Bueno, vamos a... con Leviatán. Chan Chan chaaaaaan. Prepárense para las quejas de Azrael.

Así que... Ahí está Miguel con su... armadura vieja. Esta vez, Azrael se ha vestido de negro y Gabriel con su ropa nueva.

Y se ven idénticos a como se ven siempre. Belcebú que acaba de bajar y está poniendo todo en orden a gritos...

Gabriel le ha mandado un mensaje... Y se está preguntando porqué Azrael va de negro, la verdad.

Pues porque ya tuvo bien una vez con que le mataran en el acto.

Belcebú... es que avisa a sus gamberros que van a bajar unos ángeles y que se pongan listos para que no vayan a detenerlos y encarcelarlos como CADA PUTA VEZ. ES visita oficial. Va a sentarse al trono.

A él no le mataron.

Pues igual, ¡que mataran a Miguel en el acto es igual de alarmante!

Bueno, que no se enfade si luego se lo olvidan aquí abajo.

—¿Le has hablado a Belcebú?

—Sí, sí...

—Y no nos van a estar esperando para hacernos... algo, ¿verdad?

—Pues recibirnos, probablemente.

—Eso, eso... Me refiero a algo malo.

Miguel mira alrededor con cara de asco, levantando más la nariz y pensando en la última vez que salió de aquí. NO les va a dejar hacer eso.

¿Esta vez sí se va a acostar con Lucifer?

¡N-No!

Pues vaya.

¡La... vez pasada Lucifer ni siquiera lo intento!

Gabriel le escribe a Belcebú para que avise a Lucifer y Leviatán.

"Estoy con Luci en la sala del trono. No sé dónde está Leviatán"

"Pues justo a él venimos a verlo, traigo a Azrael"

"Ohh... ahora mando a alguien más a que lo busque. No es un poco... bueno, ¿no acaba de salir Miguel de aquí?"

—Si alguien se me acerca, Gabriel, esta vez sí voy a matarlo —advierte Miguel.

—Mjm... —"Sí pero aun quiere marcha."

"Tú por qué nunca quieres tanta marcha como el resto?!"

"Yo soy un buen ángel."

"Solo a ratos..."

"NO!"

"Eres un ángel sexy" really, ahora...

Miguel termina de bajar el último escalón y ya hay vaaarios demonios a su alrededor. Gabriel sigue planeando qué escribir al teléfono.

—Belcebú nos espera —sentencia Miguel tratando de no pisar la mierda del suelo.

—En la sala del trono.

La verdad... es que se les acercan y se les acercan lo bastante como para que Miguel ponga la mano en la espada y Azrael se les esconda un poco detrás.

Gabriel no hace ni caso, más preocupado del suelo, pero escondiendo un poco a los dos si es lo que quieren.

Miguel no, no propiamente, Azrael sí que no está acostumbrado a venir aquí.

Les empujan hacia la sala del trono, olisqueándoles y... medio toqueteándoles.

Qué raro que nadie se lleve a Azrael pensando que es un demonio. Espera, tal vez eso ocurra. Justo... ahora.

Pega un gritito que se ve ahogado con el sonido del resto de demonios alertando a Gabriel, que se gira, pero la verdad, ya tiene el saco en la cabeza y se lo están llevando, tal vez a lo zombie.

Azrael... estira la mano hacia Gabriel, y... luego lo calla el saco asqueroso. Yay...

Miguel empuja a unos cuantos más, un poco violentamente. Gabriel intenta llegar antes que se lo lleven y acaba sobre el puto barro. Maravilloso. Simplemente maravilloso.

¿Ves? Sexy.

¿Porque va a llegar a la sala del trono medio desnudo y enfadado?

Porque se ve súper guapo igualmente.

—BUUUUUUUÚ!

—¿Qué pasa? —Belcebú se sonroja.

—¡Acaban de llevarse a Azrael!

—Ohhh... ¿quién?

—¡Y qué se yo! ¡Unos de tus demonios! ¡Te he dicho que veníamos los tres!

Belcebú suspira haciendo los ojos en blanco.

—¡No podéis estar secuestrándonos cada vez que bajamos aquí!

—Pues es que... ¡yo dije que no los secuestraran! —se gira con... Hastur—. Ve a buscar al ángel secuestrado y tráelo.

Gabriel se cruza de brazos, fulminando a Hastur con cara de jefe enfadado y Belcebú le sonríe un poquito.

—Y mira lo que han hecho —le lanza su chaqueta sucia de barro a Belcebú.

—Ohh... —ojos en blanco, chasquea los dedos y la... limpia.

—Sabes que no me gusta así.

—Vamos por otra más tarde —lo que tú quieras, Gabrielito, lo que tú quieras—. Pero mientras tanto... aquí está. ¡Y de verdad cómo no quieren que les salten encima vestidos así!

Miguel aprieta los labios y estira la espalda.

—Es ropa normal. Azrael iba de negro.

—¿De negro? Anda ya... seguro lo confundieron con un demonio entonces. ¿Cómo lo voy a encontrar?

—Pues porque es el único de mis ángeles que tienes ahí abajo, espero —replica Gabriel.

—Ehh... sí, sí... seguro que lo es —no tiene ni idea—. No te enfades otra vez.

—Suéltalo, entonces —frunce más el ceño.

—Obviamente no lo tengo yo, he pedido a Hastur que vaya a ver quién se lo ha llevado.

—Quien lo tenga, haz que lo suelte.

—Eso estoy haciendo, ¡ya le he pedido a Hastur que vaya por él!

—Vale, vale... Queremos la armadura de Miguel.

Belcebú levanta las cejas.

—¿No... la... trae puesta?

—La otra. La tenía Leviatán.

—Ohhh... uff... Leviatán —Belcebú hace los ojos en blanco—. Eso... trataré de convencerle.

—Él ha sido quien quería que Azrael bajara.

—Ohhh... uy. ¡Debe tenerle él entonces!

—¿Él?

—Leviatán, seguro... Eso, Ehm... puede ser un problema.

Gabriel mira a Miguel porque sí quiere que saquen a Azrael, pero... venga, dejarle ahí un poco puede ayudarle, mira como ayudó a Miguel, así que podrían... quedarse un poco todos, un par de horas. Yendo a hacer... una reunión o algo, claro. Ehm... no tiene ni idea de qué hacer con ella ahora. No quiere mandarla sola con Lucifer, la verdad, le da un poco de miedo. Será mejor que vaya con él y Belcebú. Aunque Belcebú no va a querer hablar bien de nada si esta ella ahí.

—Más vale que le devuelvan YA, a Azrael y a mi armadura —sentencia Miguel mirando alrededor a ver si ve a Lucifer, joder, ¿dónde demonios estaba siempre que se le necesitaba?

Por ahí atrás, no sé qué hace.

—Más... vale —Belcebú frunce el ceño porque Miguel no acaba de... gustarle—. ¿Quieres irle a buscar tú? Puedo pedirle a Lucifer que te... escolte

—Nos han dicho que es Leviatán quien la tiene, igualmente —repite Gabriel.

—A, Ehm, buscar a Leviatán... —Belcebú mira a Gabriel en plan... y a liarse con Lucifer. Más que nada.

—Vale, vale, que se vaya. Pero ven por mí en una hora.

—O-Oh... Ehm, claro, voy a... —Miguel parpadea sin esperarse eso.

Gabriel asiente. Miguel vacila y Belcebú se pone de pie, sonriendo.

—LUCIFEEEEER

Los gritos de todo el mundo. Lucifer salta un poco, volviendo a prestar atención.

Miguel se sonroja con ese grito, aun levantando la nariz.

—¿Qué? Oh, hola.

—Llévate a Miguel a... Ehm... buscar su armadura. Tienen una hora.

—Y yo qué sé dónde está su armadura.

Belcebú le mira... y mira a Miguel. Guiño, guiño a Lucifer.

Parpadeo, parpadeo.

—Ehm... bueno si no intentas buscarla nunca va a aparecer. Búscala. Con Miguel. Quizás la puedas llevar a... Ehm... tu despacho o... algo.

—A lo mejor si tuviera uno...

—Bueno, en el despacho de alguien más, ¡no es momento de discutir esto!

—En el tuyo, captado, jefa. Gracias.

—No, no, no en el mío... Ugh!

Lucifer no hace caso, yendo hacia Miguel.

—¡Vuelvan en una hora!

—Una hora, claro.

Miguel vacila mirando a Gabriel y Lucifer le tiende el brazo a ella. Le fulmina un poco, vacilando antes de tomársela.

Gabriel le da unas palmaditas a Miguel a la espalda y ella le fulmina un poco a él también.

—¿Qué?

—P-Pues... Yo... n-nada, voy a buscar mi armadura a la oficina de Belcebú... —protesta un poco.

Gabriel le sonríe y asiente.

Miguel se sonroja más, apretando el brazo de Lucifer con bastante fuerza, que tira de ella.