Karasu le había escrito y llamado desde anoche, repetidas veces sin exito.
Pensaba, además, que si la hubiera podido localizar con señales de humo lo hubiera intentado con ello.
Raro que ahora que se decidía por salir de fiesta y olvidarla ella llamaba...
El destino le ponía a prueba de nuevo con una amarga treta.
La sencillez de colgarle y apagar el teléfono no contrastaba en nada con la dificultad interior que embargó verdaderamente el acto, opacado por los vítores gritos de sus amigos que le felicitaron como si hubiera anotado uno de sus espectaculares goles.
Le colgaba a Kanae, no por presión social sino para demostrarle al destino que no caería en sus provocaciones, que la mierda de los clicks mágicos era fantasía, que su amor propio marcaba una línea delgada entre el orgullo y el vacío dolor. Podía su corazón guardar el gran secreto mientras no saliese de sus labios su verdad.
Estaría bien con ello...
Ninguno de los dos tenía un compromiso verdadero con el otro, porque esa relación informal entre ellos se había extendido más de lo que siquiera hubiera imaginado.
Kanae era, después de todo, la chica que salía en primera plana el día de hoy, la sensación fotogénica que arrasó con la buena critica en su debut de pasarela, el periódico que tenía en sus manos era la prueba que el sueño que anhelaba podía cumplirse... él no pintaba nada en ese mundo de cámaras y fotos, de pasarelas y de moda.
Entendía entonces que, si ella no le hubiera respondido sus llamadas o mensajes anteriores, bien pudiera ser por querer ignorarle o por estar ocupada.
Días atrás pensaba en no querer perderla, pero siendo sinceros, esa bala que le disparó al viejo Inou funcionaba de la misma manera con él.
"—No puedes perder algo que nunca tuviste —"
Al fin y al cabo, ambos habían expresado abiertamente y sin problemas que no tenían tiempo para algo como una relación así que ¿para qué seguir tonteando? Si mañana se iba y no la vería más.
De nuevo, estaría bien con ello...
—que sepas que ya tenía planeado la despedida de soltero —mencionó Otoya en broma, haciendo reir a sus amigos.
—¿es lo que estoy pensando? —preguntó Yukimiya al menor entendiendo la idea.
Eita asintió —pero, todas vestidas de profesora sexy —
—Maldito idiota, nada de tus fetiches en mi fiesta ficticia—murmuró Karasu con una sonrisa mientras caminaba con ellos en busca del auto.
Y con el coche en marcha, Tabito deseó que el viento se llevara sus pensamientos y el recuerdo de ella.
Porque era sábado, tenía menos de 48 horas de albedrío antes de acudir a Blue Lock y quería disfrutar su libertad mundana.
Con o sin ella.
—
Derrotada, Kanae buscó sentarse en el primer asiento que tuvo de frente perdiendo sus fuerzas guardando su teléfono en lo más profundo de su pequeño bolso de marca.
—Arusawa-san ¿me estás escuchando? —
—si si —
La secretaria de Inou torció los labios —Arusawa-san, esto es importante —
—¡Lo sé! —gritó, levantando la voz —lo siento... ¿Dónde está Inou-san? Necesito hablar con él urgentemente —
—él se fue de viajes —
—¿de viaje? ¿tan repentinamente? —
—Un viaje familiar de última hora, su hijo mayor tiene una competencia de atletismo en el extranjero, debía de acudir —
Kanae frunció el entrecejo, Inou ¿yendo a ver a su hijo mayor? Él odiaba pasar tiempo con su familia.
—como sea —volvió a hablar la secretaria, arreglándose las gafas en el puente de la nariz —Inou-san dejó estrictas ordenes que debes de seguir con las nuevas contrataciones que logramos gracias a tu actuación de ayer —
La ojiverde asintió, mirando a un rincón de la habitación los millares de arreglos florales y regalos que tenía en felicitación de su buena presentación por parte de colaboradores y fans.
El sabor de la victoria se diluía entre su desanimo, ni siquiera había leído el artículo del periódico que hablaba sobre ella.
—pero antes de todo eso —volvió a hablar la chica de gafas —Inou-san quiere que te tomes una semana de vacaciones —
—¡¿Qué?! —gritó al instante, la sombra de la sorpresa resaltó en sus ojos verdes.
—tampoco lo comprendo, pero han sido sus indicaciones, incluso tengo el permiso firmado por él. —
Arusawa Kanae temió por un instante ¿será que la iría a despedir dentro de poco? ¿o tal vez se enteró de su chisme cibernético?
No no, que disparates estaba diciendo, no tenía el menor sentido que la echara... pero tampoco que le adelantara sus preciadas vacaciones.
La secretaría retomó la palabra leyendo el desconcierto en el rostro de la bella chica —no se los pormenores, pero mientras firmaba el permiso murmuraba algo sobre que Yatagarasu le castigaría si no hacia esto, o algo por el estilo —
Kanae salió de la agencia de manera pensativa, su reunión post-pasarela había terminado y comenzaba inmediatamente sus vacaciones... extraño.
Además, Inou no estaba en la reunión cuando creyó que estaría ahí para refutarle el no haber acudido a la cita al VIP ayer en la noche... doblemente extraño.
Y eso sobre Yatagarasu... ¿tendrá algo que ver con...? Oh tal vez no.
Demonios, estaba sobre pensando todo. Desconfiaba de todo cuanto viese, no creía en nada, ni en hechos ni en palabras, no después de ayer.
Alyssa se quitó los lentes de sol y salió de su descapotado apenas le vio salir del edificio —¡Круто! al fin sales —le gritó a su amiga para llamar su atención con su alegría de siempre.
—Alyssa ¿hace cuanto estas aquí? —cuestionó, totalmente sorprendida.
—hace poco, la verdad —respondió la castaña, invitando a la menor a entrar al auto con un ademán, segundos después encendería el mismo dando marcha por la carretera —desayuné algo ligero, tomé mis píldoras y usé mi mascarilla favorita, y listo, me veo como nueva y sin resaca —
—enserio eres increíble, yo aún tengo dolor de cabeza —
—te acostumbraras —sentencio, deteniendo el auto en un semáforo —hoy tengo una cita al estilista y me acompañaras de compras.
—¿por qué rayos? —
—porque si te dejo sola estarás hundiéndote en tu tristeza como ayer, enserio, no sé qué viste en ese VIP pero estoy segura que lo superaras con una buena fiesta —
Kanae temió por su hígado. —no estaba triste... —trató de defenderse.
—claro claro, por cierto, felicidades por el artículo, que hermosa te ves —
—gracias —respondió sin ánimos.
—oh vamos, anímate ¿aun sigues triste? —
—¡que no estoy triste! —
—estas en negación, lo comprendo, pero oye, contéstale los mensajes y resuelve esa mierda con él —
—lo dices tan fácil —
—¿será porque lo es? —
—Alyssa, lo vi con otra chica —le recordó
—... ¿y? —
—No somos nada, ¿por qué siento tantos...? —no se atrevía a decirlo.
Alyssa giró a verle, bajándose de nuevo las gafas de sol —¿...celos? —completó la frase poniendo el auto en marcha al ver la luz verde.
Kanae cerró los ojos, exasperada. Rendida de la verdad que no quería declarar.
Sentía miedo, porque era una locura. Con Karasu había tantos obstáculos: edad, profesión, sueños, distancia, y aun así parecía que podía obviar todo viéndole de frente y sonriéndole.
Tenia que ser honesta con ella misma, nada de aquello le preocupaba hace una semana, pero pasar tiempo con él le hizo valorarle aunque no pudiese saber exactamente en qué momento comenzó a verlo con otros ojos.
Un remolino de emociones hace tanto que no sentía como una colegiala, con la felicidad de querer encontrárselo, el remolino de emociones en su pecho, ser admirada por sus hermosos ojos o escucharle hablar de futbol con esa voz varonil que le derretía y el acento de Kansai que se volvía su predilecto en el mundo.
De solo imaginar que alguien más podría obtener todo eso de él lograba emerger todas las inseguridades que por años había tratado de superar.
Aun recordaba sus últimas palabras antes de tomar ese taxi... "¿A que le tienes miedo?" le había preguntado Karasu.
Sentirse desnudo ante su análisis tan acertado le aterraba. Porque le era imposible comprender que le entendiese sin haber hablado con él de ello en lo más mínimo.
Kanae sacó su móvil del bolso, las ganas de volver a llamarlo le invadieron, pero el deje de obtener un nuevo rechazo le recordaba que sus inseguridades seguían latentes en su dermis.
Anoche, luego de salir del VIP totalmente desconcertada, tan solo atinó a telefonear a su amiga para que la sacara de ahí porque sentía que se ahogaba.
Aun en la duda sobre que ocurría, olvidó todo lo referente a Inou y se había concentrado en beber para olvidar.
No funcionó, porque cuando se despertó en la mañana tenía dos grandes problemas, una gran jaqueca y el corazón aun en bruma, decepcionada en notar lo inmadura que era, que se jactaba que era mayor que él pero en situaciones de presión no era capaz de afrontar sus problemas, ejemplo era el asunto con Inou que nunca había tenido el valor para cortar de un tajo los coqueteos del viejo hacia ella y el cómo lograba ser posesivo con ella dejándole en sus anchas, inflando el globo de problemas.
Inseguridad, inmadurez, falta del control de su vida.
No congeniaba para nada con él, y aun así, le dolía no tener el valor para intentar llamarlo.
Aun recordaba ese último beso... Quien diría que iba a ser el último junto a él.
—me dieron una semana de vacaciones —comentó Kanae a su amiga luego de dar por sentado que nunca más logaría ver a su cuervo... era una lástima, pero era lo mejor para ambos dejarle volar, de todos modos, su relación como pareja sería autodestructiva.
—¡Круто!, más razones para salir a una buena fiesta nocturna —vociferó, luego sus ojos se ilumaron —¡ya se! Iremos a mi lugar favorito —
Kanae giró a verle esta vez con pesar, su buen humor se esfumó y su amiga lo notó. —no estoy segura, Alyssa... —
—chica, la calle te espera, no te encerraras como ayer a llorar y beber sola —
—¡No lloraba! —
—da igual, hoy si saldremos y beberemos hasta desmayar del nuevo, de seguro encuentro un chico con el que superar mi estúpida fobia —
Kanae sonrió, debía de agradecerle a su amiga el esfuerzo que hacía para levantarle el ánimo, aunque su hígado lo resintiese.
Esperaba que, efectivamente, el alcohol le ayudase a diluir la sensación de pesar que se instauraba en su corazón, porque sentía que a cada segundo la distancia entre ella y Karasu era más grande.
De seguro en una semana el recuerdo de su... ¿encuentro? Sería solo eso: un recuerdo.
Y tal vez, luego de un año, sería una linda anécdota.
Si, debía de conformarse con ello, él se iría, a Blue Lock, luego tal vez a jugar al extranjero -porque eso tenía entendido que hacían los buenos jugadores- y luego, de seguro se casaría con una europea rubia de ojos azules... o con el albino ese amigo suyo, quien sabe.
Alyssa detuvo el auto frente al semáforo en rojo, de soslayo miró a su adorada amiga que veía por su ventana con gesto melancólico.
Temía que el asunto con el futbolista fuese un capricho, pero intuía que no era así.
Porque en el año que llevaba siendo amiga de Kanae, jamás le había visto de esa manera tan derrotada y triste por nadie.
Porque conocía que Kanae solía ser cuidadosa en no inmiscuirse sentimentalmente con nadie más allá de lo físico y necesario, así era su amiga, that it.
La noche anterior trató de subirle el animo y estar para ella, pero fuese lo que sea que vio en esa habitación VIP le afectó para mal, tanto que ni siquiera prestaba atención a las noticias respecto a su buen desfile y nuevos contratos.
Lo más que podía hacer es estar para ella como siempre, conformándose con ese rol al parecer para siempre.
—Cuervo, no permitiré que me arruines la noche —
—tú estás arruinando mi bolsillo —le recriminó al albino.
—que nena eres, ¿Por qué mejor no quitas esa cara de perro mojado? Estas espantándome a las chicas —
Yukkey intervino —no creo que necesites ayuda con eso —bromeó.
—cállate, tan solo no he tenido suerte aquí—se defendió Otoya. —es buena hora para irnos a otro pub —
—¿otro? —preguntó Karasu, comenzando a pensar en cuanto tendría que darle a la seguridad del siguiente pub para que dejase entrar a Otoya.
—este te gustará, mi contacto me lo enseñó la semana pasada, no tendrás que pagar nada por mi esta vez —
Karasu torció los labios, no se fiaba de "los contactos" del ninja.
—cuervo, bebe algo, anda —le insistió Otoya. —si a Grealish no le pasa nada por beber un poco a ti menos —
Tabito alejó el vaso que le acercaba al rostro —odio el alcohol, además soy el maldito conductor ¿lo recuerdas? —
—cierto, Alfred, llévanos al otro pub —bromeo Yukimiya para enojo del mayor del grupo.
La noche avanzó igual que sus ganas de irse a casa, Otoya le había hecho conducir hasta 4 cuadras cerca de Shibuya.
—¿Dónde estamos? —preguntó Tabito, viendo a muchos autos aparcados cerca del pub.
En Tokyo, beber en vía publica era totalmente ilegal, y los ciudadanos se tomaban aquello al pie de la letra, por eso le extrañaba ver como fuera del Pub de luces de neon rosa hubiese buen ambiente musical junto con gente bailando y conversando, cada uno distribuido en la pequeña plaza sin techo que tenía aquel PUB.
—estamos cerca de la zona turística, ya sabes —comenzó a explicar Otoya —las fiestas de los foráneos son diferentes, he visto videos en youtube —
—¿hablas de las fiestas americanas? ¿de las fraternidades? —cuestionó el de gafas.
—No no, esas no —negó Otoya.
Karasu escuchó en silencio la conversación, serían poco más de medianoche y aunque no se la estaba pasando mal sentía una extraña sensación en su pecho que intentaba ignorar.
Bajó del auto, mirando a sus amigos caminar frente a él. El lugar elegido para estacionarse fue lejos del pub, bajo un techo cerca del parque poco iluminado frente al bar al no ver ninguno cerca en el local. Ese estacionamiento estaba vació y casi oculto e intuyeron que era por la distancia y el tener que ir del parque, cruzar 4 paños y luego llegar a la plaza del pub, demasiadas molestias que nadie quería pasar y que a ellos no les importó.
Los 3 surcaron el parque, pisando el césped, cruzando luego la calle para llegar a la plaza frontal del pub.
El cielo estaba nublado dejando que la noche se amalgamara en oscuridad sin dejar ver ninguna estrella a lo alto.
La música sonaba a un volumen considerable junto el murmullo general de muchas personas hablando, cada uno en pequeños grupos que pasaban por alto el mal clima que se cernía sobre todos.
Al lado derecho vieron autos de lujos estacionados.
Karasu recordó que Otoya quería ir a Daikoku y pensó que definitivamente esto era lo más cercano que iba a estar. —y bien, ¿Qué te dijo tu contacto? —preguntó con tono burlón —¿el ambiente es mejor dentro o fuera? —
—para conseguir chicas, afuera, para beber hasta vomitar, dentro. —respondió Otoya, mirando a todos lados comprobando el ecosistema.
Yukkey se puso frente a Tabito que aún no caía en cuenta de algo importante a su alrededor, tal vez conmocionado por tan extraño pub. —espero que no llueva —comentó viendo el cielo por algunos segundos, sus amigos le imitaron.
Esas nubes en el cielo preocuparon al cuervo, aun así había algo más que le preocupaba aún mas —a todo esto ¿Quién es tu "contacto"? —
—Aiku —respondió sin más Otoya, desviando la mirada al lado izquierda del lugar, donde una que otra motocicleta de lujo estaba aparcada.
—Aiku... claro —¿Quién más estaría frecuentando los bares de los extranjeros? Pensó, irónicamente —¿y tú por qué tienes esa cara? maldito modelo de mierda —Si, se había puesto de malas.
Yukimiya le miró, bastaba unos segundos para que el ojiazul notara lo que debía de notar.
Karasu frunció el ceño viendo por sobre el hombro de Yukimiya, del otro lado de la pequeña plaza cerca de unas mesas altas, a 3 figuras que le llamaron la atención, una en específico, vestía una camiseta franela blanca junto una falda de cuero negra que le marcaba el trasero, el cabello suelto le caía por los hombros, estaba rodeado de dos hombres en una conversación que parecía amena entre risas y asentamientos de cabeza.
Ella le daba la espalda, absorta en lo que sea que conversaba con esos dos bastardos, identificandolos como Aiku y Niou.
—es Kanae... — Porque si, sabía que era ella, tan poco tiempo y conocía su figura y medidas como la palma de su mano.
—¿Dónde? —cuestionó Otoya rápidamente buscándole con insistencia entre todas alrededor.
—Entonces ve a hablarle —incentivó Kenyu.
—¿... por qué? —cuestionó el cuervo, frunciendo el ceño.
—porque seguirás enojado toda la bendita noche, soluciona las cosas con ella y termina todo de buena manera —respondio Otoya.
—No quiero —
—si quieres —afirmó Yukkey.
Si quería, pero su orgullo le jugaba una mala pasada.
Yukimiya volvió a hablar —oye, soluciona todo y luego vuelve a Blue Lock con la mente fría, no eres tú desde ayer —
Lo último que le dio el valor para acercársele fue ver como Aiku le daba un abrazo a la pelinegra. Incluso sentía que le miraba a él mientras lo hacía, como tentándole a armar un alboroto.
'Juego limpio' mis bolas.
Quitó del paso a Yukkey con enojo y se encaminó hasta su objetivo, quitando e ignorando a desconocidos que bailaban o conversaban.
—¿Dónde dejaste a Karasu-chan? —le preguntó Aiku, apoyando su espalda en la pared.
Kanae sonrió sin ánimos —es historia —
Oliver y Niou rieron levemente, no les hacía gracia el hecho, más bien era el como ella lo había dicho, tan campante y relajada.
—No es la gran cosa ¿Cómo podías estar con ese tipo? —comentó Niou
—...no era tan malo —le respondió Kanae, mirando el suelo sin mucho interés, lo último que quería era hablar de ese sujeto, pero cuando por casualidad se encontró con aquellos chicos y los reconoció fue imposible saludarle por unos segundos. ¿Qué se habrá hecho Alyssa? Como podía dejarla sola.
—¿te hizo algo? Podríamos darle su merecido por ti —propuso Niou, dándole un codazo cómplice a Aiku.
Ella negó, riendo levemente —nada que no pueda solucionar. —
—no nos conocemos mucho, Arusawa-san, pero puedes contar con nosotros para lo que sea. —
—que amable. —
—es mas, te recomiendo un paseo en motocicleta, créeme, cuando tienes muchas cosas en la mente es mejor dejar que el viento se lo lleve todo —sugirió el sueco
—¿moto? ...claro, si jaja —respondió la ojiverde, disimulando el nerviosismo que le provocaba la idea. —¿me repites tu nombre? Karasu-kun no lo mencionó —
—él es Niou, y yo Aiku —contestó con calma.
Fue justo en aquel momento que Aiku fue consciente de la llegada de ese trio en a la plaza, siendo tan dispares, no comprendía como eran amigos esos tres.
Una idea surco la mente de Oliver, se irguió acercándose a ella para darle la mano, la chica aceptó el apretón, pero no se esperó el abrazo —oh, lo siento, mi madre es europea, aun no se me quitan las costumbres occidentales. —
—ah claro si, no te preocupes. —
Niou rió levemente, había visto muchas veces a su capitán ligar y siempre se sorprendía de su versatilidad. La sonrisa se le borró al divisar quien caminaba hacia ellos. —el chico cuervo viene a la carga —advirtió, mirando a la chica.
Kanae palideció, ¿Cómo? ¿Él estaba aquí? — Oh no —no quería ni girarse. Estática, sintió su cuerpo tensarse, quiso levantar las manos, pero las extremidades no le respondieron. Llevaba todo el día esforzándose en no pensar en él ¿y ahora se encontrarían? No podía ser coincidencia esto.
Aiku intervino —...si no quieres hablar con él estás en tu derecho, Arusawa-san —
—...Creo poder manejarlo. —dijo, diciéndoselo más para sí. Parecía que el impacto sería inevitable.
Antes que él llegara un trueno se escuchó en el cielo, como si dictaminara el inicio de un problema, seguido de su profunda voz.
— Kanae. —le llamó.
—Karasu-chan ¿no piensas saludarme? —preguntó Aiku, divertido.
—¿Qué hay, capitán de pacotilla?, Chico perro —saludó elevando la cabeza levemente a los mencionados.
Niou gruñó por el apodo, el mestizo sonrió.
—Auch, creí que ya nos llevábamos bien —
—Dímelo tú —respondió relajado Karasu.
—Ya no soy tu enemigo. —
Tabito bufó, molesto, porque no le apetecía hablar con esos sujetos, al contrario, ella ni siquiera se había girado a verle —Kanae ¿podemos hablar? —
—¿Es necesario? —cuestionó ella, girando a verle al fin, error gravísimo que no pudo remediar, porque vasto con encararlo para aflojar su orgullo y volver a sentir tristeza e ira.
—te lo agradecería... — le respondió Tabito en un susurro.
Por mucho que le gustaba molestar, Aiku comprendió la tensa atmosfera entre esos dos, llevó su mano al hombro de Niou para empujarlo —estaré esperándote en mi moto para darte un paseo gratis. —le guiña el ojo, antes de marcharse. Como adoraba molestar al cuervo.
Karasu lo acuchilló con la mirada, deseando que se marchara más rápido, pf, ¿Qué se creía?
Esperó que el mayor se alejara, viéndole a lo lejos junto a su dichosa moto y sus amigos, ese chico perro y Sendou que hablaba con una chica.
—Odias las motos — le recordó Karasu a Kanae.
—tú odias beber alcohol y mírate aquí —le respondió ella cruzándose de brazos, miraba a todos lados y no comprendía donde estaba Alyssa.
No le iba a recriminar eso, porque alguien que salía de fiestas bebería hasta por las orejas, graciosamente ese no era su caso hoy, aunque ella no lo sabía —...Estoy bastante sobrio ahora —
—¿ah sí? Pues puede que yo haya encontrado el gusto que necesitaba a las motos —dijo la modelo, mirando a Aiku a lo lejos.
Karasu volvió a fruncir el ceño entendiendo sus palabras, cerró los ojos por un segundo buscando paciencia —¿podemos hablar? —repitió.
—ve a hablar con la perra con la que estabas ayer, niño —
—¿...cómo me llamaste? —
—lo que escuchaste —respondió, con los brazos cruzados.
Le había dicho niño...
Otro trueno se escuchó desde el cielo, esta vez junto a un rayo alumbrando la noche por unos segundos.
Capitulo pesado pero necesario, en el proximo la suculencia~
Si me dan amor subo el siguiente de una.
