Bueno primero esta historia no es mía solo me dieron permiso de traducirla su creador es Just4fun23000 (Aplausos) espero que la disfruten por favor si les gusta seguir al creador de esta historia.
Recuerden que hago esto, bueno... simplemente porque con traductor Google ciento que se pierden partes de los diálogos o descripciones, solo espero estar haciendo bien eso, para los que tengan el traductor en automático no olviden quitarlo.
El joven lobo
Una familia propia
Eddard Stark, el Señor de Invernalia, tiró de las riendas de su corcel para frenarlo al trote, lo que permitió al hombre tomar la ciudad y el castillo que eran su hogar.
El castillo desde el que gobernaría el Norte a partir de ese día.
No había previsto que llegaría a convertirse en el Señor Supremo del Norte. Tampoco se hubiera atrevido a albergar esperanzas, pues eso significaría que habría deseado que su hermano mayor muriera antes de tener la oportunidad de irse dejando un heredero.
Eddard amaba ferozmente a Brandon, y fue por eso que no pudo evitar también querer maldecir a su hermano mayor por sus maneras necias y testarudas. Cuando las noticias del secuestro de Lyanna llegaron a Brandon, el insensato... hombre insensato, decidió cabalgar hasta Desembarco del Rey, donde irrumpió ante Aerys el Loco, un hombre conocido por dar muerte a cualquiera por la más mínima provocación, y exigir respuestas del entonces Rey.
¿Qué esperaba obtener de ese hermano? Eso era algo que Eddard meditaba a menudo, y nunca llegaba a una respuesta satisfactoria.
Fue impetuoso, y las acciones de su hermano mayor condujeron directamente a su muerte, y a la de su padre Rickard Stark. Es cierto que fue Aerys quien los mató, pero Brandon bien podría haber atado él mismo la soga.
Estos últimos años fueron una locura, una locura total y completa. Tantas cosas salieron mal, tanta sangre se derramó, y Eddard, en menos de un año, tuvo que decir adiós a más de la mitad de su familia.
Su padre, su hermano mayor y su querida y dulce hermana, todos muertos por culpa de los Dragones.
Y ahora era un Lord, un título que no le producía ninguna alegría, sólo una amarga aceptación y un frío sentido del deber.
Su hermano menor, Benjen Stark, había estado gobernando Invernalia en su lugar mientras él estaba lejos en la guerra, pero Eddard sabía bien que su hermano menor quería tomar el negro y unirse a la Guardia de la Noche.
De hecho, probablemente se iría poco después de que Eddard tomara su lugar aquí en Invernalia, tan grande era su deseo de unirse a la guardia.
Lo cual era algo que el nuevo Lord Paramount no intentaba. Sería duro decirle adiós al último hermano que le quedaba, pero al menos volverían a verse.
Como Stark, Eddard conocía la importancia del Muro y el deseo de Benjens de servir a la guardia. De hecho, si Brandon hubiera sobrevivido, es más que probable que Eddard también hubiera tomado los votos y vestido de negro.
Tras atravesar el poblado de gente pequeña que rodeaba Invernalia, Eddard pasó bajo el rastrillo del castillo principal al patio que había más allá para ver a los sirvientes y guardias del castillo, a su esposa y a su hermano esperándole.
Había sido como Lord Stark que se había casado con Lady Catelyn Tully, la antigua prometida de Brandon. Eddard se preguntó qué pensaría la mujer de él ahora, después de haberla dejado aquí durante más de un año mientras hacía campaña en el Sur contra las fuerzas Targaryan.
También se preguntó qué creería ella del pequeño bulto que una joven principal que les seguía llevaba en brazos. Odiaba el hecho de tener que mentir a su señora esposa, y odiaba tener que hacerle creer que le era infiel, pero no tenía otra opción. Solo esperaba que Lady Catelyn no hiciera la vida del muchacho aún más difícil de lo que ya sería.
Puede que Eddard no quisiera que nada de esto recayera sobre él, pero era un Stark y haría lo correcto.
Mientras su caballo se acercaba trotando, Lord Stark miró a su esposa y tragó saliva cuando su mera presencia hizo que una necesidad surgiera de su interior. 'La dama Catelyn es realmente muy hermosa'. Pensó, y una vez más tuvo la esperanza de que los dos pudieran llegar a quererse.
Tales pensamientos se reforzaron aún más cuando tomó nota del pequeño bulto que su esposa sostenía entre sus brazos.
Tiró de las riendas de su caballo para que se detuviera, y entonces, sin pronunciar palabra, Eddard se bajó del corcel antes de caminar hacia delante. Su cara, que durante tanto tiempo había estado tallada en granito, se agrietó al fin. Llegó hasta los suyos y rápidamente envolvió a Catelyn entre sus fuertes brazos, presionando un suave beso sobre su frente, sin comentar el leve estremecimiento que sintió de la mujer entre sus brazos.
"Bienvenido a casa, mi Señor..." Comenzó su señora y Eddard escuchó con rapaz atención, "¿puedo presentarle a nuestro hijo?".
La mujer hizo ademán de alejarse de él y Eddard no la detuvo. Estaba demasiado embelesado con el pequeño fardo que su señora sostenía contra su pecho. Lord Stark descorrió el fardo de mantas para mirar al bebé que había debajo, y entonces sonrió, verdadero y brillante, al posar los ojos en su hijo por primera vez.
Su sonrisa, aunque pequeña, era infinitamente cálida y sus ojos grises oscuros estaban llenos de tal alegría que aquietó el corazón de Catelyn por un momento. Al ver esa sonrisa y esa mirada de alegría en el rostro, por lo demás frío y comedido, del menor de los Stark, se disiparon muchas de las preocupaciones que la joven había tenido sobre su matrimonio.
Fue entonces cuando Catelyn supo de verdad que existía la posibilidad de que floreciera el amor entre ellos, porque sabía en el fondo de su corazón que podía llegar a querer esa pequeña sonrisa y esos ojos cálidos clavados en el atractivo rostro de Lord Stark.
Los ojos del bebé se abrieron, mostrando unos ojos del color del cielo azul brillante, y entonces empezó a moverse y a retorcerse en los brazos de su madre, y la sonrisa de Eddard se hizo aún más amplia. Miró a su hijo, y aquel pensamiento le llenó del orgullo que sólo un padre puede sentir, y tomó nota de las facciones de su niño.
Los ojos del bebé eran claramente de la casa Tully, pero más profundos, más oscuros, que ninguno que recordara haber visto antes. Sin embargo, el resto de su niño era todo Stark, el tono claro de su piel, y la cabeza de pelo negro, y ¿eran marcas de nacimiento las que tenía en las mejillas?
'¡Nacido Lobo en efecto!' Eddard soltó una risita antes de mirar a su señora esposa, " Es vivaz, ¿verdad? Es perfecto mi señora, verdaderamente perfecto. ¿Tiene nombre?"
"Pensaba esperar a que estuvierais en casa para ponerle nombre, mi señor". Catelyn sonrió al bulto que tenía en brazos y el bebé soltó una risita al ver a su madre, algo que hizo que su sonrisa se convirtiera en una pequeña mueca.
Benjen se rio entre dientes, adelantándose para dar una palmada en el hombro de su hermano mayor. "Ya está gateando por todas partes. Será un verdadero terror cuando empiece a andar". Benjen entonces divisó la única carreta pequeña que llevaba un ataúd cerrado en la parte trasera de la procesión de soldados que había llegado con Eddard. "¿Es esa Lyanna?"
Eddard asintió, roto de su momento feliz, "sí, la traje a casa como ella hubiera querido. Irá a la cripta para unirse al resto de nuestra familia". Miró a Benjen por encima del hombro, "Sé que quieres irte a la Guardia lo antes posible, pero te quedarás para su funeral, ¿verdad?".
Benjen asintió, su cara sombría y forjada por una pena indecible, "Por supuesto que me quedaré, Ned. No me perdería el funeral de mi hermana por nada del mundo".
"Gracias". Ned asintió a su hermano, "También desearía hablar contigo más tarde".
Benjen asintió de nuevo, "bien, solo dame un momento a solas con Lyanna". Con eso, el hombre más joven se alejó hacia el ataúd, con la intención de presentar sus respetos a su hermana muerta.
Eddard suspiró tristemente mientras veía alejarse a su apenado hermano antes de volverse muy visiblemente hacia un tema mucho más feliz, la elección del nombre de su primogénito.
"Ahora bien, ¿por dónde íbamos?" Pensó por un momento.
Estuvo tentado de llamarle Robb, o tal vez Robert, en honor a su buen amigo, ambos nombres buenos y fuertes, pero en el último momento, justo antes de abrir la boca, se le ocurrió otro nombre. Uno tan extraño y extravagante que se preguntó brevemente de dónde había salido, pero cuanto más reflexionaba sobre ese nombre y más miraba a su hijo, más parecía encajar.
"Naruto".
Cuando le dijo ese nombre, no sólo la dama Catelyn le miró extrañada, sino que parecía que también su hijo había reaccionado a ese nombre de un modo que un bebé no debería haber podido. Miró hacia abajo y pudo haber espetado que su hijo irradiaba una sensación de aprobación hacia el nombre.
Qué totalmente extraño.
"Naruto..." Eddard oyó murmurar a su esposa, "Qué nombre tan extraño, ¿dónde lo aprendiste?".
"I..." Él se preguntó lo mismo honestamente, "No lo sé, mi señora, sólo se me ocurrió mientras miraba a nuestro hijo, y parecía que le quedaba tan bien".
"Naruto..." De nuevo oyó a su esposa murmurar el nombre, saboreándolo en su lengua. "Sí que rueda bien por la lengua. Y no puedo negar que de alguna manera le queda bien a nuestro chico".
Su esposa miró al niño y asintió con la cabeza, "Sí que le queda bien, mi señor". Puso los ojos en blanco mientras el recién bautizado Naruto se retorcía en su agarre como el diablillo que era, "sobre todo porque este pequeño manojo de caos parece disfrutar con el sonido de su nombre".
Eddard soltó una leve risita y luego se serenó, sabiendo que era el momento de hablarle a su mujer de su otro hijo. "Tengo algo que mostrarle, milady". Un asentimiento de su parte y la doncella que sostenía al bebé que había traído con él, una muchacha que había contratado para cuidar del niño, se acercó.
~XxX~
Mientras su madre empezaba a congelarse al ver al hijo bastardo de su marido, los ojos de Naruto se clavaron en el otro bebé. Habían pasado unas semanas desde que recuperó la consciencia, y ahora había empezado a pensar con más claridad. No mucho, pero era capaz de pensar un poco mejor, y algo de su vida anterior le venía en sueños. También podía entender su nombre, y estaba bastante contento de haber podido conservarlo de algún modo, y también podía entender algunas de las cosas que le decía su madre.
Se preguntaba si era el destino o algo así el que le dieran una nueva vida, pero pudiera conservar su antiguo nombre, pero no se quejaría por ello.
Ni un ápice.
Pero eso no importaba ahora, ya que clavó los ojos en el otro pequeño bebé, o más bien en su camarada metido en un pequeño cuerpo, que tenía los ojos grises y una cara bastante graciosamente sería para ser un bebé.
Por encima de él, Naruto pudo oír la voz del hombre que había llegado a la cabeza de una gran fuerza de hombres, el hombre que aparentemente era su padre en este mundo, decir algunas cosas. Tuvo que esforzarse mucho para entender lo que se decía, pero consiguió captar lo esencial.
"Este es tu hermano pequeño, Naruto, se llama Jon, espero que los dos os llevéis bien".
Naruto pudo sentir cómo un torrente de emociones se disparaba a través de él después de que consiguiera descifrar las palabras que se pronunciaban, y esta vez esas emociones venían directamente de su antigua vida como Naruto Uzumaki.
Hermano, ahora tenía un hermano.
Y no sólo un hermano.
¡Tenía una madre y un padre!
¡Ya no era huérfano!
Naruto hizo la única cosa que podía hacer dada la extraña situación en la que se encontraba, empezó a dar palmadas con sus regordetas manos y soltó una risita enloquecida con toda la inocencia que solamente un bebé podía poseer.
'¡Una madre, un padre y un hermano! Tengo una FAMILIA!'
~XxX~
Los años pasaron, y a medida que lo hacían, Naruto empezó a poder pensar con más claridad con cada mes que pasaba. El control motor volvió a él primero, y lo hizo con bastante facilidad, supongo que no debería haber sido una gran sorpresa si se tiene en cuenta que entrenó durante la mayor parte de su vida anterior.
Para cuando Naruto tenía ocho meses, ya caminaba fácilmente con sus propias fuerzas. A los dos años, ya corría, y a los cuatro, tenía la velocidad y la destreza de un niño de diez años.
Naruto también realizó algunos experimentos en secreto, que revelaron que había conservado la capacidad de utilizar y canalizar el chakra, y su control del mismo era mucho mejor de lo que había sido durante su antigua vida. La fórmula de sellado de su estómago había ido, lo que probablemente significaba que el Kyuubi también había ido, y, honesto, que le fuera bien, no le echaría de menos.
Pero ese descubrimiento le llevó a su teoría sobre el mejor control del chakra que tenía ahora. Podía recordar que Kakashi-sensei le había dicho una vez que a la gente que tenía menos chakra le resultaba más fácil controlarlo, lo que tendría sentido dadas las pruebas que tenía.
Naruto se entrenaba en secreto todas las noches en su habitación. No hacía nada del otro mundo, sólo algunos ejercicios de control del chakra y probaba si aún podía subir por superficies sólidas, lo que, como era de esperar, funcionó bien.
También hacía algunos ejercicios físicos suaves por las mañanas, siempre que podía escabullirse de sus cuidadores, lo que siempre era muy divertido. Diversión, al menos para él, era un verdadero dolor de cabeza para los demás. Se le daba tan bien escaparse de sus cuidadores que empezaron a llamarle con todo tipo de nombres graciosos; "Lobo Salvaje", " Joven Lobo", o simplemente el bueno y viejo "Pequeño Diablo", y era honesto, nostálgico y simplemente divertido.
Más aún porque cuando nadie podía encontrarlo, lo hacía su madre, Lady Catelyn Stark. Esa mujer, su madre, era mejor encontrándolo y luego regañándolo que Iruka-sensei, ¡y eso ya era mucho decir!
Y a medida que crecía, Naruto logró determinar algunas cosas sobre su nueva vida. En primer lugar, definitivamente no estaba en el mundo en el que había nacido en su vida anterior. Había visto algunos mapas en la habitación de su padre, cuando éste había jugado con él una vez, y el mapa no tenía ni un solo punto de referencia que pudiera reconocer.
El continente en el que se encontraban se llamaba Poniente, y no se parecía en nada a las Naciones Elementales. Luego estaba el idioma que se hablaba, la lengua común, que de nuevo no se parecía en nada al que conocía de su vida anterior. Por suerte, consiguió hacerse con el idioma con bastante facilidad, gracias a que su madre y su padre le hablaban constantemente.
Aun así, Naruto se preguntaba cómo le habían enviado aquí, o más bien por qué conservaba sus recuerdos y la capacidad de utilizar el chakra cuando era evidente que nadie más podía hacerlo.
Pero más allá de esas pocas preguntas que tenía, Naruto se contentaba con disfrutar de su infancia con su familia. Su madre, la Dama Catelyn, era para él una alegría absoluta estar cerca, pues no tenía recuerdos de haber disfrutado nunca del amor de una madre. Una parte de él la quería aún más porque sabía lo que era no tener madre, lo que le había hecho volverse bastante pegajoso a veces.
Sin embargo, no sabía muy bien por qué era tan desagradable con su hermano Jon. En cierto modo trataba a Jon como algunos aldeanos tratarían a Naruto Uzumaki y eso era... descorazonador por decir lo menos.
Pero siguiendo adelante, ¡su padre también era fantástico! Eddard Stark era un hombre severo, pero cálido a pesar de su frío exterior, y siempre dedicaba tiempo a sus dos hijos. Jugaba con ellos siempre que tenía tiempo para hacerlo, y cuando estaba ocupado, aún apartaba algo de su trabajo para simplemente pasar un rato con él, aunque solo fuera unos minutos.
Ned era realmente todo lo que él imaginaba que debía ser un buen padre, y tampoco parecía compartir el desprecio de su madre hacia Jon, más bien todo lo contrario, Ned parecía ser tan protector con Jon como con el propio Naruto, y a veces podía oír a su padre regañar a su madre por el trato que daba a Jon.
Tenía muchas ganas de averiguar por qué su madre era tan mala con Jon.
Aunque en general había disfrutado mucho de su infancia hasta el momento, y gran parte de ello era gracias a su maravillosa familia.
Familia, esa sola palabra todavía hacía que su cuerpo y su alma rebosaran de alegría absoluta. Siempre pensó que tener una familia le haría sentir muy bien, pero ni siquiera los sueños más descabellados de Naruto Uzumaki se acercaban a lo bien que se sentía tener una familia de verdad.
Si todo esto no era más que un sueño elaborado, entonces esperaba no despertar nunca.
Y luego estaba Jon, su hermano y compañero en la mayoría de los crímenes. Era divertido estar con él, aunque todavía no pudieran hacer mucho, sus ratos de juego siempre eran muy divertidos, aunque Naruto fuera mentalmente mucho mayor que su hermano pequeño.
¡Y muy pronto su familia crecería aún más!
Fue poco después de su cuarto "día del nombre", como llamaban aquí a los cumpleaños, cuando su madre de repente se hizo mucho más grande. Había preguntado tontamente a su madre si estaba engordando, y aquel no era un buen día para ser Naruto.
Aunque también era la primera vez que había oído a su padre estallar de verdad en una carcajada incontrolada.
Pero, ¿cómo iba a saberlo?
Conocía a alguna mujer de su antigua vida que se desternillaba como lo hacía su madre, pero nunca pensó mucho en ello, o si lo hizo entonces no podía recordarlo del todo. De todos modos, sus padres le habían explicado que su madre estaba embarazada, ¡lo que significaba que pronto tendría otro hermano!
¡No podía esperar!
Cuando sus padres anunciaron que su madre estaba esperando otro hijo, toda Invernalia e incluso el pueblo de más allá celebraron una gran fiesta que pareció durar toda una semana.
Su familia era realmente querida aquí en el Norte, y todo el mundo estaba alegre y feliz por sus padres. Muchos de los otros Señores Nobles de la tierra vinieron a felicitar personalmente a su madre, y Naruto pudo conocer a algunos de ellos, aunque no podía recordar todos sus nombres, eran demasiados.
Después de aquella fiesta, el tiempo pasó rápidamente, y muy pronto su madre estaba dando a luz a su hermanito.
Aunque fuera un buen día, oír los gritos de su madre durante el parto era horrible. Sus adiestradores le habían mantenido bien alejado de la habitación en la que se encontraba su madre durante las últimas fases del embarazo, y aun así podía oír sus lamentos que resonaban por todo el castillo.
Sus adiestradores le habían asegurado continuamente que su madre se pondría bien, y que el dolor era normal en una mujer que le daba a luz, pero aun así, eso no hizo que le resultara más fácil aceptarlo.
Pero por suerte, el nacimiento de su hermanito no tuvo que pasar mucho tiempo, la comadrona había dicho, que el bebé simplemente se deslizó fuera de su madre, y que Catelyn estaría bien en poco tiempo.
Y entonces tomaron a Naruto para ver al nuevo miembro de su familia.
El corazón le martilleaba contra el pecho mientras se acercaba a la cama en la que yacía su madre, y entonces miró al pequeño bebé rosa que era su hermana, Sansa.
Tragó en seco y pudo sentir cómo se le humedecían los ojos. Incluso con su piel enrojecida y sus caras regordetas, Sansa era hermosa. Naruto nunca había visto a un recién nacido, pero podía decir que su hermanita era perfecta.
Sintió una cálida sensación en el pecho y entonces se dio cuenta de algo. Ahora era un hermano mayor. Tenía una hermana pequeña y sabía que ahora tenía un trabajo que hacer. Fue entonces, al mirar la cara arrugada y regordeta de su hermana, cuando juró protegerla. A ella y también a Jon. Eran sus hermanos pequeños y no les fallaría.
Sería el mejor hermano mayor que pudiera ser, ¡pasara lo que pasara!
Suavemente, muy suavemente, extendió una mano y empezó a acariciar las pequeñas mejillas de su hermana, y sonrió cuando ella arrugó la nariz de una manera que no debería haber sido tan tierna como era.
"Es tan pequeña..." susurró Naruto con un tono de voz asombrado antes de mirar hacia arriba cuando su madre dejó escapar una dulce carcajada.
¿Y había mencionado que su madre parecía completamente radiante en ese momento?
"Todos los bebés son así de pequeños, querida". Ella alargó una mano para despeinarle el pelo.
"¿En serio?", preguntó Naruto.
"En efecto", dijo tu padre desde detrás de él, haciendo que Naruto mirara por encima del hombro para fijarse en el hombre alto. "Jon y tú erais ambos tan pequeños que podía levantaros a ambos con una sola mano".
Naruto hizo un mohín mientras ambos padres se reían entre dientes antes de mirar a su hermano pequeño, a quien Naruto había insistido en que también se le permitiera venir aquí, para disgusto de su madre, y ambos chicos también se unieron a los adultos en una carcajada.
Sí, Naruto apreciaría a su familia, y tomaría lo que hiciera falta para protegerlos.
¡Esa era su nueva promesa para toda la vida!
En mi perfil se encuentra el enlace de la historia original.
