Advertencia: ¡CAPITULO +18! (Marcaré entre *** lo "+18" por si eres sensible a estás cosas, nada más busca los *** y continua la lectura uwu)

Notas: La historia está situada entre BOTW y TOTK de la saga de videojuegos The Legend of Zelda, es una historia de romance. Tiene mucho tiempo que no escribo así que una disculpa sino esta bien redactado.

PD. La historia ya está completa pero la iré publicando poco a poco.


Sus labios se encontraron con necesidad en cada trazo, pudo sentir los dedos de él enredándose en su pelo cuando la atrajo con fuerza por la cintura acorralándola contra la cama y su cuerpo, tembló al sentir parte de su peso contra ella, procuró seguir el ritmo, su cuerpo actuaba con vida propia como si tuviese claro lo que hacía.

Sentía arder cada parte de su ser allá donde él deslizaba sus manos ásperas por los largos entrenamientos y ella quería perderse en cada centímetro de él. Link no se contuvo, ya no podía hacerlo, no cuando la tenía a su merced, completamente expuesta y tan jodidamente preciosa. Se dejó ir por su propia necesidad, explorando el cuerpo de Zelda al momento de separarse de aquel beso dándole tregua por poco tiempo pues ya estaba descendiendo dejándole sentir el rose húmedo de sus labios contra la piel expuesta de su cuello, bajando lentamente dejando fuego allá donde decidía besar, ella temblaba ante su tacto sintiendo el cosquilleo cuando el calor de su respiración paró sobre aquella zona que nadie más que ella conocía.

Por un momento la vergüenza le obligó a cerrar las piernas mientras tapaba su rostro con ambas manos, pero el tacto fuerte y firme de Link como si ella le perteneciera lentamente la guio. Zelda abrió los ojos pudiendo percibir el tinte seductor en el azul de los ojos de su amado antes de que atacase. Ahogó un gemido sintiendo el tacto embriagador de su lengua en su zona más sensible, jamás había sentido algo remotamente similar, era embriagante, adictivo, era todo y nada a la vez. Su mente se perdió cuando él le obligó a posar sus piernas sobre sus hombros y solo supo enredar sus dedos en los cabellos rebeldes del espadachín mientras el ávidamente la llevaba al cielo.

Su cuerpo tembló, se sentía explotar. Lagrimas habían acudido a sus ojos, pero estás eran diferentes, eran lagrimas de placer - Link.. por favor... – Soltó después de unos instantes, sin mucho sentido y con dificultad. No sabía exactamente lo que estaba suplicando, pero lo necesitaba con urgencia.

Él lo supo enseguida al escuchar la voz de su princesa, estaba gozando como nunca, sentirla tan húmeda contra su boca, verla temblar, disfrutar y escuchar sus pequeños gemidos resonando en la habitación resulto extremadamente encantador. Se detuvo a penas atendiendo su llamado solo para incorporarse despojándose de su camisa, ella entrecerró las piernas intentado prolongar lo que acaba de sentir con la mirada puesta en el torso desnudo de Link, había cicatrices por aquí y por allá y sin importar cada pequeña imperfección ella solo lo deseó más, era tan varonil, tan hermoso... Había necesidad en su mirada cuando el espadachín se despojó de la ropa que sobraba, lentamente se posó sobre ella, abriéndose paso entre sus piernas.

- Si quieres que me detenga, solo dilo…- Pidió él sobre sus labios, Zelda se abrazó a su cuello temblando cuando lo sintió invadir su ser, el dolor era inevitable, un pequeño quejido brotó de su garganta y él se quedó inmóvil, ella se mordió el labio acostumbrándose de a pocos a él - ¿Estás bien? - Quiso saber el espadachín, ella levantó el rostro y el brillo de sus ojos contestó por ella, en un beso prosiguió. Movió a penas sus caderas dando pie a que Link se adentrase más en ella, él con suavidad la invadió hasta donde su cuerpo le permitió hacerlo vibrando al sentirla tan apretada.

Zelda no sabía que el dolor y el placer podían convivir en tal armonía, él se tomó el tiempo para hacerle acostumbrarse moviéndose lentamente sabía que podría llegar a dolerle, pese a estar perdido en su cuerpo y en su propio deseo, quería hacerle disfrutar, pendiente de sus reacciones, hasta que ella propuso un movimiento más diestro y fuerte, quería sentirlo más…

Se sintió seguro entonces por lo que la tomó con más fuerza, las reacciones de su cuerpo, escucharle disfrutar... Estaba en el mismísimo cielo. Ella no supo más, perdiéndose en él, no supo cuándo tiempo pasó ni dónde se encontraba, solo sabía sentirlo, besarlo, amarlo, hasta que las estrellas estuvieron más cerca y de a pocos se perdió en la sensación de poder tocarlas con los dedos, aflorando desde sus adentros una explosión de sensaciones, de pronto se sintió caer en un abismo.

Él lo supo, la sintió temblar, para luego relajarse lentamente bajo su cuerpo. Zelda enterró sus uñas en los hombros del caballero intentando prolongar aquella sensación un poco más mientras Link por su parte soltaba un gemido ronco en torno al cuello de Zelda, dejándose ir solo cuando la supo satisfecha.

Había disfrutado antes de más mujeres de las que le gustaría admitir siquiera, pero podría jurar por la mismísima espada maestra que jamás en la vida se había sentido de aquella manera. Entregar el cuerpo y el corazón, no había nada comparado con aquello.

Atrajo a la mujer por la cintura abrazándola por la espalda, ella estaba completamente exhausta y sonrojada, disfrutando del calor que desprendía el cuerpo de él sintió aquel pequeño beso en su cuello - Te amo – le escuchó decir, su corazón vibró girándose para verlo, sonrió enternecida y lo besó, suave, frotando de paso su nariz con la suya

- ¿Hasta dónde? – Preguntó, empezó a sentir las caricias de la mano de él sobre sus cabellos adormeciéndose, aún esperaba una respuesta, él lo sabía.

-Muy lejos... - Su voz profunda dejaba entrever lo cansado que se encontraba – Más allá de las estrellas – Murmuró Link, Zelda levantó la cabeza para mirarlo y comprobó que se había quedado dormido, aquella noche tuvo un dulce sueño, no hubo muertes, no hubo fantasmas... Solo aquel aroma familiar que le recordaba a los bosques de Hyrule…


Zelda se despertó temprano por la mañana, se encontró rodeada por los brazos de Link sobre la cama, el calor de su torso calentaba su espalda de una forma agradable, el sol apenas empezó a colarse por la ventana cuando la necesidad de acudir al lavabo le obligó a buscar una forma de zafarse del agarre de Link, de no haber sido por esa necesidad tan básica, se hubiese quedado ahí por el resto del día. Estar junto a él de aquella forma tan intima era increíblemente acogedor y familiar.. Cuando se hubo deshecho de su agarre se puso con la túnica del joven. A penas alcanzaba a cubrirle lo suficiente pero planeaba acostarse un rato más así que con aquello sería más que suficiente.

El joven hyliano aún yacía en la cama profundamente dormido, cosa extraña pues por lo general estaba siempre atento a su entorno. Zelda entonces se dispuso a entrar al sanitario. Cuando terminó de hacer sus necesidades se observó en pequeño espejo, notó algo diferente, era la misma sí, pero algo había cambiado para siempre en ella. El paso que había dado a la adultez le sentó de golpe, no se culpó ni se recriminó por ello, solo era algo que aceptó sin más mientras peinaba sus cabellos recordando cada momento de la noche anterior ruborizándose.

Fue entonces cuando el reflejo de su rostro dejo de coordinarse con ella. Fue un movimiento sutil. Zelda se percató de inmediato, pero supuso que había sido obra de su imaginación. Aclaro su rostro con agua y cuando levanto la mirada se le heló la sangre. Su reflejo sonreía de una forma siniestra. Se miro a sí misma horrorizada al percatarse del aura maligna que salía de su propia piel en el reflejo. Se acercó y trato limpio con sus manos el cristal.

- Te ves muy feliz para haber asesinado a tanta gente- Escuchó aquella voz cerca de su oído, helándole la sangre - ¿De verdad crees que mereces esto? - Era una voz profunda, distorsionada. Aturdida se sostuvo del lavabo apartando la mirada del espejo, temblando.

Los ojos se le inundaron de lágrimas, mientras intentaba calmar el ritmo agitado de su respiración, le dolía el pecho.. le ardía, sentía el calor subir desde sus entrañas con el aura maligna carcomiendo su piel - Link.. – Soltó débilmente temerosa, no quería arruinar su mañana. No quería que la viera de esa forma pero tenía miedo, mucho miedo... Cerró los ojos, solo era su imaginación. No era nada más, él había muerto. Ya no estaba ahí...

Ahogó el llanto con sus manos haciéndose pequeña sobre el suelo, abrazó sus piernas y escondió su rostro en rodillas, su mente se trasladó a todos esos años conteniendo a Ganon y le dolía era como su estuviese allí de nuevo.

Así hecha un ovillo sobre el suelo del baño la encontró el espadachín. Un ruido lo había despertado y cuando no vio a Zelda supuso que estaría en el baño, sin embargo, el joven tenía sentidos bastante afilado y logró escuchar el llanto ahogado de la hyliana por lo que sin pensárselo dos veces abrió la puerta encontrando algo que le heló la sangre.

Se acercó enseguida, agachándose frente a ella, con sus manos quiso deshacer el nudo en el que se había convertido para que lo mirase, pero ella se apretó fuertemente. Veía los rastros sobre su piel, un miedo acojonante se penetrante en su pecho.

- Zelda.. - dijo él intentando atraer la atención de la princesa, pero ella estaba en un lugar muy lejano. La bruma del pasado se había apoderado de su mente y le quemaba, escuchaba la voz de Link pero era como si estuviese gritando bajo el agua. - Zelda.. por favor... - Repitió su nombre notablemente preocupado, había logrado aflojar el agarre tomando sus muñecas. Buscando su mirada mientras Zelda lloraba amargamente - Amor, regresa conmigo... - En un intento desesperado apoyó su frente en la de ella antes de besar sus labios envolviéndola con sus brazos.

Poco a poco la niebla se disipó regrésenla al presente, le había escuchado... Amor le había dicho... Cuando fue consciente de la presencia de Link se aferró a él, respirando entre cortadamente ocultando el rostro en su pecho, sintió el frío del suelo y poco a poco fue consciente del lugar en el que estaba. Link se percató y la miro realmente preocupado de lo que acaba de suceder. No pudo evitar pensar en el suceso de la espada, así mismo. Habido en los acertijos. Conecto los hechos al instante.

La analizó con cuidado y acaricio su mejilla con cariño limpiando sus lágrimas suavemente.

- ¿Cómo me dijiste? - soltó Zelda débilmente, Link sonrió ante aquella inocente pregunta después de la tormenta.

- Amor, te dije amor- Respondió él, ninguno quería tocar el tema de lo que acababa de pasar sin embargo debían hacerlo, Zelda levantó la mirada, se notaba el miedo en el verde de sus ojos.

- Perdón- Apartó la mirada- No sé qué me pasa - Confesó presa del miedo. Siquiera sabría cómo explicárselo, como decirle que quizá una parte de la bestia se había colado en ella... en su esencia...

- No tienes que disculparte, podemos resolverlo juntos.. siempre estaré aquí sin importar lo que pase - Intento calmarle Link, sus palabras eran completamente ciertas Zelda lo sabía pero..

- Y si esto no se va.. -

- No importa lo que pase Zelda, siempre estaré a tu lado ¿lo entiendes? - Esta vez fue más serio, busco su mirada y cuando sus ojos se encontraron ella quiso encontrar tranquilidad sin embargo, había algo que le hacía dudar. Asintió con el rostro siendo ella ahora quien se terminó de limpiar las lágrimas con las mangas de la túnica que traía puesta

- Ven, vamos a acostarnos un rato, aún es muy temprano - Le ofreció link ayudándole a levantarse, de hecho era tarde para él pues planeaba iniciar el viaje al amanecer, pero quería comprobar primero que Zelda estaba mejor, abrazarla largo y tendido sobre la cama llenándola de cariño, hasta alejar por completo aquello miedos que acorralaban su mente.


Se vienen problemitas para nuestros enamorados ;-;