Uriel las hace aparecer un poco más lejos de casa de Raguel, no en el tejado como las otras veces, si no en mitad del bosque.
—Miguel... ¿¡De qué vas matando a Asmodeo?!
—What? —la nombrada parpadea descolocada—. Te estaba haciendo daño —se defiende.
—No me estaba haciendo daño —se sonroja, aún bastante enfadada.
—Ah… ¿no?
—Pues... Mira, es que entiendo que esto tuyo con Lucifer no va como querrías... o como todos querríamos o... cómo debería, pero...
—¿¡Eso que tiene que ver?!
—Tienes que aprender cómo... tienes que aprender esta nueva configuración entre nosotros.
—¿A qué configuración técnica refieres?
—Pues a que... Entiendo que hasta ahora todos considerábamos que todo lo que hacen todos los demonios todo el tiempo era malvado y más aún hacia nosotros, p-pero... —vacila, sonrojándose.
"Pero esto te ha gustado"
—¡No me ha gustado! —chilla Uriel.
—Ah ¿no? —Miguel, confundida.
—¡No! ¿C-Cómo puedes decir eso?
—Pueeeees… ¿no me estás diciendo que ahora no es malvado?
"Te tiene envidia."
—L-Lo que digo es que... no puedo hablar por todos, pero...
—Hablando por ti…
—P-Pues A-Asmodeo... no todo el tiempo está atacándome. Y tienes que aprender a diferenciar cuando es.
—Estabas FLOTANDO, con un brillo fosforescente, mientras el hacia un extraño movimiento de cadera como si te apuñalara.
Uriel se sonroja de muerte con la mención del movimiento de cadera porque casi vuelve a sentir la embestida como si se la acabara de hacer. Ugh. Qué pasa con el calentamiento global en la estúpida tierra, ¿eh? que hace que haga tanto calor aquí. ¡Dejad de consumir plásticos!
—Una y otra y otra y otra…
—Ugh! ¡Para de repetir eso! —chilla, porque siente cada una de ellas.
—¿Poooor?
"Te han gustadooooo"
—E-El caso aquí es que no puedes ir cortándole la cabeza a los demonios indiscri... ¡NO ME HAN GUSTADO!
—Ya me dijiste eso.
—¡Pues deja de insistir!
—¿Yooo? Yo solo te estoy explicando por qué le he cortado la cabeza.
—No le cortaste la cabeza porque me gustara. No me estaba gustando... pero no era como para cortarle la cabeza. Es... bastante anticlimático —se cruza de brazos.
—Nadie dijo que te gustara. ¿Te gustaba?
—¡NO!
"Sí que te gustaba…"
—Pues, entonces ¿por qué insistes? ¿Ya habías hecho esto antes?
—Porque tú insistes. Era... era sexo, Miguel. ¡Claro que no me gustaba! ¡Si no me gusta ni que me toquéis vosotros!
—Pues eso mismo pienso yo, por ESO le corté la cabeza.
"¿Por qué no te gusta que te toquen ellos?"
—Pero... ¡No puedes cortarle la cabeza a alguien mientras tiene sexo! ¡Bastante malo es el pecado ya de por si como para agregarle que sea un cadáver! Y no me gusta porque no me gusta. No me gusta que me toque nadie —se abraza un poco a sí misma.
"Pues parecía que si te gustaba…."
—¿Sientes que te violaba un cadáver?
—¡Pues te equivocas! W-what? Que me... que... ¿qué? —parpadea porque la dinámica de eso, además de grotesca es... imposible.
"Ugh, ¡no lo había pensado así! Eso es… bastante cochinote."
—¿No te estaba violando vivo? Pues desde que te violaba un ser sin cabeza…
—¡No es cochinote! Es que... ¡No sé qué clase de perversiones te estás imaginando! Él es... todos sabemos quién es. Pero yo SOY YO. ¡Hay límites! —chilla.
—¿Y cuáles son? Nadie ha dicho que fuera cochinote… cielos, Uri, te desconozco.
—Pues es... es algo que entenderás cuando... ¡Hagas tú lo que tienes que hacer de una vez!
"Explícale cómo ha ido… venga."
—¡No te voy a explicar nada!
Miguel se le queda mirando con la boca abierta cuando le chilla de nuevo y Uriel sigue sonrojada, evitando su mirada.
—¿Ahora no te entiendo yo porque no he pecado?
—Está claro que no, con estas preguntas. ¡Yo tampoco he pecado! ¡Estaba intentando parar al infierno entero! No es fácil contrarrestarles a TODOS a la vez con... ¡además ÉL ahí!
—¿Y qué hiciste?
"No intentaste tanto tiempo pararme!"
—Pues... absorber la lujuria. Le pasé bastante a Gabriel y yo contuve bastante más, pero... ¡no pude con todo! Esto es muy diferente a la soberbia.
—¡No es mucho mejor tener que parar la soberbia! —protesta Miguel apretando los ojos porque… Lucifer está en el cielo además.
—No hay un evento especifico en el infierno para que TODOS los demonios den rienda suelta a la soberbia, Miguel. ¡Claro que es mucho más difícil!
(Eso es porque no habéis estado en Halloween, piensa Lucifer. O en el Pride...)
"En realidad lo que hiciste fue… bastante más intenso que pararnos."
—Esa... esa parte tampoco yo la entendí m-muy bien —confiesa, mirándola de reojo.
—¿Eh?
—Pues... lo que pasó luego. Cuando no pude pararles.
—¿Qué fue?
"Lo hicimos juntos… controlar al infierno. Podríamos a ver controlado a los ángeles también…"
—Pues la... —aprieta los ojos y se le traba la lengua un poco al intentar describirlo como "violación"—. Lo que tú interrumpiste cortándole la... —se calla, porque esa idea es súper súper sacrílega, llevándose las manos a la boca.
—Cabeza.
—Cómo vas a... no... ¡No podemos hacer esto con los ángeles, Miguel! —chilla escandalizada, intentando pensar en una orgía en el cielo. A... A lo mejor eso les devolvería el control del cielo y a demás todos pecarían de lo mismo que ella, así que si pecan todos de lo mismo, sería como un... empate general y nadie podría acusarla a ella.
—¿Ehh?
"¡Todo el cielo podría hacer de una vez lo que tiene que hacer!"
—No se puede hacer una urgía en el cielo, Miguel —niega con la cabeza intentando sacarse esos pensamientos de ella—. No sé si nos devolvería o no el cielo, pero los ángeles no... no tenemos esas inclinaciones. ¡Y sigue siendo pecado!
—¿¡Una orgia en el cielo?! Whaaaatttt?
—¡Tú eres la que está proponiendo eso! Y no digo que no pudiera ser una buena distracción, pero no puedes... los ángeles no van a hacer eso.
—Yoooo? What are you talking about?
—¡De lo que has dicho!
—¿Qué he dicho?
Asmodeo se ríe un poco adentro de Uriel porque esta conversación es… bastante confusa para Miguel y trolearla nunca está de más.
Uriel se lleva la mano a la boca, porque ¡ella no se está riendo! ¡Esto es muy serio!
—¿De qué te ríes, Uriel?
—No me estoy riendo —la mira con cara de susto.
—¡Pero si te acabo de ver! Estás muy rara.
—M-Mejor vamos a por Raguel...
Asmodeo suelta un poco de lujuria.
No es como que a Uriel le sea ajena y no la estuviera sintiendo igual ella sola con la mención de los movimientos de cadera. Se cura a si misma de esa forma frustrante.
—No sé por qué querrías hacer una orgía en el cielo, de todos modos.
—YO NO QUIERO HACER UNA ORGIA, P. U. N. T. O.
Asmodeo protesta esa curación, porque… Ugh!
—En serio, tiene que haber alguna forma más fácil con Lucifer... —Uriel aprieta los ojos.
Miguel aprieta las piernas además con lo que ha soltado Asmodeo.
—No entiendo porque no... Porque cuesta tanto en tu caso. Aunque bueno, pasa lo mismo con Remi y Sari, ellos tampoco...
—¡Me parece súper cínico además que ahora, tú me digas eso!
—¿Por?
—O sea, a ti no te cuesta porque el tuyo es JUSTAMENTE de acostarse. ¡Se trata de eso!
—¡No se trata de eso!
—¡Es a lo que se dedica!
—¡Y por eso me es más difícil pararle!
—¡Ni siquiera lo intentas!
—¡Claro que lo hago! ¡Eso hacía en el infierno!
—¡Estabas desnuda! ¡Con sus partes y tus partes en un mismo…. Sitio!
—¡No es como que tú no estés intentando que esto pase! ¡Y de todos con el traidor, nada menos!
—¡Ehh! Todos son unos traidores, ¡no solo él!
—¡Él es el mayor de todos!
—Todos los que cayeron lo son.
—Hay niveles y niveles.
—Ningunos niveles —ojos en blanco—. Dios los hizo caer y punto, sin niveles. Además Lucifer tiene… cosas que no tienen los otros, tú ángel incluido.
—Y aun así hay niveles de culpa, no es lo mismo liderar la rebelión y tratar de enfrentar a Dios, que simplemente cuestionarse solo un par de cositas.
—Eso te ha dicho Asmodeo que hacía? Cuestionarse un par de "cositas"?
—No, eso lo sabemos todos. ¿Además qué es lo que tiene Lucifer tan genial?
—Alas blancas.
—Ya, claro.
—Tiene. Las. Alas. Blancas.
—No puede tener las alas blancas.
—Las tiene.
—Bueno, igualmente, ¿eso qué?
—Eso casi quiere decir que no ha caído… a-aunque… está el detalle…
—¡Claro que cayó! Cómo vas a decir que LUCIFER no cayó?
—¡Pues quizás no lo hizo si tiene las alas tan blancas!
—¿Cómo va a no haber caído LUCIFER, de todos?
—A lo mejor no la entendimos correctamente.
—Eso es absurdo, Miguel, te esta... intentando influenciar a quién sabe qué. Es un embustero y tu estas cayendo en sus trampas.
—Vamos por Raguel que tengo que contarles una cosa —Miguel se muerde el labio.
—Tienes que... no puedes bajar tanto tus barreras, tienes que acercarte a él pero no puedes no cuidarte en absoluto, sigue siendo un demonio.
—Por supuesto que me estoy cuidando de él, ¿qué te hace pensar que no? Solo estoy valorando esto como una opción y NO se lo diré, ¡así que no vayas tú a decirle eso!
—¡Estás pensando que NO cayó! Eso es ir de un extremo a otro.
—Estoy valorando la posibilidad.
—Es absurdo.
—Necesito contarles una cosa —Miguel se mesa las sienes.
—Venga, vamos —Uriel va a tocar el timbre de casa de Raguel
Raguel agradece enormemente el detalle.
