Aquí con otro capítulo, siendo que para este punto ya me parece que quedó un poco claro, voy a tomarme las cosas con relativa calma, intentaré darles mayor desarrollo a personajes, relaciones, y semejantes, así que no les sorprenda que esto vaya mucho más lento que en la versión original. Y, wow, esto quedó como un regalo de Navidad de mi parte sin siquiera intentarlo, que curioso.

Y ahora mi parte favorita de cualquier historia que haga, los reviews;

CCSakuraforever; Muchas gracias por el apoyo e intentaré mostrar más de la relación de todos los miembros del equipo siete con sus mentores nuevos.


Lo primero que Naruto notó cuando se despertó es que había alguien más en su casa, ya sea por los sonidos provenientes de su pobre cocina, o porque la ropa que había comprado el día anterior, demasiada para su gusto y más sí tenía en cuenta que ya tenía ropa, estaba perfectamente ordenada en su armario, mismo que se encontraba abierto, y ya que estaba hablando de su armario, no había ni rastro de sus prendas naranjas, ni siquiera la que había traído puesta el día anterior, lo que lo llevaba al punto de que estaba en ropa interior en su cama.

Agarró un kunai de su porta kunais, que había sido acomodado en su mesita de noche, salió de su habitación, percibiendo un olor agradable que, aunque no podía adivinar que era, sí sabía que era ocasionado por comida, entrando en su cocina, que también era sala, entrada y comedor, vio a Haku cocinando.

— ¿Haku? ¿Qué haces aquí? —No es que Naruto se quejara de que alguien le hiciera el desayuno, en realidad era algo de lo más amable que habían hecho por él, pero no evitaba que lo desconcertara— ¿No se supone que iríamos a vernos con Zabuza? —Intentó hacer memoria, recordar si algo en la conversación que había tenido ayer, con quien fuese, explicaba que hacía la usuaria del elemento hielo allí.

— Hokage sama nos hizo saber que tu comida diaria consistía casi totalmente de ramen, así que decidí hacer algo —El tono que usaba al decir "sama" no había dejado de sonar raro e impropio, pero de ahí en más su expresión seguía normal— Así que vine decidida a que desayunaras algo más en forma, y me di cuenta de lo irresponsable que eres contigo mismo —Señaló la chica antes de girarse a verlo.

En condiciones normales Naruto se sonrojaría y se avergonzaría de que alguien, y aún más importante, una chica, lo viera en ropa interior, pero la sonrisa y la mirada que Haku le dedicaban eran extrañamente aterradoras, por lo que en su lugar un escalofrío recorrió su columna de manera suficientemente clara para saber que era una advertencia, una advertencia a tomar muy en cuenta.

— S-sí, creo que me iré a duchar, jeje —Buscando una manera de escapar del peligro inminente en el que se sentía, se dio la vuelta, dispuesto a correr para evitar que todo fuera a una situación más extrema, y en ese momento unas senbons pasaron rosando cuerpo desgarrando la tela dejándolo esencialmente desnudo— ¿H-Haku? —Preguntó mientras se giraba a verla, notando la expresión helada de la chica.

— Vamos a tener una seria charla sobre el cuidado personal, no lo olvides —Advirtió antes de girarse para volver a centrarse en el desayuno, y Naruto no pudo evitar correr a su baño.

Sabía que no era la cuchilla más afilada de la herrería, pero tampoco era tan tonto para creer que, en este momento, podía ganarle a Haku, por muy dojutsu legendario que tuviera y por muy zorro demoniaco que tenía en su interior, no tenía nada de control como para ganarle, y prefería hacerle caso a la chica antes de que decidiera que debía inculcarle la lección de manera física, que tenía el presentimiento de que sería muy doloroso con esas agujas.

Mientras Naruto se duchaba Haku centraba su mente en otro lado, estaba acostumbrada a ser multitareas, cocinar, pensar en estrategias de combate, en preparación de medicinas, así que esto no estaba cerca de ser lo más difícil que haría. Habían acudido al Hokage para averiguar los hábitos para ver cuáles serían los puntos más difíciles de alterar con el entrenamiento, y mientras más había escuchado, menos le gustaba.

Podía entender la alimentación a base de comida rápida, no le gustaba, pero la vida ninja era ajetreada y en ocasiones era eso o nada, pero al ver el poco cuidado que el chico le daba a su propia vida, no le gusto, la casa hecha un basurero, ropa tirada por todos lados, ingredientes que claramente ya no servían en el frigorífico, ropa que debió tirarse hace bastante, cierta falta de cuidado en la limpieza, con un ambiente semejante era hasta normal que el chico tuviera más problemas de confianza y emocionales de los que se veían a simple vista, y estaba decidida a ayudarle a enderezar su camino, y no es que el chico fuera falto de detalle o de cuidado, había visto el cuidado que tenían las plantas que el rubio cuidaba, y la diferencia era abismal, por lo que estaba aún más segura de que tendría que ayudar al chico a corregirse.

— Había olvidado lo aterradora que puede ser —Tal vez "aterradora" no fuera la palabra que Naruto utilizaría, la chica era amable y agradable, pero firme y fuerte, pero el que se colará en su casa, modificará su armario, y aún más importante, le quitará la ropa mientras dormía, sin siquiera despertarlo, le provocaba temor.

Dándose una rápida ducha, más por el agua helada –Que era la única que salía en su apartamento- que por el miedo a la usuaria del kekei genkai de hielo, tardó menos de diez minutos en salir de su habitación totalmente vestido.

Sus pantalones habían pasado a ser negros con dos pares de bolsillos, la camiseta seguía siendo negra, solo que ahora tenía remolinos rojos en los hombros, y la chamarra había sido sustituida por una de color negro con detalles anaranjados -había luchado con uñas y dientes por tener algo naranja en su ropa nueva- y unos pocos bolsillos ocultos, la ropa era mucho más oscura de lo que estaba acostumbrado, pero era una de tanta que compro. Cuando salió de su habitación Haku ya le esperaba con el desayuno servido.

— Siéntate —Pidió Haku mientras hacía un gesto con el brazo para que se sentara frente a ella, el usuario de dojutsu se sentó frente a ella, y espero— Vamos a agregar algo a tu entrenamiento, estoy segura de que Zabuza-sama estará de acuerdo conmigo —Señaló, dedicándole una mirada seria que le quitaba a Naruto las ganas de discutir.

— ¿Qué será? —Murmuró por lo bajo mientras intentaba mirar a cualquier lugar que no fuera a la chica.

— Dejaras un clon aquí, arreglará la casa, tirará lo que no sirva, ordenará las cosas y limpiara, un shinobi no puede permitirse ser tan desorganizado, sí eres desorganizado en tu vida diaria lo serás en las misiones —Haku agarró con suavidad la mano del Uzumaki, intentando que comprendiera que más allá del regaño, también quería ayudarle.

— Muy bien —Quería negarse, a fin de cuentas, sería un clon menos que entrenaría, pero una parte de él, una muy pequeña, no podía evitar darle la razón, tampoco es que le gustara vivir así— Desayunemos y vayamos con Zabuza —Sí, ya se había rendido en el intento de añadirle algún sufijo a su mentor.

— Bien, pero no olvides ponerte algo que cubra tus ojos, unos lentes deberían ser suficiente —Señaló el rinnegan a la vez que le extendía unos lentes de sol que Naruto estaba seguro de que había puesto el día anterior en la chaqueta que se había puesto— Tenía el presentimiento de que los olvidarías —Añadió con un encogimiento de hombros.

— Bien —Murmuró por lo bajo antes de dar un buen bocado de arroz, no confiaba en su boca para callar que eso lo había asustado mucho más de lo que estaba dispuesto a admitir— Esta bueno —Admitió tras dar unos pocos bocados más de arroz.

— No tienes por qué mentir, sé que mi cocina puede ser bastante desabrida —Admitió con una expresión tranquila en el rostro que pudo ver incluso cuando agachó la mirada apenada— Como renegada no siempre conté con especias así que no sé usar más que un poco de sal, y tampoco suelo usarla —Confesó antes de volver a mirarlo.

— Eso no quita que esté bueno, además, el pescado ya estaba salado —Intentó animar a la chica, sonriendo mientras agarraba arroz con pescado mientras le sonreía— ¿Sabes? Tendríamos que aprender a cocinar —Murmuró mirando al techo, llevando los palillos a su barbilla, como si estuviera pensando profundamente en ello antes de dedicarle una sonrisa a la chica— La próxima vez yo hago el desayuno —Río suavemente.

Quizás fuera porque toda su vida social se había ido al diablo, no encontraba otro modo diferente de describir lo que le había ocurrido a su relación con Sasuke y Sakura, el primero había pasado de tener una especie de reconocimiento mutuo a que había vuelto a verlo como si fuese basura en sus sandalias, y Sakura se había vuelto más agresiva, aunque no estaba seguro de cuál le gustaba menos. Pero el que Haku, con quién había intentado matarse hace menos de un par de semanas, lo tratara como un ser humano era, revitalizante, por decir lo de menos, y quería creer que al menos había espacio para más que una rara relación maestra-alumno.

— Bien, pero intenta que no sea ramen instantáneo —Se burló mientras le dedicaba una sonrisa cómplice, dando un ligero golpe en el hombro— Démonos prisa, seguramente Zabuza-sama ya nos vaya a regañar —Apuró.

Ambos rieron un poco antes de levantarse, el rubio hizo sus clones para dejar el que menos parecido con él tuviera, Naruto hizo una nota en su mente de que tenía que aprender a sacarlos con las apariencias que quisiera para no tener que hacer y deshacer, dejando a uno de ellos para que limpiara la casa solo para deshacer los otros, se colocó los lentes de sol antes de seguir a Haku a la puerta.

— Bien ¡Allá vamos! —Naruto gritó al aire, dispuesto a dar todo de sí para otro día de entrenamiento.

— Bien, allá vamos —Solo una semana y media había bastado para hacerle perder toda su energía. Un ejemplo de eso eran las palabras que salieron de su boca, como un bufido cansado que decía tumbado desde su cama.

Naruto no podía decir que las cosas hubieran ido a peor, en realidad era todo lo contrario, pero era agotador. Sí bien ya no sentía un horrible mareo cada vez que usaba sus clones ahora descubrió que ver lo que hacían sus clones no le dejaba descansar, o no del modo que le permitiera no sentirse más cansado cada día. Aunque debía admitir que los clones habían servido mucho; Su casa se encontraba limpia, y por primera vez no escaseaba totalmente la comida. Su control de chakra mejoró, podía sentirlo. Y quería creer que su condición física era mejor, aunque no podía notar un cambio tan notorio.

Pero no iba a quedarse dormido, principalmente porque un clon ya estaba haciendo los quehaceres del apartamento y si intentaba dormir de nuevo su mente estaría concentrada en el otro clon, extrañaba los clones de antes de obtener el rinnegan, eran menos cansados. La otra razón por la que no podría dormir, aunque lo intentara, es que alguien había comenzado a tocar la puerta.

— ¡Ya voy, ya voy! —Rugió el clon que estaba haciendo el desayuno, no descansaría su mente, pero estar tumbado en cama era agradable, suspiró pesadamente mientras se levantaba, camino arrastrando los pies hasta la puerta, donde la abrió, allí, parado frente a él tan quieto como si fuese un maniquí, se encontraba la figura de un Anbu con mascara de conejo— ¿Sí?

— Hokage sama solicita su presencia en su oficina en la torre Hokage, los emisarios de Kumo han llegado y debe conocer a su futura esposa —Anunció con una voz tan monótona que sí no lo supiera de antemano, creería que era un muerto o algo así, y tras decir el mensaje desapareció.

— Solo quiero dormir —Gimió por lo bajo el usuario de doujutsu antes de regresar a su habitación para cambiarse. Pantalones negros, sudadera naranja, y unos visores azules con cristal oscuro, y comenzó a caminar con pereza— Empiezo a entender a Shikamaru, ese vago estaría riéndose de mi ahora, no, olvídalo, sería demasiado problemático para él.

No lo sabía, pero en otro lugar de la aldea, Shikamaru Nara, quién estaba intentando volver a dormirse, se despertó por completo al estornudar fuertemente. Al mismo tiempo Sasuke caminaba tranquilamente hacia la torre Hokage, los manos en los bolsillos de su pantalón y mirando al cielo.

— Esto es un estúpido sin sentido —El último Uchiha gruñó para sí mismo. Ese día no había empezado bien, lo supo mucho antes de que el día empezara, para empezar su mentor le había dicho que no tendrían entrenamientos por un tiempo.

Toparse con un Anbu, temprano por la mañana, frente a su puerta resultó ser esclarecedor, no tanto por la aparición del ninja de rango superior, que seguía tocando un nervio que lo ponía muy ansioso, sino porque este se tomó la molestia de explicarle la situación un poco más. A diferencia de Naruto, que Sasuke estaba seguro le habían tenido que explicar más de una vez en que programa de ley se había metido, el último Uchiha en la aldea estudió al menos para tener la idea general, y le había gustado; La aldea no le pondría reparos en sus entrenamientos, querían que se volviera lo más fuerte posible para que como líder de clan fuese ejemplar. Sí bien no podía importarle mucho la parte de tener múltiples esposas podía encontrarle utilidad: Adquirir jutsus secretos de otros clanes, o inclusive otras naciones, por lo que tener hijos con ellas era un precio bajo a pagar por tanto poder a su alcance, pero incluso con la posibilidad de obtener jutsus de otros países no tenía pensado casarse con mujeres débiles que no pudieran traer al mundo a bebés Uchiha fuertes, y sí estaban ofreciéndolas para este acuerdo muy fuertes no debían ser.

Tal vez lo único que podría considerar valioso, o cuando menos interesante, era ver a Naruto, a fin de cuentas, por lo que sabía él suyo también entró entre los clanes que se usarían para la alianza, y quería saber sí por fin había adoptado una actitud mucho más tolerable sobre su kekei genkai o se sentiría muy tentado a golpearlo. Además, podría medir sus fuerzas contra el otro, tenía cierta confianza en que Naruto, al igual que el propio Sasuke, no había dejado de entrenar. O al menos en eso estaba lo que le quedaba de confianza en el rubio Uzumaki, esperaba, necesitaba, que hubiera dejado de tener un comportamiento tan patético o de lo contrario no podría vivir con que alguien así le haya salvado la vida.

Miró hacía arriba, la torre del Hokage se elevaba por todo lo alto, y sí el sol no estuviera golpeando su rostro por la derecha seguramente la sombra del edificio se cerniría sobre él de forma que podría sentirse pequeño, débil y frágil, quizás era la razón del enorme tamaño del edificio, consideró por un par de segundos, pero él no era tan débil como para sucumbir ante ello. Entró en el edificio sin pensarlo mucho y caminó por los pasillos, podía sentir las miradas de la gente y estaba muy seguro de que la mayoría, si no es que todos, sabían por qué estaba allí. Tocó la puerta del despacho, sabiendo que sí no iba tarde ya poco habría de faltar.

— Pase —Escuchó la suave y jovial voz del anciano Kage, abrió la puerta para cerrarla tras de sí— Ah, Sasuke-kun, deja te presento a nuestros invitados de Kumogakure —Incluso si Hiruzen no hubiera hecho un gesto para guiar su mirada a ellos se habría percatado de la presencia de todas las personas extranjeras en la habitación.

El más llamativo de todos ellos era un gran hombre de piel oscura, de cabellos rubios platinados y era, probablemente, la persona con más musculatura que había visto jamás, y qué jamás vería. Usaba unos pantalones azules, una especie de capa blanca, y nada más, llevando el pecho al descubierto, pese a todo no se le escapó que ese hombre era el Raikage; A. Detrás de él había dos hombres idénticos, la única diferencia entre ellos era el peinado, gemelos, supuso.

La persona a la izquierda del hombre era una mujer de piel oscura. Su vestimenta consistía en un apretado pantalón negro que acentuaba sus piernas fuertes y su cadera estrecha, una blusa sin mangas blanca que denotaba sus fuertes pero delgados brazos, el cabello rojo de la chica atado en una coleta baja. ¿La primera impresión de Sasuke? Una mujer fuerte, y por la forma en que lo miraba con sus brillantes ojos dorados, con carácter, a penas y alcanzó a escuchar quién era ella; Karui Sani, la que se había decidido sería esposa de Naruto.

Del lado derecho del Kage estaba una mujer que contrastaba mucho con sus acompañantes ya que era la única de piel clara, sus ojos azules eran bastante fríos y no transmitían muchas emociones. Vestía de manera muy similar a la otra chica, pantalones oscuros que marcaban sus muslos. Una blusa clara, que revelaba más que la pelirroja, aunque podía ser porque sus pechos eran bastante más grandes que los de la pelirroja, su cabello rubio corto y sencillo, haciendo una suposición rápida dedujo que ella era su futura esposa; Samui Kosetsu. De momento no tenía un juicio claro de la rubia.

— Hiruzen dono —Llamó A con un tono peligroso, como si estuviera por pegarle un puñetazo al Hokage, los cuatro personajes de Kumo miraron a su líder con preocupación, como sí realmente fuera a hacerlo— ¿Debo esperar qué él se presente o lo hará usted? —Cuestionó entrecerrando los ojos.

— Sasuke Uchiha, un gusto —Se presentó con tono plano, las chicas enarcaron sus cejas, la pelirroja siendo menos discreta que la otra, y el Kage del país del rayo sonrió complacido.

— Así que uno de los clanes que Konoha decidió fue el Uchiha, magnífico —Proclamó emocionado mientras levantaba las manos— ¿Cuánto más tendremos que esperar por el miembro del otro clan? —Cuestionó con una tensa sonrisa. Solo tras eso se dio cuenta de otro detalle; Naruto aún no estaba allí, y dudaba que les hubieran avisado con tanta diferencia.

Si fuera por A, la reunión podría acabar ahora mismo, el único clan por el que estaba dispuesto a optar por un plan tan poco seguro, confiando en que en un futuro podrían llevar a los hijos de una de sus kunoichis a la aldea y darlo por desaparecido era el Uchiha, para empezar ni siquiera estaba seguro de cuál era el otro clan que la aldea querría revivir, pero sí querían revivirlo debía tener un valor para ello.

Los minutos pasaban, el silencio era incómodo para algunos, tenso para otros, tranquilo para Hiruzen, pero era claro que la mayoría preferiría irse de una vez, cuando Sasuke estaba sintiéndose tentado en ofrecerse a ir a buscar a Naruto, y sacarlo a patadas de su casa de ser necesario, la puerta fue abierta. Sasuke no podía negar que agradecía que el Uzumaki, por una vez, no usara ese horrible mono naranja que dañaba a la vista, incluso si le recordaba a su compañero Shino Aburame en estos instantes, pero entrecerró los ojos al notar los visores que estaba utilizando.

— Lamento mucho la tardanza —El rubio usuario de doujutsu no dio más explicación, quizás la que tendría no serviría, pero sonaba cansado, cualquiera podía notarlo en su voz— Naruto Uzumaki, un gusto —Se presentó, haciendo una inclinación con la inclinación suficiente para estar en el límite de respetuoso.

— ¿Uzumaki? ¿Cómo...? —El rostro de A se deformó en una expresión desconcertada antes de pasar a ver al Hokage, dedicándole una mirada de sospecha— ¿Esto es una broma, Hiruzen? —Su tono era lo suficientemente duro para que cualquier sentimiento de paz abandonara la habitación.

— Puedo confirmarlo personalmente, es su hijo —Aunque aparentemente nadie más que el dueto de Kages entendía de que estaban hablando todos pudieron captar lo serio que era el ambiente, la expresión del hombre moreno pasó de lo que parecía ser frustración antes de pasar a lo que podría ser llamado "tranquilidad", pero Sasuke notó que no era precisamente fácil de leer.

— Bien, creo que nada queda que ustedes cuatro puedan tratar —Anunció con una sonrisa el hombre moreno— Vayan a divertirse y conocerse, van a pasar el resto de sus vidas juntos, mejor que se lleven bien —Añadió mientras dejaba caer en los regazos de ambas chicas un par de monederos— Váyanse chicos, nosotros tenemos cosas de que hablar

— Naruto-kun, Sasuke-kun, ustedes también tomen monederos —Hiruzen llamó al par de genin para lanzarles un par de monederos— Sería muy grosero de su parte que sus citas inviten todo, sí necesitan más solo vengan por ello —Anunció antes de hacer un sencillo gesto de despedida.

Con el permiso de ambos líderes de nación las chicas de Kumo se levantaron, Samui agarró por el brazo a Sasuke y lo sacó de la habitación, ahí el último Uchiha se dio cuenta de algo, aunque la rubia no lo pareciera era bastante más fuerte de lo que aparentaba. Karui, por otro lado, directamente salió de la oficina.

— ¿Por qué llegaste tarde? —Inquirió la pelirroja nada más la puerta estuvo cerrada, mirando con una ceja enarcada, los brazos cruzados y una mirada peligrosa— Es un peligroso hábito para un shinobi —Añadió mientras se acercaba un solo paso hacia delante.

— No he podido dormir bien —Respondió como un perezoso murmullo— Los entrenamientos me han agotado más y más —Añadió como un pensamiento tardío— Quería dormir bien una vez —Bufó antes de estirarse— ¿Quieres ir a comer, o prefieres hacer algo más? —Inquirió antes de comenzar a caminar para fuera.

— No sé cómo estas tan tranquilo —Bufó Karui mientras caminaba por delante de él, dirigiéndole una mirada poco agradable a su prometido— ¿Acaso no te molesta que vayas a casarte con una completa desconocida? A mí la idea me repugna —Admitió mientras la mirada que estaba sobre Naruto se volvía claramente furiosa— Supongo que es porque tu carrera no se verá dañada —Suspiró mientras mordía el interior de su mejilla para intentar controlar su mal humor.

— En realidad, la idea me molesta tanto como a ti —Naruto se encogió de hombros, llevando sus manos detrás de su nuca sin detenerse en su caminata para salir de la torre— ¿Te digo la verdad? Eres mi segundo compromiso matrimonial, y, realmente, no las conozco —Por primera vez desde que había logrado procesar todo el mensaje dejaba expuestas las preocupaciones que tenía— Y ya me dijeron que esperará lo mismo de mis futuros matrimonios, me gustaría al menos no sentir que me caso con un extraño —Incluso si la pelirroja no podía verlo gracias a los visores, los ojos del usuario de dojutsu se encontraban decaídos.

— ¿Y cómo estás tan tranquilo? —Inquirió la kunoichi de Kumo mientras veía a su prometido, sin poder comprender cómo es que, pese a lo pesimista que sonaban sus palabras, todo él parecía sereno.

— Porque no puedo hacer nada —Naruto odiaba las cosas como el destino, la idea de que todo ocurría por una razón, sentía que quitaba valor a las acciones de la gente, pero esta situación era eso, un futuro que no podía alterar— Quizás eso es lo que más me enfada, pero escapa de mi control, así que haré lo que siempre hago, seguir sin mirar atrás —No era exactamente lo mismo, normalmente intentaba tener una sonrisa, pero no se sentía capaz de sonreír, no en esto.

— Y yo que creí que todo lo que dirías serían estupideces —Naruto no estaba seguro sí la chica estaba siendo sarcástica o estaba siendo honesta, y no podía evitar sentirse insultado mientras, por fin, salían a la calle— Pero eso suena como un buen plan, así qué... ¿Qué plan tienes?

— ¿Además de ir a comer? —El rubio enarcó una ceja con cierto descaro, aunque notó tras unos segundos en que la chica le miraba la cara, que por los visores no lo estaba viendo— Llevémonos lo suficientemente bien como para no matarnos en la noche de bodas, tenemos un hijo e intentemos ser amigos por el bien del niño, ese es mi plan, sí queremos cambiarlo por el camino ya lo veremos —Explicó por lo bajo.

— Me parece bien, igual no es que podamos negarnos —Aceptó Karui mientras se frotaba la nuca con una mueca fastidiada en el rostro, girando a mirar a otras direcciones, buscando algo— ¿A dónde iremos a comer? Si ya estoy aquí pienso disfrutar la comida.

— Mi mentor me prohibió comer ramen, así que vayamos a por una barbacoa —Sugirió el Uzumaki girando su cabeza a ver a su acompañante mientras con el pulgar apuntaba detrás de él— Sirve que aprovechamos y nos conocemos un poco más, puede que vayamos a casarnos queramos o no, pero al menos deberíamos conocernos un poco ¿No? —Y con esas palabras siguió caminando al restaurante.

— Supongo —La kunoichi siguió a su prometido, ambos ignorantes de las miradas que se habían ganado, no solo de los transeúntes que estaban curiosos por la chica extranjera sino por el recipiente del zorro. En realidad, había captado la atención de cierto equipo que acababa de terminar un entrenamiento.

— ¿Ese no es Naruto? —Cuestionó una chica de cabellos largos rubios platinados, Ino Yamanaka, viendo al dueto— ¿Quién es esa pelirroja? —Volvió a preguntar mientras jalaba a sus compañeros de equipo, Choji Akimichi y Shikamaru Nara.

— Si, es él —Admitió el Nara con un tono perezoso— ¿Por qué nos importa? —Inquirió mientras se giraba para mirar a su compañera con el fastidio plasmado en el rostro.

— Hoy llegó una comitiva de Kumo, supongo que ella es un miembro y ellos dos conectaron —Comentó Asuma mientras sacaba un cigarrillo de su caja, caminando detrás de sus alumnos, veía a la pareja y le traía ciertos recuerdos de una pareja que ya había conocido, precisamente los padres del rubio.

— Vamos a seguirlos —Ordenó Ino mientras prácticamente corría detrás del dueto, sin soltar a sus compañeros obligándolos a caminar solo medio paso detrás de ella, casi tropezando para seguirle el paso— Ni crean que me voy a perder ese chisme.

— Pero si íbamos a comer barbacoa... —Intentó murmurar Choji, sin estar precisamente deseoso de perderse la comida por satisfacer los deseos de chisme de su amiga.

— ¡Pues estamos de suerte porque ahí entraron! —Exclamó la rubia logrando sacar quejidos de sus compañeros— Gracias Kami por darme esto en bandeja de plata —Chilló antes de soltar al par de chicos, arreglarse rápidamente, y abrir las puertas para entrar con total normalidad.

— Vaya loca —Susurró Shikamaru mientras seguía a la rubia, esperando que la mesa en la que su viejo amigo se sentara estuviera rodeada de personas, pero apenas entró vio que todas las mesas estaban vacías— que problemático —Gruñó sentándose al lado de la Yamanaka, dándole la espalda a Naruto que estaba dándole la espalda a ellos, al mismo tiempo que Choji y Asuma se sentaban enfrente al dueto Nara Yamanaka.

— ¿Qué naturalezas de chakra tienes? Lo normal es que se hereden y sí tendremos un hijo hay que ver quién de los dos podría entrenarlo —Escucharon a la pelirroja, logrando que la expresión de los tres genin quedara en blanco— Suponiendo que ya la sepas.

— ¿Qué? —Susurró Shikamaru volteando a ver a Ino para confirmar que ambos escucharon lo mismo, y por la expresión de la rubia ella también lo había escuchado.

— Estoy entrenando mi naturaleza de viento y de agua, aunque estoy lejos de dominarlos —Respondió Naruto mintiendo a medias, no creía poder explicar las cinco naturalezas sin mostrar el rinnegan, y si el anciano Hokage no lo había revelado él tampoco lo haría.

— Lo más probable es que herede mi elemento rayo o tú elemento agua —Mencionó con un encogimiento de hombros— El elemento viento es raro, no es muy normal de ver, así que no es seguro que se herede —Aclaró mientras miraba el menú.

Sabían que se estaban adelantando a los hechos, incluso si no cabía la posibilidad de escapar de su destino, pero cada uno lo hacía por razones diferentes; Karui mentalizándose para cumplir su deber, mientras más lo tratara con naturalidad más fácil sería cuando llegara el momento de cumplir, o al menos eso le había servido en anteriores misiones. Naruto; él solo se dejaba llevar, aun viendo el momento en que esto se cumpliera como algo que tardaría demasiado en llegar, aunque podía admitir que le hacía algo de ilusión la idea de formar una familia, incluso siendo de manera obligada.

Mientras el Naruto original estaba en una cita con su prometida, y uno de sus clones seguía arreglando la casa, los otros cinco clones seguían entrenando con Zabuza, quién había decidido que a diferencia del Uchiha, el rubio no tendría que dejar sus entrenamientos, ventajas de tener clones que fueran extensiones del original.

— No lo haces mal mocoso —Felicitó el espadachín mientras veía al clon que parecía más pequeño y débil de los cinco hacer piruetas en el lago, manteniéndose en pie gracias a su chakra— Aunque las piruetas son solo presumir —Añadió con un bufido.

El clon de apariencia frágil había seguido entrenando el caminar en el agua, solo que para añadir dificultad hacía otros ejercicios de control de chakra al mismo tiempo. El que tenía apariencia más salvaje estaba intentando cortar un tronco con su chakra de viento, logrando marcar el objeto con el cortante viento. El de cabello lacio, por otro lado, intentaba mantener el agua levitando entre sus manos, haciéndolo cambiar de formas. Y los últimos dos estaban leyendo, uno sobre fuinjutsu y el otro sobre el sabio de los seis caminos, ambos buscando cualquier cosa que podría serles útil.

— Están logrando unos resultados bastante buenos —Felicitó Haku mientras observaba al par de clones que estaba buscando controlar el chakra elemental— Con un poco de esfuerzo, dedicación, y suerte, en unas semanas, o meses, podríamos encontrar una cascada para la parte final —Añadió.

— Y a todo esto, ¿Por qué no pudo venir el original? —Si bien Zabuza había sido notificado que por unos cuantos días debería suspender el entrenamiento de Naruto, de la misma manera en que a él no le dijeron por qué, también decidió que ignoraría la orden a medias.

— Estoy teniendo una cita con mi prometida de Kumo —Suspiró uno de los clones que estaba leyendo libros, tumbado en el suelo mientras bloqueaba la luz con el libro— Estamos hablando sobre nuestro futuro hijo ¿Vamos demasiado rápido? —Bufó por lo bajo.

— Si no fuera porque solo se casarán para traer al mundo otro rinnegan, creo que no —Opinó el hombre vendado con un encogimiento de hombros, ganándose una mirada fastidiada de parte del Uzumaki y una mirada aburrida, y ligeramente molesta, de parte de la usuaria de hielo.

— No sé si sea lo más apropiado, tal vez lo mejor sería que intentaran conocerse mejor —Opinó Haku con una ligera sonrisa— Pero sí eso los hace sentirse más cómodos con el compromiso, supongo que no está tan mal.

— Si, supongo —Bufó el chico mientras se estiraba perezosamente cual gato— Pero de momento solo parece pensar en el futuro hijo, al paso que vamos estaremos teniendo..., teniendo..., —La expresión del rubio era casi cómica, la cara roja, mirando a todos lados, notablemente apenado.

— ¿Sexo? —El hombre vendado respondió a modo de burla— ¿Si sabes qué para tener hijos hay que tener sexo? —La pregunta fue claramente retórica, y la mofa en la voz del hombre podría resultar hasta insultante.

— ¡Claro que lo sé! P-pero... —El Uzumaki llevándose las manos a la cara para cubrirla avergonzado— Es como si fuéramos a tener sexo ahora mismo, qué tendremos el hijo ya mismo —Chilló apenado.

— Oh, pequeño virgen —Se burló Zabuza con una risotada descarada, logrando que el Uzumaki agache la cabeza totalmente rojo y avergonzado— Niño, tendrás un harem, por lo que entendí esta es tu segunda prometida, hazte la idea y deja de hacer drama —Sentenció logrando que todos los clones tuvieran la misma reacción avergonzada.

— Zabuza sama, tal vez quiera tener más tacto —Haku intentó frenar el discurso de su mentor notando lo nervioso que estaba el usuario de dojutsu.

— Chico, deja te pongo las cosas claras, así sea solo mi punto de vista —Comenzó el hombre originario de Kiri— Para la aldea eres un activo por tres cosas; La primera: Como tienes el kyubi eres, por excelencia, una fuerza destructiva de fila militar. —Comenzó a enumerar, sabiendo que sí bien serían palabras dolorosas confiaba en su alumno— En segunda: Por el rinnegan, y te quieren como máquina de cría para tener más, por la aldea como sí te la pasas fornicando como animal en celo. —Tal vez eso lo dijo más para burlarse de su alumno, pero no importaba— Y en tercera: Como un shinobi, un soldado que cumple las funciones, y gracias al punto uno y el punto dos este punto obtiene mucha relevancia —Sentenció con tranquilidad.

— No me lo recuerde, Zabuza sensei —Bufaron por lo bajo los clones mientras se cubrían la cara avergonzados.

Pese al estado en el que se encontraban los clones del Uzumaki, el original estaba con una expresión más bien tranquila, una sonrisa ligeramente tensa en los labios, o cuando menos la vergüenza que estaban experimentando sus clones no se estaba reflejando en su rostro.

— No se me da bien el genjutsu, mi especialidad es más bien el taijutsu y el ninjutsu —Respondió la pregunta previa de parte de Karui; "¿Qué se te da mejor?", y aunque no había sido dicho, Naruto no podía evitar pensar que estaba relacionado con su futuro hijo— ¿Qué tal se te da el genjutsu? —Devolvió la pregunta.

— No soy muy buena, igual que tu soy más de ninjutsu y taijutsu —La chica se encogió de hombros mientras daba un bocado de la parrillada— Espero que nuestro hijo no quiera especializarse en genjutsu o será un poco difícil entrenarlo nosotros.

— Karui —La llamó mientras recargaba su mentón en su mano— Entiendo que estamos comprometidos, y, qué nos guste o no, nos harán tener un hijo, pero me gustaría que no todo lo que nos digamos sea sobre esto —Naruto decidió dejar las cosas claras, ya más bien cansado del único tema de conversación— Es, es un poco cansado.

— Si, lo siento —Se disculpó mientras se dejaba caer en el asiento, notoriamente agotado— Sé que es cansino, hablar de esto me mentaliza y me baja los nervios —Admitió la pelirroja antes de centrar su mirada en los visores, suponiendo que estaba viendo a su prometido a los ojos— También sabes que los de la mesa de atrás de ti nos están escuchando ¿Cierto? —Cuestionó mientras enarcaba una ceja.

Los tres genin casi saltaron ante la declaración de la pelirroja, Asuma por otro lado solo levantó la mano en forma de saludo, sabiendo que en términos de espionaje sus alumnos y él estaban haciendo un trabajo deplorable, pero siendo que también sabía la verdad detrás de la reunión de los chicos tampoco era precisamente secreto.

— Si, lo noté —Admitió el rubio con un suspiro tranquilo— ¿No prefieren mejor sentarse con nosotros y preguntarnos las cosas directamente? —Cuestionó con una risilla divertida.

Al final los chicos no se unieron con ellos a la comida, en realidad se disculparon por espiarlos y se retiraron, o más bien se cambiaron a una mesa dónde no pudieran escuchar a la pareja, tampoco es que tuvieran mayor tema de conversación si no hablaban del inexistente hijo que debían tener, por lo que tras un rato se separaron. Karui se marchó al hotel que compartía con el resto de la comitiva de Kumogakure. Naruto, sabiendo que solo se habría librado de los entrenamientos por su cita, decidió ir al campo de entrenamiento.

— Volviste temprano ¿Golpeaste al niño o no soportó tu comportamiento agresivo? —Le cuestionó el Raikage nada más vio a la pelirroja entrar por la puerta, su ceño fruncido, aunque no precisamente más que lo normal.

Karui volteó a ver al hombre, como era costumbre todos los miembros de la comitiva compartían habitación, una manera de preservar la seguridad de todos los miembros, aunque siendo una comitiva de boda podría verse mal que el par de prometidas durmiera en la misma habitación que otros tres hombres, y más cuando los tres no eran precisamente pequeños. El Raikage A usando solo un apretado bóxer negros que no dejaban mucho a la imaginación, los gemelos, Ao y Aki, estaban igual, el primero de los hombres sentado a orillas de la cama con las piernas abiertos, mientras que Aki estaba recostado en otra cama y Ao parecía acabar de ponerse la prenda.

— ¿Sí sabe que las prometidas no nos veríamos muy bien compartiendo cuarto con otros hombres? —La pelirroja bufó antes de dejarse caer en la cama que se le había asignado— Y no, no ocurrió ni la una ni la otra, ambos dejamos las cosas claras y todo bien —Respondió antes de que el hombre moreno se pusiera agresivo.

— ¿Y eso qué? Sí temé ser tan pequeñajo como para que le pongas los cuernos no me importa —Bufó el Raikage sacándole una risa a los gemelos— Y sí lo que quieres es ponerle los cuernos espera a tener un hijo suyo —Escupió con una expresión fastidiada, nada rara en él— ¿Y qué significa "dejar las cosas claras"? —Cuestionó el hombre con una mirada seria.

— Acordamos que nos casaremos, queramos o no, tendremos hijos, queramos o no, —Enumero aquello mientras levantaba sus dedos uno por uno con total y absoluto descaro— Así que llegamos a la conclusión de que intentaremos llevarnos bien para que el niño no sufra y no queramos matarnos entre nosotros —Karui explicó con una risilla— Eso es lo que significa "Dejar las cosas claras"

— El chico al menos comprende su trabajo —Opinó Ao con una sonrisa mientras se lanzaba a su propia cama— Aunque podría no ser de ayuda, no será fácil llevar a cabo el plan sí el chico decide tener el ojo puesto en sus hijos —Murmuró desviando su mirada a su kage.

— Eso no importa ahora —Sentenció A solo un segundo después, su mirada fija en la pelirroja— El plan cambió, cambio con ese muchacho al menos —Esas palabras lograron que el resto de la comitiva enarcaran sus cejas con confusión-

— ¿Qué pasa? ¿Por qué cambio con mi prometido? —Karui fue la primera en expresar las intrigas de los otros presentes, irguiéndose para ver al líder de su aldea.

— Es un Uzumaki —Por el tono en que lo dijo parecía que era lo único que conseguirían sonsacarle al hombre moreno— No sé qué trama Hiruzen, pero esto es una oportunidad como pocas —La sonrisa de A era extraña, Karui no podía recordar haberlo visto sonreír así antes y no creía que le gustase— Kumo intentó secuestrar a su madre cuando era niña, no tienen un kekei genkai vistoso normalmente, pero sí Konoha lo quiere restaurar por algo será —El Raikage murmuraba por lo bajo.

— ¿Y eso significa...? —Karui no entendía todas las maquinaciones que había tras este acuerdo de paz, ni tenía intenciones de entenderlas, pero no podía ignorar cuando su jefe se ponía raro.

— Konoha no ignora la posibilidad de que Kumo intente llevarse a uno de los niños —La voz de Samui llegó de sorpresa logrando que todos, salvo A, se girase a verla— Por eso pidieron de último momento que fueran dos matrimonios en lugar de uno, pueden perder uno, pero no el otro —Explicó la rubia con tranquilidad, cruzando la habitación sin ver a ninguno de los otros miembros de la comitiva.

— Lo más seguro es que Konoha no les permita salir de la aldea al mismo tiempo —A solo asentía a las palabras de la kunoichi rubia, mirando a un punto fijo en la pared con peculiar serenidad— No importa las razones que demos, si uno de los niños desaparece como lo habíamos planeado no dejaran al otro ir, nos obligan a elegir a uno sobre el otro —El hombre de gran tamaño dedujo antes de sonreír— Intentaremos jugar sobre seguro, Karui, si logras descubrir lo que hizo que quieran revivir al clan Uzumaki, a partir de eso actuaremos —Decidió mientras miraba fijamente a la pelirroja.

— No creo que me lo diga directamente, pero haré lo que esté en mis manos —Karui se encogió de hombros antes de asentir— ¿Qué paso sería el siguiente si lo descubro, o cuando lo descubra? —Sabía que no tendrían la oportunidad de conversar en exceso después de esto, quizás solo volverían a Konoha en los exámenes chunin y cuando se casaría, y no creía poder descubrir lo que querían antes de eso.

— Nos llevaremos al que tenga el que pueda pasar desapercibido mejor en la aldea, el otro se quedará, intentaremos que tenga importancia política —el hombre moreno resumió mientras una sonrisa se formaba en sus labios, una sonrisa confiada— No creo que incluso si es el primogénito dejen que sus hijos se vuelvan líderes de clan, pero intentemos tener una marioneta en el poder de Konoha, uno del que la aldea no desconfié —Ofreció.

Karui, honestamente, no estaba segura de que esto funcionara, pero no sería ella quién lo cuestionara, el resto de la semana fue bastante similar, eran llamados a la torre, les daban dinero, y salían a hacer algo, en ocasiones les decían directamente a dónde ir, y otras los dejaban decidir. Casi siempre era cada pareja por su lado, pero algunas "citas" habían sido citas dobles, salidas a comer o de compras, y ahora, en el último día antes de que tuvieran que abandonar la aldea, Karui estaba frente a la puerta de su prometido.

— ¿Sí? —La voz de Naruto sonó tras la puerta para ser abierta justo después, el chico tenía una toalla atada a su cintura, otra toalla sobre su cabeza, y unos lentes negros— ¿Karui? Creí que nos veríamos en la torre como siempre —Confesó el rubio, pero la pelirroja estaba más concentrada viendo el pecho descubierto y mojado de su prometido.

No estaba ni de cerca tan marcado como el raikage, se necesitaban décadas para estar siquiera cerca de esa figura, y dudaba que la genética del chico lo orillara a tener ese tipo de cuerpo, pero se había esperado un cuerpo más bien delgado y flácido, pero la sombra de los músculos definiéndose estaba ahí, nada mal.

— Lo sé, pero Samui y yo queríamos hacer algo habitual en Kumo en nuestro último día, Raikage-sama y el Hokage estuvieron de acuerdo, así que iremos a unos baños termales —Explicó vagamente mientras miraba el rostro del chico, empezaba a entender que su prometido no quería mostrar sus ojos— Así que vístete y vayamos —Ordenó antes de girarse.

— Bien, bien —Naruto suspiró mientras cerraba la puerta, se estiró tirando las toallas al suelo y caminó hasta su habitación, tardó solo unos minutos en salir vestido, sus ojos aún cubiertos por anteojos, para su disgusto se estaba acostumbrando a cubrirlos.

La caminata a los baños no fue silenciosa, ambos habían descubierto que las charlas entre ellos nunca eran silenciosas, tras dejar el tedioso tema de "Que heredará nuestro futuro hijo" habían aprendido bastante; Karui se había maravillado con el respeto y admiración que Naruto había profesado a sus entrenamientos con la espada, incluso le había pedido concejos, ella, por otro lado, había decidido aprender un poco del combate mano a mano que el otro, incluso se habían pedido concejos mutuos sobre los entrenamientos de chakra, desde el control de chakra hasta el uso elemental, aunque sus charlas no se limitaban al área shinobi.

Tardaron solo unos pocos minutos en llegar a las aguas termales, afuera de esta se encontraban Sasuke y Samui, ambos con expresiones tranquilas, o aburridas según quién viera, ambos con brazos cruzados, mirando al frente.

— Hasta que llegan —El Uchiha y su prometida lo dijeron al mismo tiempo y con el mismo tono.

— Son tal para cual —Río la pelirroja mientras veía al par, el dueto de prometidos puso los ojos en blanco antes de girarse para entrar en los baños.

— Casi siento pena por el hijo que van a tener, o saldrá igual que ellos —El usuario de dojutsu se unió a la burla, el rubio y la pelirroja se voltearon a ver antes de comenzar a reírse, siguiendo a sus compañeros dentro.

Naruto no perdió tiempo para ir a los vestidores de hombres encontrándose con un Sasuke, usando nada más que una toalla para cubrirse, mirándolo con esos fríos ojos negros con un sentimiento que Naruto había visto bastante a menudo en los ciudadanos de la aldea, un enojo terriblemente cercano a la furia, uno que le recordaba bastante al que el chico le había dado cuando había ocurrido la aparición del rinnegan.

— ¿Sigues ocultando tus ojos? ¿No puedes tener una actitud más decente? —Gruñó mientras se levantaba, sí no estuviera usando solo una toalla quizás hasta podría resultar intimidante.

— Si los escondo o no, es mi problema —Bufó mientras comenzaba a quitarse las prendas para entrar en las aguas termales— Pero, sí tienes tanto interés, el viejo Hokage quiere que los mantenga escondidos, cree que puede haber espías o algo así —Explicó antes de envolver la toalla en su cintura y subir sus ojos para verlo con sus ojos anillados— Y si no fuera por eso andaría por la calle sin esto porque no es cómodo tener que andar con ellos a todos lados.

Había esperado que su compañero de equipo, suponiendo que aún podía usar ese título para el chico, que se enfureciera, porque el chico había estado enfadado con él desde que el dojutsu del rubio había hecho aparición, hasta que siguiera indiferente, pero en su lugar una sonrisa apareció en los labios del chico, lo que había sido francamente raro de ver y le perturbaba un poco.

— Bien, no iba a aguantarte más si seguías con esa actitud tan patética —El pelinegro suspiró, y antes de que pudiera decirle algo, el chico se fue.

— Eso fue insultante —Murmuró mientras se terminaba de quitar las prendas y las guardaba en un casillero junto al resto de sus prendas antes de seguir a su compañero.

Bien, sabía que Sasuke no era amable, podría contar con los dedos de una mano las veces que el chico del sharingan había sido amable con él, y le sobraban dedos, pero no había esperado que le dijera eso en la cara, si no hubieran dejado a las dos chicas de Kumo esperando se habría largado, por lo que sin más que tragarse el enojo siguió al chico.

Para su sorpresa, y aparentemente la de Sasuke, las dos chicas ya los esperaban allí, lo que aparte le hacía saber que eran unos baños termales mixtos, ambas estaban totalmente desnudas, Samui exhibiendo su suave y clara piel, además de sus tetas sorprendentemente grandes para alguien de su edad, sus brazos en la orilla de la gran tina y las piernas abiertas. Karui por otro lado parecía más recatada, pues se cubría el pecho cruzando los brazos, aunque por otro lado tenía las piernas abiertas, y quizás hasta parecía de mal humor.

— ¿Se puede saber por qué están aquí? —Sasuke le pregunto a las dos, tan tenso que se lo podía notar incluso sí solo le veía la espalda.

— Queríamos darles una experiencia habitual en Kumo —Samui se giró a verlos mientras les dedicaba una mirada tranquila, sin siquiera parecer curiosa por ellos— En Kumo tenemos una cultura de entrenar, seamos shinobis o no, y apreciamos de demostrar nuestro esfuerzo a otros, y apreciar el esfuerzo ajeno —Explicó ella con una ligera sonrisa— No tiene por qué tener una connotación sexual, aunque hay algunos locales en Kumo que tienen esa intención —Aclaró como un pensamiento tardío— Además, tú y yo nos veremos desnudos al menos unas cuantas veces, y Karui y Naruto-san también se verán desnudos algunas veces —Se encogió de hombros suavemente mientras se levantaba, saliendo del agua para caminar hasta estar a un lado del de cabellos negros.

— Qué interesante —Naruto se río mientras caminaba hasta las aguas con la chica— Mientras más sé de otras naciones más curioso estoy de cómo hacen las cosas —Admitió con una sonrisa mientras iba bajando los escalones, sentándose en el borde.

— Desvergonzado —Por otro lado, Sasuke bufó fastidiado— No sé cómo ustedes parecen tan compuestos —Añadió, pero antes de que pudiera darse la vuelta Samui estaba frente a él, una mano detrás del cuello del chico para un abrazo que no hacía más que restregar sus tetas contra el pecho del pelinegro, y la otra sujetando la toalla del chico con firmeza.

— ¿Acaso tienes miedo? Naruto-san tampoco ha hecho antes y está mucho más tranquilo que tú —La rubia dijo contra el oído del pelinegro, que si no fuera por un leve polvo rosado en sus mejillas Naruto no creía que le afectara aquello— ¿O, acaso, te sientes acomplejado? —El rubio no habría entendido lo que decía Samui si no fuera porque la mirada de esta había bajado a la entrepierna de Sasuke, mismo que tenía la cara roja, o tan roja como podía tenerla, de una mezcla de ira y vergüenza.

— ¿Acomplejado por qué o por quién? —Gruñó el pelinegro mientras se inclinaba sobre la rubia intentando recuperar el control— ¿Por Naruto? —Cuestionó con una expresión burlona que solo logró que el rubio lo mirara confuso ¿Qué pintaba él en eso?, pero el pelinegro siguió hablando— Seguro que lo supero con creces —Escupió con una expresión confiada.

— ¿En serio? Si eso es así, hagamos una apuesta —Una sonrisa maliciosa se formó en la boca de Karui, logrando desviar las miradas, y Naruto no pudo evitar girarse a verla al igual que el resto de los presentes— Ambos se quitan las toallas, el más grande gana ¿Qué les gustaría de recompensa? —Ofreció logrando que Samui sonriera divertida.

— El perdedor regresará a casa desnudo —Sorprendentemente la respuesta no vino de una de las chicas, vino del Uzumaki que miraba con molestia a Sasuke quien lo miraba sorprendido— A menos que tengas miedo, o claro, te retractes

Bien, Naruto no sabía qué estaba haciendo, para empezar no le interesaba ver a su compañero desnudo, además su historial de ganarle a Sasuke no era lo que podría llamarse amplio, pero diablos sí quería cerrarle la boca, o que se retractara, no le importaba que tuviera que llevarlo a las últimas consecuencias.

— Si eso no suena lo suficientemente tentador, démosle nuestro toque —La pelirroja ofreció mientras se levantaba, una mirada burlona en sus ojos— Ya que nos casaremos el mismo día, en la noche de boda, el ganador podrá follar con la prometida, esposa, del perdedor, y que el otro miré —Ofreció ganando miradas curiosas de todos, desde la ligeramente curiosa de Samui, la confusa de Sasuke, y la desconcertada de Naruto.

— Solo sí puedo tener un adelanto —El Uchiha gruñó al par. Sasuke no tenía verdadero interés en el sexo, ni en tener sexo con la prometida de Naruto, pero él entendía lo que el rubio tenía en mente, quería ganarle, y el usuario del sharingan no lo permitiría, podía soportar que el Uzumaki tuviera un dojutsu más poderoso que él, pero hasta ahí, iba a recordarle al rubio la línea que los diferenciaba y que había estado marcada hasta la aparición del rinnegan.

— Bien, creo que se nos está yendo de las manos —Samui caminó hasta estar entre los tres intentando servir como la voz de la razón— Para empezar, no solo estaremos aquí en los baños termales, tenemos planes para el resto del día —Ante las palabras de la rubia Karui no pudo evitar enarcar una ceja— Así que haremos unos pequeños ajustes a esta apuesta, cada uno ha puesto de lo suyo así que haré lo mismo —Aclaró mientras se giraba a ver al chico a sus espaldas— En primer lugar, como una apuesta general, el perdedor y su prometida pagarán por todo hoy, la prometida del perdedor tendrá sexo con el ganador en nuestra noche de bodas, habrá un adelanto hoy, una mamada o anal para no comprometer el acuerdo, saliendo del último lugar que visitemos, el perdedor se desnudará y caminara a su casa para preparar todo para el adelanto, además, creo que el adelanto debería ser tanto de su prometida como de la del perdedor ¿Alguna queja con esta apuesta? —Samui resumió mientras sonreía a los otros tres.

— Ninguna —Sasuke gruñó mientras sacaba pecho, espalda recta y mirada fija en los ojos de Naruto, aceptando el reto, casi intentando hacerlo recular a él, pero el rubio estaba haciendo exactamente lo mismo, ninguno de los dos pensaba retroceder sin importarle las consecuencias.

Un segundo después las toallas bajaron, las primeras miradas se dirigieron a la entrepierna de Sasuke, queriendo ver lo que había puesto tanto esmero en ocultar, el miembro duro del chico, que no había sido tan indiferente a las acciones de Samui, no era particularmente grueso y apenas sobresaldría un poco si el chico lo envolvía con su mano.

— Promedio —La rubia solo se encogió de hombros al ver el miembro de su prometido.

— Poco impresionante —La pelirroja habló al mismo tiempo que la otra chica de Kumo.

Aunque las dos chicas parecieron más sorprendidas al notar que Sasuke no parecía avergonzado por sus comentarios, en realidad tenía una expresión de genuino shock, logrando que ambas girasen a ver al rubio, tanto para descubrir lo que había dejado así al Uchiha como para hacer la comparación, y tan pronto como sus ojos se posaron en la herramienta del Uzumaki la expresión de las chicas imitó la del chico de cabellos negros, el miembro dormido del rubio superaba al del Uchiha al menos por el doble.

— Creo que tenemos un claro ganador —Naruto sonrió orgulloso ante las palabras de Samui.


Dato curioso que nadie pidió; Los apellidos que le puse a Samui y a Karui: Kosetsu y Sani, respectivamente, significan "Nevada" y "Soleado" el que sus iniciales sean SK y KS es solo una curiosa casualidad, si se preguntan por la parte final, son yo y mis ganas de joder a Sasuke, que en su mayoría no me cae particularmente bien, lo admito.