Capítulo 29. ¿Amor o sexo?
Los alumnos de primer año de Hogwarts salían de clases y se dirigían a la cena. Entre ellos, un pequeño Ron Weasley de once años caminó a toda velocidad con una sonrisa tonta, pensando en la deliciosa comida que le esperaba. Se perdió de vista al final del pasillo, dejando a sus nuevos dos mejores amigos atrás.
Harry Potter y Hermione Granger, ambos de once años también, caminaron más lentamente, uno junto al otro. Ella, que tenía rostro de niñita y el cabello muy inflado, se volvió a él para dirigirle una amplia sonrisa, exhibiendo esos incisivos inusualmente grandes que tenía.
-Gracias por salvarme del Troll ayer.
-Oh… No, ese no fui yo. Ron fue el que consiguió hacer el encantamiento, ¿recuerdas?
-Tú fuiste el que se lanzó sobre él, arriesgando tu propia vida, para tratar de detenerlo como fuera posible, y clavándole tu propia varita en la nariz. Gracias, Harry.
Entones, la niña se inclinó sobre él y le dio un beso en la mejilla. Volvió a sonreírle y se alejó a pasos rápidos también, doblando ella también el recodo al final del pasillo y perdiéndose de vista.
Harry se quedó allí quieto, con su mano apoyada sobre su mejilla.
En el presente, el Harry de catorce años estaba sentado sobre el césped del Bosque Prohibido, cerca del linde con los terrenos de Hogwarts, cubierto por su capa para hacerse invisible. Tenía la espalda contra un árbol y jugaba a partir unas ramitas entre sus dedos mientras esperaba la hora del encuentro con Katie Bell.
Su mirada estaba fija adelante, donde el bosque terminaba y se podía ver la amplia extensión de césped que desembocaba en el castillo donde había pasado los últimos cuatro años de su vida. Mientras observaba a la distancia, con las piernas estiradas sobre el césped y la hojarasca, su mente le traía toda clase de recuerdos de sus años en Hogwarts.
El haber estado fuera del colegio todo ese tiempo, todos esos últimos días, le había creado una distancia con el castillo. Una especie de barrera invisible con ese lugar al que había llamado hogar tan queridamente, y en el que se había sentido vivo por primera vez.
Pero la distancia había traído cosas positivas. Sabía que, si llegaba a poder regresar, no se tomaría su vida en Hogwarts de forma gratuita, como antes. La valoraría muchísimo más… Poder aprender magia allí no era algo que tomarse a la ligera. Tanta gente no podía hacerlo, y tenía que vivir sus vidas de otras formas… No solo los muggles, si no también gente como Verity.
Llegó la hora. Harry se puso de pie y se quitó la capa para hacerse invisible, que guardó en su mochila. Katie avanzaba sola hacia él, caminando con las manos en los bolsillos de una campera larga hasta las rodillas. Llevaba un pantalón blanco debajo y botas. La cazadora de su equipo de Quidditch tenía su cabello castaño claro peinado en una cola de caballo alta.
Cuando llegó a las lindes del bosque, miró por sobre su hombro y se internó entre los árboles, buscando la zona donde había quedado con Harry. Entonces lo vio y se acercó a él.
-Hola, Harry.
-Hola, Katie.
Se saludaron con un gesto con la cabeza y se quedaron allí de pie, mirándose.
De pronto, Harry se sintió incómodo como no lo había estado en muchísimo tiempo…
¿Qué se le decía a una persona cuyo último encuentro había sido en la oficina del director al ser expulsarlo por masturbarse en la ducha espiándola, eyaculando sobre su trasero sin que ella lo supiera?
Katie rompió el hielo.
-¿Cómo estás? ¿Cómo han sido estos días fuera de Hogwarts?
-Pues… Tuve suerte -dijo él-. Mis tíos iban a mandarme a una institución muggle para jóvenes criminales, pero…
-¿Qué? -dijo Katie de golpe-. ¿Iban a mandarte al Centro de Seguridad San Brutus para Jóvenes Criminales Incurables, ese de la historia que le habían inventado a la tía Marge para explicarle dónde estudiabas? ¡Qué atrevidos!
Harry se quedó boquiabierto por la sorpresa. Katie cambió su expresión rápidamente, pasando del enfado a la vergüenza.
-¿Cómo sabes lo de tía Marge? -preguntó Harry, con el ceño fruncido.
-Eeeehh, ocurre que… estem… -Katie movía las manos frenéticamente, mientras miraba hacia arriba-. Leí sobre eso en una revista, ¿sabes? Es que los empleados del Ministerio que le borraron la memoria a Marge el año pasado le dieron una nota al Times-Wizard, una revista de magos de actualidad.
-Vaya, sí que estás bien informada.
-Supongo que me gusta leer cosas de actualidad y todo eso -explicó Katie, que lucía muy nerviosa-. Quizás deberíamos ir a hablar a otro lado. Aquí podrían verte y estarás en problemas.
Harry asintió.
-Tengo mi capa para hacerse invisible…
Se arrepintió enseguida de decir eso. Acababa de traer a la conversación la mismísima capa que había usado para espiar a Katie en la ducha. ¿Por qué era tan imbécil?
Aun así, Katie no pareció incómoda ante esto. Todo lo contrario, le sonrió y dijo:
-De acuerdo, cubrámonos con ella. Muy buena idea.
Harry se sorprendió nuevamente por la actitud de la chica. Era una muy buena señal, mucho mejor de lo que merecía… Sin poner objeciones, sacó la capa nuevamente de la mochila y la pasó por encima de ambos, quedando los dos cubiertos por esta.
-Listo, ahora nadie te verá -susurró ella-. Podemos sentarnos aquí a hablar.
Se sentaron contra el enorme sauce contra el que Harry había estado sentado antes, entre sus gigantescas raíces, esta vez uno junto al otro, bajo la capa. Katie entonces abrió su propia mochila y sacó varios trozos de pan del interior.
-Me guardé esto del almuerzo -le dijo-. Pensé que tendrías hambre, luego del viaje hasta aquí. No sabía si habrías venido en escoba, o cómo…
-Oh. Bueno, gracias -Harry tomó un trozo de pan y le dio un buen mordisco. -La verdad es que vine con polvos flú, pero no he almorzado, así que me viene bien. Te agradezco mucho.
Ella le sonrió bajo la capa.
Aquello no podía ser mejor. Katie no solo no estaba molesta con él, no solo había accedido a tener esa conversación para ayudarlo, si no que hasta se había tomado la molestia de guardarle comida.
Harry entonces decidió que era hora de hablar de lo importante. Luego de tragar un buen trozo de pan, le dijo:
-Una vez más, Katie, quiero pedirte mil disculpas por lo ocurrido…
Ella se volvió para mirarlo y a Harry le pareció que sonreía ligeramente. ¿Se había ruborizado?
-De verdad, yo no soy así… normalmente. No sé qué me pasó ese día.
Katie respondió muy nerviosa y muy rápido:
-La gente exagera, Harry. Todos hacemos cosas así a veces. ¿Qué tiene de malo romper las reglas un poco…? Es decir, no es como que eso te haga ser una mala persona. Hay límites, ¿sabes? Ser un mago oscuro es cruzar los límites. Pero, no lo sé, ir a Hogsmeade por alguno de los siete pasadizos de Hogwarts usando el Mapa del Merodeador que hizo tu padre con sus amigos es romper las reglas, sí, pero no es cruzar los límites…
-Espera, espera -dijo Harry, muy confundido-. ¿Tú cómo sabes todo eso?
-Eeeehh… estemm… -una vez más, Katie se puso nerviosa y pareció avergonzada-. Olvida que dije eso.
Harry se quedó confundidísimo. Quería preguntarle a Katie cómo demonios sabía eso, pero al mismo tiempo no parecía ser una buena idea en ese momento. Ella estaba mostrándose totalmente comprensiva con él y dispuesta a ayudarlo, y no podía arruinarlo lanzándole un interrogatorio.
-Sí, tienes razón -dijo Harry entonces, tratando de seguirle la corriente-. Es decir, no. No está bien, Katie… -se pasó una mano por el cabello largo, nervioso-. No debí espiarte en la ducha. No estuvo bien. Y lo siento mucho.
-Te estoy diciendo que no te preocupes -le susurró ella, y entonces se lo quedó mirando fijamente a los ojos con la mirada como hipnotizada. Sus labios estaban un poco entreabiertos y el pecho de la chica subía y bajaba con la respiración acelerada… -El que hayas hecho eso significa, para mí, que me has encontrado bonita… ¿verdad?
Dijo eso en un susurro débil y distante, mientras le miraba los labios ahora fijamente, como hechizada por ellos…
Harry sintió que su corazón daba un brinco. Katie se había acercado a él bajo la capa…
-Pues… sí, claro, te encontré bonita y… no pude contenerme… -admitió Harry, también en un susurro-. Y entonces hice lo que hice…
-Lo que hiciste… -susurró Katie, acercando el rostro hacia él lentamente-. Me gustaría escucharte hablarme de eso…
Harry no estaba seguro de haber oído bien.
-¿Cómo dices?
-Quiero que me lo relates, Harry -pidió ella, mirándolo de cerca con esa mirada extraña que no le había visto antes, como hipnotizada-. Quiero que me cuentes todo, con detalles…
Harry se sintió inseguro y extraño. No se esperaba eso. No se esperaba que Katie le fuera a pedir algo así. Pero, ¿qué opción tenía? Su única posibilidad de regresar al colegio estaba en manos de Katie, y tendría que acceder a lo que sea que ella quisiera…
-Pues… sí, claro -dijo entonces, aclarándose la garganta-. Ocurrió luego del entrenamiento que tuvimos. Ese que programamos de forma especial, para mantenernos en forma…
-Sí, claro. Continúa -dijo ella, en un hilo de voz, mirando sus labios fijamente.
-Yo estaba duchándome, solo, en los baños de hombres -empezó Harry, muy nervioso, tratando de hacer memoria-. Y sabía que ustedes estarían en los baños de las chicas haciendo lo mismo…
-¿Y entonces…?
-Entonces, salí de la ducha, me puse la capa para hacerse invisible…
Ella lo interrumpió.
-Y estabas desnudo, ¿verdad? No te vestiste. Eso se notaba en las fotos…
¿Por qué Katie quería todo ese detalle? Parecía obsesionada. Harry sintió un escalofrío. Pero tenía que seguir adelante con el relato…
-Sí, me puse la capa, desnudo, y me dirigí al baño de mujeres…
Katie entonces se mordió el labio. ¿Eran imaginaciones suyas, o ella se estaba excitando con el relato? La campera de la chica estaba abierta, siendo visible el suéter que tenía debajo y sus pantalones blancos. Sus pechos eran enormes, se notaba incluso con toda esa ropa puesta. Y su trasero, apoyado en el césped, también era muy grande.
-Continúa, Harry.
-Pues… entré al baño y vi que Alicia estaba allí, en ropa interior. Acababa de terminar de bañarse…
La voz le temblaba por los nervios.
-Sí, sí -Katie hizo un gesto de impaciencia, quitándole importancia a esa parte-. Olvidemos a Alicia. ¿Qué pasó luego?
Harry dudó. La verdad era que eligió la única de las dos duchas donde había espacio suficiente para que se metiera sin ser descubierto. Le había dado igual cuál de las otras dos chicas estuviera en ella. Tanto Katie como Angelina le parecían chicas súper sexys con cuerpos marcados por el deporte, atractivas, y seguramente se habría masturbado mirando a Angelina si hubiera sido ella la que hubiera estado allí.
Pero no podía decirle eso a Katie, porque ahora estaba convencido de que la chica sentada a su lado estaba caliente en ese momento, mientras él le contaba aquello. Decidió ignorar los detalles…
-Luego me metí en tu ducha, me arrinconé contra la pared y me quedé mirándote…
-¿Y eso te calentó? -preguntó ella-. ¿Te calentó verme desnuda allí?
Le hablaba en susurros. Harry le devolvió la mirada y asintió.
Entonces, Katie hizo algo que Harry no se hubiera esperado ni en sus más alocados sueños: Se llevó una mano a la entrepierna y empezó a tocarse por arriba del pantalón, justo encima de la vagina, frotando sus dedos despacio contra la tela del pantalón mientras lo oía.
-Continúa, Harry… -repitió, suavemente.
Harry tragó saliva con dificultad.
…
La vida continuaba dentro del castillo de Hogwarts. Mientras algunos usaban el tiempo libre para estudiar y ponerse al día con las asignaturas, otros, como Fred y George, planeaban la fiesta que tendría lugar esa noche en la sala común de Gryffindor.
-Tenemos la bebida lista, ¿verdad?
-Sí, eso ya está.
-¿Qué me dices de las invitaciones?
-Ron le dirá a Fleur que invite a todas las chicas de Beauxbatons en cuanto termine con lo de las firmas. Los de Hufflepuff le dirán a todos los de Durmstrang que están durmiendo allí en su casa, y ellos le avisarán a los que estén en dormitorios de otras casas.
-¿Y Ravenclaw? ¿Quién les avisará a ellos?
-Ginny podría hacerlo. Se la pasa allí.
-Olvídalo, aún no me hablo con Ginny -dijo George, bajando la voz-. Es muy pronto.
-No seas idiota. Yo le digo.
Los gemelos se alejaron hacia el retrato de la Dama Gorda, abandonando la sala común. Tras ellos, Angelina Johnson los observaba alejarse sobre una de las butacas junto al fuego. Su amiga Alicia estaba a su lado.
-Oye, estaba pensando en algo -le dijo en voz baja.
-¿Qué ocurre? -preguntó Alicia.
Angelina no estaba segura de decírselo al principio, pero finalmente lo hizo, en un tono de voz muy bajo.
-¿Recuerdas la orgía del otro día, en el barco de Durmstrang?
-Sí, claro -dijo Alicia, sonriente-. ¿Cómo olvidarlo?
-Pues, yo no puedo quitármelo de la cabeza… Pienso en eso todo el día..
-¿A qué te refieres?
Angelina miró por sobre su hombro y se acercó más a Alicia.
-Creo que soy ninfómana, amiga.
Alicia quedó boquiabierta por la sorpresa.
-¿Hablas en serio?
-No dejo de pensar en follar -dijo Angelina-. ¿Qué puedo hacer?
Alicia se quedó pensativa, mirando a su amiga fijamente.
-¿Es una de esas cosas que, si no lo haces, sufres?
-¡Sí! ¡Exactamente así!
-Pues, ¡hazlo, amiga! -dijo Alicia-. Hazlo todo lo que deseas. Y quizás la sensación desaparezca. Aprovecha la fiesta de esta noche. De seguro encontrarás a alguien…
-Necesito más que solo alguien -dijo Angelina, hablándole en secretos, muy seria-. Katie, quiero que sean muchos. Necesito al menos diez chicos esta noche...
-¡¿Diez?!
-¡Shhhh! ¡Baja la voz!
Alicia no salía de la sorpresa.
-Entiendo, amiga… ¡Quizás podamos conseguirte diez! Si se pone como la otra fiesta, entonces…
-Se me ocurrió una idea -la interrumpió Angelina, estrujándose los dedos, nerviosa-. Espero que no me juzgues mal…
-Claro que no.
-Se me ocurrió que quiero volverme una puta.
Hubo un breve silencio entre ellas, mientras Alicia asimilaba sus palabras.
-¿A qué te refieres exactamente con…?
-Puta. Una puta, Alicia.
-Sí, sé lo que es, pero…
-Quiero empezar a cobrar por sexo -dijo Angelina-. Pero no quiero que la gente sepa que soy yo la que lo está haciendo. ¿Sabes qué? He encontrado un catálogo de pociones de una tienda por correspondencia de lechuzas. Venden poción multijugos, ¡por solo cinco Sickles los quinientos mililitros! Calculo que será suficiente para toda una noche haciéndome pasar por alguien más.
-Eso es… -Alicia no acababa de asimilarlo.
-El plan es este -dijo Angelina, que claramente había pensado todo eso en detalle ya-: Gasto cinco Sickles por noche y cobro un Galleon el servicio completo y diez Sickles la mamada. Con eso podría recuperar la inversión con la mitad de una mamada, y el resto serán ganancias.
"Me disfrazaré de una chica random, una cualquiera que no estudie aquí en Hogwarts, muy atractiva y que a todos les guste. Empezaré a cobrar por sexo disfrazada de ella, ¡y obtendré mucho oro! ¡Podré cumplir mis deseos insaciables y ganar oro a la vez!
-Wow… Eso es… Es decir, veo que has pensado todo esto en detalle, ¿verdad?
-Quiero que seas mi manager, Alicia.
-¿Tu manager?
-Sí. Yo puedo conseguir la poción por delivery de lechuzas, pero necesito alguien que me consiga cabello de una chica de fuera de Hogwarts que cumpla con estas características. Y que luego, en la noche, promocione mi servicio entre los chicos de Hogwarts y les cobre.
-Vaya, eso es…
-¿Lo harás, amiga? ¿Promocionarás mis servicios sexuales entre los chicos esta noche, les cobrarás y los enviarás a mi habitación, donde yo los esperaré disfrazada de alguien más? Te pagaré un treinta por ciento de las ganancias, ¿qué opinas?
Alicia se quedó absorta muchos segundos. Luego de considerarlo, dijo:
-¿Puedo disfrazarme yo también? Me dará vergüenza que se sepa que ofrezco tus servicios.
-¡Claro! Serán diez Sickles de gastos entonces, y recuperaremos la inversión con una mamada. Tendrás que hacerlo con mucho disimulo, para que no llame la atención la presencia de una extraña en la fiesta. Pero puede funcionar. Y, si no, nadie sabrá quiénes somos reamente.
-De acuerdo, Angie. Te conseguiré clientes. ¡Hagámoslo!
Sonrieron y se abrazaron.
-¡Oh! ¡Ya sé! -dijo Alicia entonces.
-¿Qué? -preguntó Angelina, emocionada.
-¡Mi hermana! Ella trabaja en una peluquería del Callejón Diagon. No es peluquera, ella se dedica a la manicuría. ¡Pero es lo mismo! Las uñas también servirán para esa poción, no tiene por qué ser exclusivamente cabello. ¡Puede mandarnos restos de uñas de alguna clienta que se vea bonita y que nadie vaya a reconocer aquí!
-¡Genial! -dijo Angelina-. Dile que nos envíe las uñas de alguna chica mayor, pero no tan mayor. Alguna que haya acabado Hogwarts ya, que nadie aquí conozca. ¡Eres genial, amiga! Sabía que podía contar contigo.
-Tenemos que pensar un nombre artístico para ti -Alicia ya estaba entusiasmada con la idea-. ¿Qué tal Candy Love? ¿O quizás, Perry Queen? ¿O Miss Fantasy?
-Ya lo pensé -admitió Angelina, sonriendo abiertamente-. ¡Seré Madame TittyLust!
Al decir esto, Angelina se apretó los pechos con las dos manos y los soltó, mirando a su amiga con una sonrisa.
-Madame TittyLust… -repitió Alicia, lentamente-. Suena bien. ¡Perfecto, Madame TittyLust! Esta noche, entrarás en acción.
Ambas chocaron los cinco, entusiasmadas.
…
La enfermería de Hogwarts estaba en un silencio casi total. Lo único audible eran los sollozos de un chico de doce años que estaba sentado al borde de una de las camas, donde yacía una chica de su misma edad.
-Hermione… -susurró Harry, acariciando el cabello de su petrificada amiga. Ella tenía una mano aun extendida, congelada, y los ojos y la boca abiertos; aunque no podía verlo ni oírlo. -Lo siento tanto… Siento tanto esto…
Harry sollozaba mientras le acariciaba el cabello. Se inclinó sobre ella y le dio un abrazo. Su corazón estaba en pedazos… La imagen de Hermione petrificada por el basilisco lo destrozaba…
En el presente, Harry observaba a Katie Bell tocándose mientras oía su relato. Los pensamientos inundaban su cabeza… ¿Qué hacía? ¿Le seguía el juego a Katie, o le ponía un alto…?
De ella dependía que pudiera regresar a Hogwarts.
-Cuéntame más… -pidió Katie, entrecerrando los ojos y pasándose la mano por el pantalón, justo sobre la vagina-. Sigue, Harry…
Harry no sabía qué hacer.
¿Acaso de eso le había servido ser expulsado de Hogwarts? No sentía nada por Katie Bell. Sus sentimientos eran hacia Hermione. Por ella estaba regresando. Por Hermione… Hermione era la persona que aparecía en sus sueños; incluso en sus pesadillas, cuando pensaba en lo que pudo haberle pasado aquella noche en el Callejón Knockturn…
Ya no se lo negaba a sí mismo. Había pensado al respecto y concluido en que sentía algo por Hermione, y estaba aquí en este momento por ella. No solo para regresar a Hogwarts.
Era para regresar con Hermione.
-Harry… -insistió Katie.
Era el momento de decidir. Si quería volver a ver a Hermione, tendría que seguirle el juego a Katie, dejarla contenta para que luego ella hablara con Dumbledore y le dijera que lo de Harry no había sido una "agresión sexual", y que le permitiera volver. Pero, para que esto pasara, tendría que cogerse a Katie primero. Ella se enfadaría si le decía que solo la había espiado a ella por casualidad…
Aun así, la chica parecía ilusionada… Parecía tener sentimientos por él… Si seguía adelante y tenía sexo con ella, ¿no estaría usándola para lograr sus fines de regresar a Hogwarts? ¿No lo ponía eso al mismo nivel que Draco Malfoy, que había usado a Hermione para lograr sus fines de provocar la expulsión de Harry? ¿Qué diferencia habría entre él y Malfoy si hacía eso con Katie?
Pero, al mismo tiempo, ¿qué alternativa tenía?
Era el momento de decidir… Katie se estaba tocando… Estaba cerca suyo, muy cerca… Y no podía negar que lo estaba calentando mucho… Tenía unas ganas incontrolables de cogerse a Katie contra ese mismo árbol contra el que estaban… Su cuerpo era tan sexy, tan perfecto… Pero él no tenía sentimientos por ella, si no por Hermione… ¿No había madurado como persona luego de todo lo ocurrido? ¿No era alguien mejor ahora?
Se quedó congelado, incapaz de tomar una decisión.
…
El cielo estaba oscureciendo sobre el Bosque Prohibido. Habían regresado en el tiempo para salvar a Buckbeak. Estaban sentados contra un árbol, Hermione y él, esperando el rato que fuera necesario para que sus versiones del pasado salieran de entre las raíces del Sauce Boxeador, regresando de la Casa de los Gritos.
Los pájaros pasaron volando ante ellos. La noche empezaba a caer, y Hermione tenía su hombro apoyado contra el suyo.
-No me gusta la forma en la que me veía por detrás -comentó Hermione, abrazando sus piernas por encima de sus jeans azules. Tenía puesta una sudadera color rosa gastado y su cabello ondulado estaba peinado con una raya al medio.
Buckbeak picoteaba el suelo del bosque tras ellos, distraído.
-Yo creo que te ves muy bien -susurró Harry, acomodándose los lentes.
Ella se ruborizó y miró hacia otro lado.
-Eres muy linda…
No supo por qué le dijo eso. De pronto sintió que quería hacerlo, y lo hizo.
Ella se volvió hacia él, mirando sus ojos verdes fijamente con la luz de la luna llena que salía por detrás de una nube reflejándose en los suyos.
-Gracias, Harry. Tú también eres lindo.
Entonces, Hermione apoyó la cabeza en su hombro. Harry la rodeó con un brazo y ambos se quedaron allí inmóviles, sin decir nada más, abrazados en esa parte del Bosque Prohibido, oyendo los sonidos de los animales del bosque y esperando a que sus versiones del pasado salieran…
En el presente, Harry se aclaró la garganta y continuó su relato, a pesar de que la imagen de Hermione venía a su mente. A pesar de que aquel recuerdo de hacía solo unos meses volvía a su mente de forma vívida, porque había ocurrido no muy lejos de allí, en ese mismo bosque…
-Entonces empecé a masturbarme mientras te observaba -le dijo a Katie, sintiendo un nudo en su estómago-. Me masturbé viendo cómo te pasabas el jabón por todo el cuerpo… ese cuerpo tan sexy que tienes…
Katie se había metido la mano dentro del pantalón y se tocaba directo sobre la piel.
-Oh… -gimió levemente, mientras apoyaba la cabeza en los hombros de Harry.
Harry entonces llevó su propia mano al pantalón de Katie y la metió en él. Le empezó a acariciar la vagina sobre la piel él mismo, y oyó los gemidos de placer de la chica.
Apoyó su boca en una oreja de ella y le susurró:
-Me toqué porque me excitaba muchísimo tu cuerpo, ese cuerpo sexy y hermoso que tienes… Y me masturbé como nunca, mirando tu culo, tus tetas… tan perfectos… Me calenté tanto…
Katie le apretó una pierna con fuerza mientras abría las suyas. Harry tenía su mano dentro de su pantalón blanco y ahora le metía dos dedos en la vagina, abriéndola con los dedos, sintiendo cómo le mojaba la mano con sus líquidos vaginales…
-Me hice la paja hasta que sentí que iba a acabar -le susurró Harry al oído-. Y justo en ese momento, te inclinaste hacia adelante y me sentí más caliente que nunca, viendo tu culo perfecto, y quise acabarte todo ahí encima… y lo hice. Y no lo notaste, pero te salpiqué todo el semen en el culo, y lo disfruté como nunca…
-¡Ayyyyyyy! -gimió Katie, apretándole la pierna con fuerza-. Cógeme, Harry… Cógeme ahora mismo.
Le susurró eso sobre los labios, agitada.
-Vamos a las duchas del campo de Quidditch -le susurró Katie, mirándolo a los ojos con desesperación-. Quiero que me lo hagas ahí, en la misma ducha donde me espiaste… Allí mismo…
-Sí, claro -dijo Harry, acercándose a ella y dándole un beso en los labios. Se besaron con pasión, apretando sus labios entre sí y metiéndose la lengua en la boca del otro, encendidos con un calor que irradiaba todo fuera de su cuerpo. -Vamos allá…
…
-No volveré a hablar con Ron. Es un imbécil…
-¡Harry…!
Hermione lo detuvo de un brazo. Estaban caminando juntos por el puente de madera que conectaba el patio del castillo con otra parte de los terrenos, pasando por sobre la pendiente del terreno, con una vista estupenda a los alrededores de Hogwarts. No había nadie más allí excepto ellos dos.
-No intentes convencerme…
-No trato de convencerte de que te reconcilies con Ron -dijo Hermione, haciéndolo girar para mirarlo a los ojos-. Solo digo que no tienes que aislarme a mí también.
-Tú no estás peleada con él, porque nadie te eligió campeona de ningún estúpido torneo. Vuelve con él, Hermione, no tienes que estar conmigo.
-¡Pero quiero estar contigo!
-Todos en la escuela piensan que yo mismo metí mi nombre en ese cáliz -dijo Harry, furioso-. Todos me miran mal en los pasillos, todos me odian… Ron me odia… ¿Por qué habrías de querer estar conmigo? Eso solo hará que te excluyan a ti también. No lo hagas. Ve con él, de verdad, yo estaré bien…
Entonces, Hermione lo tomó de las manos y se acercó a él, mirándolo fijamente a los ojos. Estaba más crecida, ya con catorce años, y se había puesto sexy y más madura…
-Te dije que quiero estar contigo, Harry -le susurró, sosteniéndolo de las manos. El sol poniente brillaba tras ellos, tras ese paisaje de verde césped resplandeciendo en dorado, visible desde lo alto de ese puente. -Quiero estar contigo y no me importa lo que nadie diga… Puedes contar conmigo siempre, en los momentos fáciles y en los difíciles también. Voy a estar a tu lado…
Se acercó a él y lo abrazó con fuerza. Harry le devolvió el abrazo, acariciando su espalda y respirando el perfume de su suave cabello, que le caía encima…
Se metió con Katie a los vestuarios del campo de Quidditch. Fueron directo al baño de mujeres, que estaba vacío.
Esto es un error… Es un error…
Harry besó a Katie con desesperación mientras se quitaban la ropa el uno al otro. El pantalón blanco de Katie cayó al suelo, igual que su suéter, y cuando hubieron quedado los dos completamente desnudos se metieron a la última ducha, la que era más grande que las otras; la misma en la que Harry la había espiado duchándose todo ese tiempo atrás…
Katie abrió la ducha.
-Mastúrbate mientras me miras, Harry… -le pidió.
Él se arrinconó contra la misma pared que aquella vez, solo que esta vez sin su capa para hacerse invisible. Empezó a pasarse la mano por su enorme pene, que Katie miraba con lujuria. Se masturbó mientras miraba el cuerpo de Katie por segunda vez, totalmente desnudo ante él. La bruja estaba bajo la lluvia de agua caliente y su cabello mojado le caía encima una vez más. Sus tetas perfectas oscilaban ante los ojos de Harry, y su cola perfecta y erguida estaba allí desnuda ante él…
-Ven aquí…
Katie tiró hacia él y se besaron juntos bajo el agua. Le tomó el pene firmemente con la mano y empezó a masturbarlo ella misma. Él le apretó las tetas con la mano, y también el trasero. Le apretó la vagina con una mano y le metió los dedos otra vez…
Ella se puso de espaldas contra la pared y sacó el trasero hacia atrás. Harry se puso detrás y hundió su pene entre sus glúteos, buscando su coño, acariciándole el enorme trasero con las manos, apretándole la carne…
Empezó a penetrarla contra la pared, de espaldas. Su pene se metió en su coño y quedó hundido en ella, con una sensación de placer total. La penetró una y otra vez. Le apretó las tetas firmemente y se las sostuvo entre sus dedos, dos globos enormes que le producían una calentura total…
Luego ella giró y se besaron otra vez. La empezó a penetrar de frente, apretándole el trasero ahora mientras lo hacía. Se besaron y juntaron sus cuerpos. Sus tetas resbalaban por su pecho. Subió un poco una piernas y Harry se la sostuvo en alto. La penetró más rápido y más fuertemente, golpeándola contra la mojada pared tras ella, con la lluvia hirviendo cayendo sobre sus cabezas…
-¡OOOHHHHHHHHHH! -gemía Katie, explotando de placer y lujuria-. ¡OOOOOOOOOOOOOOOHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!
-Creo que no quisiera perder mi virginidad con Draco, ¿sabes? -dijo Hermione, dentro del baño de prefectos. Harry no había entendido por qué ella había querido ir ahí, si no sentía nada por él, si su diario siempre había estado dirigido a Malfoy.
-No entiendo. Pensé que sentías algo por él.
-¡Si! -dijo ella, mirándolo fijamente-. ¡Estoy loca por él!
-¿Y entonces?
-Es que él es un chico malo. Ya sabes, la clase de persona que, bueno… Ya sabes, que te rompe el corazón y cosas así. ¿Entiendes?
Harry empezó a ponerse nervioso…
-Quiero perder la virginidad con alguien con quien no tenga nada, ninguna relación ni nada. Alguien como… como un amigo. Pensaba en alguien… como tú, Harry.
Llenaron la piscina del baño de prefectos y se metieron desnudos en ella. Harry se acercó y la tomó de las manos bajo el agua caliente.
-Estoy muy nerviosa… -dijo Hermione.
-Tú relájate…
Harry apoyó a Hermione contra la pared de la piscina y se movió contra ella, sin penetración aún, solo rozándole la pelvis con la cabeza de su pene mientras ella se lo apretaba y lo soltaba con la mano, al tiempo que él le apretaba un glúteo y le acariciaba un pecho, rozándole el pezón con los dedos…
Empezaron a coger contra esa misma pared, bajo el agua caliente. Harry hundía su pene en ella y ambos se abrazaban con fuerza… Lo estaba haciendo. Estaba teniendo sexo. Estaba perdiendo su virginidad con Hermione…
En el presente, Harry también sentía el agua caliente en su cuerpo. Pero era a Katie a quien penetraba esta vez bajo el agua. Su cuerpo mojado estaba en sus manos, su piel se sentía mojada en sus dedos. Todo su cuerpo era suyo. Todo su cuerpo estaba allí para él…
Pero nada de eso estaba pasando realmente. Nada ocurrió en la realidad.
Todo había pasado en su mente, en su imaginación, en solo un segundo.
La idea de ir con Katie a las duchas de mujeres del estadio de Quidditch, de desvestirse, de meterse juntos bajo el agua, de follar bajo la ducha, satisfaciendo esos deseos que se sentían tan calientes entre ellos…
En realidad, eso jamás pasó. Harry y Katie aun estaban en las lindes del Bosque Prohibido, sentados contra el árbol, y Katie aún estaba pidiéndole a Harry que le relatara aquello.
Y Harry aun estaba pensando en las posibilidades que tenía por delante, y cuál debía tomar. Y entonces había imaginado todo eso, al pensar en sus distintas opciones…
-Harry… -susurró Katie, que quería que continuara con su relato. Se había estado tocando por encima del pantalón blanco, y se notaba que moría de ganas de hacer realidad sus fantasías con Harry.
¿Amor o sexo? ¿Qué iba a elegir?
No. Harry no elegiría el camino fácil esta vez. Por muy tentador que fuera, y por muy fácil que fuera…
Él no era Draco Malfoy. No iba a usar a Katie. Y tampoco era más como el Harry de antes, el que había espiado a Katie en las duchas para satisfacer la calentura que había sentido al leer el diario de Hermione.
Si tenía sentimientos por Hermione, lucharía por satisfacerlos con ella. Con nadie más.
Este era un nuevo Harry. Un Harry más maduro, que había regresado a Hogwarts aprendiendo su lección, cambiado. Un Harry que no cometería errores otra vez. Aunque fuera más fácil seguirle la corriente a Katie, le diría la verdad y confiaría en que esta fuera suficiente para que ella accediera a ayudarlo a ser admitido en Hogwarts otra vez.
Y, si no lo era, continuaría luchando por regresar con Hermione, aunque tuviera que ser de otra forma.
-Lo siento, Katie -dijo Harry entonces, extendiendo una mano hacia ella para detenerla y que ella no siguiera tocándose por encima del pantalón-. Lo siento mucho, pero tengo sentimientos por alguien más.
Katie se detuvo. Se lo quedó mirando fijamente.
-Entonces, lo que pasó en las duchas…
-Solo fue algo de una vez -admitió Harry, viviendo la vergüenza que sabía que tenía que enfrentar como consecuencia de sus actos-. Fuiste tú, pero podría haber sido otra chica. Lo siento si eso te ilusionó de alguna forma, si yo te gustaba o sentías algo por mí… Si es así, lo siento mucho, de verdad. Pero solo te espié a ti porque resultó que estabas en el lugar y el momento en que yo sentí deseos de hacer eso…
"En verdad, tengo sentimientos por Hermione. Ese día había leído un diario escrito por ella y eso me calentó mucho. Estaba pensando en las palabras de ese diario mientras me duchaba, y seguí un estúpido e inmaduro impulso por mirar el cuerpo desnudo de alguien mientras me tocaba… Ya había empezado a tocarme en los baños de hombres, mientras me duchaba, y era en Hermione en quien pensaba…
"Lo siento mucho, Katie, de verdad. Sé que viniste aquí dispuesta a ayudarme a regresar, y que seguramente ya no quieras hacerlo ahora que te he dicho esto. Pero no podría vivir conmigo mismo si no te dijera la verdad. Tengo que ser maduro y enfrentar mis actos. Y, créeme, me resulta increíblemente tentadora la idea de estar contigo, de tener algo contigo… Eres hermosa y me resultas muy atractiva, por eso hice lo que hice espiándote… Pero tengo sentimientos por Hermione. Y quiero ser fiel a esos sentimientos. Quiero ser una persona distinta.
Se hizo el silencio. Oyeron el ruido de los pájaros sobre sus cabezas.
Entonces, Katie apoyó una mano sobre él y le sonrió de una forma extraña, entre triste y feliz, al mismo tiempo.
-Has hecho lo correcto, Harry.
Harry se quedó esperando, con su corazón latiendo a toda velocidad, a que continuara. Y ella lo hizo:
-Siempre te he admirado, Harry -le confesó-. ¿Y sabes qué es lo que más admiro de ti? Tu nobleza, tu heroísmo… tu madurez, tu capacidad de siempre hacer lo correcto en todo momento. Y, por supuesto, siempre imaginé que tenías sentimientos por Hermione.
-¿De verdad? -preguntó él, sorprendido.
-Ay, Harry, es obvio para cualquiera que te mire a diario… Es decir -corrigió rápidamente-, para cualquiera que te vea de vez en cuando, en clases y eso -se aclaró la garganta, nerviosa-. Siempre imaginé que ustedes dos acabarían juntos.
-No lo veo tan simple…
-Quizás no, pero no serías Harry Potter si no me hubieras dicho lo que acabas de decirme. Estoy orgullosa de ti, Harry, de que hayas hecho lo correcto a pesar de que te parecía tentador estar conmigo… Es extraño -Katie se quedó en silencio, mirando hacia adelante-. Por un lado, deseaba que pasara algo entre nosotros…
-Lo siento -se apresuró a decir él.
-Pero, por otro, me produce mayor satisfacción el saber que no has traicionado tu integridad -finalizó ella-. El saber que eres el Harry de siempre, aquel que hace siempre lo correcto…
Respiró hondo. Katie lucía derrotada y al mismo tiempo victoriosa. Harry nunca había imaginado una reacción así en ninguna chica ante un rechazo.
-…Y por eso es que te ayudaré a regresar a Hogwarts -dijo Katie entonces.
La chica salió de debajo de la capa para hacerse invisible, se puso de pie y le tendió una mano. Harry se quedó unos segundos más allí sentado, observándola, sin poder creerlo.
Finalmente, le tomó la mano y se puso de pie él también. Se quitó la capa para hacerse invisible.
-Vamos a ver a Dumbledore -dijo Katie, llena de convicción-. Le diré que lo que hiciste en las duchas fue consentido. Que yo sabía que estabas ahí y que te había dado permiso para hacerlo, que se trató de un juego sexual entre nosotros. Pero que no dije nada antes por vergüenza. Si digo eso, no le quedará otra alternativa más que aceptarte de regreso.
-¿Harías eso por mí? -dijo Harry, impresionado y atónito.
-Claro que sí -dijo Katie, mirándolo fijamente-. Te lo mereces. Guarda tu capa, iremos de forma visible. Que todo Hogwarts nos vea.
Y entonces avanzaron juntos hacia el castillo de Hogwarts, con el sol empezando a esconderse tras los árboles del Bosque Prohibido, con los pájaros cantando victoriosos tras ellos y los demás animales del bosque dándole la bienvenida a Harry nuevamente en la distancia.
