Día 07/Omake
Consecuencias... y amor
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Las prácticas en el dojo eran una de las actividades favoritas para Ranma, sus estudiantes eran una mezcla de pasión y entusiasmo.
Por el momento, la suave sincronía de personas repitiendo movimientos fue tan agradable de ver como los uniformes de la escuela de combate libre. Una fusión entre los colores que usaba al volver de China y el uniforme de entrenamiento de Akane. Un doji, en rojo para la parte superior y negro en la inferior, que representaba sus sueños y los de Akane para el futuro.
El uniforme de la escuela de combate libre viajó por el mundo gracias a los combates y la publicidad generada por el torneo de rey de los peleadores 97 lo hizo muy popular, por lo que podían permitirse el lujo de elegir estudiantes.
Un par de movimientos rígidos se destacaron a los ojos expertos de Ranma, al intercambiar miradas con su esposa supo que Akane también había notado el problema.
Yukari y Koichi fueron dos de sus estudiantes más antiguos, ayudaron sin saberlo a establecer las primeras lecciones mixtas y el hecho de que ambos se gustaban sin admitirlo le daba un aire de nostalgia al matrimonio de maestros.
Pero los movimientos de ambos se veían tensos y descoordinados. Las furiosas miradas que se daban mutuamente eran otra señal de problemas.
El combate de entrenamiento no ayudó a liberar las tensiones entre ambos.
No había nada de la suave técnica que estaban tratando de cultivar en ellos, pero sí mucho enojo.
—¡Es suficiente!—ladró Ranma deteniendo el encuentro.
—Ambos asuman posturas de meditación—dijo Akane y agregó—:¡en extremos opuestos del dojo!
La versión marcial de ir a la esquina castigados y las risitas de los estudiantes más jóvenes ciertamente aplacó sus egos.
Al terminar la práctica general, reunieron a la pareja para aclarar el misterio de su enojo. Yukari dijo directamente:
—¡Koichi dejará el entrenamiento!
—¡No es porque quiera— reclamó el chico y dijo con voz más triste—: mi padre me prohibió volver al dojo!
—¿No tienes agallas, ah? Eres el obediente muñeco que...
—¡Es suficiente!—gritó Akane con voz de mando silenciando a los dos.
—¿Cuál es el motivo de eso, Koichi-san?—preguntó Ranma de forma tranquila.
—Es por los rumores sobre sensei Ranma usando un vestido— indicó el chico sonando casi avergonzado. Y compartiendo una mirada con su no-novia, comenzó a explicar.
Cuando sus jóvenes estudiantes se retiraron, Akane dejó caer su expresión controlada y le dijo a su esposo:
—¿Crees que nos estén espiando? No me explicó otra manera de que alguien difundiera esos rumores.
Ranma suspiró mentalmente, preparándose para la nueva locura por venir.
—No podemos descartarlo. Llamaré a Nabiki.
La joven detective sonrió a la pareja antes de decir:
—He revisado a fondo su casa, no tienen ningún aparato que los espie. Por otro lado al investigar descubrí que toda imagen del rumor ha demostrado ser falsa, el origen proviene de una supuesta nota de compra para un vestido de Akane Saotome. Al tratar de recrear el modelo descubrieron que las medidas no se ajustaban a ella, sino a una persona de proporciones diferentes, en este caso Ranma. Eso fue lo que inició los rumores en esos diarios baratos.
La pareja intercambió miradas, dialogando sin palabras.
Nabiki solo necesitó un vistazo a la pareja para sacar sus propias conclusiones, pero se mantuvo en modo profesional.
—Nadie con un cerebro funcional los acusaría directamente. En cambio, toda la ira de esto fue a dar hacia la diseñadora de la ropa. Muchos la culpan por tratar de imponer sus "perversiones" en Ranma cambiando las medidas para su forma masculina.
Akane habló sin pensar:
—¿Sayurí?
Nabiki miró a la inquieta pareja y dijo:
—Les daré un consejo gratis: no mientan. Sin importar lo que digan, lo retorcerán para ajustarlo a su propia visión del mundo. Son figuras públicas ahora, usen eso a su favor.
La fachada, sin emociones que la joven diseñadora mantuvo, se rompió al traspasar la puerta del hogar Saotome donde de inmediato se inclinó y les dijo:
—¡Lo siento! Una de las costureras duplicó la nota para hacerla un artículo de colección. Se salió de control.
Akane fue la primera en hablar:
—No debes agachar tu cabeza, amiga.
—No has hecho nada malo— dijo Ranma tranquilamente—, me encanta tu trabajo. Y con mi suerte, solo era cuestión de tiempo para que sucediera algo como esto.
—Nos preparamos para esta posibilidad— dijo Akane con una sonrisa feroz.
—Quiero que hagas un nuevo diseño— dijo Ranma y añadió—: si preguntan di que yo te lo pedí.
—¿Eh?
Yukari llamó a la puerta del hogar Matsumoto con cierto temor.
El rostro confundido de su no-novio le dio algo de calma.
—¿Qué haces aquí?
—Pelear por lo que amo—murmuró la chica.
—¿Qué dijiste?
—Nada. Vine a ver el torneo en tu casa.
Koichi conocía esa mirada, ella tenía un plan.
—Papá está en casa.
—Lo sé, sensei Akane me recomendó ver los combates a tu lado.
La cortesía hacia Yukari fue un poco rígida, pero era querida en la familia Matsumoto por lo que el ambiente se relajó poco después de su llegada. Hubiera sido una reunión normal, sin embargo, el papá de Koichi se mantuvo en la sala con ellos.
En la pantalla el presentador hablaba de los combates entre los peleadores de grupo CAPCOM y los del círculo SNK. Muchos fanáticos de ambos bandos aguardaban las peleas para saber qué peleador era superior. Unos apostaban por el errante luchador Ryu, mientras que otros aseguraban que la estrella del momento Kyo era superior. Entre los muchos debates se esperaba la futura lucha entre Ken Masters y Ranma Saotome, pero no era el evento del día.
"El caballo salvaje" debía superar primero al temible "ciclón rojo" de Rusia, Zanguief. Antes de enfrentar al americano.
Cuando ambos peleadores se encontraron, parte del enojo del patriarca Matsumoto se atenuó mucho. Con sus 210 centímetros de altura y 190 kilogramos de músculo puro, Zanguief era la imagen de un Goliat viviente. En tanto que el maestro de Koichi parecía un jovencito.
El presentador no dejaba de lanzar teorías salvajes sobre el atuendo del "caballo salvaje", Ranma usaba una gran capa negra que lo cubría desde el cuello hasta los pies.
Cuando el tablero indicó el inicio del round. Ranma arrojó su manto.
Y la multitud se quedó en silencio.
Ranma Saotome, usaba un uniforme escolar de tipo seifuku: blazer en tono de rojo vino con cuello de marinero, pañuelo al cuello y una falda de tartán tableada en color verde, medias negras, zapatillas deportivas y un par de guantes rojos sin dedos a juego.
El presentador lo comparó de inmediato con las peleadoras escolares, Sakura y Karin del grupo CAPCOM.
Porque estaba vestido como una colegiala.
En el hogar Matsumoto el padre de Koichi bramó de inmediato:
—¡Te lo dije, te dije que ese sensei tuyo estaba podrido!
—No puede ser tan simple, seguramente es algún plan.
Yukari se desconectó de los gritos. El atuendo pertenecía a la ficticia academia infinito de Sailor Moon. Su no-novio tenía razón, ignorar el atuendo fue fácil, por la mirada seria en sensei Ranma aquello era un plan. Un momento después dio un grito de miedo que frenó la disputa familiar junto a ella.
Zanguief consideró la ropa de su rival una burla descarada y sujetó a Ranma del blazer sacudiéndolo mientras le gritaba, el joven no se inmutó ni se defendió. Cuando el luchador parecía querer aplastar a Ranma en el suelo, fue el titán ruso quien salió volando lejos como un muñeco.
Parecía una patada ascendente, pero solo un destello en forma de luna creciente fue visible.
Zanguief, se levantó con dificultad mirando al peleador frente a él. El atuendo salió por completo de su mente. Los ojos azules de aquel muchacho eran los de un depredador molesto por ser subestimado.
El narrador del torneo desdeñó al ruso por haberse expuesto tan fácilmente.
—¿Era una trampa?— preguntó el padre de Koichi mientras miraba la pantalla.
—Sí— coreó la pareja y Yukari agregó—: el estilo Saotome no solo es físico, la estrategia es importante para sacar de balance al rival y obtener ventaja.
—Burlas, gestos, posturas—dijo Koichi y agregó—: o en este caso ropa. Sensei obtuvo una apertura perfecta con ese oso humano.
—Pero su honor...— comenzó de nuevo el adulto.
—El honor pide una confrontación abierta contra el oponente, sin usar trampas o subterfugios, a menos que sean parte de una estrategia mayor. Sensei mostró desde el inicio su plan. No hay trucos sucios, el estilo libre se trata de incorporar movimientos dejando de lado apariencias preconcebidas—dijo Yukari y agregó—:sensei Akane puede usar el puño ebrio chino sin tocar una gota de alcohol. Sensei Ranma conoce el arte marcial de la ceremonia del té.
Una nueva presentadora se unió a la narración confirmando que el atuendo de Ranma Saotome era un cosplay de Sailor Moon.
La cadena de televisión se concentró en mostrar las reacciones de los peleadores que observaban. En el caso de los hombres fueron de lo más amplias: desde la burla más directa, la confusión o el desdén. Las peleadoras, en cambio, parecían curiosas y especulativas. Pero cada semblante femenino cambió a una enfocada seriedad mientras la pelea avanzaba. Cuando el presentador cuestionó el cambio a su colega, ella aportó su opinión profesional.
—Usando mis propios conocimientos en combate, te puedo asegurar que no solo es un atuendo. Saotome, se está moviendo de la misma forma en que lo haría una mujer en este combate.
—¿Cómo es eso?—cuestionó el presentador confundido.
—El punto de equilibrio es diferente para las mujeres, la forma de la cadera, la forma de compensar contra oponentes más grandes y fuertes. El atuendo no solo es un disfraz. ¡Sabe moverse con esa ropa! Justo ahí, en esa patada. Fue calibrada para estar a una altura en la que no se exhiba SIN perder potencia. No tengo idea de cómo lo hace, pero sus movimientos fluyen y no son forzados de ninguna manera. Muy pocos maestros pueden ajustar correctamente dependiendo del género de sus estudiantes, pero por lo que se ve él puede y lo hace.
—Esperábamos un combate intenso, pero esto se ha convertido en una clase avanzada de artes marciales. Me pregunto si el huracán rojo podrá compensar este estilo tan caótico
Los instintos de Zanguief estaban en conflicto por culpa de su rival. Aunque solo había un peleador frente a él, era como si combatiese contra dos personas en un mismo cuerpo. Sus ataques fallaban en buena medida por su incapacidad de compensar las posturas. Estaba en problemas.
Al ser una pelea de exhibición, no llegó al punto de ataques especiales o la inconsciencia del oponente, por lo tanto, cuando el contador de tiempo electrónico se detuvo se declaró al ganador. Hubo dos constantes que agradaron y molestaron por partes iguales, Ranma Saotome ganó por un amplio margen y su atuendo estaba intacto.
Los reporteros rodearon a Ranma en cuanto descendió del área de pelea. El artista marcial ignoró con facilidad las luces y preguntas. Pidió un micrófono y dijo:
—Algunas personas sin honor han atacado cobardemente a una amiga del clan Saotome en los últimos días. Mi amiga, Sayuri Ogata fue lastimada por causa de esas personas. Este es un diseño suyo, que, como pueden ver, es de la más alta calidad y resiste incluso los mayores desafíos. Como saben, no suelo promocionar productos, pero su impecable trabajo habla por sí mismo. Cualquier ataque contra mi amiga será considerado una agresión directa contra el clan Saotome y habrá... consecuencias.
Si la fría cólera de las últimas palabras de Ranma no fue suficiente para demostrar su opinión, el brillante puño lleno de aura de pelea sin duda sí lo fue.
La cámara enfocó un momento a la seria esposa de Ranma quien era acompañada por una joven mujer quien sonreía mientras controlaba sus lágrimas.
Con eso Ranma dio media vuelta y ya se retiraba cuando un nuevo grito lo detuvo.
—¡Ranma!
Usando un sencillo pantalón de mezclilla con playera blanca, Ken Masters apareció en escena.
El moreno y el rubio se miraron en silencio por un momento, hasta que Ken habló:
—Buen combate, espero que me des el máximo cuando nos encontremos.
—Siempre lo hago, Ken — respondió Ranma con su sonrisa arrogante patentada y agregó—:solo asegúrate de no perder contra Ryu antes de llegar a mí.
La multitud de reporteros rodeó al millonario, quien aprovechó las cámaras para retar al caballo salvaje de nueva cuenta y para ofrecer un patrocinio directo a la creadora del atuendo de Ranma.
Dentro del hogar Matsumoto el silencio era mucho más tranquilo. Koichi y Yukari miraban al hombre junto a ellos sin saber qué decir.
—Koichi, lleva a un lugar agradable a Yukari. Tengo asuntos que meditar.
—Sí.
El semblante del patriarca se volvió más suave al mirar a la jovencita frente a él.
—Gracias por cuidar de mi hijo, Yukari. Disfruten su día, hace un buen clima afuera.
—Sí, señor.
Una vez en los vestidores, Ranma soltó el aliento que había estado conteniendo. Usar los movimientos y velocidad de la pelirroja aún era un trabajo en proceso, pero era muy útil. El uso de Ki para fortalecer la ropa en una variante de la tela de hierro de Ryoga resultó un éxito, el atuendo estaba intacto.
Un par de brazos lo sujetó con fuerza desde atrás.
—¿Acosando a inocentes estudiantes ahora, Akane?
—Sí, siempre he tenido una debilidad por el atuendo de sailor.
—Pervertida.
—Siempre con mi esposo. Por cierto, ganaste algunas admiradoras extra en esta pelea. Esa morena de China se veía especialmente interesada.
—¿Chun-li? No lo hubiera imaginado. Siempre actúa tan seria y profesional, nunca imaginé que tuviera un interés especial en los hombres vestidos de colegialas.
—Idiota.
—Sí, pero soy tu idiota. Ahora déjame asearme para poder volver a casa.
Akane no aflojó su abrazo y susurró.
—Solo un poco más.
Ranma sonrió y se mantuvo quieto por un tiempo.
—A- ¿Akane? Tus manos, querida.
—Ups.
—Debo cambiarme, tú y tus fantasías esperen afuera.
Ranma suspiró y se soltó de su entusiasta esposa.
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Mientras se aseaba, consideró de nuevo las posibles consecuencias de lo que había hecho. Habría más cambios por venir, pero con Akane y las personas que le importaban a su lado todo podía ser superado.
Lo que tuviera que llegar, llegaría.
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FIN
(Ahora sí)
