Mientras mas se adentraban en la aldea mas sospechas entraban al cuerpo de Inuyasha, quien tenia sentidos bastante desarrollados como para sentir que nada estaba bien; hasta que la cálida mano de Kagome descansaba en su hombro y le regalaba una gentil sonrisa calmándolo ligeramente.

- Este pueblo tiene muchos lugares para practicar un exorcismo - Comentaba Miroku deteniéndose en el centro de una esquina, analizando su alrededor

- Hay algo que no esta bien - agregó Shippo, el hanyou se cruzó de brazos asintiendo

- Esa casa tiene la esencia mas fuerte, así que podríamos empezar por allí - dijo el monje señalando el lugar- ademas necesitamos entrar rápido, la presencia de inuyasha esta alertando a los aldeanos.

-Les dije que era una mala idea entrar al pueblo - suspiro algo molesto el ojidorado.

Sin mas tiempo que perder caminaron hasta la entrada de dicha mansión, siendo detenidos por dos guardias que no tardaron demasiado en ser convencidos por el monje y acabaron guiándolos hasta el pasillo principal donde una mujer hermosa con un niño los esperaban. Kagome no pudo desviar la mirada del niño, él tenia unos hermosos ojos celestes, casi inmaculados.

-Kagome no es momento de perder tiempo - Dijo inuyasha pasando una de sus manos frente a los ojos de la mujer, queriendo despertarla de sus cabilaciones - ¿que te pasa?

-¿Eh? ... estoy bien, vámonos - respondió ella

Caminaron hasta una habitación bastante grande para ser unos simples exorcistas como lo había mencionado Miroku, situación que levanto la sospecha en el hanyou que seguía sin estar de acuerdo en permanecer allí mas de una noche. En ese lugar el tiempo pasaba mas lento de lo usual o así lo sentía el albino mientras mantenía su tradicional pose de defensa sentado junto a una Kagome dormida, para él era desaprobatorio bajar la guardia de tal manera.

Sacerdotiza

- Inuyasha ... - Susurro Kagome incorporándose lentamente una suave voz la llamaba, podia escucharlo pero no podia verlo; era difícil descifrar si era un hombre o una mujer pero sin lugar a dudas una voz la llamaba

- ¿Estás bien? - Pregunto él sin inmutarse, dedicándole la mirada, la vió asentir y luego mirar a la puerta de la habitación

- Algo... creo que estaba soñando - agrego mientras se acomodaba en el futon, trataría de no darle importancia

Sacerdotiza

Nuevamente esa voz en su cabeza, era extraña y casi perforaba su mente, un dolor intenso en la cabeza la embargaba cada vez que escuchaba la misteriosa voz; entonces la curiosidad la embargó e incorporándose suavemente caminó a la puerta abriéndola, el hanyou la miro con curiosidad, era extraño verla comportarse de esa forma y eso lo dejaba descolocado.

-¿Estás bien? - repitió la pregunta a la miko quien no se movía, le daba completamente la espalda, estaba quieta con las manos sujetas a cada puerta de la habitación - ¿Kagome? - insitió llegando junto a ella

-Alguien... alguien me llama Inuyasha - confesó adentrándose en el pasillo oscuro siendo seguida por el hanyou

Sacerdotiza

-¿Puedes reconocer la vos? - Preguntaba extrañado junto a ella, quizás era su imaginación pero la oscuridad era mas intensa de lo normal y mas raro era que Kagome pudiera caminar sin problemas en un lugar tan oscuro y que sus amigos no se despertaran ante esa cantidad de energía negativa

Frente a ellos se hallaba una puerta doble de gran tamaño y era sorpechoso que la voz los condujera hasta el único lugar que al parecer tenia luz. La miko se detuvo por un momento, podia intuir que estaba vacilando en abrir la colosal puerta corrediza así que él tomo la iniciativa y entreabrió un poco para hacer un rápido recorrido con la mirada sujetando a Kagome que parecía impaciente por entrar.

-Espera... - susurro apretando un poco mas a su cuerpo a la pelinegra

Por la pequeña hendidura de la puerta entreabierta se dejaba ver un lugar amplio, muy bien iluminado, tenia tatamis inmaculadamente limpios cubriendo toda la habitación, una de las paredes era vestida con cuadros decorativos y también había una extensa colección de estanterías y objetos al parecer de valor. Mientras sus ojos dorados seguían curiosos paseándose por la habitación pudo detallar un lugar especial donde había un panel Shoji que dejaba ver una silueta de una mujer.

Kagome dio el paso inicial entrando a la habitación, caminando directamente al lugar donde reposaba el Shoji, Inuyasha se mantenía junto a ella en defensiva mirando todo el lugar y preparado para cualquier situación, hasta que la silueta de puso de pie y salió de su escondite mostrándose.

-¿Quien eres? - inquirió Kagome - eras tu quien me llamaba... - La misteriosa mujer de largo cabello negro y profundos ojos negros se mantenía en silencio, casi era armonioso verla, ella era preciosa

-Tú debes ser quien emana esa extraña energía... - acompaño Inuyasha desenfundando a Tessaiga - ¿eres un demonio verdad?

- Inuyasha ... - regaño Kagome en un susurro

La mujer que parecía estar hipnotizada observando a la nada enfoco su mirada en Inuyasha y luego en Kagome, hasta que dio el primer paso, luego el segundo dirigiéndose a la miko, ante este gesto Inuyasha se acomodó frente a la pelinegra en un acto de protección natural. Proteger a Kagome era su propósito

Ella movió su boca intentando decir algo inaudible para ambos dejándolos ciegos por un instante. Cuando el hanyou recupero la vista Kagome ya no estaba enfureciéndolo por completo "Maldición" dijo para sus adentros reprochando su descuido mientras la rabia lo embargaba alocando su sangre demoniaca, esa mujer había tomado a su compañera sin mover un solo cabello ¿acaso ella era una sacerdotisa también? pensó. Sacudió la cabeza de manera negativa corriendo de nuevo a la habitación donde dormían sus amigos encontrándose con el boomerang de Sango partiendo en dos a un demonio enano

-Maldición! - exclamo uniéndose a su equipo - Voy a matarlos a todos... - desesperado llenó de diamantes su espada descargando un Kongosōha que barrió con todo en la habitación

-Inuyasha ... - llamó Sango preocupada al ver los ojos enrojecidos en el hanyou...

-Los mataré - dijo con voz ronca y ligeras marcas violetas en sus mejillas - Se atrevieron a secuestrarla... - La energía maligna que desprendía el cuerpo de Inuyasha asustaba a Shippo y Kirara quienes junto a sus otros compañeros miraban preocupados al hanyou.

-Tenemos que encontrarla a como de lugar - dijo el monje en un intento de reconfortar a su amigo, sabia que ella era su punto débil.

La rabia ensombreció la lucidez del hanyou quien solo parecía importarle una cosa. Recuperar a su Kagome.