Desesperación, solo desesperación se percibía en la amplia habitación donde se alojaba inuyasha y su grupo de amigos, había una lucha constante con demonios que parecían interminables, situación que enloquecía al hanyou.
-Maldición, esto no parece acabar - jadeo ligeramente un agotado peliplateado.
-Debe existir alguna debilidad, quizás algo los esta generando - pensaba Miroku golpeando a un demonio que intentaba atacarlo con fuego
-Esto podría ser una distracción para nosotros - añadía Sango lanzando su boomerang ahora repontenciado haciendo sonreír sarcásticamente al hanyou. Miroku y Sango lo miraban extrañados
-Si esto es una distracción entonces voy a tirar abajo la mansión entera - provocaba mientras la tessaiga era invadida por una infinita galaxia
-Inuyasha... no estarás pensando en... -Abordo Miroku preocupado - es peligroso incluso para nosotros...
-La luna infernal terminara con este infierno de una buena vez... - soltó decidido con voz gutural - Sango, rompe el techo y escapen ahora - dijo al fin - ustedes bastardos demonios, solo son un estorbo para mi y ya me canse de jugar con ustedes, no tengo tiempo que perder - cuando su agudo oído escuchó el techo quebrarse por el golpe del boomerang de Sango suspiro de alivio y se preparo para destrozar la mansion completa, saltando por el mismo agujero hecho por la exterminadora y lanzando con fuerza potentes cuchillas que se convertirían en un portal a una dimension desconocida lo suficientemente grande como para destruir la mansion donde se alojaban, dejándo el lugar sumergido en una gigantesca nube de polvo.
Cuando el polvo comenzaba a disiparse dejo entrever un agujero impresionante; al poco tiempo escucho el sonido de sus amigos aterrizando cerca, demostrándole a él una profunda preocupación por la sacerdotiza, ella era su hogar, el adoraba a la pelinegra y era aterrador saberla secuestrada y más aún no sentir su esencia por ningún lugar, pero debía intentar relajarse
-Inuyasha ... creo que eso va a darnos algo de tiempo para buscar a la señorita Kagome - comenzó Miroku viendo a su amigo asentir - lo mejor sera separarnos, Sango, Shippo, Kirara y yo no somos tan poderosos como tu pero juntos podemos dar batalla a los demonios así que probablemente es conveniente viajar por separado, tu eres ágil y rápido, puedes buscar con facilidad en los bosques gracias a tu increíble olfato - Dicho esto el hanyou le dedico toda la atención al monje - nosotros podemos buscar en diferentes aldeas - añadió Sango
-Un demonio no va a ocultar a Kagome en una aldea - interrumpió ligeramente molesto el hanyou- Escuchen, no es momento de perder el tiempo en aldeas...
-Es necesario Inuyasha, recuerda que la mujer y el niño que desaparecieron junto a la señorita Kagome estaban en esta aldea y para despistar a tu agudo olfato es mas simple esconderse en lugares donde hay muchos aromas mezclados - dicho esto el albino asintió
-Cuídense por favor...
-Nos reuniremos en la aldea Shinto en dos días, creo que es perfecto para buscar y reencontrarnos - Alentó el monje junto a una confiada Sango, el hanyou asintió sonriente de orgullo, sus amigos eran las personas mas confiables e increíbles, eran los humanos mas valientes y se sentía afortunado de tenerlos de su lado.
Nuevamente viajaría solo durante dos días, mientras se adentraba en el espeso bosque recordó su vida antes de conocerlos, antes de preocuparse por alguien, incluso antes de conocer a Kikyo, siempre buscando esconderse, luchando solo y soportando el dolor de las heridas escondido mientras su cuerpo sanaba, no había nadie que se preocupara por el como ahora, nadie que lo alentara, nadie que lo ayudara hasta que apareció ella, Kagome.
Pensar en ella le brindaba el aliento y la fuerza suficiente para continuar y mantenerse fuerte. Dentro del ojidorado la ira, la calma y la desesperación luchaban entre si al igual que su lado hanyou y su lado bestia que de no ser por la espada que poseía seria un desquiciado con ganas de destruir todo a su paso. El frío viento de la mañana resfrescaba sus pensamientos hasta que se detuvo frente a un claro, había una cascada pequeña y pudo ver por un momento a Kagome bajo el agua de la cascada hasta que sus ojos parpadearon y ella desapareció "Kagome..." pensó soltando un puño en el mullido pasto sonriendo irónicamente "esto me vuelve loco" nunca tuvo un sentimiento similar, solo ella podia distorsionar de esa forma su mundo.
Un brillo repentino alertó sus sentidos y entonces una flecha salió disparada desde dentro de la cascada, ataque que gracias a su agilidad logro esquivar, preparando sus garras "¿quien eres?" Amenazó manteniendo una posición ofensiva hasta que la cascada se abrió y su mundo se vino encima al ver a Kagome frente a él apuntándolo
-Kagome! - grito al tiempo que esquivaba otra flecha - despierta! - exclamaba desesperado e inquieto, ella no estaba usando su poder en las flechas situación que extrañó al hanyou pero aun así el necesitaba llegar a ella sin ser golpeado y sin lastimarla, así que su cacería por atrapar el cuerpo de la miko apenas comenzaba.
El asombro embargaba al hanyou, Kagome le disparaba sin salir de la cascada pero sin utilizar sus poderes y con una velocidad de recarga muy inusual, Inuyasha sabia perfectamente la velocidad con la que ella se preparaba para los ataques pero ahora era mas rápida de lo que él conocía y se detuvo por un momento, cerca de alcanzarla; debía cerciorarse y despejar sus dudas antes de intentar cualquier cosa.
-¿Quién eres? - soltó la pregunta al aire, logrando detener a la mujer
-Kagome...- susurro la mujer sin expresión alguna en su rostro.
El hanyou mostró entonces unos ojos cargados de fuego "era una ilusión", iba a destruirla si su sospecha era cierta pero primero necesitaba descartar que no estaba siendo controlada. Todo era extraño, el lugar, el poder que utilizaba para manipular el agua de la cascada, sus rápidos disparos y lo mas inusual...la falta de poder espiritual en sus flechas.
-Abre los ojos Kagome - pidió caminando y adentrándose en el pequeño lago frente a la mujer recibiendo una descarga de miasma "pero esto es..." pensó intentando llamarla de nuevo- Kagome...
-Inuyasha... - la vio llamarlo sin inmutarse, sin preocuparse por lastimarlo desesperando al ojidorado, que se apresuraba a alcanzarla
-Dime la palabra que mas odio - sonreía confiado y alerta sin detenerse, si ella resultaba ser la miko lo mandaría al fondo del lago con miasma sin esfuerzo, pero si terminaba en una ilusión como estaba sospechando iba a destrozarla así su mente resultara desequilibrada - Kagome no juegues de esta forma, no te dejes manipular - añadió nervioso acercándose mucho mas y alerta cuando la miró preparar una nueva flecha, necesitaba hacerla dudar de alguna manera - Kagome abre los ojos o no voy a esquivar esa flecha que vas a lanzar - entonces ella vacilo por un momento.
Se mentiría a si mismo si diría que no sentía miedo, ella podia matarlo con un disparo a esa distancia tan cerrada hasta que la observo vacilar un segundo y "Perfecto" pensó, lanzándose a ella cuando la vió dudar, abrazándola en el instante que ella disparaba desviando la flecha. Cuando se incorporó estaba dentro de la cascada y en lugar de la miko descansaba una figura de papel "maldición, lo sabia, era una ilusión" en ese momento nuevamente la desesperación lo embargaba, tuvo una alucinación de la sacerdotisa sin sentir la presencia de un demonio cerca y entonces entendió que algo no estaba bien con él por el simple hecho de pelear con un espejismo perfectamente recreado de su compañera pero sin alcanzar a sentir la verdadera presencia del ser que había creado esa ilusión para el; esperaba que sus amigos no se dejaran engañar.
