Capítulo único:


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INCUBO.

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Konoha tiene una antigua tradición. Todos los primeros de noviembre a la media noche una virgen mayor a quince años es ofrecida al Príncipe de las Tinieblas para pasar una noche con él y apaciguar la sed de sangre de los demonios. A la mañana siguiente la aldea tiene un año entero de paz y buenos cultivos.

Las pocas ofrendas que logran sobrevivir esa noche con el incubo infernal solo son vistas como una puta personal del demonio, quedan marcadas de por vida, nadie quisiera casarse con una mujer que ha sido usada y abusada por el Príncipe de las Tinieblas.

Muchos padres optan por casar a sus hijas muy pequeñas, antes de cumplir los quince años y que lleguen a someterse a ese ritual aún así todos los años un cupo mínimo de vírgenes deben ser entregadas para elegir a la afortunada que servirá como expiación de los pecados de la aldea.

Este año, la ofrenda será muy especial.

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Sakura Haruno tiene veinte años, perdió la virginidad a los catorce con Naruto Uzumaki, su mejor amigo y a partir de allí no fue bien vista por los ojos de la aldea. A Sakura no le importaba las miradas lascivas de los hombres o las miradas desaprobatorias de las ancianas por no haber llegado virgen al matrimonio, a ella solo le importaba que desde hacía cinco años se había librado de ser la ofrenda de ese ritual satánico.

―Buenos días, Sakura

Ella sonríe dejando las hierbas medicinales que acaba de comprar en el mercado sobre la mesa del comedor y su pequeña hermana se aproxima a la canasta con las hierbas para poder sacarlas y acomodarlas en su lugar.

―Buenos días, Sadashi―

Su pequeña hermana hace un amago de sonrisa y Sakura sabe bien cual es el motivo de su descontento. Su pequeña hermana acaba de cumplir quince años lo que significa que en tres días cuando llegue la noche del primero de noviembre deberá participar en ese satánico ritual.

―¿Haz pensado en lo que te dije?― Le pregunta sirviéndose una taza de té de manzanilla, Sadashi niega con la cabeza aún en su tarea de acomodar las hierbas ―Sabes que es la única forma de escapar a eso―

―No quiero que me vean como te ven a ti―

Sakura agacha la cabeza quizás avergonzada de la mala fama que se ha ganado esos últimos años al ser soltera e impura y tras haber compartido la cama con varios hombres pero muy en el fondo se alegra no haber sido la puta personal de un demonio sádico y vengativo. Lamenta mucho que para su hermana su reputación sea más preciada incluso que su vida.

―Lo siento― Chilla Sadashi al borde de las lágrimas y se aproxima a su hermana mayor para abrazarla.

Sakura acaricia su largo cabello color rosa y a pesar de tener cinco años de diferencia ambas comparten la misma complexión física. Sadashi es apenas unos centímetros más pequeña y más menuda pero ambas comparten el mismo color rosáceo de cabello tan llamativo, la diferencia principal es en el color de sus ojos, Sadashi los tiene marrones mientras que Sakura los tiene verdes.

―Tranquila― Susurra sacando una pequeña cajita del bolsillo y la deposita en la mano de su hermana menor ―Feliz cumpleaños, Sadashi―

La pequeña chilla al ver aquel hermoso collar en forma de flor de cerezo y su hermana se coloca detrás de ella para abrochárselo. Sonríe al verla y la abraza con fuerza, sus padres habían muerto de viruela cuando Sakura apenas tenía trece años y la pequeña debió crecer de golpe y hacerse cargo de su hermana menor, otro motivo más para evitar ser ofrenda en las festividades de noviembre.

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1 de Noviembre .

Esa noche se realizo la fiesta pagana de la cosecha y al ser entregada la virgen la aldea sabría que tendría todo un año prospero de buenos cultivos y ganado.

La aldea se había cubierto en telas y farolas, habían armado innumerables puestos de ventas de comida, adornos, velas y demás accesorios propios a esa noche.

Sakura suspiro colocándose aquella máscara color rojo, llevaba un vestido a juego. Todas las no vírgenes llevaban ese color distintivo, las casadas y las ancianas vestían de negro y las vírgenes de blanco.

―Tranquila― Susurro entregándole la copa de vino a su hermana menor ―Hay treinta niñas, es casi imposible que te elijan el primer año― Comentó en un vano intento de calmar a su hermana menor.

Sadashi sonrió insegura y bebió de aquella copa que le entregó su hermana. Debió haberle echo caso y conseguirse un novio ese año.

Las farolas se encendieron dando lugar a la noche, serían cerca de las doce cuando todas las vírgenes mayores a quince años fueron reunidas en el centro de la villa. Sadashi apretó muy fuerte la mano de Sakura antes de ser separadas y clavo sus ojos pardos en ella evitando perderla de vista. La pequeña tenía un nudo en el estómago, le temblaban las manos, sudaba muy frío y estaba segura que en cualquier momento vomitaría todo el vino que acaba de beber.

―Sadashi― Saludo la chica junto a ella.

―Matsuri― Le devolvió el saludo.

La castaña sonrió tomándole la mano y ambas comenzaron aquella danza mezclándose entre las demás niñas. La música se hizo aún más potente a medida que los aldeanos se reunían alrededor de ellas viéndolas danzar al ritmo de la música.

Sakura tembló cuando sintió el aroma a azufre, el frío recorrió su espalda semi desnuda y la tierra se humedeció con esa neblina que se desplegaba por toda la villa. Se sintió cada vez más caliente y el aire le faltó cuando todos esos atractivos jóvenes se pasaron alrededor de las treinta ofrendas arrinconándolas al centro. Serian cerca de siete jóvenes que aparentaba unos veinte y tantos años pero Sakura Haruno sabía que tenían muchísimos más. Cada uno era más atractivo que el anterior. Muchas chicas pasaban a voluntad propia la noche con ellos, solo el Príncipe tomaba las vírgenes, las mujeres como Sakura podían si querían pasar una noche de sexo y sadismo con cualquiera de esos demonios.

Sadashi clavo sus ojos llorosos en Sakura cuando aquel pelirrojo le tomó un mechón de cabello llevándolo a su nariz para olerlo.

―Que rico hueles― Susurro Sasori con una sonrisa.

La niña se alejó torpemente chocando con Hanabi y logrando que esos sádicos rieran por su acción. Sakura apretó los puños con fuerza, rabiosa y sintió la mirada color miel sobre ella. Sasori se saboreo al verla en ese largo vestido rojo.

Y entonces apareció. El Príncipe de las Tinieblas. Todos guardaron silencio y nadie pudo mirar a otro demonio que no fuera él.

Tenía la piel tan blanca como el mármol, el cabello tan negro como el azabache y los ojos rojos como la sangre.

―Señor― Murmuro la anciana bajando la mirada.

Nadie podía verlo a los ojos.

―¿Cuál le gusta? ―

Él sonrió observándolas. Todas vestidas de blanco y con aquellas mascaras que le cubrían más de la mitad del rostro solo dejando los labios al descubiertos. Rosas. Sin maquillaje alguno. Paso la vista por cada una, algunas apenas tenían quince años, otras ya eran mayores de veinte incluso. Hubo una que llamó su atención. Se aproximo despacio, ella tembló al sentirlo tan cerca. Clavó la vista en los zapatos color negro para evitar verlo a los ojos.

―¿Cómo te llamas pequeña?―

Ella tembló de miedo.

―Yo me llamo Sasuke― Susurro tomando un largo mechón de cabello y enredándolo en su dedo ―Dime tu nombre ahora― Ordeno serio.

Sadashi comenzó a llorar cada vez más fuerte.

―Que me digas― Gritó enojado.

―Hanabi― Susurro con miedo.

Sakura miro de reojo a Hinata quien actualmente estaba casada con Naruto y había participado solo dos veces en esa festividad antes que el rubio la desposara. Sintió un alivio enorme por su hermana al notar que solo había llamado la atención de Sasori pero no la de Sasuke, aunque se lamentaba muchísimo por Hinata.

Hanabi apretó los ojos y las manos con fuerza aterrada y Sasuke desvió la vista a la niña a su lado al sentir ese olor. Sadashi tembló de miedo y sintió el líquido tibio escurrir entre sus piernas mojando su vestido blanco. Se había orinado del miedo.

―No te muevas― Susurro Sakura observando a su pequeña hermana ―No lo mires― Le ordeno, aunque sabía que ella no podía oírla.

Sasuke largo una carcajada dejando a Hanabi de lado y se acerco a la pelirrosa. El pelirrojo sonrió a su lado. Sasuke había puesto sus ojos en la misma niña que él había elegido.

―Está me gusta― Dijo sádico.

Si con un grito se había orinado, no quería imaginar lo que haría cuando se la cogiera esa noche.

―No―

Sasuke abrió los ojos furioso cuando esa chica se paró frente a él alejando su ofrenda de las manos. Sakura cerró los ojos con fuerza evitando verlo y Sasuke casi se le revolvió el estómago al ver el vestido rojo y la mascara del mismo tono carmesí. Tomó un mechón del cabello de la chica, rosado. De seguro eran familiares. Lo llevó a su nariz sintiendo ese aroma a cereza que compartía con la pequeña y chasqueo la lengua asqueado.

―Hueles a sexo― Murmuro soltando su cabello ―Mírame― Le ordeno tomándola de la barbilla, Sakura apretó los ojos con fuerza mientras negaba con la cabeza, sabía que no podía verlo a los ojos ―Que me mires― Grito enojado y Sakura abrió los ojos asustada observando esos orbes rojos clavados en ella, Sasuke sonrió de lado ―Serias perfecta si no fueras una puta― La insultó aún sosteniéndola de la barbilla y se aproximo tanto que Sakura sintió el calor de su aliento en sus labios ―Muévete―

Sadashi lloro con más fuerza apretando el brazo de su hermana mayor y Sakura junto todo el valor que le quedaba para dirigirle la palabra a ese demonio de ojos rojos.

―Es una niña― Suplico

Él sonrió divertido, poco le importaba que fuera una niña, se la iba a coger por todos lados esa misma noche y quizás si era lo suficientemente buena se la quedaría como concubina hasta aburrirse.

―Está noche dejará de serlo― Respondió aún así no se alejo ni un centímetro de la boca roja de la chica ―Mañana será mi puta personal―

―Déjeme calmarla― Rogó ―Es mi hermana― Dijo aguantado el llanto, Sasuke saboreo esos labios rojos unos segundos, quizás debería llevarse a ambas―Yo hablaré con ella. Solo déjeme con ella un minuto, por favor―

Él asintió alejándose de ambas, no estaba para escuchar los berrinches de esa pobre niña y Sakura apretó con fuerza la mano de Sadashi guiándola interior de una de las tiendas locales.

―No la cambies― Comentó detrás de ellas, el pueblo se mantenía en silencio atento a lo que esos jóvenes harían ―Me gusta el olor de su orina― Se burlo el pelinegro.

Sakura escucho las carcajadas de esos jóvenes detrás de ellas. Un albino de ojos claros le abrió la puerta de la tienda asegurándose que no había nadie allí y varias ancianas se aproximaron aguardando que la ofrenda saliera. Si Sadashi no era entregada esa noche, la furia de Sasuke Uchiha y esa parva de demonios se desataría contra Konoha. Ambas temblaron encerradas en la pequeña tienda.

―¿Qué haré ahora?― Chillo llorando.

Sakura se limpio las lágrimas con sus manos de prisa y observó el pequeño lugar. Escuchó las risas fuera de la ventana y las puertas.

―Si no salen en diez minutos entraremos por ambas―

No podían huir. Sadashi debía salir.

―Quítate la ropa― Comentó quitándose el vestido rojo, Sadashi la miro con el ceño fruncido ―Ahora― Chillo.

Su hermana obedeció bajándose el largo vestido color blanco manchado en orina y se lo alcanzo a Sakura. La miro sorprendida cuando esta se lo coloco de prisa.

―Cambiaremos de lugar― Sadashi negó con la cabeza ―Dame tu ropa interior― Susurro quitándose la suya.

―Esta mojada― Dijo avergonzada.

―Mejor. Debo oler a ti―

Sakura sonrió comprensiva colocándose la prenda casi empapada en orina. El vestido olía horrible y tenía una enorme mancha amarilla por delante y atrás en la zona baja. Se quitó los tacos intercambiando zapatos con su hermana, los de Sadashi eran apenas unas alpargatas blancas sin tacos, con los zapatos de Sakura la pequeña lograba superar en altura a su hermana mayor. Sakura sacó el labial rojo del bolsillo pintando los labios de la pequeña y se quitó su labial dejándose los labios al natural.

―Sakura deben salir― La pelirrosa reconoció la voz de Tsunade, una de las pocas mujeres en tratarla decentemente en esa aldea.

Ambas hermanas intercambiaron mascaras. Sakura apretó su cabello con fuerza y lo frotó sobre el pecho sudado de su hermana, no podía engañarlo mucho tiempo pero quizás el suficiente para que Sadashi huyera.

―Una vez me haya ido. Vas a casa, tomas todas tus pertenencias y huyes al pueblo vecino. A Suna― Ordeno tomándola de los hombros ―Busca a Temari allí― Le explico ―No llores. Deja de llorar― Hablo con rudeza.

―¿Y qué hay de ti? ― Sollozo.

―No lo voy a engañar mucho tiempo― Murmuro ―Cuando me descubra volverá a Konoha. Debes estar muy lejos de aquí para ese momento― Relato ―¿Entendido? ―

Sadashi asintió abrazándola con fuerza. Se quitó el collar y lo paso por el cuello de su hermana.

―Cuídate mucho, Sakura―

Ambas salieron de aquella pequeña tienda tomadas de la mano. Sakura le sonrió empujándola levemente para que se alejara de prisa, nadie podía darse cuanta que había intercambiado lugares.

―¿Lista?― Tsunade abrió los ojos sorprendida al tomarla del brazo y Sakura rogó internamente que no dijera nada, sabia que la rubia la había reconocido, a lo lejos vio a su hermana perderse colina arriba a la cabaña donde vivían ―Su ofrenda, señor―

Respiro aliviada cuando Tsunade tomo su mano y la entrego a Sasuke. Él sonrió aproximándose a ella y Sakura bajo la vista evitando verlo. Hacía tanto calor allí.

―Bienvenida al infierno, pequeña―

La tierra se abrió en ese momento. Los aldeanos se alejaron cuando las llamas empezaron a consumir el circulo donde anteriormente estaban las vírgenes y Sakura tembló de miedo cuando él la apretó de la cintura con rudeza acercándola a él. Cerró los ojos sintiendo la piel en carne viva por las llamas y un calor abrazador la envolvió cuando cayó al suelo de aquel lugar. Sasuke paso por su lado sin verla y se sentó en aquel trono de madera a unos metros de ella. El resto de los chicos se sentaron en los grandes sillones a su alrededor.

―Levántate― Le ordeno.

Sakura obedeció. Apretó las manos en la tela de su vestido y levantó la vista observando el lugar. Era una sala enorme rodeada de cuadros y estatuas, había varios sillones donde estaban esos jóvenes y en el centro estaba él, sentado en ese trono mirándola con curiosidad.

Ya no estaba en Konoha.

Ya no había vuelta atrás, ya no podía huir. Una vez él la tomara y descubriera que no era virgen le iba a arrancar la carne de los huesos e iba a hacer arder Konoha. Sakura solo esperaba que su hermana estuviera lo suficientemente lejos cuando eso pasara.

―Quítate la ropa―

―¿Aquí?― Preguntó en voz baja y sintió las carcajadas de esos jóvenes a su alrededor.

―Ah, disculpa― Dijo divertido el pelinegro ―Puedes tomar mi habitación― Bromeó, las carcajadas siguieron a su alrededor ―Quítate el vestido o te lo quita Suigetsu―

El albino largo una carcajada levantándose del sillón.

―Yo lo hago― Chillo de prisa y Suigetsu volvió a su asiento.

Bajo el cierre del vestido y deshizo aquel nudo que lo ajustaba por la cintura. El vestido resbaló por su cuerpo dejándola casi completamente desnuda a no ser por la mascara y la ropa interior inferior. Tembló de miedo al sentir todas esas miradas sobre ella.

―Toda la ropa― Hablo serio ―Te vas a mojar pero no de orina― Bromeo, Sakura se bajo la ropa interior apretando las piernas y cubriendo sus senos con las manos ―Ahora ven aquí― La llamo con la mano.

Ella camino despacio esos tres metros que los separaban y que parecían eternos, sentía las miradas de todos sobre su cuerpo desnudo, se sentía tan indefensa, aterrada de lo que él le haría.

―De rodillas―

Sakura obedeció con la vista fija en el suelo, sintió el calor del suelo en las rodillas y pego un saltito del susto cuando él apoyo su mano en la cabeza y se levantó de su asiento. La recorrió con la vista pasándose detrás de ella y le desató la mascara, la misma cayó al suelo y fue el único sonido que se escucho en esa sala.

―Tu nombre―

―Sakura―

Apretó los ojos con miedo y lo sintio inclinarse delante de ella, la tomo de la barbilla obligándola a levantar el rostro dejándola a escasos centímetros de él.

―Mírame― Le ordeno, ella clavo sus ojos verdes en él y una pequeña lagrima cruzo su mejilla ―Prepárenla―

Sakura chillo asustada cuando Sasori y Deidara la levantaron del suelo, el pelirrojo sonrió de lado cuando ella comenzó a gritar.

―Nadie va a ayudarte aquí, muñequita―

Deidara largo una carcajada apretándola del brazo y la soltaron cuando llegaron a una enorme puerta de roble. La abrieron de prisa y la empujaron dentro. La habitación era enorme, había una cama redonda en el centro, varias columnas de mármol alrededor, un enorme espejo de cuerpo entero y una enorme tina echa de piedra en uno de los costados. El agua estaba hirviendo, salía humo de la misma y pequeñas burbujas que demostraban la ebullición de agua. Si llegaba a caer ahí se prendería fuego en cuestión de segundos.

―¿Tu eres la ofrenda de esta año?―

Sakura clavó sus ojos en aquella chica. Se veía como de su edad, misma altura y complexión física. Tenía el cabello color rojo intenso al igual que sus ojos y Sakura no supo si era una ofrenda pasada o un demonio disfrazado.

―Sakura― Susurro y creyó haberlo dicho tan bajito que pensó que ella no había podido oírla pero supo que lo hizo cuando ella tomó su mano.

―Karin― Se presentó.

La chica la guío hasta el espejo de cuerpo entero, escurrió la esponja sobre el jarrón de mármol a un lado del mismo, se agacho a un lado de la pelirrosa y paso la esponja por sus piernas desnudas.

―Abre las piernas― Le ordeno arrodillada a su lado.

―Yo lo hago―

La pelirroja negó con la cabeza.

―Debo hacerlo. Soy su concubina, es mi trabajo―

Sakura frunció el ceño al oír esa palabra y abrió las piernas despacito, sintió las mejillas arder cuando la chica paso la esponja húmeda por sus labios vaginales.

―¿Qué es una concubina? ― Pegunto en voz baja y se alivio cuando Karin dejó de lavarle esa zona y volvió a mojar la esponja en aquella vasija.

―Si le gustas lo suficiente él te elige como concubina y debes quedarte aquí― Murmuro pasando la esponja por los brazos de la chica ―Cuando se aburre de ti te desecha con los demás demonios― Comentó sin mostrar algún gesto de emoción.

―¿Y si no le gustas lo suficiente? ― Pregunto asustada.

Karin sonrió dejando la esponja de lado y paso aquella toalla blanca por el cuerpo de la chica.

―¿Las haz visto al volver?―

Sakura palideció recordando los cuerpos inertes todos magullado y lastimados aparecer a la mañana siguiente de la festividad en las puertas de la aldea, lo sabe porque en más de una oportunidad ella tuvo que ayudar a Tsunade y a las familias a preparar el despojo que le habían dejado como hija para el entierro pero lo peor no eran las muertas, lo peor eran las pobres chicas que aparecían al alba con vida en un estado completo de catatonia. Sin poder hablar o moverse, muertas en vida con la vista fija en un punto indefinido, de seguro recordando las atrocidades que ese sujeto les hizo la noche anterior.

¿Así terminaría ella? Muerta o sumida en un estado vegetal.

―Es casi como estar muerta― Dijo en voz baja observándose al espejo de cuerpo entero.

―O te quedas o mueres― Susurro Karin ―No hay punto medio con Sasuke―

Sakura bajo la cabeza sintiendo las lágrimas bajar despacio por sus mejillas. Había evitado esto toda su vida y ahora no solo debía fingir ser virgen sino que sabía que no saldría viva de allí.

―Tranquila― Murmuró pasando aquel corcet de encaje blanco por los senos de la pelirrosa ―Se aburre muy fácil― Dijo pasando la ropa interior por sus piernas.

Karin apretó el corcet en su espalda y sintió que el aire le faltaba cuando se amoldo a su cuerpo y apretó su cintura dejándola más pronunciada de lo que en realidad era.

―¿Te puedes ir cuando se aburre? ― Pregunto con un deje de esperanza, Karin asintió tomando aquella bata de seda blanca ―¿Por qué no te has ido?―

―Yo tenia diecinueve años cuando fui ofrecida― Relato y paso la bata por los brazos de la pelirrosa ―Si me fuera ahora tendría ochenta y nueve al volver― Dijo con una sonrisa anudando la bata a la cintura de la chica, tomó el cepillo de la mesa y se colocó detrás de la Haruno ―Ya no tengo donde volver― Murmuro con tristeza cepillando el largo cabello de la chica.

Las puertas se abrieron en ese momento, Sakura pego un leve saltito asustada pero sintió algo de alivio al ver esas tres chicas ingresar a la habitación. Murmuraron un saludo apenas audible y comenzaron a preparar la habitación, Sakura sabía que en cualquier momento él llegaría.

―¿También son concubinas? ― Karin asintió ―Quizás no me elija. Ya tiene muchas― Quiso bromear.

―Si no te elije es peor― Susurro evitando que las otras las escucharan, fingió acomodar el cabello de la pelirrosa para poder acercarse más ―Si no lo satisfaces se enoja aún más. Descargará toda su ira en ti― Le susurro ―Por eso vuelven así a Konoha― Y era la primera vez que Karin mencionaba su aldea en mucho tiempo.

Sonrió observando la chica en el espejo. Sakura si que era hermosa, tenia el cabello tan largo de ese extraño color rosado, los ojos tan verdes y los labios rojos a pesar de no llevar nada de maquillaje. La bata blanca y aquel delicado conjunto de ropa interior color blanco contrastaba perfecto con su piel ligeramente bronceada.

―Sakura― La llamo ―Lo mejor es hacer lo que debes hacer― Le aconsejo.

Supo que Sasuke había llegado cuando Karin tembló de miedo a su lado.

―Retírense― Ordenó ingresando al dormitorio.

Karin le sonrió levemente mientras se marchaba junto a las otras chicas y Sakura reconoció a su vieja amiga de la infancia, Ino. Su cuerpo jamás fue hallado al otro día de la festividad. Asique había sido elegida como concubina.

Sasuke clavo sus ojos en ella. Ya no tenía ese hedor asqueroso a orina y se veía más limpia y pulcra que antes. Aún así, había algo en ella que no lo convencía.

―Sakura― Ella asintió y lo vio avanzar hasta quedar frente a frente, paso su mano por su pecho observando aquel collar en forma de flor y desató el nudo de la bata para observar su cuerpo ―¿Qué edad tienes?― Le pregunto tomando su cabello y Sakura rogó internamente que no lo oliera, ya le había dicho que apestaba a sexo.

―Veinte―

Él largo una carcajada.

―¿Veinte y eres virgen? ― Se burlo pasando de ella, Sakura tembló cuando se colocó a su espalda y le quitó la bata.

Sasuke la apretó con fuerza de las caderas haciendo rozar su trasero contra su miembro y la empujó con fuerza sobre la cama. Sakura chillo cuando cayó de cara al colchón y sintió el cuerpo del chico acomodarse sobre el suyo.

―No así no― Chillo asustada cuando el bajo la mano por su espalda y apretó una de sus nalgas.

Sasuke largo una carcajada acercándose a su oído y sintió ese aroma a cerezas impregnarse en su nariz.

―¿Y donde carajos esta tu hermana?―

La descubrió.

―¿Cómo?― Apenas pudo hablar.

―No eres virgen― Dijo y hablo tan calmado que Sakura se asusto aun más ―Dame una buena razón para no ir a buscar a tu hermana ahora y cogérmelas a las dos―

Sakura apretó sus labios con fuerza, no podía verlo pero estaba segura que sonreía victorioso. La pelirrosa solo deseaba que su hermana por una vez en la vida le haya echo caso y se haya ido lo más lejos posible de Konoha. Sasuke apoyo su brazo derecho sobre el colchón a un lado del cuerpo de la chica, la otra mano separó las nalgas de la pelirrosa corriendo la ropa interior.

―¿Ya lo haz echo así? ― Sakura asintió cuando el apretó su dedo índice con fuerza hundiéndolo en su ano ―¿Hay algún agujero en ti que sea virgen? ― Pregunto divertido.

Se llevo el dedo índice a la boca para chuparlo y lo volvió a enterrar en ella.

―No― Chilló arrugando el ceño con dolor ―Me duele, por favor― Él paso su lengua por los pliegues de la oreja de la chica hundiendo más su dedo en ella ―Usted―

―Deja de tratarme de usted― Dijo enojado masajeándola por dentro con su dedo, ella se quejó nuevamente respirando agitada.

―¿Alguna vez has estado con una mujer que no fuera virgen?― Se animo a preguntar.

―No―

―Yo puedo ser mucho mejor― Hablo aguantando el dolor que sentía de las embestidas que le hacía con su dedo, si había tenido sexo anal antes, una vez y con alguien que realmente le gustaba y la excitaba ―No me voy a quejar o llorar y se hacer muchas cosas que una virgen no sabe―

Él se quitó de ella y Sakura agradeció que dejara de meterle el dedo. Lo vio levantarse de la cama y aprovecho a acomodar su ropa interior y darse la vuelta.

―Hagamos un trato― Murmuro aún dándole la espalda, lo pensó unos segundos que para Sakura fueron eternos ―Si pasas la noche― Comentó volviendo a verla, ella chocó sus dientes nerviosa.

¿Qué quería decirle con si pasaba la noche? ¿Qué pensaba hacer con ella?

―No le haré nada a tu hermana o tu mugrosa aldea― Clavo sus ojos recorriéndola con la vista ―Pero si no me satisfaces. Voy a ir a buscar a tu hermana y te obligare a ver mientras me la cojo― Comentó divertido apoyando ambas manos en el colchón, Sakura clavó sus ojos en él cuando lo vio acercarse más a ella ―¿Aceptas? ―

Ella asintió.

―Bien ¿Qué esperas?― La increpo divertido volviendo a ponerse de pie frente a la cama ―Muéstrame de lo que tanto alardeas―

Sakura respiro profundo levantándose de la cama, se aproximó al chico y apoyo ambas manos en su pecho, el aún llevaba esa camisa negra y los pantalones del mismo tono. Se paró en puntitas de pies para quedar a su altura y se mojo los labios con la lengua acercándose a él.

―¿Qué crees que haces?― Pregunto levantando una ceja, ella se alejo unos centímetros del él.

―¿Besarte?― Dijo confundida.

¿No se suponía que así empezaban todos los encuentros sexuales? O al menos así empezaban los de ella.

―¿Crees que soy tu novio? ― Preguntó hastiado alejándose de ella ―Chúpame la verga, así decido que hacer contigo― Dijo fastidiado sentándose en la cama.

Ya comenzaba a arrepentirse de ese trato de mierda que le había ofrecido. Sakura lo miro enojada aún así se arrodillo entre sus piernas y desabrocho el cinturón, bajo la bragueta y saco el miembro masculino con la mano derecha. Estaba semi erguido pero era de un tamaño considerable, si así se veía a medio excitar no quería imaginar el tamaño al que llegaría cuando estuviera completamente dura.

―¿No te gusta que te besen? ― Peguntó apretando el pene con su mano derecha.

Sasuke la miro con los ojos entrecerrados pero no llego a contestar cuanto ella se lo metió de lleno en la boca. Le dio una larga y profunda chupada y luego clavo sus ojos verdes en él mientras pasaba toda la lengua por el largo. Sakura se sorprendió al notar lo duro que se ponía, era tan ancho que apenas si le cabía en la boca y estaba segura que media más de veinte centímetros. Nunca en su vida había visto un pene tan ancho y grande y no es que haya visto muchos en realidad.

Paso la lengua de nuevo por el largo y lo metió despacito a su boca, apretó los dientes con suavidad mordiéndolo despacio y lo escucho gemir ahogado, aguantando, asique repitió el mismo proceso un par de veces más. Su mano derecha lo masturbaba en la base donde su boca no llegaba y sentía la mano ya empapada de su propia saliva.

―¿O quizás aún no diste tu primer beso? ― Se burlo pasando la lengua por la punta del glande.

Él la miro furioso y Sakura se arrepintió de haber agarrado tanta confianza. La apretó de los brazos con fuerza levantándola del suelo y la tiro sobre la cama, la pelirrosa se quejó de dolor cuando cayó de espaldas al colchón y vio las marcas que le había dejado en los brazos. Mañana serian unos moretones enormes si llegaba a sobrevivir esa noche.

―Abre las piernas― Le ordeno, ella se sentó en la cama abriendo las piernas para él ―Quítate la ropa interior―

Ella apretó los labios y obedeció, se recostó nuevamente en la cama abriendo las piernas y lo vio quitarse la camisa con la vista clavaba en su vagina. Tuvo el instinto de cerrar las piernas para que dejara de verla así pero no lo hizo, en su lugar sonrió de lado y lo miró. Sasuke ya se había quitado los pantalones y la camisa y ella no pudo evitar compararlo con sus otros amantes. Definitivamente él Uchiha era el más lindo de todos. ¿Sería esa su real forma humana?

―¿Qué más quieres que haga? ― Susurro con el rostro rojo de la vergüenza.

―Métete los dedos― Le ordeno con una sonrisa y lo vio bajarse el bóxer y enrollar su mano derecha en su miembro ―Métete los dedos para mi― Repitió bombeando su miembro.

Sakura asintió y metió su dedo índice y medio a su boca para poder chuparlos. No estaba excitada asique necesitaría lubricarse de alguna forma. Bajo los dedos húmedos en saliva separando sus labios vaginales y frotó despacito su clítoris, lo vio pasarse la lengua por los labios cuando hundió dos dedos dentro de ella y comenzó un vaivén lento con ellos.

―¿Así?― Suspiro y apoyo su mano izquierda en el corcet bajándolo para mostrarle sus senos.

Él asintió y observó como la vagina de la chica se humedecía cada vez más a medida que metía sus dedos, la espalda se le arqueo apretando sus seno izquierdo con la otra mano y la vio mover las caderas más rápido.

―Para― Le ordeno.

―Pero aún no acabe―

―Vas a acabar muchas veces esta noche. Créeme―

Él apoyo amabas manos en el colchón colocándose sobre ella. Acaricio la entrada con la punta de su miembro y la penetro de golpe. Sakura chillo cuando lo sintió por completo dentro de ella y el pelinegro comenzó a embestirla cada vez más fuerte.

―Ah― Se quejo, él no le hizo caso llevó ambas manos de la chica arriba de su cabeza sosteniéndolas con su mano izquierda y la embistió con más fuerza, dolía, dolía mucho porque cada vez que la embestía sus caderas chocaban, a parte que era tan grande que sentía que la estaba estirando por completo ―Más suave― Pidió, él largo una risita en su oído y la embistió con tanta fuerza que la hizo gritar de dolor ―Me duele―

―Pensé que ya estabas acostumbrada― Se burlo, aún así no dejo de embestirla con fuerza.

―No. Así no― Susurro y observó esos ojos rojos sin permiso, un extraño calor se instalo en su bajo vientre al verlo a la cara ―Es muy grande― Le confesó.

Él sonrió orgulloso, sacó el pene de su vagina cuando estaba apunto de hacerla acabar y metió dos dedos dentro de ella para masturbarla. La escucho gruñir enojada y apoyo su dedo pulgar en clítoris para frotarlo con fuerza. Sakura abrió más las piernas mientras arqueaba la espalda y gimió muy fuerte al llegar al orgasmo con sus dedos dentro.

―¿Acabaste?― Preguntó él llevándose los dedos a la boca y chupando los fluidos vaginales de la chica.

Ella asintió con los ojos entrecerrados y las mejillas rojas apenas si podía moverse, tenía las piernas abiertas aún con él entre ellas y las manos sobre su cabeza aún sujetas con la mano izquierda de Sasuke. Le palpitaba la vagina cuando él volvió a penetrarla con fuerza y la hizo gritar de placer y dolor al mismo tiempo.

―No. No― Se quejo, tenía todo tan sensible del anterior orgasmo que cada vez que la embestía sentía que le ardía hasta el alma ―Me duele―

―Yo te voy a enseñar lo que es el dolor―

Sakura lo miro con los ojos llorosos cuando él tomo sus piernas apoyándolas en sus hombros y penetrándola más profundo, sentía la verga hasta el ombligo de lo profundo que se la metía y volvió a chillar de dolor y placer cuando él se tiró sobre ella aún con las piernas así sobre sus hombros y rozo su nariz.

―Por favor ― Rogo y no sabía si era para que saliera o solo quería que la hiciera acabar.

Él gruñó por lo bajo y apretó el cuello de la chica con su mano derecha, clavo sus dedos tan fuerte en su cuello que la dejo sin aire.

―No― Chillo y quiso liberarse del agarre en sus muñecas pero él la apretó con más fuerza al punto de lastimarle la piel en las muñecas.

Sintió que el aire se le acaba, él iba matarla mientras la cogía y aparecería al otro día muerta en la entrada de Konoha. Entonces el Uchiha la apretó con más fuerza por el cuello al punto de casi hacer que se desmayara por la falta de aire y le acabo adentro. Sakura sintió ese líquido espeso y tibio derramarse dentro de ella y escurrirse por sus nalgas hasta el colchón. Sasuke salió de dentro de ella y se tiro a su lado agitado. La pelirrosa quedó en la misma posición sin poder moverse, con las piernas abiertas y el corcet a medio desabrochar enseñando los senos, su pecho subía y bajaba recuperando el aire perdido y apenas si podía respirar. Lo sintió removerse a su lado y pensó que se levantaría a bañar pero en su lugar Sasuke se apoyo sobre su brazo derecho observándola fijamente y bajo la vista a su entre pierna.

―No. Dame un minuto por favor― Le rogó cuando él paso las yemas de sus dedos por sus labios entre abiertos.

Si ella fuera virgen ya se habría desmayado de dolor y placer pero Sakura no, ella estaba allí aún consciente respirando agitada y con las piernas abiertas. Abiertas para él. Bajo los dedos despacito hasta su cuello moviendo ese collar en forma de flor y recorrió la aureola de su seno izquierdo con sus dedos, la sintió temblar cuando bajo hasta su entre pierna y separo su labios vaginales para poder ver su clítoris incluso mas hinchado de lo que estaba y de un color casi bordo.

―Jamás había visto que se hinchara así― Susurro observando sin vergüenza alguna y se volvió a excitar ―Date vuelta―

Ella obedeció colocándose boca abajo en el colchón, lo sintió arrodillarse entre sus piernas y la tomo de las caderas para que quedara apoyada en sus codos y rodillas. Tiro del corcet con fuerza casi rompiendo para poder dejarla completamente desnuda y acaricio sus labios vaginales con la punta caliente de su miembro. Sakura tembló cuando lo subió y acaricio su ano con él, si le había dolido cuando entró en su vagina no quería imaginar cuando se lo hiciera por ahí.

―Sasuke― Susurro y era la primera vez que lo llamaba por su nombre.

Respiro más tranquila cuando él bajo su pene hasta su vagina y metió la punta, enredó su mano derecha en los largos cabellos rosados y tiro tan fuerte que hizo que ella echará la cabeza para atrás y chillara de dolor.

―Te voy a coger como la perra en celo que eres― Gimió y la penetro de golpe haciendo chocar su cadera con los glúteos de la chica.

La otra mano apretó su seno izquierdo y la hizo gritar con fuerza cuando apretó su clítoris con sus dedos y lo frotó con fuerza haciendo que se hinchara y quedará aún más rojo.

―Ah. No― Se quejo cuando él saco su pene de su vagina y lo metió de lleno sin previo aviso por su ano.

Ella grito de dolor y los ojos se le llenaron de lágrimas. Sasuke apretó con más fuerza su clítoris entre su dedo índice y medio y Sakura comenzó orinarse en ese momento mojando todo el colchón, la vergüenza la invadió

―Yo― Gimió avergonzada―Lo siento―

Él largo una carcajada.

―Igual a tu hermana― Dijo con malicia y la embistió con tanta fuerza que la hizo chillar de dolor cuando acabó dentro de ella.

Sakura agradeció que lo hiciera, ya no quería que la siguiera cogiendo por ahí. Le dolía, le dolía demasiado. La dejo caer sobre el colchón aún mojado en fluidos y su orina, él quedó arrodillado a su espalda y la escuchó gimotear sobre la cama apretando la almohada.

―Deja de llorar― Murmuro levantándose de la cama ―Ni que fueras virgen― Se burlo.

Sakura lo miro de reojo enojada y agradeció que no fuera Sadashi quien hubiera tenido que pasar por todo eso. Su pequeña hermana no lo hubiera soportado.

―Levántate― Le ordeno.

Sakura le hizo caso y lo vio meterse en aquella tina de casi dos metros de ancho y largo que había a uno de los costados del dormitorio.

Sasuke entro despacio sentándose en uno de los extremos y ella imito su acción, el agua estaba bastante caliente lo que provocó un escalofrío en su piel desnuda y aunque aún salía humo y burbujas no esta hirviendo como ella había pensado. Sasuke la observó ingresar a la tina y sentarse frente a él, se quedó mirándola unos minutos que para ella se hicieron eternos hasta que la llamo con la mano para que se acercara. Sakura trago nerviosa y se aproximo a él gateando despacito, se sentó sobre su regazo dejando una pierna a cada lado de su cadera y apoyo ambas manos en sus hombros haciendo rozar sus senos con su pecho.

―¿Tan importante es tu hermana para ti? ― Preguntó observándola a los ojos.

Sakura asintió y respiro agitada cuando volvió a sentir como se excitaba por debajo del agua, el pene erecto del pelinegro le rozo el abdomen.

―Sadashi es lo único que tengo― Le confesó ―Mis padres murieron a los trece, yo la crie― Susurro y sintió las manos calientes del chico acariciar su trasero por debajo del agua.

Sonrió de lado apretando su mano derecha entre las nalgas de la chica y la vio hacer una mueca cuando metió uno de sus largos dedos en su ano haciéndola gemir y restregarse contra su erección, la otra mano la subió hasta el pecho de la chica y acomodo aquel collar en forma de flor.

―Cerezos― Susurro, ella se mantuvo muy quieta en el lugar.

Gimió y apretó los labios con fuerza cuando él apretó su seno y bajo la boca a besarlo. Había algo en esa tina que la anestesiaba, quizás eran los ojos de Sasuke o el echo que ahora ya no la apretaba o la cogía con fuerza sino que la estaba acariciando y chupando muy despacio. Sakura gimió muy bajito, no podía estar excitada por él pero sentía como le palpitaba la vagina por dentro cuando rozo su nariz con el cabello azabache del chico.

―¿Me vas a volver a coger? ― Murmuro y se dio cuenta que era ella quien ahora se regresaba contra la erección del chico ansiosa para que se la metiera.

¿Cómo podía pensar en eso cuando hacía solo unos diez minutos él prácticamente la había violado por atrás? Sasuke sonrió de lado y apretó el pezón hinchado con sus dientes haciéndola chillar.

―No―

Sakura se quejó por lo bajo cuando dejó ese chupón en su seno y la miro a los ojos, aún tenía uno de sus dedos dentro de ella y con la otra mano masajeaba su seno y apretaba su pezón hinchado con sus dedos. Se sentía tan mareada, tan caliente, tan viva. Tenia los dedos marcados en su cuello, en los brazos y las caderas dejándole unas marcas color morado del tamaño de la mano del pelinegro, tenía ese enorme chupón que le había echo en su seno y el clítoris tan hinchado que creía que en cualquier momento iba a explotar.

―¿Ahora me ruegas que te coja? ― Preguntó divertido.

A esa hora de la noche años anteriores, las vírgenes ya estaban desfalleciendo en la cama. Era la primera vez que una ofrenda se regresaba contra él pidiéndole que la cogiera.

―Te voy a proponer un trato―

Sakura asintió sin dejar de restregarse contra su miembro erecto, sentía su clítoris tan hinchado y le temblaba todo el cuerpo, se maldecía por estarlo disfrutando.

―¿Otro trato?― Preguntó y se acercó tanto que casi lo beso pero recordó que él se lo había prohibido aunque podía inclinarse un poco y solo sería un roce ―Apenas estoy sobreviviendo a este― Gimió y Sasuke sonrió de lado.

―¿Estarías dispuesta hacer esto otra vez por tu hermana y tu aldea?― Sakura asintió y tomó el miembro del chico con su mano derecha para masturbarlo bajo el agua ―Métela―

Ella le hizo caso y sintió como resbalaba dentro de su vagina. Ya no dolía. Ahora se sentía tan bien. Los ojos de Sasuke habían dejado de ser rojos desde que entró en la tina, ahora eran negros, tan negros que parecían que iban a tragarla. Ese color, ese aroma solo lograban marearla aún más.

―Te quiero besar― Confesó mientras lo cabalgaba absorta en esos ojos negros.

Él la apretó de la cintura con un brazo casi dejándola sin aire y la otra mano la subió de su trasero a su nuca enredándola en su cabello húmedo.

―Si aceptas el trato lo puedes hacer― Susurro rozando los labios de la chica ―Sé la ofrenda el próximo año. Sé la ofrenda todos los próximos años y dejaré que te vayas con tu hermana― Ella abrió los ojos sorprendida ante su trato ―Si te entregas voluntariamente a mí en las próximas festividades dejaré en paz a Konoha y a tu hermana― Explicó.

―¿Y si me niego?― Dijo apenas audible.

El placer le recorría todo el cuerpo. Sasuke ni se movía era ella quien se lo estaba cogiendo ahora. Aún no entendía que sucedía con su cuerpo, fue como si haberse metido en esa tina de agua hirviendo la hubiera hechizado de alguna forma. Le dolía todo el cuerpo aún pero el placer era mucho mayor al dolor.

―¿Vas a negarte? ― La increpo divertido.

Ella lo apretó por los hombros enredando los dedos de su mano derecha en su cabello negro, se restregó con más fuerza sintiendo como su pene se hundía más en ella y todo su cuerpo se tenso, estaba por acabar y lo peor es que lo estaba disfrutando.

Y entonces lo beso.

Había sellado su destino a su lado. Sakura no sería su concubina sería su ofrenda eternamente.

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The end.

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