Hola, bienvenidos a este capítulo final. Cielos, por fin termine de escribir "Tu corazón es un desastre" después de tantos años...

Muchísimas gracias a todos quienes siguieron esta obra, agradezco su gran paciencia, sus favs y comentarios ❤
En serio, no puedo creer el gran apoyo que tuvo esta historia, cuando recién iba en los primeros capítulos pensé que sería una obra ignorada, y más corta de lo que resulto ser, pero resulto ser el fanfic de mayor longitud que he escrito como fanficker y le fue mejor de lo que esperaba.

Espero de todo corazón que este final sea de su agrado, aunque puede que resulte muy simple a comparación de todo el caos que fue la historia, pero pues mi intención era ya darles un respiro a esos personajes después de tanto.

Aprovecho para recordarles que, a pesar de que me tarde mucho en actualizar o dar señales de vida por aquí, nunca dejó de escribir, siempre estoy avanzando (poco a poco) en alguna de las actualizaciones de mis historias en curso. A veces me tardo por ocupaciones de mi vida diaria, bloqueos creativos o que simplemente me tomo mucho tiempo en editar; agrego, quito y pienso mucho en que dejar en la versión final de cada capítulo antes de publicarlo.

¡Cuídense mucho, un abrazo y que disfruten del próximo mes de Agosto que estará lleno de contenido importante de One Piece!


— ¿Por qué…?—se preguntaba Rosinante una y otra vez, sintiendo una tormentosa culpa al repasar en su mente aquel sorpresivo asalto por parte de Law.

Aún parecía sentir los labios de Law besándole y la manera tan apasionada en la que lo había tomado.
Después de tanto tiempo y tantos sucesos, ambos mantenían ese sentimiento tan fuerte que permaneció oculto gracias al esfuerzo de cada uno por construir una cordialidad amistosa, ajena a todo deje romántico y erótico.

—Smoker…—hizo mención del hombre que pasó al departamento de Law y quien se supone era la actual pareja de este. Se preguntó si acaso Law le confesaría lo que sucedió, ¿qué pasaría entonces?

El cuerpo de Rosinante resentía toda la ansiedad y temor que le invadía, comenzó a sentir un incómodo vértigo en su vientre, un nudo en la garganta y el palpitar de su corazón se aceleró en gran medida.
Inhalo profundamente, cerro sus ojos por un momento, tratando de calmarse para después regresar a su hogar y esperar la hora, el día, el momento en que todo llegara a aclararse, avanzar u olvidarse…

Law conducía sin rumbo, aun no podía asimilar lo que acababa de hacer tan solo unos momentos después de haberse despedido de Smoker, no podía sacarse de la cabeza la expresión aterrada y confundida de Rosinante después de besarlo…
Lo había echado a perder de nuevo, de nuevo había caído en ese impulso único que combinaba amor, pasión y ternura que solo parecía activarse frente a ese gran rubio que tanto amaba.

Condujo hasta la zona costera, probablemente pasaría las siguientes horas en un estacionamiento cerca de la playa, observando el horizonte del océano tratando de aclarar su mente y pensar en lo mejor que podría hacer, en cuanto pudiera recuperar algo de valor y tranquilidad.

Al pasar casi una hora, su teléfono recibió una notificación de mensaje, se trataba de Rosinante. El cuerpo de Law comenzó a temblar, no quería ver ese mensaje aun.
Después de tantos años en los que ambos trabajaron y acordaron establecer una relación meramente amistosa y de compañerismo, todo se había derrumbado por un arrebato…
¿Solo era deseo o de verdad había manifestado lo que de verdad sentía?

—En verdad lo amo. Aunque me acostara con él, eso no sería suficiente para mí…—murmuro Law amargamente pero con total sinceridad sobre sus sentimientos por Rosinante.

La culpa le invadió al recordar de nuevo a Smoker, aunque este último ya le había advertido que fuese realmente fiel y honesto con sus verdaderos sentimientos; cuánta razón tenía ese hombre.

Al cabo de una hora de pensamientos y recuerdos, Law sintió un poco de ese coraje necesario para revisar su teléfono y leer el mensaje que había enviado Rosinante. Aquel mensaje contenía el siguiente texto:
"Law, donde sea que estés, espero que te encuentres bien. Por favor, cuídate."

La mano que sostenía el teléfono empezó a temblar un poco.
Lo más simple era limitarse a responder con un simple "estoy bien".
Pero la arriesgada idea de ir a verlo de una vez por todas llego a su mente, una parte de él se debatía entre dejar las cosas en paz por algunos días, y otra establecía que ya no había vuelta atrás desde que decidió besarlo y hacer cualquier otro movimiento no empeoraría nada.

—Señor Crocodile, que sorpresa verlo tan pronto por aquí.

—Supongo que estabas muy contenta sin mí por aquí, ¿no es así, Robin?

—Pero que dice… Si extrañábamos su toque y presencia inigualable—respondió la muchacha con una sonrisa tranquila que no se alteró ante la fría e intimidante expresión de Crocodile.

El hombre del garfio continúo su marcha hacia su oficina, seguido por Nico Robin. Al llegar escudriño la estancia, esperando ver alguna diferencia o desperfecto pero no fue así, pues todo estaba en perfecto orden, tal como lo recordaba de la última vez en que estuvo presente ahí.

—Que me traigan una botella de whiskey, hielo fresco y…

—Una nueva caja de puros—completo la chica de cabello negro.

—De prisa.

En cuanto Crocodile recibió todo lo que había ordenado, comenzó a beber con cierta avidez que pretendía ser desapercibida, pues deseaba que el alcohol surtiera efecto lo más pronto posible.

— ¿En dónde está Daz?—pregunto el hombre después de un largo sorbo.

—Cumpliendo con su asignación de esta semana, vigilando la zona VIP.

—Búscale un reemplazo, necesito que venga aquí—ordeno Crocodile—. Y después de eso, te puedes retirar por hoy.

—Muy bien, hasta luego, señor.

Nico Robin salió de la gran oficina, y al cabo de unos minutos, Daz Bones se presentaba ante él con su habitual expresión solemne.

— ¿En qué le puedo servir?

—Quiero habla contigo. Sírvete lo que gustes beber y siéntate.

—No me apetece beber por ahora, gracias señor—y el hombre de piel morena tomo asiento en uno de los sofás que había en la gran estancia privada de su jefe.

—Bien… Pues entonces me llevas ventaja.

— ¿Disculpe?

—Daz, he estado pensando en lo que llegaste a insinuar hace poco, después de que me llevaste al hospital. No soy tan ingenuo, pero… En algo como eso, quiero confirmarlo y exigir que reafirmes tus intenciones.

La estoica mirada de Daz se perturbo por unos segundos, tenso sus labios y se apresuró a contestar:

—Señor Crocodile, me disculpo. Me sobrepase, no debí haberlo molestado…

— ¿Así que te retractas? ¿Pretendes que finjamos que nunca sucedió?

Daz guardo silencio. Su semblante luchaba por mantenerse serio, pero en su mirada podía notarse su gran inquietud y ansiedad, ni siquiera podía dirigir su vista hacia Crocodile.
El hombre de cabello oscuro se levantó y camino hasta posicionarse justo frente a su empleado.

—Mírame…Daz, ten el valor de verme a la cara y responde.

—Señor…

—Levántate—ordeno Crocodile.

Daz acato la indicación, sintiendo que sus piernas (usualmente tan fuertes y firmes) se iban a desmoronar en cualquier momento al percatarse que su jefe se acercaba cada vez más hacia su cuerpo.
Los profundos ojos del hombre de cabello negro le veían con tanta intensidad, usando la mejor arma que tenían: la intimidación.
El garfio de Crocodile se alzó hasta engancharse la corbata de Daz.

—Vamos, dime la verdad. Después de tanta basura que he tenido que soportar, al menos quiero ver algo de sinceridad en ti.

—Es verdad…

— ¿Qué?

—Si estoy aquí… Todo lo que hago… Es por usted. Yo…—titubeo el moreno luchando por no derrumbarse.

Y guardo un pesado silencio por casi un minuto.

—Siempre tratare de estar a su lado, para lo que sea. Mi lealtad esta con usted, pase lo que pase, aunque usted terminara sin nada y no tuviera con que pagarme… Siempre podrá contar conmigo.

Crocodile desengancho su garfio de la corbata de Daz y su mirada cambió de intención, los amenazantes iris cambiaron a una sutil expresión de asombro y conmoción que pretendían pasar desapercibidos.

— ¿Has pensado así todo este tiempo? ¿Lo has sentido desde cuándo…?—musito Crocodile.

—Creo que no mucho después del primer trabajo extra que me encargo. Cuando fui a intimidar a un tipo que le debía dinero por un préstamo.

—Después de saber todas las cosas que he hecho, todo lo que has visto, te has enterado de lo peor de mí… ¿Acaso te di algún motivo en especial?

—No, señor. Solo sucedió. Lo que siento por usted no depende de esos factores, no es culpa suya.

Esas palabras impactaron demasiado a Crocodile, este no podía dar crédito a que ese hombre, cuyo semblante era una prueba del estoicismo, estuviera diciendo algo tan significativo y delicado.
Su mente no podía aceptarlo tan fácil, no después de pasar por tanto en el pasado, su reacción se alteró e inmediatamente le cuestiono con dureza:

— ¿Entonces dices que me aprecias tal y como soy?—terció el hombre de la cicatriz con un deje casi despectivo y voz un tanto cansada— ¿Así sin más? Sabiendo que soy un tipo despreciable, cuya vida ha sido un desastre (te consta) y que no te ha dado nada especial a cambio… ¡¿CREES QUE VOY A CREERTE?!

—Usted me ha respetado y brindado confianza como nunca nadie lo había hecho en toda mi vida. Le admiro de una manera que no podría explicar tan fácil… Y es verdad lo que digo: me quedaría a su lado por el resto de mi vida, si así me lo permitiera—declaro Daz levantando su mirada y dirigiendo una dedicada pero triste expresión a su amado superior.

Crocodile retrocedió un par de pasos, viendo con amargo recelo a Daz.
¿Qué podía hacer? Ya no tenía caso seguir cuestionándole por la veracidad de sus sentimientos; las acciones y palabras de ese hombre no dejaban duda alguna.

—Daz.

— ¿Si?

— ¿Qué esperas de todo esto?

— ¿Qué…?

—Sí, dime, alguna vez debiste pensar en este momento… ¿Qué imaginabas que pasaría?

—Nada relevante, señor. Lo digo en serio. No tenía ninguna expectativa, al menos no una que no fuese realista...

— ¿Y cuál era ese escenario realista?

—Después de que se enterara de esto, usted simplemente lo dejaría pasar, si estuviera en su mejor humor quizá se lo tomaría como una broma y se burlaría, y todo seguiría como siempre—dijo el hombre mientras dirigía su mirada hacia una de las ventanas de la estancia.

—En verdad suena a algo que podría hacer. Pero vaya, que arrogancia de tu parte suponer como reaccionaré…

—También supuse que diría eso—murmuro Daz, atreviéndose a confirmar las palabras dichas por su jefe.

—Ja, y sigues de arrogante…—y Crocodile sonrió levemente y por un fugaz momento—. Andando, seguiremos esta conversación en donde sea que vivas…—ordeno Crocodile, tomando su gran abrigo.

—Señor…—balbuceo Daz sobresaltado.

—Espero que tu casa sea lo suficientemente cómoda para recibirme como se debe… Debe serlo, con el sueldo que te doy, más lo vale.

—Señor Crocodile ¿Está seguro de que quiere ir a mi departamento?

— ¿Tengo que repetirlo? No me fastidies, Daz.

—Disculpe, permítame…—y Daz abrió las puertas de la oficina, para darle paso a su jefe y llevarle a conocer su hogar.

Durante el trayecto, Daz luchaba por no dejar en evidencia su nerviosismo, nunca llego a imaginar tal situación, pero no se opondría a cualquier deseo que Crocodile expresara.
Llegaron a un complejo departamental, Crocodile ni siquiera se molestó en observar los detalles del edificio, que estaban un poco descuidados.

—Pase, por favor—dijo Daz Bones abriendo la puerta de su apartamento, permitiendo a Crocodile entrar primero. Le ayudo a quitarse su abrigo y busco colgarlo en una silla que estaba en su sala de estar—. Señor, me temo que no tengo mucho que ofrecerle para beber, solo tengo agua y…

— ¿Y?

—Té de mate, señor. Es mi bebida favorita. Si lo desea, puedo ir a conseguir algo mejor.

—No seas ridículo, sírveme de ese té, anda.

—Muy bien.

Al pasar unos minutos, Daz volvió con un par de recipientes de color rojizo que traían una especie de pajilla metálica, le ofreció con cuidado el suyo a su jefe y coloco el otro sobre la mesita que dividía los asientos.

— ¿Así es como debe de lucir o debo mezclarlo?—pregunto el hombre de cabello oscuro observando como un montón de hierbas se apilaban al costado del recipiente.

—Así es como se sirve, señor. Si las hierbas se mezclaran sería la forma incorrecta de beberlo.

—Ya veo…—y Crocodile bebió un largo sorbo.

— ¿Qué le parece, señor?

—No está mal… Tienes gustos muy peculiares, Daz.

—Si quiere otra cosa, puedo…

—No irás a ningún lado.

Hubo un largo e incómodo silencio que solo se decoró con el sonido del como consumían sus respectivas bebidas; Daz trataba de mantener su vista en su té aunque sabía que Crocodile le miraba expectante.

— ¿Qué piensas hacer?—le pregunto el hombre del garfio al terminar su bebida y dejarla sobre la mesa de centro— ¿Por cuánto tiempo más piensas mantenerme aquí sentado?

—Señor, sinceramente, no sé qué hacer, discúlpeme.

— ¿Por qué te contienes?

— ¿Contenerme? No quiero ofenderlo, no quiero cometer una estupidez…

Crocodile se levantó de su asiento y se dirigió hacia Daz, mirándole con cierto toque desafiante, llevo su garfio hacia el cuello de la camisa de aquel muchacho y le obligo a levantarse poco a poco.

—En verdad, eres increíble…—musito Crocodile con un asombroso tono que dejaba en evidencia que estaba conmovido—. Daz, sabes cuanta bazofia he tenido que soportar en el pasado, tantos años y hasta ahora he podido darme cuenta que siempre tuve a alguien especial a mi lado, alguien que realmente vale la pena en este asqueroso mundo… Llévame a tu habitación.

Los fuertes brazos de Daz temblaron por unos segundos pero pronto se fortalecieron para acatar la orden de su amado jefe.
Pronto, Crocodile se vio recostado sobre la cama de su subordinado, siendo besado con tanta pasión que era difícil de asimilar…
Y hubo una pausa, ambos se miraron con una extraña mezcla de incredulidad y fascinación.

— ¿Continuo…?—pregunto el moreno con un hilo de voz.

—Ja, que pregunta tan estúpida…

Daz comenzó a quitarle el calzado, desabrocharle el cinturón, quitarle con cuidado aquel pesado garfio dorado y desvestirlo poco a poco mientras besaba con delicadeza cada zona de piel expuesta.
Volvieron a besarse apasionadamente una vez Crocodile se encontró desnudo por completo y cuando se separaron para tomar aire, Daz dirigió una mirada vacilante a su amado jefe.

—Señor… ¿Cómo…?

—Quiero sentirte dentro de mí—se adelantó el hombre de cabello negro mientras acariciaba el pectoral derecho de su subordinado—. Demuéstrame de que estas hecho y, mientras estemos aquí, llámame Crocodile…—agrego diciéndoselo al oído, provocando que la piel de Daz se erizara al instante.

—Crocodile…

—Eso es.

—Law… ¿Qué ocurre?—pregunto Smoker al abrir la puerta de su hogar. El hombre ya estaba en ropa de descanso, unos ligeros pantalones eran su único pijama mientras que sus voluptuosos pectorales relucían al aire libre.

El muchacho de ojos grises estaba al pie de su puerta, lucía un semblante más cansado y lúgubre de lo normal.

—Necesito hablar contigo… ¿Puedes recibirme ahora?

—Sí. Pasa, vamos...—y Smoker abrió un poco más la puerta para dejar entrar a Law, era la segunda vez que el muchacho visitaba su departamento, pues ambos solían acordar sus encuentros en el hogar del joven moreno o en sitios como restaurantes y cafeterías.

Law fue a tomar asiento a la sala de estar, sobre un pequeño sillón para una sola persona mientras Smoker se posiciono frente a él, sentándose en otro sofá apto para dos personas. El hombre de cabello grisáceo abrió una pequeña caja de madera que descansaba en un mueble a su izquierda y de esta sacó uno de sus puros junto con un encendedor, prendió el grueso cigarro y empezó a despedir su tradicional nube de humo que ondeaba a su alrededor.

— ¿Quieres café o algo de beber?

—No.

—Bien, dime ¿Qué sucede?

—Yo… Necesitaba verte lo más pronto posible, quiero decirte algo que hice, hoy justo después de que fueras a mi apartamento.

Smoker le miraba con seria atención a pesar de que sospechaba, con mucha seguridad, lo que Law estaba por decirle.

—Te escucho…—dijo Smoker al ver que el muchacho clavaba su mirada en el piso y alargaba su pausa.

—La persona que viste hoy en mi casa… Él… Él es la persona que siempre ha sido especial para mí. ¿Recuerdas la ocasión donde preguntaste por el significado de mis tatuajes?

—Sí, lo recuerdo. Y también recuerdo haberte dicho algo respecto a eso, ¿lo tomaste en cuenta?

—No quería admitirlo, después de tantos años, solo me esforcé en negarlo y reprimirlo… En cuanto sentí la presión de verlo hablándote, no pude resistirlo más…—relató Law aun sin poder ver directamente a Smoker—. En cuanto te fuiste, discutí sobre lo que ha pasado entre tú y yo; y él reacciono de una forma tan amable, apoyándonos como si fuésemos a casarnos o algo así…

—Ja, en verdad que es un tipo muy optimista y de corazón blando—soltó Smoker con un débil bufido de gracia condescendiente.

—Y al ver esas reacciones, no pude tolerarlo, me irrite bastante y solo quería recordarle mis verdaderos sentimientos…

—Vaya, así que si tomaste en cuenta mis palabras—y el hombre exhalo una larga columna de humo—. Bueno, ya puedes darte cuenta de que no me sorprende en lo absoluto.

—Sí, ya lo noté… Soy un estúpido por haber permitido todo esto, tenía que decírtelo para, al menos, dejar todo lo más claro posible. No quería huir y ocultarte nada—dijo Law empezando a tomar valor para elevar su mirada hacia el rostro de Smoker—. En verdad lamento haberte quitado tiempo al salir conmigo.

—No perdí tiempo, Law. No lo considero así. Pero, por tu parte, ¿piensas que perdiste tiempo al conocerme?

—No, y no me arrepiento de haberte conocido. De hecho, pienso que conocerte fue una tremenda suerte… Lo agradezco mucho, me has ayudado de formas en que no esperaba.

—Entonces no se perdió nada—contesto Smoker acercándose al muchacho, mirándolo con una taciturna melancolía—. Valió cada momento. No pretendo actuar como si quisiera enseñarte como es el mundo, creo que ya has vivido bastantes cosas, solo quería recordarte que no debes olvidar lo que sea más importante para ti… Sé sincero con lo que sientes, haz lo que piensas que es correcto, no te arrepientas por tus sentimientos. Y si lo que tanto esperas aun no puede ser, al menos no te traiciones de este modo.

Los ojos de Law amenazaban con empañarse, así que bajo su rostro tratando de esconder su acongojado expresión. Su corazón se había conmovido bastante por aquellas profundas palabras que sin duda quedarían grabadas en sus recuerdos por siempre.

—Gracias…—musito el joven aclarando su garganta con un discreto carraspeo, tratando de mantener la calma—. Lo recordare, tenlo por seguro.

—Más te vale.

Y dirigiéndose una última mirada algo melancólica acompañada de una leve y triste sonrisa, Law se despidió de Smoker.

El amanecer comenzaba a hacer presencia cuando Law apenas regresaba a su hogar para caer rendido ante la gran fatiga mental que le atormento toda la madrugada.

A lo lejos, Rosinante estaba por levantarse de la cama una vez más, pues no había podido conciliar un sueño consistente debido a su preocupación por Law y la expectativa de que este respondiera a sus llamadas y mensajes.

— ¿Qué es lo que tanto piensas?—pregunto Crocodile—. Siempre con esa expresión tan solemne…

Crocodile y Daz Bones se encontraban recostados en la cama de este último, seguían desnudos pero cubiertos por las sabanas. Crocodile se encontraba levemente recargado sobre el torso de Daz, quien a su vez, le rodeaba con aire protector usando el brazo derecho.

—En algo tan simple y ridículo, como que tal vez anoche debí ser asesinado o sedado y esto que ha sucedido es producto de mi imaginación—contesto Daz sin titubeos a pesar de la naturaleza estrafalaria y fatalista de su declaración.

Crocodile lanzo su característica risa cínica y grave, la cual hace mucho tiempo no se hacía presente. Le parecía un tanto irónico lo cordial que sonaba la voz de Daz, aun después de todo lo que habían hecho durante la noche y madrugada; ese hombre le había demostrado una pasión y entrega que nunca imagino recibir en su vida, Daz le amaba y se encargó de igualmente demostrárselo a un tremendo nivel físico.

—En serio, eres todo un caso. Nunca imagine que pudieras bromear de ese modo.

—Bueno, una parte de mí en verdad lo creería… El estar aquí, con usted, podría morir en este instante y sería feliz.

—Ja, que romántico…—soltó Crocodile con un tono de voz que pretendía el sarcasmo y esconder lo halagado que se sentía ante las declaraciones de Daz. Pronto su pecho y estomago comenzaron a experimentar esa rara pero agradable sensación de vértigo y un poco de aturdimiento.

"Que súbito…" pensó el hombre de cabello negro con un deje de resignación y sobria sorpresa mientras se alejaba de su amante para salir de la cama de una vez.

— ¿Qué es lo que gusta desayunar?—pregunto Daz al notar la hora en su reloj de pared. El hombre comenzó a tomar su ropa del suelo para volver a vestirse.

— ¿Me harás el desayuno?

—Si así lo desea. O puedo llevarlo a donde quiera.

—Vayamos a desayunar al casino.

—Llamaré de una vez, para que lleven el servicio de desayuno a su oficina…

—No. Quiero comer en el restaurante de la zona VIP, y comerás conmigo—ordeno Crocodile mientras terminaba de vestir.

—Nunca antes he comido junto a usted, si alguien llegara a suponer cosas inapropiadas…

—Lo mandaría a callar, o desaparecer, depende del nivel de idiotez que demuestren—indico Crocodile con plena seguridad—. Deja de perder el tiempo y salgamos de aquí.

Daz no pudo evitar esbozar una tenue sonrisa que no alcanzaba a proyectar la gran felicidad y gratitud que albergaba en su interior.

—Cielos, Law, espero que estés a salvo ya en tu casa…—rogo Rosinante en un preocupado susurro mientras se acercaba al departamento del mencionado.

El rubio entorpeció en los últimos pasos antes de llegar ante la puerta, su corazón palpitaba con gran fuerza y un nudo en su garganta amenazaba con trabar su habla. Toco a la puerta.

—Por favor, Law…

Llamo de nuevo. Tenía que estar ahí, el auto de Law estaba en el estacionamiento.

—Y si no está aquí… Será algo más por lo que preocuparme—resoplo el rubio con la vista cansada fijada al pie de la puerta.

Y llamo una vez más. Unos pasos alcanzaron a escucharse en dirección a la puerta. Por fin Law apareció ante él. Era claro que el joven no había dormido lo suficiente, sus ojeras estaban más pronunciadas de lo normal y llevaba la misma ropa que el día anterior.

—Law…

—Pasa—indico el muchacho de cabello oscuro—. ¿Cuánto tiempo llevas afuera?

—No mucho, apenas un par de minutos. Law, ¿en dónde estuviste?

—Tenía que arreglar un asunto importante con Smoker y pensar en mucho más…

Hubo un silencio incomodo mientras ambos tomaban asiento en la pequeña sala de estar.

—Ya estoy tranquilo al saber que estas bien, necesitas descansar un poco más—declaro Rosinante poniéndose de pie—. Creo que ya debo irme…

—Detente. Por favor, Rosinante, ya no quiero fingir más, no quiero seguir evitándolo más—dijo Law con voz quebradiza.

—Law…

—Ayer confirme lo que siempre me tenía en una eterna ansiedad, admití de una vez por todas lo que no puedo borrar de mi corazón, todo lo que siento por ti… Aunque me esfuerce en reprimirlo cada día, Rosinante… Te amo, siempre te amaré.

—No sigas, Law. Por favor…

—Rosinante… Incluso si seguimos ignorándolo y finjamos que eso tan profundo y especial no existe más entre nosotros, continuará acechándonos; y ayer pudimos comprobar que no podemos controlarlo por siempre. No puedo, no quiero seguir viviendo de este modo. ¿O acaso no sientes lo mismo…?

Los ojos de Rosinante comenzaron a empañarse a causa de las lágrimas, sus labios se tensaron tratando de reprimir un sollozo, cerró fuertemente sus ojos e inhalo profundamente para tomar fuerzas para responder aquella significativa cuestión.

—Law… Te amo… Nunca dejaré de amarte con todo mi ser. No hay nadie en este mundo que sea más importante para mí que tú… Siempre serás mi prioridad…

—Entonces, por el gran amor que tenemos, empecemos a vivir con eso como base de nuestro día a día, Rosinante… Quiero vivir junto a ti por el resto de mi vida.

—No puedes arruinar tu vida al estar con alguien como yo—le cortó el rubio con voz afligida y una mirada ahogada en frustración—. No tengo nada que ofrecerte, ¿Quieres comprometerte con un perdedor como yo? Law, estás en camino de ser uno de los mejores médicos… Sé qué harás cosas grandiosas, tienes un futuro brillante que no quiero arruinar…

—No me importan esas estupideces, no pretendo quedar bien ante nadie. Puedo hacer el mismo desempeño en mi profesión contigo o sin ti, no confundas temas. ¿O es que te sientes intimidado por mí? ¿Es eso?

—Eso nunca me ha incomodado. Siempre supe que serías alguien impresionante desde que te conocí. Pero…

— ¿Pero qué?

—La memoria de tu padre… Si él estuviera aun aquí, estoy seguro que no querría esto para ti…

—Esta es una decisión que solo me compete a mí, se que tal vez estaría molesto conmigo, que no aceptaría esto a la primera… Pero yo lo conocí más tiempo que tú, Rosinante. Quiero pensar en que tarde o temprano lo asimilaría… Me faltan muchas cosas que hacer hasta que llegue el momento en que pueda volver a verle y explicarle todo lo que he vivido…

—Law…

—Pero hoy lo que importa es el presente, Rosinante, deja atrás el pasado de una vez. Tú y yo ya pagamos por nuestros errores, hemos superado tantas cosas, ya no podemos ser esclavos de todo lo que paso.

— ¿Y piensas arruinar todo el esfuerzo que hiciste en estos años?

—No arruinaré nada, no estoy haciendo nada malo hoy en día… Sé que nuestra historia no comenzó de la forma más digna pero, Rosinante, la diferencia está en que superamos todo aquello y pudimos entender que no hicimos lo mejor… Enmendamos las consecuencias de la forma más humana posible… Y afortunadamente, después de tantos años, podemos seguir aquí juntos y comprobar que lo que compartimos no solo fue un desliz, no fue un impulso o un simple deseo vulgar a satisfacer… Es algo realmente valioso y real, que sigue tan presente en tu corazón y en el mío…

Las lágrimas ya rodaban libremente por las pálidas mejillas de Rosinante y caían sobre Law, quien se había arrojado hacia el torso del rubio, abrazándolo con gran fuerza y emotividad.

—Nunca podré olvidarte, nunca más quiero volver a pretender que no te amo y resignarme a no estar contigo… No quiero perder más tiempo—jadeo Law, sintiendo que su respiración se volvía pesada por su gran conmoción. Sentir los fuertes brazos e Rosinante acobijándole junto a su estridente palpitar le hacía estremecerse aún más.

Pasaron un par de minutos de silencio, hasta que Law dirigió su rostro hacia arriba, buscando la mirada de su amado.

—Di algo, Rosinante…

El rubio no pudo articular palabra alguna, llevo sus agitadas manos hacia el rostro del moreno, tomándolo con delicadeza y con cuidado se agacho lo suficiente para que sus labios finalmente besaran a Law.
Su beso fue tan suave y realizado con tal ternura que contrastaba con el apasionado beso que habían compartido el día anterior.
Al separarse, sus miradas se cruzaron y ambos supieron que no había vuelta atrás.

—Te amo, Law.

Law, quien también dejo fluir un par de lágrimas, esbozó una sonrisa de gran alivio y conmoción, su mente se sentía tan aturdida como eufórica.
Por un momento pensó estar dentro de un hermoso sueño lucido.

—Siento que estoy soñando—musito Law con voz cansada y ronca pero que no dejaba de sonar feliz.

—También yo…

—Deberíamos ir a recostarnos y descansar hasta que se nos antoje.

Se dirigieron a la habitación de Law, se quitaron su calzado para luego adentrarse en la cama y cubrirse con una sábana, recostándose sobre sus costados de modo que pudieran verse hasta que se rindieran ante el sueño.
Rosinante miraba fascinado a Law, como si fuera la primera vez en que lo veía tras un largo tiempo; una gran mano pálida acarició una mejilla de Law.

—Te amo…—murmuro el rubio y exhalo profundamente para tratar de calmar un poco su alterada respiración.

Law cerró los ojos, dejándose arrullar por la caricia de su amado, que movía un poco parte de sus patillas. Era la mañana más hermosa y feliz que había tenido desde hace mucho tiempo.

Daz y Crocodile se encontraban terminando su desayuno, no habían conversado ni un poco entre ellos, se limitaron a ser observados por los presentes en aquel lugar. Muchos de los empleados se asombraron al ver al dueño del casino compartiendo mesa con uno de los altos encargados de seguridad.

—Vamos a mi oficina—ordeno el hombre del garfio al verse satisfecho.

—Como ordene.

Al llegar a la estancia, Crocodile tomo asiento en uno de los largos sofás que tenía ahí.

—Daz, ven aquí…—el mencionado acato la orden y tomo asiento a su derecha—. Estuviste nervioso, ¿cierto?

—Sí, no puedo negarlo.

—Ja… Creo que esa clase de gestos son una prueba más de tu honestidad innata. Daz, quiero que vayas acostumbrándote a esto, estarás conmigo cada vez que lo desee, si necesito tenerte a mi lado quiero que estés ahí, que ese semblante tuyo no se deje intimidar por nada.

—No es que me intimiden los demás, señor. Es su reputación lo que me preocupa, no quiero que nadie le critique por mi culpa.

— ¿Qué? ¿Crees que alguien se atrevería a sobajarme por salir con quien se me antoje? ¿En dónde estuviste en todos estos años? Creo que no pude caer más bajo que cuando salía con aquel imbécil de saco de plumas… Así que no me hables más sobre ese tema, además, ¿Quién te crees? Eres un niño comparado conmigo… Apuesto a que soy tú primera pareja ¿no es así?—inquirió Crocodile con un deje sarcástico para soltar una amarga risa.

—Sí, de hecho lo es.

— ¿Qué? No juegues conmigo, ¿Cómo es posible que lo de hace horas fuera tu primera vez?

—Lo fue—confirmo el hombre de piel bronceada.

Crocodile le miro con una mezcla de asombro y desconcierto.

—Vaya… Que sorpresa. No lo parecía. Bien… Enciéndeme un puro.

En cuanto Crocodile inhalo y exhalo la primera bocanada de humo, fijo su arrogante mirada sobre Daz.

—Al menos puedo decir que esta fue la primera vez en que me acosté con alguien que de verdad me aprecia, ¿cierto?—planteo el mayor cerrando los ojos y esbozando una suave sonrisa.

—Sí, señor.

—Te envidio… Mocoso suertudo, tener una experiencia así es una oportunidad invaluable.

Daz lanzo una fugaz mirada de pesar a su jefe.

—Si estuviera en mi poder, cambiaría eso—dijo Daz sin titubear.

—Eso ya no importa, es solo que… Cuando se es joven se tienen muchas ilusiones tontas que a la mayoría le hacen actuar impulsivamente, pero a ti no te sucedió…

—Fue gracias a usted, me ayudo a enfocarme.

—Ja, ¿mate tus ilusiones?

—No necesariamente, pero me ayudo a ser una mejor versión de mí. Ahora siento que puedo hacer todo lo que me lo propongo, de una manera realista, responsable y práctica. Supongo que, de alguna forma, me hace sentir poderoso… Como cuando era niño e imaginaba que era un súper héroe que podía hacer lo que fuera.

Crocodile le miro un tanto extrañado, realmente se sentía cómodo y en confianza junto a Daz, una inconfundible sensación de vulnerabilidad le invadió y le inquieto por un momento, hasta que empezó a asimilar que tal vez de esto se trataba el famoso "amor verdadero".

Eran las 4:00 pm cuando Law y Rosinante despertaron de su largo descanso.
Ambos se sentían algo desorientados pero en cuanto recobraron la conciencia, sonrieron con alivio al verse el uno al otro, recostados de lado.

— ¿Cuánto hemos he dormido…?

—No lo sé, pero me quedaría aquí por siempre…—susurro Law apartando un poco del fleco que cubría ligeramente los ojos de Rosinante.

—Igual yo… Hace mucho que no descansaba tan bien, con tanta paz—revelo el rubio mientras entrecerraba un poco la mirada.

—Me pasa igual. En verdad no quiero salir de casa, tendremos que pensar que podremos comer aquí.

—Yo cocinaré…

—Vas a incendiar la cocina, Rosinante.

— ¡Oye, no me subestimes!

—Además no tengo tantos insumos, no he ido de compras desde hace días.

—Entonces pediremos algo, ¿Qué te apetece?

—Quisiera algo de arroz, ¿te parece bien comida japonesa?—propuso Law mientras se incorporaba y se disponía a salir de la cama.

—Sí, está bien. Law, ¿te importa si tomo un baño?

—Adelante, iré ordenando la comida.

—Gracias, no tardaré.

Y Rosinante se dirigió al cuarto de baño, mientras Law le observaba la espalda hasta que este cerró la puerta de dicha estancia.
Al cabo de unos quince minutos, el rubio salió de la regadera, sacudiendo su frondoso y húmedo cabello con una toalla.
La comida llegó rápido al domicilio y comieron de inmediato, pues aunque no lo habían mencionado ambos tenían bastante hambre.

—La ducha y esta comida me ayudaron a relajarme aún más—dijo Rosinante mientras terminaba de recoger los desechables de la comida.

Law se encontraba observando fijamente hacia su vaso casi vacío.

—Me alegra… Rosinante, quiero decirte algo.

—Sí, dime.

—Lo que dije en la mañana…

— ¿A qué te refieres exactamente?

—Sobre lo de compartir mi vida contigo. Quiero reafirmarlo, no fue solo una expresión del momento, lo digo en serio.

— ¡¿Qué!? ¿De verdad?—balbuceo exaltado—. Digo ¿Quieres decir que…?

Law se puso de pie, fue hacia el área de su escritorio, abrió un cajón y de este saco una pequeña caja de color rojo oscuro. Al volver a la mesa, le abrió con cuidado y mostro su contenido a Rosinante, este último se sorprendió al ver un anillo con una pequeña gema de un color rosa tenue moldeado para parecerse a un corazón.

—Admito que conseguí esto desde hace tiempo, supongo que es una sólida evidencia de las esperanzas que siempre mantuve…—revelo Law con una voz ronca, una ligera expresión de bochorno apareció en su rostro—. Lamento si esto te perturba de algún modo, no te culparía, tal vez sea demasiado…

Rosinante estaba boquiabierto, su mirada atónita fue del rostro de Law y de vuelta al anillo. Pronto el muchacho de cabello oscuro tomo la temblorosa mano izquierda del rubio para colocarle la pequeña joya en el dedo anular.

—Si no te parece demasiado precipitado… ¿Lo aceptas?

—Law… Si… ¡SI! ¡CLARO QUE SÍ!

Y Rosinante se levantó eufórico para abrazar con fuerza a Law, quien también le rodeo con gran entusiasmo.

—No sé cuánto me tome terminar con todos mis estudios y preparación pero…

—Ese detalle no importa, te esperaría cien años si es necesario…
Y cuando llegue el momento, seré aún más feliz de lo que soy y seré en estos próximos años. Quiero darte lo mejor de mí de ahora en adelante, quiero apoyarte y ver todo lo que quieres lograr… No sabes cuánto agradezco el poder seguir estando a tu lado…—murmuro el rubio sin dejar de verle con una expresión de felicidad tan autentica que un brillo especial parecía cubrir su mirada cobriza—. Te amo, Law. Te amo…—y su voz se apagó al besar a Law con tanta felicidad que terminó alzándolo entre sus brazos para que quedaran a la misma altura.

Aquel beso se prolongó más de lo esperado, provocando que ambos perdieran un poco el equilibrio y terminaran separándose para respirar.
Law dirigió a Rosinante hacia su habitación, tomándolo del brazo derecho.
Ambos se tomaron un momento para observarse fijamente antes de reanudar su beso.
Rosinante tomo asiento en la orilla de la cama, Law se colocó frente a él y empezó a desprenderse de su camiseta.
El rubio quedo hipnotizado al ver los tatuajes que decoraban el torso de su prometido; su corazón empezó a palpitar con más fuerza.

—Siempre quise que tocarás esto…—musito el moreno mientras llevaba la mano izquierda de Rosinante hacia sus tatuajes. Pudo notar que el rubio temblaba ligeramente.

—Law…

Este último fue empujando lentamente a Rosinante para que al fin quedara recostado y pudiera colocarse suavemente sobre él, para seguir besándole con más comodidad.

—Aún estás temblando…—señalo el muchacho de cabello oscuro.

—Creo que es porque aún no puedo asimilar que estemos aquí, es algo que solo podía imaginar—expreso Rosinante con la vista fija en la cara de su amado.

—Eso es muy lindo… Ahora me siento como una especie de pervertido por no reaccionar de esa manera.

—No digas eso, solo es que… Somos distintos, y tu manera de ser tan especial me tiene profundamente enamorado.

—Basta… Me estás haciendo quedar mal, no sé qué decir ahora mismo…—tercio Law ruborizado por aquellas románticas palabras.

—Creo que lo estabas expresando mejor de la forma práctica y física.

Las manos del rubio fueron hacia la espalda de Law, que también estaba decorada por un gran tatuaje.
Otro beso comenzó y este fue subiendo de intensidad, tornándose más apasionado, pues ambos empezaron a utilizar su lengua, empleando un estilo más erótico y desenfrenado.
Pronto los labios de Law pasaron de besar la boca de Rosinante a ir hacia el cuello de este último, dando pequeños mordiscos que hacían estremecer al rubio, haciéndole gemir en intervalos.
Pronto los pectorales de Rosinante se convirtieron en el objetivo principal de Law; las hábiles manos del moreno no tardaron en acariciarlos y presionar ligeramente aquellos puntos rosáceos que se endurecieron casi de inmediato.

—No… Agh, Law…

— ¿No te gusta la sensación?

—Ah, sí, solo que… Es demasiado, no estoy acostumbrado…

—Entonces, ¿si hago esto…?—y Law llevo su lengua hacia el pecho izquierdo de Rosinante para comenzar a lamerlo y succionarlo.

Más gemidos empezaron a surgir de la boca del rubio, no tardo mucho para que aquellos sensuales sonidos estimularan a Law hasta el punto en que ya no podía estar cómodo en sus pantalones.
El joven de cabello oscuro se dispuso a ponerse de pie de nuevo para quitarse el resto de sus prendas, quedando desnudo por completo.

—Rosinante, ven aquí…—indico el moreno, sosteniendo su erección con su mano derecha.

El rubio supo a qué se refería su amado y, aunque no tenía mucha experiencia en ese tipo de placer, se dispuso a llevar hacia su boca el erguido miembro de Law, quien dejó escapar un gruñido de placer al sentir el calor y humedad de la boca de Rosinante.

—Ah… Te adoro…—jadeo Law mientras el rubio aumentaba el ritmo e intensidad de su maniobra oral y no pudo evitar colocar sus manos (cuyas venas estaban tan remarcadas) sobre el espeso cabello dorado de Rosinante y empujar levemente la cabeza de este y llevar su virilidad hasta lo más profundo que pudiera soportar su amado.

Pronto Rosinante se apartó para respirar, tosiendo un poco tratando de recuperar el aire, sus ojos lagrimeaban un poco debido a la sensación de atragantamiento que no pudo seguir tolerando.

—Lo siento…—musito el hombre de ojos cobrizos al recuperar la voz, aun con los ojos vidriosos, las mejillas encendidas en rubor y un fino hilo de saliva saliendo de las comisuras de su boca.

—No tienes que disculparte—le dijo Law acariciando tiernamente el rostro del otro—. Me deje llevar demasiado… Y aun así, lo hiciste estupendo—y planto otro apasionado beso en la entorpecida boca de pareja.

El joven fue hacia su cómoda y agarro un pequeño envase tubular que dejo al alcance sobre la cama.
Pronto Law comenzó a desnudar a Rosinante, acariciando con especial atención aquellas largas piernas que separo al cabo de unos minutos, sitiándose entre estas y recargándolas sobre sus hombros.

—Eres tan hermoso…—suspiro Law contemplando el pálido cuerpo de Rosinante, volvió a mirar las cicatrices que descansaban en el torso y brazos el rubio; noto con satisfacción el sonrosado rostro de este, que denotaba su excitación y, como era de esperarse, esa excitación también se manifestó en la gran virilidad de Rosinante.

Law hizo uso del pequeño envase que había apartado, abriéndolo y cubriendo su dedo índice y dedo medio con lubricante.

—Relájate…—murmuro el joven con tatuajes al mismo tiempo que llevaba su mano derecha hacia la intimidad de Rosinante, para empezar a palpar e introducir su par de dedos en él, con lentitud y delicadeza.

Un jadeo de ligera molestia salió de la boca de Rosinante, cerró sus ojos en una expresión que mezclaba la incomodidad y el placer, al sentir como Law movía aquel par de dedos en su interior, buscando dilatarlo lo más posible.

—Law… Ah… Estás…

— ¿Quieres que me detenga?

—No…

Law subió hacia el rostro de Rosinante para darle otro enardecido beso, que dejo más que preparado al moreno para dar el siguiente paso.
Con cuidado volvió a posicionarse entre las piernas del rubio, alzándolas sobre sus hombros y respirando con dificultad, y finalmente se dispuso a entrar en Rosinante.

—Ro… Rosinante…—jadeo Law al sentir la calidez del rubio, era la mejor sensación que podía experimentar, le envolvía de una manera tan placentera y estrecha, que por un momento pensó que terminaría en cuestión de segundos hasta que recupero un poco de control.

— ¿Estas bien, Law…?—suspiro Rosinante con un rubor más notable. Su voz apenas podía percibirse debido a lo estimulado que estaba.

—Sí… ¿Y tú? ¿Te he lastimado? ¿Continuo…?

—Ah… Quiero sentirte por más tiempo...—contesto el rubio llevando sus manos hacia el cabello de Law, enredando sus dedos en aquel erizado cabello oscuro.

El moreno comenzó a moverse poco a poco, empujando gradualmente con más fuerza y rapidez, observando como Rosinante se acostumbraba y empezaba a gozar de la sensación de tener a Law dentro.

—Law… Law…

—Rosinante…

Las embestidas aumentaron hasta el punto en que las piernas del rubio ya no podían sostenerse sobre los hombros de Law y tuvieron que mantenerse abiertas y alzadas por su cuenta.
Desde la perspectiva de Rosinante, era fascinante ver la sensual y dominante expresión de Law, el mirarle de esa manera aumentaba su excitación en gran manera.

—Eres tan hermoso…—jadeo el rubio.

—Ah… Estoy… Llegando…

—Déjame sentirlo…

El pulso de Law se elevó, sus movimientos se intensificaron, el sudor ya recorría su piel bronceada, su cadera estaba dando sus mejores y ultimas estocadas contra la piel de Rosinante, al mismo tiempo en que sus gemidos se convertían en gruñidos y jadeos de placer más potentes.

—Ro… Rosinante…—y un grito ahogado anunció el clímax de Law.

El rubio noto como su amado parecía desfallecer, aturdido por la oleada de deleite que estaba experimentado; pudo sentir como el miembro de Law parecía latir con fuerza en su interior mientras dejaba su rastro blanquecino y espeso.

—Law…—musito Rosinante tomando entre sus brazos al mencionado, quien tomaba grandes bocanadas de aire. Rosinante se recargo sobre la cabecera de la cama, sin dejar de abrazar a Law.

—Te amo…—logro articular el muchacho tatuado mientras sonreía débilmente al recuperar el aire y la conciencia.

Se besaron de nuevo, esta vez con un poco más de ternura.

—Rosinante… No has terminado…—noto Law incorporándose un poco—. No puedo dejarlo así.

— ¿Qué? Pero…

Y la boca de Law fue hacia la entrepierna del rubio, dispuesto a provocarlo de nuevo, succionando y lamiendo la gran virilidad de su futuro esposo.

En definitiva Law tenía gran habilidad con su boca y lengua, no tardo mucho para que el glande del rubio empezara a dejar escapar liquido pre-seminal.
Law busco de nuevo el pequeño envase de lubricante, esta vez para usarlo en sí mismo; no tardo mucho para que estuviera listo y tomara asiento sobre el regazo de Rosinante, dispuesto a introducir la gruesa erección de este último en su cuerpo.

—Ah, Law… No… No tienes que… Ah…

—Se siente bien, ¿no es así?—pregunto Law en un sensual susurro al oído mientras rodeaba el cuello del rubio con sus brazos y continuaba con sus rítmicas sentadillas, que hacían deslizar el miembro de Rosinante una y otra vez—. Ah… Rosinante…

El rubio empezó a penetrar con más vigor y profundidad a Law, cerrando con fuerza sus ojos para tratar de mantenerse concentrado en medio de aquel torrente de gozo, sus pálidas y grandes manos se posicionaron en los glúteos de su pareja, apretándolos un poco en cada embate.

—No puedo más… Voy a…—jadeó Rosinante al cabo de un par de minutos, dejando escapar un gemido largo y profundo mientras invadía el interior de Law con su cálido fluido.

La espalda del moreno se arqueo al percibir como su querido Rosinante le llenaba, una vez más un intenso orgasmo le hacía perder un poco la razón, pero ahora Rosinante también le acompañaba en ese delicioso final.

Ambos se dejaron caer sobre el colchón y esperaron a recobrar la calma.

—Amor ¿Estás bien…?—pregunto Law, volteando a ver a Rosinante.

—Sí… Law, eres increíble… Gracias…

—Tonto, no me lo agradezcas. Quiero que esto sea una constante entre nosotros…—declaro el muchacho de cabello oscuro—. Quiero verte en esta faceta una infinidad de veces, ¿entendiste?

—Si…

—Bien, ahora quiero dormir un poco más…—y dándole un beso en la mejilla, Law se acomodó sobre el pecho de Rosinante, cerrando los ojos en completa paz, mientras el rubio le rodeaba con un brazo cariñosamente.

[Años después. En un aeropuerto]

—Muchas felicidades a ambos. Espero que disfruten su viaje, probablemente encuentres a Shachi por allá, está investigando el comportamiento de las orcas que han estado atacando los yates de esas costas.

—Gracias, Penguin, espero que podamos reunirnos cuando todos regresemos… Me hubiera agradado realizar una pequeña cena con ustedes—respondió Law, quien había contraído matrimonio esa mañana en una simple ceremonia de oficina. Su mano derecha sostenía la mano de su ahora esposo, Rosinante Donquixote.

— ¡Descuida, haremos una gran celebración a tu regreso!

—No tiene que ser grande… En cuanto regresemos tendremos que revisar los pendientes de la clínica nueva.

—Lo sé, no te agradan ese tipo de fiestas, pero ¿Qué tal a ti, Rosinante?

—Je, creo que no es necesario, si Law quiere algo más discreto estaré de acuerdo con él—contesto el hombre de cabello rubio.

—Entonces será cuestión de organizarlo con tiempo, sea lo que sea al final—indico Penguin mirando su reloj—. Bien, no quiero quitarles más tiempo y hacerlos llegar tarde. Nos vemos, cuídense.

—Hasta entonces…—se despidió Rosinante haciendo un gesto con su mano izquierda.

Law y Rosinante continuaron su camino, pero al avanzar un paso en falso del rubio detuvo la marcha, este acabo tropezando y cayendo sobre su espalda.

—Cielos, lo siento.

—Ja, ¿te vas a seguir disculpando por esto? Vamos, amor—y Law le brindo una mano para ayudarle a incorporarse.

Al momento en que Rosinante volvió a ponerse de pie, su mirada alcanzo a visualizar que alguien estaba acercándose a ellos, y al notar quien era, su cuerpo reacciono con una expresión de incredulidad, temor y nervios.

— ¿Qué te sucede?—pregunto Law inmediatamente al ver como su esposo palideció tan de pronto.

—Señor Sengoku…Es el…

— ¿Qué? ¿Sengoku?—soltó Law tan extrañado de la situación. Sabía que ese hombre no tenía ni la más mínima simpatía por el vínculo que compartía con Rosinante; estaba muy al tanto de todos los intentos fallidos que Rosinante había hecho por comunicarse con Sengoku a lo largo de los últimos años a través de cartas, mensajes y llamadas rechazadas.

Rosinante estaba paralizado, no podía dar crédito a la presencia de aquel hombre aproximándose; había tenido el valor de enviarle una carta informándole del importante suceso de ese día, aunque estaba seguro que Sengoku estaría más que disgustado de saber algo de esa magnitud y volvería a ignorar su misiva, justo como lo había hecho hasta ahora.

—Señor Sengoku…

—Rosinante, ¿te molestaría que nos apartáramos de aquí? Necesito hablar contigo—declaro el hombre de cabello afro y cano, ignorando con gran habilidad la presencia de Law, quien le miraba con cierta aversión.

—Sí… Yo… Law, discúlpame, regresaré a tiempo.

—Sí, descuida, no te angusties—le tranquilizo Law, quien en un fugaz movimiento, beso levemente el dorso de la mano de su ahora esposo antes de soltarle. Pudo notar la fría mirada de Sengoku sobre ellos al realizar aquel gesto.

Rosinante y Sengoku caminaron hacia una banca a un par de metros más adelante.

—Señor… No sabe cuánto le agradezco que este aquí... La verdad estoy muy sorprendido… Y desconcertado.

—He leído cada carta y mensaje que me has enviado, pero esta última fue realmente impactante.

—Sé que no es algo fácil de asimilar… Creo que muy poca gente podría aceptarlo, o tolerarlo, no lo culpo—dijo el rubio con voz melancólica—. Law y yo estuvimos prologándolo mucho, pero era algo que deseábamos de verdad, estábamos seguros de que queríamos compartir nuestras vidas para siempre.

—Ya lo veo. Creo que nunca podré dar mi total aprobación a todo este "asunto"…

—Lo sé, señor. No quiero ofenderle, pero no pretendía buscar su aprobación al contarle sobre mi nueva vida con Law—se atrevió a decir el rubio con la suficiente firmeza para hacerle saber que no se arrepentía de su decisión—. Siempre supe que esto no podría ser aceptado por todos, en especial por usted, sé que lo decepcione por completo… Fui un idiota en mi pasado actuar, y créame que por mucho tiempo estuve pagando las consecuencias de todo eso… No quería volver a la vida de Law, no quería arruinar todo de nuevo… Pero las cosas fueron muy diferentes en estos últimos años; terminamos aceptando que nuestros sentimientos no podrían desaparecer, no queríamos dejar que algo tan fuerte y especial se ocultara en el olvido y negación. Y tuve miedo por mucho tiempo, temía en especial a la crítica de una persona importante para mí, usted…
Pero… Mi amor por Law es mi prioridad ahora, y no dejaré de amarlo, por nada ni nadie.

—Tus palabras y actitud me confirman que tu relación realmente se tornó en algo genuino…

—Señor…

—Una parte de mí se alivia al escuchar todo eso, pero por otro lado, lamento orillarte a justificar algo tan valioso para ti… Cuídate mucho, Rosinante. Espero que tu vida sea plena, es todo lo que puedo esperar para ti.

Y en cuanto Sengoku termino de hablar, este se vio envuelto en un fuerte abrazo por parte de Rosinante, quien ya se encontraba soltando un silencioso llanto, conmovido de recibir aquellas palabras de quien consideraba su segundo padre.

—Gracias…—jadeo el rubio tratando de recobrar la compostura.

Law, quien les veía a la distancia, se tranquilizó al ver que su esposo regresaba con el semblante calmado y feliz.

—Vamos, Law, no perderemos ese vuelo…

—Estamos a tiempo, ¿estás seguro que no quieres hablar un poco más con él?

—No te preocupes, estamos bien. Aclaré lo más importante que tenía por decirle.

—Vaya, me alegro mucho por ti. Sé que siempre esperaste este momento—dijo Law con voz suave mientras volvía a tomar la mano del rubio y veía como su pareja sonreía afablemente.

—Realmente nunca creí que fuese posible. No lo esperaba, pero agradezco mucho que sucediera, y fue de una manera tan inesperada… Aunque el señor Sengoku no puede apoyar del todo esta decisión que hemos tomado, sé que nos desea lo mejor posible.

—Es suficiente para mí.

—Por cierto, lamento la manera en cómo te miro al principio…

—Ja, no me importa, precisamente esa era mi intención—admitió Law con una sonrisa algo arrogante.

Una llamada para los tripulantes de un vuelo hacia la ciudad de Barcelona, España, resonó por los altavoces.

—Apresurémonos, Rosinante.

—Sí…

Y la pareja siguió su camino, listos para abordar y visitar el país de origen de aquel rubio tan alto que recibía la atención de otros pasajeros al ir tomado de la mano de Law, pues este resultaba un atractivo visual para muchas mujeres de alrededor.

—Supongo que no se puede evitar, eres muy guapo…—suspiro Rosinante riéndose un poco mientras se colocaba el cinturón de seguridad.

—No comparto la opinión popular de la gente, tienen pésimo gusto.

— ¿Ah sí? ¿Cómo te atreves a decir eso de mi esposo?—replico en tono juguetón mientras frotaba el cabello de Law con sus nudillos.

—Si me lo preguntan, mi gusto en belleza se define con un tipo muy alto, torpe, pálido y rubio, con los ojos color naranja más bellos que he visto en toda mi vida.

—Doctor, creo que debe revisarse la vista. Debe auto recetarse unos lentes nuevos.

—Cierra la boca…—y Law le tomo por el cuello de la camisa para hacerlo bajar unos centímetros y alcanzar a besarle.

Al terminar su beso, se observaron con ternura, la felicidad se desbordaba en ambos; ese momento era algo que solo podrían haber soñado hace años.
Sus vidas habían encontrado un afortunado equilibrio por ahora.
Ahora tenían un largo camino de posibilidades que experimentar y compartir juntos. Sus manos se estrecharon con cariño y firmeza en cuanto el avión comenzó su vuelo.

FIN.


Una vez más, gracias por haber leído esta historia a lo largo de estos años. Espero haya sido de su agrado y que gusten seguir las otras historias que aun continúan en emisión (que espero actualizar pronto).
¡Hasta la próxima!

Atte. Levita Hatake