POV general
—esfúmate —
—pero nena —
—No tengo tiempo para ti —
—si me dieras tu número y me conocieras cambiarías de opinión —
Kanae volvió a mirar su reloj de pulso, había sido su culpa por llegar algo temprano al punto de encuentro, ahora debía de soportar al Nanpa de turno que rogaba por atención.
Suspiró cansada, ignorarle ya no era suficiente cuando comenzaba a hablar por los codos.
—Kanae —
—¡Karasu-kun! —puntual, el chico llegaba a su lado poniéndola de mejor humor.
Pero el futbolista, además de tomarle la mano miraba intimidante al hablador chico que seguía parado en el mismo lugar. —¿se te perdió algo o qué? —preguntó el cuervo con el ceño fruncido, jalando por la cintura a Kanae.
—no no, disculpa, no quería... yo... —y luego de ello se marchó, dando más reverencias.
Kanae olvidó al tipo, miraba solamente el semblante de Karasu, porque le parecía que estaba de malhumor o eso le figuraba, odiaba tratar con hombres enojados. —Karasu-kun —le llamó, queriendo que dejara de mirar por donde se había marchado el tipo.
Él bajo la mirada, mostrándose serio —¿estas bien? —preguntó el cuervo.
—lo estoy, gracias pero no era necesario, lo tenía controlado —aseguró Kanae, alejándose un poco de él, porque si estaba de mal humor quería darle su espacio.
Tabito elevó las cejas, soltándola —si tú lo dices... ¿entramos? —
Luego de abrirle la puerta y de ayudarla con su abrigo y bolso se dirigieron a una mesa al fondo del café.
Kanae se dejó ayudar, extrañada de la manera cordial con la que le trataba, pero no, no era una extrañeza por la acción, sino porque, de alguna manera, él siempre lograba hacerla sentir especial.
Por primera vez tuvo temor de hablar pero debía de hacerlo por mucho que él siguiese con un humor y mirada de perro enojado.
Esperó a pedir un café y un té de Kombacha para iniciar el diálogo, procurando ser cuidadosa —me sorprendió tu llamada... —
El ojiazul elevó una ceja sacando su móvil, tecleando algo en el aparato —me sorprendió que dijeras que vendrías, sonabas algo atareada —
—eres un poco especial para hacer hueco en mi agenda, chico futbolista—
Karasu sonrió levemente, la primera ligera sonrisa que le veía hacer desde ayer luego de despedirse antes de subir al taxi. Seguía sintiéndole extraño.
—...lo siento, estoy algo estresado —se disculpó, suspirando profundamente —solo me enoja la mierda que estan hablando de nosotros en internet —
Arusawa Kanae se cruzó de piernas, echándole un vistazo al chico, su levita gris le encantaba, ciertamente era un chico que sabía vestirse bien y eso le sumaba puntos —sobre eso, gracias por avisarme, no me había enterado, como tengo un evento importante mañana no he tenido tiempo de mirar mi teléfono —
—oh mierda, no me digas que esto puede molestarte mañana —
—puede que si, aún no lo tengo claro —Kanae sacó su teléfono y busco el link que Karasu le había pasado por mensajería, aquel url le redirigiria a Twitter y luego a miles de comentarios hablando sobre ella y él. Reír levemente fue inevitable —oh Dios, si voy a leer esto debo de hacerlo con un postre ¡mesero! —
Karasu le miró con una ceja alzada, parecía que la situación le divertía, muy diferente a cómo digería la situación.
—¿me traerá por favor uno de tus Sugarplum cupcake fairy? —pidió, el mesero se alejó de la mesa en busca del pedido.
Sea lo que fuese aquel postre, tenía nombre de ser un mar de azúcar empalagoso. —parece que te lo estás tomando mejor de lo que pensé—
Ella asintió, divertida —bueno, Karasu-kun, el asunto es grave, se expande a cada rato, no para ser tendencia pero si para que me lleguen mensajes de muerte al correo. —
—pues mi bandeja esta llena de viejos deseando que me rompa una pierna —
—rayos, eso es malo. —
—lo tuyo igual —
—lo peor es que no le hemos dado nada de peso para que piensen que salimos, es decir, nada comprometedor, porque ya busqué y solo es un frame misero donde salimos en una esquina y hablamos, ha. Bla. Mos. —se quejó, sintiendo que necesitaría ese golpe de azúcar rápido ¿donde estaba el mesero con su pedido? —y bueno, Bachira-chan y Reo-chan postearon fotos y videos conmigo, negar que estuve con tu grupo de amigos es imposible —
Karasu igual había visto el video, salían en una esquina, a lo lejos hablando en el área de las gradas, 4 segundos, una toma borrosa con gritos de fondo que parecía sentenciarían su pierna para anotar goles. Las selfies de los chicos y ella no le preocupaban en absoluto.
Mientras pensaba, el café y el té junto a un pequeño y esponjoso cupcake rosa lleno de merengue, trozos de fresa y azúcar glass fue llevado por el mesero.
Otro imbecil que no paraba de sonreírle a Kanae... pero ¿quien lo culparía? Ella era divina, y su look de chica mala que portaba con esa casaca de cuero liviana y top blanco por dentro le hacían figurar por sobre el resto.
La sonrisa que puso ella al darle la primera mordida al postre le hizo sonreír. Su malhumor se esfumó drásticamente, porque, además de que ella servía como tranquilizante, tenía su té favorito en las manos y darle dos tragos al humeante líquido hizo mello en su sistema.
—te salvas que esto no es una cita —comenzó a hablar Kanae —porque si lo fuera, ordenar un té te restaría puntos —
Karasu elevó las cejas —¿no es una cita? —
—no lo es, eso es lo que tienes que decir si alguien aparece de repente tomándonos fotos —
Cierto, alguien los podría ver y el asunto empeoraría, pensó Karasu. —si tú lo dices, SugarPlum... espera, tienes algo en el labio —
—Aaw, me gusta el apodo~... eh no, ¡si alguien te pregunta no tenemos apodos! —
Mierda, es cierto.—entonces, lo mejor será hablar de lo que te dije en la llamada de la mañana —
—vale, tengo 1 hora de almuerzo así que tu tiempo corre —
—...¿qué? ¿Y tú almuerzo será algo que cagó Willie Wonka? —
—¿qué? Nooo —
—Kanae —
—bueno si, pero no puedo comer mucho por el evento de mañana, si no entro en el vestido tendré problemas —
—el azúcar es lo mejor para subir de peso —
—lo sé pero tengo debilidad por los postres ¿no ves lo delicioso que se ve? —
—¿que carajos? ¿Tienes antojos o que? —
El mesero que previamente les atendió pasó casualmente por su mesa escuchando el comentario, se detuvo en seco.
—...
—...
Kanae y Karasu giraron a verlo roboticamente, como si esperasen que él no hubiera escuchado nada, luego, el mesero comenzó a marcharse de la escena lentamente.
—...¿él no nos conoce, cierto? —
—vengo seguido a este lugar, ellos si me ubican —respondió Kanae.
—¿y no irá con el chisme a Twitter, verdad? —
—No lo se... como sea, lo mejor será negar todo, ni siquiera nosotros hemos hablado de qué tenemos —
—lo se, es lo que más enojado me tiene —porque ni ellos le habían puesto nombre a su relación, su lo que sea que fuese que tenían estaba funcionando y ahora, el chisme en redes sociales podría volver incómodo todo entre ellos. —yo me voy dentro de poco, no se cuando vuelva o a donde me llevará Blue Lock, no tengo tiempo para una relación—
—yo quiero cumplir mi sueño de modelar en Paris o New York, apenas mañana tendré mi primer gran oportunidad de modelaje en la fashion week de Japón ¡no tengo tiempo para una relación! —
Wao, eso sonaba importante —felicidades, no se nada sobre eso ¿hay algo que pueda hacer por ti? —
—seh, al rato me pasas la ubicación de tu hotel, apenas termine con eso mañana tendremos todo el fin de semana para tontear —
—Perfecto, pero ¿y que harás con tu jefe? —
—¿sobre el chisme? —cuestionó, él asintió —mientras no aparezca en el The Japan times no se enterará... ese viejo, también debo de buscar una nueva agencia con un jefe menos viejo verde —es que le caía mal a ratos y otras veces le parecía el empresario del año encontrándole buenos sponsors. —¿Que hay de ti? ¿Esto te afectará en Blue Lock? —
—no lo creo, al cuatro ojos de Ego no le interesa nada fuera del talento —dijo.
—¿cuando es que te marchas? ¿El lunes? —
—si, ya me enviaron la fecha y hora de la convocatoria. —
Ella sonrió de lado, dándole un sorbo a su café —bueno~ la veta de "no marcas" termina mañana también~ —
—¿hablas enserio? —esas eran deliciosas excelentes noticias que lo tendrían ansioso hasta que la ocasión llegase. Su movil, en la mesa comenzó a vibrar. —discúlpame un momento... ¿que pasa, modelo de mierda?... ¿¡Qué!? ¿¡De que hablas?! ¡No he embarazado a nadie! —gritó, sin poder creerse lo que ataba escuchando —ese maldito mesero me va a escuchar... no nada, yo acá hablando, te hablo luego... ¿qué? Como que te tengo que recoger al aeropuerto? Esa mierda esta lejos... ¿no tienes licencia? que te busque tu vieja... bien, si... si ya, vete a la mierda —
—ya me sorprendía que una de tus rémoras no te llamase —
Desplomándose en su silla a causa del shock de la información que le proporcionaba su amigo, el comentario de la chica pudo hacerlo reír levemente aunque sin muchas ganas —no les digas así —
—es que hasta parece que tienes un pequeño Harem —
—¿si? Pues tú estás incluido en él —
El mismo mesero pasó por su mesa nuevamente, escuchando otro comprometedor comentario fuera de contexto.
Volvió a correr y desaparecer de su vista antes de que pudiera reaccionar —oye tú, ¡vuelve aquí! —le pidió con enojo.
Kanae se llevó las manos a la cabeza, parecía que en vez de arreglar las cosas iba empeorando a cada segundo. —mejor vámonos, Karasu-kun —
Pagando cada uno lo suyo, salieron del lugar antes que algo peor ocurriese.
Su siguiente parada fue un puesto de dangos donde un viejito amable que parecía vivía en la era edo les atendió, llevaron los dulces en sus manos para proseguir su camino por la ciudad de Tokyo.
—si lo del embarazo aparece —comenzó a hablar Kanae sin dejar de caminar junto al chico —entonces si es probable que llegue a oídos de Inou-san —
—¿quien es ese? —
—es mi jefe, es el dueño de "agencia de modelaje Inou" —
—un nombre muy original y egolatra si me lo preguntas —
—si, creo que tú y él se llevarían bien —
Karasu le acuchilló con la mirada —oye, Sugar, tal vez debería de hablar con ese viejo y ponerlo en su lugar —
—¿qué? ¿Por qué harías eso? —
—en primeras, no deberías de trabajar con alguien como él si es como dices que es —
—...si bueno...—
—en segundo, ya que internet dice que somos novios debería de dar la cara por ti —
—pero —
—tercero: daría la cara por ti porque evidentemente tú no la das por ti misma... —se detuvo al caminar, viendo cómo ella se detenía previamente —...¿a que le tienes miedo? —
Sus ojos verdes de cervatillo asustados aparecieron en escena —oh Karasu-kun... no sabes cuanto amo modelar, es apasionante, él me descubrió, estaba estudiando para ser contadora pero él me ayudó, pago mis clases, arreglo mi cabello, me compro ropa y voile, una rana convertida en princesa —
—...Kanae —
—se que te burlarás —
—no, no es eso ¿cómo que rana? Te he visto despeinada y sin maquillaje y aun asi eres preciosa —
—estás siendo amable —
—él no hizo nada especial, tú eres la de la magia —
—él pagó todo —
—...eres terca —
—¿tu que vas a saber? —
—...supongo que nada, no soy como Aryu que conoce de moda y marcas lujosas o música occidental pero reconozco cuando alguien oculta lo que en verdad siente entre capas de mentira... me recuerdas a alguien —
—...tú... si no te conviertes en futbolista deberías de ser psicólogo—
Aquel comentario hizo reír a Karasu, una fuerte carcajada que contagió a la chica segundos después.
Si, a la vista de todos parecían una pareja, pero ellos sabían la realidad, solo eran amantes, amigos con derecho que no podría lograr ser más por el momento.
Arrullados en un abrazo, Kanae se sintió protegida, de nuevo, él le hacía sentir especial —¿eres así con todas? —preguntó, aspirando su olor varonil que adoraba, incluso, si cerraban los ojos, sentía con más intensidad la calor que generaba el cuerpo del chico y aquello le hacía derretirse, que ganas de arrimarse a él en una esquina pero de nuevo, no contaba con el tiempo para cumplir su fantasía.
—...si haces una pregunta no garantiza que la respuesta te agrade —era la segunda vez que ella hacía una pregunta de ese estilo.
—lo sé, pero en internet dicen que yo sería el tipo de novia que te celaría a cada rato y debo de complacer a la plebe —
—boba, deja de leer los comentarios de ese post —
—es que dan mucha risa —alegó, riendo levemente —ojalá no haya nadie tomándonos una foto ahora mismo entre unos arbustos —
Mantener un momento de seriedad con ella era imposible, tal vez ese era su manera de eludir o aflojar los temas que le hacían sentir fuera de su comodidad... rayos, ella tenía razón, podría ser psicólogo...
—encanto, creo haberte dicho que tengo la manera exacta de lidiar con los celos —le dijo Karasu, luego de salir de sus pensamientos para verle al rostro.
—si, tal vez por eso lo hago —le respondió, guiñándole un ojo coquetamente. El pitido agudo de su reloj inteligente le recordó que su tiempo libre se había acabado. —ups, ya debo irme —
—¿tomarás un taxi? —
—es la manera mas rápida de llegar al Exhibition center —
—pues no te irás hasta que me prometas comer algo más que un postre —
—¿enserio? —
—si, no quiero que pases hambre, come algo ligero al menos —
—se me antojan unas fresas de rrepente —
—Kanae —le hablo con tono de advertencia, podía ver en su cara como formulaba una travesura.
Ella río siendo descubierta —lo siento, es divertido molestarte, Karasu-kun, ¿puedes agarrar mi bolso? Pediré un taxi en línea —
Hizo lo que le pidieron, admirándola luego en silencio.
De algo él estaba seguro, cuando ya no le viese más, cuando se alejasen, cuando la vida les obligase a despedirse... la extrañaría.
—listo hay uno cerca, llegará aquí pronto —
—¿que llevas aquí? Pesa un montón —preguntó mientras le devolvía el bolso.
—es el libro que estoy leyendo —
— ¿lees la biblia? —
—no tonto, es un libro rosa —
—ah, pues si pareces de las chicas que leen esos libros —
—son buenos, deberías de leer uno —
—no tengo mucho tiempo para leer, ¿cual me recomiendas que no parezca la constitución? —
—¿algo no tan largo? Tal vez puedo conseguirte un folleto que reparten por aquí —
—tch... boba —le dijo, atrayéndola de la cintura.
—tonto —le susurró ella, acariciando su mejilla antes de finiquitar un lento beso.
Conscientes ambos de que aquel acto podría empeorar o mejorar su situación obviaron por unos segundos aquel tema, porque entre ellos era imposible no tener las manos encima del otro y estar todo ese tiempo sin darse ni un solo beso inocente era imposible, porque ambos lo deseaban.
—¿te veo mañana? —
—si —aseguró Karasu, admirando sus hermosos ojos verdes de cerca.
Definitivamente la extrañaría, eso pensaba mientras le veía marcharse en aquel taxi rumbo a su destino. Suspiró fuertemente mirando al cielo, el clima era agradable y su ánimo mejoraba, de nueva cuenta la ciudad le parecía aburrido blanco y negro sin ella.
Se dirigió al aeropuerto tomando el tren y autobús porque no era millonario para gastarse lo poco que tenía en un carísimo taxi hasta Narita.
Apenas llegó a la sala de abordaje vio a su amigo sentado con sus maletas a los lados.
—¿No que ibas a llegar en la noche? —
—hubo cambios, me dieron un vuelo directo —respondió Yukimiya, saludándolo con un apretón de manos. —además me la debías —le dijo el pelinegro en primera instancia.
—si si, y por eso estoy aquí, Yukkey —
—tienes una cara de perro —
—...ahora que te hice un favor, tú hazme uno —
—...temo preguntar...—
