Disclaimer: los personajes le pertenecen al mangaka Kazuki Takahashi. Sólo los uso para escribir mis ideas.
Advertencia: este fanfic contiene temas sociales que abarcan el matrimonio y la sexualidad desde el punto de vista de distintas mujeres. Las opiniones expuestas son subjetivas y no están sujetas a ninguna persona en especial.
Nota: canciones reproducidas al escribir el capítulo "All By Myself" versiones de Celine Dion y Eric Carmen, "Total Eclipe of the Heart" de Bonnie Tyler. Curiosamente al buscar las traducciones de estas canciones, la primera me hizo pensar en Seto Kaiba tal cual lo presento en este fic y la segunda canción en Tea con Yami. Creo que son las canciones ideales para Kaiba y Tea en este fic.
Capítulo 23
Bajó por las escaleras dirigiéndose a la cocina, donde ya se percibía un olor agradable a desayuno preparándose. Yami supuso quien era la persona que estaba provocando esa impregnación de olor a comida; Tea Elizabeth estaba todavía en su habitación así que no era ella.
Cuando entró le pareció como una visión fantasmagórica la imagen de Tea sonriendo mientras calentaba huevos y tocino en el sartén. Parecía como la esposa que siempre hubiera soñado tener, si al menos pudiera sentirse dichoso al estar casado.
Como si hubiera sentido su presencia, Tea volteó hacia la entrada y su rostro dibujó una sonrisa mucho más radiante.
-Hola, amor. Te preparé el desayuno para que no vayas al trabajo con el estómago vacío.
La voz endulzada de Tea hizo que un escalofrío recorriera el cuerpo completo de Yami. A pesar de que deseaba sentirse comprendido, amado y apreciado por la mujer con la que compartía su vida, no podía sentir que Tea lo quisiera realmente o que fuera un cambio autentico con la intención de mejorar para él.
-Gracias, Tea. Pero no te hubieras molestado-respondió Yami con cierta sequedad al hablar.
Tea percibió esa sequedad, ese nulo agradecimiento a su acto de amor, y su mano tembló por el coraje, aunque decidió no explotar como la noche anterior.
-No es molestia, amor. Soy tu esposa después de todo.
Tea marcó al hablar la palabra "esposa" como si quisiera recordarle su lugar a Yami, lo cual él notó rápidamente. Su sonrisa fingida indicaba que no era feliz al no recibir lo que buscaba.
-Tea, estoy acostumbrado a preparar mi desayuno por mi cuenta. No hay necesidad de que hagas estas cosas.
Fingiendo que no escuchaba o que no entendía lo que decía su marido, Tea sirvió el desayuno en un plato y lo llevó a la mesa colocando el plato frente a Yami. No dejaba de sonreír fingidamente para tratar de disimular su enojo por la actitud de Yami.
-De ahora en adelante deja que yo me encargue de atenderte en las mañanas. Ya no tienes que levantarte más temprano para desayunar, amor.
Otro escalofrío recorrió a Yami al ver la dulzura fingida de su esposa.
-Tea, me siento incómodo con que hagas esto.
-Es lo que hacen todas las mujeres casadas: atender a sus maridos. No tienes por qué molestarte.
Esta vez el tono de Tea sonó visiblemente molesto, aunque estaba contenida para no estallar otra vez.
-Tea, jamás me has preparado el desayuno en todos los años que tenemos casados, ni siquiera para Eli. Siempre dijiste que lo harías y terminé atendiéndome yo.
La mano de Tea se cerró en un puño.
-Por lo que veo no crees que tengo la intención de mejorar para que nuestro matrimonio sea próspero.
-Hasta ahora no has demostrado interés por cambiar, así que no te creo ahora nada.
Yami elevó un poco su tono de voz en forma de protesta a su mujer.
-No me hables así después de todo lo que estoy haciendo por ti.
-¿Qué haces aparte de meterte con Eli y conmigo?
La furia comenzó a hacerse evidente en ambos, Tea golpeó con su puño la mesa pequeña de la cocina provocando que Yami se levantara de un salto.
-No empieces, Tea. Déjame por lo menos desayunar tranquilamente para ir al trabajo.
-¿A la empresa mediocre donde te pagan una miseria que ni siquiera compartes con nosotras?-reclamó Tea gritando.
Yami tragó saliva; le ocultaba a Tea que trabajaba en KC desde hace años y gracias a que era una mujer descuidada y amargada aún no había descubierto el verdadero empleo de Yami.
-Deja de meterte con mi empleo. Además, Eli recibe todo de mi parte. Eso es lo que te debería importar.
-Es mentira. Jamás te ha importado nuestra hija.
Ante la afirmación agresiva de su mujer, Yami tomó el plato y aventó el contenido en el piso, acción que dejó confundida, respirando agitadamente, a Tea. Los ojos azules de la mujer se abrieron de par en par llevándose las manos al rostro contorsionado.
-¿¡CÓMO PUDISTE!? ¡ERES UN MALDITO INFELIZ!
-¡YA DEJAME EN PAZ! ¡YA TE DIJE QUE NO QUIERO NADA CONTIGO!
Sin esperar respuesta de Tea, Yami agarró su mochila, que contenía sus cosas del trabajo, y se dirigió a la salida sin mirar atrás. Cerró la puerta de un azotón una vez salió a la calle encaminándose al trabajo dejando sola a su esposa.
Tea se agachó al piso mirando el desayuno que había preparado y entonces comenzó a sollozar amargamente. Las lágrimas brotaron de sus orbes azules sin que pudieran detenerse, cubrió su cara con sus manos, pero el llanto humedeció sus mejillas.
Gimió con dolor, sintiéndose golpeada emocionalmente. Observándola desde afuera de la cocina, Eli miró a su madre gimoteando de dolor y pesar; no quiso acercarse porque ella también comenzó a llorar en voz baja para que su mamá no la mirara. Recargó su espalda en la pared, tapando su boca con su mano para no gritar al llorar por la tristeza de la situación cada vez peor de sus padres.
Mientras tanto, Yami caminaba rápidamente como si estuviera huyendo de algo. Sentía hambre, pero no quería detener a buscar comida; en su lugar se detuvo a descansar un poco y, al igual que su mujer y su hija, pareció como si al detener su andar las lágrimas pudieran brotar de sus ojos finalmente.
Tuvo que taparse los ojos para que no lo vieran llorar las personas que pasaban, aunque fue evidente que lloraba sin cesar.
-¿Cómo pude hacer algo así? Estoy hiriendo a Tea y a Eli.
Intentó no elevar su voz para que no se revelara ante la gente lo que lo lastimaba, pero llegó un momento en que era bastante obvio que algo le pasaba.
No quiso avanzar, al menos por unos minutos, necesitaba desahogarse para poder continuar con sus labores.
Se sentía miserable consigo mismo por lastimar a las personas más cercanas a él; su amada hija y la mamá de su pequeña.
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-¿¡En serio sigues andando con Serenity!?
Mokuba casi se atraganta con el bocado de su milanesa de pollo al enterarse de la vida amorosa de su mujeriego hermano.
-Ella no se ha ido por su cuenta como las demás-respondió Kaiba con sequedad alzando los hombros.
-Qué cínico eres-afirmó Mokuba riendo por lo bajo.
-No es cinismo, es una realidad que ellas solas se aburren cuando ven que no consiguen lo que quieren.
-Te ven tan inalcanzable que prefieren irse a buscar lo que desean realmente-aseveró Mokuba bebiendo su jugo de naranja.
-Hablas como si supieras mucho de mujeres.
-Sé más que tú. Yo al menos platico con ellas y las aprecio-dijo Mokuba a manera altanera, aunque no ofensiva.
Kaiba arqueó una ceja, sorprendido de las actitudes que su hermano le estaba mostrando.
-Por lo que veo estar en el extranjero tanto tiempo te afectó el comportamiento. Me respondes con altanería.
-Tal vez no estás acostumbrado a que te digan tus verdades-dijo Mokuba con naturalidad.
Si bien Mokuba no hablaba con la intención de enojar a Kaiba, este sintió un fuego crecer en su interior al ver que su hermano estaba evidenciando su manera de ser. Su mano formó un puño que temblaba ligeramente.
Mokuba bajó la mirada hacia la mano de su hermano notando que estaba provocando a ira a Kaiba. Comprendió que la actitud con la que se llevaba con los extranjeros estaba despertando el peor lado de Kaiba.
-Perdóname, no quería ofenderte.
La disculpa sincera de Mokuba movió el corazón del CEO que suavizó sus facciones.
-Es que me incomoda que me descubras tan fácilmente.
-Eres mi hermano. Aunque estemos separados te conozco perfectamente-afirmó Mokuba con cariño dándole un bocado a su desayuno-. Por eso me sorprende que sigas con las mismas mujeres.
-Tal vez tengo mala suerte-dijo Kaiba alzando los hombros.
-O ellas no saben cómo salir de allí.
El comentario de Mokuba hizo que, nuevamente, Kaiba le lanzara una mirada fija y dura.
-Lo siento. Me cuesta no decir las cosas como las pienso-comentó Mokuba avergonzado.
-Quizá sea verdad-dijo Kaiba pensativamente-. Tal vez no conozco tanto de mujeres.
Mokuba se sorprendió al ver como la mirada de su hermano se perdía en la nada, había rastros de tristeza en los ojos de Seto. Parpadeó algunas veces sin entender el comportamiento de Kaiba.
Era como si Kaiba estuviera guardando un dolor en su corazón del que ni él mismo era consciente.
-¿Por qué no hablas con Serenity para que se vaya de tu vida?-preguntó Mokuba intentando cambiar de tema.
-Quiera o no se irá pronto-la expresión de Kaiba volvió a ser como era normalmente-. Ya encontré una persona nueva que me gusta.
-¿Ahora quien es tu siguiente victima?-preguntó Mokuba rodando los ojos mientras daba otro bocado a su milanesa.
-Es una chica llamada Kisara.
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Observó el gran edificio de la KC desde abajo. Se sintió como una hormiga mirando a los humanos gigantes que las pisaban sin piedad.
Tragó saliva, intentando recordar todos los ánimos y apoyos que Rebeca le brindaba cuando se minimizaba a sí mismo.
Respiró hondo, sin quitar la mirada del imponente edificio que representaba a la compañía más grande juegos del país, y se dirigió a ella con paso firme; convencido de que había hecho la elección correcta al buscar trabajo en aquella empresa prestigiosa.
Atrás de Yugi, con la mirada cabizbaja por los acontecimientos de la mañana, que aún lo atormentaban, Yami iba a paso lento con el hambre sintiéndose en su estómago sumado a un cansancio por no haber dormido bien debido al llanto de la noche anterior.
Tenía deseos de faltar al trabajo, pero no podía fallar más de lo siempre fallaba; al menos su empleo con Ishizu era lo único que hacía bien en la vida.
Avanzaba a su trabajo cuando reconoció la figura de su hermano caminar rumbo al edificio. Por primera vez en el día, su rostro se iluminó con una sonrisa radiante de felicidad.
-¡Yugi!
El aludido reconoció la voz que invocaba su nombre y se detuvo a mirar atrás; reconoció a su hermano mayor corriendo a él con una alegría que hacía años no vislumbraba en el cutis de Yami.
-¡Yami!
-Me da gusto verte por aquí-comentó Yami con notoria dicha.
-Igual a mí. ¿Cómo te ha ido, hermano?-preguntó Yugi con una sonrisa natural y sin malicia.
Yami abrió la boca para contestar, pero calló al darse cuenta que no podía contar lo que había sucedido en la mañana al pelear con Tea. Tuvo miedo de confesar que había tirado el desayuno preparado por su esposa; después de todo, él debía seguir siendo un buen esposo y padre ante todos aunque para su mujer e hija no lo fuera.
-Lo normal, ya sabes.
Con esa simple frase, Yugi borró la sonrisa de sus labios al entender que su hermano estaba teniendo problemas con Tea de nuevo.
-Es ella de nuevo, ¿verdad?
La interrogante sonó más a afirmación que pregunta y Yami supo que no podía ocultarle a Yugi lo que le pasaba. Después de todo, ambos habían crecido juntos y eran hijos del mismo padre y madre.
Con semblante triste, Yami asintió. La mirada de Yugi se volvió severa por el coraje que comenzaba a sentir.
-Te ves cansado, hermano.
-No dormí bien ayer.
Mientras tanto, muy cerca de donde ambos hermanos tricolores se encontraban, corriendo a toda la velocidad que le permitían sus piernas y su juventud notoria, Mana iba vestida con ropa formal llevando colgada de su cuello una bolsa grande y abultada. La prisa era evidente en su respiración agitada al correr tan rápido como podía.
-¡Justo mi primer día de trabajo y me quedo dormida más tiempo del que debía! Espero Ishizu no se enoje conmigo.
Mana dio la vuelta en la calle del edificio de la KC y más pronto que tarde reconoció la empresa de juegos. Una sonrisa radiante iluminó su rostro sin dejar de correr.
-¡Sí! ¡Lo sabía! Ese es el edificio que aparece en las noticias de la KC.
Mana nunca había visto en persona la KC, pero Ishizu se la había mostrado en fotos y conocía el edificio por los noticieros que brindaban información sobre los juegos de KC que se distribuían en Egipto.
Aumentó la velocidad al correr, con el ánimo aflorando por su rostro, sin fijarse en las personas que estaban a su alrededor al estar tan ensimismada en llegar a tiempo para quedar bien con su amiga.
Distinguió a unos chicos con cabellos puntiagudos frente a ella, pero no podía detener su paso así que se hizo a un lado para desviarse un poco y dirigirse a las escaleras de entrada a KC.
Accidentalmente chocó con uno de los hombres de cabellos tricolores provocando que se tambaleara el señor, pero ella no detuvo su andar puesto que era más importante ver a Ishizu que a los que suponía eran empleados o admiradores de los Kaiba.
-¡Ten cuidado, chica!-gritó Yami después de haber sido impactado por la chica de tez morena.
Se tambaleo por el golpe, pero Yugi lo sostuvo antes de que cayera.
-Lo siento mucho-gritó Mana sin mirar atrás ni prestar atención en el hombre de cabellera tricolor y piel blanca.
Yami la miró subir las escaleras, pero sólo pudo ver su espalda, su piel morena y sus cabellos castaños. Refunfuñó para sí mientras se dirigía a su hermano.
-Creo que ya debemos entrar, Yugi.
-Sí, tienes razón. No queremos llegar tarde con nuestros jefes.
La palabra "jefe" sonó en los oídos de Yugi como un canto celestial. Jamás creyó volver a escuchar de sus propios labios esa palabra que durante mucho tiempo parecía olvidada en su vocabulario habitual. Un nudo se formó en su garganta mientras subía las escaleras que conducían a la entrada principal para los empleados de la KC.
Por su lado, Mana estaba charlando con uno de los empleados de la KC que verificaba que ningún extraño entrara en la empresa.
-Le digo que voy de parte de la señora Ishizu Kaiba. Ella me contrató.
-Ya le dije, señorita, que la seora Ishizu no me ha informado nada de una empleada nueva.
-Entonces hable con ella y pregúntele directamente. Seguro ella olvidó comentarle.
Mana intentó explicar que ella era amiga de Ishizu, pero sus intentos eran inútiles para lograr pasar a la empresa. Yami y Yugi pasaron junto a ella reconociéndola por la ropa, pero ninguno se detuvo a ver qué pasaba, sino que siguieron avanzando, entrando por los torniquetes de la compañía una vez se hubieron identificado.
Los ojos de ambos estaban atentos a ella al verla intrigada, moviéndose de un lado a otro, vociferando como niña chiquita, pero ninguno alcanzó a verle el rostro.
Yami frunció el ceño.
-Qué escandalosa-comentó con molestia mirando al frente.
-Supongo que deben ser precavidos con la seguridad aquí-dijo Yugi intentado sacar información.
-Cuando llega un empleado nuevo, el señor y la señora Kaiba le informan a los vigilantes para evitar estas situaciones.
Yugi hizo una expresión de asombro al tiempo que se encaminaron al elevador más cercano olvidándose de sus problemas personales y de la joven chica morena que batallaba con los vigilantes.
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-¿¡Kisara!? ¿Y de dónde salió la nueva recluta?
Mokuba intentó sonar simpático con su interrogación, pero sí tenía curiosidad por saber, en especial porque notaba que a su hermano le brillaron los ojos cuando dijo el nombre de la chica.
-Apenas ayer la vi por primera vez.
-¿¡AYER!? ¿Tan rápido quieres con ella?-la expresión sorpresiva de Mokuba cambió a una de picardía-¿Quieres un romance al estilo de cuento de hadas?
-No digas tonterías, Mokuba-respondió Kaiba en reproche.
-Aprende a bromear.
Mokuba le lanzó una sonrisa fraternal para indicarle que sólo deseaba pasarla bien con él ese día.
-No estoy bromeando en esto, Mokuba-respondió fríamente Kaiba-. Fue ayer que la conocí. Sólo sé que es mesera y que es amiga de uno de mis empleados nuevos.
-¿Desde cuando te metes con las amigas de tus empleados? Por lo menos asegúrate de que no sea su amante, novia, esposa o algo así.
Kaiba soltó una carcajada sonora ante el comentario de su hermano. Se llevó una mano al pecho por la risa que brotaba de su garganta.
-Yugi jamás se metería con una mujer estando casado. Es demasiado anticuado.
Mokuba frunció el ceño.
-¿Yugi? ¿Así se llama tu empleado?
-Sí, es mi nuevo empleado y también fue mi rival en el campamento de duelos cuando era adolescente.
Mokuba permaneció en silencio, bajó la mirada mientras analizaba lo que decía su hermano. Movía los ojos de un lado a otro pensativo.
-¿Cómo se llama tu empleado?
-Yugi Moto, él se encargará de hacer nuevos diseños y proyectos para juegos.
Mokuba abrió los ojos y la boca con expresión anonadada y sorprendida. Fue tanto su asombro que se le cayó el último pedazo de su milanesa al suelo junto con el tenedor. Estaba desconcertado con lo que reflexionaba.
-Voy a pedir otro tenedor.
Kaiba se levantó de su silla con la disposición de pedir al servicio del hotel un nuevo cubierto y quejarse de que sólo les dieran los "necesarios" sin tomar en cuenta una situación como esa en la que un tenedor cae al piso.
Al quedarse solo, Mokuba se sumergió en sus pensamientos con más tranquilidad al no tener cerca a su hermano.
El nombre del empleado de Seto no dejaba de sonar en su cabeza: Yugi Moto.
-No puede ser el mismo Yugi Moto. Tiene que ser alguien con el mismo nombre.
Mokuba juntó sus manos sobre sus piernas, estrujándolas con nerviosismo.
-Seguro hay muchas personas con ese nombre en Japón.
Pero tenía miedo, temblaba de sólo pensar en que pudiera revivir el pasado que hacía años le fue difícil superar.
Aunque, con su reacción corporal, comenzaba a sospechar que nunca superó lo sucedido.
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-¿Entonces hoy no viene el señor Kaiba?
La voz de Yugi sonó decepcionada. Deseaba ver a Kaiba ya que él le había prometido mostrarle el nuevo sistema de duelos de monstruos que había construido para revolucionar los juegos de duelos de monstruos. Sin mencionar, además, que deseaba seguir conversando más Kaiba.
-Temo que el señor Kaiba no se presentará a trabajar hoy. Así que yo estaré a cargo de cualquier asunto que tenga que ver con la compañía.
Ishizu hablaba con profesionalismo, su actitud formal y educada dejaba ver que era una mujer preparada para ser dueña de una empresa con el prestigio de KC.
Aquello hizo que Yugi la admirara a primera vista, entendiendo porqué Yami le tenía tanta confianza a esa mujer.
-"Kaiba es muy afortunado de tener una mujer como ella"
-Me da mucho gusto trabajar para usted, señora Kaiba.
Yugi hizo una reverencia con sumo respeto a su jefa, conmoviendo a Ishizu internamente. No sabía si era porque era estaba sensible con todo lo acontecido o porque le resultaba curioso que un nuevo empleado de su marido la tratara.
Si bien todos se portaban respetuosos con ella por ser la esposa de Seto Kaiba, la inclinación de Yugi parecía sincera, desde el fondo del corazón, mientras que el resto de personas que la reverenciaban parecía que sólo deseaban quedar bien para obtener un puesto mejor, un aumento o por el simple compromiso con Kaiba que era muy exigente con la disciplina.
Yugi tenía carisma, un encanto particular que incluso Yami, a pesar de ser alguien de total confianza y un gran empleado, no poseía ni inspiraba un sentimiento de gracias ante los demás.
Ishizu entendió porque Kaiba se fue con Yugi a tomar un café con Yugi: incluso una persona fría como Kaiba sentía simpatía por ese chico de cabellos puntiagudos y tricolores.
-Bien, creo que para comenzar lo mejor es presentarte con todo el equipo y que conozcas la empresa-dijo Ishizu con una sonrisa afable.
-Claro que sí, señora. Sería un honor-respondió Yugi con entusiasmo.
-Si gusta yo puedo llevar a mi hermano a visitar la empresa-comentó Yami sonriendo.
-No es necesario, Yami. Yo misma lo llevaré a recorrer KC.
La invitación de Ishizu hizo que los ojos de ambos hermanos la miraran anonadados, aunque eso no impidió que Yugi se sintiera dichoso de tener la gracia del matrimonio Kaiba. Su corazón latió de emoción al ver que estaba siendo bien recibido por los Kaiba.
-Si, señora. Me encantaría que me acompañase usted a ver la empresa-dijo Yugi casi llorando de la emoción.
Yami miró la alegría de su hermanito y se sintió contento de verlo feliz, por fin, trabajando en algo que le gustaba y que pudiera generar para su hogar. Había pasado bastante tiempo desde que Yami no veía a Yugi conteniéndose las ganas de brincar de felicidad y eso alegraba el alma perturbada de Yami.
-Dime Ishizu. Me es más cómodo que me llamen por mi nombre-respondió Ishizu con una sonrisa.
La escena conmovedora fue interrumpida repentinamente cuando la puerta de la oficina de Ishizu se abrió dando paso a Mana, que llegó respirando agitadamente con las manos apoyadas en las rodillas y su cuerpo agachado por la agitación.
-Mana, no seas imprudente para entrar-regañó Ishizu a su amiga.
Los dos hermanos la miraron sin reconocerla, confundidos por la interrupción de la chica morena.
-Tú tienes la culpa por no avisarles a tus vigilantes que voy a trabajar contigo.
La respuesta de Mana fue entrecortada, entre inhalaciones y exhalaciones agitadas intentando recuperarse de tanto correr por los pasillos.
Levantó su cuerpo para mirar a su amiga, pensando que estaban solas, pero en su lugar notó la presencia de dos hombres muy similares.
Sin embargo, lo que sus ojos verdes pudieron captar la dejó con la boca abierta y los pómulos ligeramente rojos, incrédula con lo que podía observar desde la puerta de la oficina.
Por otro lado, desde su lugar frente al escritorio de su jefa, los hermanos también la vieron detenidamente, pero sólo Yami sintió que sus mejillas se calentaban ligeramente acompañadas de un calor, que tenía años sin sentir, al ver a la persona recién llegada a la oficina de Ishizu.
CONTINUARÁ...
MarBere123: Sí, hay fics de SetoxMokuba, sobre todo en ao3 y casi siempre vienen con advertencia de incesto con hard 0_0 Tampoco me gusta la idea YamixYugixAtem, aunque tampoco es que sea de tríos heteros tampoco, prefiero el triángulo amoroso jajaja. Es que mi Kaiba es odioso en este fic, jajaja, aunque amo al personaje aquí le saqué todo lo malo que poseé. Creo que te van a interesar las historias de todos los personajes en algún momento y no sólo la historia de Yami (se esconde para no revelar nada) ;) Gracias por leer mi fic.
Katsura-Sunoichi: Es curioso que siempre que pensamos en alguien de confianza para Seto tanto tú como yo tenemos en mente a Roland en nuestros fics, jijiijiji (sonrojo). No lo había visto así, pero tienes razón, es un gran contraste la relación de Kaiba, Ishizu y Roland aunque sea un personaje secundario. Así es, Ishizu es la principal víctima de esta relación y realmente lo único que hizo fue obedecer a su papá y hermano al casarse por mejorar una empresa. Desafortunadamente por mucho tiempo existieron esa clase de matrimonios forzados, aunque creo que sigue habiendo parejas así no sé porqué. Ya no me atrevo a decir más para no arruinar las sorpresas del fic. Gracias por la lectura :)
