Notas: La historia está situada entre BOTW y TOTK de la saga de videojuegos The Legend of Zelda, es una historia de romance. Tiene mucho tiempo que no escribo así que una disculpa sino esta bien redactado.
PD. La historia ya está completa pero la iré publicando poco a poco.
¿Que había escuchado? Link se quedó inmóvil, mirando un punto enfrente cuando la princesa se dispuso a confesar sus sentimientos, a decir verdad si lo pensaba aún tenía presente aquella canción que le habían recitado tiempo atrás, aquella donde mencionaban que la princesa estaba enamorada de su caballero pero nunca le dio importancia, no le parecía más que un chisme inventado para satisfacer el aburrimiento de la gente. Para él era imposible que algo como eso pudiese ser verdad después de todo era un simple caballero y ella era la princesa del reino, no la veía como algo más, nunca había deseado algo fuera de ser su escolta y verla feliz y eso no era amor. Por lo menos no para él.
Con tan solo 18 años no sabía realmente a que se refería con aquellas palabras, su mente trabajaba con velocidad intentando encontrar sentido en lo que acababa de escuchar, él no guardaba pretensiones románticas, su vida se había tratado siempre de entrenar para mejorar sus habilidades, los sentimientos entorpecían sus ambiciones.
Pero ahí estaba, recibiendo esa confesión como si se tratase de una caída libre a un mar congelado. Abrupta y reveladora.
Si se planteaba el ser completamente sincero siempre había pensado que la princesa era una liga muy alta (demasiado alta) la imaginaba casada con un hombre de alto estatus, rodeado de lujos, algo muy ajeno a él, si alguna vez su mente divago en su belleza fue más que nada pensando en la hermosura de un extraño ejemplar de flor que irradiaba encanto a lo alto de una colina, lejos de su alcance.
Pero ahí estaba Zelda soltando esas palabras que le llegaron a lo más profundo del corazón, no supo cuánto tiempo pasó sin responder. Solo supo que su mirada paró en ella de repente, la mujer estaba mirando sus propias manos, completamente sonrojada, pese al rumbo de su conversación, no parecía esperar una respuesta, parecía más bien aliviada.
– Yo.. no.. – Empezó Link sin tener idea de que responder.
– No tienes que decir nada, solo quería que lo supieras.. – Le interrumpió Zelda, si era sincera temía ser rechazada en ese momento, solo quería disfrutar esa pequeña calma que se alojó en su pecho, quería alargar ese momento lo más que se pudiera – No quiero que las cosas cambien entre nosotros.. ¿podrías tratarme con normalidad, como siempre? – Pregunto animándose a mirarlo esta vez con una súplica brillando en el verde de sus ojos.
Link apretó los labios, un extraño sentimiento de decepción desconocido se hizo presente a la par del alivio a no tener que afrontar de repente la confusión que se hizo presente en él. Después de unos instantes asintió con el rostro.
– Gracias por..– Quiso decir pero de nuevo fue interrumpido.
– No, esa es la peor respuesta ¿sabes? – La rubia soltó una pequeña risa al ver que la expresión de Link se deformo asustado de haber estropeado aquel momento con su torpeza.
Cuando escuchó su risa fue consciente de aquella tregua, todo estaba bien y el alivio fue inmediato, por fin se sintió como 100 años atrás cuando una linda amistad se empezó a formar entre ellos.
– ¿Por qué te estás riendo? - Le acuso él entrecerrando los ojos
– No lo se. Parecías asustado hace un momento–
– No es verdad. - Mintió él
– A mi me parece que sí - Bromeo la princesa.
– Bueno, es algo inesperado ¿sabes? – Dudó un momento sintiéndose ridículo.
Zelda levantó las cejas, reprimiendo la sonrisa que quiso aparecer en sus labios, por lo menos confirmaba que no se había percatado antes y no era que simplemente la hubiese estado ignorado.
– ¿Te haz enfrentado al mismo demonio y esto te da miedo? – Quiso aligerar el ambiente pero Link parecía no querer seguir con el tema.
– No me refiero a eso. Solo no sé qué decir, ya es hora de irnos de todas formas – Quiso evitarlo, Zelda notó el ceño fruncido en Link, por lo menos eso no había cambiado, aún parecía un niño cuando la situación se salía de sus manos. Comenzaron su andar hacia el caballo y cuando la sostuvo entre sus manos para ayudarle a subir sus miradas se cruzaron, quedándose inmóvil en un acto de torpeza pura se tropezó en el primer intento cayendo sobre él sintió su cuerpo chocar con el suyo provocando que las mariposas brotaran desesperadas en su interior.
– Lo siento.. – Quiso disculparse, pero la mirada cautivadora del joven la hizo vibrar, estaba muy cerca e inmóvil, se mordió el labio nerviosa bajando la mirada antes de que Link reaccionase dando un paso atrás.
Él no se había permitido el pensar antes en lo que ella le provocaba cuando estaba tan cerca, detuvo el rumbo de sus pensamientos para evitar tropezar de nuevo antes de ayudarle a subir al caballo esta vez con éxito. Trepándose detrás, la cercanía de su pequeño ser ahora se sentía diferente, el olor dulce que desprendía sus cabellos resultó extrañamente agradable.
– ¿Me traerías de nuevo aquí? - Pidió Zelda, deseando repetir ese momento, el deseo a momentos futuros le traía esperanzas al porvenir, quizá las cosas mejorarían si el tan solo quisiese quedarse a su lado.
– Cuando quieras - Dijo el joven sin pensarlo. Siempre había sido así, eso no había cambiado.
Zelda sonrió, aunque un pensamiento se asentó en su cabeza, las cosas cambiarían pronto. No podía permanecer en casa de Impa por siempre. ¿Se separarían entonces? Regresar al castillo era una locura ¿que haría ahora?
El camino de regreso fue tranquilo, un silencio acogedor se había hecho presente entre ellos. Link no solía ser conversador, era Zelda quien siempre guiaba la conversación pero en aquel momento solo decidió contemplar los paisajes de aquella zona del reino.
Fue un recorrido que le supo a cortó, cuando se despidieron después de la cena no hubo mucho por decir, Link estaba confundido.
Aquella noche el joven no pudo dormir, no dejaba de pensar en las palabras de la princesa, quiso por un instante que Mipha estuviese viva, ella habría sabido despejar sus dudas con sus tiernas palabras, si hubiese sido el caso ya habría emprendido un largo camino hacia la tierra de los soras con el simple objetivo de escuchar a su amiga de la infancia pero el acto era egoísta después de todo la Sora lo había amado en vida.
No quería huir. Solo quería comprender lo que pasaba con él. La sonrisa de Zelda se presentó en sus pensamientos por milésima vez, maldijo a sus ancestros mientras giraba en la cama. Si era cierto. Quería estar siempre con ella. Protegiéndola, siguiéndola, ayudándola, si, también la consideraba encantadora y abrumantemente hermosa e inteligente, pero eso no quería decir que estuviese enamorado de ella. Era simple admiración.
Después de todo era un caballero, solo eso.
Solo eso..
"Estoy enamorada de ti" resonó aquel susurro en sus pensamientos, no aguanto más aquello por lo que salió de la cama, le dolió ligeramente la herida pero aun así se dispuso a salir, no solo de la habitación, sino además de la casa, a lo lejos en el pueblo se veían las luces encendidas de la taberna, por lo que no le pareció mala idea acudir ahí y distraerse un rato como lo solía hacer cuando la pesada carga de salvar el reino lo sobrepasaba.
Link se adentró en el lugar, el olor a alcohol inundaba la estancia, buscó una mesa la taberna era como cualquier otra taberna en Hyrule. Decoraciones de madera. Iluminada por lámparas, una barra larga con bebidas dispuestas en colores brillantes . No era muy concurrido había unas cuantas personas en algunas mesas. Un par de parejas tonteando aquí y allá.
Se sentó en una mesa alejada, llevaba unas cuantas rupias para gastar, una mesera se acercó al muchacho, curiosa, pues Link no pasaba desaparecido, después de todo era atractivo, era atlético y aquel peinado rebelde le hacía lucir bastante bien junto con las argollas que llevaba en las orejas puntiagudas. No tardó en percatarse de la joven mesera que le ofreció una sonrisa, el respondió con un gesto simple.
– ¿Que le ofrezco al joven esta noche? - Preguntó la muchacha alzando su voz sobre la música que provenía de un grupo que empezaban a animar el lugar – ¿Alguna bebida o quizá compañía? – Añadió ella inclinándose para limpiar la mesa aunque las intenciones de hacer notar su escote fueron evidentes cuando apunto con el hacia la mirada del caballero.
Link se acomodo en el asiento, la joven era bella, no podía negarlo, tenía el cabello pelirrojo atado un chongo despeinado que dejaba escapar unos cuantos mechones por su rostro. Pecas aquí y allá y unos ojos color azul bastante similar a los propios, link pensó que era bella pero Zelda atravesó sus pensamientos interrumpiendo el rumbo al que estos lo llevaban.
En cualquier otro momento no se habría negado a una compañía femenina como esa, después de todo era un hombre solitario que se permitía de vez en cuando pasar la noche en los brazos de una dama dispuesta a disfrutar un rato y nada más que eso. No tenía tiempo ni cabeza para algo más, solo necesidades básicas. Y sí quizá no era un santo, pero tampoco era un demonio, solo era un hombre que había pasado demasiado tiempo solo peleando con bestias, sin descanso, caer en una cama mullida con la atención de alguna desconocida era lo que lo mantenía muchas veces cuerdo.
Si se hubiese tratado de un simple deseo carnal las cosas no fueran tan confusas, lo que pasaba con la princesa era diferente. Estaba a años luz de parecerse siquiera a lo que sintió cuando Zelda le expresó lo que sentía, por ese lado era un completo inexperto idiota.
- Una cerveza - respondió Link negándose cortésmente a la segundo que ella ofrecía.
La joven no pareció conforme ante la negativa, no tardo mucho tiempo en volver a la mesa con la bebida.
Cuando Link había terminado de beber, la joven regresó con una nueva – No pedí esto - Aclaró el joven.
– Va por cuenta de la casa - Le contesto coquetamente, quizá salir no había sido buena idea después de todo, la mujer no parecía querer rendirse, Link se extrañó de aquello, había más hombres ahí él no era el único.
– Gracias – Sonrió entonces con incomodidad. Debería irse pronto.
De nuevo se encontró pensando en la rubia, era estúpido salir huyendo de sus pensamientos y que estos los persiguieran hasta ahí. Se encontró bebiendo un poco más de la cuenta, lo supo en cuanto se levantó y el entorno giró a su alrededor.
La pelirroja aprovecho el momento para tropezarse con él – ¿Ya te vas? – Preguntó la mujer, Link bajo la mirada y se encontró con esos ojos azules observándolo.
– Sí - Contestó, podría haber aprovechado la ocasión pero no podía hacerlo ¿Qué carajo estaba pasando con él?
Camino torpemente a la salida, dejando a la mesera desconcertada, era una mujer muy bella, nunca alguien la había rechazado tanto pero no pudo detener al hombre, este ya había salido dejando en la mesa una buena propina para ella.
Link no tardó mucho en llegar a la casa de Impa, no estaba demasiado cuerdo en ese momento, de hecho no pensaba en absoluto, pese a todo caminó con sigilo en la penumbra, subió en silencio hasta la puerta, no tocó, no hizo más que abrirla y cerrarla a sus espaldas con cuidado.
Zelda estaba sentada al borde de la cama con la ligera pijama color blanco a medio abrochar, los cabellos dorados despeinado coronando su rostro, la luz de la luna atravesaba la ventana dejando un aura plateada bordeando su figura, ella soltó un bostezo antes de percatarse de la presencia del espadachín.
- ¿Link?.. - Dijo con sorpresa intentando taparse torpemente, se había despertado para tomar un poco de agua y se había encontrado con alguien a quien no esperaba ver con aquella apariencia tan desaliñada.
El caballero no dijo nada. Se acercó en silencio con velocidad arrodillándose frente a ella, la tenía ahí tan cerca, abrazándola de pronto por la cintura, Zelda se quedó inmóvil ante aquel acto efusivo. Entonces lo sintió, el aroma a alcohol. Link había bebido.
– ¿Qué pasa? – Preguntó en un susurro, sus manos buscaron camino hacia los cabellos rebeldes de él, se sintió aprovechada pues nunca había tenido la oportunidad de tocarlos, pese a su apariencia rebelde eran suaves, se mordió el labio nerviosa intentando atraer su atención cuando él se quedó en silencio en su regazo.
– ¿A qué te refieres? - Zelda no entendió su pregunta – ¿Qué es estar enamorada para ti? – La pregunta fue abrupta y honesta. Tanto que Zelda no supo que contestar. Miles de imágenes surcaron su memoria, pero entendiendo la necesidad del joven intento buscar las palabras correctas para satisfacer sus dudas, aprovechando que el no se movía acaricio con sus dedos el borde de su flequillo para descubrir parte de su rostro. Link disfrutaba el tacto en su inconsciencia.
– No se exactamente como responder a eso.. Solo sé que cuando estoy contigo no importa nada más.. Tu presencia me hace sentir completa.. Me gusta verte, saber que estas bien.. solo se que te admiro, te respeto, te quiero y cuando estoy contigo mi corazón late como loco.. - Intento explicarse pero era difícil ponerle un significado a lo que aquellas palabras representaban para ella – Perdón, si esto es muy abrupto para ti.. – Apretó los labios.
Link entonces levantó la mirada hacia ella lentamente hasta que se encontró con sus ojos en la oscuridad de aquella habitación – Así que es eso.. – Murmuró él sin mucho sentido, una de sus manos paró en el rostro de Zelda, su piel era tersa y suave cuando deslizo suavemente sus dedos. Ella no pudo evitar cerrar sus ojos ante el tacto – Si es así creo que yo también.. –
– Para – Le reclamó, link se sorprendió – Estas borracho, no es justo.. – Él en su estado poco consciente entendió a que se refería, tenía razón. Era injusto.
– ¿Y si lo digo mañana? – Preguntó el caballero entonces, Zelda lo miro sorprendida, no esperaba tal confesión, siquiera esperaba que el pudiese corresponderle después de lo mal que ella se había comportado con él un siglo atrás, no recordaba siquiera si había tenido la oportunidad de disculparse.
– ¿De verdad? - Link pudo notar la duda en su mirada. Sin pensarlo mucho se levantó lo suficiente para alcanzar sus labios en un beso sutil. Era apenas un rose que dejó a Zelda sin aliento, muda, sintió el sabor a alcohol y el roce frío y húmedo que dejo un cosquilleo sobre sus labios confirmando que lo que había pasado era real, y no una jugarreta de su imaginación, sus mejillas se encendieron al instante y se tapo el rostro ocultando su vergüenza – ¿Qué haces? – pregunto ella sin verle. Link no era así. Bueno. No lo conocía de esa forma. Era una nueva faceta, a decir verdad, despertaba su curiosidad y estaba lejos de estar molesta. Solo estaba muy sorprendida, jamás se hubiese imaginado que su primer beso fuese así.
– No lo sé - Respondió el espadachín, una sonrisa se acomodó en sus labios cuando con delicadeza tomó las manos de la princesa para liberar su rostro. Ella lo miró y aunque sus mejillas ardían y su respiración perdía un ritmo regular no apartó la vista, hipnotizada – ¿No puedo hacerlo? – Pregunto él. Zelda supo a que se refería y pese a ser una dama educada en cuna de oro no pudo negar que quería que la besase un poco más, quería de nuevo sentir aquellos labios sobre los de ella por lo que con timidez asintió con el rostro, había cierto temor en su mirada antes de cerrar los ojos. Esperando.
Link entonces se aproximó, no fue un beso precisamente pasional, era un beso cargado, profundo e inexperto. No había necesidad de apresurarse, fue lento, acompasado y sutil, Zelda respondió entregada, dejando que sus manos buscarán camino en un espacio en su nuca donde sus rebeldes cabellos yacían sueltos, enredo sus dedos ahí descubriendo que le gustaba hacer eso.
No supo cuánto tiempo pasó y cuando se separaron por fin Link apoyó su frente con la de ella, todo le daba vueltas por el alcohol pero sabía que ese momento, ese sentimiento y ella, todo era real.
– No sé cómo podré verte a la cara mañana – Murmuró ella, el tenía la ventaja del alcohol, ella estaba plenamente consciente de lo que pasaba y no estaba segura si Link recordaría aquello como ella.
– Me haré responsable de esto – Quiso tranquilizarle, pero un sonido en el pasillo los puso alerta, pasos se aproximaban en su dirección, Zelda no quería que los encontraran de esa forma por lo que empujó al rubio, disculpándose con la mirada, el entendió enseguida por lo que con la agilidad que le caracterizaba fue a parar a un closet de madera para ocultarse antes de que Impa entrara en la habitación.
– ¿Zelda? ¿Estas bien? - Pregunto la anciana levantando la ceja cuando se encontró dentro de la habitación, la princesa estaba notablemente afectada por lo que acababa de pasar, despeinada, con la cara colorada y los labios hinchados.
– S..si – respondió con nerviosismo acomodando su cabello como pudo, aclaró su garganta – Solo quería un poco de agua - Recordó incorporándose, entonces notó el estado de su pijama. Se horrorizó al saber que Link la había visto de esa forma por lo que atino a abotonar los botones sueltos que permitían ver parte de su escote, por Hylia, quería que la tierra la tragase agradeció que el espadachín no hubiese mencionado aquello en ningún momento. Podía casi que sentir su mirada desde el closet cuando la anciana encendió las luces de la estancia.
– Te traje tu medicación, olvidé dártela en la cena. Por cierto ¿sabes donde esta Link? Lo vieron salir hace un par de horas y no ha regresado – Interrogó Impa viendo a Zelda con curiosidad, ella juraba que la anciana ya estaba sospechando algo.
– No lo he visto– Dijo ella más rápido de lo que deseaba – Quiero decir.. No se dónde este - Era pésima mintiendo, Impa lo notó enseguida sin embargo quiso seguir el juego, después de todo ella estaba muy metida en la idea de ser casamentera de ambos jóvenes.
– Ya veo – Murmuró – Supongo que en el paseo que dieron no te animaste a decir lo que sentías... después de todo quieres que sea libre ¿no? – Preguntó la anciana acercando una bandeja con pociones encima. Zelda se mordió el labio inferior, odiaba perder la razón y en ese momento estaba completamente desarmada.
– Si quiero que sea libre de decidir lo que quiere hacer.. pero... – Miro el closet de reojo inconscientemente, sabiendo que el la escucharía – Si decide alejarse de mí.. - Regresó la mirada a su rezago – Al menos quiero que sepa que siempre lo querré y no lo culparé – Añadió. Impa se sorprendió ante su respuesta
– Así que se lo dijiste – Adivino entonces – Eso es bueno, Link es un joven que merece la pena, no creo que desprecie tus sentimientos y tampoco creo que quiera alejarse de ti – Zelda emitió una pequeña sonrisa.
– Aunque bueno, debería saber que si quiere formalizar algo contigo debería hacerlo como es debido, sigues siendo princesa de Hyrule, no puede tomarte a la ligera – Zelda sabía que la anciana era consciente de que Link estaba en algún lugar de la habitación lo cual la puso aún más nerviosa.
– No es necesario.. – Interrumpió la ojiverde.
– Claro que lo es – Declaró firmemente Impa – Si quiere algo contigo tendrá que ser responsable al respecto, como pensar en un futuro matrimonio, ya estás en edad de pensar en ello – Una sonrisa maliciosa surco los labios de la sheikah, parecía estarse divirtiendo, aunque más bien le alegraba ver a Zelda más viva y quería alimentar eso confiando plenamente en que Link serían el correcto para regresarle la paz.
Ella se quedó sin palabras. No se atrevió a mirar en dirección a Link solo atino a tomarse la medicación que Impa le ofrecía en silencio ¿matrimonio? Cierto, su padre a esas alturas y de no ser por el cataclismo seguramente ya hubiera estado en la misión de encontrar al prometido digno para ella, pero los tiempos habían cambiado, ella no tenía familia y su patrimonio yacía destruido en los subterráneos del castillo. No podía pensar en algo como el matrimonio.
– Yo no puedo pensar en esas cosas ahora.. siquiera tengo un hogar.. y el.. supongo que querrá vivir su vida lejos de todo esto... – Murmuró al final. La pequeña mano de Impa acaricio los cabellos de Zelda, siempre fue terca pero en ese momento encontró razón en lo que la rubia mencionaba.
– Ya te dije que esa es decisión de el – Concluyó la anciana – Descansa – Añadió acercándose a la puerta saliendo por fin, dejando la habitación en las penumbras de nuevo.
La puerta del closet se abrió lentamente Link levantó el rostro y se encontró a una Zelda tapada completamente con las sábanas blancas. La borrachera se había esfumado en cuanto Impa puso los pies en la habitación, cada palabra la golpeó como una cachetada, la anciana tenía razón, había actuado de forma impulsiva sin siquiera pensar en lo que aquello conllevaría.
No tenía problemas en asumir la responsabilidad lo supo en cuanto comprendió la situación sin embargo no lo había pensado y eso le hizo sentir avergonzado e irresponsable frente a ella, además ¿Cómo podía siquiera considerar que él querría marcharse?
Ella quería que el fuera libre pero la libertad poco valía si ella no estaba, quería hacérselo entender pero sería difícil si siquiera se dejaba ver tras las sábanas.
– Zelda..-
– No digas nada por favor, estoy demasiado avergonzada en este momento y no quiero verte.. – Suplicó.
– No tienes porque.. por favor sal de ahí– Pidió el espadachín dando un paso hacia ella.
– No tienes que tomar lo que ella diga enserió.. – Pidió sin mirarle – Yo solo quiero que tu puedas decidir lo que quieres hacer.. – Había sinceridad en cada una de sus palabras.
– Yo quiero estar contigo – Dijo sin pensárselo dos veces - Así seas princesa, no tengas un hogar no me importa – Sonaba bastante seguro, Zelda se sorprendió tanto ante aquella afirmación que se atrevió a mirarlo pero fue solo un momento pues volvió a taparse recordando la situación en la que él estaba. No podía hablar enserio.
– Dilo mañana que estés sobrio, ahora no creo nada de lo que me digas y probablemente piense que lo soñé por la mañana – Reclamó ella, Link se rindió en el momento que ella le dio la espalda, sin embargo, ahora estaba completamente decidido.
– Será mañana entonces – Sentenció él acercándose a la puerta, suspiró al no obtener respuesta y con habilidad desapareció, dejando a Zelda sola, agitada, avergonzada, pero sobre todo feliz de que el le correspondiese aunque fuese borracho.
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