Aamón, el Aamón de verdad, personificación de la IRA DE DIOS. Envuelto en un aura roja asesina y el ceño completamente fruncido, pone los pies muy suavemente en una de las nuevas y recién puestas baldosas negras del ajedrezado suelo en las salas del infierno.

Guarda las alas de búho y mira con fiereza alrededor.

La verdad, nadie parece muy interesado en acercársele a pedirle explicaciones. Hay como... algo en el aire. Como si de repente todos hubieran caído en la cuenta de lo absurdo que es que el Señor de la Ira vaya a organizar una orgía y fuera EVIDENTE para todos que esto debía haber sido un MALENTENDIDO.

Aun así, él se acerca directo hacia donde están Lucifer y Asmodeo.

Asmodeo, con su característica sutileza, se mueve de tal manera en la que queda un poquito detrás de Lucifer. Se pasa una mano por el pelo y traga saliva poniendo cara de desinterés. Lucifer, con su característica valentía, se mueve dando un pasito atrás y pisando a Asmodeo.

—Au… —la queja de Asmodeo dando… otro pasito atrás. Ya que estamos.

—Vosotros dos —les señala a ambos con voz profunda.

—Aamón, qué…. ¿Qué tal?

—H-has venido —Lucifer sonríe forzosamente.

La FULMINACIÓN. Es que no es la primera vez que ven esa mirada.

—E-Esto debe ser u-un malentendido —Asmodeo traga saliva.

—Vas a... acabar esto en este momento —le sugiere a Asmodeo, de una manera bastante firme e indiscutible.

Asmodeo le mira con… EL CONFLICTO. Desde luego no pretende plantarle cara, pero la lujuria en el ambiente le… alimenta. No es simple parar una orgía de estas.

—Aamón… sería más fácil…

What?

—Dejarles terminar…

—Hazte cargo de ello o los mataré a todos.

Asmodeo aprieta los ojos… vale, vale. Ese "todos" seguro le incluye a él. Se tiene que forzar a sí mismo un poco pero, se da la vuelta y empieza a caminar entre los demonios absorbiendo la lujuria de todos.

—¿Habéis visto a Belcebú, Leviatán o... a mí mismo?

Asmodeo se detiene y… mira hacia Lucifer, que se humedece los labios porque pues... es que acaban de largarse los tres con un puto RAYO al cielo frente a TODOS.

—Mmm... no. Nop. Para nada... ¿Por? —la sonrisita de Lucifer que hace fruncir más el ceño a Aamón. Asmodeo sonríe un instante de lado y se gira a hacer lo que le ha dicho.

Aamón entrecierra los ojos y le corta la cabeza al demonio que está más cerca de Asmodeo de un solo chasquido. (Really, Aamón! No con cortes de cabeza, que le GUSTAN)

Asmodeo levanta las cejas y mira a Aamón de reojo. Porque lo único que no quiere es que le corte a ÉL la cabeza. Igualmente levanta el pie para esquivar la cabeza que ha caído rodando a sus pies. Vaaaale, no solo absorbe la lujuria. Chasquea los dedos para físicamente separar a algunos demonios.

—Bien, me alegro, porque en cuanto los vea los mataré. A los tres.

Lucifer frunce el ceño porque Leviatán... Y Asmodeo se acojona porque… precisamente Uriel… Y ahí se va Aamón hacia el despacho de Belcebú haciendo estallar a un par de demonios más, el bestia.

Asmodeo le mira de reojo un poco acojonado con la idea de… o sea… no va a… En cuanto se mete ahí se gira yendo hacia Lucifer otra vez

—No va a tomar Aamon el control del infierno, ¿verdad?

—Lo que no va a hacer es matar a... ehm. Bueno, se va a llevar una sorpresa —se detiene a si mismo.

—Una sorpresa.

—Les has visto marcharse. Justo ellos tres. El rayo, ha sido hace un momento.

—El…. Rayo.

—¿No lo has visto?

—Si, solo me llama la atención… ¿quiénes eran entonces?

—Probablemente era elefantes. ¿A ti quién te parece que eran? —protesta.

—Así que, Miguel…

—Bueno, ella y sus amiguitos, pero y a mí que me importa, claro —gira la cara de repente.

—Claro. Y vas a…

—No. ¿Vas tú a…?

—No —niega con la cabeza así en modo "pff, obvio no", mintiendo desde luego —. Voy a acabar esto.

Lucifer va a contestar algo cuando Aamón vuelve del despacho en el que obviamente no ha encontrado a nadie. Asmodeo da unos cuantos chasquidos más separando a todo el mundo en su totalidad. Ejem. No que le tenga miedo a Aamón ni nada.

—No están. No me creo que no les hayáis visto.

—Pues… no, Aamón. No.

—Yo he visto a Asmodeo hablando con Belcebú antes —suelta Lucifer, traidoramente.

Aamón mira a Asmodeo intensamente en lo que Lucifer intenta largarse de ahí.

—¡H-Hablé con Belcebú hace mucho tiempo! —protesta Asmodeo.

—Mira, sé que me estáis mintiendo...

—¿Para qué te mentiríamos?

—Claro, ¿para que iban a mentirme los peores cabrones menos confiables en la faz de la tierra?

—Es decir, ¿todo el infierno?

—Sí, pero no te preocupes. Esto es fácil.

—Ehm…. ¿Q-que?

—Me subo al cielo y hago una escabechina hasta que no quede una piedra sobre otra y ya me dices entonces.

—Tú vas a ir al… cielo? —Asmodeo le levanta una ceja.

—Sí. ¿Por? Algo ahí que quieras que...

—No, no…

—Bien —mira alrededor descorporizando a unos cuanto más antes de subir a lo zombie

Asmodeo mira a Lucifer de reojo, pero solo hay un aujero vacio en forma de Lucifer. Ugh, mierda. Asmodeo aprieta los ojos y va a tener que irse de ahí también en modo zombie aunque lo ODIA, pero es que. URIEL!

Si, van a llegar los tres casi a la vez a amontonarse a la puerta.

No y espera, porque Aamón de repente recuerda que tiene a Raguel encadenado para que estén todos dando vueltas por ahí y va a entrar el PÁNICO.

—¿PERO QUE OS CREEIS QUE HACEIS AQUÍ?

—¿Ayudar? —responde Asmodeo.

—¿Ayudar a puto qué?

—Yo solo he venido a ver el espectáculo... —carraspea Lucifer, mintiendo.

—Pues a ver si era necesario arrancarle la cabeza a alguien… —asegura Asmodeo.

Aamón mira a uno, luego al otro... y luego sale corriendo.

Asmodeo le sonríe a Lucifer y… sale corriendo también. Que aprieta los ojos y se va tras ellos, porque es ¡JODER!

La verdad Asmodeo se pone nerviosito cuando ve que Lucifer le sigue.

Aamón protesta interiormente porque además el puto cielo que todo es TRANSPARENTE, es como correr por la casa de los espejos.

Pronto van a empezar a salir ángeles de todos lados porque, menudo lío están montando los tres.

Y de hecho, Aamón va a empezar a descorporizar ángeles como loco, mirando a través de paredes y paredes de cristal para ver como coño llegar a donde está Raguel y poder soltarlo antes de que lleguen los otros.

Lucifer no para de saltar porque la idiota de Uriel bendijo todo el lugar hace nada y no para de golpearse contra las paredes de cristal porque JODER CON ESTE SITIO.

Asmodeo aprieta los ojos cuando empieza a descorporizar gente aquí arriba, ¡joder, Aamón!

Buscando a Uriel con la mirada como desesperado pensando que… este no es el piso correcto ¿O sí? ¿O no? Ah. con lo bonito que es el cielo…

Aamón sigue corriendo como loco y cuando le parece encontrar el lugar, empieza a correr A TRAVES DE LAS PAREDES. Rompiéndolas o desapareciéndolas a su paso. No hace falta decir que les persigue una turba de ángeles intentando atraparlos y encadenarlos.

Perdón pero… Asmodeo empieza ahora a tener PÁNICO.

Lucifer está pensando que todo esto no vale la pena y corre más por huir de los ángeles que por seguir a Aamón, probablemente se va a ir por otro pasillo en algún punto. Es tu tiempo de elegir, Asmodeo.

Asmodeo va a ir detrás de Lucifer que le parece más sensato y que no está cortando cabezas por ahí! Quizás así descubran que ellos no están haciendo nada.

Aamón consigue llegar a su destino y liberar a Raguel es lo último que puede hacer antes de que los ángeles que le persiguen se le echen encima con todo lo que tienen.

—Ya era hora de que volvieras ¡llevo aquí horas! Pero que ha… ohhhhh

Lo amordazan, lo encadenan le pone guantes, las alas, las piernas y hasta un casco.

—Ugh… ¿qué ha hecho? — Raguel aprieta los ojos. No que no lo merezca, pero…

—Pues que no lo ves? —le muestran el pasillo nuevo que ha abierto corriendo, lleno de muebles tumbados y cristales rotos como si hubiera pasado una taladradora de túneles.

—Ya, ya, bueno… —chasquea los dedos y lo arregla todo bastante —. Ahí está.

—Ha descorporizado a un montón de gente, Raguel.

—¡Esto no puede seguir pasando!

—¡Se está llenando el cielo de demonios todo el tiempo!

Raguel se muerde el labio porque es RARO que Aamón haga esto.

—Déjenme a solas con él.

—¡Hay que echarlos a todos!

—¡Es culpa de los Arcángeles!

—¡Pues echemos a los Arcángeles también!

Se hace un silencio sepulcral, porque esa es una idea un poco...

—¿Qué acaban de decir? ¿Has sido tú Dalquiel? —pregunta Raguel.

Bueno, no sepulcral porque Lucifer y Asmodeo sigue corriendo y siendo perseguidos no mucho más lejos.

—Esto no puede seguir así, Raguel no pueden seguir destruyendo todo y subiendo aquí de este modo!

—Ya, ya… eso está CLARÍSIMO

—No digo para siempre, pero tenéis que arreglar esto y por la seguridad de todos es mejor que os marchéis del cielo, Raguel.

La verdad es que… de todos los Arcángeles a los que les podían haber dicho eso, Raguel es buena idea.

—Te escucho y no me parece la peor idea temporalmente…

—De manera inmediata —insiste Dalquiel, frunciendo el ceño.

—¿Me estás… echando del cielo?

—Te estoy pidiendo firmemente que te vayas.

—Me voy… con él —señala a Aamón

—Llévatelo a él y al resto.

—Esto es temporal —insiste Raguel—. Al resto no puedo cazarles, avisen a los Arcángeles.

—Ayúdanos a llevártelos —Dalquiel hace un gesto para que se separen de Aamón y le dejen acercarse.

Sinceramente… Raguel no va a perder la oportunidad de sacar a Aamón el primero de aquí. Se acerca a él, mirando a los demás ángeles a su alrededor, sintiendo el rechazo generalizado por este asunto. Esto, era lo que tanto terror le había dado por tantos, tantísimos años. Traga saliva.

—Voy a… bajarle a él y volveré.

—Bájale de un chasquido. Hay algunos en sanación. Y hay que atrapar a los dos que siguen por ahí.

—He dicho que voy a bajarle a él y volveré —Raguel frunce el ceño, empezando a perder la paciencia.

—Y yo he dicho que no —frunce el ceño Dalquiel, enfrentándole en su recién estrenada posición de poder.

Raguel le mira intensamente. Y va a bajar con un rayo sin preguntar más, echando rayitos por todas partes de manera un poco espectacular. Dalquiel pone los ojos en blanco porque le HA DICHO que no hiciera eso.

—Daniel, que no vuelva a entrar.

Anda, Daniel. Anda. Atrévete.

Daniel se ACOJONA con eso y aprieta los ojos, pero asiente.

—Vamos a por los demás —comanda Dalquiel como nuevo Líder de la Resistencia Celestial.

La resistencia celestial, concepto recién inventado. Raguel va a MATARTE, Aamon. Que lo sepas.

Pero antes de eso, Lucifer y Asmodeo, no sé en qué suertes acaban entrando en tropel a donde

Ahh! Quien dice que los demonios no tienen buena Suerte.

—Oh, Fuck —es lo primero que protesta Lucifer al notar donde están.

—Ehm…. Hola —Asmodeo se pasa una mano por el pelo—Hay una TURBA de ángeles atrás de nosotros y sería útil que…

—Que hacen ustedes aquí?! —chilla Miguel sonrojándose ipso facto. La verdad a Uriel y Belcebú les cuesta un poco reaccionar, aun recuperándose del susto de antes.

—Ehm… —Asmodeo mira de reojo a Lucifer porque… bueno.

—Pero qué... ¿Estáis haciendo aquí? —protestan Uriel y Belcebú también.

—Uhm... A... Aamón ha venido a mataros a todos—comenta Lucifer como quien no quiere la cosa.

—E-Eso es... —asiente Asmodeo.

—¿Y? —Belcebú frunce el ceño

—Pues hemos venido a advertiros —explica Lucifer.

—¿Porque ibais a venir vosotros a advertirnos?

—Que si quieren morir todos sin oír advertencias…—murmura Asmodeo

—¿Porque íbamos a creeros? —sigue Belcebú. Asmodeo pone los ojos en blanco.

—¿Por qué no iban a creernos? ¡Salgan y pregunten!

—Estamos teniendo ya un día lo bastante complejo —protesta Belcebú.

—Uriel —Asmodeo la mira y ella se sonroja un poco. Hace un gesto con la cabeza así de... vámonos pero ella se sonroja más y niega suavemente—. Quizás debieran... averiguar lo que está pasando entonces.

—¿Qué está pasando?—Pregunta Belcebú y de repente llegan Dalquiel y el resto mandándoles a todos a la tierra con Raguel y Aamón.

Nooo, que les manden a otro ladoooo!

No, es el mismo sitio a donde han mandado al resto.

Pues ahí estaba Raguel que solo le había quitado a Aamón el casco, que sacude la cabeza y se le mueve todo el pelo cuando le saca el casco.

Sariel, Remiel, Azrael y Leviatán, han ido llegando poco a poco a medida que les encontraban

Raguel... se ha detenido de reñir a Aamón cuando ha visto que hay más gente a la que mandan así...

Remiel, que es el primero al que han mandado, parpadea un poco sin saber casi casi que ha pasado o donde está

—¿Qué haces aquí? —pregunta Raguel cuando le mira, empezando a preocuparse de más...

—Ha venido... un... un grupo de Querubines y... ¿esto es vuestra casa?

—Yes, yes… ya habías estado aquí. Remiel, esto… ¡es una revuelta!

—¿Una revuelta?

—Dalquiel. Se les ha ocurrido que, como los demonios invaden el cielo con frecuencia, la solución es deshacerse de los Arcángeles... —mira a Aamón de reojo, porque esto es ¡SU CULPA!

W-What? N-Nos han... Me han... nos han...? E-Ellos... —empieza a preguntar sin atreverse a decirlo cuando aparece Sariel.

—Es que a mí me han "pedido" firmemente que me fuera y luego me han ordenado que bajara a Aamon de un chasquido.

—Sari! ¡A ti también!

Aamón carraspea a ver si sigue soltándole, por cierto.

—¿Qué pasa? —pregunta Sariel sin entender qué ha pasado

—Nos han... ehm... mandado aquí! —Remiel no se atreve a decir desterrado.

—¿Quién? ¿Dónde estamos?

—Estamos en casa de ellos dos, Raguel dice que nos están...

—Lidiare contigo más tarde, Aamón… —susurra Raguel.

—Solo suéltame, Raguel, no es necesario todo esto —pide Aamón.

—Eso mismo te dije yo cuando me encadenaste al cielo.

—Era un asunto diferente!

—No es el momento!

—Pero ¿qué hacemos aquí? Yo estaba hablando con Amathiel y… —sigue Sariel.

—¡No quiero estar encadenado con todos los ángeles viniendo aquí!

—Pero Raguel... voy a subir a que Dalquiel me explique —sigue Remiel.

—Me parece una buena idea... llévate a Sari.

De repente siguen Azrael y Leviatán. eviatán, desde luego se le echa ENCIMA automáticamente para besuquearle. Ugh. Azrael apenas consigue cargarle un poco para que no le tire y es que hasta los pies levanta para abrazarle para que le de amor.

—Ughh… Leviatán!

—Amooooor

—Azrael! —exclama Remiel al notarle—. ¿Estáis bien?

—No entiendo lo que está pasando—sigue Sariel.

—Ugh! ¡Yo menos! —Azrael está intentando quitarse de encima a Leviatan

Aamón protesta por ahí atrás porque qué coño hace Leviatán aquí! Esta es SU CASA, no se suponía que los demonios tuvieran que venir aquí, ¡no tenían que saber ni que existía!

Ya, ya. Ya. Esto es tu culpa my Darling.

¡No lo es!

¡Sí que lo es!

—Sari, vamos a subir —propone Remiel, dulcemente.

—Es que no entiendo quién o por qué nos han bajado aquí. ¿Estaremos en peligro en el cielo?

—Creo que nos han echado.

—¿Echado? ¿Por? —el escándalo.

—Por lo de los demonios.

Sariel le mira confundida

—Yo tampoco lo entiendo del todo, a ver si Dalquiel nos explica.

—¿Y por qué Dalquiel? —Sariel no entiende NA DA.

—No lo sé.

—Pues venga, ¡vamos! —toma del brazo a Remiel y ahí va a subir de nuevo.

—¡Raguel! —insiste Aamón.

—¿Qué?

—¡Que me sueltes!

—Mmm no, no lo mereces.

—¡Está aquí Leviatán incluso! ¡Fue por tu seguridad!

—Esto es también por tu seguridad.

—¡No tiene nada de seguro estar aquí atrapado con estas personas alrededor!

—Estoy yo aquí, ¿no?

—Igualmente. Esto me pasa por intentar ir a soltarte.

Raguel chasquea los dedos una vez más… y Aamón desaparece del suelo en donde estaba. Se gira a mirar a Azrael y a Leviatán, que sigue repagándosele y abrazándole con fuerza.

—¿Podrás controlarle tu solo?

Raguel chasquea los dedos y le pone una cadena a Leviatán amarrándole al suelo antes de… irse a su cuarto… que es a donde ha mandado a Aamón y Leviatán mete un GRITO, cuando lo separa de Azrael.

La verdad tampoco creo que le haya separado tanto. Azrael aprieta los ojos y respira un poco igual, antes de acercársele tantito y darle un POQUITO de amor.

MENOS MAL. No te preocupes, Igualmente van a llegar los que faltan ahora.

—Raguel ¿a dónde vas? —pregunta cuando ve que se larga, pero… Raguel la verdad no le hace caso, suspirando antes de entrar a su cuarto.

Aamón le mira, inmóvil. Raguel da un par de chasquidos y le quita ALGUNAS de las cosas que tiene encima, salvo los guantes y las cadenas que le juntan las piernas.

—¿Estás más tranquilo tu ahora?

—¡No! ¡Acaba de quitarme esto! —protesta—. ¿Y qué hacemos aquí? El idiota de Leviatán está ahí fuera, por muy enfermo de la cabeza que esté.

—No voy a acabar de quitarte esto para que hagas OTRO desastre nuevo... sabes el desastre que es esto?! ¡Me acaban de echar del cielo!

—Estáis desorganizándolo todo vosotros, ¡no fui yo quien subió al cielo a hacerse pasar por un Arcángel y destruir el statu quo!

—Yo no desorganice nada y terminé desterrado.

—¡Díselo a tus compañeros! ¡Tampoco fui yo quien te desterró!

—Aamón, esto es justamente lo que temía que pasara.

—Esto es un desmadre, vamos a desaparecer un tiempo hasta que todo se calme, solos tú y yo.

—¿A desaparecer? ¿¡Ahora que el cielo me ha echado?! —Raguel da unas vueltas de un lado a otro empezando a entrar en PÁNICO

—Precisamente por eso. Que se calmen las cosas, que otros lo arreglen.

—¿Y? ¿¡Que ahora otro ángel lleve el libro?!

—Puedes llevar el libro desde el cielo o desde cualquier otro lado.

—O puede otro Ángel quitármelo para siempre —se sienta, pasándose las manos por la calvita.

—¿Cómo va otro a quitártelo? no es como que sea ELLA quien os ha echado.

—Así empezó todo, Aamón. ¡Con revueltas!

—No eres tú quien se está revelando.

Raguel se mueve, acostándose a su lado y girándose a él. Aamón le mira.

—No les has... oído, Aamón.

—Estaba ahí.

—¿Y les has oído?

—Sí

Raguel chasquea los dedos y le suelta del todo. Aamón mueve los dedos y lo primero que hace es abrazarle

—Solo intentaba soltarte, han subido los otros también y era peligroso.

Raguel se le esconde en el pecho y se le acurruca.

—Ya lo sé, lo has hecho antes de que te cayeran encima.

—No será tan malo, no van a echaros para siempre. Ha dicho que era temporal.

—Y luego ha procedido a echarnos a TODOS.

—Lo sé...

—Aamón... ¡esto es lo que temía que pasara!

—Dalquiel no es nadie, ¿no es uno de los soldaditos de Miguel? Vais a poder ponerle en su sitio enseguida, esto pasa cada dos por tres en el infierno y aquí seguimos todos.

—Eso solo ha pasado una vez en el cielo, Aamón.

De repente empieza a oírse más ruido porque los otros son... uhm... bueno, más ruidosos. Raguel levanta una ceja con esos sonidos….

—Has oído...

—Debería ir a ver, quizás Leviatán está lastimando a Azrael...

—Subamos, les echaré.

—Aamón... —le detiene un segundo, mirándole a los ojos. Él le mira—. No me puedes volver a encadenar y largarte… —le pide.

—Habrías bajado por mi si no lo hago —cierra los ojos y suspira.

—Sí —Raguel se le acerca y le da un besito suave.

—Eso habría sido aún más peligroso.

—Estabas muy enfadado.

—¿Pues como no iba a estarlo?

—Mirándome a mí y dándome el beso que no me diste.

Aprieta los ojos y se sonroja.

—Estoy seguro de que… —le hace cariñitos en la mejilla —. Hubiera sido mejor que no bajaras.

—Igualmente ya se habían ido.

—Ah, ¿sí?

Asiente y alguien empieza a gritar RAGUEEEEEL

—Vamos —Raguel aprieta los ojos.

Aamón se acerca y le besa ahora sí, no con un besito. Raguel que definitivamente no se esperaba ese beso, se queda un poco sin aire, cerrando los ojos y besándole se vuelta.

Aamón se separa tras un poquito. Raguel sonríe y abre los ojos.

—V-Vamos —no le mira.

—Eres muy dulce —Raguel hace una risita.

Shut up —se levanta de la cama igual sin mirarle.

—Eso no hace que seas menos dulce —se levanta tras él, sintiéndose mucho más calmado. Lo peor es que Aamón también se lo siente.

Eso no es peor, cariño, pero vale.

¡Sí lo es! Su ira asesina.

Pues ¡no es necesaria ahora!

Claro que sí, están metiendo DEMONIOS en SU CASA.

Pero Aamón…

Bueno, arriba Belcebú da vueltas de un lado a otro, intentando pensar, mientras Remiel, que ya han vuelto, le persigue. Lucifer está flipando un poco con la actitud de Leviatán con Azrael, Uriel esta convenientemente alejándose de Asmodeo todo lo que la física y el espacio le permiten, aunque él está intentando hablar con ella sutilmente y Miguel está GRITANDO. Nadie sabe muy bien qué. Pero alega a gritos. Igual ella es la que estaba llamando a Raguel.

—Oh, fantástico —protesta Aamón al ver ahí a Lucifer, Asmodeo y Belcebú también. Claro, puta fiesta grande aquí.

—Cielos… —Raguel se pasa la mano por la calvita mirándolos a todos.

—Raguel! —Belcebú se gira a él cuando por fin les ven.

—Raguel! Daniel nos ha dicho que no podemos entrar! —exclama Remiel acercándose corriendo un poco desconsolado— Nos han echado.

Raguel suspira profundamente.

What? —el grito desgarrado de todos los ángeles.

—Y no solo uno. ¿Qué te ha dicho Daniel?

—Que esto era por la seguridad del cielo y que podríamos volver en cuanto hubiéramos cortado todas la relaciones con los demonios.

—¡Están dementes! —protesta Belcebú—. Miguel, ¡tienes que hacer algo!

—Estoy intentando llamar….

—Pero y este Dalquiel... ¿De dónde ha salido? —pregunta Uriel a Miguel—. Es de los tuyos, ¿No? ¿Sabías que tenía pretensiones de hacerse con el control del cielo?

—No, Uriel. ¡Desde luego que no sabía absolutamente nada de eso o le hubiera encerrado en una celda! ¡Nadie me contesta!

—¿Es que cómo van a no dejarnos entrar? Sari y yo no hemos hecho LITERALMENTE NADA. Yo ni sé que aspecto tiene Mammon —sigue Remiel super asustado y nervioso.

—¿Y que les han dicho?

—¡Pues esto! Daniel dijo que no podía ayudarnos, que Dalquiel había dicho que hasta que no cortáramos relaciones con el infierno no podríamos volver.

—Es que... pero ¡¿qué se ha creído Dalquiel?! —sigue Belcebú, indignada mientras a Miguel no le contestan al teléfono.

—Nadie contesta. ¡NADIE contesta!

—Además, ¿qué pasa con nuestras tareas? ¿Qué pretenden? ¿Hacerlas ellos? —pregunta Uriel.

—Yo sabía que esto era una locura —Sariel lloriquea un poco.

—Necesitamos calmarnos y hacer un plan... —asegura Belcebú.

—Supongo que de eso va tomar el cielo… —Raguel traga saliva, nervioso con ello aunque piensa… que si tiene información para escribir en el libro ahora mismo.

—Ejem —se les acerca Lucifer carraspeando. Manos a la espalda y sonrisita de lado. Miguel se para en seco al notarle, sonrojándose un poco

—Lo primero es deshacernos de los demonios que hay aquí, necesitamos resolver esta crisis nosotros o podrían aprovecharse de la debilidad del cielo en la ausencia de los líderes —suelta Uriel frunciendo el ceño a Lucifer también.

—Gracias, Uriel... —la fulmina un poco Lucifer e igualmente se mete al círculo que han hecho apartando un poco a Miguel de la cintura—. Parece que estáis teniendo algún problemilla de revolución en el cielo...

—Lo último que necesitamos es que vengas ahora tú a burlarte —le protesta Belcebú.

¿¡D-d-de la cintura?!

—Bueno, ya sé que no necesito presentarme, todos sabéis que como la persona con más experiencia en lo que a una revuelta en el paraíso se refiere...

—¡Corta el tollo y ve al grano! —protesta Belcebú con muy poca paciencia con Lucifer ahora mismo.

Azrael se acerca un poco también intentando separarse de Leviatán para escuchar bien, pero Leviatán se le repega como pegatina.

—L-Lucifer… —advierte Miguel.

—Supongo que no os interesa lo que os tenga que decir, entonces —Lucifer se encoge de hombros.

—Vale pues, habla —Miguel le mira de reojo y se cruza de brazos

—No, no, seguro podéis arreglar esto vosotros solos —levanta las manos haciéndose el interesante y provocando un alud de ojos en blanco.

—Cómo decía —vuelve a empezar Uriel—. Si lo que quieren es que nos deshagamos de los demonios, pues hagámoslo. Era una idea... bastante mala desde el principio, el cielo es más importante que esto.

—¡Son ordenes de nuestra señora! —protesta Belcebú. Asmodeo mira inteeeeensamente a Uriel, ella se sonroja con ello pero no le mira.

—¿Y cómo vais a probar a Dalquiel que os habéis deshecho de nosotros? —pregunta Lucifer.

—P-Pues...

—No podemos deshacernos de algo que ni siquiera tenemos todos! —protesta Sariel.

—Más fácil será si no lo tienes, ni siquiera tienes que hacer nada.

—Disculpa, Uriel… — Asmodeo carraspea.

—Ahora no —le murmura.

—Mmm —Asmodeo se cruza de brazos.

—Bueno, Lucifer, ¿y tú que sugieres?

—Tomar el cielo de vuelta —se encoge de hombros. Aamón le mira de reojo pensando que lo que quiere es... tomarlo él de vuelta, claro.

—¿Tomar el cielo de vuelta, cómo?. Es obvio que todos queremos tomar el cielo de vuelta.

—Por la fuerza. Esto pasa en el infierno cada pocos años. Dalquiel... creo que recuerdo a Dalquiel. Casi le convenzo y se asustó en el último minuto. No creo que esté preparado para lo que se le viene encima.

—El cielo no es el infierno, Lucifer —protesta Belcebú.

—¿Y cómo pretendes tomar tú el cielo de vuelta… Gabriel? Ugh, estoy harta de te veas así —protesta Miguel apretando los ojos

—No podemos entrar con violencia como si fuera el infierno —protesta Belcebú—. Raguel, dile tú.

—Quizás deberíamos dejar que las cosas se calmaran un poco… —comenta Raguel.

—No se van a calmar, se van a afianzar y cuando queráis volver nadie os va a reconocer como nada. Diles, Asmodeo, tú eres el experto en eso —sigue Lucifer. Asmodeo levanta una ceja con esa declaración, pero prefiere no intervenir porque este idiota es capaz de decir que él quiere volver al cielo o algo en esa línea. ¿O se refiere a que no le reconocen como Príncipe del Infierno? Frunce un poco el ceño.

—Yo no soy ningún experto, pero no creo que un montón de ángeles deban quitarles el poder a los Arcángeles…

—Uf... —sigue protestando Belcebú porque nada de todo esto está ayudando.

—Es que no vamos a ceder a lo que ellos quieren —insiste Raguel.

—Pero es que a la que nos vean a nosotros nos dirán como nos dijeron a Sariel y a mi —explica Remiel.

—Me refiero a que no vamos a dejar de tener relación con el infierno.

Aamón sonríe con eso.

—Bien, bienvenidos al infierno entonces —suelta Lucifer teatralmente, haciendo una reverencia.

What?! —chilla Miguel junto con un par más de ellos.

—Pues si vais a estar con nosotros y en el cielo no os acepta...

—¡No! ¡No! —protesta Remiel a eso.

—No! ¡En el cielo nos echaron Los Ángeles! ¡No es lo mismo! —chilla Sariel.

—A fines prácticos... —lucifer sigue tan tranquilo con todo esto.

—Se parece, pero no es igual —insiste Sariel.

—Es que sigo sin entender que surgieres… —Raguel hace una pausa—. Lucifer.

—Pues... hay que sacar a Dalquiel del poder.

—¡Dalquiel no tiene el poder! —suelta Belcebú.

—Créeme, le conozco —Lucifer se encoge de hombros.

—Dalquiel es fuerte —sentencia Miguel que también le conoce.

—No tanto —lloriquea un poco Belcebú, nerviosa.

—A ver, no, no tanto. Y más les vale que no todos estén atrás de él que voy a meterles un rapapolvo… —media Miguel.

Lucifer se humedece los labios con eso y se vuelve a los demás.

—Ni siquiera has podido controlar a tus chavales, así que mejor que tus gritos y tus rapapolvos se queden al margen de esto —sigue él. Miguel frunce el ceño con eso y aprieta los labios.

—Mira, demonio…

Él la mira con una sonrisita.

—Tú no te pudiste controlar a ti mismo y por eso estás así, ¿qué haces opinando del cielo?

—Yo no quería controlarme a mí mismo, que es muy diferente —se defiende.

—Bueno, ¿y yo como voy a adivinar si tengo algún otro psicópata como tú en el cielo?

—Mira, este tipo será muchas cosas, pero como yo, no es.

—Pues empiezo a dudarlo… tienen cosas en común.

—Sí, que tú no puedes controlarnos.

Miguel da un pasito hacia él, agresiva y Lucifer le sostiene la mirada con su sonrisa molesta, cruzándose de brazos.

—Quizás no puedo controlarte, pero sí que puedo echarte.

—Hazlo. Y te veré en el infierno —le manda un beso.

—¡No eres nuestra única opción! —protesta ella.

—Seguro que no.

—No voy a ir al infierno… y deberías temer que lo fuera.

—Lo hago, por eso estoy aquí.

Miguel pone los ojos en blanco.

—No te oigo decir una sola cosa útil.

—Ni a ti pedírmelas.

—O sea además hay que PEDÍRTELO. ¿No que tenías tanto miedo?

—No hay que pedírmelo. Tienes que pedírmelo TÚ.

Miguel se sonroja y Lucifer levanta una ceja con eso para que lo haga.

—Gracias, Lucifer, valoraremos nuestras opciones —interviene Belcebú.

Miguel se pregunta si habla de esto o de… otras cosas que no debería pensar ahora. Se SONROJA al oír a alguien más que se había olvidado que había más gente y se imagina a sí misma acercándose al oído de Lucifer y susurrándole suavecito un "hazme tuya" que le hace tener un escalofrío y dar un saltito de aquellos y a Asmodeo girarse a mirarla saboreando la lujuria en el aire de manera INMEDOATA

—Lo dices como si tuvieras más. Tú ni siquiera eres un ángel ya —Lucifer le pone los ojos en blanco a Belcebú.

—S-Sí soy, un ángel... mi cuerpo... — Belcebú da un paso atrás y la verdad, es que mira alrededor porque... Gabriel no está.

—Pues… no eres capaz de hacer nada de lo que hace un ángel, así como están las cosas —Asmodeo asiente al notarlo.

—Pero sigo siendo Gabriel.

—¿Y dónde está... Belcebú? —pregunta Aamón.

—P-Pues... en mi cuerpo. En... sanación, estaba con Azrael y Leviatán —les mira.

—¿Y por qué no está aquí? —pregunta Azrael.

—Pues tu dirás, tú estabas ahí —le inquiere Belcebú.

—Si Gabriel sigue en el cielo, ¡podría abrirnos y dejarnos entrar! —exclama Remiel.

—Yo estaba ahí y de repente aparecí aquí —explica Azrael.

—¡No es mala idea que Gabriel nos abra el cielo! —Sariel le sonríe a Remiel

—Hay que contactar con él! —sigue Remiel contento también, asintiendo.

—No es Gabriel, ¡es Belcebú! —protesta Belcebú—. ¡Yo soy Gabriel!

—Estaba encadenado, ¿no? —pregunta Miguel.

—¡Sí! ¡Yo la encadené! —se acuerda Belcebú de repente—. Estaba... no hubiera querido quedarse ahí si no.

—Así que debe seguir encadenado ahí con cadenas… infernales —deduce Asmodeo.

—¿Si notan que todo esto es una LOCURA? —protesta un poco Sariel.

—¿Con cadenas infernales? —pregunta Belcebú.

—Pues si se las pusiste tú, Belcebú —responde Azrael—. Tiene sentido que sean infernales.

—¡Yo no le puse cadenas infernales! —protesta Belcebú.

—Eso es fácil comprobarlo. Encadena a Lucifer y a Miguel y a ver cuál puede soltarse... —propone Aamón señalándoles a ambos. Belcebú frunce un poco el ceño, pero vale, ahí los encadena juntos.

—Ugh! No! —Miguel lo intenta... desesperadamente y Lucifer pone los ojos en blanco.

Miguel le mira y chasquea los dedos pretendiendo lanzarle a varios metros de distancia, pero van a salir volando ambos porque las cadenas siguen ahí.

Genial…

—¿Puedes calmarte? —protesta Lucifer en el suelo.

—Ugh.

Lucifer chasquea los dedos y suelta las cadenas.

—Cadenas infernales —deduce Aamón—. Solo un demonio puede soltar a Gabriel.

Miguel… se tarda en separarse, a lo que Lucifer carraspea, porque tanto grito pero...

Miguel carraspea también, vale, vale, ¡ahora se quita! Y Lucifer la mira un poco intensamente.

Miguel se pone de pie, levantando la nariz y chasqueando los dedos para peinarse otra vez. Ejem. Le… ofrece una mano a Lucifer, que sonríe un poco y se la toma.

Le aprieta la mano y tira de el para levantarle y va a saltarle un poco encima en lo que Aamón hace los ojos en blanco y seguro Asmodeo sigue sintiendo las chispitas.

Asmodeo de hecho está sonriendo de lado mientras les mira. Lucifer carraspea y se separa casi enseguida como si no acabara de hacer eso, volviendo con el resto.

—Pues… ¿entonces? —pregunta Raguel a Belcebú, mirándolos de reojo.

—Entonces has que liberar a Belcebú, es nuestra única opción.

—Pero, Gabriel... ¿de veras crees que Belcebú va a querer ayudarnos en esto? Que tal que ELLA se hace con el control del cielo en tu cuerpo y nunca nos deja volver —pregunta Uriel, nerviosa.

—Pues... es que podría pasar, pero es que es la única que está ahí aun como para hacer algo... —Belcebú aprieta los ojos.

—Y de todos modos necesitáis introducir a un demonio para que la libere —les recuerda Aamón.

—Si te estás presentando voluntario... —empieza Remiel dando un pasito atrás y mirando a Raguel no muy seguro.

—Si Belcebú se hace del control del cielo, Gabriel se podrá hacer del control del infierno —empieza Raguel suspirando.

—¿Y quién demonios quiere el control del infierno de todos modos? —protesta Belcebú.

—Y discúlpame, pero ¿control del infierno con baldosas y carteles de cupcakes? Pfff —se burla Lucifer.

—¿Baldosas y carteles de cupcakes? —inclina la cabeza Raguel

—Créanme que ya quisieran a Gabriel organizando el infierno —le defiende Sariel.

—¡Son motivacionales! —se defiende Belcebú.

—Para motivar qué? —pregunta Asmodeo, curioso.

—Pues el buen ambiente de trabajo.

—¿En el infierno, Gabriel? —Raguel levanta una ceja—. No sé si funcione.

—Es importante.

—De igual manera, es verdad lo que dice Aamón, un demonio… Tendría que subir —Asmodeo sonríe un poco.

—Si no podemos entrar nosotros como vamos a meter un demonio en el cielo —replica Uriel poniendo los ojos en blanco.

Raguel piensa que últimamente parece bastante fácil y se gira a mirar a Aamón de reojo, que le mira también al notar su mirada, pensando que habrá tenido alguna idea

—Es relativamente simple meter a un demonio al cielo…

—Ah, ¿sí? —Remiel le mira un poco acojonado.

—Una posesión consciente es factible.

—P-Pero... ¿cómo?

—Ellos pueden poseer a otros seres, siempre y cuando tengan un cuerpo. Y nosotros tenemos un cuerpo.

—P-Pero... nosotros no podemos entrar...

—Ese es el problema.

—A lo mejor podríais pedir a algún ángel que sepáis que os sea fiel a vosotros y no a Dalquiel que baje a ayudaros. Alguien que no se note mucho que no está del todo convencido del giro, para que sí lo dejen regresar —propone Lucifer, haciendo un gesto de desinterés con la mano.

—¿En quién podemos confiar ahora mismo? ¡En nadie! —Miguel se muerde las uñas con ansiedad. La verdad, Uriel y Belcebú tambien se miran nerviosos y Remiel se rasca la cabeza mirando a Sariel a ver si ella tiene alguna sugerencia

—Digo... por probar —Lucifer se encoge de hombros.

—¿¡De verdad vamos a seguir escuchándole a ÉL?! —protesta Sariel—. Lo que tenemos que hacer es subir arrepentidos de todo esto a pedir perdón y rezar para que nuestra señora tenga misericordia de nosotros y perdone nuestros pecados.

—Sariel... Sariel... —Lucifer se le acerca y la toma de la cintura. Sariel trastabilla un poco, sin esperarse eso.

—Wh-What…?

—Uno no se hace con el control de las cosas pidiendo permiso —la inclina un poco hacia la espalda y le hace una de esas sonrisas…

Sariel levanta más las cejas, sonrojándose un poco. Lucifer sonríe más, sosteniéndole la mirada y personalmente, Miguel, abre los ojos como platos.

—Lucifer! —protesta, pero él no desvía la mirada de los de Sariel, que sigue como idiotizada.

—Hay que... tomar el control —baja el tono de voz acercándosele un poco más, pensando que podría él poseerla en este momento, salir de aquí y presentarse al cielo. Solo tendría que pedir clemencia como Sariel, que no ha estado metida en todo este lío con ningún demonio que nadie sepa, seguro esa panda de santurrones se apiadaban de ella y una vez dentro, hacerse con el control del cielo para si no sería muy difícil…

—¿Qué haces? ¡Lucifer! —Miguel, la HISTÉRICA, sigue.

Se separa y la hace da una vuelta como de baile pensando que quizás en un momento en que esto sea menos obvio y luego mira a Miguel. Sariel, se deja hacer pensando que Lucifer es muy suave para ser demonio.

—Y presionar los botones correctos —añade para Miguel, sonriéndole. Ella frunce el ceño

con celitossss que hacen a leviatán parpadear un poco y apretar menos fuerte a Azrael.

—Aléjate de Sariel, no vayas a lastimarla —Miguel se cruza de brazos y levanta la nariz.

—¿A ella o a ti?

—¡A-A.. ella!

Ceja levantada. Miguel se sonroja.

—Podemos centrarnos en esto? —protesta Belcebú.

—P-Pues…—protesta Miguel señalándoles.

—Eso no es nada nuevo —sigue Belcebú poniendo los ojos en blanco

—Ugh! Tú que vas a saber —protesta, la verdad más por frustrada y porque se ve como Belcebú que por otra razón, mirando de reojo a Lucifer.

—Pues bien que lo sé.

Lucifer se encoge de hombros hacia ella.

—Y-Yo… no quiero problemas —susurra Sariel.

—En problemas ya estamos —Remiel Facepalm.

—Las rebeliones en el cielo salen mal, Remiel. Me parece que están más en problema los que las organizan que nosotros… —asegura Miguel mirando q Lucifer intensamente

—Pues... ¿Dónde estamos? —le pregunta a Raguel—. ¿Vamos a una iglesia a pedir guía?

Ojos en blanco de Aamón con todo eso, que decide tomar una de las hamacas que tienen en la terraza y sentarse, porque está ya harto de oírles.

—No hay iglesias por aquí —determina Raguel mirando a Aamon de reojo, preocupado —. Aun pienso que no es mala idea esperar un poco.

—¡¿Estas viviendo en pecado en tierra hereje? —el ESCÁNDALO de Belcebú.

—Ese no es el tema, Gabriel —Raguel suspira.

—¡Es uno de los temas!

—Yo estoy llamando a mis muchachos y nadie me responde al teléfono no me responde los mensajes —protesta Uriel.

—Voy yo a llamar a los míos, no todos están en el cielo, quizás aun no se han enterado —propone Azrael.

—Esa es una buena idea —asegura Remiel intentando también.

—Excepto por un detalle —suelta Aamón tranquilamente. Azrael le mira, en tensión.

—Seguís necesitando infiltrar a un demonio para soltar a Belcebú.

—Ninguno de mis ángeles va a querer hacer eso. Ni siquiera yo querría hacer eso —Remiel se muerde el labio.

—¡Aziraphale! —grita Belcebú de repente.

Ugh. UGH. U G H. U. G. H.

Lucifer arruga la nariz

— Aziraphale? —pregunta Miguel.

—Dalquiel no le va a dejar entrar, sabrá que él fue quien empezó todo esto de los demonios—le recuerda Lucifer poniendo los ojos en blanco.

—Aziraphale es perfecto para esto —sigue Belcebú ignorando a Lucifer—. Siempre está en la tierra y es un don-nadie, pero se ha dejado poseer varias veces. ¡Y no es un Arcángel así que no tendrían porque no dejarle entrar!

—Pero Aziraphale es un inútil que nunca hace lo que pides, Gabriel —sigue Miguel.

—Solo es entrar al cielo poseído por un demonio hasta donde esta Belcebú y soltarla, ni siquiera tiene porque estar consciente.

—Claro, todo es trabajo del demonio en cuestión de hecho —Lucifer vuelve a sonreír con eso y se le ponen los ojos en forma de nubecitas con alitas, porque ni siquiera necesitaría pedir clemencia, solo necesitaría quitar el poder a Dalquiel y... el nuevo rey del cielo. Belcebú se puede volver al infierno si quiere, con todos los Arcángeles pedorros estos.

—¡Justamente es el peligro!

—Pero vosotros confiáis en nosotros, es lo que hacéis. Confiar en todo y darles oportunidades —Lucifer sonríe de lado.

—NO —el grito de TODOS los ángeles.

—Ni siquiera sé porque ninguno de nosotros debería querer ayudaros —suelta Aamón desinteresado en esto. Raguel le mira otra vez de reojito. Asmodeo se muerde el labio y se le acerca un poquito a Uriel

—No es como a ninguno de nosotros nos interese nada con el cielo —sigue Aamón, mirando a Lucifer, que le frunce el ceño—. Y aun así, no podéis hacerlo sin un demonio.

—Así que no pretenden ayudarnos… —Miguel se cruza de brazos.

—Pues... todo dependerá —masculla Lucifer porque Aamón... UGH.

Uriel mira a Asmodeo de reojo, que asiente un poquito para ella.

—¿Qué? —le pregunta.

—Shh…

Ella inclina un poco la cabeza, mirándole. Él la mira con los ojotes azules tratando de hacer un gesto de luego, y... le guiña un ojo. Uriel parpadea otra vez con eso.

—Bueno, entonces… habría que ver que dan a cambio al demonio que les ayude… —comenta Asmodeo, casual.

—¿Darles algo?

—Pues, no todos los demonios trabajan gratuitamente...

Lucifer frunce el ceño porque él lo iba a hacer gratuitamente... a cambio del cielo, claro. Pero eso no puede saberlo nadie y tal vez ahora suene sospechoso.

—Yo lo haría gratuitamente —suelta igualmente encogiéndose de hombros. Ajem, ajem.

Miguel levanta una ceja. Uriel le mira no muy segura tampoco y Belcebú frunce el ceño.

—Pero si insistís, tal vez lo haría a cambio de... ella —señala a Miguel.

—A-A... what?! —Miguel se sonroja dando un paso atrás.

—Tú.

—¿¡Yo te parezco un premio?! —Eso sonaba mejor en tu cabeza, Miguel.

—Pues ahora lo eres.

—Uhhhh —suelta Asmodeo que les HUELE. Lucifer deja de sonreír y se sonroja un poco con eso.

—Ugh, shut up —protesta Miguel con eso a la vez.

—Pues es que… chicos… —Asmodeo se saborea y Lucifer le fulmina.

Asmodeo se encoge de hombres, sonriendo.

—El caso aquí... es que aceptáis —sentencia Lucifer.

—¿Aceptar q-que? —pregunta Miguel.

—Pues mi colaboración...

—No creo que sea buena idea que tú subas al cielo —sentencia Raguel.

Ojos en blanco

—Piénsalo, Lucifer… ¿qué te hace pensar que te van a dejar?

—¿Por qué no iban a hacerlo?

—Nos echaron precisamente porque había demasiados demonios yendo al cielo.

—Pero la idea es ir con... Aziraphale, ¿no?

—Pues… sí. Pero… —Raguel mira de reojo a los demás. Belcebú niega, Uriel arruga un poco la nariz y Remiel le mira preocupado.

—No creo que debas ir al cielo sin mi —sentencia Miguel.

—Tú sigues sin poder entrar.

—Yo podría ir si no... dentro del Aziraphale —sugiere Asmodeo.

—Tú... sí, claro —ojos en blanco de Lucifer.

—¿Por qué no?

—Pues qué vas a hacer tú, si eres un cagado.

—No lo soy —frunce el ceño.

—Seguro antes te unirías a Dalquiel como ángel.

Asmodeo hace los ojos en blanco.

—No tienes ni idea.

—Claro, claro...

—Pues ese sería un mejor motivo para ayudar que los tuyos, Lucifer —le protesta.

—Salvo que eso no ayudaría a nadie.

—Es un incentivo —mira un segundo a Uriel de reojo y se sonroja.

—¿Incentivo de qué?

—No es como que tu no quieras pasar mucho más tiempo en el cielo...

—Claro que no quiero.

—Ya, claro... Como si no estuvieras haciendo esto justo para ello.

—¿Haciendo qué? Yo no estoy pidiendo a cambio el cielo.

—¡Estás pidiendo subir al cielo y hacerlo todo!

—Pues a cambio de Miguel.

—Ya puedo sentir yo cuánto la deseas…

—Nadie ha pedido tu opinión —frunce el ceño y se sonroja un poco.

Miguel se sonroja con esa declaración de Asmodeo en automático y la verdad Asmodeo puede saber lo MUCHO que ella le desea a él, casi de manera instantánea.

—Ni tampoco la tuya… —Asmodeo se cruza de brazos haciendo los ojos en blanco, porque sí que quiere ayudar al cielo él.

—Ninguno de vosotros sois confiables —sentencia Belcebú.

—Pues no es como que tengas mejores opciones —asegura Aamón encogiéndose de hombros.

Asmodeo mira de reojo a Uriel oootra vez, que se sonroja y aparta la mirada.

—¿Que ibas a hacer? ¿Confiar en Belcebú si estuviera aquí? —pregunta Miguel.

—¡No! —es casi insultante lo escandalizado que pareces de que Miguel haya pensado eso, Gabrielito.

—Pues vas a tener que confiar en ella un poco… — Raguel mira a Belcebú.

—Pero eso es porque no hay más remedio.

Raguel suspira y mira a Aamón de reojito recargándosele un poco y pensando que… confía ciegamente en él. Aamón le mira cuando hace eso.

Raguel le sonríe un poquito y le pone una mano en la pierna con suavidad, apretándole un poco en un gesto afectuoso.

—¿Tu qué dices?

—Que Gabriel tiene que empezar a confiar en Belcebú. Quizás esto es una prueba —le acaricia un poco más la pierna.

—Pues ella es la que está ahí, no va a tener más remedio.

—Y Belcebú con Lucifer en control de los Ángeles… suena un poco desastroso.

—¿Prefieres a Asmodeo?

—¿Pervirtiendo al cielo entero? No.

Belcebú pone los ojos en blanco con todas las peleas.

—Bueno, ya basta. ¡Venid todos aquí!

Miguel mira a Belcebú acercándose un poco.

—Venga, ¡moveos! —sigue, haciendo gestos con las manos para que todos se acerquen

Cuesta el doble esto cuando eres Belcebú. Sariel se le acerca con precaución.

Sí, pero les va a seguir riñendo hasta que todos estén tocándose.

Y Raguel… es que… Azrael también se acerca aun abrazando un poquito a Leviatán porque… Bueno es que llora mucho el pobre.

Cuando los tiene a todos ahí... cree que va a desaparecer con un rayo, pero de hecho les hace un apocalipsis zombie hasta la librería de Aziraphale.

Ugh. UGH. En todos los aspectos, UGH. O sea no se quien se está quejando más. Aziraphale, probablemente. El que aún no sabe.