Así que... ahí bajan, por las escaleras, Aamón sacando desde ya el teléfono y marcándole a Raguel, ignorando un poco a Asmodeo. Raguel está mirando casas. Tan mono.

—¿Hola?

—Lo logré, mi vida...

Asmodeo le mira de reojo con ese "mi vida"

—Mira que bien... ¿ya bajas?

—Sí, ¿dónde te veo?

—Estoy... no te lo vas a creer. Pero vengo, a donde tú quieras.

—¿No me lo voy a creer? ¿Por qué no me lo voy a creer...? ¿Dónde estáaaaas? —sonríe

—En una cabaña en un bosque de Canadá.

Really? ¿Y qué haces en una cabaña en un bosque de Canadá? —sonríe un poco más y se le nooooooooooooooota. Asmodeo hace un poco los ojos en blanco y se ríe.

—Estoy viendo si la compro, es muy distinta a la que teníamos en el desierto.

—¿Porque es distinta? Quiero verla... —risita.

—Está en el bosque... y no hay vecinos... se ven los árboles y un lago y hay una chimenea y un mueble bar y una piscinita interior en el lado de atrás.

—Eso... suena mucho mejor a lo que teníamos en el desierto. ¿Un lago?

—¿Quieres venir a verla?

—Sí... solo... viene Asmodeo conmigo.

—¿Qué? —se paraliza completamente.

—Le he dicho... que... bueno. Que voy a bajar a buscarte y que quizás... no sé, dado que es tu novio...

—¿Le has dicho que eres tú? DILE QUE ERES TÚ.

—¿Por? No voy a... hacer nada con él.

—¡Por si acaso!

—¿Celos?

—Hum... no.

—Quizás podrías terminar con él...

—Eh, sí, sí, claro, pero... hum... deja que lo haga yo.

—Vale, igualmente me gustaría ver la cabaña, mi vida.

—¡No me llames mi vida cuando está él ahí! ¡Es raro!

—Perdona, mi amor... ¿a dónde voy entonces?

—Raguel! Aquí no.

—¿Canadá?

—Sí, vale, veámonos en la ciudad.

—Te... Hmm... le diré a Asmodeo que nos lleve. No parezco poder ir ahí solo con un rayo.

—Tienes que ir bajo tierra.

—Eso no sé cómo se hace.

—Pues... Ugh. Que lo haga Asmodeo.

—Eso le diré... espero que no esté acostumbrado a besarte mientras hacen eso.

—¡No le dejes besarte! ¡DILE QUE ERES TÚ!

—Te quiero.

—R-Raguel! —vuelve a protestar.

—Oh, perdóname... no te decía a ti, le decía a él...

Frunce máaaaaas el ceño.

—Es broma... ahora te veo. ¿Me escribes exactamente dónde?

—Sabes que ahora que tengo tu cuerpo ya no te necesito para nada, ¿verdad? Me voy a venir a vivir con él aquí al bosque canadiense con tu calvita y mis arbolitos.

—Sí que me necesitas... te aburrirías sin mi chispa y buen humor —Aamón se ríe—. Te veo ahora, mi cielo.

Le cuelga, apretando un poco los ojos. Se va a Toronto y le manda la ubicación.

Un rato más tarde, llegan. Mucho más gracias a Asmodeo que a... Aamón. Después... negociar unas cuantas cosas.

¿Qué cosas? ¿QUÉ COSAS?

Asmodeo llega... abrazándole de los hombros, SUPER cariñosamente. (Esas cosas)

¡Ugh! Te dijimos que le dijeras que eras tú.

Ehm... eso le ha dicho.

Ugh.

Así que ahí aparecen, saliendo de la tierra casi debajo de Raguel. Siendo muy literales con la localización... y antes de que Asmodeo termine de salir de la tierra del todo, se queda plantado como si fuera un árbol, con los pies bajo la tierra, y la cabeza caída hacia el frente.

Raguel salta un poco del susto.

—Misión cumplida —Aamón le sonríe.

—¡Estás aquí!

—Más te vale que hayas cuidado bien mi calvita —sin doble sentido.

Se pasa las manos por la cabeza riendo un poquito.

—Qué bueno que no tengo que ir como gusano siempre, aunque esta vez tuve a bien cerrar la boca —se sacude un poco—. ¿La vas a comprar?

—¿Tu boca?

—¿La quieres comprar? —pregunta, sonriendo—. Es cara

—No se me ocurre una mejor inversión

—Si compras la casa la boca es gratis —se ríe.

—No sé si la compre, no voy a vivir solo —Se ríe también.

—¿¡Vas a vivir con alguien?! —abre la boca y se la tapa, falsamente sorprendido.

—Y algo tendrá que decir al respecto.

—Si te conoce tan bien esa persona como te conozco yo... seguramente va a gustarle —se humedece los labios—. Mi vida, perdona, no te ofendas no es que tú cuerpo no me guste... pero odio verme en tu cuerpo, podrías... ¿volver a ser el guapo demonio que eres?

—Mmmm... —remolonea y se abraza a sí mismo, sonriendo. Aamón se ríe un poco.

—No creas que yo mismo no he caído en eso... mira... —cierra los ojos y se toca la cara—. Raguel, te amo... y eres la luz de mis días.

Raguel se sonroja de oírse decir eso.

—Mi sol de cada mañana.

—Mi Dios —añade. El demonio abre los ojos y él le sonríe.

—¡Ugh! ¡Siempre ganas en todos los juegos! —protesta haciéndole reír—. Me gusta más cuando me dices esas cosas tú, además.

—Vale, vale... ¿recuerdas como lo hemos hecho antes? esta vez será más fácil.

—Ha sido raro un rato atrás... —mira a Asmodeo no sea que se haya despertado—. Por cierto... Leviatán se ha dado cuenta.

—¿De qué? —levanta las cejas.

—De que era... yo —levanta las manos—. No te enfades. Cámbiame el cuerpo y ahora hablamos.

—Ugh... vale, vale. Asmodeo no te ha hecho nada, ¿no?

—Nah, tampoco ha tenido tanto tiempo. Así que si pretendía...

—¿Qué?

—Bueno, no sé, hacer lo que sea que hace con su novio cuando uno está a solas... darte besitos —ojos en blanco—, no lo ha hecho.

Raguel aprieta los ojos.

—Voy a entrar a mi cuerpo y... a expulsarte. Te será más fácil entrar al tuyo que antes porque es a donde perteneces —explica y Aamón asiente.

—Otro... orgasmo entonces —sonríe un poquito de lado...

—Tan mal que lo pasas...

—Es un sufrir terrible.

—Ya, ya... —se acerca y el demonio entre abre los labios desde ya.

Le besa sin vacilar más.

Aamón sonríe y cierra los ojos, esperando... el orgasmo pero no lo vs a tener hasta que estés en tu cuerpo de nuevo

Ohh! Ugh... Ya se quejará.

O no sé, por que como eres tú mismo el que entra igual no lo tienes.

Eso pensábamos... que lo iba a tener hasta que... volviera a poseerle. Discúlpenle, es que últimamente es la única forma en la que tiene orgasmos con Aamón.

¡Ala! ¡Que gratuito!

Ejem... casi no estamos pasivos agresivos ahora.

Ya, ya... ¿que no que era pecado y no sé qué más mierdas?

Ahh... eso, ehm...

Ya.

Bueno... parpadea ya en su cuerpo... ¡y sin orgasmo!

—¿¡Q-Q-Qué ha ido mal?!

—¿Eh?

—¿Qué ha pasado? —pregunta todo consternado.

—¿De qué?

—Pues... no ha ido... como debía —se toca la entrepierna.

Aamón le mira. Es completamente obvio lo que está tocando.

—Oh... ¿no has tenido?

Raguel se sonroja porque sí que quería tenerlo. El demonio le pone la mano él y le da uno así a lo impulso eléctrico.

—¡N-No! Tú... tendrías que hacerlo de OTRA forma —El gemidito.

—¿Cómo? —le sujeta un poco y le sonríe.

—¡Pues de la forma obvia!

Es que se le apoya y se le va a meter dentro y a salir en un segundo, solo para darle otro.

El bueeeen gemido, de le medio doblan las piernas.

Aamón vuelve a sostenerle en cuanto puede.

—¡A-Aamón! —él dirá que es protesta, pero es más el... clásico grito de su nombre en el momento preciso. Se le abraza… Aamón sonríe y le abraza de vuelta.

—Ya está, ya está

—N-No me quejo, p-pero tampoco me refería a esta f-forma —susurra en su cuello.

—Ya has tenido dos, no me seas abusón, mi amor.

—Y tú ninguno —se ríe

—Exacto.

—Eso quiero cambiar... quizás en esa cabaña en el bosque.

Sonríe y se sonroja un poco.

—Aunque dista de ser lo apropiado para hacer con tu... novio aquí —le acaricia la espalda y se le esconde un poco en el cuello dándole un besito.

—Ehm... Sí, hay que ver qué hacer con... uhm... Asmodeo. Ni siquiera sé por qué le has traído.

—Pensé que querías rescatarle del cielo.

—Eh... Sí, pero... sí, pero no era necesario traerle aquí.

—También pensé que te haría alguna ilusión verle —no le suelta.

—Ehm... no cuando estoy contigo.

—Eso ya lo veo —besito en el cuello—. ¿Eso es porque a mí me quieres?

—Bueno... ehm... déjame que hable con él ¿y luego vamos a ver la casa?

—¿Tienes una casa con él?

—¡No!

—Solo prefieres acostarte con él...

—No, te he dicho que voy a dejarle.

—¿Tan malo soy al tener sexo?

—¿Q-qué? ¡N-No!

—Pues... yo solo lo digo porque no... Hace años que no...

—Ya... ya —le mira.

—Vamos, ya imagino yo que tú con el demonio de la lujuria has tenido tanta práctica que...

—Ehm... hum, sí... claro.

—¿Qué te ha enseñado que no sabías ya?

—En realidad... ehm... casi nada, él hace eso como... tentación, así que es más como... un trabajo.

—Pero te lo hace a ti... —baja la mano y le toca un poquito la entrepierna—. Aún te funciona, ¿verdad?

Aamón da un salto por que sí que le funciona y desde luego, no está con el demonio de la lujuria.

—C-Claro que funciona.

—Estoy empezando a dudarlo —le pica un poco

—Si que lo hace —frunce el ceño.

—Como te lo haya descompuesto él...

—¡NO!

—Te quiero, ¿lo sabes? —Raguel se ríe un poco.

—Sí... sí. Pero... tienes que creerme en esto, ¿vale?

—¿En qué? ¿En que aún te funciona? —pregunta acariciándole un poco la mejilla.

—Eh... Sí, eso también, pero me refiero a que... no es tan importante ni tan a menudo como crees.

—Pero es sexo con alguien con quien has estado cientos de años... ¿no era importante conmigo cuando lo hacíamos?

—¡Pues claro que lo era! ¿Por qué crees que no?

Raguel se humedece los labios, mirándole a los ojos.

—Pero ya no lo es... o quizás lo es tanto que... —cierra los ojos y se le vuelve a recargar.

—¿Q-Qué? —parpadea con eso.

—Que ya no quieres hacerlo.

—¿C-crees que no... Quiero porque... es muy importante?

—Creo que no quieres porque es... demasiado importante como para entregármelo de nuevo.

Aamón se sonroja porque sí es un poco eso, aunque... no.

—Y... quizás no lo merezco.

—¡No, no! ¡Sí que lo mereces!

—¿Tú crees? —Raguel sonríe un poco, aunque suspira.

—Sí, por favor, no pienses que esto no vale la pena—suplica con ansiedad.

El ángel le toma de las mejillas y él le mira, nervioso.

—Esto vale todos los pleitos con todo el mundo, sí que los vale. Pero creo que aún no merezco ESO.

Aamón parpadea y le mira un poco desconsolado.

—E-Eso es lo que me da miedo que sientas, porque... yo creo que no merezco la oportunidad que me estás dando.

Oootra vez se le humedecen los ojos al demonio.

—No voy a hacerlo mal esta vez... —le acaricia un ojo con el pulgar—. No te arrepientas de darme esta oportunidad. Por favor.

Niega con la cabeza y le quita una lágrima al hacer eso.

—Voy a esperar todo lo que necesites... sin eso. No importa.

Asiente y le cae otra lágrima.

—Cuéntame de la casa.

Se sorbe los mocos y se limpia los ojos el ángel le extiende un pañuelo. Se suena la nariz, por favor, no le hagas llorar mientras esté Asmodeo consciente.

No, no, si ni quería... hacerle llorar ahora. Le da unos segundos para arreglarse, quitarse los mocos, las lágrimas y parecer de nuevo el demonio de la ira.

Vale, ya está, ya está.

Raguel le sonríe igual porque ¡mira como se ve mucho más guapo siendo el mismo!

—Ehm...

—¿Ya... estás? —le toca la mejilla con una mano.

Asiente. Raguel se acerca y le da un besito en los labios.

—Ese es el último beso que recibes hasta que Asmodeo se vaya.

Se sonroja y... está por hacerle desaparecer, aunque no quiere decirle que le ha mentido todo el tiempo.

—Y espero... que eso sea también por Asmodeo. Ponte ahí junto a él y hacemos como que acaban de llegar.

—Déjame... Déjame hablar con él otra vez.

Raguel hace una mueca, preguntándose ahora que querrá decirle. Que siga el juego seguro.

Aamón le sonríe.

—Vaaaaaaale, habla con tu noviecito.

—Ugh, Raguel...

—Pues es tu noviecito. Solo... nada de besos.

—¿Con él o contigo?

—Obviamente con él

—¿Celitos?

—¡Sí!

Se ríe.

—¡No te rías!

—Es que eres muy mono.

—¿¡Mono?!

—Sí. Y te quiero mucho.

Raguel se sonroja y Aamón sonríe tan feliz con esto.

—¡Esto no me parece a mí de ser mono!

—Pero a mí sí —le roba otro besito.

—Yo también te quiero —Raguel se sonroja un poco más.

Sonríe más y se sonroja un poquito, tan contento. Raguel le peina un poco.

—Tú también eres mono.

—No tanto como tú —en serio os vais a pelear por esto ahora, ¡ve a por Asmodeo ya! Raguel se ríe jiji

—Yo no soy ni la mitad de lo sensual que eres tú, mi vida

—Eres un ángel exigiéndome orgasmos... si hay un juego en el que no puedo ganar...

Raguel se SONROJA con eso, apretando los ojos.

—No lo pongas así que luego paso horas escribiendo páginas de pecados en el libro por tu culpa —bromea.

—Igualmente nadie lo lee, así que... es la manera de que pienses en mi cuando no estoy.

—Yo pienso en ti casi todo el tiempo que no estás, libro o no.

—M-Me refiero a... A-Así.

—Voy por Asmodeo y nos cuentas de la casa —le acaricia la cara y le da otro besito

—No, no, voy yo que quiero hablar con él.

—Uuuugh... ¿de queeeeeé?

—De... que te trate con respeto.

—¿Con respeto... no me trata?

—Por si acaso.

—Te amo —Insiste. Oootra vez, no se va a ir nunca.

Le pone boca de beso. El ángel se le acerca y lo besa y no precisamente muy castamente.

Al fin, se separa y el demonio se le va detrás.

Raguel sonríe un poco, separándose del todo.

—No quiero ir con Asmodeo, quiero irme contigo ya.

Raguel sonríe un poco más, porque... es que sí que quiere molestarle y que le cuente, pero...

—Vámonos. Vamos a ver la casa

—No... No puedo... dejarle ahí así...

Raguel hace los ojos en blanco... y se separa del todo.

—Vale, pues habla con él.

Toma aire y... ahí se va. Raguel refunfuña pero le deja hacer. Asmodeo esta KO.

Aamón chasquea los dedos reanimándolo y ahí abre los ojos aún con los pies dentro de la tierra

—Vamos, tengo que hablar contigo —tan tenso. Ni siquiera le espera.

—¿E-Eeh? ¿¡D-De... qué ha pasado?!

Aamón se separa un poco de Raguel y le mira, sin hacer caso a Asmodeo.

—¿Aamón?

—Asmodeo —le mira, ceño fruncido.

—¿Qué?

—Él... sigue pensando lo mismo que la otra vez, con las fotos.

—Es lo que querías, ¿no?

—Sí, quiero que me sigas el juego. Voy a... —traga saliva—. Romper contigo y todo eso.

—¿Ahora?

—Uhm... sí. Bueno.

—Tengo que pelear un poco.

—No lo sé.

—Yo sí, no es pregunta.

—Vale... A mí me da igual, pero más te vale que sea creíble —sigue, ceño fruncido, brazos cruzados, desde luego, se nota que estás completamente enamorado de este hombre...

—Tienes que verte al menos un poco triste por romper.

Ooojos en blanco

—¿No?

—Sí, sí, vale —sigue más en su postura tensa que nada.

—En teoría somos... pareja, ¿no?

—¡Sí!

—Necesitas parecer al menos un poco relajado a mi alrededor... en fin, vale. ¿Vas a hacerlo frente a él?

—¿Eh? ¿Hacer qué?

—¡Pues romper conmigo!

—Delante... hum... no lo sé. ¿Porque no me dejas tú?

—Oh... ¿eso prefieres? Yo no tengo problema.

—No sé, tal vez sea más fácil. Él sabe que quiero hacerlo así que...

—Bien, voy a... hacerlo ahora y luego voy a ir a gritarle un poco a él... ¿vale?

—Pero... ¿ahora mismo? —se tensa un poco más porque eso es como... pues él estaba haciendo esto por algo.

—¿No?

—Vamos... vamos a ver cómo va, ¿vale? Y si te digo... yo que sé. Dime una palabra rara.

—Una palabra rara? Oeuf

—Oe... vale, whatever, cuando te diga eso, lo haces, ¿vale?

—Vale.

Aamón asiente.

—Tú mandas, entonces.

—Sí, sí.

Asmodeo le mira para seguirle y ahí va, no muy seguro de esto a por Raguel. Raguel que, le sonríe y ahí va el amor solo con eso.

Raguel sonríe un poco y se le acerca. Aamón sonríe.

—¿Ya está?

Aamón asiente.

—Bueno, ¿vamos a ver la casa?

—¿Casa? ¿Cuál casa? —pregunta Asmodeo.

—Eh... no. N-Ninguna. Ninguna. Una casa... eh... de arquitectura interesante que es una atracción turística.

—Ohh... —suelta Raguel, levantando una ceja.

—Bueno tú... querías conocerle y...

—Ya le he conocido, si... hacen una pareja... un poco rara.

—¿Rara por?

—Pues no lo se, parece enfadarte mucho.

—Eh... N-No, que va —sonríe forzadamente.

Asmodeo le abraza de los hombros y le sonríe a Raguel. Y es que Aamón se teeeensa más y hace un esfuerzo por no apartarle.

—Pues vamos a ver esta casa —comenta Asmodeo.

—No... No, no es tan interesante.

Raguel hace una mueca

—Pues... no me parece

—¿Qué? —protesta Aamón.

—¡Es que la casa! —lloriquea Raguel

Asmodeo mira a Aamón de reojo a ver si no querrá... decir huevo.

—Será que no hay tiempo de... ir a hacer eso.

—Bueno, lo entiendo. Por qué no me cuentan cómo se enamoraron —pregunta Raguel.

—P-pues... ¿porque no vamos a sentarnos a tomar algo? —propone Aamón.

—Eso suena bien —Asmodeo asegura.

Aamón asiente, ceño fruncido, yendo a ver dónde pueden meterse mientras piensa en qué podría contarle ahora. Asmodeo señala un lugar.

—Miren, qué tal ese. Tiene mesitas afuera.

—Sí, vale, ¿por qué no?

Asmodeo asiente, yendo hacia allá. Aamón mira a Raguel de reojo.

—Me pueden ir contando.

—Pensándolo bien, no creo que sea una buena idea contar esa historia.

—¿¡Por?!

—Preferiría no regodearnos mucho en eso.

—Eso me dices siempre.

—Porque sé que... lo pasas mal.

—Bueno, supongo que una sola vez lo puedo oír.

—Una... hum...

—¿No crees?

—Bueno, no es nada muy interesante...

—Pues cuéntamelo.

—Ehm... nos tocó... hum... trabajar en un... proyecto juntos.

—¿Cómo fue el primer beso?

—Hum... húmedo.

—¿¡QUÉ?!

—¿Qué? ¡No! ¡Yo qué sé! Uhm... ¡un beso es un beso!

—Un beso húmedo es... sexual.

—¡No! Me refiero a con... babas.

—¿Qué esperabas conmigo? ¿Quieres que te mostremos? —pregunta Asmodeo.

—NO! Ugh! Pues con babas... ¡es sexual! —insiste Raguel

—¡No lo es! —protesta Aamón.

—¡Sí lo es!

—Ugh, ¿qué más da?

—Puedo darle un beso para demostrarte —insiste Asmodeo.

—¡No! —chilla Aamón.

—¡No le vas a dar un beso! —protesta Raguel, fulminándole

—Eso, no... no hace falta. Es poco hum... educado —asiente Aamón, ceño fruncido.

—Parece que no quieres darme un beso, mi amado demonio —sigue Asmodeo.

—Sí que... hum... sí que quiero, m-mi... eh... querido. Pero no es educado.

—Amado demonio... que tiernos —Raguel tan sarcástico.

Aamón aprieta los ojos. Es que no ha soltado amor por Asmodeo NI UNA SOLA VEZ.

No, no, el más mínimo. Pero para Raguel eso es normal, se le acerca un poco a Aamón y le acaricia la mano.

Y ahora sí que suelta el amor. Raguel sonríe, tomándole la mano cínicamente y él se la da, hasta entrelaza los dedos sin notarlo.

—¡Me estaban contando además del primer beso! —insiste Raguel.

—Sí, hum... bueno, eso —resume Aamón.

—En donde fue su primer cita?

—En... —mira a Asmodeo porque va a decir en el desierto, en serio, está describiendo las cosas con Raguel. Pues así o más básico—. En... uhm... París. Sí. Jugamos un juego. No el backgamon! Ehm... O-Otro

—Jugaron un... juego. Ya, Mira.

—No era backgamon.

—¿Eso haces siempre en la primera cita?

—¡No, porque no era backgamon!

—No era backgammon, ¿¡y qué?! ¡Repetiste MI primera cita con él!

—¡No! ¡Fue completamente distinto!

—¿¡Distinto cómo?! ¿También le engañaste con el sexo? Lo dudo.

—E-Exacto, eso fue una de las cosas que fue distinta. Acertaste.

—¿Qué otra cosa hicieron además de jugar u juego como Backgammon? ¿Tarde o temprano compraron una casa? —ojos en blanco.

—¡Te he dicho que no!

—Ah, es verdad...

—Hum!

—¿Qué otra cosa? No vamos a entrar en detalles a la primera vez que hicieron el amor...

—¡Desde luego que no!

—El amooor... —repite Asmodeo un poco en burla y se lleva un CODAZO—. Ugh!

—Mejor hablemos de... otra cosa.

—¿Cómo cual cosa? ¿De su primer aniversario?

—¡No! ¡De cualquier otro tema!

—¡Pero ya les tengo aquí! ¿En qué momento supieron que se amaban uno al otro?

Aamón aprieta los ojos.

—¿Fue en una noche romántica en la playa? ¿O mientras jugaban Backgammon? ¿O en alguna pelea?

—L-Lo... Lo primero —aprieta más los ojos. Raguel hace los ojos en blanco y es que, aunque sabe que es mentira, aunque sabe todo lo que sabe... sólo imaginarles en una noche romántica en la playa le pone los pelos de punta.

—¿Una... noche romántica cómo? —es que la irritacioooooón en su voz.

—Raguel, esto solo está enfadándote, hablemos de otra cosa.

—No, ¡es que quiero saber todas las cosas que te has imaginado con él!

—¿Imaginado?

—¡Hecho!

—Ugh... ¿por qué?

—P-Pues porque... ¡Está mal!

—Bueno, ya lo sé, ¡pero tú te fuiste!

Raguel no esperaba esa respuesta en este momento.

¡Pues, pues!

Se queda con la boca abierta un par de segundos, mirándole tomado por sorpresa.

—P-Pues no debí irme, ¿¡vale?! ¡Y-Ya lo sé! P-Pero... ¡pero nunca deje de quererte!

—¡Pues igualmente!

—P-Pues... —Raguel traga saliva

—¿Cómo iba yo a saberlo?

Asmodeo se humedece los labios y piensa que no estaría mal... que Aamón ya dijera Oeuf, dado que el parece sobrar un poco ahí en medio y esto es un poco incómodo

A nadie le importan tus problemas.

—No... Tenía ningún motivo para dejar de quererte —susurra Raguel extendiéndole una mano y tomándole del brazo—. Lo siento. Sé que lo hice muy mal

Aamón aprieta los ojos porque no quiere que Asmodeo vea esto

Oeuf?

—¿Qué? —Se le ha olvidado la palabra, la verdad.

—Ehm... —Asmodeo le mira—. Que si... Me refería a... —mira a Raguel de reojo.

Aamón mira a Raguel también, que está ahí regañado con su carita culpable. Le mira un poco desconsolado también porque no quería hacerle sentir mal.

Raguel extiende una pierna hacia él y le hace un cariñito. Sonríe y mueve un pie para hacerle uno de vuelta.

Raguel sonríe un poquito también y es que estaría besándole y haciéndole cariñitos si no fuera por Asmodeo.

Raguel sube un poco el pie... o no tan poco, hasta su entrepierna. Levanta las cejas con eso y el ángel sonríe.

Aamón le desaparece el zapato y el calcetín y baja las manos para acariciarle el empeine.

—¿Les he contado de mi conejo? —pregunta Asmodeo.

—Mjm? —Raguel se humedece los labios, sin escuchar en lo absoluto a Asmodeo. Aamón está perdido en sus ojos.

—Era un conejo muy bonito... diabólico, desde luego, cómo todo lo que hay en el infierno —. Asmodeo sigue.

Raguel mueve un poco el pie, sonriendo de ladito y Aamón le pasas los dedos desde sus dedos hasta el empeine y luego al tobillo. Raguel casi ronronea.

—Y este conejo, un día se perdió por los pasillos del infierno... —sigue Asmodeo, mirando a uno y luego al otro.

Aamón sigue haciéndole cariñitos, inclinándose un poco hacia él haciendo que Raguel sonría un poco más, y se sonroje, humedeciéndose los labios y pensando en... ir a esa casa, solos, días y días, hasta que olviden los reclamos y los fallos y todas las cosas que no vale la pena recordar.

—No crean que el conejo era inocente, de hecho, por el contrario...

La verdad, a Aamón ya se le ha olvidado hasta que Asmodeo está ahí.

—¿De verdad CREEN que no puedo SENTIR los niveles de lujuria que manejan los dos, uno por el otro? —protesta un poco Asmodeo después de unos segundos.

La respuesta a eso es Aamón yendo a besar a Raguel por encima de la mesa.

¡Ala! Para que vean que no son ustedes los únicos que se sorprenden con estas cosas.

Pues es que...

¡No, no, no nos quejamos! Solo... es una sorpresa. Raguel sonríe y ni crean que se quita ni un poquito.

—Ugh... —Asmodeo se ríe, mirándoles y suspirando.

Es justo lo que Aamón no quería hacer pero...Pero ha sido inevitable, sí, claro, claro. Es que Raguel les va a desaparecer de ahí, a la mierda con Asmodeo y a la mierda con ser malévolo con Aamón. Que mal lo hacen ambos.

Sí, la verdad. O sea por el amor de Dios ¿pueden mantenerse en el guion? Gracias.

Minutos después están sacando corazones. Va a pasar un bueeeeeen rato antes de que Aamón te lo devuelva... tú querías presionarle con trucos de demonio y era obvio que iba a caer con amor.

Ya, ya... Además Raguel es pésimo para los trucos de demonio como todos los ángeles cuando intentan hacer trucos de demonio.