Capítulo 1
Después de que Athena los devolviera a la vida, Shura estaba perdido. No sabía muy bien cómo sentirse, siempre se sintió fuerte mentalmente y que nada le podría afectar demasiado pero esto, sobrepasaba sus límites como caballero de Athena. Volver a ver a su mejor amigo de la infancia y amor secreto, Aioros, lo dejó sin palabras y sin saber muy bien que hacer. Veía como todos se agrupaban junto Aioros para felicitarlo por sus heroicas hazañas de hace 13 años. Por salvar a la gran diosa Athena. Mientras los únicos a su lado eran Afrodita y Deathmask. Pero el pelinegro sabía que aunque ellos estuvieran a su lado no pensaban diferentemente a los demás. Shura estaba solo.
No podía aguantar más la presión y las miraditas de algunos hacia él. Sabía lo que todos pensaban de él. Decidió irse a su templo ignorando a todos los presentes.
El nudo en su garganta cada vez se hacía más grande y doloroso. Hace tiempo que no lloraba pero al parecer volvería a hacerlo. Todavía le quedaba trayecto para poder llegar a su tempo, estaba en el templo de libra cuando empezó a recordar las escenas con Aioros y Aioria, como una familia unida. "Familia" pensó Shura. Já, él era el intruso en la "familia", ellos eran dos hermanos y el no era más que alguien en medio que no tenia nada que ver. Cada vez le dolía la cabeza al recordar esas escenas. Sabía que era imposible volver a ser como antes. Solo quería llegar a su templo y dormir hasta no poder despertar jamás. Decidió ignorar su dolor de cabeza y su cansancio al acabar de ser revivido gracias a su diosa y aumentar la velocidad para llegar a su templo lo más rápido posible.
Al llegar a la entrada de Capricornio, un escalofrío le recorrió por todo el cuerpo. La soledad y oscuridad de Capricornio le llenaba la cabeza de las escenas de hace 13 años. Cuando no sabia descifrar la verdad de la mentira. Sentía sus ganas de llorar más fuertes que antes, y el nudo en la garganta cada vez dolía más hasta el punto de agarrar su garganta con las dos manos y con dificultad de respirar. No podía dar ni un paso más hacia su templo. Lo que menos quería era que alguien lo viera en ese estado. Hacia mucho tiempo que no lloraba y eso le dolía todavía más al saber la razón de porque lo estaba por hacer.
Pero al sentir unos cosmos muy familiares acercarse cada vez más para llegar a su mismo cometido, llegar a su templo y descansar, se puso muy nervioso, no quería que lo vieran así y le costaba mucho siquiera moverse. Con mucha dificultad dio unos cortos pasos para estar en su templo y al final, llegar a la parte privada del templo. Sonrió amargamente al ver que toda su habitación estaba igual que antes. No pudo soportarlo más y lloró. Se acercó a la cama u se tiró en ella. Agarró una almohada y ahogó sus penas en ella.
Unos rayos de sol matutino le dio en toda la cara, frunciendo las cejas y abriendo poco a poco los ojos, vio que se pasó toda la noche llorando hasta que no pudo más por el cansancio y cayó dormido. Menos mal que su amable diosa le dio a todos los caballeros unos días libres después de su resurrección al saber que estarían muy cansados y algunos incluso desubicados o confusos, como su amado arquero. Se levantó de golpe de la cama al recordar "ese" detalle, Aioros volvía a ser su vecino. Eso quería decir que lo vería más veces. Deseó que su templo no fuera el décimo. Y lloró internamente. Al dar unos cuantos pasos hacia la cocina para prepararse el desayuno, se mareó un poco al punto de caer de rodillas y desubicarse. Suspiró con fuerza al sentirse incapaz de incluso hacer lo más fácil, caminar unos pocos metros. Cada vez se deprimía al sentirse inútil para ese tipo de cosas cotidianas. Al sentirse mejor, abrió el refrigerador y no había nada, estaba completamente vacío. "Soy estúpido" pensó. Pues era obvio que no habría nada. Decidió darse una rápida ducha y ponerse ropa cómoda para salir a Rodorio a comprar unas cuantas cosas.
Al salir de su templo, se dio cuenta que debía pasar por el del arquero para poder ir a Rodorio, se maldijo a sí mismo pero como debía pasar si o si, intento hacerlo con rapidez. Al estar a mitad del templo de su vecino ya que al llamarlo para pedir permiso para pasar no contestó, se encontró con el heleno mirándolo fijamente. Shura se quedó estático con los pies pegados al suelo sin saber que hacer o decir. Aioros avanzó hacia él lentamente. Shura cada vez se ponía más nervioso y mirando a todas partes menos a esos bonitos ojos aguamarinos que tanto lo enamoraron en su momento. Al tocar su espalda contra la pared de tanto alejarse, supo que eso no iba a acabar bien. Aioros quedó en frente suyo y le regaló una hermosa y sincera sonrisa. Shura quedó atónito, Aioros debía estar enfadado con él, debía reclamarle cosas, debía gritarle, pegarle, y de ser posible acabar con él de una buena vez. Shura aceptaría su destino si el arquero decidía matarlo. ¿Pero que le sonriera? Eso no se lo esperaba.
Ninguno de los dos decía una palabra. El heleno estaba demasiado cerca del pelinegro para su gusto y decidió intentar alejarlo, empujando con las dos maños sobre su pecho pero el otro no desistía. Permanecía quieto mirando a su víctima de una manera hambrienta y seductora. Shura no sabía que hacer, no era capaz de pelearse con él. Mientras el arquero se acercaba cada vez más a él. No pudo aguantarlo más al saber a donde llegaría esto, quería que Aioros acabara con él, pero no que le rompiera el corazón. Le dolía esto, si el heleno hacia lo que él creía que iba a hacer, no podría aguantar por mucho tiempo. Tan solo recordar esas escenas le ponía triste y el solo quería encerrarse en su templo y no salir. Al ver que Aioros estaba a punto de hacer su cometido, una lágrima traicionera salió de los ojos del pelinegro. Al no poder contenerse ni retener mas lágrimas empezó a llorar desconsoladamente sobre el pecho del heleno. El cual se encontraba confuso y no le gustaba ver a su mejor amigo así. Con sus grandes manos le limpio a Shura la cara de las lágrimas, pero el último, actuó de una manera que no se lo esperaba en lo más mínimo. Huyó hacia su templo. Como siempre solía hacer cuando no podía manejar una situación. Los dos quedaron confusos. Shura el que más. "¿Es que acaso esta es su manera de vengarse? ¿Reírse de mis sentimientos?" Eso pensaba Shura a cada minuto que pasaba. Pero, ¿Aioros en realidad lo odiaba tanto que jugaba con él?
Este es el primer episodio
Espero que os guste y comentar si deseáis algún cambio o lo que os parezca mejor.
Gracias.
