Al fin. Aquí está el segundo. ¡Gracias por leer!


—¡CRANBERRINIIIIII! ¡¿DÓNDE TE HAS METIDO ESTA VEZ?!

La voz de la subdirectora Augusta Hammer resonó por todo el pasillo. Era la jefa directa de Carlos. Llevaba el pelo de color marrón trigo perfectamente alisado, y vestía siempre una elegante túnica de color rojo y negro que la hacía parecer Drácula. Caminó a zancadas por el pasillo, registrando todas las clases y todas las puertas. Solo le quedaba el armario de la limpieza, al fondo.

Abrió violentamente la puerta, y allí encontró a Carlos Cranberrini.

El armario de la limpieza se había convertido en una biblioteca diminuta. Había pilas y pilas de libros por todas partes, y Carlos se encontraba en el centro, tan pancho, acomodado en una silla y leyendo un libro con un dragón en la portada, titulado: Guardianes de Marte.

—¡Señora Hammer! —dijo Carlos, pegando un salto—. Estaba… Documentándome para mejorar mi práctica docente.

—¡Estabas leyendo otra vez tus novelas fantasiosas, eso estabas haciendo!

—Esto no es fantasía, es ciencia ficción —dijo Carlos, ofendido, y señalando el dragón de la portada, que se enfrentaba a una nave espacial— Le interesaría saber que el Departamento de Misterios hace año que investiga la posibilidad de que haya dragones en Marte.

—¡Me da igual! —dijo ella tajante, y le puso en las manos un bloque de papeles tan pesado que Carlos casi se cae al suelo—. ¡Tendrías que estar leyéndote la Programación Didáctica Anual del Departamento de Defensa Contra las Artes Oscuras! ¡Te la dejé sobre tu mesa hace dos meses y aún no la has abierto!

—¡Pero señora Hammer, la Programación Didáctica es aburridísima! —protestó Carlos—. ¿Qué se supone que voy a aprender leyendo toda esta palabrería inútil?

—La escribí yo misma, Cranpberrini —dijo la profesora, haciendo un esfuerzo por no sacar el mazo de su bolso y macharacarle a golpes la cabeza a su insolente subordinado.

—Ups, perdone… —dijo Carlos, enrojeciendo visiblemente.

—Y esta "palabrería inútil" te va a salvar el culo cuando estés delante de La Reina hoy a las 13:00. ¡Y se supone que yo soy la encargada de que seas un trabajador competente, así que más vale que no me hagas quedar mal!

—¡¿...LA QUÉ...?—dijo Carlos al oír el nombre que más temía toda la población mundial —¿Q-que viene La qué…?

—Va a venir a observar tu clase a las 13:30, y antes quiere tener una reunión contigo, así que más vale que te aprendas la programación de Pe a Pa. ¡Arreando!

Y empujándolo por los hombros, lo metió de vuelta al Departamento de Defensa Contra las Artes Oscuras. Carlos tragó saliva, y notó que se le iba haciendo un nudo cada vez más grande en el estómago. Las piernas le empezaron a temblar como si fueran mantequilla, y los ojos se le llenaron de lágrimas.

"Me va a matar. Me va a matar...Tengo tres horas para cambiar toda mi práctica docente y fingir ante La Reina que sé lo que estoy haciendo como profesor. Es prácticamente imposible"


Se le están poniendo jodidas las cosas al pobre Carlos Cranberrini. En el próximo veremos cómo se las apaña para parecer un profesor competente. Si es que sabe hacerlo,