Aquella vez, en aquel momento.
Era un gusto poder reunirse con sus nuevos amigos en la meca de Shibuya luego de estar encerrado por tanto tiempo en Blue Lock.
—pon mi nombre como "el monstruo" —
—Ponme como "Buda Elegante" —
—Yo seré "Ninja Banban" —
—¡Cállense! ¡También podría poner "idiota A, B y C"! — grité, a los 3 chiflados frente a mí.
Aunque todos fuesen una panda de tontos que lastimosamente le caían bien, siendo sus rivales.
Ciertamente, andar en un grupo grande no era lo suyo, pero se la pasaba bien con los chicos.
Y otra cosa que no era lo suyo era el boliche, pero no negaría un reto y menos de los ex seleccionados sub 20 japones.
Menos mal, ganamos gracias al tiro estúpidamente hecho del molesto príncipe adicto a los juegos.
Sediento, dirigí mis pasos a la zona de golosinas, sin avisar a mis compañeros de mi ausencia dejándolos discutir el orden de la segunda ronda que parecía se gestaría en cualquier momento.
—que ruidosos —
—demonios, si —susurré, levantando la vista de mi móvil, para ver con quien tan gratamente concordaba.
Una chica, hermosa y de cabello negro largo estaba tras de mi en la fila para comprar bebidas.
—eres de su grupo, ¿no? —me preguntó, sin mirarme a los ojos con los brazos cruzados.
—Si, ¿te molestamos? —le pregunté, analizando la postura de la fémina —Lamento el escándalo —
Ella sonrió levemente, conectando miradas por primera vez conmigo —Lo hacen, pero supongo que esto es una sala de juegos y no un cementerio —respondió.
Reí en silencio, cuánta razón.
Sus ojos verdes capturaron mi atención junto al tierno ceño fruncido, pero lo que me llamaba la atención era el tono autoritario con el que hablaba.
—¿Qué son? el club de beisbol de una preparatoria, ¿verdad? —
—te sorprenderías —le respondí, sin sorprenderme de que la chica no les ubicara. El dependiente trajo mi refresco de cola y agradeciendo salí de la fila a paso lento —trataré de decirles que no hagan mucho ruido —
—ambos sabemos que eso será caso imposible, chico —comentó, negando lentamente mientras se apoyaba en el mostrador.
Fue el momento adecuado para mirarla de arriba hacia abajo, visualizando con un conjunto negro entre falda a media pierna y top cross pegado al cuerpo, en su mano llevaba un abrigo de cuero blanco, no la culparía pues el frío arremetía sin discriminación afuera.
—Karasu —le dije, luego de beber un poco del refresco y señalarme a mí mismo con el índice.
Ella sonrió, asintiendo —Lindo acento, Karasu... soy Kanae—
—Kanae... —susurré.
El asunto de ligar se lo dejaría al ninja, pero, tentadoramente, la chica frente a él no le disgustaba en lo absoluto.
Volví a mi asiento entre Yukimiya y Otoya, el segundo no perdió tiempo.
—¿Conseguiste su número? —me preguntó inmediatamente girando a verme al igual que Yukkey.
Lo miré con aburrimiento, pero sin sorprenderme de que aquel ninja crea que todos somos como él. —No, no estoy tan desesperado como tú —
—no sé a qué te refieres —
—ujum —
La conversación terminó abruptamente, vi como Yuki sonreía levemente, tal vez pensando lo mismo que yo.
Pase mi mirada por la sala de juego, los chicos, ruidosos como siempre, planeaban la estrategia que nos haría ganar, o eso le parecía que hacia Aryu, Chigiri y Tokimitsu.
Nagi estaba sentado junto a Reo hablandose al oido algo que nadie llegaba a escuchar. Ahora que recordaba, el príncipe perezoso dijo que se iba junto a Isagi, ¿por qué se ha quedado? Bah, no es mi problema.
Otro trago di a mi bebida buscando inconscientemente a la chica en la habitación.
A dos pistas a la derecha estaba la susodicha con un grupo diverso entre chicos y chicas mesclados que disfrutaban entre risas y saltos la sana competición entre ellos.
—¡te voy a matar si fallas! —le gritaba Barou a Bachira que calculaba, con un ojo cerrado la futura trayectoria de la bola.
Si, eso era diferente a nuestro ambiente donde insultos y risas, junto a demandas de muerte volaban por doquier.
—No olvides lo de la marca de ropa deportiva —le recordó el modelo del grupo sacandome de mis pensamientos, lo había hecho de maldad, seguro.
—no lo he hecho, Yukkey —comenté, mirandole acosadoramente con las mejillas levemente sonrojadas
Volvi a centrar mi atencion en nuestro juego pues ya me tocaba dentro de poco según Aryu.
Otra ronda completa se hizo y nuevamente ganamos gracias a un strike espectacular del rey.
—¡Eres genial, Barou! —felicitó Bachira, obviando el aura asesina que desprendía el pelinegro.
—así que ¿Quiénes son los que pagaran la cena? —pregunté burlonamente, mirando directamente a Aiku.
—una apuesta es una apuesta —respondió, entre rendido y risueño a diferencia de sus compañeros no reflejaban su misma actitud positiva por el resultado.
Acordamos, entre negaciones y replica de los ex jugadores de la sub 20 en comer en un restaurante familiar cercano pues sería lo suficientemente grande para abarcar el gran grupo que éramos.
Entre gritos y alborotos desalojamos el lugar, incluso tuve que llevar a rastras a Otoyo que decía que nos dejaría por ir al karaoke con unas cuantas chicas.
—no seas un cretino, al menos no hoy —le exigí.
—pero a ustedes los veo todos los días, a esas preciosuras--
—Karasu-san — llamaron.
Otoya y yo miramos a la derecha en busca de la melodiosa voz que decía mi nombre como nunca jamás había escuchado de nadie.
Era esa chica, Kanae...
—Hola —intervino Otoya sin perder tiempo, recomponiendose —Eres muy linda —
—muchas gracias, me agrada tu cabello —respondió la ojiverde por cortesía, volviendo su mirada rápidamente a mí y olvidándose del ninja a mi lado. —Karasu-san, eres muy malo —
—Tengo algo de prisa —comenté, con uno ligero tono burlón —Los chicos y yo tenemos practica de bate ahora mismo, ya sabes —
La pelinegra negó, divertida, elevando la mirada a mi pues resultaba mas alto que ella —y te sigues burlando de mí, verdaderamente podría catalogarte de detestable —
—No miento, soy bueno con las manos —le dije, elevando las cejas sugestivamente.
Kanae rió levemente —ya no se si creerte, podrías seguir mintiéndome como en la fila —
—jaja no te he mentido —
—¿no? Pudiste haberme dicho que no eran un equipo de beisbol —
Elevé los hombros, restándole importancia —te veías tan segura que no quise corregirte —
Otoya hace rato que se había ido de la escena, indignado por ser ignorado por la chica asi que yo aproveché a apoyar mi hombro en la pared cercana, ambos estábamos en el lobby de salida que en ese momento nadie transitaba.
Y debía de admitir, no sabría a donde nos llevaría la conversación, pero sentía que no quería que se acabase nunca.
—¡Karasu! ¡te dejaremos atrás! —gritó Reo entrando por la puerta junto a Yukkey
—¡ya voy! —avisé, volviendo mi mirada a la chica. Los chicos hicieron lo propio en irse.
Ella volteo a verme también, comprendiendo que ya me iría —así que son un equipo de futbol ruidoso y nómada —
—pero mira el lado bueno, nos iremos y ya no seremos el grupo de beisbol ruidoso—
Ella volvió a reír encantadoramente, fijando su vista a mi —bueno, ya que desconozco de futbol, creo que serías un buen maestro para mi—me dijo, pestañeando varias veces.
Si mi instinto no estaba mal, y mi cerebro funcionaba como debe de ser, comprendía de manera tacita que ella no se refería específicamente a futbol, le seguiría el juego —...podría ser, pero solo si te interesa de verdad —
—oh, me interesa mucho, créeme —
Sonreí ladinamente, comprobémoslo —bueno, el maestro no trabaja sin paga adelantada —
—¿es así? —preguntó, riendo en voz baja. Yo asentí, aguardando a lo que haría.
—¿estas ocupado luego, chico famoso? —
—no podría decirte, ahora iremos a cenar y luego no se qué maquine el grupo —había escuchado a Aiku decir algo sobre ir todos de juerga pero eso era técnicamente imposible porque ninguno cumplía con la mayoría de edad.
—¿qué? —prerguntó la chica de manera burlona — ¿Nada de entrevistas ni entrenamientos nocturnos? —
Vale, asi que le gustaba bromear —las entrevista se la dejamos al maldito de Isagi asi que digamos que estoy libre... —
—¿y entrenamiento? —
—No estaría mal uno nocturno...—sutil pero directo.
Ambos se miraron en silencio, lo que sea que estaban pensaban lo hacían en conjunto.
Saliendo del boliche se encontró a Otoya esperándole, no perdió tiempo en molestarlo.
—¿Qué pasa con esa voz extraña que pusiste al hablarle? —me preguntó, pasando su brazo por mis hombros.
—tu eres peor que yo ligando —recriminé con las manos en los bolsillos.
—ah, así que si te la querías ligar —
Yukimiya estaba más al frente, esperándome también o esperando al chisme, una de dos —así que nuestro asesino ya tiene un objetivo —comentó, arreglándose las gafas.
Decir algo a mi favor era imposible, y aunque ellos tuvieran aquel concepto de mí, ciertamente no acostumbraba a "ligar" ... al menos no en el rango de Otoya.
Yo era más sutil, yendo lento y analizando a la candidata.
—¡a comer gratis! Y luego ¡de fiesta! —
—nada de fiesta, que eres menor —le recriminé al peliblanco tan solo para molestarle. El efecto fue inmediato.
Y mientras Yukkey tranquilizaba al ninja, yo miraba mi móvil, comprobando un nuevo mensaje que respondía al instante.
"Kanae: ¿así que nos vemos al rato?"
"Karasu: Dalo por hecho"
