Le toma del brazo y él lo lleva en un rayo, así que... ahí llegan y todos están yendo de un lado a otro un poco como gallina sin cabeza.
"Estoy enfadado" asegura Raguel para Aamón en su interior.
"Ya lo siento... no sé si sea muy bueno. Se lo merecen, pero..." responde el demonio.
"Estoy MUY enfadado. ¿Cómo entran así a mi casa? ¡Ni siquiera entran así a mi oficina!"
"¿No se puede poner alguna... maldición para que no puedan entrar como hicimos con las bendiciones?"
"Vamos a tener que hacer pruebas, pero NO van a entrar otra vez así, ¡es increíble! ¡Con armadura y espadas de fuera!"
"Y no es que haya venido uno o dos."
"¡Todos! Es increíble que GABRIEL... ¡Voy a ir un día yo a buscarle a la mitad del sexo!"
"Voyeur" Le hace sonreír de ladito.
—¡No! —protesta el ángel en voz alta y se sonroja. Ejem, arréglalo—. ¡No tienen que ir por mí! Ehm... vamos a buscarles.
—No sé dónde estarán todos —asegura Remiel.
—Pues... vamos con Daniel a que les llame en el altavoz —sugiere Raguel que habitualmente NUNCA sugeriría eso por ser un poco incendiario y dramático.
—Vale, es buena idea.
Raguel va para allá con paso decidido y el ceño fruncido.
—Daniel, ¿Gabriel y Miguel ya han bajado?
—¿Bajar? No, me han mandado un mensaje antes que se iban todos pero creo que ya han vuelto.
—Por favor vocéales a todos, dile que Raguel quiere verles. De inmediato, que está MUY enfadado y que más vale que se preparen —añade Aamón a través de su boca.
—¿Que estás... qué? —pregunta Remiel.
—E-Enfadado.
—¿Tú? ¿Por?
—¡Porque han bajado a buscarme sin avisar!
—Oh... ¿Y? Creo que dijeron que estabas en peligro.
—¡No estaba en peligro!
Bueno, ahí va Daniel a avisarles mientras Remiel sonríe nervioso
—Les he dicho en la sala de reuniones tres porque la dos y la uno están ocupadas.
Raguel bufa, cruzándose de brazos y poniéndose más de mal humor aún, como se le hubieran dicho una tragedia.
—Vamos a la maldita sala tres.
"¿No te gusta la sala tres?" pregunta Aamón.
"¡No me gusta que no se pueda en la sala que quiero! Además no tiene tan bonita vista."
"Pues pon algunos espejos."
"Espejos? Ohhh..." sonríe.
El demonio se ríe.
"No traje tu cuerpo."
"Pero tenemos tu calvita" le pasa una mano por ella.
—Ehm... —vacila Remiel porque Raguel se está riendo solo y todo eso.
"No sé qué es lo que te gusta de la calvita" sonríe girándose a Remiel.
"Todo" sigue pasándole las manos.
"No quieres que me deje el pelo crecer de nuevo? Podría hacer un esfuerzo."
—¡No! —le hace chillar Aamón alertando a Remiel.
—¿No qué?
—N-No puedo... creer lo que... están tardando intenta arreglarlo Raguel.
—Pues ahora vendrán, no te pongas nervioso. Daniel ha dicho que no habían bajado aún.
"Deja de hacerme hablar en voz alta!" Medio le protesta a Aamón, aunque sonríe un poquito. "No sabía que valoráramos tanto la calvita"
—Eso no me justifica —replica Aamón en voz alta a eso, de modo completamente irracional. Remiel parpadea sin saber que alegarle.
"Aamooooón..." medio protesta Raguel, que cruza los brazos dejando de estar tan enfadado con este alegato. "¿Así que sin calvita no te gustó?"
"Será eso. Todo mi amor depende de tu situación capilar."
"Eres un demonio, los demonios luego hacen cosas incomprensibles" Raguel sonríe un poco más.
"Y estoy en el cielo, ¿qué me impide crear un poco de caos?"
"¡Yo te lo impido! ¡Y no me distraigas!"
Raguel chasquea los dedos y vuelve la mesa rosa por orden de Aamón. Remiel le mira de reojo con eso.
Raguel carraspea.
—Esto pasa cuando me ponen en la sala de juntas que no me gusta —explica, sonrojándose y chasqueando los dedos de nuevo.
"¡Aamón! ¡Van a pensar que enloquecí!"
Se ríe sin poder evitarlo y se tapa la boca con las manos para parar de hacerlo. Remiel está SEGURO que enloqueciste.
—No me mires así, Remiel. Estoy... enfadado, eso es lo qué pasa.
—Te estabas riendo...
—Pues es lo único que me queda...
—¿Reírte? —pregunta preocupado.
"¡No estás ayudando!"
"Eso se me ha escapado."
"Y yo parezco loco... "
"Lo siento..."
"Ahora hay que conseguir que parezca yo muy sano..."
—Ehm... bueno, cuando la situación es desesperada solo queda reírse un poco, ¿no crees?
—S-Sí... C-Claro... "Súper fácil" responde un poco sarcásticamente.
Raguel sonríe un poco y se pasa una mano por la calvita mirando por la ventana y en el reflejo de la luna del cristal a quien se ve es a Aamón.
Raguel se mete un SUSTO.
"Qué pasa?"
"E-E-Eres... en el reflejo, ¡mira! ¡Eres tú!"
"Ah... ehm... sí, a veces pasa cuando... uhm... estás en una posesión demoníaca." responde cuando vuelve a mirar y vacila.
Raguel se levanta, súper nervioso, intentando alejarse lo más posible del cristal.
"¡Esto nunca me lo habías dicho!"
"Pues... sorpresa. Ahora si pareces cuerdo"
Remiel le mira hacer.
"No debimos subir así!" protesta.
—¿Tardarán mucho en venir?
Irónicamente cuando pregunta eso Raguel es que todos aparecen por la puerta. Raguel traga saliva, nerviosito con el reflejo.
—¡Raguel! —exclama Uriel la primera al verle ahí tan pancho
—Uriel... —responde él, un poco de mala gana.
—¿¡Qué haces aquí?! —pregunta Miguel, sorprendida, aún con la armadura... de hecho ahora hasta con casco.
—¿No te habían... llevado al infierno? —pregunta Gabriel también y Remiel se mantiene con la cabeza baja.
—¡Por supuesto que Aamón NO me iba a llevar al infierno!
—Eso es mucho suponer de un demonio —replica Gabriel.
—¡Desde luego que no lo es, de todos TÚ no me puedes decir eso!
—Precisamente yo soy el que te puede decir eso con más razón.
—¿Así que cada vez que bajes a ver a Belcebú te parecerá sensato que Miguel aparezca con la espada desenvainada lista para matar a Belcebú?
—Sinceramente no sería del todo una mala idea... y Gabriel no es tan descuidado como tú —defiende Miguel.
Raguel toma aire profundamente, empezando de nuevo a enfadarse y Aamón le hace poner los ojos en blanco.
—No sé qué necesite Belcebú, pero yo sí sé lo que hace o no hace Aamón y de lo que es capaz. Y no necesito que vayan a rescatarme cuando estoy con él. Pueden ir a esa casa... pero no pueden ir sin avisar.
"¿¡Cómo que pueden ir!?" protesta Aamón.
"Pues pueden ir a visitarme... con invitación."
—No fue eso lo que parecía —replica Uriel.
—¿Cómo se pondrían ustedes si están con alguien que quieren y llegan todos con arma de fuera, agresivamente, intentando matarles?
—¿¡Qué pensarías tú si de repente te hacemos enfadar y luego te contamos una locura como que vamos a irnos a vivir con un demonio!?
—Una cosa no tiene que ver con la otra, Uriel. Son dos temas completamente separados... uno es mi vida personal con Aamón, el otro es... —Azrael llega... entonces... tarde.
Le miran, claro.
—Pues parecía que querías que fuéramos a buscarte —sigue Uriel.
—¿Qué pasa? —pregunta Azrael yendo a sentarse al lugar en el que estaba antes Raguel.
—Hubieras llegado a tiempo —responde Gabriel por lo bajo y Remiel se vuelve a él.
—Hemos bajado todos a por Raguel mientras estaba con el demonio y no... No fue una buena idea.
—Ohh... oh... —Azrael se sonroja un poco pensando... que hubieran bajado por el mientras estaba el demonio. Carraspea un poco.
—Les he dicho a todos que iba a bajar, porque quería vivir con Aamón en la tierra... ni siquiera estoy haciendo distinto a lo que pide nuestra señora, ¡ustedes pretenden hacer algo semejante! Pero no... Como ahora me han perdido totalmente el respeto y consideran que soy incluso mentiroso... tampoco puedo por lo visto moverme libremente.
—Ya te he dicho antes e insisto, que el problema es que te vayas a vivir en PECADO con un demonio, Raguel —le riñe Gabriel
—¡Si serás puto cínico! —suelta Aamón a través de Raguel sin poder evitarlo y es que a Raguel ya le estaba empezando a hervir la sangre... se queda azorado al oírse a sí mismo decir eso.
TODOS miran a Raguel con las cejas levantadas Porque la verdad, la frase que nunca esperaban que fuera a decir RAGUEL (¿Y ha dicho "puto"? ¡Ha dicho "puto"!)
—A caso crees que ir viéndote con Belcebú cada vez que te sale de los cojones y tirártela en cada rincón de este lugar o del infierno es mucho mejor que vivir en "pecado" —sigue Aamón.
Raguel... se sonroja, sin poder evitarlo, calmándose un poco nada más por el susto de haber respondido así. Gabriel abre y cierra la boca un par de veces porque creo que nunca un ángel le había hablado así.
Raguel traga saliva, tan en shock como el resto.
—C-Cínico —responde Gabriel en un susurrito, que sigue ahí. No sé ni si sabe realmente qué significa esa palabra con precisión.
Cínico, Dicho de una persona: Que actúa con falsedad o desvergüenza descaradas. Como el Arcángel Gabriel cuando habla con los demás Arcángeles en la sala de junta. Comentario cortesía del Principado Aziraphale.
El principado Aziraphale está disfrutando muy poco de sus vacaciones, por lo visto se le van a acabar pronto viendo que el demonio carga las manos ociosas. Lo dice un cartel del infierno. Ah, sí y que el camino al infierno está pavimentado de buenas intenciones, antes de que venga a defenderse. Sí, podéis poner el contador a cero de nuevo.
Ugh, no seas ardido.
—¿Te crees que no? Todo esto apesta a sexo. Es fácil olerlo. Todos sabemos cuándo has hecho eso y dónde y podría decirte los lugares —amenaza Aamón, de farol.
Uriel da un paso atrás solo con eso que debe hasta tirar algo y ahora vamos a infartar a TODO el mundo. Azrael casi se cae de la silla.
Gabriel vacila y traga saliva, sonrojándose. Casi puedes decir quiénes son los que se han acostado recientemente solo con ver sus reacciones.
Pues claro, de hecho, es justo lo que Aamón deduce. Dos más dos.
—Y si seguís creyéndoos todos tan puros, entonadme unos de vuestros cánticos celestiales de mierda.
—¿R-Raguel? —pregunta Gabriel, que acaba de aprender lo que son las posesiones demoníacas hace un momento y es que toda esa forma de hablar...
—E-Evidentemente soy Raguel —frunce el ceño.
Gabriel traga saliva, porque no está seguro.
—De hecho, ni siquiera hace falta que cantéis. Voy a esperar a ver como regañas a esos dos ahora —Raguel señala a Azrael y a Uriel—. Si tan justo eres. Aunque no han hecho nada más de lo que has hecho tú.
"S-Se va a dar cuenta... Gabriel sabe que eres tú" resuena dentro de Raguel.
"¿Cómo podría saberlo? Por eso estoy desviando la atención de todos modos."
Creo que Azrael se cae directo de la silla hacia atrás ¡plac! Uriel se debe haber vuelto de sal. Lo bueno es que la gente negra no se sonroja.
Gabriel se vuelve a uno y otro... Remiel también les mira levantando las cejas.
—¿C-Cómo sabes eso? —le pregunta a Raguel.
—¿C-Como te atreves ahora a acusarles a ellos dos de ESO, Raguel? —protesta un poco Sariel, escandalizada, igual mirándoles.
—¿A caso escribes tú el bl...bendito libro o lo hago yo? Lo sé porque es pu...rfectamente evidente. Y me lo ha dicho Dios. Aparentemente —sigue Aamón a través de Raguel intentando cortarse.
"Eso... eso. Así mejor... " Raguel intenta calmarle desde adentro. "Aunque no van a creerte, no me creen a mí, creen que invento."
—Y si no lo es, venga, salid aquí y decid que miento —les reta.
Azrael... es que ni siquiera quiere levantarse del suelo.
—A-A mí... yo no... yo...
"Con un par de huevos" añade para los adentros, ceño fruncido en una expresión que ninguno debe haberle visto a Raguel en la vida. Uriel solo se mantiene paralizada tragando saliva, sin ser capaz de mirar a nadie.
—¿Qué no aprendimos nada de Jesús? —Raguel dulcifica un poco el tono que ha usado unos segundos atrás—. Que el que esté libre de pecado tire la primera piedra...
Lucifer te va a tirar una piedra en plan pasivo agresivo. Sí, no es por nada... pero Miguel frunce el ceño enfadada.
—Pues con todo gusto te tiro ESTA piedra.
De repente, Daniel golpea la puerta y Azrael... sí, Azrael, decide que con tal de que esta discusión termine... mejor se va a abrir la puerta y si puede, es escapa. Se levanta y casi corre hasta la puerta
—Ehm... hola. Hay fuera... uhm... Una potencia. Lehahiah. Dice que quiere verte —explica Daniel.
—Oh, vale... ehm... necesito irme chicos —se despide de todos haciendo un gesto con la mano.
—¿Qué? Ni hablar. No sin que expliques esto —replica Gabriel—. Haz pasar a Lehahiah, Daniel.
Ugh! Azrael traga saliva, haciendo los ojos en blanco. Gabriel se cruza de brazos, mirándole ahora a él.
—No veo que tanta explicación tendría que dar...
Aamón se alegra de que hayan dejado en paz a Raguel, pero aun piensa que Gabriel es un puto cínico. ¿Cómo puede estar intentando reñir/intimidar a nadie cuando él...?
Ya, ya... ya. Raguel... toma aire, un poco agobiado aún con todo esto y con la forma en que ha hablado a Gabriel. Aunque secretamente agradece que... Aamón haya tomado el control, porque a pesar de todo su enojo es más controlado.
Azrael la verdad, desvía la mirada, nervioso y agobiado, sin querer propiamente hablar con Gabriel de su problema, que sigue todo intimidante sin darle tregua y espérate que no has visto nada.
Ahí viene Daniel, seguido de Lehahiah, que por supuesto es Leviatán todo vestidito de primera comunión, rezumando amor por todos los poros. Pues Daniel que va a saber. Lleva globos de corazones rojos y un ramo de rosas y un oso de peluche tamaño real y cajas de bombones y botellas de champagne. De hecho parece que acabe de venir de atracar una gasolinera el día de san Valentín.
Parpadeo. Parpadeo. Parpadeo. Parpadeo. PARPADEO.
De TODOS
Azrael da un paso atrás y dos. Y tres... sonrojándose.
Leviatán suelta casi todo lo que lleva sobre la mesa, (salvo los globos, que por lo visto están atados a su muñeca para que no se vayan) conteniendo el aliento y sonriéndole ampliamente.
—¿Q-Qué... qué... qué?
—Hola —es que... no se le echa a los brazos pero inunda de amor la sala.
—Te... te he dicho... que... Ugh —Azrael le toma del brazo e intenta arrastrarlo afuera de la sala, sonrojado. Leviatán se le agarra del brazo, dejándole hacer.
Miguel cierra la puerta de un chasquido
"Ese no es Lehahaihahiahel" comenta Aamón más por... que quede constancia, que nada.
"No me digas..."
—¿Que está pasando aquí? —pregunta Miguel, levantándose.
—Eso quisiéramos saber todos —añade Gabriel.
—Él... él... no sé qué está pasando —Azrael mira a Leviatán de reojito.
—He venido a darte una sorpresa porque te echaba de menos —le explica Leviatán.
—M-Me echabas... ugh —aprieta los ojos —. No sé qué le pasa, solo... le... ¡Intenté hacer lo que tu dijiste que hiciera, Gabriel! ¡Y mira!
—¿Lo que yo te dije? ¡Yo no te dije que hicieras esto!
—¡Yo solo sentí amor!
—Eso lo sentimos todos, es muy bonito —asegura Remiel.
—Es falso —le corta Gabriel.
—¿Qué? —pregunta Azrael —. No, no es falso, yo le dí amor a él, ¡cómo has dicho!
—¡Y me gustó mucho! ¿Me das un beso? —sigue Leviatán.
—No le diste amor, le encandilaste.
—¡No le encandilé! ¡Yo solo quería que no me violara!
—No me violaste.
—Ugh... míralo, Azrael, hasta penita da.
—Ugh, ¡calla! —Azrael aprieta los ojos porque... es que ni siquiera lo paso tan mal.
—¿Pero cómo le hiciste esto? —pregunta Remiel acercándose curioso a mirarle, porque no le parece en realidad que sea esto malo, mira como sigue sacando amor como una fuente.
—¡Hice lo que hacen todos!
—Yo no había visto esto nunca —Remiel le pasa una mano por la cara a Leviatán, fascinado, porque mira que sabe que es de los peores del infierno. Leviatán hace ademán de morderle y Remiel aparta la mano dejando de sonreír.
Miguel se le acerca a Leviatán por el otro lado, revisándole también. Él la mira de reojo un segundo, pero es que todo el rato está pendiente de Azrael.
Aamón hace a Raguel poner los ojos en blanco.
—Se le pasara si le vuelves a dar amor. Cuanto más le des antes se le irá —asegura Aamón a través de Raguel, para Azrael, tan cabrón.
"No es cierto!"
—¿De verdad? —Azrael le mira y suelta un poquito
Leviatán suspira con eso soltando más y Aamón se ríe un poco porque esto es SÚPER RIDICULO.
"Aamón!"
"Pues es que mira a este imbécil... y el otro aún se lo cree."
—No, no, no... Era sarcástico —protesta Raguel, levantándose—. Has exagerado con el amor.
"Compórtate. Yo no le diría eso!"
—¿Exagerar? —pregunta Uriel que está empezando a entender porque Asmodeo odia esto.
"Espera, ya sé"
—Leviatán, ¿por qué no nos dices qué ha pasado y cómo te sientes? —pide Aamón a través de Raguel con su habitual tono dulce y sosegado.
—Bien, me siento bien. Renovado. Renacido. No te puedo contar qué ha pasado porque hice un pacto con el amor de mi vida Azrael, pero ahora sé que es lo que siempre he estado buscando, la luz de mi vida —explica Leviatán con ensoñación.
—Pffffff —es que Aamón no puede.
—No, no, no... Ugh. ¡No hicimos ningún pacto de amor! —se queja Azrael. Gabriel parpadea un poco y también se le escapa la sonrisita sardónica.
"Aamón! Esto es serio!" protesta Raguel, preocupado por Azrael.
"Que va a ser serio, ¡es puto hilarante! ¡Míralo! Dime que yo no sonaba así de ridículo"
—No lo hicimos, pero lo haremos ahora, frente a todos los Arcángeles y con Dios de testigo —Leviatán se arrodilla de una pierna frente a Azrael y saca un anillo de dentro de la chaqueta.
Azrael parpadea.
–¡Ugh! No voy a... ¡Levántate!
Uriel levanta las cejas y Remiel se lleva una mano a la boca abierta.
—Si prefieres te lo pido de pie —le toma de las manos—. Pero no habría demonio más feliz en el infierno si...
Sariel arruga la nariz y Miguel mira a Leviatán con la boca abierta también. Aamón sigue haciendo a Raguel medio reírse pero contenerse.
—Unieras tu vida con la mía —sigue Leviatán para Azrael.
—¡No, si vas a ser así todo el rato!
—¿A-Así cómo? —pregunta tan desconsolado con la negativa.
—Claro que se va a casar contigo —aprovecha Gabriel para sentenciar.
—Pero es que... ¡se ha vuelto tonto y raro!
Leviatán broken heart.
—Ese es tu problema —sigue Gabriel sin compasión.
—Se ha puesto así por tu culpa, ¡Hice lo que pediste!
—Está claro que no. Nunca le ha pasado esto a Belcebú.
—Esto si le pasó alguna vez a Aamón.
"NO LES CUENTES!" Raguel se sonroja.
"Sí les cuento, esta historia va a ayudarles."
—Pero fue muy muy leve, para nada fue así —añade Aamón con la voz de Raguel, que pone los ojos en blanco—. El amor es peligroso... hay que tener en cuenta que los demonios están completamente privados de él en condiciones normales.
—Ya, claro —ojos en blanco de Uriel.
—¿Te parece que no? —pregunta Raguel.
—Supongo que depende del demonio.
—Supongo que... estás hablando con conocimiento de causa.
—No. Solo digo, sé que algunos se quieren entre ellos.
—¿Entre... ellos?
—Eso dicen.
—¿Quiénes?
—No lo sé, dicen por ahí, que después que Dios nos prohibió, ellos empezaron a hacerlo más, entre ellos y con humanos.
—¿Estás hablando de amor o de sexo?
—Pues de las dos.
"Se quieren entre ustedes como tú a Asmodeo..."
"Eh... pues... qué sé yo, tal vez."
—Bueno, eso... puede ser el caso únicamente de algunos —Raguel se encoge de hombros—. Claramente a Leviatán... no le quieren con frecuencia y ha quedado demasiado sorprendido con esto
—Le has dado demasiado amor de golpe, eso sí lo he visto alguna vez —asiente Gabriel.
—¡Pues solo le he dado amor en maldito pánico! —protesta Azrael—. ¡Esto no me lo dijiste!
—¿Qué estaban haciendo cuando le diste amor? —pregunta Miguel.
—Nunca pensé que fueras a darle TANTO —sonríe burlonamente Gabriel.
—¡Me tenía prisionero y encadenado! —se defiende Azrael.
—P-Pero... —Leviatán vuelve a mirarle desconsolado. Azrael traga saliva.
—¡Contigo hablo luego!
—Lo que pasa es que esto no se quita solo... —sigue Raguel.
Aun así, Leviatán le toma del brazo.
—O más bien, sí se quita solo, pero no se quita rápidamente... con un chasquido —sigue Raguel.
—¿Y qué hay que hacer para quitarlo? —pregunta Uriel.
—Cuando le pasaba a Aamón y estaba... demasiado atontado, había que separarnos unos días.
—Aunque casi nunca lo estaba —añade Aamón a través de Raguel.
"Te da vergüenzaaaaa...
"Shut up"
"Pues te la da... te da vergüenza estar atontadito"
"No, pero no quiero que lo sepan"
"Cute"
"Shut up"
"Te quiero"
Y ahí va Raguel a soltar amor por las buenas.
"Shut up"
"Y tu tambieeeen me quiereeees"
"Sí, tonto, pero no lo digas!"
"Porque te da vergüencitaaaaaa" Raguel sonríe un poco igual
—¿Separarnos? —Azrael mira a Leviatán de reojo—. ¡Es que no sé qué hace aquí!
—¡No me voy a separar de tí! He venido a traerte todo esto porque te echaba de menos y no podía dejar de pensar en ti—explica Leviatán.
—Hablamos de esto luego —Azrael aprieta los ojos y él vuelve a callarse pero le abraza el brazo con más fuerza.
—Siempre podemos encerrarlo —propone Remiel.
—Sí... sí —asiente Azrael.
—¿Q-Quieres encerrarme? ¿Te encierras tú conmigo?
—T-Te... iré a visitar.
—No es lo mismo.
—Ahora... discutimos.
—¡Pero Azrael!
—¡Que ahora discutimos! —protesta sonrojándose.
Es que a cada comentario nuevo Gabriel hace una peor risita. Azrael... es que no quiere ni mirarle, sinceramente, haciendo que se sonroje más y más.
—Bien, vamos entonces —propone Uriel.
Azrael asiente, intentando empujar a Leviatán fuera de la sala de juntas.
—¿Cuándo vamos a casarnos entonces? —pregunta Leviatán dejándose.
—¡Hablamos de eso luego! —sigue protestando.
—Pero es que no me dices nada... ¿Me quieres aun al menos? —le detiene para que le mire. Azrael parpadea un poco descolocado porque... Ugh.
—Sí, sí... anda sal.
—Pffff —se burla Gabriel y luego le escribe a Belcebú así de "Tienes que subir a ver esto" el cabrón.
"Qué es?"
"Tú sube"
No va a tardarse mucho. Lo justo para que Uriel le encierre en la... celda de Asmodeo, ya que ha decidido irse de aquí para siempre.
De hecho... te vas a encontrar a Asmodeo. Uriel se congela.
—Hola —él le sonríe un poquito.
Ella parpadea mirándole y mirando de reojo a Leviatán y Azrael que vienen siguiéndola.
—¿Me extrañabas?
—¿Q-Qué?
—¡Que si me extrañabas!
Azrael está... discutiendo con Leviatán, sinceramente.
—Uhm... no. ¿Por qué iba a extrañarte?
Asmodeo parpadea un par de veces con esa respuesta... otra vez considerándola bastante fría.
—Oh, bueno... considerando lo que pasó la última vez, pensé que...
—Ni siquiera quiero hablar de eso.
—Ehh... valeeee...
—Azrael... —Se gira a la puerta de su celda, sin mirarle. Asmodeo suspira con esto y frunce un poco el ceño.
—Uriel...
Ella le ignora y la verdad, deberías sentir un poco de lujuria de ella hacia Azrael. MUY poco
Asmodeo se humedece los labios, saboreando la lujuria tratando de entender... porque claramente, no viene hacia él. Ni siquiera sale de Leviatán... ¿Es ese Leviatán?
—¿Qué... haces aquí? —pregunta Asmodeo a Leviatán.
—Voy a casarme con Azrael —Leviatán sigue siendo una fuente de amor infinito.
—Ohh... cielos.
—Eso es lo que pasa cuando un ángel te encandila de amor, así que cuidadito —le advierte Uriel haciendo a Azrael que entre a Leviatán a la celda. Asmodeo levanta las cejas y parpadea.
—¿E-Eso es... eso?
—¿El qué?
Azrael se sacude de encima a Leviatán, bastante por la fuerza, con un empujón?
—P-Pero...
—¡Ahora vuelvo! —le grita, cerrando la puerta, agobiado.
Asmodeo traga saliva mirándoles... porque además es que conoce a Leviatán. Lo conoce bien y esto... no parece él, parece un... tipo raro.
Leviatán corre a la puerta desesperado y se pone a llorar y a llamarle.
Azrael aprieta los ojos, porque... es que también le agobia esto, no crean que no, tampoco quiere a un chico llorando así al otro lado de la puerta por su culpa.
—¡Lo siento! —protesta.
—¿Por qué me haces esto? ¿Por qué no me quieres?
Azrael mira a Uriel todo angustiado.
—No sé qué hacer... ¿¡cómo lo arreglo?!
—No tengo ni idea... —pero a Uriel también le rompe el corazón.
—¡S-Sí que te quiero! —Azrael aprieta los ojos, pensando que no... no vale la pena el estúpido sexo si va a causar esto.
—¿Por qué me haces esto entonces?
—¡Porque no sé cómo dejar de hacértelo!
Leviatán llora otra vez y Azrael se da un golpe en la cabeza con la puerta.
—Lo siento... de verdad lo siento —y esta vez le sale bastante genuino el amor hacia él.
Eso le calma un poco, porque es como una droga. Uriel levanta las cejas y mira a Asmodeo de reojo, que no entiende una... mierda pero se muerde el labio, pensando que... no quisiera estar así como Leviatán, bajo ningún concepto.
—Bueno... —Uriel toma a Azrael del brazo—. Hay que... dejarle ahí un poco por lo que he entendido, así que... vamos. Cuanto más nos quedemos me parece que será peor.
—Pero es que... pobre —Azrael la mira... con ojitos, todo triste y agobiado.
—Lo sé, yo también lo siento... pero eso lo que ha dicho Raguel.
—Uri, yo no quería hacer esto... yo no quería hacer nada —la abraza.
Ella le apapacha un poco y Asmodeo entrecierra los ojos.
—¿Les... dejo solos?
—Relájate, esto es duro —replica ella que vuelve a sentir un poquito la lujuria.
—Ohhh... Esto lo explica todo.
Uriel le mira de reojo y luego se lleva a Azrael.
—¿Qué... hago por ti? ¿Te traigo algo? A lo mejor puedes hablar con él por teléfono, no le hemos preguntado a Raguel...
—Es que no... ¡No sé qué hacer! —Azrael sigue lloriqueando y Asmodeo se humedece los labios acercándose a la celda.
—¿Leviatán?
Leviatán se sienta en el suelo con la espalda en la puerta, llorando.
—Eh... ¿Leviatán? Soy yo, Asmodeo.
—¿A-Asmodeo? —se limpia los ojos y se sorbe los mocos.
—Sí... ehm... ¿Estás bien?
—No.
—¿Qué pasa? ¿Qué te hicieron? ¿Te... torturaron o algo?
—No puedo decírtelo.
—¿Por qué no puedes decírmelo?
—Le prometí que no lo diría a nadie.
—¿Y? ¿Vas a cumplirle a un ángel lo que le has prometido?
—Sí, a este sí.
—¿Por?
—Porque le amo.
—Te ha idiotizado con amor —Asmodeo hace los ojos en blanco.
—No, esto es genuino, no sé por qué él me hace esto.
—¿Él no te quiere?
—T-Tal vez...
—Pero hasta yo he sentido... —arruga la nariz.
—No sé porque me hace esto...—solloza otra vez—. Creo que se ha enfadado.
—Ugh, ¡no llores por un ángel! Venga, Leviatán, ¡tú no eres así!
—Tal vez le he abrumado, todo esto sea mi culpa...
—No, ¡es SU culpa!
—No... él es perfecto.
—¡Ugh! Vas a arrepentirte de esto algún día.
—Ya me arrepiento...
—El amor es peligroso.
—Y doloroso, amigo mío, vuélvete al infierno y no mires atrás —Huye, SALVATEEEEE.
—Creo que eso haré...
Leviatán suspira dramáticamente.
—Deberías venir conmigo.
—No quiero dejarle.
—No puedes quedarte aquí si te deja así de estúpido.
—No quiero que se enfade más aun conmigo. Quiero que me quiera, debo hacer lo que me pida.
—¿Y si te pide que te largues?
—L-Lo... haré
Asmodeo hace los ojos en blanco porque... ugh. Por eso te ha dicho que huyas
—Bueno, a ver qué consigo... ¡suerte!
—Huye...
Asmodeo suspira... y la verdad es que va y busca un poco a Uriel, pero... visto lo visto... se humedece los labios, traga saliva y...
