Así que, Uriel... Ejem.

Ah, sí. Ejem. Está... remoloneando un poco porque... sabe que tiene que... terminar con... Ugh! Y si vuelve a... UGH! No le gusta hacer esto NO LE GUSTA NADA. Da un par de vueltas en su despacho intentando rezarle a Dios para ver si le da fuerza y se abraza fuerte s su tablet como tabla de salvación, apretando los ojos, tomando aire y recordándose que esto no tiene nada que ver con ella, es un demonio y además pues el demonio de la lujuria, claro que... claro que va a hacer eso. Le pasaría a cualquiera. Incluso a Gabriel. De hecho probablemente Gabriel la está mandando a ella porque le pasa a él también y no le gusta. Pues claro que no le gusta ¡¿a quién coño le va a gustar?! Ugh ugh ugh calma, calma...

Claro, claro... sí le pasaría. De hecho le pasa. Pero no por él. A ti te pasa más.

No, a todos les pasaría lo mismo. Suspira frente a la puerta de la celda.

Ya, ya, eso te gusta oír.

¡Es la verdad!

Anda, anda.

Traga saliva y toma el pomo de la puerta... la verdad, deseando que alguien la interrumpa para hacerla ir a otro lado a hacer otra cosa.

Debes SENTIRLO a través del pomo de la puerta.

Uuuuuugh. Es que lo suelta como si estuviera electrificado

¿Has sentido el toquecito ahí entre las piernas?

¡Pues en todo el cuerpo! Ugh! ¿Por qué le preguntáis estas cosas? ¿Por qué os está respondiendo? ¡No vamos a... no vamos a volver a describir nada!

Venga, cálmense y vuélvete adentro.

Pues no vais a saber si entramos o no porque no vamos a describir.

Ohhh, venga yaaaa, Uriel!

¡Jum!

Urieeeeeel

¡JUM!

Vengaaaa. No nos hagas rogarteeee.

Vale, pues abre la pueeerta. Asmodeo está echado, bebiendo vino de la botella.

Uriel se humedece los labios, mirándole y suspira otra vez, entrando.

—Allò.

Cierra la puerta a su espalda sin desviar la mirada. El demonio le sonríe, levantándose un poco.

—No... No te levantes. Solo vengo a... terminar.

—Oh... ¿de curarme? O...

—¡O nada! De curarte.

—Vale, vale...

Traga saliva aun mirándole.

—Me quedo aquí, quietecito

Le mira y... le da un escalofrío.

Vale, no decimos nada. Asmodeo levanta los brazos.

—¿Por dónde ibas?

Traga saliva y se le va la mirada al... lugar de autos.

Asmodeo baja la mirada y le sonríe. Ella se... sonroja un poco

—Espero no molestarte demasiado con que vengas aquí.

—Sí me molesta. Todo lo relativo a esto me molesta.

—Oh... que mal. A mí me... me alegra que seas tú quien haya vuelto a ayudarme

—¿Por? ¿No preferirías uno de esos ángeles idiotas a los que les dais tanta curiosidad y al que poder pegarle alguna de esas que yo te curé, como Aziraphale?

—Me das más curiosidad tú.

—¿Por?

—No lo sé, eres... distinta al resto.

—No tengo nada distinto, muchos aquí os detestamos.

—Pues... aunque me detestes, no sé, algo en... en ti, me llama la atención, no sabría decirte el qué.

—Bueno, basta de cháchara, Gabriel quiere que puedas moverte por aquí libremente porque eres un invitado, lo que me parece que es una pésima idea, pero en fin. Túmbate.

Lo haaaace. Al menos no le ha pedido desnudarse como cuando se lo hizo en los pies, menos mal.

Quizás se lo pida en un rato.

¡No!

Bueno por ahora... ahí está, mirándola.

Ella toma aire profundamente otra vez y se acerca con las manos estiradas.

—¿Estás siempre tan enfadada? —Asmodeo le sonríe.

—Sí, cállate —Cierra los ojos con el ceño fruncido.

—¿Por?

—No me gusta esto.

—Ya, ya me lo has dicho. Quizás pueda darte algo a cambio... —vuelve a ofrecer.

—¿Silencio?

—Vale.

Suspira y... lleva las manos al lugar adecuado. Asmodeo se humedece los labios y ella empieza de nuevo a curarle.

Él... hace un "mmm" de satisfacción no sexual que igual la incómoda un poco. Traga saliva y abre las piernas un poco para concentrarse más.

Y es que... está tan en tensión, que él la siente tibia. Con... ciertas ganitas.

¡Ah! ¡NOOO!

—Mmmm

Es que además le vuelve a passr lo mismo, cada vez siente que tiene que acercar más las manos para hacerlo más intenso.

—Es... agradable.

—Shhh!

–¿Tú sientes algo?

Le hace calar otra vez y la concentración e intensidad de esto va a acabar por tocarlo, suavemente.

¿¡Ahí?! Asmodeo levanta las cejas.

Sí. Pues por ponerle lss manos encima, al intentar mantenerlas cerca pero necesitar acercarlas más.

—Uriel...

Lo intensifica más porque quiere terminar antes de que la interrumpa.

El demonio se incorpora un poco después de varios segundos y la toma de la muñeca con suavidad.

Hay una última ola de algo FUERTE antes de parar en seco y abrir los ojos.

—Q-Qué... ha... —susurra Asmodeo, no tan... tranquilo

—¿Q-Qué? —Ella parpadea un montón de veces como si acabara de salir de un trance.

—E-Eso f-fue... —Le aprieta un poquito más la muñeca, sentándose.

—No he acabado. O-O sea... puedo... puedo parar. Pero aun sigues teniendo... aun... nunca había visto a alguien que necesitara...

—N-No. no. Por favor no pares.

Le mira otra vez la zona y aprieta los ojos ¿Se le nota?

Seguro.

Y se sonroja además.

—Será mejor dejar lo que falta para... luego.

—Por favor —le acaricia la muñeca con la mano y le mira los labios.

Uriel gira la cara porque es que además no podría ser más obvio. Niega.

—Haré el resto y lo que queda ahí lo... L-lo arreglaré al... final.

—Está bien —le acaricia un poco más, con el pulgar.

Es que no le mira, toda ella está... temblando.

—S-Sigue... —susurra el sin soltarla, mirándole él sí con intensidad

Mueve las manos lentamente, hacia su cabeza y es que cada vez él siente más su... tibieza. Sin soltarle la muñeca, sin dejar de acariciarle con el pulgar. Con el corazón tremendamente acelerado.

Ella le hace la curación, poniéndole las manos sobre los ojos.

Y es que esto es... tan distinto a cualquier cosa que ha hecho Asmodeo antes... levanta la otra mano y le toma de la otra muñeca con suavidad.

Y la verdad, en la cabeza no tiene tanto problema así que acaba relativamente rápido...

El demonio le acariiiicia los brazos y mira que efectivo ha sido esto para callarle.

La verdad, con eso, después de la curación a ella se le sale el amor así como por error.

KO. Jaque mate. Muy hábil que está siendo esto.

En realidad... no lo ha hecho a propósito.

Asmodeo traga saliva, sin entender bien lo que está ocurriendo del todo, pero queriendo que Uriel... siga. Que siga más y más tiempo... debe ser la lujuria de ella, la que le atrae, piensa... porque esta chica tiene tanta contenida que se le desborda. Ejem. Sí, eso debe ser. Y cómo es un ángel, confunde lujuria con amor... o lo echa así, pero... Así que con suavidad, se sienta del todo, moviendo las manos hasta sus hombros.

Ella vuelve casi de inmediato a la curación en sus hombros.

¿Puede hacer esto en todo su cuerpo para siempre? No le molesta nada de lo que está ocurriendo.

Ella sigue con su pecho, los brazos y el estómago.

Es que Asmodeo está incitándole a la lujuria ahora sí con cada parte del cuerpo.

Aparta las manos en cuanto lo nota otra vez como si hubiera sentido electricidad.

—¿Q-Qué?

—No voy a hacer esto si sigues...

Parpadea, humedeciéndose los labios y saliendo un poco del trance. Probablemente parando la lujuria.

Menos mal, ella se relaja un poco con eso.

—Disculpa, me... yo... lo hago sin pensar.

—Pues piensa un poco —igual protesta.

—E-Es difícil contigo haciendo... eso.

—¡Solo te estoy curando!

—Y-Ya, ya lo sé.

—Y ya prácticamente estás.

Asmodeo traga saliva y asiente porque no quiere estar.

—Solo queda... y no pienso acercarme mientras estés así —se sonroja.

—E-Eres tú la que lo ha puesto así.

—¡No he hecho nada para eso!

—Tú estás igual, pero no se te nota...

—¡No lo estoy! —se pone las manos sobre su asunto y se alivia a si misma.

—Sí que lo estás, puedo sentirlo —pone una mano sobre las suyas.

Da tres pasos atrás.

—¡No puedes! —vuelve a aliviarse, más fuerte.

—¿Qué haces? —Asmodeo parpadea

—Lo que es necesario —se acerca y de golpe y sin permiso... se lo hace a él. Peeero...

Cejas al cielo.

Ahora vas a entender porque ella es... quien es. Esto no le funciona igual que a Gabriel. Lo que ella hace es que físicamente le... baje pero no se le van las ganas, solo es como si no se le levantara a pesar de tener las mismas ganas.

Y eso es lo que se hace a si misma cada vez. Por eso siempre le pasa lo que le pasa que se enciende así de fácil.

Asmodeo levanta las cejas sin entender qué acaba de hacerle. O sea, gracias, me acabas de hacer impotente y flácido.

Eso se llama... gatillazo. Bienvenido a los problemas sexuales de los mortales.

Abre la boca, indignado, tomándola de las muñecas. Ella le mira.

—¿Q-Qué has hecho? —porqué además esto es... frustrante.

—Aliviarte yo, ya que tú no has querido hacerlo.

—E-Esto NO es aliviarme, esto es... —aprieta los ojos porque no entiende que ha hecho—. ¿Va a volver a servir?

—Espero que no.

—¿¡Qué?! ¡ARREGLALO!

—No hay manera de arreglarlo.

Asmodeo la mira con ojos desorbitados, a co jo na do y ella con cierta malicia de estar jodiendo a un demonio.

—P-P-Pero...

—¿Qué?

Es que se te va a bajar los pantalones, HISTERICO para mirarse. Ella se sonroja y le da la espalda.

—Pero qué demonios le hiciste a... ¿qué hiciste? —se intenta... revivir.

Solo te vas a dar más y más ganas pero no se despierta

—AAAH! WHAT THE HELL!

—¿Quieres que acabe ahora con lo otro? —Ella le mira sonriendo de ladito.

—Q-Quiero que arregles esto —Se plancha contra la pared de la celda, vale, ahora te tiene terror.

—Eso no se arregla y cuanto más insistas en intentar arreglarlo peor te va a ir

Asmodeo traga saliva. Acabas de hacerle la mitad de la mitad de la mitad de la gracia que le hacías hasta hace unos minutos

Ya bueno, no todo es dulcecito y suavecito contigo controlando la situación.

¡Qué iba a estar controlando la situación!

—¿D-De verdad? —es que no se lo puede creer.

—¿No lo notas? Tienes que calmarte.

—P-Pero... pero esto... —es que hasta respira con dificultad, en pánico absoluto.

—Mira, mejor voy a dejarte un rato para que te calmes.

—¡No voy a calmarme si no arreglas esto! ¡ARREGLALO!

—Tienes que calmarte.

—No me voy a calmar si me has... quitado el... me has... hecho que...

—Entonces te quedarás así para siempre.

—E-E-Espera...

Le mira.

—¿Estás queriendo decir qué hay forma de que esto no sea para... s-Siempre?

Suspira, poniendo los ojos en blanco.

—Sí, si te calmas y se te pasan las ganas... cuando... vuelvas a tenerlas todo volverá a funcionar bien. Desgraciadamente.

—Por Satán... —se deja resbalar por la pared, respirando profundamente hasta sonríe un poco—. ¡Que maldito SUSTO me has dado!

—Aun así, me parece que es lo primero que voy a hacer cada vez que entre aquí, ya que haces cosas sin pensar.

—No, no... ¡Es horrible! ¿Eso es lo que haces contigo siempre?

—¡Yo no lo necesito!

—¡Lo acabas de hacer frente a mí! Es una forma horrible de acabar con el problema

—No es verdad.

—¡Sí que lo es!

Ojos en blanco.

—No, no, lo digo en serio. Tienes que... ven

Parpadea un poco.

—Ven. De verdad... —Se levanta con cuidado, subiéndose los pantalones. Ella da un pasito hacia él—. Esto... es una forma horrible y cruel, si lo haces así contigo...

—No tiene nada de horrible y cruel.

—Es horrible y cruel.

—No, no lo es, solo es práctico y no lo hago conmigo porque no tengo este problema.

—No, no es práctico... porque no me ha quitado las ganas.

—Pues las ganas se te... irán solas.

—No, no... No. No funciona así. Nunca se te van del todo, ni quedas... en lo absoluto satisfecha.

—Sí que se van, no seas ridículo.

—No, podría mostrarte lo que es que realmente se te vayan.

—Sé lo que es. Ni siquiera las tengo tan fuertes. O tan a menudo.

—Pues quizás no, pero no está nunca de más aprender esto.

—Estoy segura de que es algo pecaminoso, así que no, gracias.

—No es pecado si tu no lo haces... serías la víctima —Asmodeo hace los ojos en blanco y se ríe.

—Claro que no, eso demuestra lo muy poco que sabéis del pecado los demonios

—¿Tú no serías una víctima si yo peco contigo?

—¡No si yo te permito!

—Bueno, no quisiera que no me lo permitieras, eso siempre se ve mal...

—¡Por supuesto no te lo voy a permitir! Ni a ti ni a nadie

—Mmmm... ¿Ese es el rollo que te va?

—¿Q-Qué?

—¿El de "no te lo permito"? —se humedece los labios y se levanta, acercándosele lenta y suavemente, pero bastante seguro.

—No sé de qué hablas pero seguro que no te lo permito.

—Exactamente... —levanta los dos brazos para poner uno a cada lado de su cabeza.

Se echa todo lo atrás posible y se le acelera el corazón, creo que hasta te ve los cuernos y el aura de fuego alrededor.

Asmodeo se acerca a ella, inclinando la cabeza, a su cuello y sin tocarla.

Ella parpadea un montón, paralizada, sin entender que hace... ¿porque hueles tan estúpidamente bien?

Da otro pasito hacia ella, no está tocándola, pero debes sentir su temperatura corporal, inclina más la cabeza y le acerca los labios al cuello, rozándole

Da un salto y se agacha, apretando las piernas y llevándose la mano al cuello donde le ha rozado, como si acabara de quemarla.

No la deja agacharse demasiado, sinceramente, apretándola un poco contra la pared con su propio cuerpo.

Uriel gira la cara y aprieta los ojos.

—Ehh... eh... shhh... —baja los brazos y la abraza un poco—. No pasa nada.

—Suéltame, apártate —responde apretando los ojos.

—No te estoy haciendo nada, calma...

—Sí me estás haciendo, aparta.

—¡Nada demasiado grave!

—¡Lo suficiente!

—Venga, de verdad que no quiero incomodarte... solo...

—Me estás incomodando.

Se echa atrás, suspirando y ella vuelve a respirar.

—Has reaccionado —Le mira, aún bastante cerca.

—¿Qué?

—Has reaccionado —repite—. A mí, has reaccionado.

—¿Reaccionar cómo?

—Te has excitado.

—¡NO!

—Sí lo has hecho.

—¡No lo he hecho!

—Sí que lo has hecho... Yo puedo sentirlo, darling.

—¡Pues estás sintiendo mal!

—No, no estoy sintiendo mal. Es una pena que no me dejes confirmarlo.

—¡No hay nada que confirmar!

—Estás mojada.

—¡No lo estoy! —se pone las manos en el lugar y vuelve a aliviarse

—No. ¡No hagas eso!

—¡No hago nada!

—Sí lo haces. Deja te toco yo.

—¡No! ¡Normalmente no tengo que hacer esto tantas veces! ¡Déjame ya!

—¡No!

Se lo vuelve a hacer a él.

—¡Para ya! ¡No me lo hagas! —se queja poniéndole las manos encima a ella y... dándole una buena oleada de lujuria.

—Ugh! —es que hasta se cae al suelo.

—¡No es así como funciona! —protesta él, agachándose otra vez porque eso que hace ella es horrible y frustrante.

—¡Sí que es!

—¡Que no! Esto es... es que si algo, me da más ganas, ¡maldita sea!

—¡Pues te las aguantas!

—¡No! —se sienta frente a ella en el suelo—. Mírame

Ella es que sigue apretando las piernas con fuerza súper nerviosa. Asmodeo estira una mano hacia ella y hace que levante la cara, tocándole la barbilla, para mirarle.

Lo... más o menos hace, sonrojándose. Él se acerca a ella y la besa.

¡Alaaaa!

Siempre se sorprenden.

¡Pues eso no se vale! Le va a arrancar amor de dentro.

Ugh/yay/ugh. Se echa un poco al frente, cierra los ojos y le detiene un poquito del cuello.

Ella le sigue besando, la verdad sacando amor porque... ugh, ni idea, no exactamente porque le quiera, pero tampoco estrictamente como método de defensa. Ni tampoco porque en los besos se tenga que sacar amor.

Esto... este amor, es medianamente manejable para Asmodeo, no es la primera vez que alguien le echa amor encima en un beso, la verdad, igualmente... esta chica parece un reloj de tiempo, una bomba a punto de explotar... y eso le atrae, aun con sus problemas físicos de falta de erección momentánea.

No vas a poder resolver eso hoy.

Quizás... eso sí fue una buena decisión, Uriel.

Ella misma se dio cuenta. O sea, no vas a poder solucionarlo al método tradicional, que no significa que haya más métodos. Pero tú no... Pues tú no.

Pues como sea, él la empuja un poco contra la nube de fondo, poniéndole una mano en un pecho, la verdad, aunque él quiera hacerse el que no, completamente embriagado de amor.

La verdad, ella trae unas ganas...

Ya imaginamos. Vamos, ya imaginamos. Va a buscar meterle una mano al pantalón y un dedo a... ahí.

Ugh... es que sabe que debería pararle.

La verdad, no la culpamos por no pararle.

Ah, pues... la verdad es que... sí es esto un poco invasivo.

Ya, ya. Sí lo es, solo quería demostrar que... Sí está excitada.

¡No lo está! Ese... líquido misterioso es... ¡nuevo! ¡Nunca le había pasado esto antes! El problema es que no sé si podrás lograr nada con ella porque pues... también se ha hecho eso a sí misma.

Aunque sí va a querer morirse y va a necesitar AÑOS para superar esto.

No va a necesitar AÑOS para superarlo... va a... necesitar repetirlo. Esperamos sin que ella haga cosas raras.

Asmodeo levanta un poco las cejas entonces al no sentirla tan... ehm... como esperaba. Y es que no crean que él no tiene ganas, pero... la verdad, lo que está es más sobrepasado con el amor. Si ella... estuviera un poco más concentrada en la vida, creo que podría sentirle a él soltarle amor de vuelta.

Y es que al cabo de poco, muy poco, su mente empieza a notar que esto lejos de relajarla le está haciendo peor. Le aparta.

¿Le... a-aparta del todo?

Pues bastante, sí.

Vale... Sí que se aparta, sacando la mano de donde la había puesto y dejando de tocarla en general.

—No sé lo que haces pero... para.

—E-Estaba... be-besándote.

—Pues no lo hagas.

—¿No te ha... gustado?

Ella vacila un poco porque sí le ha gustado pero... no quiere decírselo. Ni quiere que lo vuelva a hacer porque solo ha ido todo a peor.

Asmodeo se relame.

—No—miente.

—O-Oh... Ehm... bueno, pues tú te lo pierdes entonces.

Uriel gira la cara e intenta levantarse.

—¿No te gustó ni un... poco? Es que no me lo creo.

—No —no le mira.

—No te creo.

—¡Pues no me importa que no me creas!

Asmodeo se acaricia un poco el pecho porque es que el estúpido amor. Se siente como si a uno lo hubieran sumergido en él... y va hasta cada milímetro, se mete ahí, se clava y luego es... imposible sacarlo.

Uriel se abraza un poco a sí misma, aun temblando. Asmodeo la mira de reojo, tragando saliva y pasándose una mano por el pelo.

—P-Podríamos... Ehm... y-yo... ¿Querrías... tener una cita?

—¿Una... qué?

—Una cita.

—¿Y eso en qué consiste?

—¿Qué te gusta hacer?

—No te lo voy a decir —frunce el ceño.

—Te lo estoy preguntando para llevarte a hacer eso que te guste —Ojos en blanco.

—No hay nada a lo que tú me puedas llevar que vaya a gustarme.

—Seguro si te llevo a hacer cosas que te gustan, puede gustarte.

—Claro que no —frunce el ceño. Asmodeo suspira.

—Esto es exclusivamente porque soy un demonio, ¿verdad?

—Sí.

—No es eso un poco...

—¿Qué?

—¿Discriminatorio? No me estás dando ni siquiera una oportunidad.

—¿Una oportunidad de qué?

—Una oportunidad de... no sé, conocerme para ver si realmente me odias tanto como crees.

—Te odio más.

—Empiezo a pensar que este rollo de verdad te va —sonríe de lado—. ¿Entonces vienes o no a una cita?

—Yo no salgo si no es para ir a trabajar.

—¿¡Es en serio?! —Asmodeo parpadea.

—¡Claro que es en serio!

—Bueno, déjame invitarte a un sitio en la Tierra.

—¿Qué sitio?

—Eso estoy intentando averiguar... ¿qué clase de sitio te gusta? ¿Te gustan... las plantas? ¿Los animales? ¿Los humanos?

—Me gustan las iglesias.

—Vaya... a mí no. Necesitamos un lugar que nos guste a los dos... será una sorpresa, entonces.

—No pienso ir contigo a ningún sitio.

—¿Por? —Oooojos en blanco.

—Porque ya me conozco las sorpresas de los demonios. ¿Y quién está siendo ahora discriminatorio con las iglesias?

—No puedo entrar a una iglesia, de hecho las iglesias son discriminatorias con los demonios, no al revés —levanta una mano y se la pone sobre las suyas —. Vamos a pasear a la playa.

—Ese es tu problema —aparta la mano, tensa, un poco más por costumbre que nada—. Y ya sé que no puedes entrar.

—A la playa... la playa es creación de Dios, ¿no? Y es inocente como cualquier cosa.

—Sigo sin fiarme. Creo que no.

—¿De ir a la tierra? ¿A la playa? Ni siquiera tienes que hacer nada... puedes irte cuando quieras. ¿De qué no te fías?

—A saber... Azrael vino el otro día con las manos en unos guantes que no podía ni hacer milagros, me lo han contado.

Asmodeo suspira y Uriel se cruza de brazos.

—¿No te... hace la más mínima gracia nada de esto entonces?

Se encoge de hombros.

—Hum... —Asmodeo vacila, porque... es que el amor. Estúpido amor de Ángel. Ya se lo había hecho sentir Gabriel y había conseguido salir sin rasparse, pero ella... había algo, malditasea, en ella.

—¿Y bien?

—Pues... ¿Quieres tener una cita conmigo en el cielo? Ni siquiera sé... Bueno, supongo que podríamos...

—¿Qué? Ya estamos ahora en el cielo.

—Pues... esto podría ser una cita. En realidad...

—Pues ya lo tienes.

—Pero tu actitud... es que en serio —la mira a los ojos—. ¿No querrías ir a una cita con un chico? No tiene que acabar de ninguna forma, solo es ir, lejos de las obligaciones del cielo y del trabajo, a pasear y a... hablar —vuelve a intentar tomarle la mano.

—No voy a ningún sitio que no sea a la iglesia —aparta la mano otra vez.

—Hmmm... Vale —decide, levantándose.

—¿Q-Qué? —parpadea porque no esperaba que dijera que sí

—Has dicho una iglesia, católica... sé a dónde ir.

—¿A dónde? —traga saliva

Le sonríe, extendiéndole una mano para que se la tome. Uriel me mira y mira la mano, se le accelera el corazón pero no se la toma.

—Anda... —mueve los dedos.

—¿Quieres... ir ahora? —suelta un poco los brazos apretados, pero no.

—Sí.

—No, ahora no puedo —aparta las manos.

—¿Qué tienes que hacer?

—Trabajar.

—Tendrías que terminar de curarme.

—Ha habido suficiente por hoy. E igual ya no queda casi nada.

—¿Entonces ya puedo circular libremente?

—¡No! ¡Sigues siendo un demonio!

—Un demonio al que has besado... No parecías estar tan inconforme.

—¡Sí que estaba inconforme! Te he dicho que no me ha gustado.

—No parecía mientras me metías la lengua al a boca.

—No te... —es que le dices eso y me la vuelves a encender. Pasito atrás.

—Sí me.

—¡Claro que no!

—Lo volvemos a intentar —da un pasito hacia ella.

—¡No! —se va a ir y te va a dejar encerrado otra vez.

Ugh. Bueno, volverá.

¡Pues Ugh tuuuú!

Está probando cosas a ver cuál de todas la funciona... si es que alguna le funciona.

De hecho puede que sientas un poquito más de amor desde el otro lado de la puerta porque otra vez está ahí y si has accedido a ir a la iglesia y... no sabe ni cómo.

No sé si Asmodeo podrá sentir el amor de ella, no es ángel pero seguro que sí se sienta en la nube y se abraza las piernas y... repasa un poco el beso.

Pues es un poco enfocado, pero tal vez no.

Probablemente la que sienta un poquito de amor salir de dentro de la celda es ella. Igualmente, si no lo percibe conscientemente... Es que no se la puede sacar de la cabeza

Ahora quiere... que tenga dorado en la piel y quiere tocarlo. Quiere enseñarle. Quiere...

Se va corriendo porque... como se supone... como... ¡no va a tener una cita! ¿¡Cómo va a tener una cita con un demonio!?

¡Pues así!

Pues... ¡Pues! ¡No! Ni siquiera le ha dicho cuándo o como o... ¡qué tiene que hacer! ¡Ni siquiera sabe si quiere ir! Aunque debería porque seguro le ha hecho algo a una de sus iglesias si ha aceptado ir y debería investigarlo.

Pues él quería en ese momento pero le has dicho que no... Solo... pues no han quedado en nada porque luego de eso ha salido corriendo.