CAPÍTULO IX
La cafetera emitió un leve pitido, indicando que el agua ya estaba lo suficientemente caliente. La puso sobre el desayunador y comenzó a servir el agua humeante en las tazas para preparar el té. Últimamente pasaba más tiempo en la cocina que en cualquier otro lugar de la casa. Al no poder ir a trabajar, se quedaba para hacer labores sin mucho esfuerzo. Y la cocina era lo que más le gustaba. Se acarició el vientre y se sentó para esperarlo antes de que se fuera al taller de Alfarería. Sonrió cuando lo vio acercarse a ella. Ya tenían 5 años de casados y aún le palpitaba el corazón cada que lo veía.
-Buenos días Hermosa!- le dijo cuando llegó junto a ella y dándole un beso cariñoso en la coronilla.
-¡Buenos días!- contestó. – No te escuché llegar anoche. Saliste muy tarde del taller. - Yi young bebió de su taza de té y trago fuerte haciendo su vista a un lado. No sabía si sería bueno decirle donde estuvo Realmente. Tenía miedo que pudiera causarle algún estrés que pudiera perjudicarla a ella o al bebé. Decidió mentirle por ahora.
-¡Me hicieron un pedido de última hora, y tuvimos que arreglar las piezas! Tal vez hoy tengamos que entregarlas. Así que quizás, hoy también llegue tarde. No me esperes despierta.-
Gaul puso un codo sobre la mesa y apoyo su cabeza.
-Es que me aburro aquí sola. – guardó silencio un momento, sin quitarle la vista de encima pensando en decirle lo que haría. Armándose de valor decidió hablar. -Hoy iré a visitar a Doyun. Y antes de que digas cualquier cosa. Iré con nuestro Mayordomo. Lo traeré a la casa y le pediré a Jandi que me lo deje el fin de semana. – Yi Young casi escupe el té. Y comenzó a golpearse el pecho para pasar el trozo de pan que estaba comiendo.
-No creo que sea buena idea. Ya te dije que no me gusta que te acerques a Jandi. Ella… ya no es la Jandi que conociste.-
-¿Cómo puedo saberlo? ¡Si no me has dejado verla desde hace casi 8 años!- respondió con enojo. - ¿Tanto ha cambiado?- le preguntó con sus ojos aguados. Yi young al verla así, se sintió mal. Suspiró profundo y fue hacia ella para abrazarla. Después de todo, Jandi había sido como una hermana para ella.
-¡Mira amor! Jandi siempre está ocupada y ahora más que ya no está Junpyo. Si quieres, hablo con ella y yo paso por Doyun y te lo traigo. ¿Te parece? No quiero que te esfuerces en querer ir y tal vez ni siquiera esté en casa, o te encuentres con que ella esté muy ocupada y no pueda atenderte. –
Gaul lo mantenía abrazado y al escuchar la preocupación en su voz decidió hacerle caso. Tal vez tenía razón. Si iba, tal vez sería en vano porque no la encontraría. Luego con tristeza le dijo.
-¡La extraño!-
El le besó la frente y le acarició la cabeza.
-¡Lo se!- Yi Young deseaba que las cosas fueran como antes. Aún no entendía muy bien, por qué Jandi había cambiado tanto. Ojalá Jihoo estando casado con ella, descubriera qué había pasado y tal vez, hiciera que volviera a ser la Dulce Jandi que conocieron. Sabía que Jihoo nunca perdió la conexión extraña que mantenía con ella, pero después de un tiempo, empezó a ignorarlo. Su amigo estaba en un terreno peligroso y tenía miedo que volviera a tener los sentimientos que una vez tuvo por ella, pues eso sería contraproducente y podría nublar su objetividad y estar a su Merced. Por lo pronto, El seguiría cuidando de Gaul, sabía que ver a Jandi en estos momentos no le haría nada bien y se llevaría una gran decepción. Prefería que la recordara como siempre había sido.
- Tengo que irme- le dijo besándola en los labios. – Ya deja de pensar cosas malas- le dijo acariciando su cabeza. - ¿Sabes que te amo, verdad? ¿Ya te lo dije hoy?- Ella sonrió.
- ¡Creo que no lo hiciste! ¿Lo dijiste?- El sonrió, siempre le hacía eso. Luego él tenía que decirlo de nuevo y darle un beso apasionado.
-Bien, entonces… ¡Te amo Señora So!- y le dio un beso profundo, que ella recibió gustosa, rodeándole el cuello con los brazos .
Al salir de su casa, marcó un número.
-¿Ya estás ahí?- hablaba mientras se metía en el auto.
- ¿Jihoo ya llegó?, Bien, estoy saliendo para allá.- arrancó su auto y salió hacia las oficinas del Senado.
Jandi resoplaba y aventaba su bolso a cualquier lado. Fue hacía la cantina y se sirvió una copa de vino. Las cosas no salieron como ella planeó. Los inversionistas rechazaron la propuesta de comprar unos terrenos para un centro turístico. – ¡Maldita sea!- decía para sus adentros. Cada vez confiaban menos en Shinwa y en su nueva Presidenta. La estabilidad del Corporativo pendía de un hilo. Necesitaba organizar esa boda ¡Ya!
Llamo a su abogado.
-Necesito que vengas a la Mansión En este momento. Es urgente.- hablaba por el teléfono fijo de forma autoritaria. – Té doy 20 minutos o considérate despedido- colgó de forma abrupta aún resoplando.
-Debía imaginar que te encontraría bebiendo. Siempre has sido una alcohólica. – Escuchó que le dijo una Mujer entrando a la sala de estar. Se giró Para ver a la recién llegada. Madame Kang colocaba su abrigo y su bolso en el perchero y la miraba con desprecio. Jandi bebió de su copa y alzó una ceja. Camino hacia ella aún con la copa en mano.
-Pensé que ya había ordenado retirar a las serpientes del Jardín – ¡ah! Jajajajajaja seguro fue ignorada igual que su opinión!- y sonrió de forma burlona. Mándame Kang apretó la mandíbula inyectando su mirada de odio hacia ella.
-¡Siempre has sido una corriente y vulgar!- le dijo apretando los dientes. Jandi se dió la vuelta dándole la espalda.
-¡No tiene por qué estar aquí! ¿a qué ha venido?- Le pregunto Jandi con la voz cansada.
-Vengo a ver a mi nieto - Jandi bebió de su copa de forma despreocupada.
-El no está aquí!- dijo girándose nuevamente quedando frente a madame Kang quien abrió mucho los ojos.
-¿Dónde lo tienes?-
-Lejos de usted obviamente-
-¡Insolente! – dijo Madame Kang y levantó la mano para darle una bofetada. Jandi le agarró la mano en el aire.
-Le dije que llegaría el día en que no volvería a tocarme- le hablo con los dientes apretados.
-¿Hay algún problema Suegra?- hablo una voz masculina.
-¿Qué pasa Mamá?- le siguió una tercera persona. La señora Kang bajo la mano y se acomodó el cabello.
-¡Nada! Estoy bien. Es solo que esta arpia no quiere decirme dónde está Doyun. –
-¡Cuide sus palabras…Suegra!- le volvió a decir Jandi amenazante.
-¡Jandi!- La llamó la Mujer que había entrado. -¿Qué quiere decir mi Mamá? ¿Doyun no está aquí?-
-No, Jun Hee. – contestó Jandi dejando su copa en la barra a medio terminar.
-¿Dónde está?- pregunto Lim Woong. Esposo de Jun Hee.
-No les dire nada. Si quieren verlo. Tendrán que esperar. – Les dijo de forma determinante. Luego desvió su mirada hacia un nuevo recién llegado.
-Si no tienen nada más que hacer, y debido a que Doyun no está, les pido se marchen. – dijo pasando entre ellos y yendo hacia el Hombre que acababa de llegar.
-Hagamos esto rápido, Señor Lee. No quiero perder tiempo. – y lo condujo hacia la Biblioteca. El hombre solo miro a las personas que se encontraban de pie en medio del salón, hizo una reverencia y siguió a Jandi.
Jihoo llegó a las oficinas del Senado minutos después de recibir la llamada de su secretaria. Fue a su oficina y antes de entrar, encontró a Woobin sentado en uno de los Sillones de Cuero hojeando un periódico. Al verlo llegar se puso de pie y fue a su encuentro.
-¡Por fin llegas! Fiuuu, vas primero en votaciones preliminares ¿eh?-
-La reputación de mi abuelo ayuda mucho- contesto de forma despreocupada. – Y entonces… ¿Dónde está?- Le pregunto con Urgencia.
-Les llevaré en cuanto llegue Yi Young. Mientras espero a que atiendas al vicepresidente.-
-¡De acuerdo!- dijo Jihoo y procedió a abrir la puerta de su oficina. Sentado frente a su escritorio se encontraba el vicepresidente de Corea.
-¡Señor Vicepresidente!, disculpe la demora.- se dirigió a Él Jihoo. Haciendo que el hombre se pusiera de pie frente a él.
-¡Senador Yoon! No se preocupe. No avise que venía.- contesto saludándolo de mano.
-Y, ¿ A qué debo su visita?-
-El presidente ha visto el resultado de las encuestas. Y vemos que usted tiene una ventaja favorable sobre nuestro candidato. Queremos proponerle un puesto en el próximo Gobierno a cambio de que se retire- Jihoo se cruzó de brazos.
-¿Qué le hace pensar que aceptaré su oferta?-
-El presidente está dispuesto a ayudar a que no se hunda Shinwa, El grupo Financiero que encabezaba su difunto amigo. Sabemos que tiene un valor sentimental para usted, sobre todo por su viuda y el hijo que dejó.- Jihoo se quedó un momento en silencio asimilando lo dicho por el vicepresidente. ¿ Shinwa tenía problemas financieros? Eso no lo sabía. Quizás por eso Jandi le pidió que se casaran. Ahora entendía su propuesta. Estaba claro que el Vicepresidente no sabía lo que él había pactado con Jandi apenas hace unas horas.
-¡Gracias por su propuesta, Vicepresidente! También agradezco por su preocupación en mis asuntos personales. Pero siento que si llego a la presidencia, no solo estaré honrando a mi Abuelo, sino que también tendría más oportunidad de ayudar a la familia de mi amigo. No le quito más su tiempo. - dijo levantándose y dándole el la mano en señal de despedida.
-De todas maneras, piénselo. ¡Con permiso!- y el Hombre salió de su oficina. Jihoo resopló y se sentó de golpe en la cómoda silla reclinable volteando su vista al techo. Definitivamente ese matrimonio sería solo por negocio y conveniencia. ¿En qué lió se había metido? La puerta de la oficina se abrió nuevamente y por ella entraron Woobin y Yi Young.
-¿Qué hiciste Bro? El vicepresidente no se veía muy contento-
-Asuntos Políticos.- contestó para no darle importancia, luego más interesado se dirigió a Woobin. - ¿Dónde está?-
-¡Vamos les llevo!-
Woobin decidió que fueran en un solo vehículo para no llamar la atención y evitar curiosos. Llegaron a un barrio aislado y de bajos recursos. Subieron a un edificio que se veía viejo y deteriorado. Jihoo tuvo que cubrirse la nariz al igual que Yi Young por los malos olores. Tomaron un elevador abierto de rejillas. Woobin iba por delante, bajaron en un piso donde les esperaban los hombres de Woobin, que iban armados y con pasamontañas. Les señalaron la puerta del departamento. Entraron sigilosamente. Dentro habían más hombres armados custodiando la entrada a una de las habitaciones. Uno de los hombres abrió la puerta y dentro no había nada más que un hombre sentado en una silla amarrado y amordazado. Custodiado por dos Hombres, uno de cada lado con metralletas. YI Young y Jihoo voltearon hacia Woobin. El levantó los hombros y les dijo.
-No me quedo más remedio que tenerlo así, no quiere hablar y además no venía solo.-
-¿Cómo lo encontraste?- Le pregunto Y Young.
-Puse a mi gente a trabajar para que vigilaran todas las compra-venta del veneno "Hakik". Fue fácil, pues ese veneno solo se obtiene en la India. Este hombre vino a hacer una entrega. El dinero lo recibió de Suiza hace dos semanas, según pudimos averiguar. Pero no quiere decir, quien fue el comprador. Su Última entrega fue hace un mes. – Woobin le hizo señas a uno de los guardias a lado del hombre con rasgos de la India y que parecía dormido o desmayado. Tenía moretones en los pómulos y el ojo izquierdo lo tenía cerrado de la inflamación. Jihoo se cruzó de brazos.
-Espero que al menos lo hayas dejado consciente para hablar- dijo en modo de reproche a Woobin. Este solo sonrió como disculpa. El guardia le echó un balde de agua para hacerlo despertar y le quito la mordaza. El hombre abrió los ojos aterrorizados y miró a los tres hombres parados frente a a él. Woobin se acercó primero.
-A ver pajarito! ¿Ahora si vas a hablar? Créeme que nadie va a rescatarte, no tiene caso que muestres lealtad. De todas maneras a estas alturas, ya deben saber que te atrapamos. Te matarán si sales de aquí.- El hombre los miraba con miedo.
-¿A quien le vendías la droga?- le pregunto Yi Young.
-¡No dire nada! ¡Matenme si quieren!. Woobin volteó los ojos con fastidio.
-¡En serio Man! ¿Qué ganas con quedarte callado?- Yi Young se acercó a él enojado y lo tomó de la camisa.
-¿Quieres morir? Créeme que eso sería un regalo. Me encargaré de que desees morir, pero no lo harás.- El hombre le sostuvo la mirada, pero no dijo una sola palabra. Yi Young no se contuvo y le dio un golpe a puño cerrado sobre el rostro, haciéndolo caer con todo y silla.
- Este desgraciando no va a decir nada- dijo impaciente Yi Young, poniendo una mano en la cintura y pasándose la otra por el cabello. Los guardias lo levantaron de nuevo. Jihoo permanecía impasible con los brazos cruzados mirando toda la escena. Se acercó lentamente a él sin quitarle la vista de encima. El hombre sintió miedo. No sabía que esperar de alguien así. El rostro de Jihoo no mostraba ninguna emoción. Era indescifrable lo que haría a continuación.
-Woobin, ¿Tienes el Hakik que le decomisaste?-
-¡Si lo tengo! ¿Por qué?-
- Podríamos probarlo con él para ver cómo funciona y observar como va matándolo poco a poco-
El hombre abrió los ojos horrorizado. Sabía cómo funcionaba la droga, la muerte era lenta y muy dolorosa. Era preferible morir de un solo tiro que tener ese sufrimiento. Jihoo se fijó en el cambio del Hombre.
-¿Qué pasa? ¿Acaso tienes miedo?- le preguntó con calma. El hombre lo miraba con aprehensión y sudaba nervioso. Cuando vio cómo le entregaban la droga a Jihoo, empezó a querer sacarse las amarras. Los guardias lo agarraron para que dejara de moverse y Jihoo se acercó a él con una jeringa.
- Dime quien te contrató y tal vez desista de usarte como conejillo de Indias- El hombre estaba cada vez más aterrorizado al ver cómo se acercaba más Jihoo. Al final casi llorando le dijo.
-No se su nombre. Nunca hablé con él personalmente. Las entregas las recibía su chofer personal-
-¿Dónde hacías las entregas?- le decía ya con la jeringa muy cerca de su cuello. El hombre comenzó a llorar de miedo.
-En el Hotel Shinwa. ahhh! Por favor, no me inyecte eso. Es todo lo que se. ¡Lo juro!. Sólo me llamaban cuando querían mercancía. Yo recibía el dinero y viajaba a entregarlo personalmente, porque el comprador era muy desconfiado. No recibía a ninguno de mis hombres- Finalizo llorando cada vez más. Jihoo le entregó la jeringa a uno de los guardias.
-¡Inyéctalo!- le dijo
-¡Nooooo! ¡No, por favor! Una mujer, una mujer es la que hacia contacto conmigo. Ella era la que me hacía los pagos. Solo me decía que la llamara Señora Gu, ¡por favor!! Es todo lo que se. –
Jihoo le señaló al guardia con la mano que se detuviera.
-¿Estas seguro?-
-Le hice varias entregas. La forma siempre era la misma. Me llamaban, recibía la mitad del pago por transferencia, a la semana venía a hacer la entrega en el Hotel. Ella me esperaba en una de las habitaciones. Recibía la mercancía, y después me pagaba el resto en efectivo. Nunca hablamos, solo se hacían las transacciones. ¡por favor! Lo juro. –
-¿Podrías reconocerla si la vieras?-
-Siempre traía un velo que le cubría el rostro y la habitación estaba en penumbras. Sería muy difícil reconocerla. -
Jihoo ya no hizo más preguntas. Miro a sus amigos que estaban igual que él. Con la Mirada se dijeron que daban por terminado el interrogatorio. Empezaron a salir de la habitación. Woobin le dijo al guardia.
-Haz lo que quieras con el- y salió detrás de sus amigos. Iban en silencio en el auto. -A pesar de lo que dijo ese hombre, no podemos afirmar que se trata de ella- hablo por fin Jihoo.
-¿Qué dices? ¡Acaso no lo escuchaste!?- le dijo Yi Young entre enojado y dudoso.
- Jihoo tiene razón- dijo Woobin. Cualquiera pudo haber dado ese sobrenombre. Tenemos que conseguir huellas dactilares.
- Creo que debemos dejar que haga esta entrega. Y tomar muestras. – Les indicó Jihoo pensativo. – No lo mates aún- necesitamos encontrar al comprador primero. -le dijo a Woobin. El afirmó con la cabeza y sacó su radio comunicador.
- Líder Rojo-
-Adelante-
- Mantenlo vivo, aún lo necesitamos-
-Entendido-
-Les avisaré cuando se vaya a hacer la entrega, tenemos que prepararnos.- les indicó Woobin.
Jihoo llegó a su casa y se tumbo en la cama boca arriba. Tenía que saber. Ella no pudo haberlo hecho. Había visto el amor que le profesaba a Junpyo antes de su cambio paulatino. Él era el amor de su vida. ¿Qué pudo haberla motivado a quitarle la vida?. No sonaba lógico, cuando ella misma había estado dispuesta a dar la vida por él. A pesar de que ya no eran amigos y que había resentimiento y desconfianza por parte de ambos, de pronto necesitó hablar con ella. Marcó el número de la Mansión Gu.
-¿Hola?-contestaron del otro lado de la línea. Era ella, lo cual era extraño debido a que siempre contestaba alguien de la servidumbre. Muy rara vez ella atendía personalmente el teléfono. Se quedó pensativo al escuchar su voz. Era como si la Jandi detrás de la línea, era la que conoció años atrás y no la que era ahora.
-¿Hay alguien ahí?- insistió al no escuchar a nadie contestar. Jihoo se quedó escuchando su voz. Quería imaginar que seguía siendo ella. Sintió que si hablaba. Se perdería ese momento de remembranza. Y así sin decir nada colgó la bocina. Esperaba que no fuera ella. Por el bien de Doyun y por la memoria de su amigo. Deseaba que a pesar de que todo la inculpaba, la respuesta fuera otra. Una donde ella no fuera responsable. Se tomó el cabelll con ambas manos y miró al cielo.
-Amigo, ¿Quién lo hizo?. No pudo ser Ella. ¡Espero que no!- habló en voz alta a la nada y así mismo.
