Capítulo 1: Ruri

Suika estaba otra vez persiguiendo a Kohaku por toda la ciudad, esta vez intentando no perderla de vista, pero era bastante difícil alcanzarla por lo escurridiza que podía llegar a ser. Era increíble cuán difícil podía ser alcanzar al Avatar, especialmente porque ya controlaba tres de los cinco elementos. Por suerte, el perro en el que iba montada Suika era bastante resistente y habían podido movilizarse con relativa facilidad, el problema era que había muchos vehículos y eso limitaba un poco la capacidad de Suika de ubicar a su mejor amiga, la irresponsable Avatar.

Después de un par de horas siguiéndola, finalmente se dio por vencida al ver que estaba en medio de un parque y no podía siquiera localizar vestigios del hielo con el que Kohaku se desplazaba.

Suspiró y bajó de su mascota, para luego ayudar a salir a Daik y sentarse los tres juntos en el parque en un picnic improvisado que había hecho Suika. Alimentó a su perro con unas croquetas gigantes y le sirvió un poco de agua con su aqua control, para luego sentarse a conversar con Daik.

—Es absurdo lo que está haciendo Kohaku. No tiene ningún sentido que recorra una ciudad buscando a su hermana como si fuese a encontrarla a la ligera, no sabemos de Ruri hace mucho tiempo —expresó Suika suspirando, mientras se posicionaba junto a Daik y aprovechaba de empezar a darle de comer.

—Creo, señorita Suika, que el problema es que la señorita Kohaku sobreestima sus capacidades como Avatar, pero quizás deberíamos darle el beneficio de la duda —concedió Daik, empezando a comer con tranquilidad.

—Espero que no sigamos perdiendo tiempo, fue muy terca al insistir que la entrenara Ishigami Byakuya.

Suika ya conocía a su mejor amiga, y era innegable que querría ser entrenada por el mejor, aun cuando hubiera otros gravity control ansiosos por convertirla en su pupila.

Además, Kohaku no era una persona que aceptara un "no" tan fácilmente, no le gustaba rendirse y buscaría la mejor forma de convencerlo. Y, ciertamente, Ruri era la mejor sacerdotisa que habían tenido, su escape de casa había sido por la prohibición que le había hecho su padre de iniciar una relación con un maestro de fuego de Deos Igneos que habían encontrado perdido en el mar.

—Ruri no debió fugarse con Chrome.

El joven le había caído muy bien a todos en el reino y era un excelente investigador, ávido por el conocimiento, como Suika, lo que había hecho que se hicieran grandes amigos durante el tiempo que permaneció en Aqua Ventis. Sin embargo, pronto habían empezado una relación muy interesante y dulce Ruri y él, lo que había generado un problema, ya que Kokuyo esperaba de su hija que se casara con un joven de la aldea y lamentablemente Chrome no era uno de ellos. Al ser un especialista en flame control, había terminado entrenando un poco a Kohaku, hasta que ya la situación con Kokuyo se hizo insostenible y Kohaku había tenido que intervenir y ayudarlos a irse. Así era como el Avatar había perdido a su hermana, Ruri, y ahora decía que podría encontrarla tan rápido.

Suika suspiró… esperaba que Kohaku supiera lo que estaba haciendo.

—Señorita Suika… mire ese lugar. —Daik señaló con el hocico hacia un lago cercano y Suika volteó de inmediato.

Sobre el lago, había una especie de plataforma que parecía funcionar como tablero de ajedrez, y en donde parecía llevarse a cabo un torneo entre dos maestros de aire, lo que llamó de inmediato la atención de Suika, especialmente porque parecía ser un espectáculo. Pero otra cosa que llamó la atención fue, justamente, que el breeze control era uno de los que requería entrenar Kohaku y le habían dicho que había también un destacado maestro en Highlander City que podía ser una excelente opción para su entrenamiento.

—¿Crees que sea…? —intentó decir Suika, pero en ese momento unos niños corriendo llamaron la atención de su perro gigante, quien fue tras ellos y Suika no pudo terminar de hablar.

—¡Chalk, no!

La pequeña rubia corrió tras él, dejando atrás a Daik, hasta que vio que el perro se lanzaba al lago, justo cayendo junto a los maestros de agua que hacían el espectáculo, lo que causó que estuvieran a punto de ser salpicados, pero justo en ese momento Kohaku apareció en el aire convirtiendo el agua en hielo como rampas para impulsarse y haciendo gala de sus habilidades, justo a tiempo para detener el agua que iba a mojar a los jugadores.

—¡Ja! ¡Ten más cuidado, Chalk! —exclamó al ver al perro nadando.

—¡Vaya, que increíbles habilidades! —exclamó uno de los jugadores de ajedrez—. Me parece muy interesante cómo logras convertir el agua que sale de tu vasija gigante en hielo con tu mano derecha, al tiempo que con la mano izquierda la calientas con flame control y luego vuelve a la vasija. ¡Se requiere de mucha práctica y experiencia, señorita Avatar! —chilló emocionado esta vez, reconociéndola.

—¡Ja! ¡Ya estoy acostumbrada! Es pan comido para mí —aseguró con orgullo ella, y Suika no pudo evitar sonreír, mientras Chalk salía del agua. Ella aprovechó ese momento para revisar sus maletas y asegurarse de que nada hubiera quedado destruido por el agua del lago, mientras Kohaku descentía a su lado.

El maestro de aire se acercó volando después de eso, deteniendo el juego, a pesar de las aparentes quejas del público observador.

—¡Me rindo, me rindo! ¡Debo atender un asunto de importancia militar para la seguridad del continente! —expresó haciendo una seña para que lo dejaran en paz sus espectadores y con una sonrisa de oreja a oreja—. ¡Luego quiero la revancha, Jota! —se despidió del otro maestro de aire riéndose y se acercó directamente a donde se encontraban Suika y Kohaku, la primera terminando de comprobar los daños y la segunda ayudando a secar a Chalk—. Quizás esto pueda ayudarla, señorita Avatar. —Y dicho esto, lanzó una fuerte brisa para secar a Chalk, haciendo que Suika casi cayera hacia atrás, siendo rápidamente atajada por Daik, que había llegado al lugar.

—¡Ja! ¡Excelente trabajo, extraño! —Kohaky parecía emocionada y levantó un pulgar con emoción hacia el desconocido.

—Un placer, mi nombre de DJ Ions y soy uno de los pocos maestros de aire rebeldes que viven aquí en Highlander City. —Él se inclinó con los brazos abiertos, como si estuviera sobre un escenario, y miró con diversión a Kohaku y Suika, mientras volvía a levantarse.

—Yo soy Yamada Kohaku, ¡y soy el Avatar! —Dicho esto, colocó su puño en el pecho con emoción.

—Mi nombre es Kamiya Suika… Suika es la amiga y aprendiz de investigadora científica, y la especialidad de Suika es principalmente en el área de la inteligencia artificial. —La más pequeña se sonrojó después de decir eso.

—¿Inteligencia artificial? ¿En serio? ¡Pensé que las tribus del agua no tenían tecnología! —se emocionó DJ.

Suika se sonrojó.

—Suika está trabajando en mejorar eso —explicó la pequeña científica.

Por suerte, el metha se puso al frente para hablar y así ella no se vio en la necesidad de explicar demasiado lo que podía hacer.

—Y yo soy Daik, soy el metha que las acompaña en este viaje —expresó la extraña criatura, también presentándose.

—¿Y qué trae a nuestro Avatar por aquí? —indagó él, acercándose a Kohaku y rodeándola con un brazo.

Kohaku le lanzó agua en la cara para alejarlo, pero él simplemente la detuvo con elegancia utilizando sus habilidades de maestro de aire, para luego separarse de ella y pasar al frente.

—Vine a que Ishigami Byakuya me entrene y ahora ando buscando a mi hermana para que me ayude a curarlo —contó Kohaku, como si no fuese nada, mientras Suika sentía una gota de sudor caer por su sien, realmente su amiga siempre encontraba una forma de decir cosas totalmente desfasadas de la realidad y con pocas probabilidades de concretarse.

—Oh… ¡ya veo! ¿Y tu hermana es tan linda como tú? —preguntó él con interés.

—Mi hermana está en una relación, así que ni se te ocurra acercarte a ella —lo amenazó.

"Ni la conoce" —pensó Suika, dándose cuenta de lo absurdo que era lo que acababa de decir su amiga.

—Bien, bien, ni modo… ¡ya encontraré una nena disponible para mí!

—¿Tú conoces a mi hermana? Es rubia y es maestra de agua, sacerdotisa de aqua control, para ser más específica —quiso saber Kohaku y él pareció interesado, y empezó a pensar, mientras hacía caras raras.

—Ummm… pues… no creo. No olvidaría una cara tan bonita —dijo con una sonrisa él, y Kohaku simplemente lo ignoró—. Pero trabajo en una fábrica grande como ingeniero de proyectos y hay muchas personas a mi cargo que son de otras ciudades y manejan diferentes elementos, así que quizás podría conocer a alguien.

Kohaku y Suika se miraron fijamente, pues la verdad ellas no tenían nada que perder en ese momento. Suika sabía que Kohaku tampoco tendría mucha idea de por dónde empezar, así que su mejor opción era investigar en lugares que les permitieran cubrir más áreas de la ciudad. El ofrecimiento que la joven Avatar era una completa locura, ¿encontrar a su hermana? ¿Prometerle a esa chica hija de Ishigami Senku que su hermana podría curar a su padre? ¿En qué rayos pensaba su amiga?

La más pequeña miró a Daik, quien asintió, lo que significaba que no percibía ningún tipo de relación con sus enemigos en ese sujeto, probablemente era un charlatán o alguna cosa similar, pero considerando que los maestros de breeze control no solían ser mentirosos, pues no perdían nada con confiar.

Media hora más tarde, tras haber subido a un automóvil, lo cual era un vehículo bastante exótico para las maestras de agua, ya que sus tribus no solían tener tanta tecnología, llegaron a una fábrica en las afueras de Highlander City, en donde parecía que producían muchas cosas tecnológicas que nunca habían visto Suika y Kohaku.

Nada más entrar, ambas empezaron a mirar impresionadas todos los procesos que se llevaban a cabo, cómo había máquinas para movilizar piezas enormes que iban integrándose para formar robots, vehículos de motor, equipos que parecían de índole militar, entre otros. Además, otra cosa llamativa era que muchos de estos equipos tenían marcada una "I" enorme, lo que a Kohaku le llamó mucho la atención.

En la fábrica, había maestros de fuego y tierra trabajando, principalmente, pero también pudo ver algunos maestros de agua que se ocupaban de enfriar algunas piezas metálicas. No había ningún maestro de aire, lo que sí parecía algo extraño.

—¡Este lugar es increíble! —gritó Suika, emocionada, haciéndose escuchar en medio de los diferentes sonidos presentes en el ambiente.

—¿A que sí? ¡Yo adoro venir aquí y planificar las nuevas máquinas que usaremos! Mi compañero, Jota, con el que estaba jugando hace un rato, debería también venir pronto, como somos supervisores, a veces nos vamos a jugar al parque porque nuestro show ayuda a promocionar cosas de las que hacemos, como esa plataforma flotante que se puede utilizar para hacer muchas cosas sobre el agua… —empezó a contar emocionado DJ y Suika se mantuvo genuinamente interesada.

Kohaku decidió explorar la fábrica, porque le llamaba mucho la atención esa letra "I" que había en todas partes, ¿era de la familia de DJ esa fábrica?

—¡Qué malote! —se emocionó una voz que por algún motivo le parecía conocida a Kohaku, pero no estaba segura de dónde.

La rubia volteó de inmediato a un lugar donde había dos maestros fuego trabajando con un maestro de tierra. Uno de los maestros de fuego era un anciano de baja estatura, pero musculoso, que parecía ser capaz de moldear el metal ágilmente y el otro de ellos era un chico delgado y que tenía la cara tapada con una máscara protectora, mientras que el maestro de tierra tenía una mirada emocionada mientras manipulaba metal control, lo que hizo que Kohaku no pudiera evitar emocionarse con lo que estaban haciendo. Y el motivo de esto es que ella, a pesar de haber dominado terra control desde unos meses atrás, no había logrado adaptarse al metal control, pero ese chico hacía ver tan sencillo el proceso, que su instinto de Avatar la hizo dirigirse a ese lugar.

—¡Hola! ¡Un placer! Soy Yamada Kohaku y soy el Avatar —saludó ella, acercándose sin más.

—¿Kohaku?

El maestro de fuego que tenía la máscara habló en dirección a ella y se quitó rápidamente la máscara al oír su nombre, dejando al descubierto lo que definitivamente era una cara conocida para ella.

—¡No puede ser! —expresó con sorpresa la rubia—. ¡Chrome! ¡Eres tú! —chilló emocionada saltándole encima al castaño que se encontraba frente a ella.

—¡Ya déjame, gorila! —se quejó él, haciéndola mirarlo con enojo y ganándose un golpe en la cabeza que lo dejó con un enorme chichón—. ¿Qué haces aquí? —preguntó mientras se frotaba la cabeza—. ¿Sucedió algo? No me digas que estás aquí buscándome, te juro que no le he hecho nada a Ruri —se disculpó de inmediato.

Kohaku lo miró con enojo y con una venita empezando a temblar en su sien, mientras tronaba sus dedos y caminaba lentamente hacia Chrome.

—¿Por qué dices eso de esa forma, Chrome? ¿Acaso le has hecho algo a mi hermana? —interrogó empezando a enojarse.

—¡Claro que no, gorila! —intentó explicar él, pero Kohaku no le creía y se siguió acercando peligrosamente—. O sea, no directamente… —añadió con pesadez, y mirando al piso, lo que hizo que Kohaku cambiara un poco su actitud y lo mirara con mayor duda—, ella está bien, aunque un poco desmotivada, porque económicamente hemos tenido problemas en estos días y ella está de reposo, no puede ayudarme a trabajar, así que… he tenido que trabajar mucho más y casi no la veo —explicó, y sonaba realmente apenado, lo que ablandó el corazón de la chica de inmediato, pero también le generó gran preocupación.

—¿Y dónde está ella? ¿Por qué está de reposo? ¿Qué le ocurre? ¡Se supone que es la sacerdotisa más poderosa de nuestra familia! ¿Cómo es posible que esté de reposo? —Kohaku parecía a punto de llorar y, mientras, las otras personas presentes empezaron a mirarla, lo que hizo que DJ y Suika se acercaran.

—Espera… ¿Chrome? —Suika parecía sorprendida al ver a su amigo.

—¡Suika! —chilló Chrome emocionado y de inmediato se abrazaron por el reencuentro.

—¡Vaya! ¡Resultó mejor de lo que pensaba traerlas aquí! —se burló DJ, llevando sus manos atrás de la nuca.

Mientras esto sucedía, los maestros que habían estado con Chrome hicieron señas a otros trabajadores para que continuaran con los suyo y no molestaran durante el emotivo reencuentro.

—Chrome, respóndeme —amenazó Kohaku, recordándole que estaban hablando.

El castaño miró a todos lados con nerviosismo, pero poco después respiró profundo.

—Es que… Ruri fue atacada por una maldición hace unos años, porque nos topamos con la tribu Natura en nuestro viaje de camino, ellos pues… decían que Ruri no podría tener hijos mientras tuviera esa maldición en su cuerpo y… la verdad es que ella se ha esforzado en quitarse la maldición, lo que la ha puesto muy mal, la verdad, porque ella quiere que tengamos hijos —contó Chrome apenado—. Le he dicho un montón de veces que no es necesario o que podemos adoptar, pero… ella ha insistido demasiado, no deja ni un día de intentar quitarse la maldición y hay días que termina demasiado lastimada, al punto de tener que pasar hasta un mes sin trabajar, está desesperada y creo que en parte es mi culpa por sacarla de su casa.

Realmente el joven parecía bastante triste por la situación, y en su voz se notaba la culpabilidad, lo que hizo que Kohaku no pudiera evitar sentirse triste y querer ayudarlos, pero especialmente sentía la necesidad de abrazar a su hermana y ayudarla. ¿Qué clase de personas eran esas de la tribu Natura que habían sido capaces de lanzarle una maldición a alguien tan puro como Ruri? Quería saber más pero tampoco estaban en el lugar más adecuado.

Si quería explicaciones, necesitaría hablar con su hermana.

—¡Llévame con ella de inmediato, Chrome! —ordenó Kohaku, sin importarle demasiado.

Suika asintió junto a ella y el castaño simplemente miró a DJ.

—¿Puedo? —preguntó temeroso a su jefe.

—A ver… supongo que sí, aunque sabes que si doña explotadora se entera nos matará a todos, así que será mejor que yo mismo los lleve —se ofreció el superior.

—Muchas gracias, maestro de aire, ¡espero que luego puedas enseñarme tus técnicas!

—¡Con gusto, joven Avatar! —exclamó motivada Kohaku.

Justamente ella estaba pensando en pedirle a DJ que la entrenara, porque era evidente que se trataba de un poderoso maestro de breeze control. Chrome se despidió de sus compañeros, disculpándose por dejarles el trabajo.

—Descuida, entiendo que es importante —mencionó el señor mayor.

—Antes de irme, te presentaré con mis amigas de la tribu del agua —mencionó Chrome y los llevó frente a Kohaku y Suika—. Ella es mi compañera de investigación, Kamiya Suika —dijo señalando a la más pequeña—, y ella es el Avatar, Yamada Kohaku, es la hermana de mi esposa. —Señaló esta vez a Kohaku.

—Así que también se casaron —dijo con tranquilidad Kohaku, hablándole a Chrome y él se sonrojó ante tal comentario, mientras ella sonreía divertida.

—Un placer, mi nombre es Dango Kaseki, pero prefiero que me digan sólo Kaseki —saludó el anciano, tendiéndole la mano a ella, quien la recibió con gusto y la agitó con emoción. Seguidamente, le tendió la mano a Suika, que también la recibió con gusto y una enorme sonrisa.

—Y-y-yo… s-s-soy… J-j-j-Joel —se presentó con nerviosismo el más joven—, Joel Gear —finalizó su presentación hablando más rápido, lo que hizo que DJ se empezara a reír en el fondo. Kohaku le dio un apretón de manos, pero el chico estaba temblando tanto y tan sonrojado que casi se desmayó, lo que hizo que DJ se carcajeara.

—Mejor nos vamos —se burló DJ, guiando a todos hacia la salida, mientras que Suika simplemente le dio un saludo a distancia a Joel, como forma de presentación.

La ciudad era grande y transitarla podía ser algo lento, además, llevar en la parte de atrás del automóvil a un perro gigante hacía que fuese mucho más lento el proceso, ya que el peso del gran animal, junto con el de las personas que viajaban, afectaba la fluidez del movimiento. A pesar de ello, no tardaron en llegar a una zona de la ciudad notoriamente pobre, y en la que todo estaba antiguo, había mucha suciedad y las casas y edificios no tenían el mismo brillo que los grandes edificios del centro, cercanos a la plaza central.

Kohaku se preguntaba cómo era posible que su hermana pudiera vivir ahí y esto también la llevaba a pensar que necesitaba ayudarla más, pero seguramente Chrome se gastaba mucho dinero en mantenerla saludable a pesar de que ella aparentemente estaba arriesgando su propia vida en sacarse esa maldición de la tribu natura. Estaba empezando a odiarlos, ¿cómo era posible que existieran personas capaces de dañar a alguien como Ruri?

Su molestia era enorme, pero tenía que ser fuerte en ese momento, necesitaba lograr dominar los cinco elementos, porque también tenía una misión en el mundo, ya luego se ocuparía de acabar con los de esa tribu.

—Es aquí. —Chrome señaló lo que parecía ser un edificio con varios departamentos, y, por el tamaño, debían ser departamentos pequeños.

Bajaron del auto y DJ se ofreció a quedarse abajo cuidando a Chalk y Daik, ya que era un momento familiar, sólo subieron Chrome, Kohaku y Suika.

Justo cuando estaban frente a la puerta y, antes de entrar, Chrome habló:

—Kohaku, quiero que sepas una cosa: Ruri no está nada bien, pero… no se lo hagas notar, en este momento ella necesita ayuda para otras cosas.

Ambas rubias asintieron, porque estaban preocupadas por la joven y de momento sólo querían poder hablar con ella.

La puerta se abrió y Chrome dijo con suavidad:

—Ya estoy en casa.

—Cariño… has llegado más…

Ruri se paralizó sin terminar de decir esa frase, y la caída del plato que tenía sobre la mano y que parecía haber estado lavando fue prueba de cuán sorprendida estaba por lo que acababa de observar. Sin embargo, sin importarle en lo más mínimo la estupefacción de ella, Kohaku corrió hacia la mujer que se veía demacrada frente a ella, con lágrimas en los ojos sin imaginarse cuán mal se vería en ese momento.

Era su hermana, por fin volvía a ver a Ruri, y no importaba nada más que quedarse abrazada a ella y no soltarla más, de ser posible.

—¡Ruri!

¡Y así termina este capítulo! ¿Quieren saber más de la historia de Ruri? ¿Quieren saber lo que hará Kohaku ahora? ¿Quieren saber quién es doña explotadora? ¡No se pierdan el próximo capítulo de mi AU de Avatar!

Los personajes de Dr. Stone no me pertenecen, son propiedad de Inagaki y Boichi, pero no voy a negar que amo la idea de Senku chica y Kohaku. DJ tampoco me pertenece, es de Celeste Kaomy, pero bueno, algunos medio saben que ambas pusimos una pieza para dar lugar a la existencia de Danika (pueden leer "Cuando menos lo esperas" de Celeste Kaomy, si quieren saber quién es Danika jeje, esto va para los que no lo han leído).

Quiero darle un especial agradecimiento a todos los que me leen y a todos los que me hacen dibujitos, no saben lo feliz que soy cada vez que recibo un hermoso dibujito de mis lectores. ¡Los amo! ¡Los amo al infinito y más allá!

Cada vez que recibo un comentario también me emociono mucho, me alegra como no tienen una idea, y me motivan a seguir escribiendo, por favor, no dejen de dejarme comentarios, leo todos y cada uno de ellos y los atesoro muchísimo. Les mando muchos besitos y se me cuidan.