POV General
Karasu cerró los ojos fuertemente, bajando sus manos, como si la fuerza se hubiera ido de su cuerpo.
Kanae se había ido y aunque gritase no le escucharía. Por más que quería ir tras ella no se podía ir porque tenía que hablar con Inou... pasase lo que pasase, el show debía de continuar muy a su pesar.
—ya recordé en donde te vi —dijo la problemática mujer, sonriendo de lado aún sentado sobre sus muslos — eres el que dicen es el novio de Arusawa, si si, el que todos hablan en internet —
Negarlo era imposible, aunque Karasu agradeció cómo se quitaba de encima suyo respetando su espacio personal como siempre debió de ser.
—trataré de hablar con ella, no te aseguro nada —siguió hablando la fémina.
Karasu chasqueó la lengua, arreglándose la camisa —ella es terca, mejor déjala sola, yo me encargaré luego —si es que aún le dirigía la palabra.
Ella sonrió en silencio de manera misteriosa —...el pervertido de Inou espera que venga a bailarle, estará aquí en unos minutos —
—¿cuánto te paga por eso? —
—...¿cómo sabes que me paga?
—No es difícil suponerlo—respondió sin mucho ánimo.
La misteriosa joven volvió a sonreírle, marchándose al fin.
Ahora tenía un embrollo más, buscó su teléfono queriendo marcarle a Kanae cuando se detuvo en seco pensando en algo clave.
¿...Será que Kanae le habría bailado antes a su jefe?
Una asquerosa escena se formó en su imaginación. Como si con ese solo eslabón de información pudiese usarlo para sentir odio hacia aquel sujeto que aún no conocía.
Porque él tenía una abuela, una madre y una hermana, antes de Blue Lock convivía a diario con ellas.
Había sido criado para cuidar al espécimen femenino como si de reinas se tratasen. Su madre era un pan de Dios, su abuela una hojuela de miel y su hermana un extraño ser mitológico mitad mujer mitad pulpo que por casualidades de la vida compartía sangre con él haciéndoles parientes obligatorios.
Porque algo tenía en común con la pantera, tener una hermana mayor que los avergonzase a diario, aunque la suya lo hiciese por hobby más que por error como sabía hacía la preciosura hermana de Chigiri.
El punto era que, se le hacía inconcebible que alguien acosase a una mujer. Un acto vil que despreciaba.
Ella mencionaba demasiado a ese sujeto, era como si inconscientemente estuviese acostumbrada a estar pendiente de que hiciese o desasiese aquel tipo.
De ello podía deducir que el acoso fragante llevaba meses en vigencia.
Siendo su jefe comprendía que el cuidarla tanto su cuerpo como su mente era rentable para la agencia, por ello no halló extraña la petición de "no chupetones", pero el saber que era por la excusa que tuvo que decirle para entrar a la agencia le daba un mal sabor de boca.
No tenía pruebas contundentes, pero con un poco de esto y de aquello podría hacerle confesar y dicho sea de paso que no le trajese problemas a la propia Kanae, porque era lo último que quería.
Además, ese tipo no podía hacerle nada, no luego de ver cómo quedó tan bien en el evento que hace 2 horas terminó de manera exitosa y que le hizo llevarse bastantes elogios -eso se lo había comentado Yukkey de camino al Siderevs-
Solo debía de apretar los botones correctos, encontrar su debilidad y listo, saldría de ese lugar a tratar de que el plan de viernes que había trazado con Kanae no se hundiese como suponía ya iba pues ya se veía con medio cuerpo hundido.
Todo su juicio respecto a Inou estaba hecho en base a lo que analizó de Kanae, porque ella técnicamente no le había mencionado en ninguna instancia ser acosada o abusada.
La puerta volvió a abrirse, esta vez era la persona que esperaba.
Un tipo de mirada severa y bigote largo, con entradas pronunciadas, ataviado en un elegante traje gris.
—estas en el lugar equivocado, niño, este vip es mío, largo —le dijo, señalándole con el dedo pulgar la salida.
Yukkey tenía razón, no sabía por qué se tomaba tantas molestias por ella... o tal vez si lo sabía.
—Hola viejo, tenía ganas de conocerte —dijo Karasu, sentándose cómodamente en el asiento, como si fuera dueño y señor de la habitación.
Inou frunció el ceño —¿Quién eres? —
—Te he estado esperando —comentó, ignorando la pregunta olímpicamente.
Inou carcajeó fuertemente, de seguro esto era una broma de la vieja Afrodita, esa tipeja siempre quería robarles a sus chicas —Largo niño, no tengo tiempo para bromas de mal gusto —demandó, caminando al minibar de la habitación.
—...soy un conocido de Arusawa Kanae —mencionó, capturando la atención del mayor.
Dejó el whisky que comenzaba a servirse por sí mismo para mirarle con los ojos abiertos —ja. No me hagas reír, ella no tiene amigos, y yo no tengo tiempo para esto —
—...Escúchame viejo, tampoco tengo tiempo que perder aquí, seré breve. —
A Inou, algo en ese chico le daba escalofrío, tal vez era su sonrisa confiada o ese extraño cabello en puntas, ¿Qué le sucedía?
Karasu volvió a hablar, de manera lenta y en voz calmada mirándole fijamente, había meditado toda la tarde que le diría cuando le viese —...Vas a respetarla de ahora en adelante —
—¿qué? —
—como escuchas, es negocio, nada personal —
—¿De que hablas? —fingió indiferencia, tomándose su trago de golpe.
—Tú lo sabes, eres la peor escoria dentro de todas. Déjala en paz —
— ¡ ...Eres su novio ¿cierto?! Esa maldita niña... prefirió a un escuincle que- —
Karasu sonrió de lado, interrumpiéndole —Para tu suerte, no soy su novio, no aún... —
—y no lo serás... ¡no vas a dañar mi inversión de años! Ella es mía —
—Viejo, llevas tiempo con ella y aún no te la llevas a la cama, o ella es muy inteligente para esquivarte o tú muy pasivo —y conocía la respuesta.
—¿Me dijiste pasivo? —cuestionó el mayor, abochornado hasta la medula. Su rostro se tornó rojo en cólera.
Karasu lo tenía donde quería —Si, ¿Qué piensa tu esposa de eso? —
—¡¿Como diablos sabes que...?! —
—Tengo ojos, anciano, tienes un anillo en el dedo anular. —
Inou chasqueó la lengua, se le había olvidado quitárselo. Golpeó la mesa, enfurecido haciendo sonar las botellas de vidrio por el impacto. —...¡escucha chiquillo, no me dejaré intimidar, o te alejas de ella y olvidas todo o tendrás problemas conmigo. —
—O pierdes a Kanae —
—¿Qué? —
—Se que no te conviene perder a tu mejor modelo —porque antes de llegar, mientras esperaba que el evento se terminara él leía artículos sobre la dichosa fashion week y quienes participarían. La información siempre era poder —Lo que te estoy pidiendo es sencillo, viejo, respétala... tanto como ella lo hace contigo. —
—Tengo curiosidad, ¿cómo harás que la pierda? —preguntó, sonriendo de manera escalofriante.
—No puedes perder algo que nunca tuviste. Estás lejos de conocer su alma tan siquiera —
—...ustedes se acostaron ya ¿cierto? Esa perra no es virgen ¿verdad? ¡Me mintió! —
El ojiazul apretó la mandíbula ¿cómo se atrevía? —No vuelvas a hablar de ella de esa manera —podía llegar a ser intimidante cuando quería y ahora le estaba resultando.
El viejo Inou trastabilló hacia atrás sintiendo un aura amenazante, porque podría ser un chiquillo, pero era más alto y fuerte que él. —Aléjate de mí, gánster, ve- veremos quién gana —
—Escucha... vine aquí a hablar de hombre a hombre para que dejes de acosarla, no tengo nada con que amenazarte, no soy nadie para alterarte, pero, si es que ella es importante para ti, te produciría el triple de dinero si le quitas el peso del acoso de sus hombros —
Inou llevó su mano derecha al rostro, las palabras y la culpa comenzaban a calar su interior, una cosa era verdad, sabía que la chica no quería nada con él y verdaderamente nunca tuvo el valor de aprovecharse de ella u obligarla.
Karasu vio la duda en sus ojos y se levantó, caminando a la salida —Si eres un buen empresario, como ella me dijo, sabrás que lo que te propondré no es descabellado. —
—...ella es mía —
—ella tiene una vida, es demasiado inteligente -incluso para mi- y si sigue aquí es porque ama lo que hace y está agradecida contigo, nada más, nada menos. Te quiere como un mentor o como un abuelo —
—cállate cállate —
—Son solo negocios, no lo hagas personal, ella te puede denunciar y ganar —
—ella no ganaría... es su palabra contra la mía —
—¿quieres probarlo? ¿Quieres ir por ese camino, anciano? —amenazó. Inou no podía tampoco despedirla porque luego de un evento tan exitoso sería suicida no tenerla en su agencia.
El empresario se echó hacia atrás sopesando la idea, no, verdaderamente no se atrevía a nada, reconoció su propia cobardía destilada entre el alcohol que seguía tomando sin mirar al chico a los ojos.
Karasu abrió la puerta listo para marcharse, viendo que el sujeto había comprendido su punto, ahora que lo conocía comprendía mejor que ese tipo es de los que se aprovechan de los más débiles y que con alguien más grande o fuerte no se metería, un cobarde.
Pensó que sería más difícil, pero analizando sus reacciones sentía que su misión estaba cumplida.
—déjala en paz o déjala irse, depende de lo que decidas me verás de nuevo —advirtió sin voltear a verle.
Ofuscado salió de aquella habitación sintiéndose ahogado esperando que lejos de aquel lugar esa sensación de aprensión se esfumara de su pecho.
Yukimiya por el contrario, hablaba con esa chica que ahora sabía se llamaba Alyssa.
Era lo único que había escuchado de sus labios porque ella parecía ser bastante callada, y se le estaba complicado entablar una conversación, al menos en eso estaban cuando hace 15 minutos, una llamada llegó al teléfono de la chica que se excusó antes de marcharse y dejarle solo.
Kenyu supuso que algo malo había pasado, pero no se imaginaba el qué.
Y ahí, siendo abordado por demás invitados entre saludos y fotos Yukimiya pensaba un poco en Karasu, ese tipo... podía llegar a ser bastante desgraciado, pero escogía selectivamente con quien serlo o no.
Si lograbas ser uno de sus ungidos, podía llegar a cuidarte y preocuparse genuinamente por ti.
Por eso constantemente le preguntaba por su plan de hoy, porque cualquier cosa que hiciese podía sentenciar su reputación futbolística.
Aun así, parecía que no le importaba en lo más mínimo con tal de ayudar a Kanae.
Ella... era una lindura que bien sabía valía la pena arriesgarse por cualquier cosa, pero conociéndole de antes nunca intentó nada con ella, tal vez por la distancia, tal vez por la diferencia de edad, tal vez por su preferencia, quién sabe.
Sea lo que fuese prefería verla como una conocida lejana que al parecer la pasaba bastante mal en su trabajo, y eso lo desconocía totalmente.
A lo lejos vio a Karasu acercarse a él con su conocida cara de pocos amigos y ello le confirmó que, definitivamente, algo malo había sucedido.
La noche acabó ahí para ambos, con Tabito sin explicarle nada de lo que fuese qué pasó.
—¿hablaste con él? —le preguntó en el auto.
—si —respondió el cuervo, con su ceño fruncido, manejando a toda velocidad.
Y fue todo lo que le dejó saber. No le insistió, no le presionó.
A Karasu le revolvía el estómago aquella sensación de soledad.
Había dejado a Yukkey en su hotel junto al auto y se había ido caminando hasta su propio hotel, sin importarle la hora o el tiempo que le tomaría llegar.
Quería pensar... porque, ¿Qué estaba haciendo? Había rehusado de sus vacaciones para dejar su ciudad natal y encontrarse con una chica con la que no tenía nada, involucrarse en sus problemas y ser acosados por terceras personas en internet.
Todo en menos de una semana.
Enserio ¿Qué mierda?
Estaba perdiendo la cabeza
Y por un par de tetas.
...Carajo, ellas podrían dominar el puto mundo si lo quisieran ¿por qué aun no lo hacían?
Miró distraídamente su móvil, le había escrito hace 20 minutos antes de comenzar a caminar, pero los mensajes no le llegaban.
...es decir, ella no era nada suyo, parecían incluso solo "conocidos", habían platicado bastante al estar juntos, de ambos y de la vida pero eso no los elevaba al nivel de "amigos" así que no debía de preocuparse ni importarle si le respondía.
Entonces ¿por qué sentía aun esa opresión en el pecho? Una agrura, un sinsabor que le permitía sentir un frio corporal que no atribuiría al tiempo y al clima.
Que ella le encontrase en una situación fuera de contexto parecía un malentendido sacado de una barata película de romance americano.
Aunque sabía que no había hecho nada malo, no dejaba de sentirse decaído... enserio, esos ojos que comenzaba amar ver le miraron en ese momento con decepción y lágrimas, tal vez eso era lo que le acuchillaba internamente el cerebro.
—mierda... —susurró por lo bajo Karasu sin dejar de torturarse con esa imagen mental.
Yukimiya le miró con preocupación, aunque ya fuese sábado y el sol estuviese a lo alto del cielo, parecía que su amigo seguía atrapado en los hechos nocturnos.
—oye —llamó al cuervo.
—¿hn? —
—¿ella aún no te responde? —
—...no —
Karasu volvía a hundirse en sus pensamientos... Las probabilidades de que él y Kanae se conociesen en el vasto mundo eran ínfimas, después de todo ambos se dedicaban a cosas diferentes con aficiones diferentes, vivían en ciudades distantes, y aun así, aquella vez, en aquel momento el mundo confabuló para que sus miradas cruzasen en aquel boliche.
Tch... no podía seguir así, perder la cordura por una mujer, ni que fuera el césar Marco Antonio.
—levanta la cara, Karasu —le animó Yukkey, golpeándole el hombro —Otoya viene en camino y dice que trae noticias que te alegrarán, el maldito me quiere quitar mi puesto de padrino de bodas —
Karasu rodó ojos, ¿enserio seguían hablando de una boda? A cómo veía ni siquiera habría una.
Pero pensando en lo que dijo ¿Qué podría ser lo que él ninja tuviese que decirle?
—y recuerda —volvió a hablar el modelo —ayer te dejé en paz por todo lo que sea que te pasó, pero ni creas que hoy sucederá lo mismo, con chica o sin chica iremos de fiesta los 3, ¡por un carajo! es sábado, nuestro último fin de semana libre antes de volver a Blue Lock —
Tabito sabía que tenía razón, debía de pasarla bien y si fuese que Kanae le quitaba el habla podría estar bien con ello... si, si... o no.
Para cuando vio a Otoya ingresar al lobby del hotel en donde se hospedaba Yukkey supo que el maldito ninja traía buenas noticias.
Porque lo veía feliz, tanto que hacía movimientos con sus manos mientras reproducía con su boca sonidos de batalla. —modo ultraman, listo para la batalla —
Karasu y Yukimiya estaban ya acostumbrados al modo otaku del albino, por lo que no comentaron nada al respecto esperando que por si solo contara lo que sea que tenía que decir.
—¿están listos para lo que les diré? —preguntó el ojiverde.
—te escuchamos —respondió Yukkey, cruzando los pies de manera varonil y relajada.
Otoya asintió dejando unos segundos en silencio —...Daikoku Futo —
Karasu y Yukimiya se miraron entre si, reflejando duda.
—...Oh vamos, ¿no lo conocen? —preguntó el albino mirando a sus amigos con decepción. —Las malas lenguas dicen que esta noche llegarán muchos modelos panda trueno en exhibición de lujo desde Fukuoka —
Karasu suspiró, de repente sintió un dolor de cabeza, augurando algún mal presagio futuro con la idea que daría Otoya.
—¿panda trueno? ¿Es alguna clase de animal quimera? —preguntó Yukimiya.
—habló de un auto, idiota senpai—
—ª—
—¿así que hablas de una exhibición de autos lujosos o algo así? —preguntó Karasu, comprendiendo de apoco la idea, no es descabellado viendo en la ciudad donde estaban porque Tokyo era la meca del tuning y las carreras nocturnas, cosas que a él le tenía sin cuidado —ve al grano ¿Quiénes son tus "malas lenguas"? —
—...Aiku —
El dolor de cabeza volvió a atacar a Karasu, ahí estaba el mal presagio.
—Yukkey tienes coche, ¿cierto? Vayamos antes de irnos de juerga—
—tengo transporte, me lo prestaron por el evento de ayer, y justo cuento con chofer personal dispuesto a llevarnos —
—¿enserio tienes chofer? —preguntó Eita, sorprendido.
Yukkey alargó una sonrisa triunfante —si, me debía un favor así que anda llevándome donde quiera y cuando quiera por la ciudad —
—vaya —Otoya estaba realmente sorprendido. Aunque no entendía por qué Karasu miraba con odio a Yukimiya.
—enserio que eres imbécil —escupió Karasu que no estaba para bromitas mirando al chico de gafas.
—oye, agradece que no ha sido una moto, porque me tendrías detrás todo el tiempo —comentó, riendo luego.
Karasu estaba a nada de golpearlo, no comprendía cómo salía con semejante idioteces.
—espera, ¿tú eres el chofer de Yukkey? Jajajaja —
Tabito frunció el ceño —el muy idiota dejó su licencia de conducir en Miyazaki —
—oye, fue un viaje de último minuto, de milagro pude hacer mi maleta correctamente —se defendió el ojirojo.
—¿Qué hay en Daikoku aparte de autos? —cuestionó Tabito.
—chicas lindas —respondió el ninja.
—voto en contra, queda a media hora de viaje —respondió Karasu con aburrimiento. —ni siquiera se si saldré de fiesta. —
—¿Cómo dices? —preguntó —oh no viejo, no me dirás que te deprimirás por un cu-
—¡Otoya! —intervino Yukkey.
—es la verdad —
Si, pero era la manera incorrecta de expresarlo, Yukkey giró a ver al cuervo para hablarle —Karasu, solo digo que no vale la pena que desperdicies un sábado en tu habitación cuando puedes salir con nosotros. —
—pero si a ustedes, feos, los veré en Blue Lock —
—hasta que te elimine del proyecto, claro —comentó Otoya, haciendo reír a sus amigos.
—en tus sueños —le respondió Tabito.
—venga, olvídate de Daikoku, salgamos y pesquemos —le incentivó, empujándolo levemente del hombro.
Yukkey sonrió, le veía con mejor humor —tomemos algo y ya, olvídate de lo demás —
Karasu debía admitirlo, pero... ellos tenían razón.
La mejor manera para no pensar era distraer su mente con algo más. — bie- —Estaba apunto de responder afirmativamente cuando el timbre de su teléfono comenzó a sonar, interrumpiéndole.
Los tres bajaron la mirada leyendo el nombre en la pantalla.
"Llamada entrante de: Kanae" se leía.
Contestar o no... esa es la cuestión.
¿Qué pasará? ¿Qué creen?
Gracias por el apoyo~
