En el lujoso Bar Luxury de Rodorio, una mujer de cabellos rubios se encontraba bebiendo y fumando, acompañada únicamente por la suave música que envolvía el ambiente pecaminoso. Aún no era hora de abrir el bar, lo que Natasha aprovechó para llamar a su socio y hablar abiertamente.

- "Natasha, querida…" - contestó una voz del otro lado la línea.

-Quiero hacerte un encargo, Kostas. - habló sin chistar la mujer.

- "Para mi mejor socia, lo que desee." - respondió el narcotraficante.

-Esa mujer que enviaste al Santuario, vino acompañada de una chiquilla morena de ojos azules, es gemela…

- "Sí, sé cuál es." - respondió Kostas con aburrimiento mientras buscaba en una de las gavetas de su oficina unas fotografías de todo el equipo de baile de Aria. Sacó específicamente la de Silvanna.

-Quiero que la mates. - pidió sin miramientos. - Citaste a Aria para mañana en el puerto, ¿no?, entonces haz que lleve a esa mocosa y mátala.

Kostas alcanzó a percibir la desesperación en la voz de su socia. Empezó a reír burlonamente ante el irreverente pedido.

- "Espera… ¿qué pasó? No me digas que te quitó a tu noviecito del Santuario. - el silencio de la rubia le causó más gracia. - ¡Ayyy! Vaya, qué mujer tan inepta eres Nat. Una mocosa robándote al hombre, en fin… Sabes que no haré eso. Aria no la llevará."

-¡Obligala! Esa mujer hará lo que le pidas. - exigió nuevamente. - Quiero a esa mocosa muerta mañana mismo o olvídate de seguir utilizando mi bar como comercio para tus drogas. - amenazó. No iba a perdonar la humillación que sufrió en el Santuario por culpa de esa niñata del demonio y menos, el que Milo la amenazara de tal forma, como si las noches que pasaron juntos no significaran nada.

La sonrisa de Kostas se esfumó de inmediato. En Rodorio conseguir personas que fungieran como distribuidores era difícil, la mayoría de comerciantes huían, por lo que Natasha era, en esos momentos, su principal conector con el pueblo griego. No le servía que la mujer se apartara del negocio.

- "Está bien, pero al menos necesito que la saques del Santuario." - pidió.

. . .

A la mañana siguiente, las funciones en el Santuario iniciaron temprano. Debían preparar todo lo necesario para el operativo ya que, si bien se esperaba la llegada de Kostas para horas de la noche, el movimiento en el puerto inició desde tempranas horas de la mañana.

La estrategia que trazaron con la ayuda de Saga y Kanon fue sencilla: se dividirán en tres grupos, uno se encargaría de resguardar el costado oeste y otro el este por colindar ambos sectores con salidas que daban a calle pública por lo que ante un descuido se podrían utilizar fácilmente como vías de escape. La zona norte por colindar con el mar no la cubrieron, sin embargo, en lo alto de una montaña Catrina se encargaría de vigilar y alertar sobre la llegada de la embarcación. Gracias a las cámaras que habían colocado previamente, notaron que el muelle se empezó a llenar de personas armadas con el transcurso de la mañana.

-El movimiento creció y la presencia de hombres armados también, especialmente en el sector este. - habló Catrina señalando la pantalla. Una mancha roja delataba la presencia de los secuaces de Kostas. - Es un claro indicador de la llegada del líder. Sin embargo, no actuaremos hasta poder grabar el intercambio del cargamento ni su transporte.

Para esa misión decidió no reclutar a las doce. Algunos de ellos debían quedarse custodiando el Santuario ya que Shion impuso esa directriz luego de los acontecimientos anteriores. Por ello dejó a Camus, Mu y Saga custodiando como tal el Santuario; a Milo, Aldebarán y Afrodita los colocó en el sector este, Shura, Aioria y Aorios resguardarían la zona oeste, mientras que Kanon, DM y Dohko serían los encargados de monitorear desde la base en el Coliseo la operación. Ella y Shaka vigilarían desde la montaña.

Aún no le había confesado al rubio sobre su embarazo porque estaba segura que Shaka no le permitiría ir a la misión y ella creía fielmente que su presencia era necesaria. Era la única con la capacidad suficiente para usar un francotirador y utilizar su mira para monitorear la llegada. Quizá estaba siendo irresponsable, pero la noticia fue tan repentina que incluso ella aún no se lo creía. No tuvo mareos, náuseas ni los típicos síntomas de un embarazo, únicamente un retraso en su período y, al ser una mujer muy puntual le pareció anormal. Le pidió a Sofía que le hiciera exámenes y el resultado la tomó por sorpresa.

Su hermana menor brincó y lloró de la emoción; ella por el contrario vomitó de los nervios. Sintió miedo, recordó todo lo vivido con su hermana, el embarazo que esta tuvo producto de la violación por el monstruo. Estuvo cerca de una hora hablando con Sofía, desahogándose y tratando de comprender que la llegada del bebé no era algo malo, por el contrario, traería alegría en su vida y en la de Shaka. Fue entonces que decidió hablar con el rubio una vez que la operación finalizara, eso sí, tomando todas las precauciones necesarias para evitar que una bala la alcanzara y pusiera en riesgo a la criatura.

-¿Cuáles son las reglas que debemos seguir? - Aldebarán. - Son personas comunes, sin cosmos después de todo.

-Alde tiene razón. Sería cobarde enfrentarlos con nuestro poder. - Aioria le dio la razón.

-No subestimen el poder de un arma. Aunque esta vez estén autorizados a utilizar sus armaduras, un descuido puede poner una bala en su frente y matarlos, recuerden que hay partes de su cuerpo que quedan expuestas. Además, esta clase de personas, pese a no tener poderes, son crueles y buscarán matarte de la peor manera posible. - advirtió la pelinegra.

-Si es necesario matar, se hará, si no, basta con dejarlos inconscientes y las autoridades se harán cargo. - ordenó Dohko.

. . .

En la casa de Piscis, Aria se encontraba en la habitación preparándose para salir. Cuando habló con Taylor omitió por completo decirle que igualmente asistiría al encuentro con Kostas y ya que lo hizo pensar que encargaría todo a los Santos, debía salir del Santuario sin ser vista. Se colocó una ropa casual para pasar desapercibida, aprovechando que el sector del coliseo estaba cerrado por una reunión entre los dorados y que Taylor, Josh y Savanna aún dormían para salir sin ser descubierta. Se miró al espejo una vez más y en su mirada encontró determinación. Agradeció a su madre en el cielo el haber sacado el Proyecto a buen término y que tuvo una semana tranquila que le permitió poner sus ideas en orden y tomar una decisión. El único arrepentimiento que cargaba era no haber podido ser totalmente sincera con Shura y contarle todo lo que pasó; el por qué se fueron de Rodorio hace diez años, el por qué volvieron al Santuario y especialmente, que aún lo amaba. Se limpió una lágrima traicionera y salió rumbo al puerto.

Silvanna se levantó temprano. Notó que todos dormían y que la madrugada estaba helada por lo que se colocó un abrigo sobre su pijama y salió del Santuario hasta llegar a las afueras. Desde el incidente con Natasha no pudo dejar de pensar en los sentimientos que esa mujer tenía por Milo, preguntándose una y otra vez si su presencia había sido la causante de su separación. Honestamente, su vínculo con el Dorado de Escorpio fue tan natural que no se percató que había desarrollado sentimientos por él hasta el día que tuvieron la cita y su corazón empezó a latir como loco; de ahí que nunca fue su intención inmiscuirse en su relación, es más, ella desconocía la existencia de Natasha hasta el día donde los encontró en el Templo en esa situación comprometedora. Suspiró… Necesitaba enfríar su cabeza. Estaba confundida por sus sentimientos, pero a la vez no estaba segura de qué hacer porque el contrato expiraba en unos cuantos días y lo más probable era que regresaran a Estados Unidos; lo que significa que ya no volvería a ver más a Milo.

-Creo que lo mejor será ocultar mis sentimientos y no decir nada. De todas maneras, no nos volveremos a ver… - se dijo a sí misma con pesar.

El sonido apresurado de un vehículo negro la sacó de sus pensamientos. Extrañada, Silvanna se quedó en su lugar. Dirigió su mirada hasta la entrada del Santuario percatándose que se había alejado un poco, lo que no hizo más que inquietarla. Del vehículo salió Natasha.

-¡Oh querida pero qué bueno que estás aquí! - exclamó la rubia acercándose a paso apresurado hasta donde Silvanna se encontraba. La morena notó que la mujer venía acompañada de dos hombres armados y vestidos de traje negro, lucían como matones. Temió que Natasha estuviese ahí para complir con sus amenazas. - ¡No, no! No te vayas a asustar cariño. Vine aquí a ofrecerte disculpas.

-¿D-Disculpas? - preguntó nerviosa.

-Si. Mira, estuve pensando en lo que pasó, especialmente en lo que me dijiste y creo que tienes razón. Milo no es un trofeo que deba ser ganado, sino que él tiene que elegir y yo, soy una mujer joven que puedo obtener todo lo que me proponga. Y para que veas que me arrepiento, vine aquí a pedirte disculpas y a invitarte a desayunar, ¿qué te parece?

Silvanna aún estaba turbada por la extraña actitud de Natasha. Si comparaba a esta persona con la que la ofendió y agredió, se trataba de personalidades completamente opuestas.

-¿Tienes algún trastorno de bipolaridad? - preguntó ocurrente Silvanna aún sin poder creer lo que ocurría.

Natasha tragó grueso porque el comentario le cayó pesado, pero sacando a relucir todos sus dotes de actriz, fingió que la pregunta se trataba de un chiste y rió de buena gana.

-¡Ayyy qué tierna eres! - respondió tomando una de las mejillas de Silvanna.

A lo lejos, Aria se detuvo al reparar en la presencia de Silvanna. No se fijó en que la gemela estaba ausente en la habitación, pero lo que más le llamó la atención fue que estuviera acompañada por una mujer extraña y el vehículo negro con dos hombres a sus costados. La mujer agarraba a Silvanna de los brazos continuamente, parecía querer asegurarse de que ésta no se fuera. Sus alarmas se encendieron y se apresuró hasta donde ambas se encontraban, olvidando por completo su objetivo principal de trasladarse al puerto de Rodorio.

-Disculpe, ¿quién es usted? - intervino la peliazul quitando las manos de Natasha e interponiendo su cuerpo para alejarla de Silvanna.

Natasha sonrió al reconocer a la bailarina.

-Oh, tranquila, querida. No hay que exaltarse. Yo solo vine aquí a pedirle disculpas a la señorita por el altercado que tuvimos. - explicó la rubia con tranquilidad. Aria dirigió una mirada interrogante a la morena. -¡Ayyy perdón! Pensé que ya estaban enterados. Silvanna, ¿no le dijiste que peleamos por Milo? El Caballero Dorado de Escorpio.- aclaró.

La aludida abrió los ojos llena de pavor.

-¿Silvanna de qué está hablando esta mujer? ¿Cómo que pelearon por un caballero? - Aria estaba visiblemente turbada, pero más que nada, quería golpearse a ella misma por no haber estado más atenta a las chicas porque su cabeza estaba llena de Kostas, sus amenazas, la muerte de su madre, el Proyecto y Shura.

-N-No es como piensas Aria. Te juro que no he hecho nada malo. No tengo ninguna relación con el caballero. Solo vimos el atardecer… - explicó sintiendo lágrimas aparecer en sus ojos. Aria sonrió con ternura y acarició el rostro de la bailarina.

-No tienen una relación, pero Milo sí que está enamorado de tí, y él es mayor. Siete años mayor, para ser exactos. – recalcó Natasha echando más leña al fuego.

Silvanna sintió su rostro arder ante lo dicho por Natasha. ¿Milo… enamorado de ella?

-Escuche… señorita. - habló nuevamente Aria. - Le agradezco su preocupación, pero la tutora de Silvanna soy yo, así que yo resolveré ese asunto. - Acto seguido, tomó a la morena de la mano tratando de llevarla al Santuario nuevamente. Sin embargo, antes de poder irse, Natasha detuvo su andar y los dos hombres que la acompañaban se acercaron sacando sus armas.

-Tú no vas a ningún lado, bonita. Tú tienes una cita importante en el puerto con Kostas. No estarás pensando en huir, ¿verdad? - nuevamente, la rubia sacaba a relucir su verdadera personalidad.

Aria tragó grueso.

-Tú eres la informante de Kostas… - afirmó Aria pálida. Natasha solo empezó a reír, mientras sus secuaces, separaban a Aria de Silvanna, esta última empezó a removerse asustada. - ¡Ella no tiene nada que ver con Kostas! ¡Déjenla ir! - exigió Aria tratando de soltarse.

-Tienes razón, no con Kostas, pero sí conmigo. Me quitó algo muy preciado, así que me las va a pagar también. - defendió.

-¡Aria! ¡Suéltenme! ¡Aria! - los gritos de Silvanna empezaron a subir de tono, lo que alertó a un soldado que custodiaba la entrada principal ubicada a unos diez metros.

Había visto a la señorita salir, pero optó por mantener su guardia ya que en los últimos meses las cosas habían estado calmadas y sin enemigos. Sin embargo, al percatarse de los gritos, salió de inmediato, siendo testigo de como dos hombres tomaban a la señorita Silvanna y a la señorita Aria y las metían bruscamente a un vehículo negro. Al reparar en su presencia, los matones empezaron a disparar mientras Natasha conducía el vehículo, impidiendo así ser detenidos.

. . .

Taylor abrió los ojos con pereza ante el incesante ruido de un teléfono. A tientas, logró dar con el celular de Aria. "Señor Jaime", leyó.

-Hola…- contestó perezoso.

-"¿Taylor? Oh muchacho, qué bueno. Intentaba contactar a Aria. ¿Ella está?" - preguntó.

Taylor la buscó con la mirada en la habitación, notando que ni ella ni Silvanna estaban. Savanna y Josh también se habían levantado por el ruido. La gemela arrugó el ceño al percatarse de la hora: 6 am.

-No, no está.

-"Oh está bien, de todas maneras era para avisarle que todas sus pertenencias están resguardadas. El departamento está asegurado para cuando vuelvan, únicamente he estado cubriendo los gastos de limpieza con el dinero del seguro de su madre. La funeraria me ha entregado las facturas y…"

-Espere un momento… ¿de qué funeraria habla señor Jaime? - preguntó alarmado. Savanna y Josh se miraron entre sí con preocupación.

- "P-Pensé que Aria te lo dijo. Su madre falleció, hace casi dos semanas apareció el cuerpo en el río y yo me encargué de los gastos para que ustedes no se preocuparan…"

Taylor dejó caer el teléfono por el shock.

-¿Tay? - preguntó Savanna llena de pánico.

-Si mamá está muerta… Eso significa…- dijo para sí mismo el asiático en un susurro, pero fue escuchado por los dos jóvenes quienes sintieron un balde de agua fría. De la nada, Taylor observó la fecha en el calendario y salió de la habitación corriendo sin decir una palabra.

Ambos jóvenes lo siguieron angustiados ya que el bailarín empezó a gritar y llamar a Aria como un loco por los diferentes Templos. Al no obtener respuesta, el joven corrió hasta el coliseo.

. . .

En la sala de operaciones, el grupo encargado de ir al puerto terminaba de prepararse para salir de inmediato. Por el momento, únicamente vestirían un traje negro antibalas y en el caso de los dorados, llevarían sus armaduras también. La idea era bajar por la zona montañosa de Rodorio que conectaba con el Santuario y llegar hasta el Puerto sin ser detectados. Antes de salir, el grupo se vio interrumpido por la presencia de Taylor, quien estaba visiblemente alterado, con lágrimas en los ojos y segundos después llegaron los dos chicos, Savanna y Josh en un estado similar.

-Oye, oye chico, espera un momento. - Dohko lo detuvo al notar la perturbación en sus ojos.

Afrodita se levantó de su asiento preocupado.

-Por favor… tienen que ayudarla… - suplicó Taylor rompiendo en llanto nuevamente.

Aldebarán notó que Savanna cubría su boca con ambas manos en un vano intento por controlar su llanto y sintió su corazón romperse en pedazos. Sentía unas inmensas ganas de acercarse, pero no estaba seguro de que fuera apropiado bajo esas circunstancias.

-¿A quién hay que ayudar? - preguntó Shura ayudando a Taylor a levantarse del suelo. El muchacho continuaba alterado.

-Aria… Él va a matarla… Ese desgraciado… Mató a nuestra madre desde hace tiempo también. - al decir esto, el llanto en los adolescentes aumentó. Por primera vez, Josh abrazó a Savanna para darle consuelo. Él solía pelear frecuentemente con las gemelas, pero en el fondo las quería porque las consideraba como sus propias hermanas. Las peleas entre hermanos eran normales, ¿no?, siempre discutiendo, pero cuando el momento lo requería, se apoyaban entre sí.

Esta vez, Afrodita se arrodilló frente a Taylor y lo tomó del rostro. Debían calmarlo para poder obtener la información.

-Hey… Necesitamos que te calmes. ¿Está bien? Para poder ayudar a Aria, tienes que contarnos todo despacio.

Poco a poco, la respiración del muchacho bajó su intensidad, tomó unos cuantos sorbos de agua que le brindó Shaka y después de unos segundos, procedió a hablar y contarles todo lo ocurrido, para sorpresa y consternación de todos los presentes, especialmente de Shura quién permanecía en silencio. Justo en ese momento se odiaba a sí mismo por no haber podido estar para Aria, por no haber profundizado en el motivo por el cual debieron dejar Rodorio hacía diez años, quizá hubiese podido ayudarla, quizá ese desgraciado no hubiera matado a sus padres ni la chica atravesado todo ese dolor.

Se maldijo también por haber pensado lo peor de ella cuando se volvieron a ver por primera vez en diez años, debió preguntarle sobre su vida cuando se encerró con ella en el baño en aquella ocasión y no asumir algo que evidentemente era falso.

-¿Entonces fue ella quien envió la nota con la conversación? - preguntó Catrina.

-Si. - respondió Taylor con tristeza. - Pero pensé que iba a dejarlo en sus manos, no que iría ella también. No me dijo nada y estos días, durante las grabaciones, estuvo tranquila, tanto que me preocupó mucho.

Nuevamente, el grupo se vio interrumpido por la presencia del soldado que presenció el secuestro de Aria y Silvanna.

-Lamento la intromisión, pero es una emergencia. Secuestraron a la señorita Silvanna y a la señorita Aria, un vehículo negro, no alcancé a ver las placas, pero… - pausó nervioso. - la señora Natasha entró en él.

Esta vez, Milo se levantó alarmado.

-Todo el mundo ¡cálmese! - exigió Catrina al notar cómo todos empezaban a exaltarse.

-¡Están en peligro! - exclamó Milo. Camus solo lo tomó del brazo para intentar calmarlo.

-Y vamos a rescatarlas a ambas. Pero debemos pensar fríamente. Tenemos un plan, nos apegamos a él, pero tomaremos en cuenta que tienen a dos personas de rehén. - ordenó Catrina.

-Milo y Shura pueden ocuparse de resguardar sus vidas, los demás seguiremos apegados al plan inicial de no dejarlos escapar y asegurar que no se lleven la droga. - sugirió Afrodita con seriedad.

Dohko suspiró pesadamente y luego soltó una sonora carcajada que llamó la atención de los presentes.

-Ustedes… - dijo señalando a Shura, Milo, Afrodita e incluso a Aldebarán, quien se dejó ganar por el sentimiento, acercándose a Savanna para consolarla. - Tendrán que darle explicaciones a Shion cuando esto acabe, ya saben a lo que me refiero.

Los aludidos solo desviaron la mirada avergonzados. Se sentían como niños que habían sido atrapados haciendo una travesura.

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¡Continuamos actualizando! Saludos especiales a Natalita07 por el review, me motivan mucho. Pese a ser la autora, la pareja de MiloxSilvanna ha sido la que más me causa ternura de todas las que he hecho hasta el momento. Cuando planeo sus interacciones no puedo evitar morir de ternura gracias al contraste que hay en ellos.

De Shura amo que su personalidad sea tan de "tomar al toro por los cuernos" con Aria; está dispuesto a todo por ella.

Espero que disfruten leyendo el capítulo tanto como yo al escribirlo. ¡Nos leemos!