Prólogo: El Avatar contra… ¿una debilucha?

Muchos años atrás, el mundo se dividió en dos: separados por un enorme océano de los continentes principales, estaba el territorio de las criaturas más terribles y hostiles de todo el planeta: Los walkanians. Terribles criaturas de origen extraterrestre que habían dominado a los seres humanos en sus inicios, pero que, gracias a la aparición de los metha, habían sido relegados sólo a la isla del lado contrario del mundo.

Entonces, se podía decir que, aunque la humanidad contaba con kilómetros de terreno, además de tener poblaciones radicadas en ambos polos, existía un enorme continente entero que era propiedad de estas bestias humanoides, capaces de destruir fácilmente con sus habilidades. Así, los humanos del planeta Gnoth y los walkanians tenían más de quince mil años en guerra, nadie sabía cómo había empezado o por qué, pero siempre habían seguido luchando para proteger su mundo, lo cual había sido gracias a los poderes que los metha habían empezado a otorgar.

Cinco grandes poderes, basados en los cinco elementos conocidos por los metha: fuego, agua, tierra, aire y gravedad. Estos poderes fueron otorgados con la intención de que la humanidad fuese capaz de enfrentarse a los walkanians y asegurarse de que estos no pudieran conquistarlos.

Sin embargo, el más poderoso recurso de la humanidad era el Avatar, quien reencarnaba una y otra vez, estimándose los inicios de dicha reencarnación en unos cinco mil años atrás, y convirtiéndose en el único ser humano capaz de utilizar los cinco elementos libremente.

Y, después de la muerte del anterior Avatar, la siguiente reencarnación había llegado al mundo en el Reino del Agua que llevaba por nombre "Aqua Ventis", siendo hija del para la fecha rey: Yamada Kokuyo y princesa guerrera del agua.

Yamada Kohaku había sido seleccionada como la nueva Avatar.

—Kohaku… ¡no corras tan rápido! —la llamó una pequeña chica de traje azul hecho de pieles, montada sobre un perro gigante y que cargaba equipajes en sus costados, mientras perseguía a una guerrera de traje azul por una calle principal, ante la mirada asombrada y hasta horrorizada de los transeúntes.

—¡Lo siento, Suika, esta ciudad es increíble! —gritó emocionada Kohaku, utilizando su aqua control para movilizar agua de la que llevaba en una cantimplora en su espalda (como era común en las personas de Aqua Ventis) y congelarla mientras se desplazaba por las calles.

Kohaku esquivó algunos puestos en los que vendían comida en la calle, y siguió moviéndose con una amplia sonrisa en los labios. Ella sabía que en ocasiones abusaba de sus poderes como el Avatar, pero no podía evitar disfrutar cómo la brisa acariciaba sus mejillas mientras se movía con destreza utilizando agua control. Hasta ese momento ya había conseguido dominar aqua control, flame control y terra control; sin embargo, justamente se encontraba en Highlander City en ese momento para buscar a uno de los más importantes maestros de gravity control para desarrollar sus cualidades con ese elemento.

Se detuvo en una de las calles y vio cómo Suika se acercaba haciendo que el perro corriera a una gran velocidad.

—Ey… ¿y ahora a dónde vamos?

—Es lo que he intentado decirte. En la calle principal que está cruzando por aquella esquina hay que seguir de frente hasta el pie de esa montaña. —Suika utilizó aqua control para indicar la esquina y también señaló con el dedo la montaña. Pero, como era de esperarse.

Kohaku ni siquiera se detuvo a esperar todas las indicaciones, sino que siguió moviéndose hacia el lugar.

Y en menos de diez minutos ya se encontraba en frente a un enorme complejo que parecía una atracción turística de lo imponente que era. Desde afuera se podía ver que el terreno de la familia se extendía por toda la montaña y había, incluso, instalaciones para lanzar cohetes.

—Wow… —expresó con genuina sorpresa la joven Avatar.

Se acercó a tocar la enorme puerta de la entrada, pero en ese momento vio que se acercaba una delgada y delicada chica de cabellos blancos con las puntas verdes que arrastraba con dificultad una carreta y se veía algo enojada.

—Mataré… a Ryusui… cuando lo vea —se quejaba mientras halaba las cuerdas de la carreta con gran dificultad y respiraba medio entrecortadamente para transportar las cosas.

—¿Quieres ayuda? —cuestionó Kohaku con dulzura.

—No, gracias —respondió tajantemente y miró a Kohaku de arriba abajo por un momento, para luego continuar halando la carreta.

—¡Ja! Como quieras —dijo encogiéndose de hombros mientras continuaba viendo a la chica halar con dificultad el vehículo, casi saliéndosele el aire mientras tiraba con fuerza—. ¿Vives aquí? —continuó interrogando la chica de agua, señalando las instalaciones.

—Sí, ¿deseas algo? Este sitio no es turístico, ni estamos contratando a nadie, ni son instalaciones para desarrollo tecnológico. Es nuestra casa —enfatizó la chica de cabello blanco-verdoso con el ceño fruncido, deteniéndose por un momento para explicar—, y no nos interesa comprar nada. Más bien tengo mucho trabajo y perdí mi dron de control remoto con el que iba halando esta carreta porque un millonario me lo ganó en una carrera hace unas horas.

—¡Ja! ¡Puedo ayudarte! ¡Soy el Avatar! —se presentó Kohaku por fin, verdaderamente preocupada de que una chica tan delicada pudiera hacerse daño, pero al mismo tiempo manteniendo su postura altiva en cuanto a ser el poderoso Avatar—. Mi nombre es Yamada Kohaku.

—Soy Senku. Ishigami Senku —se presentó la otra chica—. Y reitero: No, gracias —enfatizó—. Debes estar buscando al viejo, y no, no pienso dejarte pasar. Busca otro maestro de gravedad para que te entrene. Le dije claramente al consejo que mi padre está enfermo y no pienso permitir que lo presionen —expresó esta vez llevando su dedo meñique al oído para rascarlo y luego retomando su actividad para intentar llevar la carreta a la entrada—. Así que, agradezco que te vayas de nuestra propiedad.

Kohaku iba a reclamar en ese momento, pero una pequeña criatura parecida a un gato o perro con largas antenas saltó de repente frente a ella y se quedó mirando a Senku.

—¡Kohakuuuuu! —llamó Suika apareciendo de repente—. ¿Por qué siempre eres tan impulsiva? —preguntó llegando junto a ella por fin y mirándola con desaprobación.

Pero no había tiempo para hablar entre ella, ya que la pequeña criatura seguía con su mirada atenta en la otra joven.

—Hola, Ishigami Senku —saludó la criatura, hablando en la mente de todos. Definitivamente Kohaku nunca se acostumbraría a la telepatía de Daik—. Soy Daik. El metha protector del Avatar. Deseo hablar con Ishigami Byakuya.

—¿Piensas que porque uno de los metha que otorgó el control de los elementos a la humanidad venga a hablarme voy a permitir que Byakuya entrene al Avatar? Ya lo dije cuando llamaron los del consejo: mi padre está enfermo y no voy a forzarlo —aseguró con molestia Senku.

—Esto no es opcional, Ishigami Senku, recuerda que el destino de la humanidad depende del Avatar.

—Dime sólo Senku —reclamó chasqueando la lengua—. Y no, gracias, esta leona puede encontrar alguien más que la entrene.

—¿Cómo me llamaste? —se quejó Kohaku, pero Senku ni siquiera se inmutó—. Eres una chica demasiado vulgar e insolente.

Kohaku alzó su brazo, dispuesta a atacar a Senku, pero cuando estaba a punto de hacerlo, una parte de ella prefirió tener autocontrol e intentó recordar que probablemente esa chica era simplemente una pequeña preocupada por su padre. Suspiró. No debía olvidar que ser el Avatar implicaba más que controlar los cinco elementos y ser la protectora de la humanidad. También tenía que interesarse por la demás personas y ayudarles.

—Hagamos un trato —propuso Kohaku, evitando enojarse por lo dicho por la chica—. Yo conseguiré una forma de sanar a tu padre y, después de hacerlo, me permitirás recibir mi entrenamiento —aseguró con total confianza, despertando el interés de Senku.

—¿Y cómo más o menos piensas hacerlo? —inquirió la chica de cabello blanco verdoso—. Yo he intentado de todo en los últimos dos años para sanarlo y ni siquiera con toda la ciencia y tecnología a mi disposición he logrado hacer algo —explicó con fastidio, mientras volvía a colocar su dedo meñique en el oído para rascárselo.

—¡JA! ¡Mi hermana es la sacerdotisa del pueblo del agua! ¡La traeré ante ti mañana mismo y te aseguro que ella es capaz de encontrar la respuesta! —exclamó Kohaku con seguridad, mientras Suika la miraba horrorizada.

—¡Kukukuku! ¡Acepto! Tienes hasta las 11:45 horas de mañana para traer a tu hermana para que evalúe lo que tiene el viejo. Si no estás aquí a esa hora, deberás ir a Terra Sapientiae a buscar a otro especialista en gravity control que te entrene —finalizó Senku.

Sin esperar nada más, Kohaku salió corriendo hacia un lugar desconocido, nuevamente empleando su aqua control para producir agua y luego transformarla en hielo y deslizarse con mayor velocidad. Suika apenas e hizo una seña simple a Senku y luego llamó a Daik para que volviera a esconderse en una de las mochilas que cargaba su perro, para luego continuar con su camino hacia donde quiera que se dirigiera el Avatar.

¿Realmente serían capaces de cumplir con la exigencia de Senku en tan poco tiempo? ¿Cómo Kohaku estaba tan segura de que podría encontrar a su hermana si esta se había fugado de Aqua Ventis desde hacía aproximadamente tres años por el rechazo que su padre había tenido respecto a su selección de pareja?

¡Y eso es todo por ahora!

Holis, mis queridos lectores. Quise hacer un corto prólogo para esta historia de GL (yuri) que se me ocurrió, en donde tenemos una Senku chica y que está más o menos inspirada en Avatar Korra (evidentemente con varios elementos míos para hacerlo más interesante, como los walkanians y los metha, jeje). Más o menos la primera parte ya deben tener una idea de qué irá, considerando lo que les mostré este capítulo, aunque planeo profundizar otras cositas en la medida en que avance la historia.

En fin… como saben, Dr. Stone no me pertenece, sino que la historia es de Inagaki y Boichi; sin embargo, me gusta tomar los personajes para ponerlos en tanta diversidad de historias que creo que deben pensar que estoy ligeramente demente jeje.

Muchas gracias por leerme, por esperar mis actualizaciones incluso cuando a veces demoro más de lo esperado por el tema de mi trabajo y por ser tan especiales conmigo como lectores. Realmente todos ustedes me motivan a seguir escribiendo y los quiero un montón, no saben lo terapéutico que es para mí compartirles mis locas historias.

Espero que me puedan dejar algún hermoso comentario y pues también espero que les haya gustado el mapa (trataré de ponerlo de portada en todos los capítulos en la versión de Wattpad para que no se pierdan). Este mapa fue creado por mi amiga, Maxine Winters, a la cual pueden seguir en Twitter como MWintersArts.