Capítulo 10
Un Día Más
Serena sentía el agua tibia de la ducha recorrer su piel mientras terminaba de bañarse. Se preguntaba porque razón tardaría tanto Ángel en reunirse con ella.
Mejor dicho, Seiya.
Ella sonrió al pensarlo. Sentía que iba a explotar de felicidad al saber que nuevamente estaba junto a Seiya. El hecho de saber que pronto su esposo regresaría con ella a Japón, junto a su familia y su hija la emocionaba. Ahora tenía que pensar en la mejor manera de decirle la verdad a su esposo sobre quién era en realidad.
Escuchó la puerta del baño abrirse y el sonido de los pasos de él al acercarse.
—¡Al fin! ¿Qué tanto pediste para comer? Me pareció que tardaste una eternidad —comentó ella mientras deslizaba la puerta de cristal de la ducha, asomando la cabeza para verlo. Notó una seriedad en él que no había antes—. ¿Qué sucede?
Ángel suspiro mientras tomaba una toalla. —Llegaron dos personas a buscarte, Bombón. Se llaman Yaten Kou y Mina Tsukino.
—¿Qué?—musitó Serena, mirándolo sorprendida sin entender—. ¿Estás seguro que son ellos? Es imposible, ellos están en Tokio.
—No, de hecho están en la estancia de la suite —explicó Ángel—. Te están esperando, dicen que quieren hablar contigo de algo importante.
Lo miró sorprendida asimilando esa información. No estaba segura de que le sorprendía más: si el que Yaten y Mina estuvieran en Londres, o que Seiya hubiese visto a su hermano. Y aún más importante, no terminaba de entender porque razón habrían venido, quizás…
—¡Chibi Chibi!
Serena cerró la llave del agua y salió de la ducha, tomando la toalla que el pelinegro le ofrecía, secándose de prisa
—¿Te dijeron por qué están aquí? ¿Le pasó algo a Chibi Chibi? —cuestionó ella al tomar una bata y cubrir su cuerpo.
Él negó con la cabeza y la tomó de los brazos, tratando de calmarla. —No, solo dijeron que no se irían hasta que hablarán contigo. Tranquila, Bombón, no creo que le pase nada malo a tu hija. Dudó que hayan volado desde el otro lado del mundo para darte una mala noticia.
Ella lo miró deseando que tuviera razón. Pero eso no explicaba porque Yaten y Mina estaban allí. Aunque no podía estar segura de nada, en especial si consideraba que no había hablado con su familia desde la discusión por video llamada que había tenido con ellos el día anterior y que ignoraba cualquier cosa que pudo haberles pasado desde entonces.
—Si, tienes razón, Ángel —coincidió ella—. Quizás vinieron por algo de trabajo y aprovecharon para verme.
—Es probable —musitó él.
—¿Qué ocurre? ¿Sucede algo más?
—No, no sé... Es solo que ambos me parecieron familiares, Bombón, como si ya los conociera de antes.
—Tal vez te sientes así, porque así es —dijo ella sonriendo—. Me refiero a que ambos conocen a mucha gente por sus trabajos, es probable que ya se conocieran de antes del accidente.
—Seguramente es así, Bombón.
Ella sonrió aún más, sabiendo que era así. Así como inconscientemente Ángel la recordaba a ella, también lo hacía con Yaten y Mina.
Se dirigieron a la habitación y Serena sacó del closet unos jeans y una blusa rosa para vestirse a toda prisa ante la mirada de Ángel. Apenas ella estuvo lista, salieron hacia la estancia en donde Serena vio a Mina y Yaten sentados en un sofá, parecía como si estuvieran discutiendo algo en voz baja.
—¡Chicos!
Mina y Yaten voltearon a ver a Serena en cuanto la escucharon, poniéndose de pie. Ella corrió a abrazar a los recién llegados.
—No puedo creer que estén aquí. ¿Chibi Chibi se encuentra bien? ¿Y los demás? ¿Está todo bien en casa? —inquirió Serena ansiosa.
—Tranquila, todos están bien. No hay nada de que preocuparse —le aseguró Yaten.
—¿En verdad? ¿Todos se encuentran bien?
Mina y Yaten asintieron, intentando tranquilizarla.
—Descuida, realmente todo está de maravilla en casa —mencionó Mina.
—Vaya, entonces sí que es toda una sorpresa el que estén aquí —dijo Serena preguntándose el porque estarían en Londres—. En fin, así podrán conocer mejor a alguien muy importante.
Serena volteó y vio a Ángel unos metros más allá. Su corazón empezó a latir con fuerza, quizás ese era el momento para decirle al pelinegro la verdad, en especial porque al fin se estaba reencontrando con uno de sus hermanos.
—Ven, Ángel —le pidió Serena, tendiendo su mano para que se acercará a ellos—. Quiero que conozcas a mi familia.
—Ya nos presentamos, Bombón —dijo Ángel tomando la mano de ella—. Me alegra al fin conocerlos.
Mina y Yaten miraron sorprendidos a Ángel al escuchar como llamo a Serena, quién sonrió aún más.
Serena pensó que el escuchar al pelinegro llamarla Bombón no debería de hacerlos dudar de su verdadera identidad.
—Es un placer conocerte —respondió Mina—. Serena nos ha hablado mucho de ti, Ángel. Y ahora veo que tenía razón sobre lo que me contó.
Aquellas palabras agitaron el corazón de Serena. ¿Sería que su hermana en verdad le creía ahora que había conocido a Ángel?
—También Bombón me ha hablado de ustedes y me alegro de por fin conocerlos. Y felicidades por su boda, se nota que hacen una linda pareja.
—¿Boda? —musitó Mina ruborizada.
—No, Ángel. Quienes se casaron hace poco fueron Taiki y Ami —le explicó Serena entre risas—. Ellos no son pareja. Pero si son los tíos que tienen más consentida a Chibi Chibi.
—Claro, perdonen la confusión —se disculpó Ángel.
—En fin, Ángel y yo íbamos a desayunar, y ahora que están aquí deben acompañarnos —mencionó Serena—. Creo que es la oportunidad perfecta para que estemos los cuatro juntos. Hay tantas cosas de las que tenemos que hablar.
—Tienes razón, Serena, tenemos que hablar. Pero creo que lo ideal sería que lo hiciéramos en privado —replicó Yaten con seriedad.
—Quizás lo mejor es que me retire, seguramente tienen mucho de que hablar.
—No, no te vayas, Ángel —le pidió Serena—. ¿No íbamos a desayunar juntos?
—Lo sé, pero es obvio que tienen que hablar y es mejor que lo hagan con calma. No quiero incomodar con mi presencia —dijo Ángel dándole una mirada a Yaten—. Además, me encargaré de que se les preparen habitaciones a ambos. Durante su estancia aquí también son mis invitados, al igual que Serena.
—Te lo agradezco, Ángel, pero no será necesario —mencionó Yaten—. Los tres vamos a regresar a Tokio muy pronto.
Serena lo miró sorprendida. No podían irse de la ciudad, menos cuando necesitaba decirle a Mina y Yaten que Seiya se encontraba ahí con ellos. No quería alejarse del hombre que amaba ahora que nuevamente estaban juntos.
—Tonterías, no nos iremos de Londres aún —aseguró Serena—. Pero tienes razón, Ángel, es mejor que hable con ellos con calma y más tarde te busco. ¿Te parece bien?
—Claro que sí.
Ángel se dirigió a la puerta de la suite, por lo que Serena lo acompañó. La pareja se detuvo en el umbral de la puerta.
—Bombón, si lo que te tienen que decir implica que tengas que irte de Londres, lo entenderé.
—No nos adelantemos aún, ¿de acuerdo? Lamento que nuestros planes para hoy cambiarán tan repentinamente.
—No te preocupes por eso, nos vemos más tarde.
Ángel le dio un pequeño beso y finalmente salió de la suite. Serena volteó a ver a Mina y Yaten, y era obvia la sorpresa en el rostro de ambos al ver la pequeña despedida de la pareja.
—¿Ahora sí me pueden explicar que están haciendo en Londres? —inquirió Serena caminando hacia ellos—. ¿Qué es esa broma de que los tres vamos a regresar a Tokio pronto?
—No es ninguna broma, Serena. Ve por tus cosas porque nos vamos —explicó Yaten con firmeza—. Si nos apuramos, con suerte estaremos en el aeropuerto a tiempo para tomar el vuelo que nos lleve a Estambul.
—¿Estambul? ¿Por qué tomaríamos un vuelo hacia allá? —preguntó Serena confundida.
—Es una pequeña escala, de ahí tomaremos el vuelo hacia Tokio —explicó Mina—. Sé que piensas que es una locura, pero de verdad lo mejor es irnos. Así que es mejor que te des prisa, no podemos perder el vuelo, Serena.
—Pues siento decirles que perdieron su tiempo al venir aquí, no voy a volver con ustedes —sentenció Serena—. De hecho, decidí quedarme unos días más en Londres.
—Ya sabía que iba a suceder esto —musitó Yaten en un suspiro—. Serena, sé que esto es repentino, pero es lo mejor. No te puedes quedar más tiempo aquí.
—Si volaron aquí por lo que pasó en la video llamada de ayer, siento decirles que perdieron su tiempo. Lo acaban de ver, ¡Ángel es realmente Seiya!
—No es él, Serena, por favor entiéndelo —replicó Yaten.
—¡Claro que lo es! Mina díselo. ¿Ya me crees, verdad?
—No voy a negar que al verlo, ahora entiendo porque te impresionó tanto su presencia. A mí me sorprendió escucharlo llamarte Bombón —dijo Mina—. Entendemos que te sientas confundida. También yo lo estoy, pero…
—No puedo creerlo —la interrumpió Serena—. ¡Lo acaban de ver! ¡Es Seiya! Si no los recuerda es porque tiene amnesia.
—¡El que estés con el doble de Seiya no lo convierte en mi hermano! —exclamó Yaten—. Ni siquiera te voy a preguntar qué hacía él aquí en tu habitación mientras te bañabas, porque eso es asunto tuyo.
—¡Yaten! —grito Mina—. ¡Compórtate, por favor! Recuerda lo que hablamos en el avión.
Yaten puso los ojos en blanco. —Tu también recuerda lo que hablamos y apégate al plan, Mina. Tenemos que irnos de aquí.
—¡Ya lo sé! Pero no somos quien para juzgarla por estar con alguien más, Yaten, es bueno que por fin quiera rehacer su vida con alguien más —afirmó Mina sonriendo.
—¡Oigan! Yo ya tengo una vida: a mi hija y a mi esposo —explicó Serena—. ¿No lo ven? Seiya va a poder conocer a Chibi Chibi. ¡Ella podrá crecer junto a su padre!
—Otra vez con eso —dijo Yaten con molestia—. No puedes pretender que Ángel Kaioh es Seiya. Entiende que ese hombre no es mi hermano, Serena.
—Si dejarán de tratar de convencerme de lo contrario para llevarme de regreso a casa, se darían cuenta de la verdad —replicó Serena—. ¡Es Seiya! ¿Cómo pueden dudarlo si lo acaban de ver?
—Entiende que el que ese sujeto te llamé Bombón no significa que sea Seiya —señaló Yaten.
—¡Pero el hecho de que tenga el lunar si prueba que en verdad es Seiya! —exclamó con firmeza Serena.
Mina y Yaten la miraron sorprendidos ante sus palabras.
—¿Qué?
—Tiene el lunar de los Kou —explicó Serena—. El mismo lunar que Chibi Chibi, Taiki y tú tienen, Yaten, lo tiene él.
—¿Estás segura, Serena? —cuestionó Yaten.
—Por completo, vi el lunar —aseguró Serena—. Realmente es Seiya, está vivo.
Yaten y Mina se quedaron en shock al asimilar las palabras de Serena, comprendiendo que aquella noticia cambiaba sus planes y el futuro de su familia.
Mina abrazó a su hermana sin que de su rostro desapareciera una sonrisa.
—No puede ser —musitó Mina sin salir de su asombro—. Es increíble que Seiya este vivo, que este aquí.
—Lo sé, yo también estoy muy feliz de saber que está aquí, que se encuentra bien y estemos juntos —dijo Serena sonriendo. Volteó a ver a Yaten, quién no se había movido del sofá —. ¿Yaten?
Él alzó el rostro para verla. Lágrimas silenciosas corrían por su cara, por lo que ambas hermanas Tsukino corrieron a su lado, sentándose cada una a su lado.
—No es posible… Me parece imposible que acabo de ver a Seiya.
—Si te sirve de consuelo, la primera vez que lo vi me desmayé de la impresión —confesó Serena—. Creí que me estaba volviendo loca al verlo.
—Pero aún así no tuviste tantas dudas, no a diferencia de nosotros que nos negamos a ver la verdad —mencionó Yaten.
—No digas eso. También me costó ver la verdad, incluso consideré regresar a Tokio tras la fiesta.
—Menos mal que no lo hiciste, sino ni siquiera habríamos venido y hubiéramos visto a Seiya—dijo Mina.
—Seiya… ¿Cómo es posible que ni siquiera pude ser capaz de reconocer a mi hermano?
—Pero él sí te reconoce, Yaten, o al menos creo que lo hace inconscientemente —explicó Serena—. Me dijo que tú y Mina se le hacían muy conocidos, como si ya los hubiera visto antes de hoy.
—¿En verdad? —musitó Yaten sorprendido.
Serena asintió. —Y ahora que están aquí, podremos pensar en la mejor manera de decirle la verdad. Seiya tiene que saber quién es realmente, que tiene otra vida muy diferente a la que cree tener, una familia que lo ama y espera que regrese con nosotros.
—Espera un momento, Serena. ¿Realmente crees que sea buena idea decirle la verdad? —inquirió Mina.
—¡Por supuesto! Seiya debe saberlo, tiene que volver con nosotros —explicó Serena—. Estoy muy agradecida con los Kaioh por haberlo cuidado todo este tiempo. Se que les va a costar trabajo aceptar la verdad, sobre todo porque creen que es parte de su familia, pero nosotros somos su verdadera familia y su vida está con nosotros.
—Esperen un momento, hay que discutir bien esto porque la situación es mucho más complicada de lo que parece — dijo Yaten con firmeza.
—¿A qué te refieres? —inquirió Mina confundida.
—Bueno, hay varias cuestiones a considerar —explicó Yaten—. Empezando porque cuando le digamos la verdad, Seiya nos crea que es realmente Seiya Kou y no Ángel Kaioh.
—¿No crees que no lo he pensado? —replicó Serena—. Por supuesto, pero sé que lograremos convencerlo de la verdad.
—Es cierto, además el que la llamé Bombón debe ser buena señal de que aceptará la verdad —dijo Mina—. ¿Él te llama por iniciativa propia Bombón? ¿O tú se lo pediste, Serena?
—Lo escuché llamarme así cuando desperté tras desmayarme —contó Serena—. Después me contó que desde que me conoció creé que ese es el nombre más apropiado para mí, por eso es que me llama así.
—¿Fue entonces qué te diste cuenta que realmente es Seiya? ¿Ya le habías visto el lunar? —cuestionó Mina.
—Ya estaba segura en ese momento de que era Seiya, aunque aún no le había visto el lunar —explicó Serena—. ¿Recuerdan la historia que él siempre contaba? Que estuvo a nada de pedirme que me casará con él en el London Eye.
—Como olvidarlo —comentó Yaten—. Ya tenía el permiso de Kenji de pedir tu mano y solo esperaba el momento indicado para pedirte matrimonio. Pero como estabas tan ocupada con tus clases, al final decidió esperar a que volvieran a Japón y proponerte matrimonio.
—Bueno, ayer Seiya me llevó al London Eye y me dijo las mismas palabras que me había dicho años atrás. Fue como un enorme déjà vu de aquel momento —les relato Serena—. Pese a la amnesia, de alguna manera Seiya me recuerda. Aunque no lo sepa de forma consciente, él me quiere y me lo ha demostrado de todas las maneras posibles. Nuestro amor me ha demostrado que puede superar cualquier barrera con tal de estar juntos.
—¿Y crees que su amor será suficiente para que Seiya te crea cuando le digas la verdad? —inquirió Yaten.
—¡Por supuesto! Sé que así va a ser —aseguró Serena—. Estando al otro lado del mundo Seiya halló la manera para encontrar el camino hacia mi, suele ir a los lugares que frecuentamos aquí y sigue actuando de la misma manera sin importar que se mueve en un mundo diferente al nuestro. Estoy segura de que me creerá cuando sepa que en realidad soy su esposa.
—Suena muy lindo eso y tal vez tengas razón, Serena, pero seamos realistas —replicó él—. No estamos en medio de una de esas historias cursis que tanto te gustan.
—¡Yaten! —exclamó molesta Mina.
—Reconozco que Seiya y Serena han sido afortunados por volver a encontrarse de esta manera, en especial cuando creíamos que lo habíamos perdido para siempre —menciono Yaten—. Pero lo cierto es que el mundo no es color de rosa y hay muchas cosas que pensar antes de decidir cómo actuar, en especial porque no creo que sea tan fácil que Seiya regrese con nosotros a la primera oportunidad.
—No empieces en plan de abogado del diablo, Yaten —replicó Mina—. Porque si a esas vamos, lo primero sería entender porque Taiki y tú no se dieron cuenta de que no era Seiya a quien identificaron en la morgue de Akita tras ese accidente. Todo este tiempo dijeron estar seguros de que era él, pero ahora es más que obvio que no es así.
Serena y Mina miraron a Yaten en busca de una explicación, pero él se levantó del sofá y empezó a pasear por la estancia de la suite.
—Nunca vi su cuerpo —confesó Yaten—. El forense dijo que quedó irreconocible y solo Taiki vio el cuerpo. Encontraron varias de sus cosas: su celular, la cartera que le había regalado… Por eso creíamos que era Seiya, tenía una complexión similar.
—Pero no era Seiya —sentenció Serena.
—¿Por qué nunca dijiste nada al respecto, Yaten? —preguntó Mina.
—Taiki dijo que fue horrible ver aquel cuerpo calcinado. Prometimos no decirles nada a ninguna de ustedes, ni a Ami —respondió Yaten—. Además, recuerden que cuando fuimos a Akita tras el accidente, las cosas empezaron a ir de mal en peor.
Serena trató de recordar aquellos días tras aquella fatídica llamada, pero esos momentos estaban llenos de una neblina de dolor y sufrimiento. Había logrado, pese a la negativa de Yaten y Taiki acompañarlos a Akita, así que junto con Ami y Mina fueron para allá con tal de saber que había sucedido en el accidente.
La policía les había dicho que había señales de que Seiya había intentado sin éxito salir de la camioneta, pero el vehículo se había ido al fondo de aquel barranco. Habían pedido que alguno de ellos identificara el cuerpo, así que Taiki y Yaten se habían encargado de ello, asegurando que era Seiya. Tras eso, Serena tuvo una amenaza de aborto que hizo que estuviera internada de emergencia en el hospital de Akita y no supo nada de los trámites para llevar de regreso a Tokio el cuerpo de quien creían que era Seiya, ya que Yaten y Taiki se habían encargado de todo.
Tras el funeral, sus padres habían insistido en que se fuera a vivir con ellos un tiempo, pero no aceptó. Se encerró en su propia casa, pasando sus días acostada, sumergida en el dolor y los recuerdos de Seiya, perdiendo la noción del tiempo y de su vida. Los días se convirtieron en semanas, y las semanas en meses mientras poco a poco entendía que su razón para seguir adelante era su hija.
—Pero no entiendo —mencionó Mina—. Si Seiya se encuentra aquí, ¿A quién enterramos?
Serena dejó de lado sus pensamientos y volvió al presente al escuchar a su hermana.
—No lo sé. Ni siquiera me lo he cuestionado por pensar en como decirle la verdad a Seiya —respondió Serena.
—¿Y si a quién enterramos fue al verdadero Ángel Kaioh? —se cuestionó Yaten con un suspiro—. Tal vez la policía de Akita se confundió al identificarlos.
—Es posible, ya que Ángel y Seiya estuvieron en el accidente y por alguna razón confundieron la identidad de ambos y se dio el cambio —dijo Serena.
—Tal vez Seiya logró salir de la camioneta y pidió ayuda para sacar a sus amigos, quizás Ángel trató de ayudarlo pero la camioneta cayó al barranco con él adentro. De ahí que pensáramos que era Seiya y por eso se dio el cambio —explicó Mina.
—Es una teoría posible —coincidió Yaten—. Si un día te cansas de modelar, podrías trabajar de investigadora conmigo en el despacho.
—Lo consideraré —dijo Mina sonriendo.
—La cuestión es que la única forma de comprobar si nuestra teoría es cierta, es que se exhumen los restos para que se analicen y estemos seguros de que puede ser el verdadero Ángel Kaioh —dijo Yaten—. Pero para eso necesitamos muestras de ADN.
—¿Muestras de ADN? —inquirió Serena.
—Las necesitamos tanto de algún miembro de la familia Kaioh, como de Seiya —respondió Yaten—. Aunque el lunar de Seiya asegura su identidad, necesitamos una prueba que indique su parentesco conmigo o Taiki de que es un Kou. Sin ella no podemos decirle nada aún a Seiya.
—Entonces, no nos podemos ir de Londres sin conseguir esas muestras de ADN. Tenemos que quedarnos más tiempo para conseguirlas —dijo Serena sonriendo.
—Sé que realmente quieres quedarte, Serena, pero no creo que sea lo mejor. ¡Simplemente mira este lugar! —exclamó Yaten extendiendo los brazos—. La familia Kaioh es muy poderosa, tienen dinero e influencias. ¿Quién no nos dice que intentarán llevarse a Seiya lejos de nosotros cuando digamos la verdad?
—Lo dices como si fueran malas personas, Yaten. Me han tratado muy bien y no creo que…
—No los conoces, Serena —dijo él interrumpiéndola—. Has estado aquí tres días. No sabemos como son en realidad.
—Aunque odie admitirlo, Yaten tiene razón en esto, Serena —intervino Mina—. No sabemos si los Kaioh sabían la verdad sobre Seiya y por eso se lo llevaron de Japón para que nadie se diera cuenta del cambio.
—Es absurdo. ¿De ser así, no crees que hubieran intentado buscar al verdadero Ángel en vez de tener a Seiya suplantando a su hijo? —cuestionó Serena.
—Cierto. Pero nosotros enterramos a alguien creyendo que era Seiya y apenas ahora sabemos la verdad —replicó Yaten—. Simplemente digo que tengamos cuidado con nuestros movimientos, en especial en esta situación tan extraña. Es posible que alguna de nuestras teorías sean posibles. Hay que pensar muy bien cuál será nuestro siguiente paso.
—Siendo así, lo primero que hay que hacer es justificar su presencia aquí —dijo Serena—. No podemos irnos y menos decir que vinieron para llevarme de regreso a Tokio en el primer vuelo disponible porque creían que estaba loca. Tienen que quedarse aquí un tiempo más para que parezca que vinieron por trabajo y así evitar sospechas.
Serena notó que Mina le sonreía con una mirada de complicidad, antes de mirar de regreso a Yaten, quién dio un suspiro resignado.
—Tu solo quieres quedarte aquí más tiempo, Serena.
—¡Pero sabes que tiene razón, Yaten! —contraatacó Mina—. Al menos deberíamos quedarnos y tomarnos unas fotos frente al Palacio de Buckingham.
—No vinimos a turistear, Mina —replicó Yaten.
—No, pero es lo que podríamos hacer mientras justificamos el tiempo que estemos aquí antes de volver a casa.
—Cierto, pero también ayuda a cumplir lo que dijiste de cuidar nuestros pasos. Hacer lo contrario parecerá muy raro ante los Kaioh y lo sabes —indicó Serena—. Piensa en esto como el tiempo necesario para conseguir las muestras de ADN que quieres y decirle la verdad a Seiya.
—Sigo sin estar seguro de que sea lo correcto decirle nada a él hasta que tengamos los resultados del ADN —mencionó Yaten.
—Tal vez, pero no le vamos a mentir a Seiya —sentenció Serena—. Ya ha vivido engañado mucho tiempo sin saber quien es realmente, como para que nosotros también le sigamos mintiendo.
—Cierto, pero será por poco tiempo. Solo lo necesario para con una prueba de ADN certifiquemos quien es realmente Seiya ante él y ante los Kaioh—dijo Yaten.
Serena lo miró con una idea en mente. —¿Y si le decimos la verdad a Seiya para que él vaya contigo a hacerse esa prueba de ADN, Yaten?
—¿Y si no nos creé y se niega a hacerse la prueba? —inquirió Mina
—Eso no va a pasar, Seiya nos creerá al decirle la verdad —aseguró con confianza Serena.
—¿Y si no es así? —cuestionó Yaten—. Después de todo, prácticamente ha creído ser un Kaioh todo este tiempo y eso puede afectarlo. Sin pruebas de que es un Kou, es posible que dude de la verdad y se alejé de nosotros.
Serena dio un largo suspiro, no queriendo reconocer que esa era una posibilidad.
—Si consigo esas muestras del ADN de Seiya, ¿Considerarían que nos quedemos más tiempo en Londres para llevarlas a un laboratorio de aquí y que nos den los resultados lo más rápido que puedan? —planteó Serena—. Así le diríamos la verdad pronto y tendríamos pruebas para que nos crea.
—Suena buena idea —coincidió Mina—. ¿Qué tan rápido podemos tener esos resultados?
—Dos, tal vez tres días —respondió Yaten—. Todo depende de que tan rápido consigamos las muestras.
—Haré lo que sea necesario para conseguirlas —aseguró Serena—. ¿Qué necesitas, Yaten? ¿Algunos cabellos o algo de sangre como en las películas?
—Una muestra del cabello de Seiya ayudará. O quizás algo de su saliva, tal vez un vaso o un envase del que haya bebido.
Serena sonrió y regresó a su habitación, buscando con la mirada la botella de agua de la cuál Seiya había bebido esa mañana. La encontró en el buró al lado de la cama, la tomó y volvió a la estancia, extendiendo la botella hacia Yaten.
—Seiya tomó agua de esta botella —explicó Serena—. Me encargaré de conseguir una muestra de su cabello también. Lo único que pido es un día más a su lado antes de volver a Tokio, por favor.
Yaten tomo la botella y asintió, con un suspiro de resignación. —Con esto acabas de ganar más de un día, Serena. Hay que llevar esto a un laboratorio y se realicé esa prueba.
—¿Eso significa que nos quedamos en Londres? —preguntó Serena tratando de contener su alegría.
—Si —aseguro Yaten—. Solo te pido que por favor, no le digas nada a Seiya aún hasta que tengamos los resultados del ADN. Hasta que los tengamos, le diremos la verdad.
No diré que volví a escribir, pero habrá señales... *vuelve a desaparecer otros 3 años jajaja*
Lo único cierto es que me disculpo por esta larga ausencia, han pasado muchas cosas desde la última vez que subi algo por aquí y por cosas de la vida, encontré este capítulo que este mucho tiempo guardando polvo.
En fin, por ahora trataré de actualizar lo mas pronto posible, y de momento sera esta historia. Asi que por aquí nos estaremos leyendo.
Mientras, seguire sacudiendo telarañas de este lugar y si alguien había esperado actualización, gracias por su espera y espero no decepcionarlas.
XOXO
Serenity
