo era responsable de más de alguno de esos... gustos humanos. Más por obligación que por placer personal y siempre le daban asco los humanos que caían en esa tentación. La lujuria era mucho mejor entre iguales.

—No va a disfrutarlo.

—¿Qué? ¿Por qué no? —frunce más el ceño.

—Porque es una niña, las niñas... son pequeñas.

—¿Y?

—Hay cosas infinitamente mejores que tener eso con una niña pequeña, Aamón.

—No te estoy pidiendo que me disuadas, Asmodeo.

—No, no... ni lo estoy intentando. ¿Es muy pequeña? —carraspea. (Por favor dile que no es una niña).

—No importa. De acuerdo, solo... lo bastante como para que sea posible que no sepa lo que es el sexo.

Asmodeo cambia el peso de pie una vez más pero es que la excusa es perfecta para explicar la inocencia. Vuelve a hacerle cara de asco, sin poder evitarlo.

—No puedo ayudarte, entonces.

—Bien. Probarás las nuevas celdas —frunce el ceño.

—No, no... No es por lo que crees. Los niños pequeños no sienten lujuria y son inmunes a ella —levanta las dos manos, palideciendo.

—Entonces dime cómo hacer que lo haga.

—Supongo que tendrías que... hacer su cuerpo envejecer a un cuerpo de un adolescente al menos.

Aamón le mira y se humedece los labios porque... ¿y si su cuerpo es así, como el de un niño? Inmaduro y siempre ajeno a la lujuria.

Acaba de tener dos orgasmos, darling.

¡Es verdad!

—No te preocupes por eso.

—Sí que me preocupa la idea de decirte cosas que hacer que no funcionaran y luego terminaré estrenando las celdas.

—Entonces dime cosas que sí funcionaran.

Asmodeo hace los ojos en blanco.

—Podrías decirle que es un juego.

—Un... juego —repite pensándoselo.

—Y asegurarle que va a gustarle.

—Sí, eso ya lo sabe.

—No ser brusco ni agresivo e intentar que le guste. Parar si te pide que pares.

—Parar...

—¿Qué es lo que ya sabe?

—Que le va a gustar. No, dime como lo planteo. ¿Qué le digo?

—¿Cómo sabe que le va a gustar?

—No importa. Lo sabe. ¿Qué le digo?

—Que va a gustarle, que confíe en ti y... —suspira—. ¿Sabes provocar... excitación sexual?

—¿Qué? No, no, pero digo... para que no sospeche.

—¿Que estás teniendo sexo con ella? Pues... —le mira con cara de circunstancias

—Sí.

—Asumiré que no sabe que eres... lo que eres.

—¿Qué?

—El Señor Del Infierno

—Sí que lo sabe. Por eso necesito una buena excusa o no va a confiar.

—¿Y no te tiene miedo? —Parpadea otra vez, ahora más incrédulo.

—N-No. Creo. No la mayoría del tiempo.

—Tienes a una niña extraña entre manos, Aamón... Pero si no te tiene miedo es más fácil.

—Es muy valiente. Deja de intentar sonsacarme quién es. Aun no me has dicho nada útil.

—Es difícil convencer a alguien de que el Señor del Averno no sabe lo que es el sexo.

—No he dicho que yo no lo sepa o que él no sepa que lo sé, lo que no quiero es que él sepa que ESO lo es.

—Puedes actuar como que tú tampoco sabes que lo es... y solo hacer y asegurar que no sabes que es pero se siente bien hacerlo con ella.

—No, yo tengo que enseñarle y asegurarle que está bien.

—Oh... ¡ella cree que tú vas a enseñarle! Por Satán, eso lo hace más fácil.

—Pero no puede saber que lo que le enseño es eso.

—Va a enterarse en cuanto crezca un poco.

—Eso... ya lo resolveremos cuando suceda.

—Si no sabe que lo es... ¿por qué tendría que pensar que lo es?

—Porque soy el príncipe del infierno, Asmodeo, y lo sabe.

—Me refiero a que si no sabe qué es sexo, no puede pensar que esto lo es.

—No sé si lo sabe. Es muy lista.

—¿Qué quieres hacer con ella exactamente? Quieres... ¿penetrarla?

—S-Sí —susurra girando la cara, dándose cuenta de ello, sonrojándose un poco.

Vaia, vaia. Con qué quieres penetrarlo, eh!

Ugh.

—Hmm... con un pretexto que no sea... sexo.

—De hecho... —carraspea—. ¿Hay alguna manera de hacerlo que sea menos... violenta?

—No tiene por qué ser violento.

—¿Aja?

—Puede ser suave y dulce si quieres... aunque asumo que tú, siendo quien eres, no quisieras ir por ese camino. Lo que creo es que, si no es propiamente penetración podrías... Podrías hacer que te lo chupe. O chuparle tu a ella...

—No, no, claro que no quiero ir por ese camino. ¿Pero cómo funciona?, por curiosidad

Asmodeo le mira de reojo y Aamón se sonroja otra vez.

—Pues... voy a asumir por toda la conversación que estamos teniendo, que tú te presentas en tu totalidad como un hombre.

—Puedo... puedo no hacerlo.

—La... niña... —Asmodeo levanta una ceja.

—Si crees que es mejor, digo. ¿Aja?

—Te ha visto, ¿no?

—Sí, pero puedo cambiar de aspecto.

—¿A qué aspecto? ¿Al de un niño? Como vas a seducir a una niña... con... ¿no quieres seducirla tú?

—¡Lo que digo es que me digas lo que tengo que hacer de una maldita vez!

Asmodeo traga saliva.

—Preséntate como te conoce, no te cambies de sexo ni de forma. Si te ha besado así, así va a funcionar. Solo... dile... q-que... es una cosa bonita y dulce, y se dulce y bueno.

—Entenderás que necesito unas instrucciones un poco más específicas.

—Bésala.

—¿Y-Y qué... más? —vacila un poco

—Voy a preguntarte una cosa, no... me grites, ¿vale? ¿Algún día lo has hecho... ?

—WHAT THE HELL, ASMODEO?!—le grita.

Asmodeo da un pasito atrás... y hace los ojos en blanco.

—¿¡Es que quieres ir a pensarte mejor lo que dices en una bloody celda!? ¡Porque empiezo a pensar que es lo que puto quieres!

—No... No. No. Aamón, cálmate, ¡por Satán! Si... ¡solo quiero saber cómo explicarte!

—Explícame eso de hacerlo menos violentamente.

—C-Claro. Claro... Pues... necesitas ser cuidadoso. Muy cuidadoso con los dientes

—¿Qué? —parpadea con eso de los dientes.

—Nada de dientes ni cosas raras. Labios y lengua.

—Mira... ¿sabes qué? Quiero verlo. Ve por un demonio. El que tu quieras. Lo traes aquí y me lo muestras.

—Que te muestre con un demonio... Ugh —Asmodeo levanta las cejas y luego arruga la nariz.

—Sí.

—No quieres mejor que te muestre con... ¿Un... humano?

—No me importa.

Asmodeo suspira pero... prefiere a un humano. o un angelito. Aamón le mira.

—¿A qué estás esperando? —Aamón le mira.

—Tenemos que subir a la Tierra.

—¿Tenemos?

—No puedo robarme un humano y bajarle aquí.

—¿Por qué no?

—Pues no es la mejor práctica...

Ojos en blanco y se levanta. Poco paciente.

—¿Y qué tengo que hacer? ¿A dónde tengo que llevarle? ¿Tengo que llevarle un regalo o... vestirme de algún modo o... invitarle a algo o... qué? —pregunta mientras van a las escaleras.

—Vestirte bien, sí. Llevarle un regalo... también. Invitarle a un lugar bonito... también.

—¿Cómo? ¿Qué? ¿Dónde?

—Ehhh... algo que le llame la atención. Deberías vestirte de algún color brillante. De rosa o algo así...

—¿Qué? ¡No me voy a vestir de rosa!

—¿De qué color sí vas a vestirte?

—Pues de... negro. Olvídalo, no voy a a hacer nada diferente, va a sospechar.

—No, no, no...

—¿Qué?

—Sí te tienes que vestir distinto, aunque sea de negro.

—¿Y qué le digo cuando me pregunte?

—Que es una ocasión especial.

—Va a sospechar con eso.

—¿Que quieres agradarle? No es mala sospecha.

—¡No quiero agradarle! —protesta y de repente piensa que... quizás no le gusta. De hecho es lo más probable. Claro, claro, porque no te ha besado.

—¿Nada, ni un poquito?

—Pues ni siquiera sé si lo hago. Me da igual.

—¿Por qué no lo intentas... agradarle?. ¡No tienes nada que perder!

—Porque te he dicho que no quiero que sospeche.

—¿Que sospeche que qué? ¿Que te gusta?

—¡No me gusta! Solo es... solo quiero... solo intento... es... olvídalo.

—Mira, hay algo que tienes que entender...

Aamón le mira.

—Todas estas cosas... todas, implican que te... ser... ligeramente vulnerable

El señor de la ira frunce el ceño y se gira a él, tomándole de la ropa y empujándole contra la pared.

—Aaaah!

—Me puede hacer vulnerable o me puede hacer aún más irritable e irracional, así que no te pases un pelo conmigo.

—Y-Yo... p-p-p... —Traga saliva, temblando. Aamón le empuja un poco más y luego le suelta—. T-Tienes razón —sentencia Asmodeo al que le tiembla hasta la conciencia—. N-Nada de vulnerabilidad.

No le mira, sigue subiendo y ahí va Asmodeo atrás de él, ODIANDO esto, por Satán.

—Te escucho.

—Ella tiene... t-tiene —vacila un poco—. Ella tiene cierta... disposición contigo, eres el Rey del infierno y no ha salido huyendo.

—¿Y?

—¡Y eso es importante! —protesta un poco.

—¿Qué tiene de importante? No me estás dando instrucciones, Asmodeo y no soy celebre por mi paciencia.

—Ugh, instrucciones, sí...

—¿Aja?

—Ehhh...

—¿Quieres ir a pensártelo a la celda?

—¡No! No, no, no... ugh

—Bien, porque no está en mis planes que la próxima sea una amenaza.

—V-Vamos a tratar esto c-como una cita.

Aamón traga saliva pero... no se opone.

—Por eso es importante la ropa y... llevarle un regalo y... la actitud.

—No voy a vestir de rosa y más te vale darme una excusa para poder decirle y que no sepa que es una cita.

—Excusa, sí... Ehm... vengo de otro sitio.

—¡Claro! ¿Y el regalo? ¿Qué es... dos cabras y un buey? ¿Una oveja y una caja de verduras? ¿Tierras?

—Algo más... personal. Algo que le guste a ella.

—¿Más personal? ¿Cómo qué?

—¿Un... brazalete?

—¿Joyas? Vale. Aunque... ¿eso no será muy obvio? No quiero que piense que es una dote. O que he estado planeando esto con demasiado detalle. Eso le haría sospechar. Dime otra cosa.

—Ehhh... Flores.

—¿Flores? Eso es... como muy poco, ¿no? Además se va a burlar de mí.

—¿Por?

—Ehm... —se sonroja con lo de que huele las flores y todo eso en mente—. No importa. Otra cosa.

—Otra cosa... Mmm...

—Lo que sea, vamos. ¿Es que no se te ocurre nada que no sea estúpidamente ridículo?

Asmodeo le mira agobiado.

Aamón le mira con el ceño fruncido, porque ¡no puede creer que esto les esté costando tanto rato! No debió decirle que se lo enseñaría. No. Es que va a dejar de hablarle en cuanto se entere de lo que ha hecho.

Da igual que se vista de rosa o de azul o cuantas flores y joyas le lleve. Se acabará enterando... porque si algo no es, es tonto y entonces... fin del juego. Para siempre.

Pero... ya estábamos ahí así que... bueno. Había vivido hasta ahora sin él sin ningún problema, podría hacerlo en adelante. No. No podría, pero era una bonita mentira para si mismo.

—Algo que tú hagas con tus propias manos.

—¿C-Cómo... qué? —parpadea porque la verdad, no planeaba comprar las joyas o las flores.

—Algo como...

—¡Deja de vacilar ya!

—¡Estoy pensando!

Ojos en blanco.

—¿Qué sabes hacer con tus propias manos?

—No lo sé.

—¿No lo sabes?

—Depende de lo que propongas, probablemente cualquier cosa.

—No con un milagro.

—¿Por?

—Porque tiene gracia que lo hagas sin milagro... es justo el asunto.

—¿Y qué... qué esperas que haga sin un milagro?

—¿Un... dibujo? ¿Una obra de orfebrería? ¿Una... espada?

—Un... dibujo —la mirada que le echa.

—¡Es una niña!

—¿Y me propones una espada?

—Pues en estos tiempos...

—Nada de armas, no va a querer ni tocar un arma.

—¿Qué tal un poema?

Arruga la nariz.

—¿Un fruto exótico?

—Cada nueva idea parece peor que la anterior.

—Un caballo

—Mejor volveremos a este tema luego.

Asmodeo suspira.

—¿Cuándo es la cita?

—No... te voy a decir eso.

—¿Por? No es como que vaya a ir a espiarte

—He dicho que no.

—Vaaaaale... ¿qué más quieres saber?

—¿A dónde... debo ir?

—A un lugar limpio y bonito

—¿Sí? ¡Nunca se me hubiera ocurrido! ¿Cuál bloody lugar? —protesta sarcástico.

—Pues a ti no, pero habrá otros que... vale, vale... renta un cuarto.

—¿Dónde?

—Pues depende de donde viva, ¿no? O te la vas a robar.

—Ehm... sí. Así que da lo mismo.

—Ohh... Ehm... ¿Robarla a dónde? Bueno eso puede ser más románico. Hmmm, ¿no tienes una casa en la tierra?

—¡No quiero que piense que es romántico!

—¿No? ¿No quieres que piense que es algo bonito?

—No.

—¿Entonces que quieres que piense? —Le mira porque...

—Que es algo normal, algo... como... algo sencillo, solo que no lo ha hecho antes porque es algo de... el infierno. Pero que no tiene ninguna implicación. Como juntarse a beber.

—Con una niña...

—Precisamente porque es una niña.

—Juntarse a beber con una niña... Ugh. ¿Dónde sueles verla?

—En la tierra.

—¿En dónde?

—Pues en el pueblo. En el mercado o así.

—¿Dónde te ha besado?

—Estábamos en privado, en una posada.

—Quizás puedas... Llevarla a ese mismo privado.

—S-Sí, seguramente no tendría que... hacer nada especial.

—Hmmm... es que ahí se siente cómoda. Aunque otra posada un poco más bonita quizás...

Aamón se humedece los labios pensando en ello y saliendo por fin a la tierra.

—¿Llevan mucho tiempo haciendo esto?

—¿Qué importa eso?

—Solo me doy una idea de cómo lo va a tomar.

—¿Cuánto tiempo es mucho tiempo?

—Más que tiempo... —Se encoge de hombros.

—¿Qué? —le guía hacia el mercado.

—Es cuán cómodos están haciendo esto...

—Ya te lo he dicho, mientras no sepa, todo estará bien.

—¿De verdad es una niña? —pregunta mirando alrededor, buscando una víctima.

—¿Qué te pasa?

—Es una pregunta... —Le mira de reojo.

—¿Por qué no lo crees?

—No pareces el tipo interesado en una niña.

—Tú limítate a hacer lo que te he pedido.

—Esa mujer podría servirnos... —responde señalándola.

—No. Un hombre. De edad avanzada.

—¿Un... hombre de edad avanzada?

Asmodeo le mira extrañado con esa declaración.

—Sí. Tengo que enseñarle a hacérmelo a mí.

—Entonces te lo haré a ti —le mira.

—No. Quiero verlo desde fuera.

—Vale, vale... como tú digas Aamón —asiente señalando a... alguno que, la verdad, al menos le atraiga un poco.

—Sí, sí, whatever, me da igual. El que tú quieras.

—Anda pues... él. Dame unos segundos...

—Unos segundos que sean menos de dos minutos, no te quiero aquí una vida diciendo que nunca dijiste cuantos —advierte, pero asiente.

Ojos en blanco... pero veo que le conocen y Aamón mira alrededor nervioso porque... bueno, Raguel ha sido el que se ha ido, pero... ¿y si no? ¿Y si ha vuelto por algo? Como los encuentre ahí...

Va a levantar una ceja.

No, no, no... es que uf. ¡NO! Como va a explicar a Asmodeo que le conoce y como va a explicarle que no le puede decir a Raguel lo que hacen.

Se imagina a Asmodeo explicándole "vamos a robarnos a una niña para violarla" y se imagina la cara del ángel.

"Aunque primero vamos a violar a un tipo así como... tú, porque por lo visto nos va ese rollo. ¿No quieres ser voluntario? Digo, puedes serlo ahora o esperar a la semana que viene como estaba previsto..."

Sí.

¡No!

De hecho ahí se va a salir corriendo.

¿Quién? Porque Aamon se ajusta las sandalias también.

De hecho, ve a un tipo así medio calvo y con las túnicas color crema y chasquea los dedos dejando inconsciente al hombre con quien habla Asmodeo. Entrando en pánico. Tirando de él y del hombre inconsciente.

—¿P-Pero qué pasa?

—¡Nada! Muévete, se acabaron tus dos minutos

—¡Pero estaba intentando... convencerle!

—¡No hace falta insistir tanto!

—¡Ha sido muy rápido! —protesta más sin entender nada de nada.

—Ya, ya, ya. Pero... no hace falta recrearse tanto, hombre.

—No me estaba recreando.

—Bueno, volvamos abajo.

—¿Con el humano? Ugh... mejor aquí.

—No —se mete con los dos a través de la tierra, nervioso por si... sigue ahí o qué.

—Ugh —Asmodeo ODIA este sistema de transporte.

Ya, ya, pero Aamón se ha asustado. Les lleva a los dos a un cuarto privado, dejando al tipo peso muerto en el suelo. Asmodeo le mira, nervioso.

—Vale. Hazlo.

—¿Hacer qué?

—Pues... eso. Lo que sea. Enséñame.

—¿¡Con el... inconsciente?!

—Pues... no creo que esté muy feliz de que lo vuelvas consciente.

—Pero inconsciente es... ugh, Aamón.

—Me da igual, vuélvelo consciente si es lo que quieres —se va a por su pipa o lo que sea que use para fumar. Nervioso.

Asmodeo mira al humano nada contento porque no suele hacer las cosas así.pero seguro no va a estar muy contento el humano, en eso tiene razón. Lo sienta y desnuda a chasquidos.

Aamón le mira con su habitual cara de poca paciencia "no me toques los cojones y haz algo ya." Se humedece los labios cuando ve que le desnuda.

—¿Hay alguna forma de hacer esto... ya sabes... con ropa?

—¿Con ropa? Pues... — Asmodeo parpadea descolocado mientras limpia al humano, ya que esta porque a saber dónde ha estado eso antes o que tan dado a la higiene es el tipo.

—Es que tal vez no está muy seguro con la desnudez. O sea, no sé... si tenga algún problema con ello, pero quizás es violento.

—¿Quieres levantarle la ropa y solo... tomarla?

—T-Tal vez. Aunque entiendo que para ver como lo haces mejor sin —asiente. Creo que nunca en la vida le ha tenido tanta paciencia y consideraciones a... básicamente nada.

—¿No querías ver cómo hacerlo con la boca?

—T-También.

—Tienes que aprender también dónde meterlo... para ello nos hubiera servido más una mujer

—No. Sigue.

—Bueno, tiene que... chuparlo, básicamente

—Vale... ¿Cómo? ¿Cuánto rato? —se acerca.

—Hasta que... termines —abre la boca y...

La verdad, Aamón le mira con atención, sonrojado, fumando e imaginando hacerle eso al ángel. No parece algo... no parece algo que haya podido ver entre dos animales o así, así que tal vez podría funcionar. No toma notas porque... no. Solo le falta.

—Nada de dientes —insiste Asmodeo —. Te gustará.

—¿Nada de dientes? ¿Cómo pones la boca?

—Solo labios, así... tampoco le ahogues, no es buena forma de morir.

—¡No le voy a ahogar! —protesta imitando un poco la posición de la boca.

—Si que la puedes ahogar... créeme, CREME, vas a querer mover las caderas como NUNCA, así que por favor no ahogues a... nadie con eso. ¿Lo tienes... Ehm... limpio?

—¿Qué? ¿Mover las caderas? ¿Limpio?

—Limpio. Que no te huela. Algunos humanos son muy fijados en eso.

—Vale, vale, me lavaré. ¿Hay que mover la lengua?

—Sí... sí. Bastante saliva... que evite la punta más de lo indispensable.

—¿Por?

—Es demasiado sensible... nunca te has tocado mucho ahí, ¿verdad? Ehm...

—¿Y eso qué?

—Es... ya le dirás si te gusta o no. ¿No crees? No a todos les... ehhm... gusta mucho.

—¿Por?

Asmodeo parpadea sintiéndose hablando con un chico de cuatro años

—Ya lo irás sintiendo... no te le corras en la boca de ser posible a menos que lo pida.

—¿Por qué no?

—Porque eso sí que es violento para la primera vez.

—Vale —asiente.

—A ella... el cuerpo femenino es muy diferente.

—Sí, sí, whatever —responde nada interesado en eso—. Y que hay de... —traga saliva

—¿Qué?

—Los besos —porque por lo visto ha estado en orgías pero nunca ha besado a nadie.

—Los besos... son lo primordial. Ahí nace casi toda la lujuria.

—¿Cómo... Cómo?

—¿Cómo fue el beso que te dio ella?

—Pues... —se lleva los dedos a los labios otra vez.

—Ajá...

—Suave... aquí —se lo señala—. Solo fue un instante.

—Ohh... no fue un beso... profundo pero sí fue un beso en los labios. Hmmm creo que eso debería ser lo primero que hicieras.

Por lo menos están de acuerdo en algo, porque eso que Asmodeo acaba de hacer le ha parecido un beso... un poco más largo y complicado, y en otro lado, pero básicamente un beso...

Asmodeo mira de reojo a Aamón y suspira un poco porque... vale, quizás es momento de tener esta platica.

Pero... es que un beso. Los ángeles sí que saben lo que son los besos. Sí que va a entender que esto... en qué línea va.

Él te ha dado uno...

¡Pero muy casto! No está pensando en uno como ese.

—La lujuria no es tan distinta a la ira, si sabes cómo distinguirla y usarla... voy a asumir que tú si has sentido lujuria. ¿Ella lo ha hecho? ¿Lo sabes?

—¿Yo? ¿Lujuria?

Asmodeo parpadea.

—Si estás diciéndome que quieres penetrarla...

—Bueno, sí.

—¿Te has masturbado pensando en ella?

—¿Mas... turbarme? No.

—¿Te has masturbado alguna vez? ¿Cuándo fue la última vez que re corriste?

—¿Por qué iba a hacer eso?

—Si quieres tentarla a la lujuria vas a necesitar tu propia lujuria para hacerlo... y la suya —Asmodeo vuelve a inclinar la cabeza.

—No quiero tentarla a la lujuria.

Asmodeo traga saliva porque esto es prácticamente una declaración de amor y Aamón parece no haberse dado cuenta.

—¿Qué quieres hacer?

—Pues... ya te he dicho que no tiene que saber que es algo... lujurioso.

—Has dicho que no tiene que saber que lo es, no que no tenga que serlo. Es como la ira, es... una flama que tienes que encender si quieres que esto... sea...

—Pero es que entonces lo va a sentir y lo va a saber.

—¿Qué es lo que quieres que ella sienta durante esta... actividad?

—Ehm... P-Placer... supongo.

—¿Quieres solo que sienta bonito o quieres que... se pierda en ti? ¿Quieres... que sienta amor?

—P-Pues... —es que no está muy seguro. Asmodeo suspira, notándolo.

—¿Cómo imaginas un beso con ella? El beso que vas a darle la próxima vez.

—Pues... No como el otro, espero, aunque quizás si lo hago...

—¿Aja?

—Quizás sería mejor hacer lo otro que me has enseñado para que no lo asocie.

—El beso que te ha dado ella... has dicho que era casto.

—Bueno, sí... o sea...

—Si la besas ahí en lugar de besarla en los labios... va a ser violento.

—¿Si le digo que es un juego?

Asmodeo se muerde el labio

—¡Ha sido tu idea!

Esto, todo esto, se alejaba mucho de los placeres carnales que le gustaban a él y de los que se encargaba.

—Vale. Dile que es un juego. En el instante en que empiece a gemir esto será lujuria —Eso díselo a Raguel y verás que susto le das después de dos orgasmos que ya ha tenido.

—¿Y no lo sabrá?

—Sinceramente, Aamón, todo esto que quieres hacer se separa bastante de los placeres carnales a los que me dedico.

—¿Qué? Claro que no, justo de eso va esto, solo que no quiero que lo sepa, ese es el problema.

—¿Confía en ti?

—Ehm... S-Sí, creo que sí —responde pensando en que le ha dejado poseerle.

—¿Lo hace? —Asmodeo levanta las cejas.

—¡Sí!

—Bésala. Bésala en los labios, muchas veces antes de hacer lo que no quieres que sepa que es.

—¿Por? O sea, no me opongo, pero... ¿hay algún motivo? Es que creo que lo va a asociar.

Asmodeo le mira, vacilando un poco y es que... esto parece ser mucho más afectivo. MUCHO más afectivo de lo habitual.

—Tal vez deberías enseñarme a hacer eso bien.

—Eso puedo enseñártelo... a hacer a ti, sin duda. Ven.

Aamón se humedece los labios y... se acerca. Asmodeo le sonríe un poco, acercándose un poquito también.

—Relájate. Esto... debe ser divertido y agradable, porque además... va a ser con una persona que te gusta y te hace sentir tranquilo.

Le mira con eso de que... le gusta.

Pues es que... te gusta.

Sí, bueno, más o menos. Tampoco le gusta... tanto

Ah, ¿no? vaya.

Ugh, pues... ¡no lo sabe!

Ya le gustará más *guiño"

Ugh. ¡Pues quizás no!

—Estoy relajado —no, no lo está.

—Vale, vale... primero. Mírala a los ojos, abrázala un poco.

—¿Cómo?

Asmodeo le toma de la muñeca y se la pone a sí mismo en la cintura. Aamón frunce el ceño, tensándose más. Asmodeo traga saliva.

—Con ella va a ser más fácil que conmigo.

—Sí tú lo dices...

—Va a ser más fácil porque vas a mirarla a los ojos y se te va a acelerar un poco el corazón, pero vas a... querer besarla.

—¿Y-Y? —levanta una ceja porque eso... ya le pasó antes.

—Y... necesitas aprender a leerla. Otra vez, es como con la ira. Estoy seguro de que sabes cuando alguien se enfada... a kilómetros. En este caso... Necesitas leer cómo se siente, si está... dispuesta a besarte va a mirarte los labios, quizás humedecerse los y a darte la idea general de que quiere que la beses

—¿A darme la idea?

—En resumen, si no te está empujando e intentando quitarse.

Really? ¿Y si... solo está siendo amable?

—Si estás mirándola con ojos lascivos, a esta distancia, abrazándola, mirándole los labios y con ganas de besarla... No me parece posible que se quede ahí solo por amable.

—Pero entonces... notará que esto es lujurioso también él.

Asmodeo levanta un poco las cejas con el asunto del "él" reiterado, pero no dice nada.

—¿Es... tan grave que se dé cuenta si está... compartiendo la lujuria contigo?

—¡Definitivamente!

—Lo que quieres es hacer el amor... —le susurra.

—¿Qué? —Levanta las cejas—. ¿Hacer qué?

—Sexo... con sentimientos —traga saliva.

—Mmm... sí, vale. ¿Cómo se hace eso?

Asmodeo traga saliva otra vez

—Es decir... creo que le gustan los sentimientos y todo eso. Podría distraerle lo bastante.

—Le gustan los sentimientos... ¿Los tiene por ti? —Asmodeo inclina la cabeza.

—Pues... ¿Cómo voy a saberlo?

—Bueno... No se tiene que ser un ángel para que podamos notar si le agradamos a alguien y está pasando un tiempo agradable en nuestra presencia.

—¡NO ES UN ANGEL!

Vale... vale... Asmodeo casi se descorporiza del susto.

—Y-Yo no... No... ¿¡Un ángel?!

—NO SÉ NI COMO TE ATREVES... ¡COMO TE ATREVES! ¡VAS A LAS CELDAS!

—¿Qué? ¡No! No, no. ¡Aamón, espera! —levanta la dos manos.

Chasqueo de dedos. Y ya estás ahí abajo.

Mierda.

Lo siento.

No, bueno... supongo que esto pasa con... el Señor de la Ira.

Sí. Eso mismo.

Asmodeo suspira en el puto calabozo.

Y... prepárate para la siguiente idea brillante del Señor de la Ira.