Advertencia: Capitulo no apto para todo el público

Notas: La historia está situada entre BOTW y TOTK de la saga de videojuegos The Legend of Zelda, es una historia de romance. Tiene mucho tiempo que no escribo así que una disculpa sino esta bien redactado.

PD. La historia ya está completa pero la iré publicando poco a poco.


El tiempo pasó en aparente calma pues no quisieron volver a tocar el tema, Zelda especialmente. Link había preparado todo para retomar el viaje, aún faltaba un buen tramo para llegar a Hatelia, la idea de llevarla a las playas de la zona a relajarse de pronto le resulto acertada. Zelda se preparó en silencio sintiéndose renovada después de un largo rato de caricias y besos, decir que estaba completamente bien sería una mentira sin embargo estaba tranquila, deseando llegar pronto a su destino.

Link le había informado que llegarían al anochecer por lo que les esperaba un largo recorrido aún, por lo que decidieron romper el silencio platicaban sobre cosas triviales entre ellas las aventuras del espadachín por Hyrule, procuraba no entrar en detalles sobre todo cuando las situaciones eran especialmente peligrosas pero Zelda era perspicaz, atinaba a hacer las preguntas correctas para sacar de él lo que deseaba. Así mismo descubría poco a poco que tan afectada estaba la memoria del Hyliano, haciéndole preguntas a veces atinaba y otras veces ella tenía que desempolvar un poco en sus recuerdos sobre todo en sus vivencias en el castillo cuando aún era su escolta.

Él lo agradecía, era agradable tener a alguien que lo conociese como ella lo hacía. Después de todo solo con ella se había abierto como lo había hecho 100 años atrás cuando le confesó porque era tan callado, ella lejos de juzgarlo se encontró comprensiva en aquel entonces, de cierta forma había nostalgia en el ambiente cuando la conversación iba por esos rumbos.

Hablar con Link era agradable, las horas pasaban sin notarlo, siempre tenía algo que contar, sabía tanto del reino que ella se encontraba asombrada con cada uno de sus relatos tanto así que el camino les supo a corto cuando Hatelia se empezó a vislumbrar en el horizonte, Zelda había notado en el camino como todo hacía cambiado en Hyrule, lugares que antes estaban llenos de gente ahora eran ruinas con viajeros yendo y viniendo, intento no pensar demasiado en ello.

- Si pudieses volver al pasado.. ¿cambiarías algo? - Preguntó Zelda después de un rato. Link pensó un momento en su respuesta, había sido una pregunta inesperada.

- No.. – Soltó con sinceridad, todo lo que había pasado en cierta forma lo había llevado a donde estaba en ese momento y no quería ni planeaba estar en otro lugar que no fuese con ella - ¿Y tu? - Esta vez desvió su mirada del sendero para pararla en Zelda.

- No te habría tratado como lo hice al principio... - Confesó ella avergonzada - Aún no me he disculpado contigo por ello - Lo miro, el solo sonrió en respuesta soltando un suspiro.

- No tienes que hacerlo - Link ya ni le daba importancia a aquello.

- Si... debería, lo siento. - Dijo al final, el poblado estaba cada vez más cerca de ellos, aunque no presto mucha atención en ese momento.

- Bueno, en ese caso disculpa aceptada -

- ¿Te hice sentir mal en algún momento? - Quiso saber ella. Recordando aquella ceremonia que había orquestado con los héroes presentes. Se arrepentía especialmente de ese momento por la frialdad con la que le había tratado.

- En realidad solo me preguntaba si había hecho algo mal, aunque nunca te lo dije. No quería ser una molestia, solo quería cumplir mi deber y me la ponías muy difícil, especialmente cuando te escapabas - Recordó el - No me sentía mal en realidad ¿te confieso algo? - Preguntó link, había pocas personas fuera de casa en esos momentos pues la noche había caído sobre Hatelia, Link tomó el camino hacia el puente que llevaba a su casa mientras atravesaban el pueblo.

- Dime

- La primera vez que te vi estaba muy nervioso - Soltó una risa al recordarlo, Zelda se sorprendió pues recordaba claramente aquel día, jamás se imaginó que el joven hubiese estado nervioso, lucia más bien seguro de sí mismo, tanto que ella se sintió cohibida - Eras muy hermosa y me veías como si me odiaras, yo solo pensaba "ella es muy linda, que suerte tengo" - Se encogió de hombros – Pero ahora creo que ese día me enamoré de ti, pese que me veías con desdén– Añadió recordando aquellos sucesos tan lejanos – Cuando te veía esforzarte en las fuentes, todos los días te admiraba y en cierta forma me sentía identificado contigo, siempre intentando llenar un lugar que se sentía demasiado grande -

Zelda lo miró perpleja ante aquella confesión, una pequeña sonrisa surcó sus labios enternecida teniendo la impetuosa necesidad de abrazarle pero debido a la posición resultaba complicado. Le gustaba ese Link que podía expresarse... antes no era así y la verdad agradecía que le permitiese entrar en su corazón de aquella manera.

-Pues… no tardé mucho en darme cuenta de lo que en realidad sentía por ti… - Murmuró ella torpemente, recordando todas esas tardes en las que lo veía desde la puerta de su laboratorio, admirando su presencia y aquel porte atractivo cuando lucía el uniforme de la guardia, se mordió el labio recordando que en aquellos tiempos nunca pasó por su mente que una relación como la que tenían ahora fuese posible.

El arqueo la ceja, ladeó el rostro antes de detenerse frente al puente que cruzaba el río que separaba a su casa del poblado.

-Me gustaría escuchar esa historia – Meditó en voz alta acariciando a su caballo para pasar con cuidado aquel puente.

-No sé si quiera contarte – Jugueteó Zelda, viendo con curiosidad el lugar en el que se encontraban

- Estoy seguro que puedo convencerte... – Mencionó él con simpleza y hubo un tinte en su voz que sonrojó a la mujer a la par que el añadía – Ya llegamos - Link hizo que el caballo se detuviera, Zelda entonces observó los alrededores, había una casa parecida a las que había visto atrás en el pueblo. No era de gran tamaño sin embargo parecía acogedora, se percató de que había un gran jardín, era un espacio muy privado separado de las demás casas y le resultó encantador, Link le ayudó a bajar de la carreta, el tacto electrizante de su mano la estremeció cuando sus dedos se entrelazaron - En realidad es un almacén de armas, pero ya se dónde las guardaré así que no estarán ahí mucho tiempo… - Se excusó cuando estuvieron frente a la puerta, el espadachín se había encargado de describir perfectamente el lugar para que Zelda no se llevase una sorpresa al llegar aun así se encontraba nervioso.

-También… Esta fue la casa de mis padres – Confesó, era un detalle que había omitido, cuando había encontrado que estaban por demoler la vieja casa decidió comprarla solo para recordar después que ahí había pasado su infancia junto a su familia. Zelda abrió mucho los ojos observándole, recordó entonces que alguna vez le contó sobre su familia, brevemente, no pudo evitar acercar su mano a la mejilla del hyliano atrayendo su atención, una pequeña sonrisa se asomó en los labios de ella, enternecido ante el suave tacto le besó la punta de la nariz.

-¿Estás bien?- Preguntó ella, Link asintió, sus manos pararon en la curva de su cintura, atrayéndola para besarla con suavidad.

El roce de sus labios la dejo sin aliento.

Sabía que Link estaba tan nervioso como ella, después de todo aquel era el inicio de una vida juntos. "Juntos" pensó, sus mejillas se tiñeron de color pensando en lo que eso significaba.

Link entonces abrió la puerta adentrándose en la estancia, el lugar era limpio, cuidado, parecía que lo hubiesen arreglado hace no mucho tiempo. En la estancia principal habían exhibidas grandes armas que Link habría recolectado en sus viajes, ella las observó con cuidado paseándose por la sala notando que eran de diferentes regiones, paró en la cocina y luego en más escaleras que llevaban al dormitorio, Link se mantuvo en su lugar expectante, no era un castillo pero se habría preocupado de hacer el lugar fuese lo suficientemente cómodo para ella.

- Me gusta - Dijo quitándose la capucha que resguardada sus cabellos dorados, él suspiro aliviado - Aunque.. creo que es peligroso tener eso aquí – Señaló las armas.

- Si, lo sé solo no tuve el tiempo de llevarlas a otro almacén, en un par de días vendrán por ellas - Informó, Zelda soltó una risa al ver las mejillas encendidas del hyliano - Preparé algo para ti - La rubia lo miro ahora curiosa, Link le extendió la mano - Ven - La guio hacia la puerta trasera, había un pequeño huerto y un pozo, notó entonces que se acercaban y una escalera confirmó que había algo debajo, en Hyrule se acostumbra a usar los pozos como lugares secretos, en su interior casi siempre te podrías encontrar una habitación secreta, o un espacio extra a la casa, Link en un brinco ágil se dejó ir al interior.

- Baja - Le escucho decir desde el fondo. Ella así lo hizo con cuidado pues llevaba un vestido ligero y no quería ensuciarlo o tropezarse, no era incómodo bajar, de hecho, la entrada estaba muy bien lograda para su fácil acceso por lo que no tuvo dificultad para llegar al fondo pese a su vestimenta.

El lugar estaba iluminado con lámparas, había un pequeño lago subterráneo rodeado por flora silvestre muy linda, el aroma era fresco pero eso no fue lo que atrajo su atención, había un espacio construido en madera con un escritorio, estantes, libros, pergaminos aquí y allá, un estudio poco convencional pero igualmente bien equipado, sobre el escritorio yacía su tableta sheikah, aquella que había dejado en manos de Link mucho tiempo atrás, Zelda se sorprendió de inmediato, el sabía lo mucho que la rubia disfrutada de leer e investigar, y aquel espacio era perfecto para ello, era privado y acogedor.

- Se que no es como el laboratorio que tenías en el castillo pero pensé que querrías un lugar privado donde hacer lo que te gusta hacer - Mencionó él intentando leer la expresión de Zelda, ella no dijo nada el corazón le latía con fuerza y sus ojos se humedecieron de la emoción, sin soltar palabra corrió hacia Link abrazándolo con fuerza.

Aquel espacio que se había construido exclusivamente para ella era lo más hermoso que le habían dado, no se contuvo y lo besó, enredando sus dedos en el cabello rebelde del joven. Él le respondió sin tapujos cogiéndola por la cintura la acerco a su cuerpo, sintiendo la necesidad de sus labios se fundieron en un beso primero suave y lento, hasta que el suave gemido de ella lo hizo cobrar un ritmo más fuerte y sensual, Zelda se dejó guiar hacia el escritorio y cuando sintió la madera contra su trasero se apoyó en él abriéndole espacio entre sus piernas, él le ofreció un momento de paz, separándose lentamente, los ojos de ella estaban húmedos y brillaban con placer retenido.

No supo cómo había terminado de esa manera, solo supo sentir el tacto tibio de su boca contra su cuello arqueando el cuerpo para prolongar la sensación hasta temblar – Link…- Murmuró ella, sujetándose por sus hombros, sintiendo como bajaba peligrosamente hacia su escote.

-¿mmm?-

-Para..- Gimoteó, quería ducharse, no quería llegar tan lejos y si seguía así.. terminaría cediendo.

-¿Por? – Preguntó él, ella sintió sus dientes cuando jaló el borde de su vestido hacia abajo exponiendo la piel de sus hombros.

-Por favor… – Suplicó, sentía arder la piel sensibilizada ante el rose tibio de sus labios y si él no paraba por Hylia que cedería.

Él soltó un suspiró, estaba notablemente afectado, su cuerpo se puso rígido a la par que respiraba entrecortado ante su petición, una de sus manos subió por el brazo de Zelda acomodando su vestido. Estaba excitado claramente, pero no iba a continuar si ella se lo pedía. Tardó un poco en regresarle la mirada y ella se sonrojó ante el estado de su ropa y la posición en la que se encontraba.

-Me tienes muy jodido ¿sabes? – Murmuró él, ella se mordió el labio aún intentaba regularizar el ritmo de su respiración.

-Lo siento es que.. – Quiso excusarse pero él la interrumpió.

-No tienes que explicarme, está bien – La suavidad en su voz demostró que no estaba enfadado, se acomodó la camisa y una media sonrisa apareció en sus labios posando sus manos en el escritorio a ambos lados de ella -¿Te gustó tu regalo? -

- Si, es perfecto, gracias – Con una dulce sonrisa que le derritió el corazón contestó, ella lo besó tímidamente y él, pese a seguir afectado por lo que acaba de pasar, le respondió.

- Me alegra que te guste – Aclaró su garganta apartándose lentamente - Bajaré las cosas de la carreta, necesito calmarme - Ella entendió, lo vio salir completamente acalorada, no podía creer lo mucho que podía dejarse llevar, debía mantener la serenidad. Se tomó unos momentos para terminar de calmarse quedándose sola en el estudio.

Fue con curiosidad hacia los estantes, había libros que le permitirán actualizarse sobre los últimos 100 años, aunque notó sorprendida que había también algunos tomos de su colección personal, su corazón se derritió al descubrir entonces que Link había ido hasta el castillo para traerle sus cosas. No todas claramente, en su mayoría estarían destrozadas, pero había cosas suyas ahí. Abrazó un libro que le había regalado su padre y se sintió tan querida que pensó que no merecía tanto amor.

Revisó la tableta sheikah y descubrió las fotos que había tomado Link durante su viaje, había muchas, se lo imagino en aquellos momentos de soledad, sintió necesidad de ir con él enseguida pero no quería perderse ningún detalle de lo que había preparado para ella. Comprobó que estaba bien surtida, encontró un libro de cuero en blanco como los que solía utilizar para escribir su diario, como niña con juguete nuevo, tomo una pluma y se dispuso a escribir la primera página, describiendo todo lo que había sucedido desde que despertó, poniendo especial cuidado al describir lo que Link le había hecho sentir en tan pocos días, estaba ruborizada con cada palabra, no sabía que se podía querer tanto a alguien.

Link por otra parte terminaba de acomodar las cosas que Impa había dispuesto para ellos, subió la maleta de Zelda y la propia a su habitación y se dirigió al armario donde guardó algo más para ella, sabía que no era momento de dárselo, por lo que lo escondió en el fondo. Colgó la espada maestra junto a la cama y se acostó. La espada no se había comportado extraño desde la noche anterior, aun así, no pudo evitar pensar en lo que había pasado esa mañana.

Estaba preocupado sin saber muy bien cómo actuar o a quien acudir para obtener pistas, la familia real siempre fue celosa con los secretos del pasado lejano. Seguro en los laberintos del castillo podría encontrar información, pero no dejaría a Zelda sola para ir a investigar, llevarla ahí estaba completamente descartado pero no podía encontrar otra forma de hallar respuestas que no fuese ahí, debía descubrir de alguna forma como ayudarle, una idea cruzo su mente "debo ir" pero la deshecho enseguida abrumado.

Podía deducir a que se refería la espada, después de todo era una frase simple y clara, él mismo había sido testigo del poder de Zelda, de lo grande que era y si era corrompido sería terrible para todo Hyrule. Intentó alejar el pensamiento, Zelda no podía ser corrompida, poseía una bondad infinita además era fuerte, incluso más que él. Sin su ayuda no hubiese podido derrotar a la bestia. Debía confiar en ella, pero ¿y si necesitaba su ayuda? Debía entenderlo. Suspiró tendido en la cama, se deshizo de las botas, llevaba una túnica azul, y unos pantalones color caqui. El cansancio lo venció y pronto se fue quedando dormido.

A las pocas horas sintió que la cama se hundía, abrió los ojos con pereza encontrándose con Zelda sentada a su lado. Ella acaricio el rostro de él.

- Perdón, no quería despertarte... - Se disculpó y él se negó tomando la mano con la que ella lo acariciaba para besarla, no planeaba quedarse dormido pero el cansancio le había ganado, en ese momento su estómago se quejó por la falta de alimento. Zelda se río, era bien sabido que Link lo que más disfrutaba era comer - Preparé la cena ¿quieres? – Preguntó, cocinarle le había puesto nerviosa además hacía más de un siglo que no tocaba un utensilio por lo que no estaba segura del sabor.

El cocinar para ella antes fue un un hobbie que había conocido en su afán de hacer pociones con diferentes dotes. Había aprendido a hacer diferentes platillos típicos de Hyrule y con lo que Impa les había regalado había preparado algo para él, cuando le vio dormido pensó que lo mejor sería guardarlo sin embargo Link ya estaba sentado en la cama.

- ¿Sabes cocinar? - Preguntó, había cosas que no conocían el uno del otro pero ir descubriendo esos pequeños misterios resultaba emocionante.

- Si... me gustaba ver trabajar a los cocineros reales cuando hacía pociones y me enseñaron algunas cosas... - Le contó ella brevemente - Aunque... no sé si sea de tu agrado- Sentía nervios, pero aun así quería hacer algo por el, aunque eso fuese únicamente cocinarle algo rico.

No tardaron mucho más en bajar, Zelda le pidió a link que se sentara pues el ya estaba revoloteando por la cocina para ayudarle.

Sirvió en un plato su comida, dos porciones de carne salteadas, se veían jugosas bañadas bajo una salsa de tomates finamente picados, acompañado de verduras al vapor condimentadas con especias. Tenía muy buena pinta. Ella se sirvió una porción mucho más pequeña que la de Link y fue rumbo al comedor que para dos personas estaba perfecto.

Cuando Link vio el plato se quedó sin palabras, olía y se veía bastante bien, Zelda se sentó a su lado antes de agarrar una jarra con agua acercando dos vasos y empezaron a comer, ella observó al espadachín mientras esté se llevaba el primer bocado a la boca y su reacción la dejó enternecida.

Cuando se trataba de comida no era difícil leerlo, le había encantado se notaba en como disfrutaba cada bocado - Esta delicioso - Declaró el cómo sino fuese suficiente con su expresión.

- Me alegra que te guste - Zelda se mostró feliz, pocos momentos tan cotidianos como ese le habían llenado el corazón de esperanza, pensar que podrían tener muchos momentos así en el futuro pintaba su vida en colores vibrantes, no necesitaba mucho, solo eso, solo estar con él como justo esa noche. Comieron con tranquilidad platicando como sino existiese una sombra que acechaba en el interior de ella, absortos bajo la luz de la lampara que iluminaba tenuemente el comedor.

-¿Y me contarás?

-¿Qué?

-¿Cuanto te diste cuenta que tenían sentimientos por mi? – Ella se sonrojó, se llevo el vaso a los labios pasando el agua.

-Nop – Link frunció el ceño entonces, Zelda no pudo evitar reír – Me tienes que convencer.

-Buscaré la forma princesa – Sentenció él

No tardaron mucho más en levantar la mesa. Más pronto que tarde Zelda se dirigió a la habitación de nuevo. Link se había ofrecido a limpiar lo que había quedado de la cena. Aunque no había mucho por hacer, Zelda, ordenada había dejado la cocina impecable.

La joven hyliana se detuvo al pie de la cama observando la habitación, sus mejillas se enrojecieron cuando su memoria le arrojo imágenes de lo que habían hecho en el rancho y en el estudio… Intentó calmarse dándose pequeñas palmadas con ambas manos en el rostro ¿Cómo se había atrevido a mostrarse desnuda ante él? No tenía idea, pero no se arrepentía en lo absoluto.

A modo de distracción observó la estancia, como el resto de la casa está era pequeña, no había paredes que la separaron de lo que había abajo. Las escaleras daban entrada directa sin embargó se sentía íntimo y cómodo, la cama de dos plazas se veía limpia con las cobijas color vino que la cubrían. Había un pequeño closet. Una mesita de noche, dos buros con una lámpara a cada lado y una puerta que dedujo sería el baño. Link entonces se encontró con ella.

- Es pequeño, pero creo que está bien para los dos - Ella se giró hacia él.

- Es perfecto - El saberse solos en la estancia hizo que el ambiente se sintiese diferente. El notó que había nerviosismo en la rubia cuando la mirada de ella paró en la cama, sonrió a penas avanza de hacia ella, y la abrazó por la cintura a su espalda.

-¿Quieres darte una ducha.. – Le murmuró al oído, haciendo que su aliento cálido le erizara la piel hasta la punta de los pies - ..conmigo? – Sintió sus labios en el lóbulo de su oreja, le tembló el cuerpo, sintiendo la mano de link deslizarse por su cadera.

- Deberí..amos descansar.. fue un viaje largo.. – Quiso llamar a la razón, pero esta se esfumo ante el tacto de sus dedos sobre la curva de su senos, se mordió el labio ahogando un gemido – Link.. – Murmuró, cuando la giró encontrándose con el rose feroz de su boca, sabía tan bien, olía tan bien. Lo abrazó por el cuello entregada a las sensaciones que él le provocaba.

- ¿Segura que quieres descansar? – Murmuró sobre su boca, el brillo de los ojos verdes de Zelda no mentía, lo deseaba, había un deje juguetón en las palabras de Link cuando volvió a besar su cuello, sintió sus manos descender por el lazo que sostenía el vestido en su lugar soltándolo. La tela cedió deslizándose por sus hombros exponiendo la desnudez de su torso dejándola expuesta. Tuvo la intención breve de cubrirse, pero él la retuvo. Quería contemplarla, era bellísima.

Ella pensó por un momento que debía contenerse, pero de verdad ¿debía hacerlo? Estaban solos ahí. Enamorados además... ¿por qué contenerse?

Negó con el rostro entonces incapaz de hablar y el comprendió. La necesidad era mutua.

Estaba fallando horriblemente a la promesa que había hecho a Impa. La cogió por la cintura con una facilidad increíble la cargo hasta la cama, acorralándola contra su cuerpo, lo sintió fibroso, masculino contra ella, gimiendo levemente cuando se apoyado en sus manos decidió besar la curva que se levantaba en sus pechos, poniendo especial atención en saborear cada minúsculo espacio de su piel.

-Link yo... necesito ducharme primero... – Murmuró ella con torpeza, el viaje había sido largo, pero a él esto poco le importarle pues lo vio sonreír peligrosamente sobre sus labios.

-Eso lo haremos después...- La sentencia había sido dictada y ella solo supo estremecerse cuando Link enredo sus dados en la espesa cabellera de Zelda obligándole a arquearse para darle pleno acceso a su cuerpo.

En un tirón la despejó de lo que quedaba del vestido, se hincó sobre la cama, y tuvo aquella visión que no salía de su cabeza, las curvas de su cuerpo femenino, sus sonrojadas mejillas, la mata de cabellos rubios dispersas sobre la almohada y aquel brillo deseoso en sus ojos verdes. El corazón le taladraba en los oídos cuando las manos de Zelda, con una timidez propia de ella buscaron el borde de su túnica, ayudándole a quitarse esta.

Se miraron con una conexión magnética, el aire fue denso y con un amor infinito se encontraron en un beso cargado de pasión, y en un acto desenfrenado terminaron haciendo el amor hasta perder la noción del tiempo y el lugar en él que se encontraban por sabrá Hylia cuanto tiempo.

- Me haces perder la cabeza - Se quejo ella sobre sus labios en un susurro sobre él. Completamente desnuda y extasiada aún sentía temblar sus piernas acomodada sobre él.

- Digo lo mismo. Princesa - La voz de Link fue áspera en ese momento, entreabrió los ojos, acariciando con las manos parte de su cintura.

- Creo que mi escolta se ha tomado demasiadas libertades conmigo- Jugueteó ella, inclinándose lo suficiente para besarle los labios.

- Seguirá haciéndolo esta noche si sigue así - Se burló Link esta vez dejando que el tacto de sus manos bajase por la piel expuesta del trasero de la mujer, ella enrojeció y el soltó una risa – Me gustas mucho - Ella guardo silencio, su mente le trajo un pensamiento que no se permitió guardar.

- Cien años atrás.. cuando de verdad era una princesa y tu mi escolta... ¿esto... habría pasado? - Aquel fugaz pensamiento se instaló en su mente.

- Probablemente...- Contesto él sin pensárselo demasiado. Ella lo miró con curiosidad - Igual seguiría siendo un idiota que necesita escuchar que lo quieres para aceptar sus propios sentimientos... – Continuó - Si me lo hubieras dicho antes habría sido difícil, pero no le rendiría contigo – Zelda se mordió el labio, él la había posicionado de tal forma que ahora le abrazaba con ella apoyada en su hombro.

- ¿Habrías ido contra mi padre? -

- ¿Tu lo habrías hecho? - Ahora la curiosidad vino de parte de él. Zelda dudó por un momento.

- Si... quizá estaríamos exactamente igual que ahora… - El no entendió - Si no hubiese existido Ganon y mi padre no hubiese aceptado lo nuestro… yo... te hubiese pedido que me llevaras a un lugar lejos donde pudiéramos estar juntos... como ahora...- Podía escuchar en su oído los latidos de Link, el compás rítmico la adormecida y sentir el calor de su cuerpo la relajaba. Su hogar no estaba en un lujoso castillo. El verdadero hogar que ella deseaba estaba ahí entre sus brazos.

-¿Tu... hubieras dejado todo por mi? – Preguntó de repente.

-¿Tu no?

Esta vez Link la atrajo con fuerza - Por supuesto.. - Entonces la besó. Suave, con cariño y un amor que ya ni les cabía en el pecho. - Te habría desposado entonces... Habríamos formado una familia en algún lugar lejano - Zelda enrojeció, no sabía que Link pensaba en esas cosas ¿el quería una familia? Se encontró imaginándose aquello, aun eran jóvenes pero no estaban demasiado lejos la edad de pensar en esas cosas, la gente en Hyrule contraía matrimonio a edades tempranas después de rodo.

- ¿Y que mas? – Quiso saber entregándose a la idea, imaginándose aquello.

- Viviríamos tranquilos, quizá en una isla donde no nos conozca nadie, juntos hasta hacernos viejos... - Link se imaginó aquello sin saber bien por qué aquella idea sonaba tan lejana e irreal, Zelda decía que ya no era princesa pero el sabía que tarde o temprano ella tendría que volver a su posición y él de nuevo tomaría lugar como su escolta.

- ¿Por qué suena como un quizá.. y no como un.. sucederá..? – Quiso saber sin mirarlo. No sabía que lo deseaba, no hasta que él lo dejó escapar aunque sonara como un sueño imposible cuando él lo decía de esa manera.

- ¿Tu quieres? - Preguntó, ella lo pensó entonces.. ¿de verdad dejaría la corona? Claro que quería estar con Link de eso no había la menor duda. Quería vivir con él como personas normales.. Si lo quería pero.. su situación distaba de la que se habían planteado, en su mundo.. Ganon había destruido gran parte del reino y aun existía incertidumbre ¿dejaría a su preciado Hyrule a la deriva? ¿De verdad dejarían todo y a todos de nuevo? Su pecho se comprimió dolorosamente.

Estaba en una encrucijada. Aquel tiempo en la casa que compartirían le supo a finito, terminaría en algún momento ella inconscientemente sabía que tarde o temprano debería volver y cumplir con su responsabilidad y entendió entonces que Link lo tenía presente. El también era consciente de eso - ¿Lo ves? - No sonaba molesto, más bien sonaba cansado - No quiero pensar en ello.. Solo sé que estaré contigo decidas lo que decidas hacer.. - Zelda levantó la vista y pudo percibir la sinceridad en sus ojos azules. Quizá en un futuro, en uno lejano, aquello se haga realidad... Con una promesa silenciosa lo beso.

- ¿Me harás tu esposa algún día? - Preguntó dejando escapar la posibilidad sobre sus labios, No quería abandonar del todo aquella idea que el puso sobre la mesa, pese a sus dudas y temores, nada era imposible.. No si él estaba a su lado, Link la observó, realmente lo hizo analizando su expresión y confirmó que ella hablaba completamente enserió.. No era una propuesta claramente pero si le supo a promesa. Apretó los labios, joder.. como la amaba, si había bajado al mismo infierno por ella ¿Qué no haría?

- Sabes que sí.. - Contesto. Sin saber si ese algún día sucedería, podría ser en un año, 10, 100, o hasta mil años, en esa o en otra vida.. Pero sabiendo que llegaría. Eventualmente llegaría ese día, por Hylia que llegaría.

Al poco rato se quedaron dormidos. Zelda aquella noche tuvo un sueño con un presagio oscuro, intranquilo, un sueño que avisaba la llegada de un nuevo infierno.