La paciencia no era su mejor cara y odiaba de sobre manera tener que esperar durante el día quedándose fuera de la aldea para no asustar a los humanos que vivían en ella. Necesitaba hacer algo durante ese momento en lugar de dar vueltas inquieto en el mismo sitio.
Entonces detuvo sus pasos y cerro sus ojos inspirando profundo, quizá podría encontrar algo en esa pureza que envolvía a la aldea Hana hasta que el silbido de una flecha paso cerca de su mejilla alertándolo por completo.
-Kagome! ... - exclamaba cuando giraba su cuerpo en dirección del sonido que dejó la flecha atrás y encontró todo vacío gritando y golpeando con el puño el pasto, desgastando sus nudillos, lastimándolos y llenándolos de pequeñas cortaduras que eran nada para el.
Entonces unas colosales ganas de derramar lagrimas invadió su cuerpo y con un dolor palpable dejo escapar un grito estrepitoso que ahuyento a los pájaros del lugar, mirando al cielo, dejándose perder un momento en las nubes que flotaban imperturbables en el infinito cielo azul, habían pasado semanas desde la desaparición de ella encontrándose cada vez mas inquieto y desesperado.
-Disculpa... -Una voz femenina y golpeada alertó al hanyou que se erguía en posición de ataque, haciendo frente a esa voz
-¿Quién eres? - Una humana en ese lugar era extraño, sabia que estaba lo suficientemente lejos de la aldea como para que un humano ordinario llegara - ¿Cómo llegaste aquí?
-Yo...solo...regresaba a la aldea, pero un monstruo me atacó y corrí desesperada, entonces escuche tu grito y me guio hasta ...auch - ella sollozo agachándose y acariciando uno de sus tobillos, la mujer parecía lastimada y completamente vulnerable - aquí...
-Será mejor que te vayas o quien acabará matándote seré yo... - reprendió molesto el hanyou, moviendo sus dedos preparándose para el ataque, la energía maligna que la envolvía se hacia cada vez mas fuerte
-Harumi! - Un ogro gigante salió como por arte de magia detrás de los arboles y estaba cerca de atacarla hasta que por un momento vio a Kagome en los asustados ojos caoba de la mujer - Deja de correr, no puedes escapar de tu destino! - blandió sus gigantes garras cerca del cuerpo femenino
-No por favor! - ella exclamaba asustada, agarrándose, cubriendo su nuca con ambas manos, pegando la frente al césped agitado por el viento de los movimientos del ogro - Ayuda! No quiero morir!...
Entonces el sonido de la piel desgarrándose envolvió el silencioso lugar, la sangre bañaba todo a simple vista cubriendo el cuerpo femenino completamente, pintaba de carmesí el lugar y lo invadía con el repugnante olor fétido y metálico de la sangre.
-Ahora vete de este lugar - Dijo el hanyou que se encontraba en el mismo deplorable estado.
La mujer lo observaba casi con fascinación, el ser sobrenatural que la había salvado le resultaba apuesto y era vagamente familiar para ella y por enfermo que resultara para alguien común, verlo limpiar la sangre de sus garras casi era incitante para ella.
Cuando quiso levantar su cuerpo un traspiés la hizo caer de rodillas al suelo nuevamente y lo encontró a él mirándola con ¿curiosidad o impaciencia quizás? estaba avergonzada, su tobillo la había hecho caer y sentía la necesidad de irse o ese hombre realmente la mataría, tenía miedo pero al mismo tiempo no quería temer a alguien que había salvado su vida.
-Yo...-dijo la mujer haciendo una reverencia cuando lo vio acercarse, cerrando sus ojos con fuerza, era su fin.
-¿Quien eres? - lo escucho hablarle y por el sonido de su voz sabia que el estaba muy cerca - ¿por que un demonio como ese querría acabar contigo?
-Lo siento señor, por favor no me mate! - suplicaba por su vida, sin evitar que lagrimas surcaran su rostro.
-Keh! - el chasquido de la lengua de el peliplata la hizo levantar la mirada y la mente de Inuyasha quedo en blanco.
La mujer que estaba arrodilladla y con la frente casi hundiéndose en el césped ahora lo miraba sorprendida, con el rostro bañado en lagrimas, el cuerpo y la ropa sucios por la sangre que la manchaba, su cabello ahora estaba suelto y las lagrimas dejaban un rastro de su recorrido por la sangre que se limpiaba con el agua
-¿como te llamas? - dijo secamente el hanyou - ¿por que no me temes? - soltó despectivamente
-Yo...Yo...
-Habla de una vez mujer! mi paciencia no esta en el mejor momento - regaño, entonces ella nuevamente lloró
-Harumi...soy Harumi, señor...
-Mi nombre es irrelevante para ti... - nuevamente las palabras cortantes salían de su boca y se recordó así mismo muchos años atrás, cuando vagaba solo y se escondía de los humanos, "si Kagome estuviera aquí me habría reprendido" pensaba melancólicamente
-Si, lo siento señor... - se disculpo la mujer reincorporándose con cuidado hasta que un pequeño paso en falso la hizo caer cerca del hanyou por segunda vez, él la miraba con desprecio, el ámbar de su mirada era frio como el hielo
El la observaba con un deje de lastima, ella le recordaba a Kagome y odiaba encontrar a su compañera en otra mujer que claramente no era ella, era imposible, esa mujer era débil y verla en ese estado deplorable era ofensivo para el.
Ella cada vez se alejaba mas y mas hasta que la estupidez humana la domino y ella resbalo cayendo por un risco y por una fuerza sobrehumana el hanyou estaba allí sosteniendo la mano de una mujer que casi moría en un risco por su descuido.
-¿Estas bien? - preguntó el hanyou mirándola y atrayéndola a su cuerpo en un solo jalón de su brazo, ella estuvo allí sin responder e inmóvil como una piedra - Por eso los humanos son un problema - chasqueo mientras la cargaba y la llevaba cerca de la entrada de la aldea Hana - No tengo idea de donde eres, pero quizá aquí estarás a salvo - dijo soltándola junto a un árbol, ahora no cometas la misma estupidez de alejarte del lugar de los humanos a hacer quien sabe que en el bosque - termino para irse hasta que el agarre en su hakama lo detuvo
-¿Por que me ayuda? - pregunto sin mirarlo, su mano temblaba de miedo y él podía sentir eso
La miro durante un instante y sintió miedo por un segundo, ella se parecía a Kagome, detallo el cabello suelto, despeinado y rebelde caer por sus hombros y la mirada azabache perdida, la mano frágil de la mujer se aferraba fuertemente a su hakama y eso era extraño pero mas extraño aún fue la descarga eléctrica que recibió cuando él tomo su mano para soltar el agarre de ella.
-Asegúrate de entrar a la aldea - fue lo único que dijo para alejarse de ese lugar, necesitaba encontrar un rio ahora mismo y eliminar la sangre de su cuerpo.
Sus manos aun sentían la descarga que tuvo con esa mujer, en otro tiempo el la habría matado sin piedad pero ahora se daba cuenta lo mucho que Kagome había calado en él. Fregaba sus manos con impaciencia bajo el agua, era exasperante para él cuando la sangre se adhería de esa forma a su mano, le recordaba su lado bestial, su lado mas oscuro y despiadado y se odiaba a si mismo por eso.
Una vez sumergido en el agua cerro los ojos por un instante pensando en ella, en Kagome, en el descabellado plan de Miroku y en su desafortunada noche de luna nueva. Era hombre desdichado cuando su lado humano era predominante sobre sus otras dos facetas pero si ese lado humano podía darle la respuesta necesaria de lo que el necesitaba encontrar entonces podría quedarse como humano toda la vida si de eso dependiera la búsqueda de la mujer que él añoraba.
